Deja que adivine tu futuro

La música la rodeaba por todos lados con un insoportable ritmo que hacía que todo en su interior retumbase. Era la primera vez que entraba a una discoteca como esas, y le había costado unos cuantos minutos de sobarse y ponerle ojitos al gorila del lugar entrar al interior del dichoso sitio, maldita sea eso de no tener pasaporte o al menos haberse pintando más para parecer más adulta. Se sacudió el cortísimo vestido negro que llevaba y miró a su alrededor.

Sus ojos azules como el hielo buscaban los cabellos pelirrojos de una mujer que poco tenía de aspecto asiático. No tardó demasiado en encontrarla en la barra, así que se acercó hacia allí, vigilándola para saber cuál era la mejor manera de acercarse. Tenía que enderezarla de nuevo en la dirección correcta. No estaba haciendo lo que la dijo que hiciera para recuperar a su hijo, sino que se había dedicado a romper cosas y a beber sin parar. No había sido su intención hacerla tanto daño, y eso no la hacía feliz, porque la hacía creer que su sacrificio había sido en vano. Sólo podría sentirse bien en el momento en el que Zayyn buscase a Naois.

Un suspiro fue lo único que salió por la boca de la chica. La pelirroja llevaba un buen rato hincando el codo sin parar, sentada sobre la barra ignorando a los demás, pero sin hacer nada más de mención. Estaba anormalmente sola, quizás black estaba por ahí perdida, o quizás en el dispositivo. Cosa que podría ser más normal.

Pero superar a la gata o al menos saber que no la iba a molestar no era su mayor preocupación, sino cómo acercarse a ella. Parecía murmurar cosas que precisamente no parecían ser amables y menos contra los rusos. O al menos eso es lo que conseguía leer de ellos.
Su cerebro poco acostumbrado a pensar tanto tiempo empezaba a echar humo. Aunque desde que se había operado, había cosas que entendía con una asombrosa facilidad, y por qué no decirlo, hasta podía entender cosas que nunca había conocido como los átomos, los elementos químicos y algunas de sus combinaciones. Era raro, pero muy posiblemente a su lado de digimon... ¡Espera! Eso era, usaría su forma evolucionada, a fin de cuentas, Zayyn no la conocía en esa faceta aún.

Se escondió en el primer rincón que pudo y se sacó el dispositivo de la liga que llevaba, a fin de cuentas, no había cogido un bolso y llevarlo en la mano era muy incómodo.

- Biohybrid digievolves... Witchmon

Una bruja digital de cabellos dorados y vestido -con sombrero a juego- rojo y capa negra apareció en el lugar. No cantaba demasiado en ese sitio, a fin de cuentas, los japoneses tenías ropas muy raras en algunos casos. Y ella casi parecía una más en la fiesta. Se acercó a la barra, parándose justo al lado de la pelirroja y pidió una copa de vodka.
Después sus ojos se clavaron en la pelirroja.

- Pareces algo desanimada a pesar de estar en una fiesta. ¿Quieres contarme lo que te pasa?- se ofreció como alguien que estaba aburrido y buscaba conversación.

Zayyn no parecía querer saber nada de nadie. Aunque en parte eso era bastante normal, sobre todo, porque nunca había sido una persona muy amable con los demás y que la costaba un poco relacionarse para parecer maja a la primera. Pero si estaba enfadada, seguro que era mil veces peor.
Seguro no, lo era. La había echado con cajas destempladas a pesar de intentar parecer amable y maja. Una pequeña venita de enfado se marcó en su frente. Pero en seguida una fría calma apagó esa leve chispa.

- Vaya, lástima que no quieras saber nada de mí. Yo que te iba a leer el futuro gratis.- murmuró fingiendo aflicción para después dar un trago a su bebida.- Esperemos que todo te vaya muy bien Zayyn Deirdre Scarlet...

Esa era la trampa, hacerla pensar que de verdad tenía la capacidad de ver el futuro, y por esa habilidad podía conocer cosas que en teoría no debería saber. Del mismo modo conocía gran parte del pasado de la pelirroja, pero no quería demostrarlo por ahora, no fuese a ser que la descubrieran y ataran cabos. Aunque con la cantidad de alcohol en las venas, no debía ser capaz de hilar más de dos pensamientos seguidos.

La bruja digital hecho a andar un par de pasos con una sonrisa maligna en su rostro, por suerte, el cuello del vestido no dejaba a la vista ese rasgo un tanto malévolo. Se detuvo cuando notó que la pelirroja escupía el líquido que tenía en la boca. Ya estaba, tenía toda la atención de ella.

- ¿Cómo? ¿De verdad es necesario preguntar?- preguntó de forma muy retórica, y entonces para recalcar sus siguientes palabras apuntó con uno de sus dedos a una de las botellas que había detrás de la barra que comenzó a levitar por encima de las cabezas de los camareros hasta llegar a sus manos.- Soy una bruja.

Cerró con firmeza las manos alrededor de la botella, dando gracias a que no se le hubiese caído. Aún no le había cogido el tranquillo a eso de hacer flotar las cosas, a pesar de que era uno de los hechizos de programación del aire más "sencillos". Aunque no había que olvidar la masa y el peso de lo que se quería desplazar.

La bruja le tendió la botella a la pelirroja con una leve inclinación de cabeza.

- En fin, será mejor que me vaya a otro lugar. Ya veo que no estás interesada en mis capacidades... Que te vaya todo muy bien.

La bruja se rió con suavidad ante la cara de incredulidad de la pelirroja, aunque por otro lado era normal, de no ser porque había practicado lo suficiente, ella también se habría sorprendido. Pero continuó su camino, a fin de cuentas, por ahora su mejor baza era el fingir que no quería nada importante de la pelirroja ni que la interesaba de verdad. Aunque en realidad, la única razón por la que ella estuviese allí era por Zayyn.

Se detuvo al sentir el tirón, parpadeando algo sorprendida de la actitud infantil de ella. Parecía que de verdad quería saberlo, porque pocas veces había ido a buscarla de esa forma. Por un lado se alegro, pero por otro se le ensombreció el animo, a fin de cuentas, ella fingía que era una extraña. Pero ahora no era el momento de los reproches.

- ¿No podemos venir a jugar aquí? A fin de cuentas, los humanos soléis a jugar al digimundo... Aunque quizás no debería haberte llamado humana, no lo eres... O no del todo.- respondió encarandose a ella.- En cuanto a mi interés en tí es solo que los astros se han alineado de manera correcta para leerte el futuro. Aunque si lo prefieres podemos ir a un lugar con menos gente, quizás así me concentre mejor.

La bruja volvió a reírse levemente, tanto por las palabras de la pelirroja como por su actitud de no soltarla a pesar de haberse detenido hacía ya un tiempo. Se dirigió a la salida, aunque eso sí, sin dejar de hablar con la estadounidense.

- Te veo demasiado humana, incluso sientes como ellos. Pero bueno, cada uno es como es. Y en eso no me meto.- la parte digital de la rubia tomo unos segundos para decir eso, a fin de cuentas Natasha pasaba de ser puramente humana a puramente digimon en apenas unos segundos. Pero eso es lo que pasaba cuando uno no estaba acostumbrado.

Al salir al exterior, la bruja respiró hondo y se frotó los oídos. Era incómodo tener que soportar esa cantidad de ruido, seguro que al día siguiente apenas podía oír nada. Porque en ese mismo momento le parecía que los oídos aún le zumbaban. Pero al darse la vuelta al notar que ya no tenía un monito sujeto a su capa, pudo ver como la pelirroja le entregaba un papel al gorila y luego le decía un llámame... ¡Jodida zorra! ¿Cómo se atrevía a olvidarse tan rápido de ella?
El viento sopló con inusitada fuerza en la calle, casi llevándose a la gente por lo violento y repentino que había sido. Sin embargo, la bruja respiró hondo y el viento amainó.

<< Recuerda, Natasha, que dijiste que no te importaba si acababa con otra persona... Que todo lo haces para que ella sea feliz. Cálmate...>>

La bruja se cruzó de brazos y se recostó contra una farola.

- ¿Vienes? ¿O prefieres que te reserve una habitación en un motel?

Witchmon observó su comportamiento algo sorprendida, si bien las palabras que había dicho, la habían molestado profundamente. Porque ese rápido cambio o se debía al alcohol, o bien se debía a que de verdad no la quería. Por eso cuando se puso a llorar no pudo evitar bajar la mirada al suelo, sintiéndose profundamente culpable. Pero eso es lo que tocaba, a fin de cuentas, a uno siempre le tocaba pagar el pato para que los demás pudieran ser felices.

- No te veo precisamente contenta, pero eso no son mis asuntos. Ni tampoco tiene que ver con el futuro, sino con el pasado, ¿no?.

Echó a andar por las calles, a un ritmo lento, pero constante. Aunque quizás para la borracha, fuese demasiado rápido... Es lo que tiene que se hagan eses, se recorre más camino al andar.Tras encontrar una pequeña plaza en la que había algunos árboles y varios bancos, tomó asiento en uno. Notando a su espalda la fría humedad de la fuente que decoraba el centro de dicha zona.

- Siéntate aquí y dejame la palma de tu mano izquierda. A fin de cuentas, esa es la que se relaciona con tu corazón y por tanto tu ser interior.- dio unas palmaditas a su lado.

La bruja sujetó con fuerza la mano que la tendían por la muñeca. Tanta fuerza que era posible que al día siguiente la pelirroja mostrara las marcas de unos dedos, pero eso es lo que tenía haberla llamado puta tan gratuitamente. ¡Ella aún no la había puesto los cuernos! Y menos cobrando... Por suerte, contaba con la ayuda anestesiante del alcohol para que ahora no notara demasiado, o nada directamente.

- Déjame ver, no es bueno suponer las cosas. Quizás no sea tan malo.- dijo volviendo a meterse en el papel de adivina. Estuvo unos minutos mirando la palma de la mano como si no hubiera cosa más entretenida en el universo. Finalmente levantó la cabeza.- Para encontrar tu destino y felicidad deberás buscar al bebé que no lo es. Juntos dos pelirrojos podéis encontrar la llave a la felicidad, ya sea perdonando a la que les traicionó a ambos... O bien poniéndole fin a su existencia...

Parpadeó y luego suspiró, fingiendo que no había consciente de lo que había dicho. Aunque claro está, todo lo tenía pensado desde hacía un tiempo. A pesar de que solo iba a encaminarla hacia Nao, lo mejor era meterse también a ella misma... Quizás así conseguía tentarla, ya fuera para recuperarla o bien para vengarse de ella. Lo mismo daba, a fin de cuentas, la pelirroja solo necesitaba algo que la llamara la atención para hacerlo. Una persona interesada dirían algunos...

- ¿Han sido malas mis palabras o buenas?

La digimon resopló ante las fúnebres palabras de Zayyn. Eso era una tontería, indudablemente, no haría feliz a nadie con eso (había que recordar que por la inocencia inherente a su forma humana no pensaba que de verdad Samuel y la pelirroja se odiasen a muerte). Estuvo tentada de darla un capón y decirla que reaccionara; ella nunca la había visto así, ni  tan siquiera cuando le quitó a Naois. Zayyn era una persona luchadora, no una depresiva alcohólica.

- Huyendo no conseguiras nada, y morir es eso, huir de lo que te queda hacer, porque tienes miedo de las consecuencias de tus actos. Lo cual te convierte en una cobarde y una derrotista. Y si sé algo sobre ti, es que no te rindes con facilidad. ¿Por qué ahora deberías hacerlo y no las otras veces que el mundo te ha dado la espalda?

Se cruzó de brazos, recostándose contra la pared del banco, esperando a que sus palabras lograsen hacer reaccionar a la pelirroja. O sino tendría que tomar medidas algo más drásticas, porque a fin de cuentas, era rusa y ya se sabe que el método ruso suele ser brusco, violento e infalible.

Suspiró al ver que sus palabras no habían servido de nada para hacer que la pelirroja se animara o al menos para que recuperara su espíritu combativo. Bueno, entonces tendría que tomar las medidas drásticas: aumentar el odio de la mayor por Natasha. Era un gran problema para ella hacerlo así, pero a fin de cuentas, ya había decidido anteponer los resultados a su propia felicidad.

- Huir del dolor es huir de algo que nos puede ayudar a mejorar. Pero claro está, hay que hacerlo bien. Si no, solo te empeoras a ti mismo... Sin embargo ahora el futuro te depara algo mejor, tan solo si te pones en marcha. ¿Vas a renunciar a ello y a esconderte en un agujero oscuro a pasar lo que te queda de existencia? Me parece absurdo, sobre todo, porque estas oportunidades son únicas.- hizo una pausa antes de añadir- ¿Dejarás acaso que la persona que te ha dejado así disfrute viéndote tan pequeña y débil? Seguro que pagaría millones por verte llorar y darte por vencida.

Le colocó la capa negra que llevaba por encima de los hombros. A fin de cuentas, ella no pasaba frío y la pelirroja la necesitaba más que ella por ahora.

Witchmon cerró los ojos apenada de haber tenido que recurrir a eso, pero era lo mejor que tenía para animarla. Y lo peor de todo, es que funcionó. Pero no podía derrumbarse aún a hundirse durante unos minutos en la miseria que era saber que tú mismo tenías que ahondar más aún en algo que te alejaría de tu propia felicidad. Pero ese era su castigo autoimpuesto... Se negaba a darse más oportunidades metiendo baza como una persona desconocida a Zayyn. Luego eso la dejaría como una rata rastrera...

- Me alegro de ver que ya estés mejor... - musitó en un susurro.

Se concentró en crear una especie de muro alrededor de sus sentimientos. Así todo el dolor quedaba opacado; respiró profundamente y después se levantó con un brillo alegre en la mirada, aunque si se investigaba más a fondo, sus ojos estaban apáticos.

- Bueno, mis servicios aquí han acabado. ¿O quieres alguna cosa más?

Esperó y esperó por su respuesta, pero no la dijeron nada. Quizás no la habría oído a causa de todo el digisoul que estaba emitiendo su cuerpo. Un escalofrío la recorrió cuando pudo ver los ojos casi blancos, recordando a la época en la que la había dominado el digimon... Ah, sí, ese que la había usado como una marioneta y a la cual había conseguido convencer para recuperar su estado de equilibrio con el cuerpo de la pelirroja... Era increíble lo ingrata que llegaba a ser la gente. Cada acción que hacía la pelirroja la hacía pensar por qué se había enamorado. No tenía lógica, sobre todo, porque Zayyn era alguien egoísta y posesiva. ¿Había sacado bueno de su relación? Nada que ella pudiera recordar... Ni tan siquiera cambiarse de especie era lo suficientemente bueno como para compensarlo.

Retrocedió cuando la vio avanzar hacia ella, a fin de cuentas, era bastante siniestra.

- ¿Qué quieres?- preguntó desconfiada, preparando el brazo para invocar a su escoba y salir volando de allí.

La bruja se relajó tanto en cuanto vio al mega desaparecer que recuperó la forma humana cuando cayó al suelo a causa de la amenaza que había sentido desde la forma de Scathmon. La ahora humana, recogió la capa de su otra forma, puesto que su abrigo estaba dentro de la discoteca y no tenía más prendas para taparse. Aunque más que por una cuestión de frío era por una cuestión de sentirse protegida. A fin de cuentas, ella ya sentía poco frío desde que se había convertido en un "monstruo".

- Zayyn... Eres idiota...- dijo aguantando el nudo en su garganta para no ponerse a llorar.

Tras unos cuantos minutos se levantó del suelo y arrastró los pies en busca de algún lugar donde poder descansar. Por suerte, aún recordaba cómo sobrevivir en las calles, no importaba de que ciudad fuese.