Despierta y viva... La Novena Muerte ha renacido (Grecia)

Dicen que un verdadero acto de amor es cuando se da la vida para salvar otra, pero no se debe ofrecer una vida ajena, sino la vida propia, lo que hacía que una persona viviese, que se moviera, y que respirara. Aquello debía suponer un sacrificio, y no una recompensa. Había que saber que, cuando una vida termina, otra nueva empieza. Así había sido por los siglos de los siglos, ese era el ciclo vital del mundo, y así sería por siempre, en un futuro.

Mis pasos pisaban la nieve cuajada del suelo, provocando un leve crujido a mis pies, que iba acompañado de sonidos similares a mi espalda. Kali, Rukriel y Fenrir me acompañaban, pero estaban detrás, al igual que Kenshi y Ryudamon, y que Zerker y Gaomon. Ninguno habíamos hablado en horas, o por lo menos yo, pues Kali había insistido en saber a qué se debía ese repentino viaje, y por qué tan lejos de la base. No había respondido, sin embargo, y el único que sabía algo de todo aquello era Kenshi, aunque quizás Zerker ya se oliera algo del asunto. Hacía un par de horas habíamos volado sin descanso hasta llegar a Europa, hasta introducirnos en el país griego que tantas historias había contado a lo largo de la historia... Historias que al parecer, en parte eran ciertas.

- Master...-Rukriel decidió intentarlo de nuevo, llamándome con su voz humana, desde detrás-. ¿Hacia dónde nos dirigimos?

Me detuve entonces, y alcé la mirada al cielo, allá donde una luna rojiza empezaba a elevarse por el horizonte. Tragué saliva, y poco a poco me fui dándo la vuelta para mirarlos a todos, con cierto brillo de temor en los ojos, y una expresión casi triste.

<< Los tres elegidos han sido reunidos para la liberación, pero aún necesitan un camino para llegar hasta mí... En el auge de la Luna Sangrienta sobre el monte de los dioses, intérnate en el bosque... Y espera a que la sangre se manifieste... Allí morirás para volver a nacer, como cada vez, en tres mil años... >>

Las palabras de Vladimir resonaron en mi mente como si todo estuviese en silencio y su voz fuera lo único que pudiera escuchar. Había dicho más, me había explicado el motivo de sus órdenes, y aunque resultaba tentador, en el fondo me daba miedo... Miedo de perder la vida, de alejarme de Kenshi, y de llevarme conmigo la vida del nuevo ser que crecía en mi interior... Pero una batalla sin lucha, nunca se puede ganar. En una guerra se triunfaba arriesgando la vida propia...

- Ya hemos llegado...-susurré, mirándolos levemente. El sonido de mi voz quedó amortiguado por la braga que llevaba calentándome el cuello y la mitad de la cara. Mis ojos verdes parecieron brillar en el fondo de la capucha negra que guarecía mi rostro en las sombras-. Debemos cruzar este bosque...

Señalé con una mano enfundada en un guante sin dedos un extenso bosque que se abría frente a nosotros. El aspecto de dicho bosque no era muy reconfortante, la verdad. Era verde, muy verde, pero una densa niebla lo curbía, y apenas podía verse nada alrededor de unos diez metros. Inspiré hondo, y sin decir una sola palabra más, levanté el pie y di el primer paso dentro del bosque, seguida por mis tres digimons que, aunque estaban dispuestos a seguirme, tenían sus dudas de que aquello fuese buena idea...

OFF: Por si alguno no sabe qué es una braga...
http://www.masqbasicos.com/1874-1879-large/cuello-brest-polar-braga-gorro.jpg

Estábamos todos en Grecia, caminando por un paraje gélido  hasta llegar a un bosque. Zayyn esta callada casi como si estuviera sumida en un trance, pero yo se que en realidad ella esta asustada por todo el asunto que va a suceder, Zerker el "nuevo" primo de Zayyn esta impaciente al parecer el no sabe nada y por mi parte, estoy muy nervioso, no solo por las altas posibilidades de que Zayyn muera, si no por las aún mas altas posibilidades de que nuestro hijo no nacido.
Me acerco a Zayyn y la abrazo por la espalda, poniendo mis manos sobre su estomago, mostrándole asi mis preocupaciones -¿Estas totalmente segura sobre esto? ¿realmente vale la pena el riesgo?- Le pregunto nervioso sin separarme de ella.
Mientras tanto, Ryudamon camina a un lado del Garurumon de Zerker, cargando una bola de nieve en sus manos la que mastica como si fuera una especie de pastel -Esta muy frío- Dice Ryudamon sin dejar de comer nieve.

El bosque iba avanzando, la niebla nos fue envolviendo cada vez más, pero a pesar de ello, la luna roja sorprendentemente se mantenía brillante en el cielo, apenas un redondel rosado a través de la neblina. Me envolví con insistencia en la capa para disminuir el frío, y continué presidiendo la marcha, sin detenerme, segura de lo que estaba haciendo.

Sin embargo me detuve, cuando sentí los brazos de Kenshi rodear mi cuerpo, y ladeé la cabeza para mirarle. La mano de Kenshi se posó sobre mi vientre, y supe al instante qué era lo que le preocupaba. Di un suspiro, y me di la vuelta, mientras rozaba su mano con la mía y las entrelazaba.

- Es... necesario. Por un mundo seguro, ya lo sabes-a pesar de todo, las dudas hicieron mella en mí, y provocaron que me temblara un poco la voz. Pero en vez de dejar que aquello me afectara, miré al resto. A mis digimons, a Zerker, a Gaomon-. ''Las Puertas de la Muerte se abren cada tres mil años. Sucede cuando la Luna Roja-miré al cielo- se posa sobre el Monte Olimpo, y es entonces cuando aparece el Rio Estigia''-cité.

Enmudecí unos momentos, tratando de encontrar las palabras para continuar.

- Tanto en el universo digimon, como en el humano, existe una representación de la misma Muerte, un alma oscura encerrada en un cuerpo humano... Vladimir está encerrado en una dimensión en donde sólo la Muerte puede llegar...

- Espera...-Murmuró Kali, palideciendo-. No estarás insinuando...

- No insinuo nada... Pretendo convertirme en la próxima Muerte-finalmente les miré-. Pero para eso, tengo que ''morir''.

- ¡No!-Gritó Kali, desesperada, y avanzando hacia mí. La motera digital me agarró de los hombros con fuerza-. ¡Zayyn, es una locura! ¡Deja esas ideas tuyas ya! No... ¡No voy a permitir que hagas ninguna estupidez! ¡No voy a dejar que mueras!

Tanto Rukriel como Fenrir estaban tan consternador por la noticia, que no eran capaces de formular palabra.

- Kali...-Aparté sus manos de mis hombros-. No voy a morir. No como piensas... Solo entraré en coma durante unas horas... Tengo que internarme en el mundo de los muertos para buscar a la primera muerte... Y pedirle convertirme en una de sus sucesoras.

Zayyn me responde como siempre, ella esta totalmente decidida, sin importar los riesgos y es imposible convencerla de otra cosa, ella es muy testaruda. Cuando escucho lo que dice Zerker, no puedo evitar molestarme -Espera ¿le dijiste? acordamos que fuera un secreto para evitar problemas... yo aun no confió en el- Le digo a Zayyn antes de separarme de ella. Miro a Zerker con los brazos cruzados y respondo por Zayyn a los que el le dice -Hay algo que tienes que aprender de Zayyn... ella es tan cabeza dura como bonita, no podrás convencerla de lo contrario, todo lo que le estas diciendo yo ya se lo dije... solo hay que esperar que nada malo pase... y mantenerla viva- Le digo antes de voltearme nuevamente para caminar al lado de Zayyn, tomándole de la mano.
Mientras tanto, Ryudamon continua comiendo la bola de nieve, ignorando lo que le dice el otro Digimon y para cuando esta por la mitad, Ryudamon pone lo que le queda de nieve en la cabeza y luego recoge mas nieve del suelo para seguir comiendo -Me gusta... esta fría- Dice el pequeño Digimon mientras sigue comiendo.

- Zerker...-comencé a decir cuando habló, tratando de advertirle para que se callara. Sin embargo, eso no fue suficiente para que el chico siguiera hablando. El muy bocazas habló de más y descubrió que yo le había hablado de mi embarazo-. Tsk...

Miré a Kenshi, y le dediqué una mirada de disculpa. Había sido todo accidental. En La Colmena me había estado peleando con Zerker, hasta que las náuseas hicieron acto de presencia... Después de eso, solo podía decírselo al albino, y aún así comprendía la molestia del chico abeja, pues habíamos quedado en mantenerlo en secreto, y yo había faltado a mi palabra. Sin embargo, Kenshi pareció olvidar ese detalle por unos segundos, para ponerse frente a mí, y explicarle a Zerker que, aunque me insistieran, no iba a retractarme de mis acciones, no iba a dar marcha atrás. Y estaba en lo cierto.

Inspiré hondo.

- Zerker... Que tu y yo ahora seamos...-me costaba reconocerlo; por eso la palabra salío a trompicones- primos... No quiere decir que me caigas mejor...-enmudecí por unos instantes, antes de que Kenshi entrelazara su mano con la mía y añadir-. Pero te aradezco la preocupación... No sé cuan peligrosa será esta misión... Solo sé que os he llamado a vosotros dos para ayudarme, porque sois las personas en las que más confío en estos momentos... Aunque te odie, aunque me entren ganas de matarte, eres de mi equipo... Y a diferencia de Johno, sé que no me vas a traicionar, porque no eres como él-callé, y seguidamente miré a Kenshi a los ojos, con un brillo de súplica en los míos-. Kenshi... Te amo, ya lo sabes. Tú has hecho que recupere la confianza, y a pesar de saber cómo soy y qué cosas he hecho, has seguido estando junto a mí, a mi lado... Eres el padre de mi hijo, y a la vez eres principal pilar en la vida... Sin tí me muero, todo esto lo hago para protegerte, y bien sabes que no me voy a detener, aunque tú me lo pidas-le acaricié el rostro con una mano, todavía sumergiéndome en sus ojos azules-. Todo saldrá bien, conseguiré el poder, y haré que vivamos en un mundo seguro...-le sonreí y deposité un leve beso en sus labios, antes de volverme y mirar a Kali, Rukriel y Fenrir-. Y vosotros... Sin vosotros esto no habría sido posible, Desde que conocí a Kali, hasta que Fenrir se unió a nosotros... Todo os lo debo a vosotros... Gracias...

Volví a sonreir, esta vez de manera algo débil, y  uando Zerker se quitó de delante, mis pies volvieron a moverse, continuando la caminata por el bosque nublado, y mirando de vez en cuando la Luna en el cielo. Al cabo de unos minutos, el suelo dejó de ser hierba, para sentirse duro como la piedra... La Naturaleza daba paso un antiquisimo empedrado, que terminaba en una especie de puente de piedra que cruzaba... Una zona de hierba, sin una sola de agua...

Por un momento, me extrañé de esa peculiaridad del paisaje, pero entonces, la neblina comenzó a disiparse, y la luz de la Luna nos iluminó con más insistencia... casi parecía brillar con luz propia. Alcé la mirada, y clavé mis ojos en el astro nocturno que ahora tenía un rojo más intenso... y que sobrevolaba sobre el majestuoso monte más alto de toda Grecia...

Y los primos siguen hablando, por lo que sigo caminando hasta que frente a nosotros vemos el monte olimpo, el hogar de los antiguos dioses griegos y sobre ella esta la luna teñida de rojo.
-Zerker ya cállate... y tu también Zayyn, no te va a pasar nada asi que deja de despedirte- Digo antes de levantar mi digivice, activando el Digimental del conocimiento haciendo evolucionar a Ryudamon en un Duskmon, quien deja caer la bola de nieve que sostenía para caminar hasta mi lado. -Terminen rápido de hablar acerca se su grupo raro... hay que hacer esto pronto- Digo cruzándome de brazos sin despegar la vista de la luna.

Encajé sin ningún otro gesto que con una sonrisa las palabras que ambos hombres decían, mientras yo seguía mirando la Luna Roja sobre el Monte Olimpo.

- Es la hora...-bajé la mirada, lo justo para ver cómo Kenshi hacía evolucionar a Ryudamon en duskmon con uno de los poderes de los digimentals que poseía. Me volví hacia Zerker, creo que en ese momento malinterpretó mis palabras anteriores-. Simplemente no me fío de él... A pesar de que su emblema es el del honor, hay algo en él que me hace no confiar en sus palabras... Ahora, silencio-ordené, extendiendo una mano abierta hacia ambos, mientras mi mirada se posaba en el cielo.

La Luna Roja estaba en su lugar, la neblina se esfumaba, pero lo que no había previsto, fue la masa rojiza y etérea que descendió de los cielos, y comenzó a pararse en el lugar en donde debía de haber habido un río, mucho tiempo atrás. Esa neblina de sangre, no resultó ser otra cosa que espíritus... Espíritus rojos, con rostros asustados y demacrados, casi parecían pedir clemencia, casi parecían desesperados por volver a la vida... Pero algo se lo impedía... Aquella nube de espíritus, antes de tocar la tierra, dio una vuelta sobre sí misma, antes de caer sobre el suelo en forma de líquido rojo... Acababa de formarse, de la manera más escalofriante posible, un río de sangre que pasaba por el puente de piedra, y se extendía hasta perderse por la zona oeste del bosque.

- ...Esa debe de ser la señal...-miré el líquido rojo, asustada, y comprobé que, a pesar de parecer sangre, los espíritus encadenados al mundo seguían allí, moviendose en un extraño líquido hacia la direccion señalada anteriormente-. Creo que tendremos que seguirlos...

Sin esperar nada, retomé la marcha, y con paso seguro, seguí desde la orilla al río, fijándome en las direcciones que este tomaba. Casi sin darme cuenta, una de mis manos se posó de manera inconsciente e instintiva sobre mi vientre.

Ignoro la conversación de Zerker y Zayyn acerca de su clan de criminales, es un asunto en el que no quiero meterme. Entonces algo toma mi atención, la aparición del río de sangre hecho con lo que parecen ser espíritus. Toda la escena hace que se me erice la piel, ahora es cuando realmente empiezo a asustarme mucho y temo por Zayyn, ya hay otros poderes involucrados en este asunto. Me acerco a la chica, la abrazo fuerte y la beso en los labios, no quiero pensar en la posibilidad de poder perderla -Te cuidaremos Zayyn... te amo- Le digo antes de besarla nuevamente, el que podría ser el ultimo beso que le de a mi amada.

El camino era largo, el río rojo parecía ser infinito y no tener fin. No sé durante cuánto tiempo caminamos, pudierons er segundos, minutos u horas... Pero cuando finalmente parecía que llegábamos a nuestro destino, un pavimento rocoso y en ruinas se extendió frente a nosotros. Había rocas, edificios antiguos completamente derruídos, pero era bastante claro que su arquitectura era muy distinta a la de cualquiera conocida. Sin embargo, si había símbolos conocidos para mí en la piedra de esas construcciones: el abecedario digital.

- Esto es...-Rukriel abrió los ojos, completamente sorprendido, pero yo continué caminando, sin responder en ningún momento a Kenshi ni a Zerker, pero correspondiendo al beso del chico rubio.

En un momento, el terreno rocoso se elevó, dando forma a unas viejas escaleras de piedra, y con él, el río Estigia que, sorprendentemente, llevaba sus aguas hacia una enorme grieta en el suelo, arriba, ignorando las leyes de la gravedad, y entrando por la oquedad. Me detuve unos instantes, observando la enorme luna roja que reflejaba su siniestra luz sobre nosotros. Tras dar un suspiro, subí los escalones, siguiendo al río de almas escarlatas a mi lado y me interné al interior de la grieta.

Si Kenshi, Zerker y los demás miraban el recorrido del río, observarían una barca de madera, vacía, que seguía el curso del río, hacia el interior de la cueva. Una vez dentro, nos esperaba una gran ''sala'', oscura y lúgubre, que era atravesada por el río que seguía más alla, introduciéndose por una galería mucho más oscura, si cabe, y bastante estrecha... Pero lo más característico de aquel lugar, de la sala en donde nos encontrábamos, era una plataforma rectangular de piedra, en medio de las aguas rojas.

La barca de madera se detuvo entonces en la orilla del río, y en el mismo momento en el que esta tocaba tierra, cuatro fogones dispuestos en las esquinas de la plataforma se elevaron, como cuatro antorchas. Y una criatura de singular apariencia surgió de la nada, sentada sobre la plataforma.

Spoiler:

- Mortales... ¿Cómo osais acercaros a las Puertas del Inframundo...?

No iba a mentir. Al ver a ese ser, algo en mi interior me dijo que corriera, que huyera por mi vida y que me olvidara de todos mis planes. Aquel ser despedía muerte y miedo, y estaba bastante segura de que NO era un digimon... Era algo mucho peor...

Sin embargo, si me echaba atrás ahora, todos mis esfuerzos habrían sido en vano. El mundo que quería construir para Kenshi y para nuestro futuro hijo no nacería. El mundo quedaría igual de podrido que siempre. Di un paso adelante, y saqué de mi mochila el Digimental del Deseo.

- Por el poder que me concede este Digimental... Ofrezco mi alma para para introducirme en el Mundo de los Muertos... Y convertirme así en la próxima Portadora de la Muerte.

Sentí a mi espalda cómo Kali, Rukriel y Fenrir se estremecían de golpe, los tres temiendo por mi vida. Supuse que Kenshi sería el que estaría sufriendo más, pues no sólo nos jugábamos mi vida, sino la de mi hijo también...

El demonio me miró fijamente, y esbozó una malévola sonrisa antes de reir con suavidad, alzar un brazo, y materializar en su garra un frasco con un líquido negro. Con un movimiento, hizo flotar el recipiente hasta mí.

- Ese suero separará tu alma de tu cuerpo, pero no morirás... Para poder ver a la Muerte, has de separarte de lo materíal, y tu cuerpo es un impedimento ahora mismo, una cárcel... No temas, estarás en coma durante unas horas. Recuperarás tu cuerpo... Si sobrevives.

Mientras abrazo a Zayyn, una plataforma de roca se eleva, manteniendonos sobre el río de muerte. Me empiezo a separar de la chica, al mismo tiempo que desde el río una criatura de fuego aparece, no es un Digimon, tampoco un humano, no es nada de este mundo... ¿es acaso un demonio?. La criatura y Zayyn entablan una corta conversación y entonces la criatura genera una botella con un elixir negro que pondrá a mi amada en coma para poder hacer su cometido, la botella flota lentamente hacia ella y en mi interior sentía como mi corazón se aceleraba, tenia miedo, realmente estaba aterrado. Antes de que la botella llegue a Zayyn, yo me adelanto y la agarro evitando que Zayyn la tenga -No puedo permitirlo... si tanto quieres ese poder debe haber otra forma sin que te pongas en riesgo...- Le digo a la chica sosteniendo la botella en mis manos, mirándola fijamente, por un momento pensé que quizás podría beber yo el contenido para asi no poner en riesgo a Zayyn... pero no, no creo que asi funcionen las cosas solo ella puede, ya me lo dijo... ya no vale la pena seguir extendiendo lo inevitable -Eres incluso mas testaruda que bonita- Digo antes de entregarle la botella a Zayyn, solo falta esperar a que nada malo suceda.

Alargué la mano para alcanzar el frasco flotante, no obstante, la mano de Kenshi fue más rápida, y el chico rubio apartó ese suro de mi alcance, tomándolo entre sus manos. Lo miré sorprendida unos instantes, antes de dedicarle una mirada de ansiedad y furia que hacía entrever que yo debía tomar ese recipiente, yo debía de asumir las consecuencias de beberlo. Yo iba a protegerle a él, no él a mí.

- Devuélvemelo, Kenshi-le exigí en un siseo, mientras alargaba la mano y daba un paso hacia él-. Bien sabes que esto no es una broma, esto es algo que debo hacer... Si te interpones no me vas a dejar más remedio que noquearte, e Yggdrassil sabe que no quiero...

Moví los dedos de la mano, instándole a que me lo devolviera. El chico, tras comprender que no había forma de convencerme de hacer lo contrario, se resignó, y me lo tendió finalmente. Cerré los dedos en torno al frasco, antes de acercarme al chico rubio y abrazarle con fuerza e infinito cariño. Le quería más que a cualquier cosa en el mundo, temía horriblemente llegar a perderlo, separarme de él me arrancaba parte de mi vida.

- Te quiero...-le susurré en su oído, antes de separarme y tomar su rostro con mis manos-. I would die for you, my love, my love... -Deposité un lento y suave beso sobre sus labios, y después me volví para mirar a los demás, y sonreírles de manera afable-. Deseadme suerte...

Inspiré hondo, destapé el recipiente, y me lo llevé a los labios. Mis manos temblaron en el proceso, y para evitar echarme para atrás, vertí su contenido en mi boca. Pronto sentí el líquido de extraño sabor recorrer mi garganta, e introducirse en mi interior por completo. Apuré hasta la última gota, y al terminar, me relamí y los miré a todos, expectante. ¿Quizás eso hacía que me cambiara el aspecto? ¿Verían ellos mi espíritu? ¿Me habría desmayado ya y no me había dado cuenta?

- Esto...-tragué saliva, temerosa-. ¿Sigo desp... ?

Justo en ese momento, de golpe, dejé de notar suelo bajo mis piernas y mi vista se nubló rápidamente para pasar a negro. Mi cuerpo no pudo sostenerme más, y se balanceó hacia atrás...


- ¡Zayyn!-exclamó Kali, al ver el cuerpo de su compañera biohybrida desplomarse.

Por suerte, Rukriel había sido rápido. De un rápido movimiento instantáneo, se plantó detrás de la pelirroja, y la sujeto de tal manera que no cayera al suelo. El digimon disfrazado de humano cogió a la joven en brazos, mientras Kali y Fenrir se acercaban para examinarla. El Guardian del Inframundo, en cambio, observaba todo con una leve y curiosa sonrisa.

- Es la hora... Colocadla en esta plataforma-el demonio extendió sus alas y revoloteó hasta colocarse al otro lado del río, mientras Rukriel daba un potene salto y aterrizaba sobre la plataforma mencionada para dejar en el suelo a su tamer. El digimon sacó dos monedas de su bolsillo, tal y como yo le había pedido, y las depositó sobre mis dos ojos-. Comenzaré con los preparativos...

El demonio soltó un rugido en una lengua extraña y alzó los brazos, provocando así que las llamas de las esquinas se avivaran y alcanzaran una gran altura. Kali miraba con desesperación el cuerpo desvanecido de Zayyn, e intercalaba miradas con Fenrir, Kenshi y Zerker, tratando de buscar así, quizás, un mero consuelo para su miedo.


Mis ojos volvieron a abrirse, lentamente, aunque lo más acertado sería decir... ¿podían solamente abrirse? Ahora tan solo era un espíritu, no tenía músculos ni huesos, ni tampoco tenía la necesidad de respirar... ¿Cómo se suponía que podía moverme? No obstante, con un solo pensamiento mío, mi esencia se incorporó, o quizás se elevó, no supe bien cómo fue. Parpadeé repetidamente, y miré a mi alrededor, en busca de mi propio cuerpo para asegurarme de que Kenshi, Zerker y mis digimons lo mantenían a salvo. Descubrí con sorpresa, que fácilmente podía asegurar que estaba "muerta", pues ahora mismo, siendo un espíritu, era capaz de verlo todo con muchos más horizontes que antes, sin contar que además las tonalidades de todo lo que veía eran más frías... Más grises y azules.

- Espíritu liberado de su prisión humana... ¿Llevas moneda?

Esa voz sonó inusualmente cerca, como si alguien me susurrara al oído. Sin embargo, al ubicar la voz, me topé con una figura oscura y encorvada, ataviada con una larga capa negra, y armada únicamente con un remo... Y estaba sobre la barca de madera de antes.

- Tú...

- Caronte a su servicio, señora... Pero sólo si llevaís una moneda con vos...-la figura me miró con ojos rojos desde las profundidades de su capucha.

Spoiler:

Zayyn bebe el líquido negro y ante mis ojos se desvanece y cae al suelo, pero afortunadamente estabamos yo y Kali para atraparla y colocarla sobre la plataforma que indica el demonio para que la chica siga con la tarea que debe realizar.
Miro a Kali y le doy unas palmadas en la espalda -Estara bien- Le digo a la Digimon para tranquilizarla al notar su preocupación, no la culpo, todos lo estamos pero hay que mantener la compostura -Ahora solo hay que cuidarla- Digo manteniedome al lado del cuerpo de Zayyn, vigilandola fijamente, viendo sus debiles respiraciones, comprobando que sigue con vida.

Spoiler:

Al comprender las palabras de la criatura encapuchada parpadeé, y justo en ese isntante, como si acabaran de aparecer, sentí dos objetos fríos y metálicos en mi mano. Abrí la palma, y encontré las dos monedas de oro que Rukriel debió de haberme puesto sobre los ojos.

- Una de ida... y otra de vuelta...-murmuré, más para mí, que para el hombre de la capa negra; aunque este en ese momento negó con la cabeza.

- A decir verdad... no necesitáis moneda para volver... Pero si lleváis a "eso" con vos, necesitaréis la segunda moneda...-Caronte alzó la mirada, como observando algo que se sostenía encima mío.

No pude evitar alzar la mirada para contemplar aquello sobre lo que hablaba el barquero. Con ojos sorprendidos, me topé con una esferita de luz, muy brillante, que flotaba sobre mi cabeza. Alcé una mano, lentamente, maravillada, y traté de tocarlo. Incluso cuando acerqué los dedos un poco, sentí una especie de cosquilleo cálido, muy agradable, y cuando mis dedos etéreos atravesaron a esa... bolita, esta revoloteó alrededor mío, hasta detenerse frente a mi vientre, y rozarlo levemente.

Spoiler:

- Eres...-parpadeé repetidamente. Si pudiera segregar lágrimas, hubiera jurado que habría derramado una por cada uno de mis ojos. Al instante, sentí unas inmensas ganas de querer protegerlo, de no dejar que nada lo dañara...-. Está bien... Te protegeré con mi vida...

Inspiré hondo, y me di la vuelta para encarar a Caronte. Le extendí la mano, y cuando sus esqueléticos dedos rozaron mi transparente piel al coger las monedas, sentí un escalofrío. El ser encapuchado asintió, y cuando me senté sobre las tablas de la barca, acompañada por la bolita de luz, comenzó a transportarnos a traves del río rojo Estigia, introduciéndonos por el oscuro túnel y cruzándo el linde entre la vida, y la muerte...


El cuerpo de la biohybrida seguía sobre la plataforma, muy quieto, como si en realidad estuviera muerta. Más, no era así, sus constantes vitales aún funcionaban, su corazón latía... Pero su alma no se encontraba en su cuerpo. Su alma estaba haciendo en esos momentos, el viaje más peligroso posible.

El demonio continuaba con los preparativos, susurrando palabras en una lengua extraña, y usando sus poderes para que la travesía de la biohybrida fuera óptima y sin interrupciones. En un momento dado, cuando vio la barca de mandera moverse por el río sola, y perderse en la oscuridad profunda de la cueva, se volvió hacia los demás.

- Necesito trabajar sin interrupciones... Que todos salgan de la plataforma, me molestan.

Dicho lo cual, el demonio creo bolas de fuego en sus garras, y con un gesto, estas volaron enrededor a la plataforma, pasando por las flamas anteriormente mencionadas, y creando un rastro rectangular en torno a la "placa" ceremonial en donde se encontraba el cuerpo de Zayyn. Rukriel se reunió con Kali y con Fenrir; los tres se encontraban preocupados, lanzando mriadas de soslayó al cuerpo de su tamer. Kali se acercó entonces a Kenshi, y le posó una mano en el hombro.

- No le pasará nada, Kenshi... Zayyn no se habría internado en este berenjenal de no haber una salida posible...-le sonrió para infundirle ánimos, aunque ella igualmente estaba preocupada, y la idea de perder a su compañera biohybrida, lo volvía, a cada minuto, más loca.

Fue entonces cuando, de responder Kenshi, el humano vería interrumpidas sus palabras, al sentir un leve temblor en el suelo, que no tenía nada que ver con el ritual que el demonio estaba llevando a cabo... No, el temblor venía producido por algo de fuera... Entre las ruinas del exterior de aquella gruta, en el lugar por el que había pasado todo el grupo con anterioridad, un portal negro se abrió, y segundos después, una criatura enorme y de negra armadura, salió de él, junto con decenas y decenas de seguidores...

- La Novena Muerte no ha de resurgir... Matádlos a todos.

Spoiler:

Solo podía ver impotente a Zayyn, se veía sin vida y parecía que jamás despertaría de ese sueño, las palabras del Digimon de la pelirroja no ayudaban mucho tampoco, estoy aterrado a pesar de no demostrarlo. Sin embargo antes de poder contestar, siento un temblor y luego veo como un enorme Digimon aparece, seguido de unas cuentas tropas que se dirigen a detenernos. Es entonces cuando empuño firmemente mi digivice y miro con odio a los Digimon -¡Ni siquiera se atrevan!- Les grito a las criaturas digitales antes de levantar en alto mi dispositivo activando asi un Digimental. Una luz roja sale disparada desde mi digivice hasta Ryudamon, quien empieza a brillar intensamente -Ryudamon armor digivols haaaaaa… ThunderBirmon- Dice Ryudamon mientras emprende el vuelo con su nueva forma de ave dado por el digimental del amor, alimentado por el sentimiento de protección que tengo hora mismo por Zayyn. -¡Spark Wing!- Dice ThunderBirmon antes de estirar sus alas, de las que salen disparadas incontables plumas electrificadas que golpean el suelo a los enemigos como si de un bombardeo se tratase.

Muchos de los digimons enemigos que acababan de aparecer fieron eliminados por las bombas de ZeedGarurumon, entre ellos, tres Cerberumon Jinrou Mode, y dos Cerberusmon normales. Además, gracias a las plumas electrificadas de ThunderBirdmon, muchos Dovermons quedaron aniquilados, concretamente, cinco de ellos. Sin embargo, todavía quedaban muchos enemigos, pero para eliminarlos, ya estaban Kali y Rukriel, quienes evolucionaron rápidamente en sus etapas megas mientras Fenrir se quedaba aún en su forma humana en la cueva para guarecer el cuerpo de su tamer desmayada.

- Quick Shot!

- Shining V-Force!

Tanto las rapidísimas balas de Beelkomon, como el mortífero rayo de UlforceVDramon, se llevaron por delante a otra gran suma de enemigos. El ataque de la motera acertó certeramente sobre los dos Cerberusmon Jinrou Mode que quedaban, mientras que el rayo en forma de V del dragón se llevó por delante a nueve Dovermons y a cinco Cerberusmon normales. El Plutomon, junto con los supervivientes, continuaron avanzando hacia ellos para interrumpir el ritual, mientras que nuevos oponentes salían del portal.

_______________________________________

OFF: Digimons restantes:

* Plutomon: 1
* Cerberusmon Jinrou Mode: 0 viejos + 5 nuevos = 5
* Cerberusmon: 3 viejos + 3 nuevos = 6
* Dovermons: 1 viejo + 9 nuevos= 10

Posts restantes hasta que lleguen a la cueva: 3

Recordatorio para mí: Color de Caronte ---> #996666
_______________________________________

La barcaza avanzaba, lentamente, pero avanzaba. Aunque de todas formas, tampoco era consciente del entorno a mi alrededor, puesto que la oscuridad se volvía más y más densa, y a medida que el Río Estígia se movía, una serie de escalofriantes susurros y siseos eran escuchados por ese tunel por el que Caronte nos llevaba. Inspiré hondo, aunque mi nerviosismo aumentó al sentir un tambaleo en el suelo. No pude evitar desviar la mirada hacia atrás, y soltar un leve gemido.

- Alguien trata de detenernos. En el mundo de los vivos se desarrolla una batalla-explicó Caronte con voz muerta y monótona.

- ¿Cómo?-apreté los puños, y de nuevo miré a mi espalda. Ya no se veía nada de la cueva en donde estaba mi cuerpo, mis digimons y Kenshi y Ryudamon-. ¿El mundo de los vivos?

- Hemos dejado el mundo material, Dama Roja. Vuestros amigos estan peleando por vos-quise preguntarle acerca de contra quién batallaban, pero él mismo pareció leerme la mente-. Contra los mismos que saldrán perjudicados si tu te alzas para gobernarlos. Todas aquellas criaturas relacionadas con la vida y la muerte.

- ¿Digimons?-mi asombro era tal, que para comprender mejor lo que me decía el barquero, me había inclinado hacia él. Me habría esperado que me hubiera dicho algo más, pero este sólamente asintió una vez, y siguió dirigiendo la barca por las rojas aguas muertas.

De modo que, tras comprender que no recibiría nada más por respuesta, volví a sentarme en mi sitio, ahora más inquieta que antes, y entrelacé los dedos de mis manos. La pelotita de luz revoloteó de nuevo a mi alrededor, hasta colocarse frente a mis ojos, y posteriormente, rozó una de mis mejillas, como si tratara de infundirme ánimos.

No importa cuantos enemigos sean destruidos, mas y aparecen para reemplazarlos, es entonces cuando se me ocurre una idea y pego un silbido para llamar la atención de ThunderBirmon, quien aterriza a mi lado para regresar a ser un Ryudamon -¡Zerker! aproximate, no debemos quedarnos atrás- Le digo al tipo de cabello blanco antes de levantar mi Digivice para hacer evolucionar a Ryudamon en un GinRyumon quien empieza a tener arcadas -Mientras mas somos, mejor sera, debemos proteger a Zayyn- Digo antes de dar unas palmaditas en el cuello de GinRyumon y entonces el Digimon vomita dos lanzas de metal que se clavan en el suelo, yo tomo una de esas lanzas y la lanzo para que se clave en el suelo a los pies de Zerker, entonces yo agarro la otra y la levanto en el aire al mismo tiempo que mi Digivice para hacer evolucionar nuevamente a mi Digimon, esta vez para que se trasforme en su verdadera forma ultra, Hisyaryumon, un enorme Digimon con forma de dragón chino que se eleva en el aire y empieza a disparar rayos de luz destructivos desde unas esferas que sostiene en sus manos -¡Por Zayyn!- Grito emocionado antes de empuñar la lanza con ambas manos, activar mi Digisoul y correr en dirección al enemigo a los que ataco con la lanza, sin importarme si son Digimon fuertes o no, mi entrenamiento con armas y Digisoul me dan la fuerza para enfrentarme a toda clase de enemigos, sean Digimon o no.

Los ataques de los protectores cada vez eran mayores. Zerker, evolucionando en su etapa Death, consiguió eliminar a todos los Cerberusmon Jinrou Mode, mientras que su compañero digital hizo respirar sus últimos alientos a cinco de los Cerberusmon, pues el último que quedaba dió un potente salto para elevarse por encima del lobo metálico y cargar en sus fauces cánidas una infernal bola de fuego para atacarle. No osbtante, el perro infernal de tres cabezas no llegó a dañarle, pues Rukriel salió en su ayuda, saliendo de detrás de ZeedGarurumon y asestando una estocada en el pecho del Cerberusmon con uno de los sables de luz de sus brazos. El digimon enemigo se deshizo en datos, y Rukriel le dedicó una sonrisa de complicidad al lobo metálico de hielo.

Por otro lado, mientras que Hisyaryumon se encargaba de dar muerte a varios de los Dovermons por arriba, Kenshi eliminó a un par más, eliminando así por completo a la segunda tropa que había salido del protal.

Sin embargo, el portal no se cerraba y esta vez salieron de él cinco digimons de cada una de las etapas anteriores. Plutomon se sostenía sobre la brecha interdimensional, observando tranquilamente la pelea. Kali le vio desde lejos, y con un gruñido de rabia, hizo brillar su cuerpo, hasta alcanzar su burst mode y alzarse en el cielo con sus nuevas alas negras para darle combate al digimon que capitaneaba a los enemigos.

- ¡Por Zayyn!-la motera cargó sus garras con energía espiritual, y cuando estuvo a un par de metros del digimon de negra armadura, se lanzó de golpe a por él, aunque este fácilmente lo esquivó moviéndose a un lado.

- Que panda de estúpidos, no podéis evitar que el ritual sea interrumpido. Pero si queréis morir junto a vuestra lider humana, ¡no hay problema!

_________________________________________
OFF: Digimons restantes:

* Plutomon: 1
* Cerberusmon Jinrou Mode: 5
* Cerberusmon: 5
* Dovermons: 5

Posts restantes hasta que lleguen a la cueva: 2
_________________________________________

Traté de dibujar una sonrisa. No sabía si la bolita de luz podría percibirla, porque no le veía los ojos, si es que tenía, pero esperaba que fuera suficiente para que estuviera tranquila... Agradecía en parte que se preocupara por mí, pero ahora era yo quién debía proteger a la pelotita... No al revés.

Cerré los ojos, intentando que al menos de esa manera pudiera pensar las cosas con la mente más fría, pero antes de que pudiera despejarla, un golpecito me hizo abrirlos de nuevo.

- ...Ya hemos llegado-anunció Caronte.

- ¡¿Ya?!-no podía creérmelo, me había esperado un viaje mucho más largo, y sin embargo ahí estabamos, con la barca encallada en una orilla negra... Y con un castillo negro y con forma de calavera a unos metros de nosotros.

Spoiler:

- Lo difícil no es entrar en el Inframundo... Lo dificil es salir, Dama Roja.

Me bajé de la barca, pisando con mis pies desnudos la negra arena de aquella playa, que, ahora que me fijaba, estaba llena de huesos y calaveras enterrados entre los granitos... ¿Eran granitos? No, no lo eran, eran pequeños huesecillos oscuros que crujían cuando cedían ante mi peso. Puse una mueca de desagrado, pero me obligué a continuar avanzando, dejando atrás a Caronte y a su barca. La pelotita de luz me acompañaba, y muy cerca de mí, como si tuviera miedo de ese lugar.

- No te preocupes, pronto nos iremos de aquí.-Me di cuenta entonces de que mi cuerpo no era el mismo que antes... Osea, en apariencia sí, pero parecía que cada vez, cogía una consistencia más sólida a cada segundo. Eso debía de significar que debía darme prisa, o pronto yo pertenecería a ese lugar-. Vale...

Pasado un rato de andar y andar, la playa quedó atrás, y el palacio se alzó ante mí, en toda su infinita e imponente altura. Tragué saliva, pero entré en la puerta que hacía de boca huesida. El interior era frío, pero bien iluminado y decorado de una forma muy acertada: todo con huesos, calaveras, y formas sinuosas y siniestras. Traté de no acongojarme, pero no era tarea sencilla, aquel era un mundo muy diferente al mío y al de los digimons...

Pateo, golpeo y apuñalo con la lanza a los Dovermon , ellos no implican mucho esfuerzo para mi, pueden ser Digimon pero mi entrenamiento y digisoul igualan las fuerzas. Zerker se esta encargando de los Digimon nivel ultra junto a Hisyaryumon, entonces tengo una idea -¡Zim! ¡se mi arma!- Grito pronunciando el nombre de mi Digimon, llamando asi su atención y entonces el gran dragón chino tensa su cuerpo se pone recto y entonces su cuerpo se transforma en una espada gigante la que agarro con ambas manos, a pesar de que con el digosoul tengo an fuerza, esta no es como para poder manipular una espada de proporciones titanicas, asi que es el mismo Digimon que se mueve, solo que ahora lo estoy dirigiendo -Los Dovermon mueren ahora- Digo antes de empezar a girar sobre mi propio eje, realizando cortes circulares con la enorme espada para asi ir acabando con todos los Dovermon a la vez y cuando me aseguro de que todos están muertos o al menos cuando pienso que lo están, suelto el arma, la que sale disparada en dirección a un Cerberusmon que es empalado por la espada que supera varias veces su tamaño. La espada vuelve a su forma de Hisyaryumon y a lo lejos miro a mi Digimon a la vez que saco mi digivice de mi bolsillo -Tienes al menos una evolución mas... veamosla- Digo poniendo mi mano sobre mi dispositivo, para que el Digisoul active la evolución mega -Hisyaryumon mega digivols haaaaaa...- El cuerpo del dragón se ilumina y al disiparse la luz aparece el enorme Digimon de piel negra, cabello blanco, armadura samurai y que porta dos espadas curvas. El Digimon desenfunda sus espadas y corre hacia los Cerberusmon para rebanarlos en datos.

Plutomon, nada más esquivar a la motera digital, le agarró rápidamente la cabeza, con una sola mano, y sosteniéndola así en el aire apretó con fuerza con sus garras. Kali soltó un chillido de dolor, y trató de desasirse agarrando el brazo del digimon enemigo, pero parecía ser que él era más fuerte. Pronto, surgieron unas profundas grietas en el casco de la Beelkomon.

Desde la lejanía, Rukriel escuchó ese sonido. Se alarmó, y quizás por eso no vio la llamarada de uno de los Cerberusmon Jinrou Mode que se había acercado para atacarle. El digimon rojo salió volando hacia atrás por la fuerza del impacto, pero tras mover la cabeza con violencia y despejarse, se lanzó de nuevo con el rayo de su pecho para destruir al que le había atacado y a sus otros cuatro compañeros, que, junto con los discos que Zerker lanzó, quedaron nuevamente disueltos en datos.

- ¡Kali está en peligro!-gritó Rukriel, enarbolando los sables de sus brazos.

Por suerte, tanto Zerker, como el propio Kenshi, se encargaron, con las lanzas que Zim había desprendido anteriormente, de los Dovermon. Por los golpes de uno o los del otro, los perros champion infernales acabaron muriendo uno por uno... Pero aun quedaban los Cerberumons, quienes también fueron eliminados por ZeedGarurumon, y por Gaioumon.

Plutomon veía la encarnizada batalla sin la menor expresión, pero en sus ojos se notaba que estaba evidentemente molesto. Todavía sin soltar a su presa, el digimon de negra armadura chasqueó los dedos de la otra mano, y al instante, no solo volvieron a aparecer más enemigos por el portal, sino que ahora les superaban en número el doble que antes.

- Inútiles...

_________________________________________
OFF: Digimons restantes:

* Plutomon: 1
* Cerberusmon Jinrou Mode: 10
* Cerberusmon: 10
* Dovermons: 10

Posts restantes hasta que lleguen a la cueva: 1
_________________________________________

En el Inframundo, se podía "respirar", un ambiente mucho más tranquilo que en donde la batalla se desarrollaba. No en vano, aquel era el mundo de los muertos, y como tales, ya no poseían un motivo por el que vivir...

A excepción de alguien. La pelirroja continuaba en su empeño por citarse con la muerte. No tenía ni la menor idea de cómo iba a conseguirlo, pero estaba segura de que lo iba a hacer... Removería Roma con Santiago si era necesario...
__________________________________________

Parpadeé repetidamente para acostumbrarme a la luz siniestra y muerta que iluminaba aquel lugar. Como había comentado anteriormente, el lugar estaba perfectamente decorado para ser la fortaleza de la Primera Muerte, y por ello, un sentimiento de temor se estaba haciendo hueco en mi interior. No obstante, la bolita de luz que me acompañaba, me infundía fuerzas, por ella y por Kenshi era que me encontrara en ese lugar en esos instantes... Y no iba a defraudarlos.

Caminé a través de la amplia sala. No había nada allí, estaba completamente vacía, pero daba a un pasillo, y hacia él me dirigí, cruzándolo después, para conseguir legar a... Bueno, a donde tuviera que llegar para conseguir lo que me había propuesto. Por suerte, no tardé más que un par de minutos, hasta que me vi en una sala con tres puertas negras.

- ¿Muerte, visita o reclamación?-inquirió una voz a un lado de mí.

Di un salto del sobresalto, acojonada, y miré en aquella dirección, topándome con una criatura de lo más escalofríante.

Spoiler:

Se trataba de una mujer... ¡Y una mierda! Era el bicho más feo que había visto en años. Tenía apariencia de mujer, pero su cara... Era como si tuviera una boca enorme y desgarrada, mostrando unos afiladísimos colmillos que, desde luego, no tenía intención de comprobar si eran letales o no... Además, la "mujer", mostraba la piel de un color violáceo.

- Eurr...

- Nunca antes has visto a una Banshee-la criatura no levantó la mirada de unos papeles que tenía sobre su escritorio hecho de huesos.

- Pues no...

- No era una pregunta, "cariño"-la criatura puso los ojos en blanco, hastiada, y suspiró-. ¿Muerte, visita o reclamación?

Parpadeé repetidamente. Si bien yo no era una persona miedosa, aquella criatura me había impresionado al verla al principio, por lo que era normal que nada coherente hubiera salido de mi boca, hasta ese momento.

- Vengo a convertirme en la Novena Muerte-<< Sí, claro, inteligente. Que humor más negro tienes, Zayyn>> No es que dudara que fuera a conseguirlo... Pero seguramente para una persona que "trabajaba" (¿La pagarían por estar haciendo eso?) en el mundo de la muerte desde hacía toda una eternidad, escuchar eso debía de ser uno de los mejores chistes que nunca le habían contado.

La Banshee alzó entonces la mirada, clavando sus ojos muertos en mí. Hubo un silencio muy intenso e incómodo, únicamente interrumpido por el crepitar de las antorchas que había colgadas en la pared, y por un goteo de lo más desagradable. Finalmente, cuando pensaba que ya no iba a poder soportar más ese silencio, la banshee dio un resoplido de exasperación, apretó un botón, e hizo que la puerta de más a la derecha se abriera.

- Reclamaciones, pues...-la mujer bestia dejó caer sus brazos sobre el escritorio-. Dios, cómo odio este trabajo... ¡Siguiente!

Sin esperar a que la criatura me repitiera mi próximo objetivo me metí, junto con la pelotita de luz, por la puerta, entrando en la típica sala de espera de dentista, con sillas de hueso clavadas en el suelo, mesitas y revistas que citaban con el título: Después de la muerte hay helados y pasta. Y únicamente en esa sala, podía ver a cuatro personas delante de mí y un... ¡¿Era eso un jodido velocirraptor?!

- ¡Oh, una nueva!-exclamó un hombre vestido de vaquero que estaba en penúltimo lugar.

- Oh, genial, más compañía en esta espera interminable...-respondió un hombre vestido con armadura dorada y capa. Poseía una barba muy poblada.

- La paciencia es la clave, amigos míos. La paciencia es la clave- WTF? ¿Ese hombre de de ropajes indios no era Ghandi?

- Eres un pesado, Leónidas.

- ¡Tú sí que eres pesado, Nerón!

- ¡RAAWR!-el velocirraptor, que iba primero, soltó un rugido y movió la cola, irritado.

Estaba FLI-PAN-DO, con todas las letras. No sólo estaba en el mundo de los muertos, sino que además, en esa misma habitación, tenía a un velocirraptor, al César Nerón, al Rey Leónidas, a Ghandi, y a... un vaquero de dudosa procedencia... FRENTE A MIS OJOS. Cuando se lo contara a Kenshi, no me iba a creer...

- Wow... Menuda belleza-hablando del rey de roma, el vaquero soltó un silbidillo de aprobación al mirarme bien-. Ey, nena. Soy Billy The Kid, ¿Qué te trae por el mundo de los muertos?-vale, ya sabíamos quién era el vaquero hortera.

Gaioumon mira sin emociones a los enemigos que aparecen casi al mismo tiempo que los anteriores son destruidos, incluso el Digimon samurai enfunda sus espadas y corre para posicionarse cerca de ZeedGarurumon, mientras que sigue observando a las tropas enemigas -Estas tropas, son lideradas por Plutomon, un dios con poder sobre la muerte, las tropas a su comando no son repuestas cuando caen en combate... son revividas por el, esta batalla no acabara hasta que el caiga...- Dice el Digimon al lobo metálico -Hay que derribar al jefe... yo limpiare el camino- Termina de decir el Digimon antes de apretar los puños y empieza a acumular energía creando un aura de calor a su alrededor, luego lo mismo empieza a pasar pero sobre todos los enemigos restantes, lo que Gaioumon esta haciendo es acumular la energía atmosférica al rededor de los Digimon enemigos para finalmente realizar su ataque -!Reactor Gaia!- Apenas el Digimon grita eso, su aura aumenta de intensidad y luego todos los enemigos explotan espontáneamente, el aire a su alrededor explota violentamente.

El ataque de Gaoiumon acabó con prácticamente todo el ejército que corría hacia la cueva, mientras que Plutomon seguía reteniendo a Beelkomon con una sola mano. La motera manoteaba, pero a pesar de ello, y de que su ejercito había desaparecido, Plutomon no parecía contrariado... Más bien lo contrario.

- ¡Jajajajajajajaja! ¡Humanos idiotas! ¡No podréis evitar que vuestra líder caíga!

Al instante, del portal volvió a surgir un generoso pelotón de digimons que, a las órdenes de su señor, corrieron para enfrentarse a sus adversarios. El tiempo corría en contra del grupo de Zayyn, puesto que, las fuerzas de Plutomon que revivían sin parar se iban acercando poco a poco a la cueva... Y en cambio ellos, tenían fuerzas limitadas.

- ¡Kalii!-Rukriel salió volando para salvar a su compañera, pero antes de llegar, Plutomon ya le había visto. Con un rápido movimiento, le lanzó con fuerza a su propia compañera, haciendo así que ambos se estamparan y acabaran en el suelo, una tosiendo y el otro maldiciendo a aquel caballero de oscura armadura.

_________________________________________________________________

OFF: Digimons restantes:

* Plutomon: 1
* Cerberusmon Jinrou Mode: 10
* Cerberusmon: 10
* Dovermons: 10

Posts restantes hasta que lleguen a la cueva: 1 post de nuevo, gracias a Gaioumon.
__________________________________________________________________

- ¡Eh, vaquero! Deja de babear por la señorita.

- Sólo pretendía ser amable, señor pirómano.

- ¡¿Cómo me has llamado?! ¡El incendio de Roma no fue cosa mía! ¡Fueron esos malditos cristianos!

- ¡Callaos de una maldita vez, hurracas!-exclamó Leónidas, acercándose a mí, mientras yo presenciaba, atónita, aquel circo-. Dime, mujer de rojos cabellos... ¿Por qué estas aquí, esperando aque la Muerte te conceda una entrevista?

Parpadeé repetidamente, saliendo del trance en el que me había visto metida mientras alucinaba con aquellos personajes. Sacudí la cabeza con insistencia, obligándome a centrarme en lo que era mi cometido en ese lugar.

- Yo... Vine a convertirme en la próxima muerte. Necesito ese poder.

- ¡Wow! ¡La próxima muerte! ¡No estaría mal serlo, la verdad!-exclamó Billy, sorprendido, mientras se cruzaba de brazos por detrás de la cabeza-. Nosotros tenemos algunos objetivos diferentes.

- ¿Como cuales?-se me escapó. Vale, sí, me daba bastante curiosidad qué hacía ese peculiar grupo esperando a que la Muerte les concediera una cita.

- Pueeees...-Billy empezó a hablar, pero fue interrumpido por el resto.

- Yo quiero... jijiji... Es secreto-dijo Ghandi, con una sonrisita.

- Yo llevo esperando décadas para que la Muerte me conceda el honor de revivir y de reunir un ejército para acabar con los persas de una vez.

Fruncí el ceño.

- Los persas ya ganaron.

- ¡¿QUÉ?!-Leónidas soltó un rugido del enfado, lo que hizo que yo retrocediera un paso por si acaso.

- Idiota, ya te lo dije cuando llegué... Es que no me escuchas.

- ¡¿A quién llamas idiota, estúpido?!

A partir de ese mismo momento, todo fue un caos. Leónidas y Nerón comenzaron a discutir a grito pelado entre ellos, Billy the Kid sacó sus pistolas y comenzó a disparar al techo con intenciones que sólo él sabía, y el velocirraptor comenzó a rigor y a mover su cola de manera furiosa, mientras arañaba con sus garras la enorme puerta de piedra negra que se encontraba cerrada frente a él.

- Madre... Están todos locos...

- Bueno...-la voz de Ghandi a mi lado me hizo mirarle con cierta sorpresa-. Tú también lo estarías, si llevaras más de tres mil años esperando...

En el mismo instante en el que lo dije, me quedé estática, mirando fijamente al hombre de ropajes indios, como si buscara alguna prueba de que me estaba tomando el pelo, pero ese señor estaba serio, no poseía esa sonrisita que había mostrado anteriormente... Por eso mismo, leí la verdad en sus ojos.

- No...-negué con la cabeza, mientras un sudor frío me recorría la espalda. ¡No podía quedarme allí esperando, no podía esperar tres mil años a que la muerte decidiera abrir sus puertas para reunirse con cada uno de nosotros! ¡Kenshi y mi hijo me esperaban!-. ¡NO!

Fue tal mi grito, que todos los allí presentes enmudecieron al escucharme. Sin dar tiempo a que reaccionaran, me abrí paso furiosamente entre ellos a empujones, hasta llegar a la gran puerta. Escuché como a mi espalda todos se quejaban, incluído el velocirraptor, pero tampoco tenía tiempo para pararme a discutir... ¡No podía!

- ¡No puedo quedarme aquí una eternidad!-golpeé con todas mis fuerzas la enorme puerta-. ¡Abrela, joder! ¡Abrela o te juro que yo misma la echaré abajo!-con un gruñido, comencé a golpear la puerta con mi porpio cuerpo, como si yo misma fuera un ariete. Varios golpes dí, uno tras otro, pues no iba a detenerme ni un segundo. No obstante, la puerta no parecía ceder... al principio.

Hasta que, de repente, la susodicha soltó una especie de rugido lastimero, antes de comenzar a abrirse lentamente con un ensordecedor sonido.

- ¿Cómo... Cómo lo ha hecho? Esa puerta jamás se ha abierto...-escuché decir a Nerón a mi espalda.

Poco a poco el interior de aquella sala se fue viendo, aunque lo cierto era que poco podia percibirse en su interior, pues estaba en la más absoluta oscuridad. Por unos segundos me quedé estática, sin saber qué hacer, hasta que finalmente, una voz procedente de alguna parte rompió el silencio que se había adueñado entre nosotros.


Pude sentir cómo un escalofrío recorría todo mi cuerpo al escuchar la voz, una voz muerta, conformada por todas las almas llevadas al otro lado hablando al unísono. Por primera vez en mi vida, tuve un miedo aterrador, un miedo que casi me hace dar media vuelta y marcharme de allí, de abandonar aquel lugar, de alejarme lo más posble de esa eterna presencia que ahora había clavado sus ojos en mí.


Continué quieta como una estatua, incapaz de dar un paso adelante, hasta que, entonces, sentí un roza en una de mis manos, un roce cálido y cariñoso que me hizo bajar la mirada para encontrarme a la pelotita de luz... Eso fue suficiente para recordar el motivo por el que me encontraba allí... El deseo de formar una familia junto con Kenshi y nuestro hijo... El deseo de crear un mundo seguro para ellos... Era aún más fuerte que cualquier miedo que pudiera sobrecogerme.

Mis ojos miraron al frente, habiendo perdido toda duda y todo temor, para encontrarse llenos de determinación y seguridad. Mis dedos acariciaron a la pelotita, que después de notar mi cambio, se colocó sobre mi cabeza. Inspiré hondo, y comencé a caminar hacia el interior, notando como las puertas negras, se cerraban detrás de mí con un ultimo golpe.

- ...-estaba todo completamente a oscuras, no podía ver nada de nada, ni una silueta ni un mueble... Nada.


Me detuve bruscamente, alertada por la voz, que por tercera vez, hizo que un escalofrío me recorriera. Aunque, a diferencia de las otras dos, no sentía miedo, solo sentía tensión y recelo. Pero continuaba determinada por mis motivaciones.

- Sería incluso más fácil, si supiera dónde estoy, o a dónde tengo que ir...-murmuré, tratando de sonar segura y, cómo no, desafiante. La voz tardó en responder, pero cuando lo hizo, una siniestra risa suave recorrió el lugar.


De repente, la oscuridad se disipó, cuando dos filas de antorchas colgadas en columnas se iluminaron a mis lados. Di una vuelta sobre mí misma, sorprendida, para mirar a mi alrededor y observar el lugar, el cual parecía una simple sala, con muchas columnatas dispuestas en fila, a los lados de un pasillo que iba directamente hacia un trono hecho de huesos. Y en dicho trono, una figura ataviada con una oscura capa, una larga guadaña, y una calavera a modo de cara, me observaba fijamente, casi me atrevería a decir que con curiosidad.

- Bienvenida, Zayyn... Bienvenida a mi hogar...-murmuró la Primera Muerte, moviendo su mandibula de hueso lentamente y levantándose de su asiento-. Es un placer conocer a mi nueva aprendiza...

_______________________________________________________

En el interior de la cueva, el cuerpo de la pelirroja, posado sobre la plataforma, se elevó en el aire unos diez centímetros, al mismo tiempo que sus rasgos faciales iban cambiando de la más lisa juventud, hasta la más arrugada vejez... Y sus cabellos iban cambiando del rojo al blanco al mismo tiempo...

Parecía que el cambio ya estaba en marcha.

Cuando Gaioumon ve que ZeedGarurumon sigue su consejo de atacar al jefe, este se dispone a hacer lo mismo, por lo que desenfunda una de sus espadas la toma como si fuera un arco y de ella empieza a disparar flechas de fuego primero contra algunos Digimon nivel ultra enemigos para evitar que avancen, pero rápidamente cambia su blanco a Plutonmon al que le dispara sin parar.
Mientras tanto, Kenshi ve como Zerker se retira hacia la cueva y como los Digimon se enfocan en atacar al jefe de los enemigos, yo me veo enfrentado a la horda. Mis opciones son arriesgarme y pelear o puedo evitar lo que ellos planean. Corro hacia el interior de la cueva y con el Digisoul activado empiezo a golpear las paredes y techo de la cueva, para hacer que se derrumben y asi evitar que los enemigos pasen, yo escapo de las rocas y polvo adentrándome mas en la cueva, llegando a la cámara en la que esta Zayyn, protegida por una especie de muro de fuego, sin embargo lo que mas llama mi atención es el hecho de que Zerker esta dentro del circulo con Zayyn ¿que hace? ¿por que esta aquí? ¡¿planea matarla mientras estoy distraído?! Cuando veo que el acerca una mano al cuerpo de Zayyn, no lo pienso ni un segundo y lanzo mi lanza hacie el interior del circulo impactando a un lado de Zerker para detener lo que esta haciendo -¡¿Que haces aquí?! ¿que planeas hacer?...- Le digo desafiante a Zerker, no me gustaba lo que estaba viendo, no se si intenta despertarla, matarla o ver en que estado esta, no es tiempo para eso. Hay una guerra afuera y temo de que cualquier intervención pueda hacer peligrar la integridad de Zayyn.

Me quedé pretificada, mirando fijamente a aquella figura con capa negra y ajada y con guadaña. Mis ojos verdes se clavaron en las vacías cuentas de sus ojos, esas cuencas huecas, pero que al mismo tiempo, lo veían todo. Tragué saliva, nunca me imaginé estar en un lugar como ese, y mucho menos tener frente a mi a la Primera Muerte para pedirle ser su novena sucesora. Pero habían pasado muchas cosas, Kenshi había salido herido, había despertado, y ambos ibamos a tener un hijo, un pequeño ser creado a partir de nuestros sentimientos... Y por eso debía de crear un mundo en donde ambos estuviesen a sallvo. Por ello, cualquier medida preventiva era bien recibida, aunque eso suponga ponerme a mi en peligro.

Avancé unos pasos, con valentía, y no aparté mis ojos de ella en ningun momento, cuando mis labios se despegaron para hablar, con el tono más firme y seguro posible:

- Primera, me reúno contigo para ser elegida como...

- Novena Muerte, lo sé... Pocas cosas hay en este mundo que no sepa, joven mortal. Y debo decir... que es una petición extraña, que no me hacían desde hace mucho, mucho tiempo... Porque antes de tí, han habido ocho muertes, y se han ido pasando el poder las unas a las otras... Lo cierto es que las dos últimas no lo hicieron del todo mal, como era de esperarse: Vincent y Aeon. Este último murió hace algún tiempo, y me suplicó que yo misma le otorgara el poder a la siguiente... Dale las gracias a él.

- ¿Entonces...?-un atisbo de esperanza brillo en mis ojos, no esperaba que me diera tal poder de manera tan sencilla.

- Entonces...-La Parca se levantó de su trono, y caminó hacia mí de manera lenta y tranquila, apoyándose en su guadaña, hasta posicionarse a escasos centímetros de mí... Pude sentir el hedor a muerte que despedía-. Necesito una nueva sucesora... Vincent desapareció, y no quedan más en vuestro plano mortal.

No cabía en mí de la sorpresa. ¿Tan fácil había sido? ¿Sólo un viajecito al Mundo de los Muertos, una petición, y ya estaba?

- Oh, vamos... ¿De verdad piensas que es tan fácil? Si todavía hubiese una Muerte viva en vuestro plano, entonces tu habrías hecho el viaje en balde, dado que tendrías que haberselo pedido a ella... Pero no quedan más, y como maestra es mi deber asegurar ese linaje... Además, esto es lo que quieres, ¿verdad? Me siento generosa, voy a concederte mi poder... Arrodíllate.

Estaba confundida, me parecía sumamente extraño que la Primera acciediera de buena gana a hacerme su aprendiz, y si bien ya había dado su explicación al respecto, algo había que no me encajaba. Sin embargo, hice lo que me ordenó, y me quedé de rodillas en el suelo, con la cabeza baja. Pude notar como la Parca se preparaba, no por que la hubiera visto, sino porque el ambiente de la sala se sintió rápidamente siniestro, ceremonial, y oscuro... Miré al suelo, apretando los dientes con fuerza para tratar de despejar el nerviosismo que recorría mi cuerpo. Noté algo huesudo rozarme el cogote de la cabeza.

- Ego orcum messor, mors prima, quae semper fuit a saeculis et sustinuit da mihi hanc potestatem, ut mortalis, custos portae inferorum, concessaque titulo Noivena mortem post Octavo Aeonem Nagasakiensem auxilium maneat semper nobiscum. Pro iuras facere officium transferendi animas defunctorum altrinsecus?

De alguna forma, no supe cómo, entendí persectamente el idioma en el que me estaba hablando. Era latín, curiosamente, en Grecia, la Primera Muerta hablaba en latín...

-Iuro-murmuré

- Ergo...-La Parca invocó un libro enorme de la nada que se quedó suspendido sobre su huesuda mano, abierto-. Virtus mortuis anima tua...

Casi al instante, noté algo sinuoso y serpenteante introducirse en mi cuerpo, por mis ojos, por mis oídos, por mi nariz y por mi boca, como si una masa negra se apoderara de mí. Esa posesión, me costó un intenso dolor durante no se cuánto tiempo, un dolor que sobrellevé con orgullo y paciencia... No esperaba recibir el poder sin luchar, y eso era lo que estaba haciendo.

Cuando finalmente, la sensación desapareció, fui capaz de incorporarme lentamente, hasta alzar la mirada, y clavarla en las cuencas de la Parca. Esta hizo un gesto con la mano, y de la nada hizo aparecer una especie de espejo flotante que mostró mi reflejo, el mismo reflejo, pero con unos extraños tatuajes rjizos por casi todo el cuepro, y un extraño brillo letan en los ojos verdes. Además, un aura oscura y siniestra envolvía lo que era mi espíritu.

- Estás lista... A partir de ahora, caminarás por la tierra como Novena Muerte, Zayyn Scarlet. Lleva con honor este cargo, y utilíza tu nuevo poder con sabiduría.

Continuaba mirando mi reflejo, llevándome las manos al rostro, el cual estaba más pálido que antes. No podía creerlo, hacía apenas un rato era... normal, pero no me sentía muy diferente ahora, únicamente sentía un poder oscuro y oculto que no salía todavía de mí, como si se estuviese reservando para algún momento.

- ¿Ya... Ya está?-murmuré, con un hilo de voz.

- La ceremonia ha concluído... Pero antes, debo tomar como mío mi pago.

Me quedé inmóvil al instante. ¿Había dicho pago? ¿Qué clase de pago? Con recelo y desconfianza, me di la vuelta, para mirar con el ceño fruncido a la Primera, a aquella que me había concedido su poder.

- ¿Pago? ¿Qué pago? No me habías dicho nada de eso-comencé a mosquearme, algo había que no iba según lo previsto, y cuando escuche un pequeño chillido a mi lado, pude notar qué era lo que ocurría...

La pelotita de luz que me había acompañado en mi viaje, se estaba revolviendo, retorciendo en el aire, como si algo le estuviera produciendo una dolorosa tortura. A su alrededor, una especie de aura morada-negruzca, la envolvía, impidiéndola escapar. Fue entonces cuando comprendí.

- ¡NO!-Rugí, cuando ví que la Primera Muerte tenía sus cuencas fijas en la pelotita, sonriéndo siniestramente-. ¡NO TE DEJARÉ!

De repente, todo ese poder que había sentido oculto, salió a la luz, justo en el momento en el que me abalanzaba sobre la Primera Muerte para detenerla, y al mismo tiempo todo se volvía negro...
___________________________________________

Un enorme terremoto sacudió los cimientos de la cueva. Algunos cascotes se desprendieron del techo, pero ninguno cayó sobre el cuerpo de la biohybrida. Sin embargo, aquello fue suficiente como apra despertar al demonio de su trance, que vio con furia a Zerker y a Kenshi cerca de la plataforma en donde la Novena Muerte estaba sufriendo el cambio... Posiblemente el más drástico de su vida.

- ¡¡¡¡RAAAAWWRRR!!!! ¡¡DIJE FUERAAA!!-El demonio, con la fuerza de su rugido, hizo ue tanto Zerker como Kenshi salieran volando hacia atrás, saliendo así mismo de la cueva, y quedando tumbados sobre el cesped, a unos metros de ZeedGarurumon, Gaioumon, Beelkomon y UlforceVDramon.

Allá afuera, la batalla era encarnizada. Plutomon , junto con sus poderes, se había deshecho fácilmente de los dos digimons que le atacaron (ZeedGarurumon y Gaioumon, quienes ahora habían quedado en el suelo, debilitados casi por completo, pocas fuerzas les debían de quedar, y lo peor de todo es que el Digimon de negra armadura, no parecía tener un limite de poder.

- ¡JAAAAAAAAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡NO PODÉIS DETENERME, HUMANOS! ¡VAIS A MORIR, Y YO MATARÉ CON MIS PORPIAS MANOS A ESA MORTAL A LA QUE PROTEGÉIS! ¡¡YO SERÉ LA NOVENA MUERTE!! ¡JAAAJAJAJAJAJAJAJA!

Kali y Rukriel observaron desde el suelo, impotentes, frustrados y heridos, como un aura rodeaba a Plutomon, quien comenzó a caminar hacia ellos, creando entre sus manos una especie de energía negra con forma de mandíbula. Por unos momentos, Kali se sintió desesperada: Zayyn no despertaba, Zerker y Kenshi habían sido golpeados por algo, y Zeed y Gaiou habían sido fácilmente derrotados... Necesitarían un milagro para salir vivos de esa...

- ...-de repente, la atmosfera del ambiente se volvió pesada y densa, como si la gravedad hubiera cambiado e hiciera que los cuerpos se pegaran más a la tierra. El cielo se nubló, y una repentina brisa revolvió los cabellos de todos los presentes-. Demasiado tarde... ~

La voz no fue dicha con demasiado volumen, pero si con un timbre extraño. Seguía siendo mi voz, la voz de Zayyn, pero cada palabra, cada suspiro, retumbaba con las sombras de los muertos, como un eco oscuro y malévolo, como si fuera una pintaura negra cuyo cometido era tintarlo todo de Oscuridad.

Salí de la cueva, lentamente, con los pies desnudos, pisando la piedra y después el pasto bajo ellos. Sorprendentemente, iba ataviada con un largo vestido blanco, muy ligero y sencillo, que me llegaba por debajo de las rodillas. Unas marcas rojizas recorrían todo mi cuerpo, dibujándolo como piceladas suaves, marcándolo como si trataran de sellar todo el poder que intentaba salir de mí de manera violenta para destruírlo todo. Con todo, eso no era lo único que había cambiado, pues mis cabellos, antaño pelirrojos, habían comenzado a teñirse de la raiz a las puntas de un intenso negro. Además, dos largas y oscuras alas, pendían de entre los omóplatos de mi espalda, siendo arrastradas por el suelo, como si de dos mantos se tratasen.

A partir del minuto 2:38


Mis ojos se abrieron entonces, lentamente, con toda la indiferencia concentrada en un color dorado tan brillante, pero a la vez tan letal, que no sería raro decir que mataba con la mirada.


No presté atención a ningún humano, me importó un comino que tanto Zerker como Kenshi estuvieran en el suelo tirados, pues en ese momento, solo eran almas, que estaban vivas, pero almas al fin y al cabo, y mi misión en ese momento era otra...

- ¿Te has reclamado como Novena Muerte?-susurré, mirando al Plutomon como si fuera una pequeña hormiguita-. Bueno... Si consigues vencerme, el puesto es tuyo...

Abrí al máximo los ojos, mientras sonreía repentinamente, dándome un aspecto de psicópata. Mis alas se alzaron en el aire, y justo después, di un impulso en el suelo, mientras invocaba entre mis manos un arma alargada, con un unico filo encorvado... Una guadaña.

guadaña:

A los pocos segundos, me había plantado al lado del digimon de negra armadura, sin que él apenas pudiese haberlo percibido. Al ver su expresión de estupefacción, me reí, falta de cordura, y clavé la hoja del arma en el suelo, sujetándome sobre la vara y propinándole una fuerte patada en el pecho que lo alejó unos metros de mí.

___________________________________________

OFF:

traducción, según Google (?):

El demonio que custodiaba la cueva nos expulsa a mi y a Zerker de la misma de un golpe, atravesamos las rocas y volamos cientos de metros hasta aterrizar violentamente en el suelo. A Zerker quizás el golpe no le daño demasiado, pero a mi si, no me sorprendería si acabo con un hueso roto después de eso, al fin y al cavo soy un humano y todo eso paso muy rápido y no logre activar el digisoul a tiempo para tener algo de protección.
Me retuerzo en el suelo por un tiempo, mientras que a mi alrededor vero a los Digimon perros acercarse a mi lentamente, mi desesperación aumenta cuando vero que nuestros Digimon han sido derrotados por el líder de los Digimon enemigos. La situación se ve muy negativa para nosotros, pero entonces llega la salvación, en la forma de Zayyn transformada en una nueva forma aterradora que vuela velozmente contra el enemigo para eliminarlo.
Mientras que la batalla se desarrolla, yo me levanto lentamente y empiezo a caminar hacia Zayyn, cada paso es una experiencia muy dolorosa, debo tener algún esguince o hueso roto -Zayyn... ¿Estas bien?- Le digo a la chica, preocupado por su salud y la de nuestro hijo.

El Plutomon se vio sorprendido, cuando cayó sobre la hierba, siendo golpeado por una simple "humana"... Jajaja... No... Yo no era humana... Ni mucho menos... En esos momentos era lo menos humana posible, mi humanidad nunca antes había sido tan poca. Ahora rezumaba muerte y destrucción, y ese simple Digimon que se había atrevido simplemente a intentar quitarme lo que me correspondía... Esa hormiga iba a ser destruída en pocos segundos.

Observé con una amplia sonrisa llena de colmillos el golpe que se había dado, y antes de dejar que se levantara, me volví a mover de manera instantánea a su espalda, portando la guadaña en con una sola mano, y en la otra una maraña de digisoul... de color negro, como la misma muerte en la que me había convertido.

- Don't turn away ~ -murmuré, de manera burlona, haciendo alusión de que estaba de espaldas a mí.

Le dejé levantarse, y darse la vuelta para mirarme o atacarme... Que hiciera lo que quisiera, no iba ni a hacerme cosquillas una basura como esa.

- Tú... ¡Ese poder es míoo! ¡Devuélvemelo!-se levantó, mirándome con esas dos brasas que eran sus ojos-. ¡Será muy divertido estrangularte!

Comenzó a concentrar energía oscura entre sus garras, preparándolas para evidentemente descargarlas sobre mí. Yo le observé, con una sonrisa en la cara, al tiempo que dejaba escapar leves risas desde mi garganta. Cuando su rayo finalmente voló hacia mí, me cubrí con una de mis alas, fortificada con Chrome Digizoid negro, y desvié el ataque, mientras me acercaba a él, y mientras el digisoul de mi mano se iba extendiendo por todo mi cuerpo. No me detuve, mi atención estaba puesta en el digimon cuando mis pies caminaron hacia él. Más rayos fueron los que él me lanzaba mientras retrocedía; seguramente su subconsciente sabía que no tenía ninguna posibilidad, y que toda resistencia, era inútil, puesto que según me atacaba, yo apenas movía mis alas para desviar esos golpes, quedando siempre ilesa, y sin despeinar.

- ¡¡...!!-el digimon evidentemente estaba frustrado por ver que no me hacía ni un sólo rasguño con sus ataques, de modo que al final decidió utilizar su habilidad más poderosa, una especie de mandíbula de oscuridad, con colmillos afiladísimos... Jijiji, menudo idiota...- ¡¡MUEREEEEEEEE!!

Preparé mis alas para protegerme, pero para mi sorpresa, el mismo ataque fue demasiado rápido para mí. No lo vi venir, mis ojos dorados se abrieron como platos cuando esa oscuridad me golpeó y me mandó unos diez metros a volar. Fui arrastrada por la tierra, levantando una nube de polvo, y mi cuerpo solamente se detuvo, cuando fue golpeado contra una ruina que quedó destrozada por la fuerza del impacto.

- ¡¡Zayyn!!-Escuché gritar a alguien, más era una voz que en esos momentos no reconocía, ni aliado ni enemigo, podría haber sido la motera vestida de cuero, pero en esos momentos no era alguien relevante para mí.

Me levanté entre el polvo, lentamente para crear expectación. Sacudí mi cabeza con suavidad, y oculté mi rostro bajo el flequillo negro. Para cuando el polvo se disipó, y quedé visible para todos, podría observarse que mi cuerpo... No había sufrido ni un rasguño.

- You think...-levanté la mirada, una brillo feroz, dorado y psicótico apareció en mis ojos, cuando incliné la cabeza levemente hacia atrás-. ...this hurts?

Solté una estruendosa risotada, extendiendo mis brazos hacia los lados mientras mis hombros se convulsionaban. Las carcajadas se extendieron por la zona, llegando a oídos de todos los allí presentes. Después, sin avisar, volví a desplazarme, pero esta vez justo delante de él. Le guiñé un ojo, y saqué la lengua en toda su largura, en una mueca demente y burlona. Mis manos se alzaron entonces sobre mi cabeza, e hicieon voltear rápidamente la guadaña, como si fuera una rueda, hasta que al final, giré mis muñecas, y dirigí el filo del arma hacia sus dos manos, y después hacia sus dos pies.

El Plutomon rugió de agonía, cayendo de rodillas frente a mí. Le dejé chillas, con una clara expresión de cruel satisfacción. Su sangre había empapado mi rostro, pero esas gotitas rojas fueron limpiadas rápidamente cuando pasé la lengua sobre ellas y saboreé su metálico sabor.

- It tastes sweeeeeet ~-me reí, y coloqué la mano que tenía libre sobre su cabeza, una mano brillante y que despedía chispitas a su alrededor. Seguidamente, comencé a infundirle electricidad, no para matarlo, sino para introducirle en una larga agonía. Cuando su cuerpo comenzó a dar espasmos, y su grito de dolor se alzó al cielo, clavé las garras en su cráneo, disfrutando a cada segundo de su dolor-. I can stop the pain if I will it all away... ♫♪-me mordí el labio inferior del gusto por escuchar sus agónicos gritos... Era una música taaaaan relajante...-. El problema... es que no quiero ~

Finalmente, mis uñas se clavaron por completo, rompiendo su cabeza. Di un tirón, y esta finalmente se separó de su cuerpo de un brusco y violento movimiento... La armadura negra cayó pesadamente sobre la hierba, tintando el verde de escarlata. Cerré los ojos.

- Ahhh...-un largo suspiro salió de mis labios, mis alas dejaron de estar tensas y tiesas, y cayeron como dos suaves capas negras aterciopeladas sobre mi espalda y sobre la hierba. Inspiré hondo el aire, este se notaba frío y pesado, pero era perfecto para mi. Me encontraba como tiburón en el agua, como ave en el cielo, como serpiente en la selva...

- Zayyn... ¿Estas bien?

Mis ojos volvieron a abrirse de golpe al escuchar la voz masculina ue procedía de uno de mis lados. Giré lentamente la cabeza, hasta encontrar a un humano de pelopincho rubio, y ojos azules. Me miraba, tenía una expresión de extraña rpreocupación, y estaba tratando de acercarse a mí. Me giré, hice desaparecer la guadaña entre una serie de brillitos negros, y le sonreí tiernamente.

Sin embargo, esa expresión de cariño, fue sustituída casi inmediatamente por una amplia sonrisa siniestra, y por un entrecejo fruncido de manera cruel. Le agarré con y rapidez fuerza del cuello, casi podía oirlo crujir un poquito por el repentino movimiento de haberle agarrado. Con la misma mano, tiré de él hacia arriba, elevándolo en el aire, y mirándolo desde abajo mientras me relamía. Después elevé la mano que tenía libre, y mostré una cuchilla dorada que se había deslizado de manera rápida desde un compartimento secreto del guante de metal que llevaba.

- Estoy... más que bien... Estoy henchida de poder...-siseé, divertida, y de un fugaz movimiento, incrusté la daga dorada en el pecho del humano...

- ¡NOOOO!

La oscura y tenebrosa nueva aura de Zayyn me pone los pelos de punta, la forma sanguinaria en la que acabo con el enemigo también me hacia dudar el siquiera acercarme a ella, pero quiero asegurarme de que ella y nuestro hijo no nacido están bien. Sin embargo me llena el miedo cuando ella se voltea y me ve, sin embargo me relajo por unos instantes cuando me sonríe, digo unos instantes ya que la sonrisa no dura mucho -¿Zayyn?- Es lo único que alcanzo a decir antes de que Zayyn me agarrara del cuello y me eleva en el aire, cortándome la respiración. Pongo ambas manos sobre el brazo de Zayyn para quitarme su mano de encima, pero eso no ayuda en nada.
Las palabras que Zayyn dice me asusta aún mas, pero no logro contestarle ni decirle nada ya que entonces siento algo afilado y frió que me atraviesa, entonces empiezo a sentir mucho dolor al mismo tiempo que siento que pierdo todo el aire de mis pulmones. Agarro con fuerza el brazo de Zayyn, pero ya no tengo escapatoria, la vida me esta abandonando, mi visión se vuelve borrosa, esta es la segunda vez que siento lo mismo la primera vez fue cuando me dispararon y creo que de esta no saldré con la misma suerte.
Miro a Zayyn a los ojos, no la miro con odio o para suplicarle clemencia, la miro con tristeza y con todas las fuerzas que me quedan digo las que quizás sean mis ultimas palabras -C...cuida... de nuestro... hijo...- Digo antes de colapsar, quedando como un muñeco de trapo en las manos de Zayyn. Aunque sigo vivo, la perdida de sangre y el daño interno acabaran con migo rápidamente.

Un grito lejano, posiblemente de una mujer, aunque tampoco lo reconocí, como a ninguno de los que allí se encontraban. El humano rubio estaba ante mí, colgando de mi mano, y la sangre emanaba de la peligrosa herida que le había producido. Sonreí como una demente recién escapada del manicomio, el color rojo en esos momentos era bonito, era un color llamativo y excitante, y con solo verlo, sentía una coriente de adrenalina y júbilo pasar por mis venas.


Mi sonrisa titubeaba, mientras leves carcajadas salían de mi garganta y mis hombros continuaban convulsionándose. Mas no pude prestar atención por más tiempo a ese muñeco de trapo, pues se escucharon de repente unas pisadas precipitadas a mi espalda, y tuve que volverme y soltar al futuro cadaver, guadaña en mano otra vez, para enfrentarme a lo que había osado interrumpirme...

Sin embargo, si esperaba ver a un guerrero con brillante armadura, o a un digimon super grande y poderoso, me llevaría una "grata" sorpresa. En el mismo instante en el que mi cuerpo quedó frente a ese nuevo individuo, algo, un cuerpo pequeño y delgado, chocó contra mí, y me rodeó el cuerpo con unos brazos desnudos y jóvenes. Una chica humana, de aproximadamente unos doce años, y cabellos anaranjados lacios y largos, se había arriesgado a atacarme... No... No a atacarme... A abrazarme, y a pegar su rostro en mi cuerpo, como si mi persona fuera algo muy valioso para ella... como si... me conociera...

Se escucharon gemidos, gimoteos y sollozos. Mi mirada ambarina se clavó en la niña como si de dos cavos ardientes se tratasen, para intentar buscar una explicación por la que una niña hubiera decidido acercarse a la misma muerte, y desafiarla. Torcí el gesto, contrariada, y con un brillo de indiferencia, alcé la guadaña.

- ...-la niña continuaba aferrada a mí, no parecía querer separarse. Fue entonces, cuando alzó la mirada hacia mí, y cuando pude ver sus ojos, tan azules como el cielo-. Madre... detente... Por favor...

Mis ojos se abrieron como platos, fijos en los azules y llorosos de la niña. Tenía una expresión triste y desesperada, y pude ver... pude sentir en esos momentos, algo parecido a la calidez. Sentí cercanía, al ver a esa cría, sentía cariño, sentía...

Mi mano se dejó caer, la guadaña desapareció entre brillos oscuros nada más caer sobre el suelo y producir un tintineo metálico. Todo lo ajeno a nosotras pareció detenerse, ni siquiera me di cuenta de que mi cuerpo cambiaba, hasta dedigievolucionar en mi forma humana. Mis dedos temblaron, mientras miraba a la niña ue me había llamado "madre", reconociéndo en ella, los ojos de Kenshi, y el resto de mis rasgos faciales. Me llevé una mano a los labios, siendo ya consciente de lo que había estado haciendo, y extendí una mano temblorosa hasta rozar muy levemente la mejilla de la chica.

- Qué ven mis...-musité, sin poder creerlo.

Fue entonces cuando caí en la cuenta de algo. Con un grito de sobresalto y horror, me di la vuelta, a tiempo de ver a Kenshi tirado en el suelo, con un charco de sangre a su alrededor.

- No... No otra vez... No...-comencé a hiperventilar cuando me agaché junto a él y tomé su rostro enter mis manos-. Kenshi... por favor, dime algo. No te vayas, no me dejes...-me sentía extraña y enormemente cansada, pero aún así, me obligué a mi misma a evolucionar de nuevo, esta vez a mi etapa mega. Con las fuerzas que me quedaban, creé un tornado curativo que nos envolvió a ambos-. Kenshi, por favor... Perdóname... perdóname...-murmuraba sin cesar, intentando curarle lo más rápido posible.

Spoiler:

El cuerpo de Kenshi yacía inerte sobre el suelo, sobre un charco de su propia sangre, sin embargo aun sigue vivo pero ese es solo un estado temporal. Cuando Zayyn se transforma en su forma mega para sanar a Kenshi, sus heridas sanan lentamente, dejando una cicatriz, sin embargo Kenshi aun no despierta.
Mientras tanto, un Digimon se acerca a la chica de cabello naranja, identificada como la "hija" de Zayyn, este Digimon es un Valkyrimon, quien desenfunda su espada y con ella toca delicadamente el suelo, lo que provoca que el piso comience a congelarse, entonces grandes pilares de hielo salen de la tierra, formando una especie de iglú que encierra a Kenshi, Zayyn, la niña y su Digimon, quien finalmente guarda su espada.

Desesperada, veía a Kenshi en el suelo, rodeado por un gran charco de sangre, sangre que yo misma había derramado. No entendía por qué me había comportado así, recordaba haber sentido ansia de sangre, ansia de matar, no importaba a quien... Y Kenshi había sufrido las consecuencias.

- Kenshi... Por favor... -comencé a desesperarme, pero entonces, sus heridas empezaron a sanar, y casi lloré de felicidad. No obstante, el chico no despertaba, seguramente la pérdida de sangre lo había dejado mal, aunque no tanto como para morir-. Mi amor... Mi amor...-agachada junto a él, le tome su rostro entre mis manos y lo besé con desesperación, mientras sentía correr las lágrimas por mis mejillas.

Separé mi oscuro rostro de demonio del suyo, y sonreí, contenta. En ese momento olvidé por completo mi nueva condición, olvidé mis nuevos poderes, olvidé todo lo que no tuviera que ver con Kenshi... Sólo era él, él era lo único importante. Y nada más.

No obstante, algo ocurrió. Quizás fuera el cansancio después de haber "muerto" y "vuelto a la vida", quizás aún no controlaba bien del todo mis poderes, quizás mi cuerpo no se había acostumbrado... Habían sido demasiadas emociones en un solo día, y el haber evolucionado en Aeirmon, había agotado por completo todas mis energías, y por eso no pude evitar que la evolución terminara, y volviera a mi forma humana.

- Qu...-sentí a mis energías reducirse de golpe, pero al menos tuve la oportunidad de darme la vuelta de nuevo, y ver el rostro de la niña...-.  Mi... hija... Mi peque... ña...

Mi mente no pudo soportarlo más, lo último que alcancé a ver antes de verlo todo negro y desmayarme junto a Kenshi, fue a la niña de cabellos naranjas sosteniendo algo redondo y brillante entre sus manos.


A partir de ese momento, todo fueron imagenes muy poco nítidas y claras. Me vi de nuevo en aquel lugar, guadaña en mano, vi el cuerpo de Kenshi inerte, y sin vida, vi su alma introducirse en la siniestra arma, y para mi horror, no sentí remordimiento alguno. Supe enseguida que aquello ean sueños, pero eso no lo hacía menos llevadero, era desesperante ver el cuerpo sin vida del chico...

La imagen cambió de nuevo, esta vez para mostrar una escena en una casa, con todos mis digimons rodeándome, mientras yo chillaba en una cama, haciendo fuerza por traer a la vida a una nueva personita. Vi a la niña, una niña que, a pesar de la sangre y de los fluídos que la rodeaban, me pareció lo más bonito del mundo.

Luego volvió a cambiar. Los años pasaron a través de las imágenes. Los estantes se llenaron de fotos en las cuales sólo aparecíamos la pequeña y yo, y en alguna ocasión también alguno de mis digimons, pero Kenshi no aparecía por ningún lado...

De repente, y por última vez, todo volvió a cambiar, y esta vez, la escena no se desarrollaba en una casa.

Yardas muertas, y un verde pasto alrededor de ellas. Zonas por cavar, zonas con tierra y grandes piedras planas con epitafios. Mi persona miraba distraída una de las tumbas, mientras una brisa solemne y sineistra revolvía mis cabellos. Pude fijarme en los carácteres japoneses de la lápida, al igual que su equivalente en el alfabeto latino.


Estaba sola en el cementario, completamente sola, mirando la tumba. Por un momento, sentí alegría, pero hasta un par de segundos más tarde, no supe por qué... Luego fue cuando saqué un frasco del bolsillo, y derrame todo su contenido por mis labios...

La niña de cabellos naranjas mira fijamente al chico albino, se nota como ella frunce el ceño un par de veces antes de relajarse para contestarle a Zerker -Siempre has sido asi de impertinente, cuídate, eso es lo que te va a matar en unos años mas... tio- Dice la niña antes de que un Digimon aparezca a sus espaldas, esta un Digimon alto con una armadura blanca, una espada y un ave sobre uno de sus hombros, un Valkyrimon. Pero antes de que se pueda realizar cualquier maniobra agresiva por parte de los dos bandos, la niña y el Digimon desaparecen, como si se disolvieran en el aire tras un haz de luz.

Lentamente empiezo a despertar, me siento en el suelo y me llevo las manos al pecho al sentir un profundo dolor punzante, pero entonces para terror mio descubro que mi ropa esta cubierta de sangre, mi ropa esta rota en el pecho y tengo una misteriosa cicatriz en el pecho que antes no tenia -¿Que rayos paso?- Digo algo asustado sin poder recordar con exactitud lo que ocurrió hace un rato.

Continué inconsciente durante todo el resto del rato. Ni siquiera vi marchar a mi pequeña, aquella que me había salvado de matar al amor de mi vida, a su padre, al hombre con el que quería vivir en familia por el resto de mis días. Mis digimons estaban insconscientes, o al menos la mayoría. Kali había regresado a su etapa bebé, al igual que Rukriel. Fenrir, quien había estado en la cueva, había conseguido salir recientemente debido a que la entrada se había colapsado por miles de rocas apiladas las unas sobre las otras. El digimon con apariencia humana, acudió corriendo al lugar.

- ¡¿Qué ha pasado?! ¡Señora!-exclamó al ver mi cuerpo junto al de Kenshi, aunque este ya despertado, algo confundido despues de haber sido testigo de tantas cosas.

Miro de reojo a Zerker hablándole a la nada antes de empezar a hablarme a mi sobre una niña misteriosa que estaba con Zayyn, sin embargo no entiendo lo que me dice. Mientras tanto, me llevo las manos a la cabeza ya que de pronto empiezo a sufrir de una fuerte jaqueca. Sin embargo el dolor se va rápidamente y entonces recuerdo lo que paso, Zayyn me apuñalo y entonces me desmaye, no debería estar vivo, pero al parecer ella me curo antes de que ella se desmayara. -Zayyn me apuñalo... casi muero, al parecer me curo antes de desmayarse- Le digo a Zerker antes de levantarme del suelo -En cuanto a lo de la niña fantasma... hay que esperar a que Zayyn despierte para preguntarle- Le Digo al albino mientras miro a la pelirroja en el suelo, luego me acerco a ella para levantarla y llevarla en brazos -Vamos a casa... creo que ya no hada mas que hacer aqui- Digo a Zerker mientras veo a lo lejos a Gaioumon involucionar a Ryudamon para luego acercarse caminando hacia mi.