Welcome to the black parade ~

El Dark Área "amaneció" tranquila la mañana siguiente a mi encuentro con Ada... Porque si había que ser realistas, ningún Sol iluminaba la siniestra zona, pero había que buscarle una hora al momento que se asimilaba a cualquier otro tiempo matutino. Debían de ser cerca de las doce y media, mediodía, y ya incluso a esa hora podía olfatearse, por todo el Castillo de Chaos, un dulce aroma a tortitas, tan seductor, que era imposible resistirse a salir y a buscar el origen de tan delicioso manjar.

El artista de tal degustación, era nada menos que Beelko, en las cocinas del castillo. La motera disfrutaba como una enana cocinando, había hecho todo un montón de tortitas para mí, y aún le quedaban otros tantos para los otros invitados... Si es que decidían en algun momento despegarse de las sábanas, aunque no los culpaba.... Los había encontrado desamparados en un bosque oscuro, frío, siniestro, y alejado de la mano de dios. Y por si eso fuera poco, yo los había obligado a combatir, hasta que evolucionaran la oscuridad que había detectado en ellos...

- Pues si que duerme tu nueva amiguita-comentó Kali, de buen humor, mientras agitaba la sarten con habilidad y hacía voltear la tortita a medio cocinar-. ¿No deberías ir yendo a ver si despierta? No va a saber llegar a la cocina...

Tardé un rato en responder, me encontraba sentada en la mesa de cristal, con un cuaderno y un lapiz dibujando un diseño especial para decorar el símbolo que Ada me había dado la noche anterior. Saqué la lengua, concentrada, hasta terminar de trazar una línea. Una vez terminé, saqué de un bolsillo del pantalón el digivice, y saqué de él a Rukriel, en su forma rockie. El dragoncito miró con la boca agua mi plato con tortitas nada más detectarlo.

- Ni se te ocurra, son mías-le prohibí-. Ve a la habitación de la chica y espera en la puerta a que despierte y salga... Cuando vuelvas tendrás tus tortitas.

Rukriel hizo un mohín e hizo brillar sus ojos, como si estuviera a punto de llorar. Sin embargo, mi expresión era seria, y el comprendió que no iba a hacerme cambiar de opinión. Con un gruñido, el Veemon rojo se dio la vuelta y salió de la cocina para ir a hacer lo que se le había encomendado.

Spoiler:

Me revuelvo envuelta entre las sábanas y el edredón de la mullida cama. Luego llevo los brazos hacia arriba y me desperezo arqueando por completo mi espalda. Podría quedarme aquí tirada todo el día sin que ello me molestase. Vuelvo a enrollarme bien entre las sábanas para seguir durmiendo cuando le pego una patada a algo. Y ese algo grita. Abro un ojo y veo cómo Gabumon está notoriamente cabreado. No le doy mayor importancia y vuelvo a dormirme. Lo siguiente que recuerdo es un mordisco en la pierna. Pego un grito tirando todas las almohadas fuera de la cama.

Venga ya… Gabumon eres un rencoroso. Sabes que la patada no ha sido queriendo…- me quejo lanzándole la almohada que sujetaba mi cabeza.-Ha sido involuntario…-Pero tengo que callarme porque el digimon está durmiendo. Sí, él también me ha mordido entre sueños. ¿Pero ni con el grito que he dado se ha despertado? ¿Ni con la almohada?

Parpadeo seguido y luego me llevo una mano a la cabeza resignada. Suspiro echando un vistazo a la habitación en la que me encuentro. Encima de mi silla están los restos de lo que quedan de mis ropas de ayer. No sabría ni por dónde empezar para volver a colocarme esos harapos sin destrozarlos más. Me levanto y tomo una de las sábanas para cubrirme, dirigiéndome hacia el armario. Tengo curiosidad por descubrir si estoy en una habitación de invitados o alguien utiliza este cuarto habitualmente. Abro las puertas y me encuentro con diferentes trajes y diversas ropas. Sonrío por la sorpresa y echo unas cuantas prendas encima de la cama. Si Gabumon no se ha despertado con lo de antes, dudo que lo haga porque le caiga un vestido encima. Finalmente tomo unos pantalones negros, un top negro, unas botas altas negras, una gabardina y cubro mis manos con unos guantes largos. Supongo que ya va siendo hora de que me encuentre con mi anfitriona. Tomo mi bastón y giro el pomo de la puerta. Mi sorpresa es que al abrirla hay un digimon esperando.

Supongo que has venido aquí por mí.-le comento sonriente.-Adelante, vámonos.

Pero cuando me dispongo a cerrar la puerta veo que Gabumon nos ha alcanzado. Así que es el olor de la comida lo que despierta a este digimon. Suspiro y le hago un ademán para que salga y pueda cerrar la puerta. Es bueno saber estas cosas si tengo que despertarle en medio de una guerra y ni las bombas ni los cazas lo despiertan. Seguimos al digimon, el olor a comida se hace muy perceptible, de hecho me he imaginado que Gabumon estaría oliéndose algo. Pero era más una suposición que una realidad por mi parte. Finalmente llegamos ante lo que parecen las cocinas.

Buenos días- encojo mi brazo derecho, el que porta mi bastón, y me inclino levemente a modo de reverencia.-siento haberme tomado la libertad de usar estas ropas, pero las mías han quedado inservibles.  Día nuevo, acuerdos nuevos dicen. –Estiro mi sonrisa dando un toquecito a mi cabeza.- ¿Alguna novedad?

Rukriel se levantó del suelo en cuanto vio que los dos invitados salían de la habitación. Más animado, el digimon rojo comenzó a caminar por el pasillo, dando saltitos, mientras los guiaba a ambos.Bajaron en el ascensor un par de pisos, hasta que finalmente, llegaron a la planta elegida. Tuvieron que atravesar un par de pasillos y salas, pero en pocos minutos, ya estaban los tres en la cocina.

Alcé la mirada en cuanto Ada saludó, e incliné la cabeza a modo de saludo, antes de tomar con la mano el baso lleno de chocolate líquido y beberlo. Kali se dio la vuelta y saludó con una espátula mientras mostraba su más encantadora sonrisa. La rubia llevaba un delantal rosa con volantes encima del vestido rojo; aunque era bastante obvio que con su habilidad, nunca una gota de acéite salpicaría sobre ella... Pero le gustaba llevarlo.

- Buenos días. ¿Tortitas?-ofreció, dejando varios platos con tortitas en la mesa.

- ¡Sí, sí! ¡Tortitas! ¡Wiiii!-A Rukriel le faltó tiempo para subirse a una silla y empezar a comer como un cosaco.

Dejé escapar un suspiro una vez hube bebido un poco del chocolate, me relamí y aparté el cuaderno y el lapicero a un lado para continuar deborando mi plato. Le hice un gesto a Ada de que no importaba que hubiera estado urgando en el armario, a fin de cuentas, para eso le había dado una habitación. Sus ropas el día anterior habían acabado en un estado lamentable, así que ya había supuesto querría cambiarse de ropa.

- ¿Novedad de qué tipo?-inquirí, pinchando con el tenedor un trozo, con el gesto un tanto distraído-. Imagino, por la hora, que habéis dormido largo y tendido. No esperaba menos.

Me llevé el tenedor a la boca, y comencé a masticar, lentamente, con los ojos clavados en algún punto de la mesa. El día anterior le había hecho a Ada pasar una prueba... Pero todavía quedaban unas cuantas más, y una de ellas, era crucial para averiguar si serviría... o si moriría en el intento.

La mesa estaba bien provista de alimento dulce y en apariencia suculento. Paso a sentarme en una de las sillas cercanas a la mesa. Hay una joven chica rubia de apariencia agradable que parece ser la artífice de dicho desayuno. Tomo uno del os platos y comienzo a servirme tortitas, ofreciéndole a Gabumon igualmente. Estaba siendo una buena “mañana”, mucho más encantadora que mis mañanas de las últimas semanas. Recuesto mi espalda sobre el asiento y empiezo a partir las tortitas para llevármelas a la boca. Sonrío con las palabras de Zayyn, dormir es poco comparado con las noches en vela que hemos tenido los últimos días buscando información acerca del origen de la oscuridad en el Mundo Digital. Al final arriesgarse a entrar en el Valle de los Demonios ha tenido su premio.

Un nuevo día siempre trae novedades, pero es posible que se hayan quedado retozando un ratito más en la cama.-me encojo de hombros mostrando una leve picardía en mis ojos.-Supongo que no necesitarás más de mis servicios para matar a otro Puppetmon de tu armario ¿no?-Apoyo los codos sobre la mesa y sobre las palmas de mis manos dejo caer mi rostro, esbozando una expresión entre curiosa y atenta a la pelirroja.-Aunque después de este maravilloso desayuno, me siento capaz de casi todo.

La chica se sentó una vez fue invitada a desayunar, ofreciendo al mismo tiempo comida a su compañero. Levamté la mirada para observarlos un rato en silencio, y esbocé una leve sonrisa cuando comentó qué posibles novedades podía dar el día de hoy. Pero sin duda, lo que amplió esa sonrisa fue su sentido del humor respecto a Puppetmon después de todo por lo que esa marioneta les había hecho pasar a los dos.

- Descuida, no me gustan esos digimons... Demasiado irritantes-di un sorbo al chocolate, antes de partir otro trocito de tortita e introducirlo en la boca. El sabor dulzón me hizo dar un suspiro... Kali nunca defraudaba cuando cocinaba.

Ella debió de notar mi conformidad, porque sonrió e infló el pecho, orgullosa, mientras se sentaba en otra silla al lado de Rukriel y se nos unía. Pocos segundos después, ambos ya estaban discutiendo como idiotas (aunque era más fácil decir que Rukriel la molestaba y ella se enfadaba), pero en ese instante, no les presté atención... Ada había dado un especial énfasis al decir que después de todo el descanso, se creía capaz de enfrentarse a casi todo...

- ¿A casi todo?-una sonrisa comenzó a dibujarse de nuevo, con un deje astuto y juguetón, mientras mis ojos miraban los suyos-. Será mejor que no me des ideas... Siempre me gusta aceptar los desafíos.

El desayuno estaba delicioso, aparto con cuidado los cubiertos dejándolos sobre el plato para que no estorben. A juzgar por la complicidad que se tenían Zayyn y la joven cocinera se notaba que también estaba allí para cumplir los deseos de la pelirroja. Los miro a los tres como si estuviese contemplando una foto, resultan adorables. Los ojos de Zayyn cobran un matiz astuto, divertido, que me intrigaba. Como en los cuentos de hadas, se había atrevido a pronunciar las palabras mágicas. Me levanto con agilidad felina aproximándome a mi anfitriona.

“Hasta que la muerte nos separe”… dicen cuando te encadenas en el rito cristiano.-mis ojos se entrecierran burlones-Hasta que la muerte me separe de un reto, esa es mi filosofía de vida. Si tienes alguna idea que proponerme, tú dispara por esa boquita de reina de corazones. He estado tan sumergida en mis propios objetivos personales que no he tenido oportunidad de retar ni ser retada por nadie. –Alzo el bastón para mirar a los ojos a la calavera de mi orbe- Hoy me siento con las fuerzas suficiente para superar casi todo.-Sonrío con malicia y le tiendo la mano a modo de ofrecimiento, ya sea para que despierte esas ideas que han podido pasársele por la cabeza como para que se levante de su asiento.

Volví a llevarme la taza a los labios. Mientras la observaba, Ada se acercó rápidamente a mí, colocándose a mi lado. La miré de reojo, con cierta diversión... Sin embargo, las primeras palabras que ella pronunció por su boquita después, hicieron que el chocolate que estaba tragando se me quedara atascado en la garganta. Comencé a toser con fuerza, debido al atragante, y me llevé una mano a la boca mientras Kali me palmeaba la espalda. Ella, al igual que Rukriel, se habían quedado mudos, y se miraban entre los dos con cierto nerviosismo. Hasta que recobré el habla.

Bueno, si se le puede llamar "hablar", porque en realidad eran risas, fuertes carcajadas que resonaron en toda la cocina, y con suerte, en el resto del castillo... Llegó un momento, en el que las risotadas acabaron adquiriendo incluso una especie de matiz demente...

Porque a ver. Ella había dicho "hasta que la muerte me separé de un reto", y no podíamos olvidar con quien estaba hablando ella realmente... En esos momentos me entraron ganas de explicarle la gracia del chiste, que, aunque fuera una biohybrida mortal en cierto sentido, también se me empezaba a conocer ya como la "Novena Muerte"... Y el nombre era literal. Sin embargo, ni aunque hubiese querido podría habérselo contado (las carcajadas me lo impedían), y era mejor que ella lo descubriera más adelante para darse cuenta de lo que acababa de decir...

Pasados unos largos minutos, las risas empezaron a remitir. Mis ojos lagrimeaban del esfuerzo, y la tripa me dolía. Me dejé caer contra el respaldo de la silla, jadeante, y me llevé una mano a la cara, al tiempo que unas pocas, leves y últimas risas se me escapaban de entre mis labios.

- Aaaay... jejeje... No tienes ni idea de lo que acabas de decir-o quizás hubiera sido mejor decirle "no tienes ni idea de la veracidad de tus palabras", pero posiblemente de esa forma ella ya se sospechaía algo.

Me levanté del asiento, me limpié la mano manchada de chocolate y me comí el un último trozo de tortita. Con una entretenida sonrisa, tomé la mano de Ada, y tiré de ella suavemente hacia la salida de la cocina. Tanto Kali como Rukriel, nos siguieron, la primera recuperando su apariencia digital, la de una gata negra con guantes morados. Guié a la humana por el castillo, hasta alcanzar el ascensor y descender al primer piso. Una vez abajo, la dirigí hacia la gran puerta de madera y metal, la cual se abrió sin tener que moverla yo, como si estuviera encantada, hacia dentro.

El paisaje oscuro del Dark Área se abrió ante nosostros, aunque no por completo, pues aún nos encontrábamos en una especie de patio, dentro del recinto amurallado con grandes paredes de hielo y acero. El patio, devastado, era como un terreno yerno, con algunos esqueletos y armas viejas semi-enterradas en el suelo.

Mis ojos se detienen en la figura de Zayyn que ha empezado a toser. Luego unas potentes carcajadas llenaron de vida la cocina. Me cruzo de brazos parpadeando entre confusa y divertida por el atracón de risas que la pelirroja se estaba dando por sí sola. ¿He soltado un gran chiste sin saberlo? Viendo sus lágrimas y los grandes esfuerzos que tiene para detener su risa no cabe duda de que le ha dado fuerte. Finalmente decide ponerse en pie tomando mi mano y llevándome a un nuevo lugar del fantástico castillo. Nuestra travesía fue acompañada por nuestros digimons como no podía ser de otra manera. Camino con tranquilidad moviendo mi bastón con gracia a casa paso que doy. Me gusta el sonido de su leve “toc” contra el suelo. Una vez abajo me doy cuenta de que no he tomado todas las cosas que me gustaría para viajar. Había ido a desayunar, en principio no me iban a ser necesarias. Le indico con un ademan a Gabumon que se acerque y le digo que se de prisa en ir a por mi violín. Nunca se sabe cuándo puede ser un gran momento que requiera de una gran canción.

Observo con detenimiento y curiosidad la gran puerta de madera y metal que se abría ante nosotras. Era como la invitación a un mundo nuevo, como las aventuras de los cuentos que empezaban con puertas encantadas. Le indico con el dedo a Zayyn que estoy esperando a mi digimon y cuando éste llega con el violín atravieso la puerta. Estábamos en el Dark Área, se podía respirar su embriagadora oscura como el aroma del rocío en la mañana. Observo la gran muralla de hielo y acero, el terreno desgastado junto a esqueletos y armas desperdigadas por el suelo. O aquí se ha celebrado la fiesta más salvaje y caníbal que el Mundo Digital recuerde o cualquiera diría que estoy ante un campo de entrenamiento.

Esto no es una escena gratificante de domingo, es un maldito campo de batalla. Pero no me has traído aquí porque tenga que ordenar el jardín ¿verdad? –comento sin comprender qué hacemos aquí. Luego revuelvo mis cabellos con una mano y prosigo-Como sea. Tienes un peculiar sentido del humor, pero todavía despiertas más mi curiosidad con ese secretismo que me guardas cuando tienes algún plan para mí. ¿Puedo preguntar qué está tramando esa cabecita llena de balas, sangre y destrucción?-la miro con ojitos inocentes pero sonrisa maliciosa.

Le solté la mano, para salir un poco al centro del patio. Observé a mi alrededor con gesto satisfecho. No había digimons por las cercanías, por lo cual, nadie nos molestaría el rato que estuviéramos allí. Me volví para mirar a Ada, la observé de lejos, y saqué el digivice del bolsillo para dejar salir al último de mis compañeros, un Garurumon nero con las puntas del pelaje doradas. Tanto él, como Rukriel y Kali, se posicionaron detrás de mí, expectantes. Casi todos estaban en nivel campeón, Rukriel era el único en su forma rockie... Pero no quedaba mucho para que alcanzara a sus "hermanos".

Esbocé una pérfida y arrebatadora sonrisa, mientras mi digisoul rojo como la sangre aparecía alrededor de mi brazo izquierdo, envolviéndolo. Alargué el otro, que era con el que sujetaba el dispositivo digital, y golpeé la base de arriba del aparato. Me di la vuelta hacia Rukriel.

- Digisoooooooouuul... Charge!-Este se iluminó, y envió un fogonazo de luz hacia Rukriel, ocultándolo del ojo humano, y haciendolo evolucionar poco a poco en otro digimon,mas listo, mas fuerte, más rápido y más poderoso:

- ¡Veemon digievoluciona eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen...!

Spoiler:

- ¡XVmon!

El digimon resultado soltó un rugido y agitó sus alas con ferocidad, eufórico de poder. Sin embargo, permaneció en su sitio, sin moverse... Al volverme de nuevo y guardar el dispositivo, miré a la polillita con curiosidad, desde una distancia de unos cuantos metros... Alcé una mano sobre mi cabeza, invocando entre mis dedos un arma alargada,curvada y filosa que emitió leves brillos siniestros... Después, en tan solo un parpadeo, aparecí justo delante de la humana, apenas diez centímetros me separaban de ella... Y mi apariencia ya había cambiado por completo:

Spoiler:

Mi sonrisa cambió levemente, al igual que mi mirada... En una expresión ciertamente algo "demente", extendí el brazo izquierdo hacia su cara, hacia su frente, hasta tocar su piel con unos dedos más pálidos de lo normal...

- Loam a potestatem.

De la punta de los apéndices, salieron leves brillos oscurros que se introdujeron en el interior del cuerpo de la muchacha, como si hubieran sido absorbidos por él... Al instante, la apariencia de la chica comenzó a cambiar, poco a poco... Su piel empalideció hasta quedarse en el blanco nieve, y después, su pelo revoloteó hacia atrás, llameando con un color azul...

Spoiler:

Una vez terminada esa pequeña transfusión y empezada la conversión, retrocedí un par de pasos, dejando escapar pequeñas y casi inaudibles risas.

OFF:

Creo que ahora sé qué es lo que siente la gente cuando ve venir un tsunami. Al principio no estás muy seguro de qué es lo que va pasar, así fue cómo de repente he visto como Zayyn se ha separado de mí y ha posicionado a sus digimons como soldados de batalla. Algo muy grande viene, algo que es inesquivable, algo que va a retumbar con fuerza sobre tus oídos y reventará tus tímpanos a poco que quieras permanecer de pie. Que quieras contemplar esa fuerza asalvajada. En esos momentos sabes que cualquier cosa que hagas es estúpida. Pero todavía conservo la calma porque soy tan jodidamente altiva para enfrentar las cosas de frente. Cuando la ola se alza con sus incontables metros a tu vista, una parte de ti todavía piensa que es bello la otra sabe que ya es imposible salvarse. Eso fue lo que pensé cuando Zayyn invocó una guadaña y en un solo abrir y cerrar de ojos… la muerte te sonríe desquiciada.

Alargó su mano, las cuencas de mis ojos se agrandaron y mis pupilas se achicaron. Ahora solo quedaba afrontar la embestida del mar en su estado primitivo. Siento energía a mi alrededor, energía dentro de mí, energía por los poros de mi piel… ¿pero qué es esta mujer y en qué me ha convertido? Me palpo como los protagonistas de las películas cutres que piensan que un hechizo les ha metido en un cuerpo que no es el suyo. Mis ojos vuelven a mirar a Zayyn…¿qué me has hecho? Soy una caricatura de Tim Burton a tamaño real. Las cuencas de Gabumon bailan mientras me miran con asombro.

Creía que había matado al amor de mi vida, no que me transformaría yo en la novia cadáver…-mis ojos se fijan con mayor detenimiento sobre la guadaña. Es posible que si ha hecho este cambio, lo más lógico sea pensar que también es capaz de revertirlo. Cierro mis ojos unos segundos tratando de asimilar la situación con mi mejor sonrisa. Inspiro y expiro varias veces, vale, vamos allá. Así están las cosas ahora.-Acabo de entender por qué te reías tanto en el desayuno. Al parecer te he dado una bonita idea en la que descubrir si sería capaz de llevar mis palabras ante la muerte. Literalmente. Me lo merezco por bocazas. –me río y mis nuevas carcajadas suenan tan ahogadas como una piedra lanzada hacia un abismo. También mi voz suena distinta.-No dejas de sorprenderme Zayyn. Eres como si una estrella me hubiese concedido un deseo.

Parecidos razonables xD:

Me coloqué justo donde antes, cuando todavía no me había acercado a la humana. Con el rostro levemente oculto entre los cabellos de mi ahora blanco flequillo, hice girar la guadaña entre los dedos, hasta colocarla verticalmente y clavar el puntiagudo extremo inferior de la vara en el suelo helado. Abrí la mano, dejando el arma a mi lado, y me crucé de brazos sobre el pecho, observando con gesto crítico el aspecto de Ada...

Había que decir que casi era la viva imagen de la novia cadáver... Su palidez casi podría considerarse muerta, al igual que la mía, sus ojos claros iban más allá del entendimiento mortal, y sus cabellos azules revoloteaban hacia atrás como si de llamaradas se tratasen. Asentí varias veces, conforme... Si hay que ser fiel a la verdad, aquella era la primera vez que realizaba algo así, pero la Primera se había encargado de introducir esos conocimientos en mi mente al otorgarme el poder... No iba a mentir, todavía estaba aprendiendo a controlar mis poderes, pero sabía lo suficiente como para llevar a acabo "ese ritual". Y para ello, necesitaba ayuda.

- Surprise ~-canturreé, juguetona-. Mi nombre es Zayyn Scarlet... Pero algunos me conocen como...-hice una exagerada y burlona reverencia-. La Novena Muerte... Y ellos son-chasqueé los dedos de una mano, y no necesité darme la vuelta para saber que, a mi espalda, los tres digimons volvían a sufrir una nueva transformación-. Algo así como mis caballeros personales.

Death evolutions:

- Para servirte ~-me acerqué a ella a paso lento, después empecé a caminar a su alrededor, examinando todos los ángulos de su nueva apariencia-. Uuhm... Claramente te ves distinta a mí... ¿Será que este poder se materializa de manera distinta con cada usuario?-me pregunté en voz alta-. Bueh... supongo que no es algo que tenga que importarme...

Al dar la completa circunferencia en torno a ella, regresé con mi guadaña, la agarré, y la extraje del suelo con un tirón. Seguidamente, se la lancé a Ada para que la alcanzara el vuelo...

- Agítala en mi dirección-ordené, con el rostro serio.

Abro mis ojos sorprendida y encantada por la presentación que Zayyn me ha hecho de sí misma. ¿Ella es la Novena Muerte? Ciertamente, visto lo visto, resulta un hecho innegable. ¡¡Un momento!! ¿Qué me ha hecho a mí? ¿Estoy…muerta? Sus digimon se erigen a sus espaldas con orgullo mientras un halo majestuoso y vil parece acompañarles. Dudo que haya visto un ejército más bello que este. Tras unos minutos y pasado el susto inicial, puedo decir que me voy sintiendo cómoda con esta nueva piel. Posee un atractivo espectral, adorable a su manera, pero sobre todo inmortal. No es un aspecto que me haya cuestionado lo suficiente hasta ahora pero… me gusta.

¿Qué Gabumon, cómo me ves?-me giro hacia él y le lanzo un beso con malicia. Su rostro todavía no ha salido del asombro inicial, puedo percibir que no termina de creerse lo que son ojos le están mostrando. Aún así decide acercarse a mi lado.  

Ada-hime siempre encuentra una forma de ponerme los pelos de punta, aunque ahora no haya sido ella quien se lo haya propuesto.-responde con seriedad y sinceridad.

Zayyn ha regresado hasta donde estaba su guadaña, pero no solo eso… me la ha lanzado y veo como el filo de su hoja va girando en mi dirección. Salto inesperadamente hacia atrás y alargo el brazo para atraparla, esto no es algo que uno haga todos los días. Como sea, esta vez ha salido bien. Alzo la guadaña hacia el cielo en primer lugar para contemplarla, debo parecer imbécil pero de alguna forma, siento que estoy apreciando todo como si fuese la primera vez. Tiene un brillo reluciente y limpio.

¿Es normal sentirse tan etéreo? Ya sabes, estás aquí y a la vez sientes que no…-me encanta que mi piel rezume esta especie de resplandor o fuego fatuo o lo que quiera que sea. Haría tantas maldades de poder quedarme en esta forma…lo que me recuerda.-Eres la Novena Muerte, siento todo tu poder pero seguramente esto que me has enseñado no sea más que la carta de degustación.-Llevo mi mano libre a mi rostro mientras mis ojos se desbordan expectantes por saber qué ocurrirá o cuál va a ser la enseñanza de todo esto. Parpadeo con lentitud mientras me relamo los labios -Muy bien querida, si insistes… -agito la guadaña en su dirección.

Con tranquilidad, le permití observarse y experimentar la sensación del poder por un rato. No es que tuviera prisa tampoco, pero tenía ganas de ver como se manejaba con ese poder, y es por eso que le presté mi guadaña... Cuando ella la agitó, mis ojos brillaron, calculadores, y como esperando algo... esperando que "eso" sucediera... Ya de por sí, que no hubiera muerto nada más tocar la guadaña, era una señal... Pero existían algunas personas capaces de soportar ese... digamos halo de veneno que rodeaba al arma... Normalmente, con solo tocar a alguien, el alma se escabullía del cuerpo y acababa encerrada en el filo de la guadaña.

Pero como digo, nada de eso sucedió. Cuanda Ada agitó la guadaña, una ráfaga de energía oscura y mortuoria salió despedida hacia mí, letal, imparable... No me moví del sitio, no intenté esquivarlo. La susodicha ráfaga, sin embargo, se introdujo en mi cuerpo, sin dañarlo ni un poco... A fin de cuentas, ese era mi propio poder, prestado a Ada por un pequeño período de tiempo. Cuando sentí que el ataque había finalizado y la energía había sido completamente absorbida, sonreí de lado, de forma astuta, y alargué un brazo llamando a mi arma... Esta se escabulló de entre los dedos de la humana y regresó a mí.

- Prueba superada-caminé hacia ella, los digimons se quedaron donde estaban-. Has sobrevivido a la mordedura de Soul's Reaper (la guadaña (?)), y has sido capaz de canalizar la energía hacia afuera... No esperaba que una humana lo hiciera tan bien.

Le sonreí con cierta picardía, dándole la enhorabuena a mi manera. Pero después inspiré un poco... Ahora había que comenzar con las explicaciones... Y no era lo que se decía fácil, aunque por suerte, Ada parecía ser de mente abierta.

- Feww... Como imagino que supondrás, el título de "Novena" no es por nada... Hubo otras ocho antes de mí; cada una siendo la aprendiz de la anterior... Aunque en mi caso, tuve el privilegio de tener como maestra a la Primera-la chica ya tendría que estas olíendose por dónde iban los tiros-. Si quieres llegar hasta el final, adelante... Alimenta mi llama, yo te enseñaré todo lo que necesitas saber... Pero antes de que me des tu respuesta, has de saber que este no es un trabajo fácil... El poder conlleva responsabilidad...

Entorné los ojos, recordando en Canadá... Todos esos espíritus salidos de la nada habían estado a punto de convertirme en uno de ellos, si es que algo así era posible... Y todo por culpa de Janaan por haber destruído la Dimensión... Estaba claro que todavía quedaban muchas cosas que hacer antes de ponerse serios.

- Tres normas-levanté tres dedos y los fui cerrando conforme las iba enumerando-: La Vida y la Muerte van parejas, cuando alguien muere, alguien nace para mantener un equilibrio. Segundo, la Muerte siempre ha de ser objetiva, lo que no implica que no puedas matar en tu forma normal, pues esa es tu verdadera voluntad-con forma normal, me refería a sin estar "transformado", con la piel pálida de ultratumba y demás-. Y tercero... Donde hubo muerte, siempre habrá muerte. Si alguien está destinado a morir, no te quepa duda que lo hará, tarde o temprano... Aunque existen ciertas excepciones.-Se me escapó una leve y tierna sonrisa, al recordar una de esas "excepciones".

Una ráfaga de energía oscura es emitida por la guadaña en dirección hacia la posición que está ocupando Zayyn. Mis ojos se agrandan con viveza y una sonrisa de satisfacción es tímidamente dibujada por la comisura de mis labios. ¿Cómo ha creado tanta energía en tan poco tiempo? El impacto llega hasta Zayyn quien parece haberlo absorbido sin producirle cambios visibles. Pronto el arma vuelve hacia su dueña. Cuando Zayyn se acerca hacia mí y me da la enhorabuena no puedo evitar parpadear con cierta inocencia sombría. Me abrazo de la cintura y comienzo a balancearme a un lado y a otro mientras escucho la explicación completa del por qué estoy disfrutando de un espectáculo tan bello. Asiento lentamente tras conocer las normas que gobiernan en La Muerte. De alguna forma no podía esperar menos, son simples pero necesarias. Al contrario que muchas de las que imperan en La Vida.

Para mí será un honor que La Muerte se sirva de mi cuerpo para cumplir con sus responsabilidades. Siempre he tenido muy claro que es imposible que nos neguemos a un hecho tan natural como es dejarnos abrazar por ella. –subo mis brazos para abrazarme los hombros- Todos somos cucarachas a sus pies, pero que La Muerte se aloje en mí no quiere decir que yo sea La Muerte.-chasqueo los dedos con picardía- Deseo aprender más mi fuego, si hay algo que supere a mi soberbia es mi curiosidad. Entiendo que cualquier pecado personal debo resolverlo como mortal. Dime Novena… ¿alguna vez te han encargado ir a por el alma de ser querido? Has nombrado algo de excepciones… pero entiendo que estas sean imposibles tratándose de buenos allegados.

Miro en derredor, hasta el sitio que nos rodea parece haber cambiado tras ser vistos con estos nuevos ojos. Si antes el Dark Area me parecía un sitio apacible, ahora me hacía sentirme como en el mejor de los lugares de todos los mundos. ¿Es eso a lo que se le llama paraíso? Qué más da. Hacía tiempo que no disfrutaba con algo tan simple. Inspiro con lentitud y devuelvo la vista hacia la Novena Muerte.

Ada parecía satisfecha, aceptó sin dudarlo las tres normas básicas de la muerte. No había esperado menos, de hecho, en lo que llevaba con ella, había descubierto en ella a una persona con desbordande curiosidad, pero también con responsabilidad. La miré, y con una sonrisa, le rocé de nuevo la frente, arrebatándole los poderes que le había concedido. No en vano, la energía que le había transmitido era la mía... La suya debíamos buscar la forma de que la canalizara.

- Siento tener que privarte de esa apariencia, te sienta bien. Pero tu energía debes crearla tú... y para eso debemos preparar el ritual. Acompáñame.

Mientras mis digimons se quedaban por el patio rondando, volví a internarme en el castillo, en teoría acompañada de Ada, si seguía mi orden de caminar conmigo. Me posicioné de nuevo en el ascensor, y esta vez, este nos descendió hasta mazmorra en donde había dejado encerrada a la humana.

- ...-en el transcurso de bajada, me quedé un momento pensativa, buscando las palabras para contestar a lo último que la humana había insistido en saber-. ¿Recuerdas al hombre y al bebé de la fotografía? Primero fue él... Estuve a punto de matarlo cuando me convertí en la Novena, pero al final todo salió bien y se salvo... Después fue ella-dije, refiriendome a la niña-. Cuando di a luz, mi hija nació muerta... Pensé que había sido culpa mía... "¿Cómo va a poder la Muerte concebir un vástago?", pensé... Pero después ella revivió, ella volvió a respirar en mis brazos. La Primera dijo que había luchado por si sola para vivir, y que por eso no había llegado su hora.

Mi voz se quebró un poco de la emoción al recordarlo, pero no tuve tiempo para seguir rememorando el pasado, pues pronto llegamos a nuestro destino. El lugar estaba como antes de la pelea de Gabumon y Puppetmon lucharon, se encontraba como nuevo, una ventaja de tener a un lobo metálico que escupe hielo por la boca... Me hacía unos excelentes arreglos en mi castillo congelado, y me ahorraba mano de obra.

- Reconocerás este lugar, pero no hemos venido aquí para pelear...-hice aparecer la guadaña en mi mano, con un oscuro brillo, y golpeé con el extremo del palo el suelo una sóla vez, creando a mi alrededor un círculo mágico de color morado brillante que parecía palpitar-. Arrodíllate.

Como una brisa aciaga, el verano se fue. Siento cómo la energía se desprende de mi cuerpo y vuelvo a recobrar mi apariencia habitual. Fue bonito mientras duró. Acompaño a Zayyn hacia el castillo hasta un sitio que se me hacía familiar. ¿Me espera una nueva amenaza por aquí? Mientras estamos en el elevador escucho en silencio hablar a mi anfitriona. Me temía que una de los caprichos de La Muerte tuviese que ver con lo que nos relaciona y nos mantiene en este mundo como mortales. En su caso fueron las dos personas que me enseñó ayer en la fotografía. Imagino perfectamente con quienes me trataría de retar a mí. Sonrío con confianza echando un nuevo vistazo a la mazmorra, todo se contempla bajo una nueva perspectiva cuando conoces su cometido. Deslizo un dedo por la pared deleitándome del contacto frío que impera en esa mazmorra. Accedo a su petición y me arrodillo apoyando en bastón en el suelo y aferrándome a él. A mi alrededor hay una extraña energía morada que me rodea, lo que me indica que posiblemente me encuentre frente a algún tipo de ritual.

En estos últimos días he sentido cómo se ha ido oscureciendo mi corazón. –mis palabras suenan sinceras y quizás con cierto ápice de extrañeza- He vivido ciertos acontecimientos trágicos que lo han desencadenado a un ritmo vivace*. Espero que llegado el momento mi oscuridad no sea un impedimento para que se salven aquellos a quienes su reloj de arena no ha arrojado el último grano.-Extiendo mis brazos y agacho la cabeza- Acepto lo que tenga que venir ahora, mas puede que en más de una y de dos veces deba volver a ti en busca de consejo.  

OFF: *vivace: es el ritmo más rápido dentro del carácter musical

Preparé la guadaña en mi mano, el arma pareció cobrar conciencia propia cuando dibujé el círculo en el suelo para empezar a preparar el ritual. Cuando estuvo todo listo, pude escuchar los susurros de las almas a través del filo de la cuchilla... Cerré los ojos y ladeé la cabeza, tratando de percibir mejor esas palabras, pero era tal la cantidad que apenas era capaz de entender alguna frase completa. A fin de cuentas, muertos había muchos, concretamente todas las almas que había arrebatado a lo largo de mi vida, todas aquellas que inevitablemente habían quedado vinculadas a mí. Con un suspiro, sacudí la cabeza y dejé de prestar atención a ellas, mirando desde arriba a Ada, para ser testigo de sus palabras. Cuando terminó, no pude evitar esbozar una leve sonrisa de satisfacción. Antes de comenzar, posé la hoja de la guadaña bajo la barbilla de Ada para levantarla, me agaché para estar frente a frente con ella, y la miré.

- Mi pequeña polilla... Siempre estaré ahí para alimentar tu oscuridad... Yo te he ayudado, pero tú también lo has hecho. La muerte se topó con un espíritu moribundo, un etéreo reflejo de lo que fue su pasado, antes de convertirse en lo que es. Quien quiera que represente la vida, ha hecho que el destino te lleve hasta mí. No creo que sea casualidad que hayas soportado mi poder dentro de tu cuerpo-me incorporé finalmente-. Sabes... Eres la segunda persona que ha sido capaz de comprender las sombras que habitan en mí...

¿La primera? Hacía mucho tiempo, una humana y yo nos habíamos enfrentado, las dos habíamos disfrutado de la pelea, aunque la que peor había salido había sido yo... La cicatriz de mi costado derecho lo demostraba. Sin embargo, Mashury y yo más tarde habíamos dejado las armas a un lado... Hasta hacía un par de meses. Fue cruel hacerle chantaje con el alma de Alyria, pero lo mío, debía de ser mío, por derecho... Y así había conseguido mi boomerang.

- Jeh... En ese caso...-coloqué una mano sobre su cabeza, infundiendo sobre ella un halo de energía negra-. Ego, Zayyn Scarlet, mors Nonae, da mihi hanc potestatem in mortalium custos portae inferi et mortis adderetur titulus Decima post me, Nonae. Pro iuras facere officium transferendi animas defunctorum altrinsecus?

Traducción, o algo así, que Google Translator hace lo que quiere xD:

Ada fácilmente podría entender mis palabras. El poder que le estafa infundiendo, el que despertaría al suyo propio, le permitiría entender esa lengua, prácticamente muerta en la actualidad. Mientras mis palabras fluían por la sala, sobre Ada empezaba a dibujarse la figura de una herramienta alargada, con una larga curva en el extremo...

Escucho en silencio y cabizbaja las palabras que Zayyn formula con el ritual. Inspiro con lentitud, poco a poco voy sintiendo el flujo de las almas es algo que escapa a las dimensiones del tiempo. Una mano de Zayyn se posa sobre mi cabeza y la energía se concentra por encima de mí. Cierro los ojos al escuchar las palabras en latín que prosiguen con el ritual. Mi percepción es que tengo completamente los ojos abiertos y dicha mirada se posa en las entrañas del abismo. Las palabras de Zayyn toman sentido donde antes no lo encontraba, soy capaz de entender ese latín tan arcaico y puro. Ha hecho un nombramiento que ha tocado a mi espíritu, lo ha recorrido en su esencia y se ha crecido cuando alguien ha susurrado su nombre desconocido.

La energía recorre mi cuerpo, se desliza silenciosa como una marcha solemne y macabra. No marca el principio de nada como tampoco es el final, simplemente está transformando la piel, los huesos y la carne que la vida le había dado ya una función por otra. A partir de hoy seré un ser de entre Mundos. De repente mi cabeza se voltea hacia atrás hasta reincorporarse, con la mirada perdida, los brazos se pegan de nuevo a mi cuerpo y me levanto.

Ego, Ada Hunter, Mors Decimo excitasti fideliter adimplere voluntatem qui eduxit patres mei . Plumbum requiem animabus terra . –Comento sintiendo cierta gelidez en mi paladar, mis pupilas están dilatadas y mis miembros tienen una necesidad ciega por acariciar algo que todavía desconozco. Como si tuviese mono de algo.- Neminem fugiet texta fata diem nativitatis suae in fine saeculi cum falce meus iusto explicabo . Exsultabunt labia mea novissima oscula inania corpora . Hæc me consoláta est tuus ad extremum vitae halitum. Alea jacta est.-Alzo mis brazos a modo de gesto triunfal, una guadaña se ha reencarnado entre mis dedos y veo apagada la sed que sentía hace unos instantes. Una sonrisa sobrenatural adorna mi rostro. Sin proponérmelo todo lo que puedo pensar es en latín, incluso conversaciones banales o lo más moderno que se me pueda venir a la cabeza. ¿Será un efecto secundario no controlar el idioma en el que se habla las primeras veces?- Me paenitet corona onus humeris magister ultimum moriens sentire vim vitae ... Foedus inter quae parata est ab aeterno. Obscurum non solum somno ultra has flammas in corde suo.-Me acerco hacia ella, trastabillando en el camino y estiro mis brazos para abrazarla, mas mis piernas fallan terminando por desfallecer en el suelo.

Curiosamente no es que mis fuerzas hayan sucumbido, ha sido la propia energía de muerte la que me ha hecho caer. Es como si me hubiese embarcado en un viaje lejano, algo empuja mi cuerpo como si fuese arrastrado entre aguas, mi visión es nula. Una paz y un silencio sepulcral gobiernan este rincón entre sueños. Un pequeño candelabro está a mi lado, cuya luz titila dando la impresión de crecerse. Ahora lo entiendo, esta es la luz de la esperanza. Supongo que este trance quiere enseñarme el camino que llevaran las almas con las que deba encontrarme a partir de ahora. Lo entiendo, es necesario para mi aprendizaje. Mientras mi cuerpo mortal convulsiona contra el suelo, mi alma sigue viajando astralmente hasta que sea capaz de hacer todo el recorrido. Es lógico que la primera vez, sea yo quien deba ver la senda.

Traducción:

Fui testigo de como la muchacha, solemnemente, hacía su juramento, no como lo hice yo, pero servía... Vi en sus ojos la voluntad y la determinación que la cincelarían como la Décima, mi sucesora, mi pupila y mi aprendiz, mi pequeña polilla. Escuché con seriedad y con el rostro marmóreo, juzgando su testimonio, como un maestro que le toma la lección al alumno... En poco tiempo, había logrado confiar en ella de una manera que no hubiera esperado de un par de días... Y supe que lo iba a hacer bien.

Sin embargo, no pude evitar sonreír al entender sus últimas palabras. "La oscuridad no volverá a dormir sola nunca más, tiene fuego en su corazón". No sé si esa era una pequeña referencia a mi ayuda para hacer que abrazara a su oscuridad, pero aún así, se me hizo gracioso. No dije nada, sin embargo. Cuando su guadaña se materializó en sus brazos, la mía vibró, como si aceptara la presencia de su nueva hermana...

De repente, cuando vi que sus ojos perdían el brillo de la razón, preví lo que iba a pasar. Cuando Ada se desvaneció, yo ya estaba preparada para no dejar que cayera al suelo. Sujeté su cuerpo, y la aupé. Con mi propia oz, creé un portal directo a la habitación que le había asignado la pasada noche. Allí, dejé su cuerpo sobre la cama para dejarla descansar, y me senté en una silla a esperar a que despertara... Yo había tardado varias horas en hacerlo, ella seguramente iría por el mismo tiempo.

Mis ojos comienzan a ver muy poco a poco. Todo está cubierto por hilos rojos, largos y brillantes. El vaivén que sigo sintiendo es debido a traqueteo de una alargada barca que va surcando a través de unas ennegrecidas aguas. Ninguna emoción en especial recorre mi cuerpo, pese al desconocimiento que me produce este lugar y que además me encuentro sola. Completamente sola yendo en una dirección desconocida para mí. Apoyo con lentitud mis manos en los extremos de la barca, a excepción de los brillantes hilos rojos solo hay oscuridad. ¿por qué están estos hilos? Siento que desprenden energía, con timidez alargo la mano para tocar uno de ellos. La cuerda vibra como si hubiese sido zarandeada por una fuerza brutal que duele dentro de mi corazón. Proyectada ante mí se dibujan unos recuerdos que son míos, todo parece adoptar los colores y visiones de mi vida. Muchos de esos recuerdos estaban tan enterrados que no habría sido capaz de evocarlos ni aunque hubiese querido. Pronto siento una carga pesada, en la que mis fallos y esas decisiones que marcaron un antes y un después no deseado, cubren este viaje de dolor. No quiero imaginarme cómo será todo esto al final de mi vida. Finalmente la barca se para, me levanto pero antes de que uno de mis pies toque tierra todo se vuelve negro a mi alrededor. Unas palabras retumban con fuerza sacándome de la ensoñación.

El final de cada alma es distinto, el juicio decidirá a qué lado pertenece. Vete, es pronto para pesar tus actos.

Abro los ojos con cierto sobresalto. Me llevo instintivamente la mano a la cabeza, ha sido una experiencia tan nítida que podría relatarla con todo lujo de detalles. Me reincorporo comprobando que me encuentro en la cama de la estancia que Zayyn me ha cedido. ¿cómo habré llegado? Ah, claro…Busco con la mirada la silueta de mi anfitriona y querida Master. Está sentada en una de las sillas, no tengo ni idea del tiempo que habré pasado así. Mirar por la ventana tampoco aportar ninguna pista, a fin de cuentas esto es el Dark Area.

¿Sabes? Nunca me había preguntado qué nos espera en la muerte. Era una información que pretendía guardarme hasta el final, pero supongo que recibir un spoiler así, es por una buena razón.-me siento agradecida de volver a hablar en mi querido idioma, no es que me desagrade la lengua de los muertos… pero todo resulta lo suficientemente confuso como para darle el añadido de un “lost in traslation”.- ¿Hay alguna advertencia que debería conocer de todo esto? De alguna forma, siento que ha sido bastante simple y no espero que un rito tan sagrado como el de morir no tenga alguna pequeña…”trampa”.-Comento recostándome sobre el cabecero de la cama.

La chica continuaba en la cama, yo esperando en la silla con cierto nerviosismo. No tenía mucha idea del viaje que debía de esta llevando a cabo mi nueva pupila, y supongo que por eso estaba algo inquieta. Esperé a que pasaran las horas, sin pegar ninguna cabezada ni una sola vez, mi vista se quedó fija en la ventana, observando el oscuro paisaje con el que me deleitaba el Dark Área. Mi aspecto de Novena Muerte hacía tiempo que había desaparecido, pues ya no eran necesarios esos poderes... Al menos no de momento.

Al cabo de unas cuantas horas, mis sentidos percibieron que el suave dormitar de la humana estaba llegando a su fin. Mis ojos se clavaron en su rostro, pero me mantuve en la misma postura, con una pierna cruzada por encima de la otra, y con los brazos entrelazados. Cuando se incorporó, la miré con cierta complicidad y comprensión, y me incliné para adelante para escucharla hablar. Tras escuchar sus palabras, perfilé una leve sonrisa en mi rostro, me levanté, y me senté en el borde de la cama, junto a ella.

- Tu no viajaste de la misma forma al mundo de los muertos... No creo que tengas que pasar por lo mismo que yo pasé. Además... Creo que la tarea que se te ha sido encomendada ya es suficiente carga.

Le tendí una mano para ayudarla a levantarse, con cuidado, y yo misma me incorporé. De momento lo mejor sería que descansara un poco antes de usar cualquier poder relacionado con la muerte... Si no, podría volverse loca, tal como yo lo hice.

Tomo la mano que me ofrece Zayyn para reincorporarme, nunca ha sido mi estilo permanecer demasiado tiempo en la cama. El día, por lo general, siempre tiene propuestas interesantes que de otra forma no podrían realizarse. Me llevo una mano a mi pecho sintiendo mis pulsaciones, las cuales parecen que han vuelto a la normalidad. Inspiro con lentitud mirándome en el espejo que pende de la pared. He recuperado mis aspecto normal, quizás esté algo más pálida que de costumbre pero puede ser que acostumbrarse a este nuevo poder conlleve algún tipo de desgaste.

Nadie podría haberme hecho un regalo tan... ancestral y maravilloso. Puedo preguntar ¿qué es lo que te ha llevado a confiar en mí para dicha empresa?-le comento tratando de llevar mis pies al suelo.- Tengo demasiadas cosas que aprender, no podemos desperdiciar tiempo. Te seguiré al fin del mundo, mi fuego.-mis ojos se entrecierran con picardía unos segundos. Luego recojo mis botas y las calzo. -Puedo aguantar un par de asaltos más. Aunque después posiblemente me quede durmiendo durante una semana...

Incliné la cabeza y me di la vuelta para salir de la habitación. Caminé hasta la puerte, y posé mis dedos sobre el frío metal del picaporte... Comencé a girarlo, pero antes de darle una vuelta completa, la muchacha humana pareció empezar a recomponerse del largo sueño en el que se había visto introducida.

- Ya te dije antes el por qué de mi decisión... Al conocerte supe que algo nos conectaba-ladeé la cabeza para mirarla de reojo-. Te enseñaré un par de cosas, lo básico de momento... Pero después vas a necesitar un largo descanso... Para lo que se viene, la Novena y la Décima han de estar en pleno poder...

Inspiré hondo, aún a sabiendas que a continuación vendrían las preguntas sobre lo que se avecinaba. Finalmente, fui al pasillo, invoqué la guadaña y le indiqué con un gesto a mi aprendiz que hiciera lo mismo. Con una sonrisa en el rostro, deslicé un par de dedos por el mango del arma, hasta llevarlos al filo.

- Ve a la sala de ayer, me reuniré contigo en unos minutos...-dije, antes de rasgar el el aire con la cuchilla y crear un portal, que sin más dilación crucé.

Este acabó llevándome a un pasillo, lleno de celdas, la mayoría vacías... En otras había digimons encerrados, muchos de ellos rockies, ya que normalmente un champion no cabría en un sitio tan cerrado. Caminé, oz en mano, y me detuve frente a una prisión oscura, y bastante sucia... Sin embargo, mis ojos estaban habituados a la oscuridad, y gracias a eso, pude comprobar que los dos reos seguían allí, encadenados.

- Buen día...-abrí la puerta de metal, que chirrió con fuerza, y nada más traspasar el umbral, uno de los encerrados, un digimon, salió de las sombras, abalanzándose sobre mí. Con un resoplido de cansancio, hice girar la hazada y le golpeé en el pecho con la dura vara, haciendo que por el golpe, el monstruo digital se golpeara de espaldas contra la pared-. No empecemos, ¿quieres? No quiero tener que mataros tan pronto.

Di un par de pasos, saqué el zippo de la chaqueta e iluminé con él a mi alrededor, no por mí, sino por ellos mismos, para que pudieran verle el rostro a la muerte una vez más. El humano era un chico alto, adolescente, de pelo oscuro y ojos verdes. Su barbilla estaba cubierta por vello desaliñado, lo que daba la sensación de que hacía tiempo que el humano estaba allí. Su compañero, un dorumon, estaba igual o incluso más descuidado que él, con heridas en algunas partes de su cuerpo. Ambos me miraban con furia y cansancio.

- No me miréis así... Esto lo hago por un "bien mayor"-sí, claro, entrenar a Ada era un "bien mayor", por supuesto-. Salid de la celda, vamos a... hablar un rato-Me miraron con desafío, y no se movieron del sitio enseguida... Dios, odio cuando se quieren hacer los valientes, pero fue inútil. Sólo necesite cargar la guadaña con energía para hacerlos levantar-. Eso es... Ahora, si sois tan amables-hice otro portal, esta vez a la sala en donde había enviado a Ada-. pasad por ahí... Muy bien-añadí, al ver que obedecían.

De alguna forma me esperaba que no hubiese terminado la clase magistral de “cómo entrenar a tu pupila en temas de Muerte”. Sonrío complacida, siento unas cosquillas en el estómago cómo nunca había sentido por nada. Adoro esta sensación, con diferencia es lo más emocionante que he hecho en mi vida. Me levanto de la cama apoyando una de las manos en el cabecero.

De alguna forma me esperaba que hubiese algo más.-Asiento con la cabeza.-Estoy lista.-siento un cansancio palpable en mis músculos pero no es nada comparable con lo que puedo aprender si continúo sus pasos.

Me pregunto qué será lo siguiente que va a venir. Primero ha sido algo más físico, un cambio de look energético si es que puede llamarse así. Luego ha venido el cambio mental a través de ese trance por el río de almas. Me despido con la mano cuando Zayyn cruza un portal. Si tengo que estar preparada para algo más, voy a concentrarme para dar lo mejor de mis habilidades. Cierro los ojos permaneciendo de pie en mitad de la habitación, los brazos cruzados y pegados a mi pecho. Abro de golpe mis ojos y me coloco el violín sobre mi hombro, la mejor forma de experimentar con las sensaciones y si algo ha cambiado en mi esencia es a través de mi música. Siempre lo ha hecho con mi estado anímico, esta vez seguro que también puedo detectar algo. No me llevará mucho tiempo.

Toco unos acordes y unas notas libres como si estuviese en medio de un ensayo. No pretendo tocar ninguna melodía simplemente con experimentar me sirve. Efectivamente siento la energía que brota de mí, mi energía oscura… pero existen ciertas betas diferentes. Sonrío y saboreo la nueva esencia que se desprende de mí. Todo esto es maravilloso. Si me concentro en esta sensación estoy segura que dentro de poco podré aprender más sobre ella. Delicioso.

Ahora no puedo dedicar más tiempo en estudiar este fenómeno. Dejo el violín encima de la cama y trato de concentrarme como he hecho antes pero esta vez, quiero invocar a mi reciente guadaña. Pienso en la sensación que me reportaba cuando estaba tocando música y a la vez, en dicho instrumento portador de almas. Me cuesta mucho más de lo que pensé pero finalmente consigo que se materialice. Siento cómo esa presencia va creciendo hasta que la puedo tomar entre mis dedos. La observo por unos segundos con fascinación y luego trato de abrir un portal hacia la habitación que me ha indicado Zayyn.

Mi Master no estaba sola, había un muchacho y su digimon en la misma habitación. Les dedico una breve mirada escrutadora, quitando su aspecto desarropado el muchacho conservaba cierta belleza. ¿Zayyn tiene adolescentes encerrados en su castillo? Alzo una ceja mirando en su dirección, espero que nunca deje de sorprenderme de esta manera. Qué ser más interesante. ¿Por este tipo de razones la querrá el DATS muerta? Tsk. Qué aburridos.
Seguramente exista una explicación para esto y porque desea mostrarme a un chico cómo este en un momento cómo este, aunque pensando en muerte… No se me ocurren caminos muy alegres para este muchacho y su acompañante. Chasco la lengua haciéndome a la idea de los peores finales posibles. En fin ¿no había venido aquí para aprender?

Si no es estrictamente necesario, supongo que podemos ahorrar presentaciones-llevo mi mano hacia mi barbilla para mesarla.-¿Tiempo de trabajar?-mis pupilas centellean levemente.

Nada más traspasar ellos dos el portal, los seguí, apareciendo, orgullosa, tras ellos en aquella estancia en donde Ada había protagonizado la batalla por la que acabó fundiéndose con las tinieblas. Como había previsto, ella ya estaba allí, era muy probable que, al verme a mí creando portales, ella había decidido probar suerte con su herramienta de la muerte...  Acertando en todas sus suposiciones. Esbocé una sonrisa de aprobación, pero rñapidamente volví a prestar atención a los dos cautivos. Con una mano, los empujé para que cayeran de rodillas frente a la Décima.

- Algo más, ¿como qué?-murmuré, en respuesta de lo que había dicho antes de irme-. Bueno... Ya me lo dirás más tarde. Mi siguiente lección es esta. Mira a estos dos, dime sus nombres, y si ves algo más...

Al igual que ella, yo había tenido dado esa clase, hacía demasiado tiempo, y a la vez, hace nada... Parecía que fuera ayer cuando fui vi el tiempo de vida restante de aquel humano, bajo su nombre completo.

Spoiler:

Me alejé del humano y del digimon, y con suaves y fluídos movimientos me posicioné a la espalda de Ada, acercando mi rostro a su oído, sonriendo de manera calculadora.

- Dime lo que ves, aprendiz.

Yo misma lo veía, pero esa enseñanza era para ella... Tendría que comprender qué era eso que le mostraban sus ojos, y de paso, me entretenía viendo su reacción... Sobre el humano no había número alguno, tan solo su nombre, Ryu Aizawa. Sin embargo, su compañero sí que presentaba algo más que un nombre... Los números decían que su muerte estaba cercana... Apenas unos cuantos segundos.

- ¿Aprendiz? ¿Qué te ha prometido esa bruja? ¿Con qué mentira te ha convencido?-gruñó el muchacho humano.

No caí en la provocación del chico. Mis ojos estaban fijos en Ada, con un brillo de curiosidad, y una tenue sonrisa... ¿Qué haría ella?

Spoiler:

Chasqueo la lengua unos segundos después y me concentro en la figura del muchacho y su digimon. Agacho levemente la cabeza adoptando una pose desafiante. No sabía muy bien en qué tenía que fijarme, ni cómo tenía que hacerlo, por eso inspiro un par de veces para dejar que el aire llene mis pulmones con calma. Fueron varios parpadeos pero ahí está, mi vista se ha acomodado a una nueva apariencia, es como si mis ojos ahora fuese capaces de ver en otro plano existencial. Supongo que porque realmente lo están haciendo. Aunque no comprendía qué era lo que estaba viendo… Entrecierro los ojos mientras le indico con un gesto de la mano al inquieto chico que guarde silencio. ¿Qué es esto que siento que está despertando?

Mi pierna derecha retrocede levemente un paso hacia atrás, mientras el resto de mi cuerpo permanece en el sitio. Miro a su digimon y veo cómo su cuenta está a punto de dar fin ¿esto podría significar que…? Pero eso tan solo son apenas unos segundos… Con lentitud trato de acercarme hacia el digimon. No pretendo asustarlo con mi acercamiento, aunque realmente quiero comprobar si mi hipótesis está en lo cierto. Cuando llego a su altura, me agacho y extiendo los brazos hacia él con curiosidad. El digimon me mira con extrañeza y desconfianza, no le culpo por ello, no pretendo hacerme su amiga. Escucho que el chico está vociferando a mis espaldas, pero no le doy importancia. Además, soy consciente de que está al tanto de lo que ocurriría si tratase de hacerme algo estando Zayyn delante.

Siento tu pérdida.-Le comento cuando veo la cuenta en cero volviéndose hacia él. Su cara parece no comprender, pero cuando el digimon se disuelve en datos… su rostro se contrae y se recubre de dolor y rabia. Le permito que me zarandee por unos segundos con una sonrisa amable hasta que entienda de nuevo lo delicado de su situación.- Memento mori, terroncito de azúcar. Todos los mortales mueren. –Luego tomo sus manos y las obligo a soltarme, con la misma tranquilidad aparente y sonrisa amable me encamino hacia Zayyn.-He visto el lapso de muerte de ese digimon… aunque no estaba segura hasta que no lo he comprobado por mí misma. Pero…-me giro hacia el muchacho, mis ojos se agrandan por la sorpresa al comprobar que ahora este chico sí tiene lapso de muerte. Por lo que enmudezco, trago saliva y cierro los ojos unos instantes en busca de mi tranquilidad interior. Luego los abro y los clavo en los de Zayyn.- Hay condiciones por las que no puedo verlo ¿verdad? ¿De qué depende?

Me crucé de brazos sobre el pecho, observando la implacable determinación con la que Ada hizo frente al Dorumon. Su porte se mantuvo sereno incluso al ser agitada por el digimon... Confieso que por un momento estuve tentada de hacerlo desaparecer yo misma simplemente por haber tratado de esa forma a la humana, pero al ver sus datos desparramarse... Sólo le dejé hacer. A fin de cuentas, poco le quedaba ya.

Mientras tanto, el humano fue testigo, con el rostro descompuesto por el dolor y la impresión, de la muerte de su compañero dijital. No lo culpaba, en su lugar, si hubiesen hecho daño a alguno de los míos, me hubiera vuelto loca de rabia. Sin embargo, la diferencia estaba en el poder... Ese pobre chico ya no tenía nada que hacer contra Ada, y mucho menos contra mí.

- ¡Noo! ¡¡Doru, NOOOO!!-se abalanzó sobre los restos de su amigo, en paz descanse-. No... ¿Qué le habéis hecho? ¡¿Quéle habéis hecho?!-hizo ademán de abalanzarse sobre Ada, pero al ver su guadaña y su aspecto, reculó y retrocedió, con el rostro crispado de la rabia y los ojos llorosos inyectados en sangre.

Ignorándole, hice un gesto de disgusto ante sus gritos. Giré la cabeza en dirección a la Décima. Asentí ante su conjetura; era una chica lista, y no me había sorprendido que lo hubiera divinado tan rápido.

- En efecto, es tal y como dices-murmuré, desviando entonces mi mirada hacia el chico que gimoteaba-. Antes no podías ver su lapso, porque tenía a su compañero digital para protegerlo... Una vez este muere, su lapso de tiempo varía... En ocasiones la muerte no llega cuando uno piensa, hay veces en las que el Destino decide darles otra oportunidad a los mortales, y otras en las que este decide quitárselas. Todo es muy relativo... Como se suele decir... "el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo".

Mi mirada volvió a desplazarse, esta vez para quedar fija en los recientes números del humano, así como en su nombre. Las cifras se reducían, cada vez más, como el contador de una bomba o el de una alarma. Pocos segundos... Diez... Nueve... Ocho...

- Creo que es hora de que coseches tu primera víctima, Aprendiz-Cinco... Cuatro...-. Adelante.

Tres... Dos...

Asiento ante las palabras de mi Master, la muerte nos invita a su casa sin estar preparados. Inspiro acomodando el ritmo de mi respiración con mis movimientos. Siento a mi guadaña una parte más de mí, algo único y que por primera vez estaba consiguiendo acoplar. Supongo que es más fácil aprender cuando comprendes qué es lo que se siente al estar al otro lado. Mis ojos se posan implacables en el muchacho llamado Ryu mientras alzo mi mano derecha portando mi guadaña. La conexión que mantenían humano y digimon era extraordinaria.

Disfruta del descanso eterno, Ryu Aizawa.-desplazo en un movimiento la guadaña hasta él, de tal forma que su alma es absorbida.

Durante unos segundos dejo que el silencio cubra la sala con su solemnidad. Siento una nueva energía que envuelve mi guadaña. Parece un peso liviano y compacto que llevar, pero sin duda, a medida que vaya desempeñando mi papel éste se volverá mucho más pesado. No me hace falta preguntarlo, simplemente lo sé. Entiendo que ahora éste chico estará teniendo el mismo viaje que horas atrás, me he visto obligada a realizar. Con sus memorias, buenas… malas…

¿Qué ocurrirá con nuestras almas al morir, Master? ¿Formarán parte del flujo de la existencia o simplemente desaparecerán como una energía que jamás existió?-le pregunto en un tono bajo. –La conexión de aquellos dos era muy fuerte, me pregunto si eso influirá también de alguna forma en la línea del tiempo. En fin, supongo que no debería perderme en cuestiones tan… poco prácticas ahora mismo. -Cierro los ojos tratando de concentrarme para guardar mi nueva y reciente adquisición. Tras unos minutos, abro los ojos y camino hacia mi Master.- Dicen que la música es un claro reflejo del alma, ¿podrían utilizar esto para comunicarse conmigo de nuevo? No me asusta escuchar un par de voces de vez en cuando por mi cabeza… pero de ser así, debería saberlo cuanto antes, es posible que a mis aliados os guste conocer este dato.

Siento un fuerte mareo, quizás por todo el esfuerzo, quizás por no haber descansado lo suficiente, o quizás algo relacionado con mi nueva transformación. No podría explicarlo ni aunque que quisiera. Mis ojos muestran debilidad por unos instantes antes de volver a mi apariencia tranquila y maliciosa. Sonrío con delicadeza esperando respuestas de Zayyn.

Uno...

Mi sonrisa se amplió al ver el arma de Ada voltearse en el aire y cosechar, así, su primera alma... Aquella que sellaría su transformación, y que finalmente la convertiría en la Décima... A fin de cuentas, ¿qué clase de Muerte sería si no hubiera matado a nadie? Inspiré hondo nada más sentir, en el flujo de almas, dos nuevas esencias, las de los dos que habían perecido esa mañana... No había estado bien sacrificarlos solo para hacer una demostración, pero ¿a quién le importaba? La vida era algo efímero, como Novena lo sabía, entendía que tarde o tempano, la vida se apagaría, yo misma moriría en algun momento, y Kenshi, y Freyja mucho tiempo después... Es la Naturaleza, los vivos son regalos que la Vida le manda a la Muerte.

Sin embargo, esta vez había algo distinto. Seguía sintiendo el flujo de las almas, pero en esta ocasión era más... alocado, no tenía órden, las almas vagaban a sus anchas por el mundo de los vivos, ante la ausencia de una dimensión mortuoria que las contuviera y las llevara hasta el siguiente viaje.

Miré a Ada, dando un suspiro, con una mirada cansada, ante sus primeras palabras.

- Esa es una pregunta cuya respuesta ni siquiera yo tengo... Después de todo, sigo siendo mortal, al igual que tú...-me encogí de hombros, e hice desaparecer mi guadaña y mi apariencia de Novena. Seguidamente, dejé caer la mirada hacia el cadáver del muchacho fallecido... Aquella carcasa vacía daba algo de temor observarla, sobre todo si no estás acostumbado a ver fiambres, pero en mi caso era todo lo contrario-. Supongo que si te concentras, podrás escucharlas como te guste. Yo las tomo como simples susurros-caminé con cierta pesadez hacia el ascensor, que había descendido desde los pisos superiores hasta detenerse en el centro de la estancia-. Pero de momento, no tienes que preocuparte por eso. Descansa todo lo que puedas, y cuando te veas con renovadas fuerzas ven a verme... Tenemos algo importante que hacer.