I pledge my allegiance, to all things dark ~

Las pisadas resonaron por el pasillo de hielo, reberverantes, precisas, seguras, y reflejadas en el cristal azul del que estaba hecha toda la fortaleza, en las montañas del Dark Área. Era una construcción magnífica, una ciudadela de hielo, muerta, alejada y solitaria, y desde hacía años, era toda mía, lista para cualquiera de mis retorcidos caprichos o planes... Hacía tiempo que no me pasaba por allí, pero era el lugar perfecto para lo que tenía planeado.

Bajé las escaleras escarchadas, que por sorprendente que sonase, no resbalaban, era como pisar un suelo sólido y seco, así que pude bajar a los pisos subterráneos sin problemas. Me agité los largos cabellos con una mano, mientras que con la otra sujetaba una bolsa de plástico. Una suave melodía iba saliendo de mis labios, de nuevo un silbido, como cuando había dejado atrás el Bosque de las Pesadillas al traspasar el portal. Una melodía producida por un violín poco antes de mi marcha, perteneciente a una chica de lo más interesante. Ada Hunter, al terminar de deleitarme con su música, fue muy directa con su respuesta, y como consecuencia...

Finalmente me detuve frente a una considerable puerta de piedra, cerrada desde fuera con llave. Antes de empujarla, vestí mi rostro con una mueca de diversión insana ante lo que se avecinaba, posteriormente, atravesé su umbral, internándome en una gran habitación vacía y redonda, con un techo muy elevado también... No había ventanas, ni más puertas visibles. Pero, si había que hacer honor a la verdad, todo eso no importaba... Al otro lado de la estancia, se podían observar las figuras de una chica y de su compañero, sentados en el suelo... Me acerqué a ellos, a medida que avanzaba, podía ver mejor que ambos se encontraban dormidos, o todavía inconscientes, no sé, pero no me preocupé... Pronto despertarían.

Me detuve fente a ellos, me agaché, y saqué lo que había traído de la bolsa: Un par de haburguesas tamaño grande y dos botellas de refresco... Mejor que saciaran sus necesidades cuando abrieran los ojos.

- Buenos días-susurré cuando lo hicieron, esbozando una sonrisa y mirándolos con los ojos bien abiertos, con una especie de brillo demente en ellos, como si aquello fuera lo más divertido que hubiera hecho en años-. Siento el coscorrón, pero de alguna manera tenía que traeros aquí... Invitar a entrar está taaan sobrevalorado.

Fortaleza owo7:

Un revoltijo de sensaciones se agolpa en mi cabeza, estoy mareada, estoy sedienta, estoy entumecida… Alguien se ha tomado la molestia de exprimirme el cerebro y dejar despierta a mi conciencia para que grite por la masacre. Por alguna extraña razón la cabeza me pesa, los párpados, perezosos al principio van tomando fuerzas para desvelarme qué hay más allá del oscuro manto negro. Lentamente una luz tenue inunda mis pupilas para ofrecerme el exterior de mi nuevo despertar. Un susurro cercano y burlón nos invita a comenzar el día. Llevo mis manos al suelo para apoyarme, la cabeza agachada… esa voz me resulta conocida, pese a que ahora mismo no sé decirte qué cené ayer. Produzco una risa ahogada mientras recupero la fuerza para mantener la cabeza y mirar a los ojos a mi encantadora…¿captora?

Como si algo me hubiese escupido en la cara, lo recordé. Zayyn, se llamaba Zayyn. Miro en derredor comprobando que Gabumon se encuentra a mi lado, está despierto y completamente pendiente de mí. Era una habitación cerrada sin posibilidad a ningún contacto con el exterior, ni siquiera mediante ventanas. ¿Estaba en un sótano? No, todo esto parecía mucho más antiguo…ese techo tan alto, la disposición circular de la sala… Todavía sentía un cierto retumbar y mareo si miraba con rapidez o más de veinte segundos una misma imagen. ¿Ha dicho que me ha pegado? Supongo que en mi estado habrá sido como si lo hubiese hecho con una maza medieval.
Un olor agradable llega ante mis fosas nasales, próximo a Zayyn había dos hamburgesas y dos refrescos. Sin pensar me abalanzo sobre la primera hamburguesa, no puedo más. ¿Qué sentido tiene pensar si están envenenadas? Alguien que se toma la molestia de dejarte con vida es por algo, el veneno no tiene sentido. Ella podría haberme abandonado en aquel bosque y nadie habría encontrado mi cuerpo jamás. Gabumon, en silencio, parece imitarme empezando a comer. Después de lo que hemos vivido… no puede encontrarse mucho mejor que yo.

Descuida, les diré a tus invitados que no eres rácana con la comida. Podrías haberme ofrecido ganchitos rancios como hace la mayoría, pero te has molestado en un par de hamburguesas.-le comento desafiante con el semblante serio.

Posiblemente me esté equivocando…pero si me mantiene con vida, ¿será para su divertimento? Miro una vez más para comprobar que están todas mis cosas, en especial mi mochila y mi violín. Llevo mi mano izquierda a masajear mi cabeza…-En fin…¿y no me vas a presentar a la familia? Ya sabes, hablar un poco de las fotos esas del último viaje a Roma, que si ese vestido te sentaba genial…-Me la estaba ganando… pero estoy de un humor de perros con sarna.

Me senté frente a ella, con una mirada de regocijo y diversión ante la situación. Observé en silencio como ambos devoraban como lobos famélicos las hamburguesas, y como agua en un desierto, bebían los refrescos. Esperé a que llenaran al menos parte de su estómago rugiente, y me crucé de brazos sobre el pecho.

- Me gusta ser una buena anfitriona. Que mis "invitados" tengan una estadía agradable-alcé la barbilla con cierta arrogancia y prepotencia, sin dejar que la sonrisa se disipase.

Miré, victoriosa, como continuaban engullendo. Si bien mi objetivo era que repusieran fuerzas, también lo era que la pequeña droga que había en la carne llegara a sus organismos... No era veneno, ni mucho menos, sólo una especie de leve alucinógeno que haría que mi plan principal fuera como la seda... Ya se sabe, si quieres algo, hazlo tú mismo, asegúrate de que las cosas salen bien antes de llevarlas a cabo.

- Lo cierto es que mi familia no se encuentra aquí, después de todo. O al menos, no entera-le respondí acercando mi rostro al suyo para mirarla más detenidamente. Después me separé, dejé escapar un silbido con los labios, y a mi señal, la puerta por donde había entrado se abrió nuevamente, dejando entrar a un chico pelirrojo con el pelo en punta que arrastraba una gran caja de metal, bien sellada. A la vista resultaba incomprensible que una persona, aparentemente humana, pudiera empujar aquello... Pero es que ese chico no era tan "humano", como parecía ser-. Hace relativamente poco, he conocido a un amigo muy divertido... Y como me has caído tan bien, no he podido evitar invitarle para que os... "Conozcáis".

El hombre pelirrojo terminó de colocar la gran caja en el centro de la sala, después se palmeó las manos como quien termina un trabajo, y apoyó la espalda contra el metal, sujetándose la cabeza por detrás con las manos entrelazadas. Sus ojos verdes se cerraron un instante, pero después se fijaron en el digimon de Ada.

- ¡Se parece al Sargento Pulgoso!-exclamó entonces, sorprendido y señalándolo

En mi estado, no pude evitar poner los ojos en blanco.

- Ignórale-le aconsejé a Ada, suspirando con paciencia-. Es un poco tontito.

El "humano" xD:

Tras su acercamiento tenía toda mi atención. Sabía que no podía ganar esta batalla pero mientras estuviese en el campo de batalla intentaría no arrastrarme demasiado. Zayyn silba, como si de una señal pactada se tratase, un chico entra. Pero no sería lo único que cruzase el marco de la puerta. ¿Más sorpresas? ¿Por qué no? ¡¡Me encantan las sorpresas que proceden de personas inciertas en lugares poco recomendables!! Resoplo revolviendo mi pelo sin apartar la mirada del nuevo sujeto en la sala. Parpadeo un par de veces tratando de imaginar qué diablos podía guardarse en una caja metálica de esas dimensiones. Mis ojos se entornan al escuchar la palabra “amigo” de los labios de Zayyn.

El muchacho de pelo en punta pelirrojo parece sorprendido de encontrarse con Gabumon. Miro hacia mi digimon el cual se encoge de hombros.

Mejor no preguntar, Ada-hime…-comenta en un tono perfectamente audible para todos.-Yo nunca me he fiado de los rábanos. –sus ojos desafían al nuevo chico, en especial parece que miran a su pelo.

Miro con extrañeza a Gabumon ¿acaba de decir lo que yo creo? Gabumon jamás ha mostrado su resentimiento hacia alguien a no ser que se tratase de Yuri. Tengo la sensación de que está empezando a desvariar, pero quién puede recriminarle nada. Apoyo la cabeza contra la pared mientras encojo las piernas. Todo esto me siguen pareciendo demasiadas molestias para Gabumon y para mí, ya que con chasquear los dedos, puede deshacerse de nosotros sin problemas. Me río sin comprender, ha sido estúpido…un rábano dice…pero si ese chico es más bien como un tenedor. Míralo con sus tres puntas… muevo la cabeza a un lado y a otro y parece que está bailando. Me vuelvo a reír sin comprender por qué Gabumon está tan asustado. Masajeo mis sienes, esto no me había pasado nunca. Joder… no me había pasado nunca. Mis ojos se abren de golpe mirando fijamente hacia Zayyn. ¿Qué es lo que está pasando aquí? Me sujeto el lado izquierdo de la cabeza, de alguna forma sé que como deje de hacerlo el mundo se cae.

¿Y qué hay más allá de la muerte? Una mujer amable, un chico escarola y una gran caja de metal. No pertenezco aquí, a este mundo después de la muerte…-sonrío a ciencia cierta de que mis palabras en parte son elegidas por mí, en parte salen solas de mi boca. Río con ganas.-Y esta es otra no pesadilla ¿verdad? En fin, ya he caído al infierno una vez...¿Qué me ofrece el cielo?

El gabumon de Ada parecía moleso ante la sola presencia de mi compañero. Rukriel, como así se llamaba él, permaneció en su sitio, aunque curioso, y mirando con una tonta sonrisa al digimon contrario. Me levanté del suelo, y comencé a caminar de un lado a otro, sin alejarme más de dos metros de mis queridos invitados... Tenía mucho que hablar con ellos, después de todo.

- Bien... Cómo empezar...-me detuve junto a la gran caja de metal, y palmeé uno de sus lados, provocando un resonante sonido que provoca que algo en su interior se revuelva y devuelva el golpe a su prisión de acero. Observé tranquila, no obstante, el estado en el cual tanto Ada como gabumon habían entrado nada más comer lo que les había ofecido. Deducí, así, que la droga ya empezaba a hacer efecto-. ¿Más allá de la muerte? Es gracioso que lo preguntes...

Empecé a reirme yo sola, como si hubiese hecho el chiste más gracioso del mundo, no en vano, yo misma portaba los poderes de la parca en mi interior, aunque no los ejercía mucho para mis intereses personales... Las palabras de la Primera fueron claras: La muerte ha de ser objetiva.

- No te alteres... La Muerte es una amiga que ha de llegar en algún momento... Pero antes de que ella te lleve, tengo muchas cosas para tí...

Di un último golpe a la caja de metal, haciendo así que su preso volviera a estemecerse. Le hice un gesto a Rukriel, y mientras me alejaba de espaldas hacia la puerta, el muchacho pelirrojo desbloqueo el sellado de la jaula, empujando la puertecilla, y abriéndola... Rukriel se retiró rápidamente, de un salto, se posó junto a mí. Con un intenso brillo, se deshizo de su vulgar disfraz humano, y mosntrando su verdadera forma, la de un AeroVDramon de colo rojo y negro. Me subí a su chepa, y una vez encima, alzó el vuelo, llegando casi hasta el techo, para observar desde arriba la escena.

- Que comience el espectáculo...-murmuré, sonriendo cruelmente.

La estancia estaba en completo silencio. En el interior de la celda había algo, pero ese algo no pudo divisarse hasta que no dio un par de pasos hacia el exterior, y la luz pudo apartarlo de la penumbra...

Spoiler:

El niño de madera se detuvo cuando se vio libre de su jaula. Con la cabeza gacha, alzó sus ojos plateados y maquiavélicos clavándolos en los de Ada, y sonrió ampliamente, aferrando su martillo/ametralladora.

- ¡Vamos a jugar!

Rukriel en su verdadera forma:

Las palabras de Zayyn cada vez me están inquietando más. Siento como si un reloj estuviese marcando cada segundo dentro de mi cabeza. Mis ojos se agrandan expectantes viendo que se están aproximando a la caja, su ayudante decide desvelar el misterio abriendo la puerta… Por una extraña razón, su ayduante se ha retirado con rapidez, y ha mutado de forma. Algo me dice que la charla tranquila ha terminado, lo que hace que coloque las manos en la pared y me ayude a ponerme en pie. ¿Para qué debo estar preparada? ¿Qué clase de cosas tiene preparado para mí? Una silueta conocida sale de la caja…

Tiene que estar bromeando…

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Un estallido en mi cabeza hace que me lleve ambos manos para sujetarla sin apartar la vista de la maldita marioneta sádica. Mi respiración se agita entrecortada y mi adrenalina se dispara, las cuencas de mis ojos se agitan nerviosas de lado a lado llevando un ritmo frenético. Está aquí, ella lo ha traído. ¿Pero cómo? He debido hablar demasiado y eso me condenará a perder algo más que lo que ya se ha llevado de mí. Esa es la única explicación que ahora mismo puedo encontrar. Miro a mi alrededor, un último intento desesperado, comprobando una vez más que no hay salida posible. Zayyn está montada en la trasformación de su ayudante, sería otro digimon eso que veo que asciende y desciende como estuviese viéndolos a través de un cristal. Aquí nada es lo que parece. Las distancias se me hacen difusas como si parpadeasen cada vez que intento centrarme en ellas para descubrir más detalles. Es como si la imagen entera vibrase, es posible que este lugar… no, esta amabilidad me haya hecho confiarme y esté bajo el efecto de algún distorsionador de la realidad. Trago saliva con dificultad, conozco lo que viene ahora.

Me acerco hacia Gabumon, el cual está mirando al cielo en dirección a Zayyn. Una vez más estamos solos y lucharemos por nuestra supervivencia. Nadie dice que tengamos que salir cuerdos esta vez ¿no? No podemos volver a jugar a este juego otra vez, ya no estoy con la misma preparación que al principio. Ni física, ni mental. Llevo una mano al pecho, sintiendo que el rítmo ha descendido… ¿Por qué todo lo que siento ahora mismo es querer reírme? Ni aunque le pregunte a los mil cielos encontraría una respuesta satisfactoria. Pero tengo muy claro que esta vez haré todas las trampas que sean necesarias, no sé cómo he llegado aquí, ni cómo en este puñetero mundo he podido encontrarme con el mismo digimon en menos de 24 horas.

Mi cuerpo comienza a moverse dando saltos a un lado y a otro, como sobre excitado y espasmódico, preparado para la acción.

Gabumon, mi bastón-le ordeno extiendo la mano para que lo tome de la mochila y me lo pase. Pero transcurren unos segundos en los que nada sucede. Miro en su dirección y me lo sigo encontrando mirando hacia el cielo. -¡¡Claro que son ellos los que están moviendo los hilos pero si no rompemos su marioneta, el juego no terminará!! Esa siempre ha sido la regla de Puppetmon. Solo que ahora…-Me restriego los ojos para intentar fijar mi mirada en él sin que se vuelva un intermitente de discoteca. Finalmente Gabumon parece que me mira a mí en vez de a ellos. Eso podría ser una buena idea si queremos llegar a una solución. Espero no tener que mentirle de nuevo…

No recuerdo qué ha pasado con él… no sé… ¿está aquí?-contesta y su voz me parece de extrarradio.

Ya nada importa, estoy a punto de explotar. Literalmente, esta sensación de irrealidad seguido por la situación extrema vivida hace unas horas más el nuevo curso de los acontecimientos… -¿A qué quieres jugar? Este lugar no es tan grande para jugar al pilla-pilla… y te he ganado lo más limpiamente posible teniendo en cuenta tus normas. El Demonio siempre cumple sus tratos ¿recuerdas?-ladeo la cabeza a la par que mis ojos se posan con dureza y mis labios dibujan una sonrisa envenenada. Esta noche he aprendido demasiado del Demonio. ¿Qué más le quedaba por mostrarme? De una cosa no cabía duda, estaba llegando a mis límites morales humanos.

Observé con una sonrisa como Ada se llevaba las manos a la cabeza tan solo con ver la figura de Puppetmon. Tal y como había supuesto, aquello, de alguna manera, era el inicio de su oscuridad, el percusor que la había dejado con múltiples arañazos en las manos y en los brazos... Si no, ¿a qué venía esa expresión de terror al reconocer su figura?

- Nooo... No vamos a jugar al pilla pilla... Aquí no hay sitios para esconderse... Pero si para correr, sí para probar nuevos juegos... Porque ¡Ah! ¡Adivina! ¡Me conozco muchos juegos más!

Agitó su martillo, pero en vez de usarlo, se lo colgó a la espalda, antes de alargar sus brazos hacia los dos compañeros y mover sus deditos de madera. A una orden silenciosa, de la jaula de metal empezaron a verse arrastrados multitud de cuchillos, bisturís y pinzas, los cuales acabaron colgando en el aire por medio de unos finísimos hilos.

- Esto es muuy divertido... ¡¿Cónoces el juego de las operaciones?! ¡Meto cuchillo, saco hueso! Y si toco en mal lugar... MEEEC. Pierdo el turno y... ¡Me toca otra vez!-comenzó a acercarse-. Y no vale que te muevas para hacerme perder... Además sería muuuy doloroso.

Spoiler:

Parpadeo con insistencia al ver que de la jaula que contenía a Puppetmon han salido cuchillos, bisturís y demás objetos punzantes. Instintivamente corro analizando minuciosamente la sala, necesito algo con lo que poder protegerme o bien impactar contra Puppetmon. Tengo una mochila y un violín. Miro en dirección hacia Gabumon, este parece haber despertado ligeramente de la última vez que le he echado un vistazo. Está gruñendo y arañando el suelo preso de rabia. ¿Y ahora qué? Nuestra fuerza no puede derrotarle ni en sueños, al menos la otra vez tenía a esa marioneta suya y podíamos enfrentarnos en un uno versus uno contra ella. ¿De qué nos sirve que esta vez nos deje evolucionar si no podemos hacer nada contra él? Más que aprovechar sus descuidos. En fin, preparada para volver a correr…

¿Y qué tiene de divertido saber que me vas a destripar sí o sí? Es como verse una película en la que ya conoces el final además de sus momentos más épicos. –Giro la cabeza hacia un lado, mostrando decepción de forma teatral- ¿Así es cómo planeas vengarte? Es una venganza un poco sosa. Soy humana, moriré a los pocos minutos. Ninguno de los Dark Master te respetará haciendo solo eso. –Miro de reojo para comprobar su reacción. Si mi comentario surte efecto, pronto comenzará a contradecirse como ha hecho antes y me dará mi oportunidad.  

Gabumon sigue concentrado en la figura de Puppetmon como si estuviese estudiando sus movimientos. Su rostro refleja que algo no va bien, pero teniendo en cuenta las palabras de antes. Igual le ha parecido ver a otro rábano haciéndole la puñeta…

Desde mi posición sobre el lomo del dragón rojo observé las reacciones de Ada y de su compañero. Este último parecía enfadado, arañaba el suelo con insistencia, mientras que su tamer discutía con frustración acerca de las normas del juego, que no tenía sentido que Puppetmon fuera el único que pudiera jugar... Desvié mi mirada, con curiosidad, hacia la marioneta,esta pareció pensarse mejor las normas, porque dejó escapar un leve quejido y se cruzó de brazos.

- ¡Esta bien, está bien! Las reglas son las reglas... ¡Pero aun así empiezo yooo, de modo que ven aquí para que te saque los huesos!-el niño de madera la persiguió, y movió sus marrones dedos, haciendo volar un cuchillo hacia la muchacha, con el claro objetivo de hincarlo en su carne-. Si fallo, será tú turno. ¡Ññññ!-con un movimiento, el hilo se movió de manera que el cuchillo asestara una estocada en una de sus piernas... Aunque bien podría Ada esquivar el ataque si se lo proponía.

- Vamos... no quiero que esto termine tan rápido...-murmuré para mí, esperando ansiosa a que la chica demostrara saber dar guerra-. No es divertido torturar así...-¿Por qué simplemente no hacía evolucionar a su compañero? Aunque ambos estuvieran semi drogados, podría hacerle alcanzar, con suerte, varias etapas superiores, y así aumentar sus probabilidades de supervivencia... ¿O es que...?-. Uhmph...-con un leve roce de mis manos, obligué a Rukriel revolotear para acercarnos un poco al extremo en donde se encontraban. Quería ver de cerca y escuchar todo lo que decían, aunque todavía me encontraba a una prudente distancia, sobre ellos... Como una mera espectadora que observa el duelo entre dos gladiadores... Sí, eso era, una lucha a muerte entre dos fuerzas, y solo me quedaba a mí decidir si se mataban entre ellas, o no, con un simple gesto de pulgar.

Alzo una ceja tras escuchar las palabras de Puppetmon, supongo que cuando llegue mi turno me explicará más porque como no le saque tuercas, no sé cómo voy a ser “el doctor”. Resoplo haciendo que mi flequillo se eleve, esperando a la reacción de la marioneta. Si algo he aprendido es que le encanta iniciar los juegos. Uno de sus cuchillos pendientes de uno de sus hilos es arrojado…a lo que decido actuar con rapidez y girarme para que la trayectoria no impacte contra lo que parece va dirigido: una de mis piernas. Al desviar la mirada soy consciente de los múltiples cortes que ahora configuran mi cuerpo…no me puedo permitir más roces innecesarios. Algo hierbe dentro de mí y siento vibrar mi dispositivo. Debo suponer que es mi turno… necesito un arma… maldita sea. Aprieto los puños mirando fijamente hacia la marioneta.

Diría que necesitas ayuda, preciosa.-Comenta una voz desconocida a la par que una mano se deposita sobre mi hombro. Sigo la mano hasta toparme con un rostro completamente desconocido. –Ya iba siendo hora que hiciésemos las presentaciones oportunas. Soy Astamon-Toma mi mano y la besa, después hace lo mismo en dirección a nuestra espectadora y anfitriona Zayyn. Parpadeo sorprendida tras ver la ametralladora que lleva consigo, viendo que Gabumon ha desaparecido solo me queda creer que… ¡¡Ahora se haya convertido en él!!-¿Sabéis por qué odio tanto a los niños? Porque no saben jugar con las damas a los juegos que les dan placer.-Dicho esto se coloca delante de mí y apunta con su ametralladora hacia Puppetmon.-Es tu turno trozo de madera parlante.-comenta en un tono hosco. Luego me toma por la cintura pero cuidándose de poner su cuerpo por delante del mío. Extraña forma de proteger a alguien…

No puedo dar crédito a la nueva evolución de Gabumon. No entiendo porque las dos nuevas formas evolucionadas resultan tan… ¿contradictorias? Por un lado, Weregarurumon X solo desea ver la sangre de sus enemigos entre sus garras. De habernos encontrado con Yuri cuando le perseguimos, habría intentado acabar con él. Era su única motivación aquella noche. Y ahora por otra parte está él… parece más razonable que Weregarurumon X pero jamás habría creido que Gabumon fuese capaz de decir comentarios subidos de tono. Aunque a fin de cuentas es un demonio… ha debido ser duro estar en su casa y no poder evolucionar para saludar porque Puppetmon se lo prohibió.

Evolución:

Ada parecía decidida a enfrentarse a él, como había supuesto esquivó habilmente el cuchillo, este pasó de largo si añadir una herida más a toda su colección. El Puppetmon se sorprendió, abrió mucho sus ojos y apretó los dientes, enfadado y frustrado. Dio una patada al suelo, enrabietado como el niño que era, pero rápidamente se recompuso, pues, en lo que él respecta, la muchacha no tenía nada con lo que herirle... Era de madera, y su nivel ultra estaba muy por encima de las habilidades humanas.

Sin embargo, algo sucedió. Mis ojos se vieron atraídos por un resplandor a la espalda de Ada, una evolución, pero no una normal... Como había supuesto, aquella muchacha tenía el poder de evolucionar a su compañero en un nivel superior... Un nivel comparable al de Puppetmon. Una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver al Astamon, ataviado con su gabardina de mafiosa y su ametralladora. Mis ojos brillaron con interés cuando el ultra hizo un gesto educado de presentación hacia mí.

- Eso es...-murmuré, siendo testigo de la expresión de absoluta estupefacción que Puppetmon portaba en su rostro de madera-. Ahora es turno de la humana... Pobre Puppetmon, nada le sale como esperaba... ¿Qué vas a hacer ahora?-De alguna parte extraje una pequeña petaca, llena de alcohol, de la que bebí un poco... Lo siento, pero un buen espectáculo requiere de un buen trago, esto es así aquí y en la China...

Puppetmon pareció reponerse entonces. Agarrando su martillo-ametralladora, el niño de madera dio un paso hacia delante, enrabietado... Casi parecían salirle astillas por todo el cuerpo de lo cabreado que parecía.

- ¡¡Eso es trampa!! ¡¡Dije tu turno, no el suyo!!-enarboló su martillo por encima de su cabeza-. ¡Esto requiere un castigo! ¡Bullet Hammer!-exclamó, cargando su arma y haciendo que las balas de este volaran en dirección al Astamon de Ada.

Observo con curiosidad la sonrisa confiada de Astamon, de alguna forma invita a pensar que lo tiene todo bajo control. Desde luego lo que no fue una sorpresa fueron las palabras enojadas de Puppetmon. Me abrazo a Astamon mirando fijamente al digimon marioneta.-Se te olvida que Astamon es otro jugador y él ha decidido ir a por ti. Mira, para que veas que todos estamos jugando…-arranco uno de los botones de su traje.-¿Ves? En mi turno he ido a por él, pero no he podido quitarle hueso, solo un botón.-comento con una retorcida expresión en el rostro.

¡¡Eh!! ¡¡Preciosa!! ¿Tú tienes idea de lo que cuesta este traje?-dirijo la mirada hacia Astamon algo contrariada. Su voz retumbaba gravemente sobre su pecho y siento cómo sus músculos se tensan alrededor de mi cintura. Mis pupilas se agrandan expectantes y algo acongojadas. ¿Le había cabreado? ¿Iba a enloquecer como Weregarurumon X? De repente sus musculos se relajan.- Pero siendo tú, mi reina… mi ropa sobra contigo.-Su sonrisa se estira hasta llegar a una carcajada a la par que mi rostro se sonroja.

Tras ver que Puppetmon ha tomado su martillo, Astamon comienza a saltar y esquivar con gran rapidez. Cientos de balas impactan contra el suelo y en todas direcciones dando un espectáculo de chispas. Algo me dice que el juego de los “doctores” va a terminar en una reyerta a tiros. Después de ir saltando por toda la sala, esperando a que cese el ataque de Puppetmon, Astamon me deja en el suelo. –Puedo encargarme desde aquí, preciosa. Toca algo bonito para mí ¿quieres? Me gusta que mis enemigos se lleven un último recuerdo de mí especial… como aquel Devimon.

Una de mis cejas se alza con curiosidad, ha pasado mucho desde aquella batalla. ¿Se refiere a que quiere que toque la misma pieza? Nunca había visto florecer este resquicio de orgullo en Gabumon, pero no me molesta en absoluto. Miro en derredor buscando mi violín, en cuatro pasos podría llegar a alcanzarlo. Aunque he de admitir que nunca he tocado en este estado… Siempre hay una primera vez ¿no? Aprovecho que Astamon está volviendo a apuntar al Puppetmon para deslizarme a tomar mi violín. Deslizo el arco para dar las primeras notas y… ¡¡qué comience el verdadero juego!!

musiquilla:

No pude evitar dejar escapar una sonora carcajada al ver el enfrentamiento entre ambos digimons. Puppetmon estaba cabreado, muy cabreado, por que sus planes no hubieran salido como había pensado. En mi caso, todo iba a la perfección, me estaba divirtiendo, y a la vez mi objetivo con el secuestro de Ada estaba surtiendo efecto. Y hablando de ella... la muchacha hizo uso de su violín, y una vez más pude ser testigo de su talento con el instrumento. Era una pieza que recordaba haber escuchado otras veces, pero no de aquella manera, y mucho menos me hubiera imaginado tenerla en una situación como aquella, en una especie de "coliseo", viendo a dos bestias digitales pelear entre sí.

- ¡Con que esas tenemos!-rugió entonces Puppetmon, saltando y colgándose de unos hilos que pendían de las paredes, esquivando así las balas de Astamon. Estaba claro que un único ataque del digimon mafioso no iba a poder con él... No iba a dejar que le ganaran a su propio juego-. ¡En ese caso, has fallado! ¡Me toca! ¡Huajajajajajajaja!-y ahí, todavía colgado de su hilo, Puppetmon agarró la X de madera de su espalda y la lanzó como si fuera un boomerang... Me recordó por unos instantes a mí misma con mi shuriken.

Le di un leve golpecito a Rukriel; este, a la órden, movió sus alas para moverse a otro lado de la mazmorra, y alejarse del rango de los ataques. Lo último que necesitábamos en esos momentos era vernos implicados en la pelea. Éramos meros espectadores, no tenía ganas de demostrarles lo que pasaría si me atacaran.

- ¿Master...?-aventuró el dragón.

Esbocé una sonrisa, y me incliné hacia él para acercar mis labios a sus oídos.

Mis ojos están puestos en el juego que tienen entre manos Astamon y Puppetmon. Dejo que el sonido fluya según van transcurriendo los acontecimientos cargando de más o menos intensidad la melodía. Puppetmon ha conseguido esquivar valiéndose de sus hilos para elevarse. Me balanceo al son de la música viendo que su siguiente ataque consiste en lanzar su cruz de madera hacia Astamon. Cuando la cruz está llegando a la posición de mi digimon observo cómo este salta para esquivar pero al ver que la cruz comienza a regresar hacia su dueño, como si fuese un boomerang, veo que Astamon pega un fuerte salto para subirse encima. Gira a toda velocidad y cuando está a punto de llegar ante la marioneta alza la pierna para patearle directamente en la cara. De su pierna se desprende cierto halo negro, como si hubiese estado concentrando su energía.

Espero que sepa lo que está haciendo porque como no impacte se va a quedar varios minutos atontado con tanta vuelta y me va a tocar a mí salvarle el pellejo. Aunque suspendido en el aire y sin poder volar supongo que no está tan mal para llegar a su posición. Pero muy arriesgado.

La patada dio de lleno sobre la cara de Puppetmon, quien, al no haberlo visto venir, se vio desequilibrado en su hilo. El niño de madera trató de recuperar el equilibrio, moviendo sus brazos como aspas de molino, pero en vano, porque finalmente cayó, sin tener opción a sujetarse en ningún lado, contra el suelo, estampado como un sello. La colisión hizo que la superficie de hielo se agrietara, formando una hendidura con la silueta del cuerpo del niño de mandera. Por unos segundos, pareció que el digimon ultra había acabado fuera de juego, pero entonces, silenciosamente, el susodicho se levanta, con un aura oscura rodeándole.

- Punto para tí-gruñó, enfadado-. Pero ahora el turno ha cambiado... -inspiró hondo, antes de alzar la mirada y ponerse a gritar y a patalear como un niño pequeño-. Wires Choking!!-rugió, antes de golpear el suelo con su martillo, agrietando el suelo...

De repente, del suelo partido, comenzaron a elevarse gigantescos pedruscos helados, movidos por hilos, por los finos cables del digimon perfecto. Como cubos de hielo, flotaron en el aire, algunos girando sobre sus propios ejes. Y tras ellos, Puppetmon miraba directamente a la humana, con rabia, odio, ira... Era una mirada que prometía dolor, mucho dolor.

- ¿Y bien? ¿Qué vas a hacer en tu turno, humana, antes de que yo juegue?-se notaba que el digimon se encontraba enrabietado, y que se moría de ganas por hacer el movimiento.

- Bueeeeno, bueno, bueno. Esto se pone muy violento... Me gusta-comenté, llevándome el canto de la mano a la frente.

Girando en el aire, Astamon finalmente cae en el suelo apoyando con una mano en la superficie y parando la dinámica de movimiento con las piernas. Se queda unos segundos recuperándose y después se alza mirando a la marioneta empotrada contra el hielo. Cuando Puppetmon vuelve a alzarse un halo oscuro lo recubre. Esto no puede indicar nada bueno, lo último que nos faltaba es tener a un Puppetmon con cuya fuerza se haya visto aumentada. Continuo con mi melodía, punteando con desdén sin dejar tregua. Es un sonido mucho más sombrío y perturbador pero que no pierde elegancia. Ante todo una danza macabra tiene que invitar a bailar y todo baile tiene un dominante y un sumiso.

Astamon corre hacia mí tras comprobar que a Puppetmon no solo le siguen quedando fuerzas, sino que ha golpeado su martillo contra el suelo. Se dispone a iniciar un ataque. La estancia se transforma en un habitáculo lleno de fragmentos de hielo pendientes de sus hilos. Sus palabras van dirigidas hacia mí, pues está claro que ahora debería reaccionar yo. Con un gesto llamo a Astamon y me subo a sus espaldas, le susurro lo que quiero que hagamos a continuación.

Cierro los ojos tratando de concentrarme, sin dejar de tocar, hasta que de mí, puedo canalizar la energía. Visionando los bloques de hielo que penden a sus extremos, y que como ocurriría en una balanza pueden conformarse como ejes, nos dirigimos primero a uno y después al otro para tocarlos y que se agranden. De esta forma pretendo descompensar su peso y vencer su resistencia. Así, si quiere lanzar los del lado izquierdo, el enorme bloque de lado derecho hará que se venza para ese lado. Y viceversa con el lado derecho. Tras haber tocado los bloques retrocedemos hasta una distancia prudencial y que esté en perpendicular al digimon. Para que utilice el lado que utilice se vea descompensado, y si no utiliza ninguno… se verá obligado a seguir soportando el peso hasta que se decida a utilizar un lado.

Puppetmon sonríe endiabladamente al alzar los bloques de hielo, está claro qué era lo que pretendía hacer con ellos. Yo solo esperaba que no destrozara mi castillo, porque si lo hacía, y sobrevivía a aquella pelea, no sería Ada, la que lo mataría... Rukriel comprendió mi disconformidad, y deja escapar una leve risa por ello. De todas formas, aún quedaba por ver qué pasaba, quería ver cómo se las apañaba Ada para salir airosa de la situación.

Una vez más, la humana no me decepcionó. Se subió a la espalda de su Astamon, y ambos "volaron", dando saltos hacia los cubotes de hielo, rozándolos, y haciendo así, mediante una extraña energía, que estos aumentaran de tamaña. La acción me sacó una sonrisa divertida, entendí más o menos lo que pretendía, aunque seguía sin gustarme que me fueran a destrozar la mazmorra... Aunque, ¡qué coño! Ya le ordenaría a Fenrir que lo arreglara...

- Oh, yeah... Tendría que haber hecho palomitas...-volví a darle un trago a la petaca, antes de cerrarla y guardarla de nuevo en el bolsillo interior de la chaqueta.

El Puppetmon no entendió al principio que pretendían hacer esos dos al aumentar el tamaño de los trozos de hielo, a fin de cuentas, habían agrandado lo que se había convertido en sus armas... Con todo, pronto entendió el motivo, cuando empezó a notar que le costaba sostener el peso de todos esos pedruscos.

- ¡Ññññ...!-El niño de madera trató de aguantar el peso de las piedras escarchadas, con toda su fuerza, más, cuanto más tiempo las sostenía, más le costaba... Así que al final, no tuvo más remedio que soltarlas, pero si las iba a dejar, al menos trataría de lanzárselas a ellos-. ¡¡Gaaaaaaaah!!-gritó, haciendo fuerza para impactar las rocas contra ellos.

El niño digital jadeó con fuerza, ya libre de tal peso, y miró con rabia a Ada y a su compañero, mientras recuperaba fuerzas.

A juzgar por la expresión de su rostro, parecía que nuestro plan estaba dando resultado. Puppetmon se está descompensando por lo que termina por dejarlas caer. Este podía ser nuestro momento de contraataque si no fuese porque ha conseguido en un último esfuerzo lanzarnos en resto de rocas de hielo. Astamon me toma en brazos esquivando con rapidez los impactos de los bloques de hielo. Cuando éstos cesan, vuelve a dejarme con delicadeza en el suelo. Una fina sonrisa aflora de sus labios a la par que se cruje en cuello. Me hace un gesto para que la música continúe como hasta ahora. –Ahora es mi turno, saco de astillas.

Astamon se impulsa para abalanzarse sobre un jadeante Puppetmon, cuando llega a su altura un aura negra le recubre, sube la pierna y la deja caer desde arriba con toda su fuerza contra su cabeza. Luego la pisa para asegurarse de que no se puede mover. Todo ello sin perder la sonrisa y sin sacar las manos de los bolsillos. Después me mira a mí para guiñarme un ojo, luego a Zayyn con la que parece estirar aun más su sonrisa. Como si esto le estuviese brindando una gran oportunidad para lucirse. Le lanza otro beso que lo manda a las alturas.

Si se vuelve a levantar… Astamon no le dará tregua. ¿Cuánto valoras a tu “amigo”, Zayyn? Porque nosotros no mucho…-grito para que pueda escucharme, aunque poco me importa lo que suceda con este desgraciado.

Puppetmon no había tenido un buen día.

Primero se topaba conmigo, luego era sometido a una larga tortura hasta pedirme clemencia, y finalmente, después de una intensa pero breve batalla, era tristemente humillado. La patada de Astamon le dio de lleno, su nariz de metal acabó incrustándose en el hielo por el impacto, sin posibilidad de sacarla, al tener la bota del mafioso posada sobre su cogote. Hice desaparecer mi sonrisa en cuanto vi finalizada la pelea, y con el rostro serio encajé el gesto "cariñoso" que el Astamon me mandaba. Las palabras de Ada me hicieron mirarla directamente, creando un contacto visual para ver si lo aguantaba.

No respondí enseguida, me limité a mirar el cuerpo del niño de madera, quien trataba por todos los medios de liberarse de Astamon, insultándoles a los dos en el proceso. Tras unos cuantos segundos cabilando, ordené a Rukriel descender un poco, lo suficiente como para hacerme oír sin alzar la voz. Mis ojos se clavaron por un instante en el niño de madera, destilando cierto desprecio, antes de volver a fijarme en Ada.

- Acaba lo que empezaste. Y ensáñate todo lo que quieras... Es tu premio por vencer.

- ¡¿Qué?! ¡¿Qué estás diciendo?! ¡Te juré lealtad, no puedes hacerme esto!-nuevamente el Puppetmon intentó zafarse-. ¡¡Humana asquerosa!!

- No me hagas reír... Tan solo te dejé vivo por el espectáculo que pudieras ofrecerme... Eres débil, tú has perdido y ella ha ganado... Asúme las consecuencias de tus acciones...-miré a Ada de nuevo, y le hice un gesto con la barbilla-. Adelante.

- ¡¡Nooooo!!

Le mantengo la mirada a Zayyn aguardando a su respuesta mientras escucho de fondo la risa sarcástica de Astamon. Siento unas fuertes punzadas en la cabeza, como si unas terribles migrañas estuviesen perforando mi interior. Mi expresión se contrae levemente a la par que llevo mi mano izquierda hacia mi sien. Las palabras de Zayyn nos invitan que prosigamos hasta el final. Astamon hace más presión con el pie al comprobar que Puppetmon está intentado decir algo. Se reclina sobre la marioneta con expresión agria.

¿No te he dicho ya cuanto odio a los putos niños que no tienen respeto por las damas?-su voz retumba por toda la habitación. Saca un puñal de su gabardina y me lo entrega- Arráncale una a una todas sus tuercas y remaches. Si no le han enseñado modales, es tarde para que aprenda.-me comenta volviéndose hacia mí.

Su gentileza rápidamente se torna en un carácter despiadado y directivo. Pero no puedo decir que me moleste cuando su forma de actuar me recuerda a mí. Aunque quizás no sean las mismas razones las que nos hacen saltar en cólera. Siento cómo la presión se va formando en torno a mi ojo derecho, el mismo de la mancha. Tomo el puñal que me ofrece Astamon mientras él recoge, sin moverse del sitio, uno de los bloques de hielo que han quedado esparcidos por el suelo. Luego retira su martillo y su cruz, para lanzarlos donde la marioneta no tenga alcance. Con un duro golpe entierra primero uno de sus pies y después el otro en el bloque de hielo. Retira la bota de su cabeza  para dejarla caer sobre su tronco. Con un gesto me indica que puedo empezar… su sonrisa es amable como si me estuviese dando la entrada en un baile.

Doy un paso con el puñal en la mano, comprobando como este malnacido se retuerce sin posibilidad a escapar. De su boca profiere insultos y palabras malsontes, es el último consuelo del condenado. No sé si estoy preparada para darle una muerte tan sádica como me ha indicado Astamon. Le quiero muerto, eso no lo dudo. Recuerdo perfectamente la sonrisa que me ofreció la chica marioneta antes de morir. Ella antes era humana, ella antes tendrías sus sueños y sus esperanzas. Puppetmon se lo arrebató todo por un juego sin sentido y letal. ¿Me estoy acordando de ella como justificación? No, yo no soy así. No soy una justiciera ni una vengadora. Esta noche esa chica podría haber sido yo, o Gabumon. ¿La oscuridad se devora así misma? ¿Es así como funciona?

No tienes por qué ensuciarte las manos con esta madera podrida, princesa.-comienza a hablar Astamon con dulzura, tras ver que en unos segundos todavía no he hecho nada-Puedo encargarme yo, este no es trabajo para una dama. Aunque también le podéis dar la redención del preso condenado muerte, si simplemente degolláis su cuello. Pero en mi opinión, este bastardo no se la merece.  

¿Cuándo ha aprendido Gabumon tanto acerca de torturas y de ejecuciones? Aunque nunca hayamos hablado de ello, creo que todo esto ya debía conocerlo de antes. Niego con la cabeza a su ofrecimiento de encargase él. Esto me corresponde a mí y sólo a mí. Inspiro e inicio el trabajo sin más dilaciones. Irónicamente, cada vez que hundo el puñal entre una de sus tuercas el dolor de mis migrañas parece ir remitiendo. Al principio los gritos que espeta la marioneta rompen mis tímpanos con fuerza, pero tras unos minutos… son completamente sorda a ellos. Una estela nos indica que estamos ante el final del digimon… Marioneta a la que nunca olvidaré.

Felicidades princesa, tu ojo ha vuelto a la normalidad.-dice Astamon pasando un brazo por mi hombro, mi expresión es de sorpresa y plantándome un beso en la mejilla. ¿Era esto lo que necesitaba comprender?

Astamon vuelve a su forma original en un extenuado Gabumon. Mi mirada se alza al cielo en busca de Zayyn pero también siento cómo mis piernas están temblando por todo el sobre esfuerzo. Múltiples incógnitas golpean con fuerza en mi cabeza cuando mis labios consiguen articular una sonrisa sincera. La mancha de mi ojo se ha ido… no hay migrañas… ¿ahora qué?

El Astamon era la viva imagen de un caballero que sirve a su ama, pero que no duda en despreciar a aquel que la contrarie. Eso me gusto, y por un momento eché de menos al Beelzemon que había sido hacía tanto tiempo Beelkomon... Antes de que un estúpido humano lo matara y lo convirtiera en digihuevo. Suspiré, y me crucé de brazos sobre el pecho, viendo cómo Ada tomaba el cuchillo que su compañero le tendía... Mi atención cayó sólo sobre ella, esperando con un deje calculador en los ojos a que ejecutara su sentencia. Sin embargo, hubo algo que no me gustó, la vi dudar, sus ojos, por un breve instante, parecieron pensarselo... Pero apenas fue por unos cuantos segundos.

Con una leve y taimada sonrisa fui testigo de cómo la humana hincaba el cuchillo en el cuerpo del digimon, sacándole todas las tuercas, todos los tornillos, y provocando así que su cuerpo brillara y que sus datos comenzaran a dispersarse. Mi sonrisa aumentó al comprobar que, en el extraño ojo de la chica, la mancha oscura comenzaba a disiparse...

- Eso es... Let the Darkness enter inside.

Finalmente, el digimon estalló en datos, desapareciendo del mapa... Sus restos volaron hasta introducirse dentro de Astamon, ya que fue él quien lo venció, y tampoco podrían llegar al organismo de una humana, aunque esta se encontrara en el mundo digital. Por unos segundos me mantuve callada, a la espera de que la chica se recuperara, ya que los había notado cansados a los dos... Astamon dedigievolucionó, y Ada alzó su mirada hacia mí... Pero yo ya no estaba en el aire, había ido bajando hasta posicionarme a su lado. Por lo tanto, la chica acabó topándose con dos ojos verdes, brillantes de emoción.

Alargué una mano hacia su rostro, rozándolo con los dedos muy suavemente, y observando la obra que había creado... Yo la había ayudado a canalizar esa Oscuridad, la había enseñado a aceptarla como una parte de su ser. Me sentía orgullosa de haberlo conseguido. Al fin la percibía llena de Oscuridad, con solo mirala, o con solo tocarla. Dejé escapar una leve risa divertida, y acerqué mis labios a su oído, tal como ella había hecho hacía unas horas en el Bosque de las Pesadillas.

Poco después, me separé, y con una mirada evaluadora, la contemplé de ariba a abajo, como quien examina, satisfecho, la obra de arte que acaba de crear.

Siento la caricia de Zayyn muy suave sobre mi rostro sin apartar mi mirada de la suya. Podía descubrir un matiz distinto en sus ojos y por primera vez los míos también brillaron. Cierro los ojos tras escuchar las palabras de Zayyn sin poder evitar reír tras las mismas. No podía creer que todo esto se hubiese debido a eso todo este tiempo. Pero tenía su sentido, ya lo creo que sí. Me dirijo lentamente hacia la funda de mi violín para guardarlo. Todavía siento embotados parte de mis sentidos aunque parece que el efecto está remitiendo de lo que quiera que esté alterándome la realidad. Tras hacer esto dirijo una mirada final al habitáculo donde nos encontramos. Ha perdido parte de la majestuosidad que poseía al principio, ahora parece el resultado lamentable en el que terminan los rastrillos del domingo. Pero no podía evitar sentir una satisfacción creciente en mi interior.

No tenías por qué, pero lo has hecho.-comento avanzando hacia su posición nuevamente-Lo que me ha pasado esta noche, jamás podré olvidarlo. Es como un olor que una vez que se impregna a tu piel, no puede ser exterminado con nada. No sé si habrás podido conocer esa tercera cara de mí esta noche pero… lo comprenderás muy pronto -Llevo mi mano para cubrir parte de mi rostro, estoy muy cansada pero todavía no ha llegado el momento de descansar. –Tengo una pregunta que hacerte… ¿Cuál es tu sueño?

Me di la vuelta. Con una mano, saqué el digivice y metí a Rukriel en su interior, y con la otra, invoqué mi guadaña, con la que abrí un portal mortuoria a uno de los pisos superiores del castillo. Con un gesto, y sin responder a la pregunta de Ada, les indiqué que me siguieran a través, y cuando ya vi que estamos todos allá arriba, miré a mi alrededor.

Se trataba de un amplio salón, con varias mesas cerca de las esquinas, y con otra más grande, la que las presidía, en el centro. No me senté en ninguna silla, sino que me acerqué al amplio mirador que tan buenas vistas me daba del Dark Área. De espaldas a Ada, pensé en una respuesta convincente. ¿Decirle la verdad? ¿O quizás mentirla? Estaba claro que no iba a conformar con cualquier cosa, ya que la pregunta estaba obligada... ¿Mi sueño? Claro... Todos los villanos tienen un sueño...

Inspiré hondo, la luz de la gran lámpara iluminaba mis cabellos por detrás, dejando así mi rostro en las sombras. Aquello, junto a mi silencio, me dio un aspecto un tanto misterioso.

- Los hijos de la Oscuridad deben cuidarse... O algo así-murmuré, metiendo la mano en el bolsillo de mis pantalones. Después, observando lo que había sacado, me volteé por segunda vez, y dejé sobre la mesa principal, una fotografía reciente...

En ella, aparecían dos personas. Un hombre alto, rubio, de ojos azules, y un bebé de cabellos anaranjados y ojos de un color muy parecido al de él... El humano tenía a la criatura entre sus brazos, y ambos sonreían a lo que debía de ser la cámara... Al volver a ver la imagen una sonrisa afloró por mi rostro.

- Mi sueño... Aunque es mas bien mi obligación...-me crucé de brazos-. Es crear un mundo en donde ellos dos esten seguros, y puedan vivir felices... Aún si yo no estoy con ellos...-entorné los ojos, como si estuviera en trance, al recordar el día en el que di a luz a Freyja-. Esa será mi felicidad... Mi "sueño".

Spoiler:

Zayyn abre un portal, no sin mi admiración por ello, siempre resulta encantador ver la buena eficiencia. Para ella, esto parece tan natural como respirar. Recojo mis cosas, incluido a Gabumon, y camino por donde se me indica. Desde luego era una habitación mucho más imponente que el torreón que se me ha presentado como primer lugar de la residencia. Era un salón comedidamente decorado y cuyo ventanal ofrecía unas vistas envidiables. Tomo una de las sillas para sentarme, pasando a dejar mis cosas en el suelo. A Gabumon lo tumbo sobre otra de las sillas mientras espero con paciencia la respuesta de Zayyn. Apoyo un codo sobre la mesa y acaricio lentamente mi rostro.
Cuando Zayyn deja la fotografía encima de la mesa la tomo para verla. No me hace falta saber quiénes son, se entiende perfectamente que son importantes para ella. Y esa información era suficiente para mí. Vuelvo a dejar la foto cuidadosamente encima de la mesa, para que la recoja cuando quiera. Cierro los ojos con una sonrisa afable mientras escucho las palabras de Zayyn acerca de su sueño.

Lo entiendo. Si tuviese algo tan importante que proteger, también mi voluntad estaría en ello.-Abro los ojos con lentitud para detener mi mirada en Zayyn.-Mi sueño es simple, humilde, pero también es vanidoso, obstinado.-desvío la mirada ligeramente y entono con pasión mis palabras. Luego vuelvo a posar mi mirada en Zayyn.- Aunque al principio lo odié, todo lo que he sido y soy corresponde con mi violín. Busco ser esa melodía en el viento imposible de acallar, quiero que todos los corazones canten mi canción cuando ya no esté.-mi voz se suaviza- ¿Sabes por qué te pregunto acerca de tu sueño?-mis labios se estiran maliciosamente-Lo único con lo que venimos al nacer, es con la voluntad. Es lo que nos acompaña siempre y que muchas veces pisoteamos cruelmente. A veces, por lo demás. Otras, por estúpidas normas y las peores de todas… porque nosotros así lo queremos.-me encojo de hombros dejando un silencio pautado y luego prosigo-Llámame trovador como a los antiguos, pero yo no vengo a cantar las aventuras de los demás. Vengo a incitar a que toméis vuestros sueños hasta las últimas consecuencias.-Mis ojos se abren para dar énfasis a mi mensaje, reflejando un brillo especial. Ella conoce mucho más de mí que otras personas a las que les he comentado esto anteriormente. Es posible que encuentre más sentido a estas últimas palabras. Pues no mucha gente repara en todo lo que implica que sean unas “últimas consecuencias”.

Ada pareció entender el origen de mis motivaciones, vi en sus ojos que comprendía que sin esas dos personas, yo no sería capaz de vivir. Ellos eran mi fuerza, pero a la vez mi perdición, mi enfermedad... Freyja y Kenshi tenían el arma que podría matarme... Metafóricamente hablando, y a la vez, esa arma, era la fuente de todo mi poder, de mi voluntad.

Sin añadir nada más, recuperé la fotografía y volví a guardarla en mi ropa. Un leve sonrojo se aposentó en mis mejillas, pues no era normal en mí que me sincerara de esa forma... Pero de alguna manera, sentía que podía confiar en Ada. Dejé escapar un carraspeo, y tras sacudir un poco la cabeza, olvidé esa anterior parte de la conversación, pues ese era el turno de la muchacha para confesarse.

Como pensaba, las razones de Ada eran un tanto especiales. Ella no era como yo, ella quería "ayudar", por así decirlo, a quienes tuvieran un objetivo en la vida... Ella quería ser el trampolín que los llevara a lo más alto. Era un sueño un tanto... honrado y noble. Si no la hubiese conocido hacía un par de horas y no hubiese visto el proceso por el que se convirtió, la hubiera tomado como una de esas personas buenas, que sólo se dejan llevar por la Luz y que tenían iluminado su camino... Un héroe como dicen muchos... Aunque tampoco estaba segura de que ella fuera una villana, quizás fuera un antihéroe...

Pero sus palabras hicieron que sonriera, pues una única pregunta se había formulado en mi mente al saber cuales eran sus objetivos. Era un pregunta obligada, sin duda alguna, y que, de no formularla, me iba a estallar en la cabeza.

- ¿Y qué habrías hecho si te hubiera dicho que mi única voluntad es la de pisotear la de los demás, de no permitirles cumplir sus deseos?

Permíteme que eleve tu pregunta a otra dimensión…-mis ojos se agudizan mostrando cierta diversión.-¿Qué similitud hay entre una religión, una dictadura y una jerarquía de mando de cualquier organismo? Simple.-alzo mi dedo índice para proseguir con la explicación.-La igualdad nos oprime y nos justifica cuando no queremos pensar en exceso sobre nuestros actos. Antes de que responda a tu pregunta…¿de verdad piensas que es posible pisotear la voluntad de otros?-entorno levemente los ojos posando ambas manos encima de la mesa- Puedes hacerlo de mil formas distintas, pero en todas ellas las personas a quienes quieres pisotear, seguirán teniendo opciones. Eso es a lo que yo llamo; insurgentes. Esos quienes contra todo pronóstico, hacen lo que les da la gana-mi sonrisa se estira con satisfacción-son personas dispares que en contra de su naturaleza de borregos cumplen con sus expectativas vitales porque saben adaptarse a ellas. Y ahora volviendo a la cuestión…¿a ti cuál te parece que sería mi papel si tu voluntad fuese así?-hago un ademan con la mano invitándola a la reflexión, aprovechando la pausa comedida y tensa. Después doy dos toquecitos sobre mi sien y prosigo-Pides ir en contra de lo único que nos regalaron al nacer. Podría ayudarte…¿pero cuánto tiempo tardarías en descubrir a un insurgente? En este mundo podrido de ataduras ¿cuánto tiempo crees que podrías aguantar luchando contra ellos? ¿cómo vas a triunfar cuando las grandes organizaciones místicas, políticas y por status quo ya lo intentaron y fracasaron?-concluyo reclinándome sobre el respaldo de la silla y juntando mis manos por encima de mis piernas.  

Es tan simple entender esa concepción dualista entre el bien y el mal. Nos consideramos personas morales porque sabemos distinguir cuando obrar acordes a nuestras creencias. Pero esto es una gran mentira contada al mundo. Vivimos porque hay algo que nos empuja, nos acelera y nos frena dentro de nosotros, que no entiende de bandos correctos e incorrectos. Por eso el camino que pisamos es siempre de no retorno, porque incluso al final de la vida, somos capaces de cambiar por cumplir esa voluntad.

Caminé hacia la mesa. Cuando mi pregunta dio a una especie de discurso por parte de Ada, me senté en una silla, y con toda la naturalidad del mundo, apoyé los pies enfundados en las botas de metal sobre la mesa. La escuché decir con atención, sin perderme una sola palabra, y sin responder en ningún momento para cavilar sobre sus reflexiones... ¿Si podía pisotear la voluntad de otros? Era obvio que sí que podía, al igual que otros me la habían pisoteado a mí tantas otras veces... Con el suficiente poder, podría hacer prácticamente lo que me diera la gana... Ahora, ¿que quizás después trataran de devolverme la jugada? Pues era muy posible, pero confiaba en poder librarme para salvar el pellejo...

- Supongo que no tengo derecho a imponerme sobre otros, a robarles su voluntad, como hacía ese pedazo de madera con sus marionetas...-miré el techo y enmudecí un par de segundos, antes de añadir-. Pero dicen que el fin justifica los medios. Este mundo está podrido... Corrupción, muerte, sangre... Es gracioso que yo esté hablando de eso... Pero si para salvar a los míos, necesito imponerme sobre alguien... Lo haré sin dudarlo. Tengo suficiente poder como para intentarlo.

Giré la cabeza, y clavé mi mirada en la suya, sin apartarla en ningún momento. Si ella pensaba que estaba mal, era libre de decirlo, pero no iba a ser fácil convencerme de no seguir mis metas.

Mi sonrisa se estira en silencio escuchando su respuesta. Me gusta la gente que tienes claros sus objetivos y que no tiene miedo de seguirlos hasta donde les lleven sus pasos. Está siendo una conversación muy agradable pese a que las circunstancias apuntaban a que mi supervivencia peligraba. Recuerdo mi charla con Misaka que no me desagradó e absoluto y ahora con Zayyn puedo decir que siento que mis palabras están siendo interpretadas como merecen. Es curioso comprobar como dos polos de una moneda pueden llegar objetivos tan interesantes. El mundo necesita de su fortaleza aunque esto las lleve posiblemente a enfrentarse no dentro de mucho. Por supuesto, entiendo perfectamente el lugar que a mí me corresponde. A fin de cuentas las experiencias al borde la muerte son instructivas.

Me levanto con elegancia y camino con determinación hacia el lado de la mesa en la que se encuentra Zayyn. Cuando llego a su altura me apoyo levemente contra la mesa y con una sonrisa maliciosa me decido a hablarle.-No es solo poder lo que veo en tus ojos. Aun así, a mí no se me permite juzgar y te diré por qué.- recojo con mis manos mi larga cabellera para dejar al descubierto mi cuello. Paso a mostrarle mi símbolo tatuado nacido en la raíz de mi pelo y que desciende por parte de mi espalda.-Una vez me encontré con una maravillosa persona que se tomó la molestia de llamarme por mi nombre.-Mi expresión se ensombrece al recordarle-sería muy gratuito decir que soy el producto de mi Oscuridad. Esto es lo que soy. Soy la Soberbia que provoca a que los insurgentes se alcen y tarareen mi canción. –Dejo caer mi cabello hacia uno de mis hombros y clavo la mirada unos instantes en el techo.-Aunque últimamente no he pasado por mis mejores momentos.-me llevo una mano hacia el brazo contrario. La última vez que mi soberbia habló terminó con Lucky Cat muerto. Suspiro, creo que este está siendo un buen entrenamiento, ni una sola vez me he puesto mi máscara en las horas que llevo con Zayyn.-Protégelos, Zayyn. Ellos confían en ti.  

Observé desde mi asiento, con la cabeza apoyada en el respaldo de madera, cómo Ada se acercaba a mi lado, y se apoyaba sobre el borde de la mesa. Mis ojos la observaron con intensidad, como intentando leer su alma, intentando leer lo que esta pensaba. ¿Se tomaría a mal mis palabras? ¿Pensaría que mis deseos eran demasiado... pretenciosos? ¿Demasiado imponentes, tanto como para hacer ponerse de rodillas ante mí a todo aquel que se me pusiera por delante? Mantuve mi rostro "oculto" tras una máscara de seriedad, no quería que pensara que ese tema me lo tomaba a broma, estaba muy enfocada en seguir mi "sueño", tanto que podría decirse que llevaba varios días sin descansar apropiadamente... Entre buscar una forma de recolectar simbolos y secuestrar doncellas, el sueño había dejado de ser, de momento, algo irrelevante.

- ¿Qué más ves en mis ojos, Ada?-inquirí en un susurro, con curiosidad.

Fue entonces cuando vi a Ada recogerse los cabellos, y mostrando así un extaño símbolo circular, con una especie de montaña sobre la que un gran ojo observa todo a su alrededor... Seguidamente, la chica me explicó algo que no acabé de pillar al vuelo al principio, hasta que terminó la frase. Comprendí, así, que esa era una forma de decir que esperaba, con su música, motivar a todos aquellos que se negaran a que sus sueños fueran pisoteados... Me pregunté por un momento si entre esos también me encontraría yo.

- Sobeeeerbia-repetí, finalmente esbozando una sonrisa. Bajé las piernas, apoyé una mano sobre uno de los posabrazos de la silla y me levanté para acercarme-. ¿Algo así como Lucemon? Como si ellos no soportaran ser tratados como moscas... Una interesante forma de ver la soberbia-de manera un tanto burlona, alcé la barbilla, en un gesto de arrogancia y autosuficiencia.

Dejé escapar una suave carcajada, y caminé alrededor de Ada cuando esta se mostró pensativa y miró al techo. Ese "Aunque últimamente no he pasado por mis mejores momentos", me hizo detenerme a su lado, y apoyar mi mano derecha, enfundada en mitón, sobre su hombro.

- Tranquila, polillita. Llegarán mejores momentos... Y cuando eso pase, tu música me servirá para no retroceder-metí de nuevo la zurda en el interior de mi chaqueta de cuero, y extraje la petaca-. ¿Un trago? No está envenenada.

Salgo de mi ensimismamiento cuando Zayyn deposita su mano encima de mi hombro. Tengo que aceptar que me llevará un tiempo lidiar con este tipo de recuerdos… ese es el jodido problema, tener que verle como a un recuerdo. Miro la petaca que tiende Zayyn y sonrío instintivamente. Quizás envenenada no esté pero de manera fortuita acabo de dar una explicación a mi extraño embotamiento durante el combate con Puppetmon. Las hamburguesas que tomé antes de empezar… envenenadas no estarían pero posiblemente sí les ocurriese algo. –Nada me apetecería más que un trago, querida.-le comento sonriente esperando a que me pase la susodicha petaca para darle un trago.

Tienes razón, una nueva era está por llegar. –Miro el lamentable estado en el que han quedado mis ropas. Mi sonrisa se estira con sinceridad, desde luego esto ha sido un giro inesperado con el cual no contaba.- El mundo me ha enseñado unas cuantas lecciones en los últimos días. Eso es lo que veo en tus ojos, Zayyn. El cañón de una pistola que apunta hacia el infinito-río tras mis palabras. Luego desvío la mirada y mi expresión se torna seria. Lo cierto es que el símbolo no es una causa solitaria…Hace bastante que no contacto con ninguno de sus otros miembros. Cada uno tomó su camino aquella noche y escribió su declaración su propio muro de guerra. Pero el día que nos encontremos volveremos a ser uno. Así está escrito en nuestra promesa.-Te lo he contado casi todo de mí… te he abierto mi corazón, pero hay algo más que estoy callando.-Mis ojos buscan los suyos mientras me llevo el dedo índice hacia el labio en un gesto pensativo-Dices que mi música te servirá para no retroceder y me encargaré personalmente de llevar esos pasos a la victoria. Más debo decir que hay otros.-hago una pausa dramática expresando una mueca divertida.-No somos un grupo en el sentido “agobiante” de la palabra, cada uno cumple su voluntad donde quiera que esté. Simplemente compartimos los ideales de los que ya te he hablado y estamos comprometidos en ser la nueva revolución. Cada miembro lleva un símbolo como el que te he enseñado, representando aquello que mejor define su tercera máscara. –mi sonrisa se estira con astucia- Es simple. Nos movemos como sombras independientes, pero si realizamos este gesto-llevo mi mano al pecho, estirando mis dedos índice y meñique y permaneciendo el resto recogidos, después araño con esos dedos emulando una garra.- significa que desde ese momento, están guardándome fidelidad. Nuestra causa está activa. ¿Hasta dónde estás dispuesta a llegar, mi fuego? Todo fuego necesita viento, un combustible... y yo sé cómo hacer que no se apague.

Me doy la vuelta y comienzo a caminar por la estancia con las manos a la espalda. Es importante dejar ciertos segundos para que Zayyn valore el sentido que tiene que le esté comentando todo esto. Ella me ha contado acerca de la importancia de proteger a los suyos, pero nosotros podemos hacer mucho más. Todo combate directo implica unos riesgos muy altos que se pueden cobrar su precio en cualquier momento. Nuestra revolución es silenciosa como una serpiente que se va colando poco a poco hasta que la mordedura es inevitable. Hasta que el veneno ha corroído todas las arterias.

La observé beber de la petaca, preguntándome en el fondo si Ada sospecharía, con mis palabras, algo de las hamburguesas envenenadas. No me importaba que lo supiera, lo había hecho para conseguir un bien mayor, que pensara que ese Puppetmon era su perdición... Y el plan había salido a pedir de boca. Como siempre digo, "el fin justifica los medios". Cuando terminó de beber, recuperé la petaca, ya vacía después de tantos usos, y la guardé, cerrando la boquilla con un giro de tuerca con los dedos. En un gesto distraído, retiré un mechón de pelo colocándolo tras la oreja, y seguidamente me crucé de brazos. Esbocé una sonrisa al oír descubrir qué más cosas veía esa chica en mis ojos... Y lo cierto es que me gustó, es cierto que siempre aspiraba a lo más alto, al igual que una pistola hacia el cielo.

- Has dado en el clavo-concordé, asintiendo. Di un suspiro, saqué la terminal de batalla, y observé, sorprendida, que un extraño símbolo se encontraba iluminando la pantalla... Era como un medallón negro, con alas de demonio,, y letras digitales rojas... Caí en la cuenta de que eso debía de ser uno de los símbolos a cosechar de los que hablaron Vladimir y Norn aquella vez... ¿Cómo lo había conseguido? ¿Enseñándole a Ada a aceptar su oscuridad? En ese caso, ¿no debería ella de haber conseguido otro? Cabilaba sobre ello, con el ceño fruncido y una mano sosteniendo la barbilla, cuando sentí la fija mirada de Ada en mí. Levanté la cabeza, topándome con ella y con su rostro serio. La miré de forma interrogativa, preguntándome qué era lo que se le pasaba por la cabeza... No tuve que esperar mucho.

Escuché sus palabras con curiosidad, ladeando la cabeza, y descubrí por sus labios, que había más "entes", por así decirlo, que compartían intereses con ella. Una idea me vino a la mente, si ella era la "soberbia", habría una avaricia, una pereza, una lujuria, una ira...? Capté al vuelo sus palabras. "Mi fuego", dijo la chica, ya entendí por qué se había sincerado tanto conmigo... Esbocé una astuta sonrisa, y me aproximé a ella, muy cerca, lo suficiente para sentirla respirar.

- Interesante... Me gustaría ver cómo es eso de actuar en las sombras... Alimentadme, y moveré montañas por vosotros.

Sonrío con satisfacción tras escuchar sus palabras tan próximas, no solo físicamente sino también metafísicamente. He conseguido plantarle la semilla de la curiosidad, he visto cómo está brotando el primer tallo. Ahora solo tengo que conseguir que florezca, pero eso no será difícil. Lo más complicado de la tarea viene en este momento. Yuri ha sido el encargado de otorgarnos nuestros símbolos a cada uno de nosotros. Pero para poder continuar con mi sueño, deberé encargarme personalmente en esta ocasión.

Si me permites…-ladeo el rostro de forma provocativa y tomo su mano. Echo un vistazo hacia atrás, comprobando que Gabumon ya está somnoliento pero no desmayado. Le hago un gesto con mi otra mano indicándole que tome de mi mochila uno de los rotuladores. Cuando se acerca a mi posición le doy las gracias y vuelvo a posar la mirada en los ojos de Zayyn-Este es el símbolo que te corresponde-Comienzo a dibujar un círculo, luego trazo curvas sinuosas dentro de él y finalmente le pongo tres puntos.-me has arrastrado hasta aquí… eres el fuego que arde dentro de mí por cosas que sobra decir, no puedo dejar de pensar que eres una Lujuria hambrienta.-Suelto su mano con delicadeza sin dejar de sonreírla en ningún momento.-Siempre que lo desees puedo darte de comer, solo indícamelo y mi violín cantará solo para ti.-mis labios se curvan y una de mis cejas se alza. Hago un ademan respetuoso que simula una reverencia. Ahora tengo un compromiso más que atender, otro sueño que añadir a mi lista por cumplir.

Ada se acercó en mi entonces, justo después de haberle demostrado cuál era mi posicón en su "ofrecimiento". Este no había sido realizado como tal, pero no era tonta, sabía leer entre líneas, me estaba dejando la miel ante mí, siendo libre de tomarla, o de dejarla derramarse por el suelo. Después de tomar el rotulador que su compañero somnoliento le tendió, la humana comenzó a dibujar algo en el dorso de mi mano derecha, un círculo como el de su espalda, pero con un contenido distinto... Dos líneas curvadas en vertical, como simulando una especie de jarrón, o una gota a punto de ser desprendida, y tres simples puntos dispuestos cada uno en una de las tres zonas con las que los primeros trazos habían dividido la circunferencia. Cuando teminó, elevé la mano, la observé con curiosidad y escuché mientras tanto su conclusión... ¿Me acababa de dar un pase hacia una nueva era? ¿Para una nueva forma de pensar y actuar? Como sea, no importaba. Parpadeé varias veces, y recibí, satisfecha, el nuevo nombre otorgado. Con una sonrisa, lo acepté. Lujuia, ¿eh? No quedaba mal por mi forma de ser, por un lado, era muy del deseo carnal y todo eso... Pero por otro, consistía en conseguir aquello que ansiaba, cuando lo deseara... Ya fuera poder, u otra cosa. Y no nos vamos a engañar... El poder me encanta.

- Lujuria... Me gusta-sonreí ampliamente, observando de nuevo el símbolo de mi mano... Era rotulador, por lo tanto con agua era muy probable que se fuera...- ¿Todos los lleváis tatuados?-pregunté, curiosa. No me importaba tener otro símbolo dibujado en mi cuerpo, a fin de cuentas, ya llevaba tres.

OFF:

Las líneas de expresión de Zayyn eran fáciles de interpretar por esta vez. Le gustaba lo que estaba viendo y a mí me gustaba todavía más que le gustase. Tengo que admitir que esta era una sensación extraña, nunca me había sentido tan extremamente extenuada pero a la vez tan satisfecha por el resultado obtenido. Pero la mayor lección que podía repetir en mi cabeza no era otra que la de “este es un mundo de locos, merece la pena vivirlo al límite”. Ladeo el rostro hacia un lado, aquella pregunta me hizo esbozar una sonrisa amplia, reflejaba el grado de compromiso que Zayyn quería adoptar por sí misma con respecto a la causa.

No es algo que me agrade hablar en estos momentos pero entiendo que deberías saberlo. –mi expresión se ensombrece levemente-este fue el sueño que empezó con dos personas. Tanto esa persona como yo lo llevamos tatuado muy hondo y también en nuestra piel. Conocimos a dos candidatos confiables a la causa, pero la última vez que nos reunimos apenas se les fue presentado su símbolo.-Desvío la mirada y por primera vez en un buen rato dejo al trasluz ciertos signos del cansancio que recorre mi cuerpo. –Ocurrió algo aquella noche que de alguna forma nos cambió a todos. – Y a unos más que a otros diría mi oscuridad.Dejo una pausa no calculada, ya que son unas palabras que todavía me pesan y lo seguirán haciendo por un buen tiempo.-Y bueno, como ya te he dicho somos completamente independientes, no vivimos encadenados entre nosotros sino con nuestra causa. –Humedezco mis labios y me giro para apoyar mis manos sobre la mesa.-Tenemos muchos preparativos que hacer todavía. Cada uno a su manera, claro. Tu también puedes comenzar con los tuyos cuando desees.-le comento mirándola y sonriendo maliciosamente.

Llevé la otra mano al tatuaje, seguiendo con los dedos la forma del dibujo. Mientras, Ada respondió a mi pregunta, al parecer, al menos dos de ellos, ya llevaban implantada la marca en su piel, y por sus palabras, al parecer no eran pocos los ya integrantes, conmigo al menos eramos cinco... Eso era bueno, supongo, el grupo crecía, aunque no es que me preocupara mucho... En mi propio equipo, Chaos, no eramos muchos... Y últimamente estaba bastante parado, con el renacimiento de Vladimir, las acciones del grupo se habían relajado.

Noté entonces que la chica se mostraba cansada... No me extrañaba para nada, primero en el Bosque de las Pesadillas, y después en las mazmorras, Ada había tenido suficientes trotes por hoy. Me di media vuelta, y me acerqué a un elevador redondo para asegurarme de que después de tanto tiempo continuara funcionando. Le hice un gesto a Ada para que cogiera en brazos a su compañero y me siguiera, y una vez me cercioré del buen estado del "ascensor" y Ada estuviera junto a mí, inicié el ascenso a uno de los pisos superiores, en donde había varios pasillos con habitaciones.

Sigo a Zayyn hasta el elevador ¿me querrá enseñar otra nueva sala? He tomado mis cosas y a Gabumon antes de salir, cada vez se me hacen más pesadas. El ascensor comienza a elevarnos hasta una planta superior, en la que se dispone de varias habitaciones. Ha estado en silencio durante todo el camino, quizás necesite de un tiempo para asimilar qué papel quiere desempeñar en nuestro compromiso. A fin de cuentas, eso es lo mejor que puede ofrecerle nuestra unión; libertad. Cada uno debe cumplir su voluntad a su manera, hemos vivido lo suficiente en el mundo para entender cómo funciona, ahora es el momento de cambiarlo. Con lo pequeños cambios que podría hacer cualquiera... porque son los que mueven las grandes cosas. Mi sonrisa se estira...

¿Deseas enseñarme algo más, querida? No quiero ser aguafiestas, pero mis limites han sido sobrepasados lo suficiente por hoy como para caerme desmayada en cualquier momento... Espero no estropearte ninguna alfombra.-comento tratando de mantener el humor pero sabiendo que mis palabras son completamente ciertas.

Reí entre dientes una vez llegamos al piso superior y ella inquirió sobre cualquier cosa más que pudiera enseñarle. Sólo había una, la última del día si ella lo deseaba, y hacia ella me encaminé. Estaba segura de que Ada seguiría mis pasos (literalmente hablando), porque estando allí, no le quedaba otra... Recorrí el pasillo, este estaba lleno de puertas símples de mandera, excepto la del fondo, la cual parecía un poco más elaborada... La mía.

Al llegar a la mitad del corredor, y me detuve frente a una de las puertas, y giré el picaporte para abrirla. La habitación se abrió ante nosotras, eran unos aposentos simples, pero agradables y bien decorados. Una cama grande, armario, mesa, y una ventana alargada en vertical y acabada en un arco de punta.

- Como es obvio que estás cansada... Puedes dormir aquí si quieres... Mi habitación es la del fondo, por si me necesitas... Buenas noches.

Incliné la cabeza y le guiñé un ojo a modo de despedida. Después me retiré, y con una sonrisa, comencé a caminar, con tranquilidad, hacia mi habitación.

Me conduce a través de un pasillo con puertas de madera. A llegar a la mitad, Zayyn abre una de ellas mostrando una ampulosa habitación. Bastante bonita y agradable a la vista, parecía bien preparada para recibir invitados. Camino unos pasos hacia el enorme ventanal para curiosear las vistas que se ven desde aquí mientras escucho la invitación de la pelirroja. Después de todo lo acontecido, lo último que podría imaginarme es terminar el día durmiendo sobre una mullida cama. Había sido un cúmulo de experiencias en muy poco tiempo… asiento haciendo una reverencia a Zayyn.

Buenas noches. Nunca pensé que volvería a ver una cama inofensiva y corriente. Ah…la extrañaba. Algún día te recompensaré por esto.-Le comento dejando mis cosas con tranquilidad encima de la mesa.

Me siento sobre la cama y me dejo hundir lentamente por ella. Gabumon está en la parte de mis pies, echo una bolita durmiendo plácidamente. Distintas escenas recorren mi mente al cerrar los ojos. Es posible que me cueste un poco relajarme… aunque por cómo se están acomodando mis extremidades, quizás no.  Finalmente siento cómo todo me abandona… pensamientos, calambres, emociones…

Un día de locos… sí…

Un día disparatado, sádico, sin sentido…

Lo único que ha hecho falta era que un conejo me invitase a tomar el té en su mesa…