Fantasmas en el cementerio [Misión de Matires]

Escondido viendo lo que pasaba, se escucho una tercera voz que era otro Bakemon que aparecía, uno mas imponente que los demás y por lo visto los anteriores Bakemons le temían, por lo que deduje que este no seria cualquier adversario y una idea de inmediato paso por mi mente. La idea que tuve fue que si como suponía que este digimon era el líder de los otros dos, la única manera de salir de aquí y que los demás Bakemons se fueran, sería derrotándolo para asegurarles que era mucho mas poderoso que ellos.
Toda mi idea podría dar resultado, pero la desventaja era que no portaba mi arma, mi compañera en batallas, es decir, la espada que todo guerrero deposita su alma y espíritu para combatir, así que solo debía esperar al Bakemon mas débil que estuviera solo para quitarle mi arma, lo malo fue ver que estos digimon le habían pasado mi arma a su líder. Ya con muchos problemas pues ahora eran tres los adversarios, solo espere a que se alejaran lo suficiente para dejar al Bakemon líder solo y enfrentarlo, cosa que no sería tarea fácil.

... No me arriesgare; sostuve un fierro oxidado cerca que tenía el mismo largo de mi espada, solo que hueco y un poco mas pesado que me dificultaría golpear con rapidez.

Sin dudarlo mas y los tres Bakemons separados, fui por uno de los primeros a los que me enfrenté saltando propinándole un golpe fuerte en la cabeza con el fierro estando en su espalda para así no emitiera ruido.

El Bakemon cayo, pero tal acto hizo que el Bakemon llamara a los otros dos, fue una mala idea por parte del Kotemon, pues solo consiguió alertar a los demás Bakemons. El Bakemon que había sido golpeado, se levanto furioso y le lanzo un par de puñetazos a Kotemon. El jefe de los dos Bakemons tenia la espada kendo de Kotemon en mano, pero no se la quedo, se la lanzo al Digimon Roockie para que peleara como se debía.

Luego de haberle entregado la espada a su dueño, hizo un ademan con sus manos, dando señal al par de Bakemons a que atacaran al Kotemon y terminaran con esto de una vez por todas.

—¡Nightmare Wave!—Lanzo una onda oscura hacia Kotemon que es capaz de hipnotizar a sus enemigos, amplificando sus dudas hasta volverlos locos.

—¡Death Charm!—El segundo Bakemon lanzo un hechizo malvado y oscuro sobre Kotemon que puede acabar con su energía vital.

Por otro lado, el jefe de los Bakemons se encontraba observando como aquel Kotemon se libraría de los dos ataques.

Off:

Al golpear tan fuerte a este Bakemon, retumbo en el suelo gritando, cosa que no estaba en mis planes y eso iba a provocar que los demás llegaran tan de prisa que no pude contar los segundos de cuando ya estaba rodeado por ellos. En el instante este Bakemon se levantó lanzando puñetazos estando furioso, pero al estar confundido por el golpe pude esquivarlo con facilidad golpeándole nuevamente para arriba con el tubo de fierro viendo como el líder Bakemon aún tiene mi espada lanzándome esta.

Uno que tenga honor...; de inmediato le lancé a un Bakemon el fierro desviando su ataque hacia el cielo preparado para el otro ataque pues corría hacia el otro enemigo.

¡Trueno Guantelete!; De inmediato con la espada de bambú arremeto un golpe certero en la boca cosa que el hechizo colisiona con mi ataque eléctrico causando una explosión pequeña lanzando al Bakemon y a mi a lados opuestos estrellándome contra una lápida de roca que se rompe por el impacto.

OFF:

Los ataques de los Bakemons fue detenido, pero tanto Kotemon como Bakemon salieron disparados por la explosión causada por la descarga de Kotemon. El jefe de los Bakemon ya se había cansado de todo esto, y decidió entrar en batalla, pero no ataco a Kotemon, sino que a los dos Bakemons, a sus secuaces. El jefe atravesó sus corazones con sus manos fantasmales, haciendo que estos se convirtieran en datos para luego el absorberlos.

Cuando logro absorber los datos de los dos Bakemon, su cuerpo se vio obligado a ser rodeado por una serie de datos, haciendo que este Digievolucionara en su etapa Ultra. Su nuevo cuerpo era como el de una pequeña parca flotante, ademas de su afilada y dorada guadaña, y un colgante que tenia un ojo como amuleto, se trataba de Phantomon.

—Prepárate para morir, basura insolente.—Soltó una risa macabra que resonó por todo el cementerio, alzo su guadaña desapareciendo y reapareciendo al frente de Kotemon y le lanzo una serie de cortes con su guadaña.

Levantándome gracias a sostenerme en mi espada de bambú, alcanzo a ver solo como absorbe un Bakemon los datos de unos digimon pero ¿quienes?. Miraba para los lados y los otros Bakemons no estaban por lo que me sorprendí que uno hubiera absorbido a sus camaradas como si fueran solo basura... espera, ¿no sería ese el líder de los Bakemon? ya podía saber el porque querían destruirme, pero algo tan descabellado como matar y absorber a sus propios camaradas, eso suena algo muy macabro y cruel.
De pronto este digimon se hizo un poco mas grande y ya no era blanco, era una especie de brujo, como los humanos les decían y se sabía solo por el tamaño y la presencia que emanaba que este ser era realmente muy poderoso.

Me sorprendí al verlo desaparecer y aparecer justo frente a mi, una especie de hielo se sentía por mi espalda y mis piernas no respondían muy bien ¿era eso a lo que llamaban miedo?, no tenía la mas remota idea en esos segundos de pensamientos ante de alguna reacción, pues este no era ya un lugar para pensar estando en pleno combate con lo que quería desde un principio. ¡Un enemigo poderoso!.

Al ver que movía su guadaña, solo pude defenderme con la adrenalina a mil sosteniendo todo lo que podía la espada de bambú esperando que no se rompiera y tampoco viera el enemigo que tenía dificultades para caminar.

Phantomon se alejo un poco, el Kotemon había podido igualar su velocidad, lo cual lo sorprendió un poco. Luego de estar unos cuantos centímetros lejos de Kotemon, se limito a atacarlo una vez mas con su guadaña.

—¡Segadora de Almas!—Uso su guadaña para atacar a Kotemon con una fuerza oscura, esperando a que su ataque diera en el blanco.

Viendo que el digimon se aleja un poco de donde estaba con el rostro impactado y yo soportando el no caerme de rodillas por aún tener mis piernas entumecidas por el impacto con el Bakemon, solo me quedo viendo lo que hace elevando mi espada de bambú con ambas manos no en postura de kendo que es la punta de la espada en dirección al oponente, sino a como un guerrero samurai con la espada mirando al cielo.

Ven... je; la primera vez que sonreí y mas importante, la primera vez que reía ante alguien ¿sería quizás el saber que de esta batalla moriría? no, esa no era una sonrisa de alguien que va a morir, era una de adrenalina y de alguien que al fin observa la muerte con sus propios ojos y quiere vencerlo en el cuerpo de un oponente digno.

De inmediato cuando daba un paso para atrás al mismo tiempo que el oponente daba un ataque con su guadaña, me tropecé con una roca cayendo de espaldas justo por coincidencia estrellándose la guadaña en la tierra a centímetros de mis piernas rompiendo y abriendo la tierra por una gran onda expansiva que al momento de cruzarme los brazos para protegerme, me lleva metros mas atrás con rocas del suelo estrellando todo con mi cuerpo en un ataúd que no habían enterrado por completo todavía.

Kotemon había logrado esquivar el ataque de Phantomon, pero tal cosa hizo que cayera en su propia tumba. Literalmente, Kotemon había aterrizado en un ataúd que no había sido enterrado por completo todavía, pero pronto seria enterrado con un nuevo cuerpo dentro. Phantomon empezó a menear la cadena que colgaba de su guadaña de un lado para el otro, haciendo que la tapa del ataúd levitara y sellara por completo la única salida que había. Luego hizo levitar el ataúd, con Kotemon dentro, y lo hizo estrellar contra los muros del cementerio, el ataúd quedo completamente destruido, y Kotemon no iba a salir ileso de tan brutal choque.

—¡Muere de una vez, maldita basura detestable!—Phantomon ya estaba harto de tanto rodeo, quería acabar con esto de una vez por todas.

Cuando estaba levantándome, me di cuenta que la tapa del ataúd estaba elevándose lentamente aprovechando en saltar para sostener el borde de la tapa balanceándome para arriba. Como aún había mucho humo por el desastre impidiendo ver con claridad, rápidamente impulsado con la espada pude esconderme detrás de una lápida.

Viendo como el ataúd se movía por las habilidades nuevas del Bakemon evolucionado, me dispuse a correr con sigilo percatándome que este digimon creía que estaba dentro de ese ataúd estrellándolo de un lugar a otro dándole toda su atención a eso.
Cuando al fin se destruyo apareciendo allí solo un cadáver humano para decir este digimon que muriera de una vez.

Aquí estoy, asqueroso digimon ¡Trueno Guantelete!; de inmediato salté impulsado para adelante estando a la espalda del digimon, atacándolo con una estocada eléctrica por parte de mi espada dirigida a su pecho.

Phantomon fue sorprendido por el magnifico plan que Kotemon había pensado desde el principio, Phantomon recibió una fuerte descarga eléctrica en todo el pecho, su corazón estaba a punto de parar de latir, pero antes de que muriera, quiso recitar unas cuantas palabras a Kotemon.

—Maldito cabrón... Pronto regresare y mas fuerte... Y te matare...—Justo cuando termino de hablar, exploto en una serie de datos que luego conformaron un Digitama, el cual salio disparado hacia el cielo, de seguro regresaría al Digimundo.

Off:

Muy cansado tras haber usado todas mis fuerzas en ese ataque, solo podía apoyarme en mi espada que la había enterrado de la punta para sostenerme mejor sin caerme, viendo como el digimon se transformaba lentamente en datos que se elevaban perdiéndose en la luz de la luna que aún permanecía como si ese combate no hubiera ocurrido.

Gracias por devolverme la espada... espero encontrarte en un futuro; de pronto explotó el cuerpo sobrante juntándose los datos en una Digitama, que al momento de querer sostenerla, esta ascendió esfumándose del lugar.
Mientras recuperaba las fuerzas, pude ver que un niño de no mas de 8 o 9 años salía impresionado pero sin miedo agradeciéndome por exterminar a los fantasmas y que para él, era una especie de super héroe, diciendo también que era un niño capturado por esos fantasmas y que era el hijo del alcalde de la ciudad y me podía recompensar por todo.

Claramente como no quise hacer mas alboroto pues los humanos son una especie miedosa, le dije que saliera pero antes que anotara en varias hojas que ya no habían fantasmas en el cementerio y que podrían ir tranquilos a visitar a sus muertos. Cuando el niño partió a anotar y dejar todo, al volver ya yo no me encontraba pues sería peligroso para mi en este estado el enfrentarme con algo mas o a algún humano que me viera como amenaza.