Un momento de tranquilidad

—Gracias por invitarme, pero no puedo ir, mis abuelos se preocuparían mucho por mi si descubren al llegar a casa que no estoy.—Después de que Luka hiciera una llamada para que le trajeran uno de sus autos fueron a un punto en específico y mientras esperaban que el auto del muchacho llegara Layla comenzó a tararear en voz baja una canción muy hermosa y de especial significado para ella, ya que era la canción que su madre siempre le cantaba en las noches para que conciliara el sueño.

Parecía como si todos los demás sonidos hubieran sido dejados de lado por aquella suave melodía que la niña cantaba, Impmon agudizó involuntariamente su sentido del oído para no perderse ni una sola nota musical de aquella canción.

Ella se sonrojó un poco cuando ambas melodías se detuvieron, cuando se subió al auto de Luka seguida por Impmon se puso el cinturón de seguridad tal como el joven se lo había indicado.

—De acuerdo, después de todo dejé todo listo en casa, están en Hikarigaoka. Yo te diré por donde debes ir.—Se asomó solo un poco por el borde del asiento del conductor en el que iba Luka y después de que el auto emprendiera su marcha la niña le indicaba al muchacho por dónde debía doblar o continuar para llegar al lugar específico.

Tras alrededor de treinta minutos llegaron al lugar señalado y descrito por la niña, estaba un poco a las afueras de Hikarigaoka pero tampoco estaba tan lejos, era una casa blanca bastante bonita ya que poseía un jardín sumamente bien cuidado rebosante de flores de todos colores. La niña se bajó del auto seguida por el Diablillo y se despidió con una ligera reverencia del joven.

—Muchas gracias por traerme, espero que nos veamos en otra ocasión, adiós Luka, Renamon.—Se despidió de ambos con un gesto de su mano y entró a la propiedad cargando a Impmon en sus brazos mientras el Digimon simulaba ser un peluche de felpa, tras tocar la puerta un par de veces fue recibida por una mujer de cabello castaño quien mostró una amplia sonrisa al verla y la abrazó dulcemente, la niña mostró una sonrisa ligeramente avergonzada y pasó al interior de la casa en donde sus abuelos se sorprendieron un poco al ver que estaba ahí pero después de eso ella tomó asiento mientras la mujer de cabello castaño. Quien era una buena amiga de los abuelos de Layla. Preguntaba acerca de ese supuesto muñeco de felpa que traía, la niña solo desvió la mirada y fue a otra habitación para ver la televisión. Y para que Impmon pudiera moverse.