[Berlín] Tiempo y recuerdos perdidos...

Se levanto de su asiento y estiro un poco sus brazos y piernas, el pelicastaño ya se había aburrido de escuchar tantas idioteces de parte de esas personas, sus problemas no le interesaban a él, así que ya no tenia nada mas que hacer en ese lugar con gente tan aburrida como ellos.

—Muy bien, esto ya me aburrió, así que me iré.—Su tono sonaba algo desinteresado, pensaba que con la aparición de Orochimon las cosas se tornarían diferente, pero por lo visto no fue así. Dio media vuelta dándole la espalda a la albina, a su Digimon y al rubio, alzo su brazo agitándola levemente hacia los lados.

OFF:// ya olvidé que planeaba hacer con angewomon xD

ON://
Miré a la digimon relajadamente acercandome aún más
- menos mal que te vi cambiar y sé que eres la digimon de julchen, de no ser así puede que no te hubiese reconocido -
Le comenté ofreciendole una cerveza
- quieres venir conmigo a alguna parte?, o no puedes separarte de tu "algo amargada" elegida? -
pregunté con una sonrisa de lo más dulce, despidiendome de el moreno con una seña de manos.

La albina se encogió de hombros al ver cómo Jake se iba, no eran bufones, si se aburría que fuese donde quisiese. Pero vamos, tenía que tener una vida bastante poco interesante para que, nada más cargarse a una enorme serpiente, sintiese que todo era aburrido. De hecho, era hasta algo infantil ese tipo de comportamiento.

Angewomon por su parte, fulminó con la mirada a Vice cuando este se acercó, la pena es que el casco no permitía que se viesen sus ojos. No se fiaba para nada de sus intenciones, puesto que suponía que eran para hacer algo contra su elegida, así que, adoptó una actitud cautelosa, retrocediendo la distancia que el rubio intentaba acortar.

- No bebo, gracias- rechazó la bebida, tras negar lentamente. - Y prefiero quedarme con mi elegida, además, no creo que consiguieses nada. No me interesan los seres que se ven tan humanos.

No era del todo cierto, puesto que en cierto sentido su cuerpo ahora era más parecido al de una persona, pero le iba a intentar cerrar todas las opciones que tuviese para conseguir separarlas.

- ¿Vais a seguir mucho más hablando? Me aburre esperar a que terminéis de cotorrear como viejas.

- tan humano me veo? -
Comenté burlón
- que puedo decir, es uno de mis talentos~~ -
Dije sonriendo y mirando el cielo.
Al escuchar la voz de Julchen, claramente molesta, me quite de en medio, permitiendo que se acercasen una a la otra sin cambiar mi expresión.
- no te pongas tan violenta mi querida julchen -
Aconsejé dando un gran trago a la botella
- si me lo permites, me quedaré con ustedes para comprobar si puedo ayudarte a completar tus memorias perdidas junto con esta ricura de rubios cabellos -
Dije animado intentando reducir el espacio entre ambas y yo.

Angewomon frunció el ceño ante las extrañas palabras de Vice. Sin embargo, decidió que era mejor dejarlo pasar, no ganaba nada dándole más importancia de la que tenía. Mientras que no intentase dañar a su humana, prefería mantenerse al margen de relacionarse con él. Suponía que era peligroso al haber podido escapar de la explosión de ese lugar. Por sí, sabían que Yumi había conseguido llegar a la superficie, pero Vice era todo un misterio el dónde estaba o cómo había llegado hasta allí.

Por otro lado, la humana chasqueó la lengua molesta y se cruzó de brazos, cuando el rubio le dirigió la palabra. Le molestaba que aún siguiese jugando, cuando él era el único jugador.

- Me pondré como quiera- replicó de una manera bastante cortante, tenía demasiado genio.- Y no mientas, si nos quieres acompañar no es para comprobar el estado de mi memoria.

La albina le miró fríamente mientras que se acercaba a ellas, no iba a dar un paso hacia atrás, no tenía miedo ni se sentía intimidada, así que, ¿para qué iba a ir para atrás? E incluso en ese caso, se mantendría firme. Mostrar cobardía era lo peor que podía hacer.

- ¿Qué es lo que intentas ganar de estar con nosotras?

Angewomon se tensó por la cercanía de Vice, pero no dijo nada. Simplemente se dedicó a vigilar sus movimientos por si tenía que saltar sobre su humana para retirarla de la trayectoria de cualquier ataque.

me acerqué un poco más a la digimon, sin realizar movimientos sospechosos y le susurré de manera que julchen no pudiese escucharnos
- ya toqué a tú elegida... -
con una oscura sonrisa en el rostro
- si no te comportas extremadamente cariñosa conmigo puede que su cabeza explote, estando a la distancia que sea, en el lugar que sea... en el momento que quiera -
aconsejé volviendome a distanciar solo un poco para volver a mirar a julchen
- que estresante eres... intenta alejarme si es lo que quieres -
Dije en voz alta con una mano en la cintura y la otra levantando la cerveza.

Angewomon se encogió de hombros, bastante sabía sobre su elegida y su cierta propensión a no cuidar con quien andaba por la cama. Pero sabía de sobra que en caso de referirse a tocar, sería en el sentido más literal de la palabra, de poner una mano encima de la albina. No por nada, no había dejado de estar a su lado, excepto en un par de momentos o tres. Momentos que casualmente siempre acababa topándose con Naois, una peculiar casualidad, sin duda.

Pero las siguientes palabras le sacaron un escalofrío a la rubia. No estaba segura de lo que era Vice, pero suponía que era peligroso, por lo que le parecía totalmente real que esa amenaza se cumpliera.

- ¿Tan necesitado estas de que alguien esté contigo?- preguntó tratando de ocultar el ligero temblor de su voz.  - Si es eso, prometeme que si "me quedo" un rato contigo, no le harás nada a ella.

La albina bufó molesta porque la que se supone que era su digimon se tragase esa amenaza sin más.

- Pero no le sigas el juego, mujer. ¿No ves que solo intenta, de manera poco asombrosa que hagas lo que él dice? Un intento muy patético. Pero bah, para qué me molesto. Cuando hayáis acabado de hablar o lo que sea, me llamáis.

Con esas palabras, la albina se alejó de los dos, estirándose y poniéndose los cascos para escuchar música.

- ahh... -
Suspiré viendo como julchen se alejaba, no era mi intención, francamente quería molestarla un poco más.
- mira lo que hice -
comenté a la digimon llevandome una mano a la frente.
- siempre hago lo mismo, que dificil es llevarse bien con otras personas -
Dije mirandola con una sonrisa y ofreciendole un poco de cerveza
- lo prometo... y... hay que estar tan necesitado para pedirte un poco de tu tiempo? -
pregunte curioso a la digimon
- nadie más t eha comentado lo suculenta que te ves en esa forma? -
Dije ahora mirandola de pies a cabeza.

Angewomon abrió la boca, alucinada en parte de que Julchen la hubiese ignorado tan olímpicamente y que incluso, la hubiese dejado vendida. Así que, en cuanto se repuso de la sorpresa inicial, comenzó a gritar a la albina, la cual, simplemente siguió escuchando música, ignorando los gritos a su espalda.

- ¡Ey! No me dejes así, ¡estúpida humana! - por poco no se pone a tirarse de los pelos, pero recordó que no estaba sola y se contuvo; no quería dar muestras de debilidad o molestia delante de él.

Frunció el ceño, cosa que quedó oculta por el caso que portaba. No le gustaba demasiado que intentase ser tan amable, sobre todo, después de haberla amenazado con dañar a su humana. Pero tenía que cumplir con lo dicho y quedarse un tiempo con el rubio.

- Llevarse con la gente es fácil, solo no hay que comportarse mal- rechazó la bebida alcohólica, básicamente porque solo bebía cuando estaba deprimida.- Sí, habitualmente se ha de estar desesperado para pedir algo de mi tiempo, no suelo ser alguien fácil.

Un leve sonrojo asomó en sus mejillas ante las siguientes palabras de Vice, las cuales también provocaron que cruzase los brazos tratando de taparse algo más. Ya sabía que el traje tenía una parte bastante provocativa, pero era el que venía de serie y no podía hacer nada.

- ¿Y a ti no te han dicho que es incómodo que te llamen comida? Quizás ahí tienes un motivo por el que te cueste relacionarte con los humanos- le espetó. Tras eso suspiró y tomo asiento en un banco, quizás pudiese pasarselo algo mejor si simplemente mantenían una charla calmada -. ¿Exactamente qué eres? No me pareces un biohybrido, pero tampoco te veo exactamente como un digimon.

- y si todo lo que sabes es portarte mal? -
pregunté mirandola y dejandola hablar hasta que aclaró uqe creía que la estaba comparando con comida
- bien sabes que no me refería a comida -
respondí con una sonrisa lujuriosa caminando con ella para sentarme a su lado
- si... puede que mi forma de hacer las cosas sea un problema -
Dije mirandola aún, me hacia gracia como intentaba tapar aquellos voluotuosos lugares.
- qué soy?... tendrás que hacer algo para sacarme esa información... -
De la nada me tape la boca, lo estaba haciendo de nuevo, era una manía buscar un beneficio en todo lo que hacía, para mí era conveniente, pero... como decía la digimon a mi lado, puede que ese fuera mi problema con el resto
- ... que soy... -
La miré a los ojos, o donde estos debían estar
- yo solía ser un digimon como tú -
con una amable sonrisa dibujada en el rostro.

La rubia dejó de intentar ocultarse, básicamente, porque se le había olvidado. Las palabras de Vice la habían dejado pensativa, por lo que se daba ligeros golpes con el índice en el mentón. Todo el mundo tenía que saber hacer otras cosas, aparte de "molestar", ¿no? Ignoró lo del comentario de comida, era mejor no darle más importancia a ese tema o no podría salir de él.

- Todo el mundo debería tener alguna habilidad más allá de portarse mal, seguro que tú también. Solo hace falta que la mejores... Aunque primero habría que descubrirla.

Continuaba sumida en sus pensamientos para tratar de encontrar alguna cualidad nueva para el joven no-humano a su lado, a fin de cuentas, era un ángel, acababa ayudando a los demás de una forma u otra. Pero en cuanto le "ofreció" la posibilidad de obtener la información por medio de un intercambio, frunció el ceño molesta. Si lo sabía no preguntaba. Ya iba a espetarle alguna cosa no demasiado bonita, cuando el rubio se tapó la boca con una de sus manos. ¿Eso en sus ojos era una chispita de arrepntimiento? Bueno, no estaba segura de ello, porque había sido demasiado leve y había desaparecido muy rápido.

- ¿En serio eras un digimon? Ahora mismo no lo pareces, ¿te pasó algo? - no preguntaba solamente por curiosidad, sino porque cambiar la esencia no debía ser algo indoloro. Básicamente, sería cambiar parte del código con el que habías nacido.

La dama ángel se rodeo con las alas, para sentarse más cómodamente en el banco, puesto que teniéndolas alzadas, era incapaz de recostarse sobre la madera.

la miré por unos instantes, en realidad estaba bien entregarle inforamción a alguien que lo mas seguro prontamente fuese mi enemiga?, despues de todo, todos eran mis enemigos, no pertenecia a una raza o faccion, solo conocía el odio ajeno desde hacia ya mucho
- es en serio... pues... -
Quñe me habia pasado?, una innumerable cantidad de cosas y catastrofes me llevaron a ser lo que hoy era, cosas que no queria recordar pero que por desgracia ahora se encontraban siempre acosando mis memorias.
- quizas no soy tan distinto... mirate a ti misma, nunca te has preguntado en este forma... cómo te verías sin tu casco?, no te has preguntado si siquiera puedes sacarte ese casco a voluntad?, lo has intentado alguna vez? -
Dije mirandola seriamente, moviendo mis manos para acariciar lentamente algunas de sus plumas en sus alas, las que por el movimiento que ella hacia al acomodarse quedaban a un lado de mis piernas.

La digimon esperó expectante a que la contestaran, seguramente de haber estado sin casco, sus ojos azules se habrían iluminado, "lanzando" destellos a la otra persona para que terminara de contestarla.
La ángel inclinó el rostro a un lado cuando él dijo que ahora era como ella. Por mucho que se quitase el casco eso no haría que dejase de ser un digimon.

- Claro que me he quitado el casco, en más de una ocasión- para darle validez a sus palabras, se llevó las manos a la protección, sacándola con mucho cuidado-. Da bastante dolor de cabeza, aunque no lo parezca.

Los enormes ojos azules de la digimon se clavaron en Vice, mientras que dejaba el casco apoyado al otro lado del banco. Una ligera línea rojiza en su rostro mostraba los lugares donde el casco hacía más presión para sostenerse en su sitio.

- Pero eso no quita que siga siendo un digimon, aún tengo las alas- continuó moviendo ligeramente el ala que estaba acariciando el rubio-. Pero esas sí que no puedo quitármelas de manera indolora, y por ello sigo siendo un digimon. Supongo que todos los demás pasan por algo similar. Por muy iguales que puedan ser a un humano, siguen teniendo algo que no es del todo humano. Sin embargo, tú lo pareces completamente... Bueno, exceptuando tu aura- ahora estaba tranquilo, pero seguramente si quisiese matarla, simplemente por el influjo de ese aura estaría quieta como un cervatillo cuando era iluminado por los faros de un coche -. Supongo que así será la de un mega, pero no la noto como la de cualquier otro, es... Distinta, supongo.

- ... eres hermosa -
Dije con una sonrisa agradable, mirandola sin gran sorpresa pues suponía lo encantadora que se veía sin la mascara, aunque el hecho de que se la quitase con solo pedirselo me fue de gran satisfacción.
Sus ojos azules eran comparables a los míos, despejados y luminosos, se dice que los ojos son el espejo del alma, seguro su alma era asi, mas la mía no tenía absolutamente nada que ver con mis ojos.
- podría decirse que ese fue mi primer paso a convertirme en lo que soy ahora -
Dije sonriendo al escuchar aquello del "aura" sin dejar de acariciarle el ala a mi lado, ella las movía y no había indicio de rechazo, asi que de manera lenta y curiosa mis dedos subieron por sus plumas investigando su anatomía.
- ups, entonces dejé escapar un poco de sed de sangre... -
lamenté suspirando
- es más facil pasar como un endeble ser humano, la mayoría de los digimons saben que un humano "solo" es presa facil -
Argumenté mirandola a los ojos directamente
- en que forma te parece distinta? -
Indagué extrañado, sus instintos parecían correctos, culpa mía por haber dejado escapar algo de presencia, pero... distinta?, en que forma?.

La digimon parpadeó confusa cuando escuchó el alago que provenía del digimon no digimon, o como quisiese considerarse. La verdad es que el tema era bastante confuso. Un leve rubor recorrió su rostro, cosa que no tardó en ocultar detrás de su pelo; tan acostumbraba estaba a mantener su expresiones ocultas, que cuando estaba sin el casco, siempre trataba de esconderlas detrás de todo su cabello. Rápidamente trato de continuar la conversación para dejar a un lado lo del alago.

- ¿Cómo que el primer paso?- la digimon preguntó rápidamente, aunque pareciese que simplemente había repetido parte de la frase que dijo el rubio por automatismo, sentía verdadera curiosidad por eso. - No se puede dejar de ser lo que es simplemente por cambiar de aspecto, ¿no?

Escapada o no la sed de sangre, lo cierto es que Angewomon era un digimon sagrado, por tanto, era mucho más sensible a todo lo que fuesen las energías de los seres, sobre todo si estas no eran completamente puras.
Se encogió de hombros ante lo de que los digimons solían atacar a los humanos "solos", cosa cierta, pero solo si estaban en el mundo humano y con un sentido de hacerles daño.

- Quizás, son bastante endebles. Pero también tienen su fuerza, de alguna manera. Pocas veces he visto seres con más fe o voluntad, como quieras llamarlo- la rubia dirigió ligeramente los ojos hacia su compañera humana para comprobar que no la hubiese pasado nada. Suponía que no se alejaría demasiado, porque aunque hubiese perdido la memoria, Julchen era bastante obsesiva con todo lo que consideraba suyo. Y no, no se equivocó algo alejada de ellos se podía ver a la albina moviendo la cabeza al son de la música -. Aunque no entiendo qué puede llevar a atacarlos, no son divertidos. Son demasiado fáciles de ganar.

Frunció los labios ligeramente al tener que pensar en cómo pasar algo que le causaba sensaciones a palabras. No era algo sencillo y, por supuesto, no pudo expresarlo como debería. Así que, simplemente desistió y lo dijo como más sencillo era, básicamente, sin explicarlo.

- La verdad, no sé cómo poder decirlo. Pero es distinta, nunca había sentido una igual, creo que por eso tampoco puedo explicarlo bien - se encogió de hombros con suavidad, movimiento que imitaron sus alas -. Pero si no eres un digimon, es normal que no sea igual a las de los demás, ¿no? A menos que quieras contármelo todo, quizás así aclares todos los puntos.

suspire algo molesto, ella tenía razón, aunque uno cambiase su exterior o apariencia, la base, lo escencial era casi imposible de modificar.
- no tube un buen inicio en esta vida -
Dije mirandola con algo de tristeza en la mirada, la cual prontamente oculté bajo una sonrisa burlona
- una abominación, nunca pertenecí exactamente a la definición de digimon... nunca encaje con los demás... como dices, había algo distinto -
Confesé, era extraño que hablase de mi pasado, ya había ahuyentado a la albina, despues de tanto tiempo solo, quizas solo quería a alguien con quien hablar.
- supongo que lo sigo siendo un ser extraño que no tiene un mundo al que pertenecer -
Apoyé mi espalda en la banca, mirando hacia el cielo, otro suspiro se hizo presente a través de mi boca
- cómo conociste a julchen? -
pregunté intentando desviar un poco el tema, tenía la ligera manía de pervertir un poco las conversaciones, hasta ahora había logrado no hacerlo con la rubia frente a mí, me dejaba llevar por su aroma, la paz que irradiaba, quien sabe, quizas no era malo rodearse por seres de luz para opacar un poco todas mis sombras.

La rubia parpadeó confusa, durante apenas un segundo le había parecido que el rostro de Vice mostraba una expresión de tristeza. Pero tan veloz como un relámpago en una tormenta había desaparecido para dar paso a una mueca algo burlona.

- ¿Y tú te consideras a ti mismo una abominación? - preguntó repentiamente, pero apenas dio tiempo para contestar, puesto que continuo hablando-. Quizás lo que te diga no te ayude o te parezcan palabras vacías. Pero los demás no te hace ser quién eres, sino lo que tú decides hacer con tu vida. Qué importa que los demás te llamen monstruo, si tú te ves como algo bueno, entonces que hablen. Son solo palabras, que hasta la más leve brisa puede llevarse. Lo importante es lo que de verdad tú quieras ser.

No le gustaban esas situaciones, porque básicamente ella había sido una de esas personas que calificaba a los demás sin tener ni idea de sus motivos. Véase el caso de su hermana mayor, pero quizás por ser ese el caso más cercano, había aprendido que cualquiera puede tener una justificación para comportarse de mala manera. Por eso, le enfadaba que la gente calificase tan rápido a otros, solo por su aspecto o por algo que hubiesen visto.

El cambio de tema la pillo algo de improviso, pero entendió que él no quería seguir hablando de su pasado. Con una sonrisa comprensiva accedió al cambio de tema. No quería incomodarlo ahora que había visto que era bastante razonable.

- La conozco desde que hace un par de años. Ella encontró mi huevo un día mientras que sacaba a pasear a sus perros, me llevo a su casa y me cuidó, pensando que era un pájaro- la digimon dirigió la mirada hacia el cielo-. La verdad, no recuerdo demasiado, salvo que ella estaba triste. Así que, simplemente rompí el cascarón para animarla- seguía perdida en los recuerdos que tenía-. Desde entonces hemos estado juntas.

Regresó su mirada de nuevo hacia la superficie, mirando al rubio.

- Lamento si te ha aburrido, hay elegidos y digimons con mejores historias. Pero esta es la nuestra - sonrió a modo de disculpa.

Hablar de un compañero le hizo reflexionar a Angewomon sobre si Vice tendría algún amigo con el que poder contar siempre que lo necesitase. Sin embargo, no estaba del todo segura de poder seguir hablando de cosas privadas suyas. Había notado el intento educado de que dejasen de hablar de él y lo que menos quería, era que se enfadase por parecer demasiado metiche.

Quedé en silencio por un rato con mis ojos clavados en la rubia, que si me considereba una abominación?, por mucho tiempo lo hice
- sip, aún ahora me parece natural que los demás simplemente me detesten -
respondí sin reparos
- lo conveniente es que puedo comportarme como un desgraciado sin arrepentirme, es loq eu esperan de mi despues de todo -
Sonreí burlonamente y escuché el sermonsito de angewomon, no quería reaccionar mal, pero me molestaba lo que decía lo cual probablemente se notaba en mi expresión, sabía que tenía razón y por eso mismo me molestaba, aunque tratase de hacer algo bueno no había razón para ello, si había aprendido algo era que los demás no valían la pena ningun esfuerzo.
- solo me tengo a mí y a nadie más, cada uno en este mundo solo puede confiar en si mismo -
Fue mi opinión más sincera y luego de respirar un rato para quitar mi mala expresión me dediqué a escuchar la historia de la digimon
- pff, aburrirme? -
Dije con una sonrisa
- mirando semejante hembra a mi lado es dificil que me aburra -
Comenté cargandome un poco contra ella con un tono lascivo

La digimon sagrada le miró con algo de pena reflejada en sus cerúleos ojos. No era nada cómodo saber que otra persona había perdido su amor propio hasta el punto de ser lo que los demás le decían solo por serlo. Sin embargo, por la expresión que ponía, suponía que debía serle algo bastante aburrido que intentasen solucionarle esos  problemas.

- Es un poco triste ese tipo de vida... Pero bueno, si estás bien con ello, no soy nadie para hacerte cambiar- Angewomon suspiró apenada-. Si algún día quieres intentar cambiarla, siempre puedes venir a buscarme. Procuro no defraudar a la gente que pone sus esperanzas en mí. Seguramente porque sea un digimon sagrado...

La rubia se quedó algo perdida en sus pensamientos, puesto que de verdad le entristecía la situación de Vice, pero tampoco iba a hacer nada por la fuerza. Básicamente porque él podría devorarla en apenas unos segundos, quizás si estuviese en nivel mega la cosa estaría más igualada. Pero como para volver a explicarle a Julchen cómo iban esas cosas. Seguro que tardaría al menos un mes hasta que pudiese evolucionar de manera normal.
Pero la pregunta retórica de su acompañante la hizo salir de ese mundo al que solo ella tenía acceso.

- ¿Eh?- parpadeó confusa con la enorme sonrisa del rubio, para, posteriormente, sonrojarse con su alago-. Ta-tampoco es para tanto... - respondió con inocencia, no estaba muy acostumbrada a esas  situaciones-. Pero eres muy amable por decir eso. Pero yo no soy la que necesita que me animen.

- y crees que soy yo el que necesita animos? -
Pregunté mirandola entretenido, al parecer había tocado alguna fibra sensible en ella, parecía tenerme lástima, noe ra algo molesto pero tampoco muy agradable saberlo
- si quieres animarme puedes sentarte aqui -
Dije lujuriosamente golpeandome el regazo, le pedía que se sentase en mis piernas con bastante claridad
- darme algo de contacto, dejarme acariciar tus carnes con libertad -
Dije mirandola seriamente casi sin pestañear.
Luego de eso suspiré sabiendo que mi idea sería completamente rechazada, porqué dije algo así ahora que parecíamos tener una charla tan amena?, obviamente en parte lo deseaba, pero sabía que ella se pondría a la defensiva si lo decía... era mala costumbre?... simplemente lo hacía por que soy "malvado"?... o temía confiar completamente en ella?, temía que viese la debil realidad bajo esta mascara de maldad?
Suspiré mirando a la nada por un rato y volvía  hablar
- Puede que todo lo que te dije haya sido mentira -
Con una expresión algo triste en el rostro
- para darte lastima, para conseguir algo de tí, no lo has pensado? -
La miré nuevamente con una oscura expresion.

La ángel se encogió de hombros. No iba a mentir, porque eso era algo que no iba con ella, podía ser más cuidadosa o menos con sus palabras, pero lo que era verdad, lo era. Y no se podía hacer nada para remediarlo. Además, había acabado serio, eso implicaba que era verdad, ¿no?

- Pareces desanimado, así que, es normal que diga eso.

Sin embargo con el descarado ofrecimiento del rubio, frunció el ceño ligeramente. No estaba del todo convencida que eso fuese un motivo real para animarse. El que te usaran de asiento no era precisamente lo más útil del mundo. Además, esa mirada no le gustaba demasiado. Pero en fin, si eso era lo que le iba a animar...

- Está bien, supongo que si es lo que quieres para animarte lo haré- se puso en pie para colocarse frente a Vice, pero antes de sentarse se puso seria-. Pero abstente de la parte esa de tocar mis carnes de manera lasciva.

Aclarado ese punto se dejó caer sobre el no-totalmente digimon, en su regazo. Acomodándose para que a él tampoco le molestase su peso, aunque tampoco debería hacerlo, puesto que él estaría en una etapa por encima de la suya, por lo que podría soportar su peso sin problemas.

Con las siguientes palabras, el rostro de Angewomon se puso indiferente. Le miraba fijamente, pero no se podía ver emoción alguna trasluciendo en su cara. En cuanto dejó de hablar, finalmente, ella mostró algo de emoción: sus ojos se entornaron mostrando una mirada oscurecida, además de una sonrisa de una suavidad engañosa.

- Bueno - comenzó con un tono sumamente suave-, si me has estado engañando, entonces, cuando descubra que lo has hecho, me encargaré de hacertelo pagar- seguía hablando de manera suave, pero en sus facciones se revelaba el enfado-. Sin embargo, creo que en realidad sí que estabas siendo sincero, así que, no hace falta que haya malos rollos entre los dos- volvió a recuperar la expresión alegre de antes-. Además, ¿qué ganarías de mi?

Está bien?, en serio?, gran sorpresa me llevé al ver a la rubia digimon levantarse de su puesto y sin el mayor atisbo de duda sentarse sobre mis piernas.
- eh?, pero si tu piel es lo que mas deseo tocar en este momento -
comenté inflando los mofletes y curvando un poco la boca en una expresión de molestia infantil. Sin embargo acaricié sus alas, eran muy suaves, y las acomodé de manera que no la incomodara en su nueva posición sobre mí.
- pareces no entender porque pediría algo como esto -
Dije sonriendo con mi rostro muy cercano al suyo, a pesar de que ella se encontrase sobre mis piernas mi cabeza seguia sobre el nivel de la suya, demostrando el gran tamaño que me destacaba.
- quieres que te diga el porqué? -
pregunté haciendome el interesante  para luego responder a su ultima pregunta
- qué ganaría de ti?... -
la miré acariciandole las alas de la manera mas placentera que encontré.
- compañia... calor... -
Repentinamente cargué mi cuerpo hacia el de ella dejando caer mi cabeza en sus hombros, respirando profundamente
- una razón para sentirme vivo... algun motivo para no ser lo que soy -
Hablé muy bajo, tanto que no estaba seguro de si angewomon me habría oído o no, y en esa posición me quedé un rato.

Off: Perdón el restraso, pero tuve dos exámenes seguidos y uno era una asignatura que llevo arrastrando varios años, así que, necesitaba quitármela.

On: La digimon inclinó ligeramente la cabeza a un lado, mientras que miraba hacia arriba, para ver el rostro de su interlocutor. Sí que era grande el no  totalmente-digimon. Le causaba curiosidad saber por qué quería eso, total, no era nada demasiado complicado. Con Julchen lo hacía muchas veces, aunque en sus formas más pequeñas. Porque posiblemente, con el peso de las alas aplastaría un poco -por no decir mucho- a la humana.

- La verdad, me resultaría interesante saberlo. No creo que sea nada demasiado especial estar en el regazo de alguien- podría decirse que era sumamente inocente.

Un ligero rubor se aposentó en su delicado rostro con las atenciones de las plumas, en sí, no sentía en ellas, dado que eran pura queratina y no tenía nervios en ellas, pero sí que lo tenía en la estructura que las soportaba, que era carne, y podía sentir el movimiento de estas. Igual que cuando alguien acaricia el pelo a otra persona, en sí, el pelo no puede sentir, pero el cuero cabelludo sí que nota cuando lo mueven. Era raro, para ser un ser que decía ser destructivo, tenía mucho cuidado al acariciarla.

Parpadeó confusa, cuando sintió el rostro de Vice en su hombro, no se había esperado eso. No supo el motivo, quizás porque la había conmovido o por simple automatismo, pero comenzó a acariciarle el pelo para tratar de animarlo.

- Ya te lo he dicho antes- replicó ella en voz baja también-. Puedes ser lo que quieras, siempre que haya verdaderas ganas de cambiar. Además, no sé como serás habitualmente, pero no creo que seas un monstruo, solo alguien que comete algunos errores- ella sonrió con suavidad.

sonreí mirando a la digimon, de hace mucho tiempo que nadie intentaba consolarme tan inocentemente, era agradable y me traia buenos recuerdos
- casi no me conoces, no sabes lo que he hecho ni el monstruo que por ahora duerme dentro de mí -
continué con tranquilidad levantando la cabeza para mirarla en silencio por un rato y luego volvi a hablar
- no entiendes la necesidad que tengo como macho de sentir a una hembra cerca -
dije dejando que una de mis manos se deslizase por la piel de su ala hasta su espalda, dejando que uno de mis dedos rozara su columna con sumo cuidado.
La respuesta de la digimon me indicó algo bastante intrigante, la rubia era virgen e ignorante con respecto a temas de tipo sexual, o simplemente me estaba fastidiando
- alguna ves te han besado? -
le pregunté mirandola sin malas intenciones.

Ella se encogió de hombros con suavidad, quitándole importancia. No le importaba eso en ese momento, porque no tenía que compartir el tiempo con lo peor del pacialmente-digimon, sino con el ser que se encontraba bastante solo y deprimido en un mundo que trataba de rechazarlo solo por la primera impresión.

- Tú tampoco me conoces a mí y me estas contando todas estas cosas. ¿Y si he sido yo la que te he engañado y he fingido todo esto para obtener información sobre ti? - obviamente, eso no era algo que la rubia pudiese  hacer, era una falta a sus principios, pero él tampoco podía saberlo completamente, solo podía fiarse por el comportamiento que le había mostrado-. Así que, no te preocupes, aunque tengas cosas malas, también puedes ser alguien bueno. Y si no te apoya al menos una persona en ese tipo de cosas, es normal que no actúes como alguien bueno.

Un escalofrío la recorrió de arriba a abajo cuando los dedos de Vice acariciaron su espalda, recorriendo su columna. El contacto no se hacía por encima de prendas de ropa, así que, era directo: piel con piel. Hacía años que nadie tenía un trato tan cercano con ella, exceptuando con Julchen, y esta tampoco es que hiciese esas cosas. Así que, no pudo evitar ruborizarse más y apartar el rostro, para que no la viera. Se sentía muy tonta por presentar color en sus mejillas tan solo con eso.

A causa de esto y la siguiente pregunta, la chica se quedó en silencio, tratando de hacer por algún tipo de ciencia infusa que la tierra se la tragara. Pero al ver que no tenía suerte, respiró hondo para tratar de calmarse y contestar.

- Hace mucho... Antes de conocer a mi compañera humana... Así que, podría decirse que con todo el tiempo y la cantidad de veces que he estado en el huevo, es como si nunca lo hubiesen hecho- respondió con un hilillo de voz.

tenía verdad en lo que decía, ella podría estar fingiendolo todo
- pues si... podrías estar haciendolo -
Dije haciendome el desconfiado, por alguna razon sabia que no lo haría, no estaba en su naturaleza... o eso pensaba yo.
Me extrañó que la digimon no huyera ante el contacto, su piel era tierna y suave, las ansias se comenzaban a apoderar de mi pidiendome más cercanía, mas contacto.
Dejé a mis dedos permitirse el lujo de continuar acariciando su espalda de arriba a abajo, de izquierda a derecha, tranquilamente y sin apuros.
- quieres probar uno ahora? -
pregunté buscando su rostro, me di cuentá de su rubor lo cual me hizo sonreír placenteramente, me agradaba la idea de provocarla más, causar mas de esas reacciones antes de que ella huyese de mí como cualquier otro.

La digimon alada sonrió, asintiendo, cuando el rubio accedió a que él tampoco podía estar seguro de sus intenciones. Aunque tampoco se puso violento después de eso, cosa que agradeció, puesto que había mucha gente que cuando le insinuabas que podías estar engañándolo, se ponían como machos cabríos  en celo, a darle golpes a todo lo que vieran.

- Ves, pues entonces no te preocupes de que sepa si eres malo o no. De momento me pareces alguien incomprendido, pero que no es malo.

Respiró hondo tratando de calmarse, pero le era sumamente complicado hacerlo con las caricias constantes que recibia. No le desagradaban, pero la hacían sentirse rara. Débil en cierta forma por mostrar reacciones tan claras a través de su rostro. En momentos como esos agradecía enormemente llevar un pesado casco que no dejase que nadie pudiera ver su rostro. Pero el pelo era algo que se podía apartar, asi que, cuando Vice acercó su rostro al de ella, pudo ver perfectamente su expresión.
Sin embargo, ella no se iba a dejar besar así como así, puesto que colocó una de sus enguantadas manos sobre los labios del otro. Soltando una ligera risa, al pensar que la pregunta que le había hecho era broma. No era capaz de concebir que alguien de verdad estuviese interesado en besarla al poco tiempo de conocerla.

- Creo que vas demasiado rápido, quizás después de una cita acceda a darte un beso- respondió, bromeado, al pensar que todo eso no era más que una tomadura de pelo por parte del otro.

Una sonrisa de gusto se adueñaba por completo de mi cara cada vez que veía rubor o una expresionsita timida y vergonzosa en la cara de angemon, cosa que intentaba ocultar sin exito al no estar acostumbrada a no tener su casco, su cabello no era suficiente pues con simplesa yo desde atras podía acomodarlo.
Uno de sus dedos se apretaba contra mis labios, lo cual no me molestó, mientras escuchaba sus razones para detenerme de tal manera le besé el dedo sin mayor preocupación.
- entiendo, quieres decir que te gustaría tener una cita conmigo antes de besarme?, sería agradable -
Comenté sonriendo burlonamente y luego suspiré para dejar de engañarme, sabía porque ella accedía a todo lo que le pedía, no era porque me quiziese ayudar, no era porque le interesase, era porque tenía a su compañera humana amenazada de muerte.
La solté, completamente, deje de acariciarla y cargue mi cuerpo hacia atras en el respaldo del banco, lo unico que nos conectaba ahora era mi regazo y sus piernas sobre el.
- ya has echo suficiente... no dañaré a tu compañera -
dije mirandola y cerrandome una vez más, el tono de mi voz había perdido su calor y mi cristalina mirada se había vuelto nuevamente algo más oscura.
- eres libre de retirarte -

La angel apartó los dedos como si la hubiesen quemado con ácido, mientras que el tono de su rostro aumentaba mucho más. No se hubiese esperado ese tipo de acción por parte del otro. Hasta el momento todo había sido bastante sencillo, sin ningún tipo de implicación más allá de los roces, pero cuando el otro accedio a la cita con esas palabras, la digimon no pudo evitar que una sonrisa surgiera desde lo más profundo de su ser. Por mucho que uno buscase apartarse de ese tipo de situaciones, era muy agradable ver que la gente accedía cuando las proponias. Al menos te hacía sentir alguien deseable.

Pero tan pronto como el ambiente parecía agradable y relajado, se volvió frío. Ella no entendió bien a qué se debía ese cambio, ni al por qué de que el rubio dejase de tocarla. Ahora que no estaba tan rodeada, se sentía desnuda al resto del mundo. Quizás decir desnudo era demasiado, puesto que no llegaba a ese extremo; sería más parecido a cuando te quitan la manta una mañana de invierno. Pero sin duda, lo que la dejó completamente helada fueron sus palabras.

- ¿Eh?

Hacía rato que no se acordaba de Julchen y, aunque hubiese comenzado a hablar con él por la amenaza a su compañera, ahora no lo hacía por eso. De hecho, no estaba pensando en salvarla mientras que hablaba con él.

- Ahora mismo no tengo ganas de irme con ella, además, creo que está entretenida- negó la petición-. Y resulta que eres alguien sumamente interesante. Querría saber más de ti, si es que tienes ganas de confiar en otro digimon.

Sus ojos azules no ocultaban ningún matiz oscuro o maligno, sino que mostraban la claridad propia de un ser nacido en la luz.

La miré extrañado, seguía frente a mí, no se había retirado e incluso me decía que quería continuar hablando conmigo. Le habría agradado?, o solo sería su piedad como ser divino.
- estas segura de eso?, segura de que quieres adentrarte en algo de lo que probablemente mas adelante no puedas salir? -
Pregunté mirandola a sus hermosos ojos, francamente quería que dijera que si, que se acercase a mi, queria que alguien me dijiese que excistia por alguna razon.
Mientras la miraba me di cuenta de algo extraño, parecía fragil, indefensa al mundo, quizas era porque no tenía su casco, pero me invadieron grandes ganas de que volviera a mi, de envolverla en mi presencia para mantenerla segura.
Le dediqué una sonrisa sumamente calida y acogedora a la rubi digimon.
- tendrías una cita conmigo? -
pregunté yo ahora, por alguna razón pensé que era un buen momento, aunque supuse que no podría separarla de Julchen facilmente.
Me acomodé un poco, inclinando mi espalda sobre el banco, invitandola a sentarse nuevamente en mis piernas.

La digimon rió de forma suave, pero melódica. Clavó directamente su mirada cerúlea en los ojos del mismo color del rubio. En ellos no se reflejaba ninguna duda, quizás algo de confusión, pero era normal, aún se sentía un poco descolocada por el cambio repentino en su comportamiento.

- Si no puedo salir, entonces sólo tendré que hacerme la salida, aunque sea a golpes- era en momento como ese en el que se notaba por qué esa digimon era compañera de Julchen, las dos podían ser terriblemente cabezotas y bastante violentas si tenían que poner a salvo sus vidas-. Así que, no te preocupes.

Le agradaba que el rubio de nuevo hubiese vuelto a ser amable y cálido. Aunque seguía algo molesta por el cambio de actitud ¿acaso había hecho algo mal? No se le ocurría qué podía haber sido. Suspiró ligeramente, posiblemente formase parte del misterio que era el propio del no-del-todo digimon.

Pero la nueva salida de él provocó que se sonrojara más que antes, había algo en su forma de decirlo que le indicaba que no estaba bromeando. Le había pedido una cita de verdad. Ya no solo eran sus mejillas las que se sentían cálidas, sino algo en su pecho. Era raro, pero no desagradable. Sin duda era muy inexperta en esas cosas, porque el mero hecho de que alguien que no fuese un conocido cercano se interesase por ella le provocaba esas reacciones.

- No creí que fueses a hacerlo... Pero... Supongo que podría ser divertido... - contestó al cabo de un rato, bastante azorada, ocultándose como bien podía en el pelo.

Sonreí notoriamente al recibir una respuesta positiva a mi pregunta, la digimon delante mío parecía tan interesada como yo en llevar esta nueva relación un poco más lejos, claramente eso me satisfacía mucho
- no creías que fuese a hacerlo? -
pregunté mirandola algo extrañado
- paresco cobarde?, me gustas, porque no habría de preguntar? -
Dije con una sonrisa alargando un brazo hasta alcanzar con los dedos la punta de los de la rubia.
Debilmente tiré de ella atrayendola hacia mí con suaves movimientos y dulces expresiones.
- ven aquí Angi -
Le pedí dandole un poco ocurrente mote para no llamarla angewomon. El nombre propio es Ange, pero en determinados paises se pronuncia Angi.
- sientate conmigo de nuevo -
Dije con ojos de borreguito esperando para preguntarle en que momento y donde debíamos tener nuestra primera cita. (Asi es, primera, indicando que habrá más e.e)

Off: Dx Vale, vale, pero no me pegueeeeees xDD

On: La ángel le miró todavía ocultando su rostro entre el cabello, claramente incómoda de ser tan clara en la expresividad de su cara. Cosas del casco, solo tenías que controlar la parte inferior del rostro, pero la superior se mantenía en un completo misterio.

- N-no es que crea que eres cobarde... Solo que nadie me lo había pedido. No creí que eso pudiese pasar- respondió con sinceridad mientras que dejaba que el la atrajese a su cuerpo, volviendo a sentarse como en un principio.

La digimon entrelazó sus dedos con los del rubio por automatismo, seguramente que si alguien hacía alguna referencia a eso, le soltase como si le hubiesen quemado y se sonrojaría violentamente. Más de sus problemas de mostrar algún tipo de afecto hacia otro ser que no fuese de lo que ella consideraba su familia.
Su rostro se ladeó extrañado por el apodo, recordando que no se había presentado con su nombre real, que no era Angewomon, a pesar de que casi todo el mundo se refería a ella por ese. Pero si iban a usar un diminutivo, prefería el de su nombre real, le sonaba raro el otro.

- Se me olvido presentarme correctamente, mi nombre real es Nayara. Pero puedes llamarme Nay, es que me suena bastante raro como suena Angie- dijo con sencillez-. Y bueno... ¿Dó-dónde tienes pensado llevarme?- se puso nerviosa al preguntar, pero se la podía ver a la vez bastante emocionada por eso mismo.

La hermosa rubia accedió agradablemente a mi petición,entrelazando sus dedos con los míos, algo que me sorprendió de buena manera y a lo que correspondí atrapando su mano con la mía, aunque lo intentase no podría retirarla facilmente, con mi mano libre rodee su cintura acariciandole la piel de la cintura y del vientre que estaban desnudas gracias a la forma de su ropa
- tienes unos dedos muy suaves -
Le comenté con una sonrisa
- y una piel tierna y delicada -
mirandola directamente a la cara, pues sabía que mis palabras tendrían un efecto en su expresión, quería verla cambiar sin que pudiese ocultarse de mi.
- Así que nayara eh? -
Hablé nuevamente inclinandome hacia ella, dejandome llevar por el aroma de su cabello por momentos
- es un lindo nombre -
Comentñe algo extrañado, suponía que a los digimons en general no les importaban los nombres, por lo menos los que alcancé a conocer solçian ser así, mi nombre de echo era solo el nombre de una de mis evoluciones.
Sonreí al ver su expresión mientras me preguntaba donde la planeaba llevar, parecía emocionada, ansiosa, no pude evitar que se me escapase una risita de gusto mientras la observaba
- te llevaré a un lugar muchó más privado, ya sabes, donde te tenga solo para mí... Nay ♥ -
Dije con un tono sensual cerca de su oido.

Un agradable cosquilleo caliente subió desde las zonas donde los dedos de Vice acariciaban su vientre. Era la primera vez que le ponían los dedos en esa zona del cuerpo de manera tan "atrevida". Un suave suspiro salio de sus labios, mientras que algo de color se mantenía aún en sus mejillas. Trataba de reprimir la sensación de nerviosismo y de algo distinto que sentía; no creía que fuesen emociones correctas. Así que, hacía todo lo posible para reprimirlas.

Pero como ya había previsto el rubio, sus palabras consiguieron que de nuevo, la ángel se sonrojase profusamente, para después ponerse de los nervios al no poder ocultar el rostro. Así que, hizo lo único posible para que no le viera la cara, se ocultó en el hueco entre el cuello y el hombro del rubio. Se había lanzado a tal velocidad para taparse, que posiblemente cualquier persona se quejaría del golpe.

- Casi parece que quieres comerme al decir esas cosas- musitó en voz baja, sabía que no tenía que alzar demasiado la voz para que la oyera.

Respiró hondo, agradeciendo el cambio de tema a algo que era más normal. Al menos eso la permitía alzar un poco el rostro de donde estaba para mirar a Vice a los ojos. Aunque esto también le causó un ligero sonrojo, estaba más cerca que antes y podía apreciar de una mejor manera el color de sus ojos.

- Gracias. Sé que no es muy común, pero es bastante musical a la hora de pronunciarse - sonrió con calidez-.   Seguramente mi hermana mayor pudiese decir más cosas sobre mi nombre, porque yo no tengo recuerdo de esos... - sí, se estaba yendo por las ramas, pero todo era para evitar que pudiesen salir más frases que la hicieran incomodarse.

Como por ejemplo, la de ir a un lugar para ellos dos solos. Quizás se podría evitar el malinterpretarla, pero el problema radicaba en el tono de voz con el que él lo había dicho. Simplemente escuchar esa voz así, le hacía sentir que su cuerpo estaba caliente y su imaginación decidía recrear situaciones no demasiado decorosas para ella.

- ¿E-e-e-e-e-eso n-no sería ir demasiado rá-rápido?- la chica parecía al borde de un colapso, tantas emociones en tan poco tiempo no eran buenas.

Continuaba acariciandole el vientre con la mano, reconociendo nuevos territorios en su cintura con las llemas de cada dedo, disfrutando de lo que su ropa me permitía conquistar~~
Su cabeza entre mi cuello y mi hombro fue un agrado, era la primera desde hace mucho tiempo que confiaba en mí de tal manera, dejandose envolver por mi sin intenciones malevolas tras su sonrisa.
De echo lo que mas me sorprendái era que ella me permitía continuar, me permitía acercarme más, tocarla más, sentía que sin problemas podría besarla en este instante, con esta agradadable atmosfera que se había formado entre nosotros, algo en ella me invitaba, sentía que no me rechazaría pero no quería apurar las cosas, con mi suerte algo podía salir muy muy mal.
- sip... supongo que es ir muy rápido -
Respondí mirandola con una triste expresión mientras la mano que tenía en su cintura la soltaba para acariciarle una mejilla, luego subir hasta su cabello despejandole el rostro para despues bajar hasta su mentón y rozarle los labios con el pulgar dulcemente.
Me hizo sonreír su reacción, ella extrañamente no rechazo lo que le pedía, no me acusó de pervertido ni algo parecido, no nego que me desease, solo cometó que era muy rapido.
- no te excites tanto, ya te lo dije -
hablé mirandola directamente a los ojos sin dejar su mentón
- mi mision en nuestra primera cita son tus labios -
Sonreí amablemente
- pero pretarate para la siguiente ♥ -
Dije con una risita burlona y una mirada lasciva soltandole el mentón, para luego dar una miradita al lugar donde estaba julchen
- supongo que tengo que ir a decirle que te llevaré un ratito conmigo no? -
mi mano había vuelto a su vientre, era un lugar que sabía sensible en la digimon, y me daba placer que me permitiera posar mi mano ahí.

Angewomon asintió ligeramente, conforme de que pensase de la misma manera, no sabía si es que ella era bastante "anticuada" para la forma en la que los demás veían el mundo, pero no iba a dejarse llevar por esa presión social. Ya lo haría cuando estuviese preparada de verdad. Sonrió cuando los dedos del no-del-todo-digimon la tocaron la mejilla, ladeando su cara para recostarla sobre esa mano ligeramente.
Un escalofrío la recorrió cuando él subió a su cabello para posteriormente descender por su rostro, hasta descansar en sus labios. El cosquilleo que le produjeron los dedos la hicieron morderse -inconscientemente- con suavidad el labio inferior.

- Me gusta cuando me acaricias - confesó un tanto de sopetón la chica, como si eso hubiese sido un pensamiento que sus labios habían dejado escapar.

Pero ante la respuesta de excitarse, la chica infló las mejillas para tratar de fingir que estaba enfadada. Aunque estaba completamente sonrojada, no creía que pudiese ser tan fácil de leer.

- ¡A mi no me pasan esas cosas! ¡Jum!- se cruzó de brazos, aún con las mejillas infladas como una niña, habría apartado la cara, pero estaba atrapada por los dedos del rubio. Y, además, no estaba realmente enfadada, solo descubierta-. Tendrás que pelear por ellos, aunque de momento creo que vas bastante bien encaminado- contestó algo traviesa.

Le gustaba la seguridad que emitía Vice, cuando aseguraba que habría más. Sin duda, esa convicción la hacía querer pasar más tiempo con él y acceder a darle una segunda cita. La gente que sabe lo que quiere es interesante a la hora de estar con ellos, siempre ocurren cosas a su lado.

- Jeje, está bien - accedió a lo de la siguiente, parte en serio y parte en broma -. Aunque si-sigo pensando que es un poco rápido- había tratado de mostrarse más segura de sí misma, pero los nervios todavía la traicionaban, era demasiado novata en todo eso.

Sus ojos se dirigieron a su compañera que se encontraba charlando con otras personas en la pequeña terraza del kiosko de venta. No había duda de que no la iba a echar de menos en ese momento, y menos después de todo lo que había pasado. La albina no tenía la misma relación con ella que antes de que perdiera la memoria, no iba a comportarse como su sobreprotectora madre.

- Déjala, no creo que se entere de momento. Aunque me gustaría estar a medianoche en casa, ¿entendido? - indicó con seriedad, saldría con él a donde quisiera, pero tenía hora límite de llegada.

La miré con una sonrisa, estaba dispuesta a escabullirse conmigo sin que julchen se enterase, una traviesa sensación se había apoderado del ambiente que había entre nosotros y no pude evitar que mis manos le acariciasen el rostro y el cabello animadamente.
- entendido Nay -
respondí mirandola a los ojos, sabía que era un digimon puro, y que probablemente en medio de la cita se preocupase de su elegida, no quería eso, deseaba que tuviera toda su atención en mí.
Con un corto movimiento estire uno de mis brazos por sobre mi cabeza y detrás, alcanzando mi capucha y metiendo la mano dentro, luego de un rato buscando (como si dentro de la capucha de mi sudadera hubiesen mucahs cosas) saqué un zorrito rojoanaranjado, una cosita pequeña de 9 colas que parecía algo hiperactivo
- él vigilara a julchen desde las sombras, si algo llegase a pasar, yo lo sabré -
Dije a al hermosa digimon sobre mis piernas mientras mis manos volvian a acariciar su cintura descubierta.