Ficha de Ethan Hibiki

Nivel: Rookie.
Tipo: Dragón.
Atributo: Data
Ataques:

-Baby Breath: Golpea con un aliento de alta temperatura a su oponente.

-Tail Smash: Golpea con su cola al oponente mientras gira con su cuerpo.

-G Shurunen: Luego de tocar una escama en el cuerpo de Dracomon denominada "Gekirin", los cuernos de este brillan, para luego lanzar un rayo de su boca.

Nivel: Champion.
Tipo: Dragón.
Atributo: Vacuna.
Ataques:

-Blue Flare Breath: Expulsa una llama abrasadora de color zafiro.

-Strike Bomber: Golpea al objetivo con su cola.

-G Shurunen-II: Cuando la escama "Gekirin" es tocada, Coredramon entra en un estado de enojo, para luego empezar a disparar rayos de calor de su boca.

Nivel: Ultra.
Tipo: Dragón del Cielo.
Atributo: Vacuna.
Ataques:

-Blaze Sonic Breath: libera una ráfaga supersónica de calor de su boca.

-Wing Blast: Usa el vuelo supersónico para generar ondas de choque.

-Explode Sonic Lance: Viaja a una velocidad supersónica y, aprovechando el impulso de la velocidad, para catapultar la lanza de su espalda.

Nivel: Mega.
Tipo: Hombre Dragón.
Atributo: Vacuna.
Ataques:

-Tenryūzanha: Hace girar su espada "Fragarach" sobre si mismo y después ejecuta un golpe descendente hacia la cabeza del adversario, cortándolo por la mitad.

-Shouryūzanpa: Libera una ola con forma de dragón desde "Fragarach" de abajo hacía arriba,cortando por la mitad al oponente.

-Kouryūzanba: Se acerca al oponente y lo rodea con su espada "Fragarach". luego tira de ella, cortando el cuerpo de este.

Recuerdo aquel preciso momento en el cual indirectamente tuve contacto con este mundo, el mundo digital, como si hubiese ocurrido ayer. Recuerdo aquel pequeño aparato, con unos pequeños botones al lado de la pantalla donde se mostraba la imagen de un huevo, un digitama. Aquel huevo de donde saldría, eventualmente, mi compañero.

Pero quizá debería empezar por el principio…
Yo, Ethan Hibiki, provengo de una familia adinerada, por lo que era de esperarse que todos pensaran que sería el consentido de mamá, al que siempre le daban todo, y el que tendría lo que quisiera, cuando quisiera. Ese no fue mi caso. Mis padres nunca estaban conmigo, pues solo andaban enfocados en su trabajo. Nunca estuvieron cuando los necesité y, ahora que pasó el tiempo, creo que fue lo mejor. Soy lo que soy, puesto que ellos jamás estuvieron conmigo…
Al no tener ningún adulto que se responsabilizara por mí, mis “adorables” padres me mandaron con mi abuelo por parte materna, Esteban Oak, al único humano que podría considerar como un amigo, un hermano. Me cuidó, me crió, y me ayudó a tener amigos. Esto último, lamentablemente, no resultó bien: los niños del barrio y los de la escuela no me aceptaban. Sabían de donde venía, sabían del dinero que poseía. Jamás me aceptaron como uno de los suyos y, cada vez que podían, me golpeaban y me insultaban.

Para cuando tuve 16 años, ya tenía un concepto de los seres vivos un tanto violento: Todos eran una basura. Las cosas ya habían cambiado en aquel entonces, puesto que el peleonero era yo: cada vez que alguien me miraba de mala manera, yo simplemente lo molía a golpes. Mi abuelo, al tanto de eso y, con la esperanza de hacerme cambiar, me hizo un regalo: un V-Pet. En esos pequeños artefactos, las personas criaban a unos seres virtuales que algunos denominaban “Digimon”, una abreviación de “Digital Monster”.

Mi digimon fue un Dracomon, un pequeño dragón, pero lindo dragón. Mi abuelo me dio la tarea de hacerlo crecer, para que se vuelva un gran dragón, temido por muchos otros. Ese fue el primero de muchos sueños que empezaría a tener, y la primera de muchas alegrías.

Pero esa primera alegría no duraría para siempre, ya que aquellos abusivos me abordaron un día y, mientras me golpeaban, tiraron al suelo mi V-Pet y lo pisaron hasta que se rompiera. Ese día golpee a tantos sujetos, que ya no sabía de quien eran la sangre que se encontraba sobre mi camisa. Solo recuerdo como aquellos me pedían que me detuviera, que tuviera piedad con ellos. Pero yo no podía detenerme, simplemente seguía y seguía golpeándolos, hasta que me di cuenta que estaba golpeando a la nada. Estaba flotando en un espacio vacío, oscuro, donde no corría una gota de aire.

-¿Quieres verlo otra vez?-

Una voz cálida y que, a su vez, infundía respeto, resonaba por encima de mi cabeza. Dirigí mi mirada hacía la fuente de aquella voz, solo para quedarme atónito con lo que veía. Un gran dragón carmesí flotaba en aquel espacio oscuro junto a mí. Su cuerpo se encontraba herido, pero en aquel lugar donde deberían salir sangre, salían 0s y 1s.  En ese momento lo comprendí: Ese era un digimon.

-Yo puedo traerlo para ti... Ya que ese niño... Tiene el poder para superarme a mí, al gran Examon.-

Simplemente estiré mis brazos hacía donde se encontraba aquel dragón, Examon, mientras asentía con mi cabeza. El cuerpo del dragón carmesí empezó a desvanecerse rápidamente, dejando atrás el cuerpo de un pequeño dragón verde con pequeñas alas rojas. El cuerpo cayó entre mis brazos.

-Veo grandes proezas en tu futuro... Humano. No dejes que el odio te consuma y... alcanza tus sueños.-

La voz del dragón carmesí se perdió en aquel extraño espacio oscuro. Los 0s y 1s que se habían separado de él se juntaron en mi muñeca izquierda, formando un extraño artefacto: un digivice. Este empezó a brillar fuertemente, haciendo que mi cuerpo y el del dragón empezaran a desparecer.

Lo ultimo que recuerdo es haberme despertado en lo alto de un acantilado con vista al mar. Junto a mi se encontraba el pequeño dragón verde llorando con una sonrisa, mientras repetía una y otra vez "Soy Dracomon". Simplemente lo abracé y, en silencio, juré que nadie más sufriría una perdida de algún ser querido de esa forma nunca más.