El juego de las sombras heladas

¡¡Se está tan blandito aquí!! Restriego varias veces mi cara contra la almohada y río de forma tonta. Me gusta esta sensación, cuando sea más fuerte quiero todos los días despertarme así. Un chocolate calentito…¡¡sí, eso me tomaría ahora!! Todavía no he despertado del todo, pero mi estómago ya me está diciendo qué le apetecería desayunar. Suspiro y me llevo los puñitos para despejarme los ojos.

Me reincorporo con lentitud, normalmente no me cuesta tanto levantarme. Claro que tampoco había dormido sobre algo tan blandito, el suelo hace que quieras despertarte cuanto antes. Bostezo y me estiro con los brazos en alto por encima de mi cabeza.-Bueeeenos días.-todavía con los ojitos medio cerrados busco la silueta de Lady.-Si alguien ha roncado no he sido yo, pero si alguien te ha dado patadas posiblemente sí.-Inflo los mofletes tratando de poner cara de niña buena, por la noche me muevo mucho, supongo que todavía sigo en alerta.

Eso es algo que no se olvida. Pero al mirar a Lady me doy cuenta de que tiene las mejillas muy rojas ¿ha pasado algo? Restriego mis ojos de nuevo para ver mejor y echo un vistazo a la cabaña. Parece que todo sigue igual que como estaba anoche. Entonces quizás haya recibido alguna mala noticia que no sabe como darme. Tengo que demostrarle que soy mayor y puede confiar en mí. Busco el resto de mi ropa y me visto.-Lady si te tienes que ir ya, no te preocupes, estaré bien. Entiendo que quizás no te gusten las despedidas, pero esto no lo es ¿vale?-le guiño un ojo

En cuanto Noah despierta aprovecho para desplazarme en silencio, alejándome ahora que mis movimientos no pueden despertarla y alterarla mientras duerme... Capto su mirada y su preocupación, e instintívamente trato de desviar la mirada ante su pureza, y su oso sigue dormido, probáblemente no despertará hasta que alguien le llame...

- No, claro que no es una despedida, pero no es eso - Cubro mi rostro con la mano derecha, tratando de contener los temblores, que se reducen hasta un nivel mínimo, mientras respiro pausadamente percibiendo como mi calor baja poco a poco... El que la chimenea se haya apagado y el ambiente esté ligeramente frío desde luego ayuda, pero no es suficiente, se lo que necesito, pero irme ahora bruscamente... Y la niña confía en mi, aunque no debería... ¿O tal vez el problema es que yo no confío en ella? La he dicho mis problemas, la he prevenido y aconsejado... Si quiero poder convivir con ella quizás deba dejar de tratarla como a una niña en varios aspectos, a fin de cuentas ella lo ha pedido así, ahora mismo trata de comportarse como si no lo fuera. Y aunque no se si quiero arriesgarme... Si quiero curtirla en el mal supongo que es lo correcto.

Aparto mi mano del rostro y compruebo que se ha vestido del todo, eso quizás lo haga mas fácil, me acerco a ella y la miro sonriente en cuclillas, sigo sonrojada, pero no es precisamente vergüenza - ¿Te lo voy a explicar de acuerdo? Pero por favor no te asustes... Como ya te dije no te haría nada que no me pidieras - Aunque estoy segura de que su Digimon está dormido, no quiero arriesgarme a que pueda oir nada, así que me acerco aún mas a ella y le susurro lo que me ocurre, reconozco que tengo algo de miedo de poder asustarla... Una vez termino, me alejo y permanezco mirando al suelo - Así que... Voy salir un rato para... - Muerdo mi labio inferior - Buscar comida y eso... - Ni una niña es tan ingenua, con todo lo que la conté ayer y hoy las palabras omitidas son obvias, pero no deja de ser cierto que de paso aprovecharé a conseguir algo de comida. Al menos ahora se que puedo controlarlo lo suficiente como para no atacarla sin mas.

- Voy a volver, aunque sea solo para despedirnos en condiciones por ahora, lo prometo ¿Tu...? ¿Quieres algo en especial?

No me lo esperaba, Lady se ha acercado y me ha contado algo que al parecer es bastante común entre los mayores. A mi otra hermana nadie se lo debió explicar, pero de alguna forma, conociendo a Lady he encontrado la manera de no seguir culpándola por eso. Me llevo una mano al mentón pensando bien en las palabras que me ha dicho y cómo se supone que una niña mayor reaccionaría. Porque está claro que ese son el tipo de cosas que se sienten cuando eres más mayor. Después de unos segundos, me levanto de la cama y camino hacia Lady para agarrarle la mano.

Nee-san, ves a dar una vuelta, no tiene sentido que te quedes si te sientes mal. –Balanceo su mano mirándola con ojos grandes y rostro travieso- Los protagonistas siempre desaparecen en los mejores momentos. Adelante, ves a darle su merecido al Mundo.-Me río soltándola de la mano y echando a correr para tirarme encima de la cama.-Me apetecen cosas del Mundo Real, así que tampoco tienes por qué traerlas ahora. Quiero chuches, unos cascos de música y… creo que ya.-La osa digimon se despierta tras escucharme impactar contra la cama, está asustada y yo me río.

Hoy me he despertado de muy buen humor, aunque a lo mejor me vuelvo a dormir. ¡¡Este sitio es tan blandito!! ¡¡No me quiero ir nunca!! Me entierro entre las sábanas y siendo un bulto me muevo y hago ruidos como de monstruo.-Hasta ahora, Lady. Te esperamos aquí-comento con mi voz normal entre las sábanas. Salto encima de la osa haciéndola gritar y luego ella empieza a correr y yo la sigo.

Sonrío como puedo cuando veo como una niña de ocho años me está dando consejos de comportamiento... Que patético por mi parte, pero mas que loable por la suya - Volveré en un rato preciosa... - Tomo una manta que hay por el suelo y camino con aparente tranquilidad hacia la puerta exterior, que abro lo mínimo necesario para que no entre demasiado frío y la pequeña no necesite arroparse de nuevo como si estuviera en el exterior, saliendo tras ello de la cabaña, mientras lo hago, una lágrima me cae del rostro.

Lo primero que hago nada mas tocar la nieve es invocar a Tinkermon, hacíendola Xros con Cutemon tras ello, para que sea capaz de aguantar mejor el frío - Siento esto... ¿Podrías conseguir algo de comida también hoy? Será un caso especial - El hada me mira alzando una ceja algo extrañada, la mitad de Cutemon sabe que algo me ocurre e intuye el que, a´si que sencillamente asiente y se marcha a buscar comida tal y como hizo el día anterior.

Una vez me quedo sola camino hasta llegar a unos árboles que ofrecen cierta cobertura los unos con los otros, y me siento apoyada contra el tronco de uno de estos... Cierro los ojos y respiro profundamente, cubriendo mi cuerpo con la manta que he sacado conmigo, bajo la misma y sin poder quitarme aún las imágenes anteriores de la cabeza, deslizo mis manos para relajarme. Tengo que encontrar la manera de cambiar esto.

Se escucha el “plomp” de cuando Lady cierra la puerta, así que ya estamos solas Mzs.B y yo. Ahora ya no hay adultos que supervisen jijiji. Sigo persiguiendo a Mzs.B por la cabaña envuelta en una de las mantas y haciendo ruidos de monstruo. Pero pronto se acorrala en el salón, salto para atraparla y le muerdo en un costado. Ella tiene tanto pelo que no lo nota como lo haríamos cualquier humano. Eso quiere decir que está atrapada. Me quito la manta y se la echo por encima, ahora es ella quien debe ser el monstruo. Corro para subirme encima de la cama y encontrar la manera de subirme encima del armario. Siempre me ha gustado trepar. La cara de la digimon osa es de fastidio, sabe que la única forma que tiene de hacerme bajar es rompiendo el armario. Pero eso está feo.

¿Siempre vas a cumplir las normas, osita boba?-me burlo sacándole la lengua.

No quiero hacerte daño, Noah. Sabes que soy muy fuerte y que puedo romperlo si quiero.-Me responde con cara de pocos amigos.

Excusas, siempre dices lo mismo.-sentada encima de la balda final, balanceo los pies.

Mzs. B le pega un puñetazo a la pared que retumba por toda la casa, incluido el armario que se bambolea y hacer que me caiga. Porque si me hubiese agarrado a él, posiblemente me habría caído con él encima. Pero la digimon osa sin inmutarse me recoge entre sus brazos. Alza una ceja como si me estuviese desafiando y después sopla uno de sus puños con chulería. Tenemos que probar lo que nos ha contado Lady de las cartas y ver qué pasa. Es posible que nos subestimen porque se piensen que al ser una niña pequeña y su tierno oso digimon no seamos grandes rivales. Pero entonces me reiré muy fuerte, sí quiero ver sus caras cuando vean de qué somos capaces. Saco mi terminal y miro el mapa del Mundo Digital, está claro que nos queda todavía mucho por explorar. No me apetece pensarlo ahora, guardo la terminal y enciendo una mini consola de bolsillo para jugar a los marcianitos.