Cuando no hay humanos cerca...

Eran las doce del mediodía en Ciudad File, el clima era bueno y había Digimon merodeando de un lado para otro. Por aquí por allá, llendo y viniendo de lugares de comida, puestos por aquí, también por allá. Todos parecían ser pacíficos y felices. Bueno, todos excepto uno. Un Blackagumon, llamado Chaos, se encontraba preparado para hacer una de las suyas. Escondido en el techo se encontraba. Se preparaba para sabotear y robar un puesto de comida rápida. Era algo que hacía habitualmente. Incendiaba el lugar y luego robaba toda la comida que podía llevar y luego huía. Ése Digimon era yo.

Salté sobre el puesto. -Baby Flame.- dije, escupiendo fuego desde mi boca. Todos allí salieron de allí gritndo: "Es Chaos, corran" o "Maldito seas Chaos" entre otras vociferaciones. Aprovenchando la confusión, tomé algunas carnes y salí corriendo. Ahora venía la persecución. Un Leomon trataba de encontrarme, pero por suerte mi escondite no estaba lejos. Un árbol viejo con un hueco en la base. Adentro había sufuciente espacio para poder descanzar y comer. siempre tuve cuidado en que no lo descubriesen. Sino, me matarían.

Recién llegaba a Ciudad File, he estado vagando por el mundo digital, buscando siempre algo que hacer para no aburrirme y hacer mi vida tan rutinaria. La rutina me aburre mucho, es por eso que siempre estoy en movimiento, yendo de un lugar a otro, se puede decir que para mi no hay un lugar al que llamar hogar como tienen todos los digimons. Me gustan las aventuras y descubrir nuevos lugares. Y por supuesto pasar desapercibida a veces, después de todo... para conseguir alimento a veces hay que hacer algo malo, pero hasta ahora nunca me han descubierto, lo hago sutilmente y siempre saco lo justo y necesario para mi.

Pero hoy parece que no podre hacerlo. El olor a humo llega a mi nariz y tengo el tiempo suficiente para reaccionar y correr lejos de la gran estampida de digimons que corren para alejarse del fuego y del digimon que lo ocasionó. ¿Tan peligroso es ese Chaos del que hablan? No me voy a detener averiguarlo, por lo tanto corro alejándome de ahí, logro ver que hay un escondite seguro en un árbol, era un hueco en la base. Escucho unas pisadas y sin dudarlo me meto ahí, escondiéndome en lo mas profundo del hueco donde no me verían fácilmente.

El digimon culpable del tumulto entra también al hueco. Era un simple BlackAgumon... ¿de él se escondían? Observo que tiene suficiente comida... es algo arriesgado pero no imposible. Sin dudarlo corro hacia él, agarro con mi boca algo de comida y salgo de ese escondite corriendo lo mas que puedo.

Al entrar en el hueco, tratando de huir de la muchedumbre, encontré a una Salamon. Al verme, dicho Digimon toma uno de los pedazos de carne que yo había robado previamente. Luego de robármelo, sale huyendo de mi guarida. Enojado comienzo a perseguirla, ignorando al resto de los Digimon. -¡Oye, tú!- grité, tratando de llamarle la atención. -Ven, no te haré daño. Si me devuelves la carne quizás lleguemos a un acuerdo.- le propuse, tratando de ser sincero, cosa que rara vez pasa.

Ese BlackAgumon no tardó en perseguirme. El que veía esta situación se reiría. Una Salamon huyendo de un Blackagumon que también es perseguido... algo raro y gracioso, aunque en estos momentos para mi no es muy gracioso. Me detengo y miro al digimon que me persigue y me trago el pedazo de carne que tenia en la boca.

-Creo que no será posible!! y será mejor que mires detrás de ti!!!-

Le grito y vuelvo a correr doblando en una dirección. Detrás del BlackAgumon un Leomon se acercaba rápidamente.

Tenía el suficiente olfato para saber que me persguían. No me iba a detener, aunque aquella Salamon me dijese. Debía recuperar lo que me había robado a cualquiero costo. También debía demostrarle que nadie se solía meter conmigo así como ella lo hizo. -No miraré atrás, pues ya sé que me persiguen.- le aclaré, tratando de alcanzarla. Estaba tan cerca y no podía atraparla. -Ve de nuevo a mi guarida y allí será posible hablar. Te compartiré mi comida, si no les dices a nadie sobre dónde está.- le dije sinceramente, casi a modo de ruego, a aquel Digimon de aspecto gatuno. Si escubrían mi hogar, sería expulsado por mis fechorías, o peor,. No quería ni imaginármelo.

Corro sin ver hacia atrás.

-¿Seguro que solo hablaremos?? O me atacarás cuando estemos ahi??-

No iba a dejar de correr hasta que él se detuviera o lo atraparan... lo que ocurriera primero. Mientras tanto seguimos corriendo, sin alejarnos demasiado del escondite de Blackagumon.

Noté que seguía sin confiar en mí. No me sorprendía, ya que nadie lo hacía.

-Si, solo hablaremos, ya que si te ataco, tú les dirás sobre mi guarida.- le aclaré tranquilamente al Salamon. Luego de esto, me escabullí tratando de hacer perder la pista a mis perseguidores. Luego, cuando lo logré, me metí a mi guarida en el árbol, esperando a que el Salamon venga.

Al ver que se desvia del camino y deja de perseguirme me escondo en unos arbustos y veo a la orda de digimons pasar sin darse cuenta. Sin hacer ruido corro hacia el escondite de Blackagumon, era mejor que seguir corriendo por ahi. Cuando casi llego dos Dorumon me detienen.

-¿Donde está el Blackagumon!!-

Gritan ambos.

-No lo sè, no lo conozco... ¡¡Ladrido de Cachorra!!-

Ladro agudamente para que se aturdan y vuelvo a correr alejandome del escondite para que no lo encuentren y me persigan.

Esperaba impaciente la llegada del salamon, esperando a que no me traicionase, ya que había confiado en ella, cosa que no hizo con nadie. No confiaba en nadie porque nadie confiaba en mí. -Solo espero no haber confiado en vano, ya que no he confiado en nadie desde que me utilizaron aquella ves.- dije, recordadando lo que pasó con los otros digimon que hicieron llamarse sus amigos.

-----------------------------------FLASHBACK-----------------------------------

-Vamos Blackagumon, recupera la pelota por nosotros y te dejaremos jugar con nosotros.- dijo un Gazimon, impaciente por recuperar el balón, que dió a parar con un Tyrannomon durmiendo. Fui a recoger el esférico pero, al hacerlo. aquel dinosaurio despierta. Les di el balón a los Gazimon y ellos me dejaron. Me habían dejado solo.

-----------------------------END FLASHBACK------------------------------------

Solo, siempre solo. No tenía muchas esperanzas de que aquella Salamon viniese. Lo mejor sería empezar a empacar.

Mi plan funcionó. Esos Dorumon empezaron a perseguirme, mi intencion es alejarlos del escondite de BlackAgumon. Estan muy cerca de mi, estoy casi segura, para confirmarlo miro hacia atras y veo justo a tiempo como ambos Dorumon atacaban juntos. Los ataques no me dieron, pero impactaron muy cerca mio y provocaron una explosion, empujando mi cuerpo contra un árbol y quedo tumbada en el suelo.

-Dinos donde está Salamon!!!-

-Ya les dije que no lo sé... dejenme tranquila!!-

Los Dorumon solo me mira y se preparan para atacarme de nuevo.

Yo estaba preparándome para empacar e irme, ya que tenía la sensación de que me iban a traicionar, de nuevo. Esa Salamon, como confiaría en alguien como ella, que no miente con frecuencia, más por un Digimon como yo. De pronto, me pareció escuchar una pelea afuera. Salí cuidadosamente para que no vean. Allí vi a Salamon. Ella me estaba defendiendo, no lo podía creer. Yo salí para ayudarla. -Vengan si quieren jugar conmigo.- les dije cruelmente a esos Dorumon.

Abro los ojos sorprendida al escuchar al Blackagumon, y no soy la única sorprendida, esos Dorumon detienen su ataque y se giran al escucharlo dispuestos a atacarlo. ¡¡Es mi oportunidad!!

-¡¡Golpe de Cachorra!!-

Con mis patas golpeo fuertemente a un Dorumon y salto mordiendole la cola al otro con todas mis fuerzas. Ese Dorumon grita y se agita tratando de que lo suelte y el otro gruñe enfadado.

Todos estbana sorprendidos por mi apareción, que, con la cuál, aquella Salamon aprovechó para atacar a los Dorumon. Pateó varias veces a uno y mordió la cola de otro, que intentó zafarse.

-¡Baby Flame!- grité al mismo tiempo que de mi boca salía una bola de fuego, dirigido hacia el primero de los Dorumon. Luego, después de que impactó agregué riendo. -¡Ja!, si quieren más me avisan.-

El Dorumon grita y corre en circulos cuando es quemado por el Baby Flame. Mientras el otro Dorumon sigue agitandose, pero no tengo intensiones de soltarlo.

-Sueltame!!! ¡Maldita Salamon!!!-

Da un giro largo y golpea su cola contra un arbol, en consecuencia tambien me golpeo yo. Esos golpes duelen, pero duele mas cuando con una de sus garras me golpea con fuerza y me tira contra un árbol.

Veía como el Dorumon al que quemé giraba graciosamente en círculos tratando de apagar las llamas. Mientras tanto, el otro logra zafarse de Salamon al golpear su cola contra un árbol. Luego la ataca con sus garras, hiriéndola más.

-Te crees rudo, ¿no?- le dije enfadado, al ver como ella sufría. Me acerqué a él y lo tomé por las alas, tratando de alejarlo de aquel digimon cachorro. -¡Sufre lo que te mereces!- exclamé, tirandole un ala para un lado y el otro ala para otro lado.

Me duele ese golpe. Por suerte Chaos aleja a ese Dorumon lo suficiente para poder respirar tranquila y ponerme de pie. El Dorumon grita y patalea del dolor y su cara es algo graciosa.

-Sueltalo, yo me encargo!!-

Le digo a Chaos y una vez que lo suelta corro hacia el Dorumon.

-¡¡Choque de Cachorra!!-

Le doy un fuerte cabezazo en el estomago a ese Dorumon que lo deja sin aire y tirado en el suelo.

Miraba la acción de Misu impresionado, no podía creer que un Digimon como ella, que se suponía buena y amable, fuese a ser de esa manera. Me agradaba su forma de ser, sin tantos prejuicios. Así que le dije. -¡Ven, vámosnos! Antes de que se recuperen.- le dije, apresurándome hacia mi guarida.

-Sí!-

Sin dudarlo corro tras él, manteniendole el paso hasta llegar a la guarida donde todo comenzó. Antes de entrar miro alrededor para asegurarme que nadie nos ve y entro rápidamente.

Solo entonces me permito relajarme y me tumbo en el suelo sintiéndome muy cansada y adolorida. Tengo raspones y magullones por todo el cuerpo y una de mis patas delanteras es donde más me duele.

Una vez dentro de la guarida, observé a Salamon, que valientemente me protegió, al no reveló la ubicación de mi escondite. Me acerqué a ella con unas hierbas medicinales y vendajes, que por experiencias pasadas la tenía, y me puse a contemplar sus heridas. -Sabes, nadie me defendió así.- le aclaré felizmente mientras la vendaba. Al verla más de cerca, me parecía más tierna que antes. Al sonrojarme un poco agregué: -No creí que alguien tan bonito escondiese tal fuerza.-

-Bueno... admito que yo tampoco he defendido a alguien antes jeje-

Respiro hondo varias veces para calmarme cuando escucho un ruido y miro a BlackAgumon acercarse a mi con unas hiervas y vendajes. Reconozco las hiervas, así que dejo que me cure las heridas. Le doy mi pata herida para que la venda y lo miro.

-No te dejes engañar por las apariencias Blackagumon.-

Hago un gesto de dolor al mover la pata.

Mientras sujetaba su pata, no podía dejar de mirarla. Sin percatarme de como se veía la situación, la contemplaba extraño, nunca me había sentido así. Mientras le vendaba la pata no tuve mejor opción que decirle: -Me gustas...- dije, y al darme cuenta de lo que dije, agregué: -...como eres.- A pesar de esto, me sonrojé ya que presté a mayor confusión. -Quiero decir de qué me gustas de que no seas prejuiciosa.- terminé diciendo, para aclarar.

No me doy cuenta que me mira porque solo estoy mirando como va vendando mi pata. Al escucharlo lo miro muy sorprendida.

-¿Que?-

Mis mejillas se vuelven rosadas. No creo que quiso decir eso... yo debí mal interpretar... Tras escuchar su explicación estoy segura que entendía mal.

-Ah, te refieres a eso... No. No me gusta ser prejuiciosa y no le veo el sentido, es mejor conocer al otro antes de decir como es...-

Al escuchar tales palabras me sonrojé. -¡Listo!- le avisé, mientras terminaba de vendarle la pata. Sostení su pata aunque ya no había necesidad. La miré a los ojos enternecido. Quería que ella me devolviese la mirada. No sabía lo que era el amor, mucho menos enamorarse, así que no sabía lo que me pasaba. Me sonrojé.

Al escucharlo le miro y sonrío. Lentamente alejo mi pata de él.

-Muchas gracias...-

Susurro algo avergonzada por su mirada. ¿por qué me mira así? ¿y por qué su mirada me hace sentir mariposas en mi estómago? Dejo mi pata en el suelo con cuidado.

-¿No estás lastimado?-

Pregunto preocupada al ver que solo me atendió a mí.

-No, no lo estoy.- le respondí tranquilamente. La verdad, no lo estaba, ya que ella recibió todos los golpes. Dandome cuenta que aún nos presentamos le dije: -Mi nombre es Chaos.- Y sin darle tiempo a hablar, agregué -¿Y tú?, ¿tienes un nombre además de una cara linda?- le pregunté, acercando despacito mi cara a la suya.

-Que bien.-

Estoy por presentarme cuando dice eso y siento como el calor sube a mis mejillas volviendolas rosadas. Bajo mi cabeza para que no pueda ver el sonrojo de mi cara.

-No es linda ahora con todos los golpes jeje... emmm me... me llamo Misu.-

-Sigues siendo muy linda.- le dije amablemente, mientras con mi brazo izquierdo le sostenía y levantaba la barbilla. -Te quiero.- le confesé finalmente, sonrojándome un poco. No sabía como reaccionar ante tal situación, así que dejé que las cosas pasaran.

-Gracias.-

Susurro apenas y lo miro totalmente avergonzada y muy, pero muy sorprendida. Abro y cierro la boca sin saber que decir y sintiendo como mi corazón late muy rápido.

-A... apenas nos conocimos Chaos... no puedes querer a alguien... tan rápido.-

Apenas termino de decir eso me dan ganas de golpearme contra la pared. Alguien me dice por primera vez que me quiere... y yo digo eso.

-Quiero creer en el amor a primera vista.- admití sin verguenza alguna. Mi corazón, si es que un algún Digimon posee tal cosa, latía rápido. Escuchaba que el de Misu también. -Quiero creer.- terminé diciendo. Luego hubo un momento de silencio. Para cambiar de tema, me alejé y volví con 2 pedazos de carne. Extendí mi brazo y le ofrecí uno -Toma.-

Me quedo callada. No sé que decir en esta situación. El silencio que nos rodea es demasiado incomodo, al menos para mi y agradezco cuando el rompe este silencio.

-Emmm muchas gracias Chaos.-

Agarro la carne y empiezo a comer despacio, y lo miro.

-¿Por qué armaste todo ese alboroto?-

Paré de comer mi pedazo de carne la mire a los ojos, atónito por la pregunta. -¿Cuál de todos?- le respondí con otra pregunta, ya que era una situación a diario. -¿El del restaurante?, ¿el de haberte perseguido? o ¿o el de la heladería?- le di las opciones, preguntándome a que se debía esta repentina curiosidad.

Me atraganto al escucharlo, cuando se me pasa la tos, me empiezo a reir, no esperaba que hiciera tantas cosas.

-Mmm Contame las tres jaja-

Sigo comiendo mientras lo escucho.

Empecé explicarle todo, exceptuando la parte de la heladería, que me resultaba bochornoso.

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Eran las doce del mediodía en Ciudad File, el clima era bueno y había Digimon merodeando de un lado para otro. Por aquí por allá, llendo y viniendo de lugares de comida, puestos por aquí, también por allá. Todos parecían ser pacíficos y felices. Bueno, todos excepto uno. Un Blackagumon, llamado Chaos, se encontraba preparado para hacer una de las suyas. Escondido en el techo se encontraba. Se preparaba para sabotear y robar un puesto de comida rápida. Era algo que hacía habitualmente. Incendiaba el lugar y luego robaba toda la comida que podía llevar y luego huía. Ése Digimon era yo.

Salté sobre el puesto. -Baby Flame.- dije, escupiendo fuego desde mi boca. Todos allí salieron de allí gritndo: "Es Chaos, corran" o "Maldito seas Chaos" entre otras vociferaciones. Aprovenchando la confusión, tomé algunas carnes y salí corriendo. Ahora venía la persecución. Un Leomon trataba de encontrarme, pero por suerte mi escondite no estaba lejos. Un árbol viejo con un hueco en la base. Adentro había sufuciente espacio para poder descanzar y comer. siempre tuve cuidado en que no lo descubriesen. Sino, me matarían.

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Al entrar en el hueco, tratando de huir de la muchedumbre, encontré a una Salamon. Al verme, dicho Digimon toma uno de los pedazos de carne que yo había robado previamente. Luego de robármelo, sale huyendo de mi guarida. Enojado comienzo a perseguirla, ignorando al resto de los Digimon. -¡Oye, tú!- grité, tratando de llamarle la atención. -Ven, no te haré daño. Si me devuelves la carne quizás lleguemos a un acuerdo.- le propuse, tratando de ser sincero, cosa que rara vez pasa.
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-Y eso fue todo lo que pasó.- le expliqué a la hermosa Digimon.

Lo escucho mientras sigo comiendo. Así que eso paso, con razón estaban tan molestos esos digimons.

-Si querías robar, por que lanzaste tu Baby Flame?? Lo mejor es no llamar la atención.-

Eso es lo que yo habría hecho y lo que hago, si robo comida lo hago con cuidado y sigilosamente para que no se den cuenta.

Me dió un consejo bastante bueno, de ser sigiloso. Aunque esa no era mi intención. Mi intención verdadera era molestarlos también. Ellos me hicieron sufrir, entonces yo los haría sufrir.

-Gracias, pero no puedo ser tan sigiloso.- le agradecí gentilmente, cosa que me sorprendió, y aclaré: -Ellos no fueron muy amables, yo los trato como me trataron a mí.-

-Si los tratas de la misma manera que te trataron no eres mejor que ellos.-

Termino de comer y me relamo los labios para limpiarme.

-Si quieres vengarte es mejor hacerlo despacio. La venganza es un plato que se come frío.-

Era buena consejera, pero estaba muy cansado como para poder escuchar su consejo. Cansado por todas las emociones del día, decidí irme a tomar una siesta y me recosté contra la pared de la guarida. -Si quieres quedarte, quédate tanto como quieras, pero no me molestes porque estaré descanzando.-

Lo miro por varios minutos, hasta estar totalmente segura que se durmió. Sin hacer ruido me acerco a él, rengueando por culpa de las heridas y me tumbo a su lado para descansar un poco también.

Pasó media hora, en el que soñé con una enorme carne asada. Al despertarme, vi ue misu dormía a mi lado. Casi me dió un susto al verla, pero luego recordé lo que hizo y me quedé acariciándola. Se veía tan tierna y linda así dormida.

Nunca dormí tan tranquila y cómoda como ahora, me sentía segura al estar junto a Chaos. Unas caricias me apartan de mi sueño, parpadeo varias veces, miro su mano/pata acariciarme y miro a Chaos. Le sonrío estando aún media dormida.

-Hola....-

Bostezo y sacudo mi cabeza para tratar de despertarme totalmente.

Retiro mi mano lentamente al verla despertarse. -Hola.- le devolví el saludo dulcemente. Luego, afuera, me pareció escuchar ruido.También olía a fuego. Me acerqué a la entrada.

-Chaos, sabemos que estás ahí.- gritó alguien allí afuera. Parecía furioso. -Sal o quemaremos este árbol.-

-¡Lo quemaremos igual!- dijo otro Digimon por ahí.

-¡Oh no!, me...nos encontraron.- le dije a Misu, en tono asustado.

También huelo el humo y me levanto para ver afuera. Eran varios digimons muy enfadados.

-¿Como nos encontraron?-

Susurro algo asustada, no veía a ningún digimon conocido y estoy segura que ninguno nos vio entrar al árbol.

-Mmmm tal vez pueda distraerlos y vos escapa, después de todo solo te buscan.-

Murmuro y doy varios ladridos para llamar su atención.

-Oigan!! ¡¡No quemen nada!! ¡¡No soy ningún Chaos!!-

-Nadie te cree Misu, lo estás encubriendo.- dijo uno de los Digimon, que resultó ser uno de los Dorumon de antes. Con él había 3 Gotsumon, un Unimon y Leomon.

-Vete y no saldrás herida.- le dijo seriamente el Leomon
de brazos cruzados.

-Si vete Misu.- le segundé a Leomon, apareciendo detrás de Misu, empujándola. Tenía la intención de aullentarla sin que se diese cuenta de que era porque la quería.

No pensaba moverme de ahí, pero para mi sorpresa Chaos me empuja fuera de la guarida. Lo miro sorprendida.

-No me iré y lo sabes Chaos.-

-Vete o muere por mis manos.- le dije fríamente mirándola a los ojos: En el fondo la quería. Y por eso quería que se fuese. De no hacerlo porque me amase, entonces, la obligaría odiarme. Por eso le di un buen golpe cuando ella me dijo que no se iría.

-Es tu última oportunidad de retirarte joven Salamon, ya que esto no es contigo.- dijo pacientemente Leomon de brazos cruzados.

Caigo al suelo por el golpe de Chaos. Lo miro desde el suelo sorprendida y su mirada me lastima más que sus palabras.

-Chaos......-

Me pongo de pie y corro hacia unos arbustos.

Al ver a Misu correr hacvia unos arbustos, yo empiezo a huir. Huía a un lugar donde no me conociesen, lejos de Misu, lejos de todo. Ojalá ella no me siguiese. y mis perseguidores me siguieron.