Una nueva luz. [Epiro, Grecia]

Oscuridad... Donde sea que el chico desviara su mirada lo único que veía era oscuridad. - ... Con que esto es la muerte... - Se dijo para si mismo, que si bien fue un leve susurro se reprodujo en toda la nada. - Bien, por lo menos aquí nadie me molestará... - El joven se encontraba con los pies descalzos, abrazando sus rodillas bajo su capa blanca. Junto a él un casco de realidad virtual se encontraba apagado y conectado en nada.

Tomo dicho objeto entre sus manos para examinarlo más detenidamente para luego suspirar. - Pensé que me podría entretener durante un milenio o dos. - Bromeo con una mueca que intentaba ser una sonrisa.

Gracias a lo pacífico que era el lugar, a la silenciosa soledad no podía estar completamente seguro de cuanto tiempo llevaba ahí, tal vez se trataban de minutos, quizá de horas o hasta días.

De pronto un leve temblor sacudió la estancia. - ¿...? - Seguido de uno un poco más fuerte. - ¿Que significa eso? - Incorporándose lentamente, el muchacho se puso de pie y miró hacia lo que el consideraba el techo. - ¿Acaso ahora me sacarán de este purgatorio? - Como rápido aparecieron los temblores cesaron... Pero se trataba de la calma previa al huracán...

Unas vetas blancas y brillantes aparecieron en medio del negro infinito. La oscuridad comenzó a desquebrajarse, dejando ver más blanco detrás de dicha cortina opaca y carente de alegría, hasta que finalmente todo lo negro se derrumbó dejando ver solo claridad...

Por arco-reflejo Carlos cerró los ojos y se cubrió la cara. La luz era cálida y confortable, pero no por eso menos cegadora. - ¿Que significa esto? - Pregunto el antiguo agente de DATS mientras la fuente luminosa iba desapareciendo, y junto con la oscuridad paulatina el frío suelo de piedra aparecía bajo sus pies. - Esta sensación... - En su antiguo "santuario" estaba privado de todas las sensaciones mundanas, tanto las agradables como las que no lo eran tanto. Volver a sentir el áspero y frío suelo de roca le aceleró el corazón, haciendo que dejara de cubrirse los ojos.

La vista se demoró en regresar. En un principio no veía nada más que oscuridad, pero cuando por fin su sistema parasimpático comenzó a mandar las señales pertinentes, un túnel labrado en piedra apareció ante él. - ¿Esto es... el mundo real? - Poso su temblorosa mano izquierda en la roca, para darse cuenta que estaba igual de fría que la que tocaban sus pies. - ¡Quiero respuestas! - Grito con el corazón dándole saltos en la cavidad  torácica, mientras sus torpes piernas que habían olvidado lo que era caminar, avanzaban por el pasillo para luego salir a lo que era una pradera soleada.

Había recibido el mensaje de que él había vuelto a aparecer, en ese momento ella estaba en su habitación e inmediatamente tomó el aparato que hacía posible la DigiXros y la pantalla de este se iluminó mostrando a dos Digimon.

—¡Les tengo una sorpresa!—Sin más que decir ella guardó el objeto en su bolsillo y en tiempo récord de tan solo dos minutos la niña ya estaba en Grecia, Epiro.

Con su Xros Loader azabache en mano y corriendo por una amplio prado bañado por los gentiles rayos del sol. Buscaba con su mirada a aquel alguien en específico, y finalmente tras mucho avanzar. Dio con él, no muy lejos.
Sintió un nudo formarse en su garganta al tiempo que sus ojos se tornaban vidriosos, señal inequívoca de que iba a llorar.

Permaneció allí de pie por varios segundos, y una brisa agitó con suavidad tanto el césped como sus cabellos color noche. Cuando sus piernas le respondieron otra vez se echó a correr en dirección al muchacho y sin dudarlo lo abrazó son todas sus fuerzas, como si temiera que este se desvaneciera de un momento a otro.

—Carlos...¡no vuelvas a irte, por favor! Por favor... —Su voz se oía débil y amortiguada por el llanto, y su agarre no mostraba señales de ceder.

El tal solo pensar que esto estaba ocurriendo me llevaba a una extraña situación y una gran decisión, desde que conocí a mis compañeros nunca había pensado que, tendría una gran aventura. Había pasado un tiempo desde que había dejado ese extraño lugar que simulaba ser el mundo real, pero, no tenía lo más importante de este, al transportarme entre mundo y mundo me había dado un error y el no saber volver me llevó a tener que identificar el área por el cielo. Sparrowmon normalmente me llevaba a muchos lugares, pero, esta era una "misión" de reconocimiento, a lo lejos pude ver un par de personas, parecían hormigas desde nos encontrabamos - Tenemos que tener cuidado, detecto presencia de digimon - Dijó Sparrowmon a modo de aviso, mientras mis otros compañeros estaban en su digivice, empezamos a descender tal cuervo ante su presa. - ¡Disculpen! - Dije mientras aun nos encontrabamos volando, aun que mi digimon estaba demasiado cansado, lo que nos hizó hacer un aterrizaje forzado, ante la turbulencia y solo un metro de distancia del suelo, caí frente a ellos - Vaya golpe... - Dije tocando mis rodillas, pues había caido sobre estas para no golpearme la cabeza.

La brisa primaveral recorría los campos con total libertad. Al parecer Céfiro se encontraba de buen humor aquel día, como si quisiera darle la bienvenida de nuevo al mundo de los vivos.

Su contemplación fue rápidamente destruida, ya que unos pasos detrás de él, seguido de un fuerte abrazo consumieron toda su atención. - ¿Layla? - La pequeña niña tenía la voz quebrada, y lo abrazaba con tanta fuerza que si quería soltarse no lo lograría tan fácilmente. En cambio el muchacho decidió devolverle el gesto con igual entusiasmo. - No sabes cuanto me alegro de volverte a ver. - Era la primera persona en preocuparse de su estado, lo que la volvía la más preciada de todas las que había conocido "en su vida anterior". - Tranquila, prometo no volver a irme. - No estaba seguro de si ella se había enterado de lo que le pasó en realidad. De seguro DATS ya sabía de su muerte, pero comentarlo tan libremente con alguien de su edad... en fin, si ese era el caso, el chico tendría una larga "conversación" con sus superiores... - ¡Dios, estoy tan alegre que podría hasta besarte! - Comento en broma mientras giraba con la chica en el abrazo que ninguno de los dos al parecer quería terminar.

- ¡Pederasta! - Comento una voz proveniente del aparato negro que la chica tenía en una de sus manos.

- Te dije que era un lolicon... - Le respondió otra desde el mismo lugar.

- ¡Es solo una expresión! - Respondió el muchacho por inercia algo enfadado, percatándose muy tarde de quienes eran las voces. - ¿Astaroth? ¿Imperius? - Sus vellos se crisparon, y su garganta se seco.

- ¿Quienes más podrían ser? -

- Alguien que aleje a esta niña de él... y para peor, perdí Bits contra ese Beelzemon... -

- Chicos, creo que les debo una explica... - Su charla fue interrumpida por la voz de una chica, la cual venía a toda velocidad en lo que parecía ser un mini jet personal. Lo único que el muchacho reaccionó a hacer fue cubrir a Layla con su cuerpo para que no saliera lastimada.

La chica salió disparada del lugar donde se encontraba, y fue a parar sobre Carlos que ahora se encontraba tumbado en el suelo. - Mi columna... - Se quejó con un hilo de voz. - Creo que no extrañaba este tipo de cosas... -

La pelinegra no pudo evitar reír un poco cuando escucho el comentario proveniente de Astaroth e Imperius, estaba a punto de decir algo también, cuando de pronto una voz femenina hizo aparición de forma súbita y al minuto siguiente tuvo que retirarse para no caer tumbada al piso. Tal y como le había pasado a Carlos.

—¡Waah! ¿Están bien?—Observó a ambos con preocupación, aunque en ese momento de su Xros Loader surgió Beelzebumon quien rodó los ojos al ver la escena.

Beelzebumon: Loliconero sin remedio.

Mire extrañada a la chica me levantaba - Lo siento mucho... - Para cuando me levante mi digimon ya había regresado hacía mi y parecía no tener ningun rasguño - Me preocupaste... - Dije mientras acariaba a mi digimon - Soy nueva en esto y no controlamos muy bien el vuelo... - Reí un poco y mire al gran digimon que estaba con ella, solo conozco un tipo de persona que tiene compañeros digimon, personas como nosotros. Mientras los miraba logre escuchar un quejido proveniente del suelo - ¿Y a el que le pasó? - Mi rostro cambió a una mirada de inocencia, parecia como si algo lo hubiese aplastado, cuando aterrize recuerdo haberlo echo sobre algo blando, pero ¿Se trataba de él? - Lo siento mucho... Por cierto, mi nombre es Hannah - Mi compañero se acercó un poco más para tratar de ayudar a levantarse a aquel chico.


Suspire un poco al ver los alrededores - ¿Donde estoy? - Habíamos volado mucho tiempo y mi sentido de la orientación no es muy bueno, era muy obvia la situación - Te lo dijimos - Comentaron todos mis compañeros a lo que solo me quede en silencio.

- Se nota... - Respondió el muchacho cuando la chica se levantó y comentó que era nueva en lo del vuelo. - Pero descuida, a todos nos pasa eso cuando no conocemos bien las capacidades de nuestros digimon ¿No es así? - El joven se incorporó nuevamente, mirando al Beelzebumon con una gota de reproche tanto por su comentario como por la vez que los transportó a Witchelny.

- Un placer, yo soy Carlos. - Se presentó con un movimiento de la mano. - Ni idea de donde estamos, pero no creo que sea un mal lugar. - Su dispositivo, como las voces provenientes de éste le revelaron que se trataba de una Hunter como su amiga. - Layla ¿Puedes crear un portal y llevarnos a...? -

- Estan en Epiro, precisamente en lo que antes fue el templo de Hades... - Una voz gutural proveniente del túnel por el que había salido Carlos lo interrumpió. - y tú no deberías estar acá... - Unos pasos comenzaron a acompañar a la voz, cada vez más fuertes hasta que finalmente dejaron ver al dueño de estos.

—Mucho gusto Hannah, yo soy Layla.—La pelinegra hizo una ligera reverencia a manera de saludar con educación. En cuanto el muchacho de lentes comentó sobre que no sabía el lugar en el que estaban la pelinegra estuvo a punto de responder, pero se vio interrumpida por una voz casi de ultratumba.

La joven se dio la vuelta en dirección a la fuente de esta última, encarando así con la mirada a un Cerberumon Jinrou Mode, la pelinegra miró a Carlos con algo de sorpresa cuando el Digimon recién llegado se había referido a él. Aquel Digimon no parecía tener buenas intenciones, por lo que la pelinegra se posicionó frente a la muchacha y Carlos para dejar en claro de que iba a protegerlos si aquel Digimon atacaba.

—¿Por qué dices eso?—Con su Xros Loader azabache en mano observó fijamente al Digimon.

Pareciese que ni ellos mismos sabían donde se encontraban, por lo que estaba empezando a preocuparme, otro vuelo así y ya no regresariamos a casa, cuando estaba a punto de decír algo una voz aterradora nos interrumpió. Cuando por fin dió la cara, se podía notar que su voz no era lo único ni lo más aterrador de ese digimon - ¿Cerberumon? - Decía mi Digimon mientras observaba a la otra chica, parecía tener algo que ver con Carlos, pero, de cualquier forma, esta no era nuestra batalla, no eramos lo suficientemente para pelear. -¿Qué sucede aqui? - Mire a Carlos fijamente buscando una respuesta clara.

Al igual que las chicas, la atención del muchacho se centró en la fuente de aquella espeluznante voz. - Ni idea... - Respondió el muchacho secamente a Hannah. Tenía una idea vaga de a que se refería aquel digimon, pero esperaba equivocarse.

- Sabes muy bien a lo que se refiere humano... - Una nueva voz, más salvaje que la anterior provino de la retaguardia del grupo. - La pregunta es... ¿Dejarás que tus acompañantes tengan el mismo destino que tú sufriste? -

El muchacho pasó la mirada de un enemigo al otro, con la norepinefrina a más no poder deseando tener sus objetos con él.

- Layla... creo que es momento de que nos dejes salir... - La voz de Astaroth se escuchaba sería, pero con un dejo de entusiasmo.

Layla escuchó la voz de Astaroth surgir de su Xros Loader, pero su mirada siguió fija en ahora los dos Digimon que estaban en la cueva. Beelzebumon avanzó hasta estar junto a su Hunter ya con una de sus pistolas desenfundada. La pelinegra dirigió un rápido vistazo a Carlos y a Hannah, y hecho eso asintió para sus adentros.

—Reload, WarGreymon, MetalGarurumon.—Ambos megas se materializaron de forma inmediata, por su parte la joven de cabello color azabache adoptó una mirada mas severa.—No dejaré que les hagas daño.

Ya estaba demasiado preocupada cuando la situación empeoró, un nuevo digimon hizó presencia, aquella chica parecía querer protegernos, pero, ¿Era tan fuerte como para luchar contra esos digimon? - Tengan cuidado... - Dije mirando a Layla, no podría ayudarlos, pero, al menos podría apoyarles fuera de la batalla. Tenía mis dudas, pero, al pasar del tiempo se estaban aclarando, pero, tenía que tener otra pista - Carlos... ¿Te buscan por algo? - Mi digimon se colocó a un lado mío queriendo alejarme de la situación, pero, no podíamos dejarlos en esta situación, simplemente, nege con la cabeza.

- No estoy seguro... - Le respondió el muchacho algo dubitativo a Hannah. - Hasta hace poco me tenían encerrado en un lugar completamente desolador... - La idea de que esos dos digimon fueran específicamente a buscarlo para devolverlo a la oscuridad se hacía más y más grande en su cabeza.

- Error - Respondió el canino bípedo. - Tú solo te metiste en ese lugar, y una vez dentro no puedes volver a salir de ahí... -

- ¡Exacto! Es por eso que nuestro amo nos envió para llevarte de regreso. - El Cerberusmon mostró los colmillos y se colocó en posición de ataque. - Tú decides... Por las buenas o por las malas... -

Carlos metió su mano en su bolsillo, con la esperanza de encontrar su dispositivo dentro. Lamentablemente lo había dejado junto con su emblema y terminal en su hogar antes de partir. - ¿Buscas esto? - Al ver la expresión de su Tamer, Astaroth le lanzó un pequeño paquete a sus manos. - No quisimos separarnos de ellos... -

El joven abrió apresurado la tela que estaba sirviendo de envoltorio, en su interior estaban todas los objetos que lo conectaban con sus compañeros. - Gracias chicos - El digivice que ahora se encontraba en su mano brillaba con dos luces, una naranja y la otra azul.

—Lo siento, pero no harán nada ¡Reload, Megidramon, Astamon!—Ambos Digimon se materializaron al instante, el dragón escarlata rugió con fuerza en dirección a ambos Cerberumon, consiguiendo hacerlos retroceder algunos pasos a ambos al haberlos amedrentado.

Pero aquella pequeña victoria se vio disuelta ya que desde el fondo de la cueva comenzaron a salir otros Digimon, específicamente un total de diez Devidramon y cinco NeoDevimon.

—¡Rápido, salgan!—Si la batalla se libraba al interior de la cueva era seguro que esta se vendría abajo, tras dictar esa orden en voz alta la chica dirigió su mirada a Imperius y a Astaroth.—Imperius, si llegan a alzar vuelo a mas de cinco metros del suelo quiero que abras fuego contra los NeoDevimon, Astaroth quiero que cubras a Carlos y a Hannah, de ser posible arroja una Gaia Force a donde yo te diga cuando te de una señal.

También dio instrucciones a Astamon y a Knightmon, quienes también se encargarían de cubrir a los otros dos humanos, Layla ahora tenía a Beelzebumon y a Megidramon a su lado. Supuso que con los Digimon que había llamado bastarían para contener lo que estaba pasando y proteger a sus amigos. Pero, no podía negar que se sentía algo nerviosa y preocupada.

La situación era más peligrosa de lo que esperaba, no acaban de aparecer digimon en nivel perfecto, Cerberumon, Devimon y ahora NeoDevimon, parecía que todos buscaban un objetivo en común, ese chico, lo acaba de conocer, pero, tenía mis dudas sobre él.

De todas formas Layla parecía buena chica y no debería dejarla pelear sola, pero yo... yo no tenía el suficiente poder para hacer esto, trate de buscar una forma de llegar a aquella chica sin entrar en un peligro inevitable, no era fácil, pero debía intentarlo - ¿Puedo ayudar en algo? - Dije desde lejos antes de tratar la locura que estaba por hacer, pero, la intranquilidad que tenía en la batalla me tenía sin poder quedarme de brazos cruzados, corrí hacía ella lo más rápido que pude - Lo siento... - Dije mirandola sujetandome a su espalda, no me fiaba del otro chico, prefería estar con Layla hasta que todo esto terminara.

- De acuerdo Layla. -

- Tú solo da la orden. -

Los dos Digimon asintieron y comenzaron a ceder terreno ante los enemigos. - Si que son obedientes con ella... - Al parecer en su ausencia sus dos compañeros habían pasado mucho tiempo con la chica, llegando a ser como un verdadero equipo ¿Cuantas misiones habían realizado en DATS con ella? - Espero que no me cambien tan rápido... - bromeo el muchacho que tenía a cada digimon a un lado.

Ya que estaban prácticamente en la entrada de la cueva, no tardarían mucho en salir al exterior. - ¿Y Hannah? - Carlos Giró su cabeza, y se sorprendió ver que estaba solo con sus compañeros. - ¡¿Qué cree que está haciendo?! ¡La podrían matar! - No podía permitir que el recuperar su vida le costara la suya a otra persona. - Nuevas instrucciones chicos, demostremos a esos digimon como luchamos. - Tocó unos botones en su terminal, y sus compañeros se transformaron en su versión X.


- ¡Hellfire! - Las bocas de los cerberusmon se abrieron y dejaron salir una ráfaga de fuego de su interior. - ¿Creen que porque somos ultra, sus digimon de nivel mega son más poderosos? - Los fuegos impactaron directamente en el Megidramon, haciendo un gran daño inesperado. - ¡Nuestro amo nos dio parte de su poder! ¡En este minuto superamos con crece su poder! -

Megidramon dejó escapar un bufido, aquel ataque había sido mas poderoso de lo que había pensado. Layla por su parte no pudo evitar preocuparse, pero entonces sintió que alguien le sujetaba de la espalda, instintivamente se dio la vuelta y se sorprendió al toparse con Hannah.

—¿Qué haces aquí? Es demasiado peligroso, por favor retrocede.—Dicho eso dirigió su mirada en dirección a Beelzebumon, quien al entender lo que su Tamer quiso decir, inmediatamente pasó a estar en su Blast Mode.—Beelzebumon, encárgate del Cerberumon Jinrou Mode, Megidramon, tu ve a por el Cerberumon normal.

Ambos Digimon asintieron inmediatamente ante las órdenes recibidas y fueron a por sus respectivos blancos, el dramon escarlata rápidamente atrapó al Cerberumon con su cola y lo arrojó con una fuerza bestial en dirección al exterior de la caverna y hecho eso salió de allí a por él para tener mas libertad de movimiento.
El demonio motociclista por su parte también salió de la cueva pero luchando con fiereza contra el Cerberumon con cambio de modo.

—¡Astamon, Knightmon, vayan a por los Devidramon. Astaroth, elimina a esos NeoDevimon, que Imperius te de apoyo y que abra fuego si es necesario!—La niña sujetó el brazo de Hannah y la condujo al exterior, hecho eso hizo surgir también a Wisemon. A quien le encargó la labor de proteger a Hannah.

Quería ser más fuerte para ayudarles... Odiaba siempre quedarme fuera de las batallas cuando mis amigos estaban en peligro, aun que no era un persona común y corriente acepté las ordenes de aquella chica... Mire como sus digimon peleaban mientras, uno de ellos se quedaba a mi lado, mire aquel digimon - ¿Por qué soy tan débil? - Dije mientras mis ojos se entristecían por cada palabra que decía, mientras miraba la batalla, un fuerte sentimiento invadió mi cuerpo - Ya se como ayudarles... - Dije levantando mi brazo en señal de futura victoria.

Había leído en unos antiguos escritos, que los digimon podían cambiar de forma, pero ¿Como lo hacían? Hace un tiempo que ocurrió una distorción, cada especie de humano que conoce a los digimon tiene un aparato diferente... Creía recordar algo, pero termine olvidandolo por completo.

Se supone que uno de los Cerberumon habían sido expulsado de la cueva, pero cuando el Megidramon salió al nuevo campo de batalla este se encontraba desierto. - ¡nferno Gate! - Justo debajo del dragón carmesí, una puerta al Dark Area se abrió zambullendolo en su interior.

- ¡Claro! - asintió Astaroth mientras levantaba sus Dramon Killers y comenzaba a girar. - ¡Great Tornado! - El torbellino de fuego avanzó directo a los NeoDevimon, derribando uno detrás de otro. Segundos después los datos de 4 NeoDevimon se desintegraron en el aire, dejando al WarGreymon X volando sobre el aire. - ¡Eso ha sido fácil! - Justo en ese instante otra horda de NeoDevimon se abalanzó sobre él.

- ¡Grace Cross Freezer! - Los Devidramon se congelaron en el acto, y cayeron al suelo rompiéndose en muchos fragmentos. - Llevo 5 y tú solo 3. - dijo sonriendo el lobo metálico.

- ¡Eso no es justo! ¡Cuando me atoré con el huevo no cuenta! - Refunfuño el mata Dramon en el cielo.

- Chicos, me agrada que se estén llevando mejor, pero creo que no es momento para sus ¡jueguito! - El chico intentó desesperadamente avanzar hasta las chicas, pero un Devidramon le bloqueó el paso haciendo que activara su escudo del valor. - ¡Ni se te ocurra! - Dijo con los dientes apretados, resistiendo el ataque, mientras en su mano libre se creaba el cetro las ilusiones, haciendo creer a su oponente que se había cambió de posición. -  Síguelo... - Rápidamente su atacante dejó de aplicar fuerza en su escudo, momento que utilizó para transformarlo en la daga y clavarla directo en su pecho. - Idiota... -

La batalla continuaba a su alrededor, Astaroth e Imperius estaban combatiendo a nuevos NeoDevimon que habían aparecido desde el interior de la cueva. - Hannah - Dijo con un hilo de voz, cuando por fin llegó junto a ambas. - Espero que sepas utilizar bien tu dispositivo... - Si digivice emitió una luz que fue a parar al dispositivo de la chica. - Utiliza este poder para evolucionar a tus digimons... o hacer Xros, lo que sea que haga el tuyo... - Dicho esto el chico miró a la cueva y una nube negra salió de las mangas de su ropa. - Si hay algún portal ahí dentro tenemos que cerrarlo... - Una parte del enjambre se adentró hacia el interior, mientras la otra se disolvía en el campo de batalla, dirigiendo cada uno de los drones a uno de sus enemigos. - También me gustaría saber cual es ese poder del que hablaron esos dos. -

En aquel momento la chica extrajo algo de su cuello, ese algo pasó a transformarse en un cetro en su mano, la chica se había preparado para la idea de curar a algún aliado que haya sufrido daños. Pero al ver lo que el Cerberumon le había hecho su Megidramon no pudo evitar el enfadarse mucho con este.

—¡Oye, no te atrevas a enviarlo a ese lugar!—Apuntó el cetro en dirección al Cerberusmon mientras pronunciaba aquellas palabras, entonces sin saberlo la gema que estaba en la punta de este se torno de un color fucsia intenso. Y lo que pasó después hizo que varios fijaran su atención en ella.

Repentinamente un poderoso rayo de energía pura surgió de la punta del cetro en dirección al Cerberumon, aunque eso provocó otra cosa, Layla literalmente salió despedida hacia atrás por la fuerza de este. Pasando a llevar a Beelzebumon y a Cerberumon Jinrou Mode quienes habían estado peleando y por último a un par de Devidramon, hasta que finalmente mientras la energía dejaba de surgir del cetro chocaron contra una gran roca, agrietando esta última.

—Ay...eso no me lo esperaba...—La niña caminó tambaleándose un par de metros y terminó en el suelo mientras aún ordenaba sus ideas respecto a lo que había pasado.

Beelzebumon aún bastante confundido por lo que había pasado caminó rápidamente hasta su Tamer y la ayudó a mantenerse de pie ya que le temblaban bastante las rodillas, el demonio observó la roca con la que habían chocado y no pudo evitar el emitir una pequeña rosa burlona. El pobre Cerberumon Jinrou Mode cayó con un ruido sordo al suelo, y después de eso los dos Devidramon que habían pasado a llevar le cayeron encima. Triple K.O.