Un niño perdido [Parte 2]

por **Julchen** Dom Nov 17, 2013 2:20 pm

Off: Viene de https://mundodigimonrol.foroes.org/t4493-berlin-un-nino-perdido-parte-1#96862

On: Nada más abrir y pasar dentro de la casa verían un cuidado y bello jardín. Había distintos tipos de arbustos y plantitas que ahora solo mostraba un color verde, pero en primavera deberían estar llenas de flores. Los árboles que había dentro, al igual que los del parque mostraban tonalidades rojas, doradas y naranjas recalcando que era el otoño.

Sin embargo, no todo era tan pacífico, puesto que de repente el sonido de unos ladridos comenzó a ganar fuerza. Tres grandes perros aparecieron por uno de los laterales de la casa, ladrando hacia ellos. Un pastor alemán: Blackie, un labrador retriever: Berlitz, y un Doberman: Aster.

Spoiler:

- Que raro, nunca ladran tanto a menos que...

Los tres animales mantenían sus ojos fijos en Elise, sin apartar la mirada en ningún momento. Incluso parecían ignorar a los otros dos, cosa extraña... O quizás no tanto, puesto que todo estaba basado en una cosa muy natural entre los perros. La chica olía a gato a causa de tener dicho animal en su casa.

- Se tengan gatos.-se adelantó tratando de evitar que los perros se acercaran, pero eso era casi misión imposible, dado que su cuerpo era muy pequeño. - ¡Blackie, Berlitz, Aster! Tranquilos, es una amiga...- a pesar de que el pequeño había alzado la voz, los perros en ese estado solo obedecían a la persona con mayor voz de mando dentro de la casa.

Así que, a pesar de ese intento, no se detuvieron y continuaron corriendo hacia Elise, ladrando como locos. Justo en el último momento una voz se dejó oír desde la puerta de la casa, con bastante mal humor, todo hay que decirlo. Pero que hizo que los tres animales se quedaran clavados en el suelo, sin mover ni siquiera un pelo de los hocicos. Aunque sus ojos seguían clavados en la castaña.

- ¡Quietos de una vez!

por **Naois** Dom Nov 17, 2013 2:44 pm

Quedé ojiplático al ver la enorme casa de Ludwig, la cual contaba hasta con piscina. Elise a mi lado soltó una exclamación ahogada de la sorpresa, mientras dejaba yo que el niño se bajara de mi espalda.

- Vaya...

Seguí, con un poco de timidez, a Ludwig, pues no era mi casa, y tampoco quería que me llamaran ladrón ni nada por el estilo. Elise entró detrás de mí, con la boca abierta por el asombro, y se colocó a mi lado cuando nos paramos.

- Qué jardín tan boni... ¿eh?-Elise parpadeó varias veces. Algo le había llamado la atención... Y pronto pude averiguar el qué.

Tres enormes perros salieron de alguna parte del jardín, corriendo como locos hacia nosostros. No, hacia nosotros no, hacia Elise. Me di cuenta al instante de que era porque ella tenía un gatito como mascota, y sin dudarlo me plante frente a ella para protegerla y así evitar que la hicieran daño.

Pero eso no fue necesario, pues de repente, una voz autoritaria se hizo oir por encima de los ladridos, y los perros se detuvieron, callándose, pero sin apartar aún la mirada de mi amiga.

Exhalé un suspiro de alivio. No tenía miedo a los perros, pero tampoco quería hacerles daño, y si el dueño de estos les ordenaba que se estuvieran quietas, pues mira, mejor que mejor. Problemas que me evitaba. Giré entonces la cabeza, para observar a nuestro salvador que había puesto a los perros en su sitio...

por **Julchen** Dom Nov 17, 2013 3:15 pm

Ludwig suspiró aliviado al ver detenerse a los tres animales, pero luego una sonrisita apareció en su rostro a la persona que había detenido a los tres animales. Su schwester: Julchen.

- West, ten más cuidado a la hora de entrar. Ya sabes que luego los vecinos se quejan por el ruido.

La albina estaba sujetando la puerta, mirando fijamente a los perros para saber si estaban bien controlados. Llevaba sujeta en su mano izquierda una espada de doble filo bastante bonita, puesto que la empuñadura tenía forma de alas. A diferencia de su yo aspecto habitual, llevaba el pelo recogido en una coleta alta de la que escapaban algunos mechones que le enmarcaban el rostro. Unas vendas blancas se observaban en su mano derecha, la cual había quedado herida la última vez que el pelirrojo y la albina se habían visto. El resto de sus ropas eran deportivas, un top negro de tirantes que dejaba a la vista también el estómago y unos pantalones grises de deporte.
Sus ojos rojos brillaron con reconocimiento al ver a Naois, y un ceño muy pronunciado comenzó a formarse en sus afiladas facciones, más remarcadas a causa de la coleta. Sin embargo, tuvo que dejar esa actitud al escuchar a su hermano.

- Perdona, Schwester. Pero me perdí antes y ellos dos- señaló a Naois y a Elise- Me han ayudado a llegar a casa. Lo que no sabía es que Elise tenía un gato. Por eso se han puesto así.
- Imagino que no pasa nada... - los ojos como rubíes de la albina dejaron a un lado su normal mirada de superioridad para pasar a una de agradecimiento.- Muchas gracias por traerme a mi hermanito a casa.

La chica esperó a que su hermano subiera por las escaleras hasta la entrada de la casa; no se esperaba que el pelirrojo y la desconocida se quedaran más. Además de que no la gustaba nada que él supiera donde vivía o si decía algo que no debía. Pero los planes se la tenían que torcer...

- Schwester, ¿pueden quedarse en casa a jugar? Naois me ha dicho que quería jugar conmigo.- una inocente pregunta formulada por la mayor debilidad de la albina, obviamente no podía decirle que no sin desvelar que el pelirrojo y ella se llevaban como el perro y el gato por cosas que el pequeño no tenía ninguna necesidad de saber.
- Claro que pueden quedarse.

Julchen se apartó para dejarles pasar y si podía conseguir dejar a Naois el último para advertirle que era mejor no decir nada sobre que se conocían de antes. Para ello, le pondría el filo de su espada rozando levemente el cuello del chico. Si no quería cortarse, entonces era mejor que no dijera nada.

- Memo, más te vale no decirle a mi hermanito por qué ni de qué nos conocemos. Me parece genial que lo hayas traído, y créeme, estoy muy agradecida. Pero como le hagas algo, no vas a tener mundos en los que correr. ¿Me entiendes?- dicho eso retiraría la espada.

por **Naois** Dom Nov 17, 2013 3:42 pm

Abrí los ojos al máximo al contemplar a la albina que tan mal me caía en el umbral de la puerta de la casa. ¿Era ella la schesest (o lo que fuera) de Ludwig? ¿Qué sería schesest? ¿Hermana, quizá?

- Tú...-musité por lo bajo, para que no me oyeran los demás.

No podía creerlo. ¡Qué pequeño era el mundo! Parecía increíble que nos hubiesemos vuelto a encontrar. Si no pensara que eso era una completa casualidad, habría dicho que era el "destino". Tan asombrado como estaba, no me di cuenta de que me hablaba hasta que Elise me dio un leve empujón.

- Err... no las valen. El niño es un encanto.

Por alguna razón, estaba nervioso. Encontrarme a Julchen en esos momentos,y estar justamente en su casa me había dejado muy anonadado. En ese momento no supe qué hacer, porque tampoco quería autoinvitarme... Pero le había prometido a Ludwig que jugaría con él.. Con un suspiro de alivio, escuché como el pequeño le podía a su hermana que nos quedásemos, y cómo ella accedía. A pesar de que me levaba a matar con ella, prefería cumplir mi promesa con Ludwig.

Así que, me dispuse a seguir al niño. Me quedé algo rezagado, quedando el último por entrar. Me daba algo de... miedo entrar en esa casa. Me la imaginaba repleta de trampas anti pelirrojos como yo, y al principio no supe si entrar o quedarme. Pero luego decidí que no le iba a dar la satisfacción a la albina de verme así, así que empecé acercarme a la puerta, rápidamente, antes de que la chica me hiciera cualquier cosa. Pero al parecer ella fue más rápida: me plantó el filo de su espada bajo la garganta. Inspiré hondo y la escuché hablar, con la alarma brillando en mis ojos.

Sin embargo, esa alarma se vio pronto sustituida por varias cosas. Primero por rabia, puesto que odiaba que me trataran así. Luego por dolor, al recordar a mi madre y a Nat. Y finalmente resignación.

- No te preocupes-le dije, con un tono frío pero a la vez triste en la voz-. No tengo ningún interés en desvelarle a Ludwig qué tipo de persona tiene como hermana en realidad. Sé de primera mano lo que es vivir con alguien a quien crees conocer, y mejor que no me hubiera enterado nunca...

Dicho eso, cuando hubo apartado la espada de mi cuello, entré en la casa, sin darle tiempo a replicar o responderme.

por **Julchen** Lun Nov 18, 2013 11:37 am

La albina disfrutó de esos segundos en los que los ojos del pelirrojo brillaron con cautela a sabiendas de que el más mínimo movimiento del arma le abriría una herida en el cuello. Pero no le iba a hacer un corte, tendría que explicar muchas cosas y por ahora mejor fingir que no se conocían. Así no haría falta que le tuviera que contar esas historias tan poco asombrosas de su infancia a Ludwig, en las que uno de los biohybridos la había dejado herida y marcada toda su existencia.
Automáticamente colocó su brazo derecho ocultando algo más la enorme cicatriz en forma de cruz que tenía en ese costado. Aunque era algo inútil, tenía miles de ellas por todo el torso y espalda, además de en los brazos y en las piernas. Sólo su cara se había librado de ser objeto de ser un juguete por parte de la criatura. Y solo porque decía que le gustaba su rostro inundado en lágrimas o aterrorizado... Sacudió la cabeza para centrarse en la respuesta del pelirrojo.

Mejor que no lo hubiese hecho, porque ahora frunció el ceño y sus ojos brillaron con furia. No era eso por lo que no quería que su hermano se enterara de que se conocían. Y eso se lo iba a dejar muy claro. Así que, entró rápidamente detrás del chico, poniendo la mano sobre el hombro y dando un tirón para obligarle a detenerse.

- Él sabe cómo soy, lo que no sabe es por qué lo soy. O por qué te tendría que odiar. Y prefiero evitarme responder a esas preguntas... Es algo que nunca tendría que haber ocurrido...- Dijo, aunque no había acabado de decir todo lo que pensaba porque era mejor no decirlo. Quizás era demostrarse demasiado débil, al demostrar todo lo que le importaba el pequeño niño. << Y no se lo digo, porque no quiero que odie a los biohybridos solo por lo que me hizo uno de ellos. Ya es bastante con que uno esté consumido por el odio... >>

Después de eso, la chica le dejaría libre de terminar el pasillo que hacía la entrada. Allí había varias perchas y zapateros para dejar las cosas, puesto que a pesar de que la sala estuviera aislada por puertas de cristal del exterior y del salón -que era la siguiente sala- se notaba calor. Y eso que acababan de cerrar la puerta. Por lo que no hacía falta ningún tipo de abrigo.

Si se entraba por la puerta que había, se llegaba a un enorme salón con todas las paredes exteriores hechas de cristal. Un lugar muy amplio y claro, porque los muebles se habían colocados para que no se perdiera la sensación de que era una habitación muy grande. Dentro del lugar había una chimenea encendida, cerca de un grupo de sofás de colores cálidos. Allí se encontraba Ludwig acariciando a Salamon, la cual al ver a Elise se estaba comportando como si no fuese más que una perrita normal y corriente. A la izquierda había otro grupo de sofás, pero estos colocados para ver una enorme televisión que estaba colgada a una pared interior de la casa. Y al otro lado estaba una cocina americana y una mesa en la que entraban al menos doce comensales en ella. El suelo como gran parte de la decoración eran de madera, o al menos materiales que imitaban a la madera. Lo que hacía que pareciera una casita de madera, aunque de tamaño inmenso.

- Guau, guau- fingia ladrar Salamon, que se levantó de su cojín al ver a Naois y se acercó a él para saludarle. Aunque obviamente fingiendo ser un perro. No sabía si Elise sabría lo de los digimons, pero se había mantenido en silencio.

La albina pasó de largo y se dirigió a unas escaleras en forma de espiral hecha en metal que subía al piso de arriba. Iba a dejar el arma y a ir por algo para cubrirse un poco más, a pesar de que en la casa podía estar perfectamente en manga corta. Pero prefería evitarse la pregunta de las cicatrices.

por **Naois** Lun Nov 18, 2013 12:34 pm

Inspiré hondo, cansado de todo, de discutir con todo el mundo. Últimamente había tenido demasiadas emociones muy fuertes, y milagro era que pudiera soportarlas todas de golpe. Por eso, ni siquiera me opuse a que Julchen tirara de mí y me diera la vuelta. La miré de manera vacía y triste. Pude percibir que tenía cicatrices por todos los lados, excepto por la cara y las manos, pero no quise preguntarle. A fin de cuentas, no quería incomodarla con preguntas, pues no teníamos esa confianza. Parpadeé varias veces, escuchando lo que me tenía que decir, aunque no me importaba. Al acabar me encogí de hombros y volví a mi intento de entrar en la casa.

Cuando lo hice, me esperaba un largo pasillo, en el cual había un objeto con extremos en punta. Supuse (más que nada por las prendas que pendían de estos) que era un tipo de objeto para colgar la ropa, así que hice lo mismo y me quité el abrigo y la sudadera y los colgué, quedándome en camiseta corta y negra.

Spoiler:

Me dirigí entonces al salón. O mejor dicho, al enooooorme salón. Las apredes eran de cristal, por lo que se podía ver el bonito jardín sin necesidad de estar fuera sufriendo el cruel frío otoñal. Los muebles estaban desperdigados de tal forma que te sintieras cómodo en la habitación, y no rodeado de estorbos que ten impedían el libre paso. La cocina estaba ya como implementada al salón, puesto que no tenía paredes, y podías acceder a ella directamente.

- Qué grande...-se me escapó.

Busque con la mirada a Elise, y la encontré sentada en el sofá, hablando con Ludwig. Iba a reunirme con ellos, cuando una pequeña "perrita" que ya conocía vino a saludarme, haciendo "su papel". Me agaché y le acaricié el mentón.

- Hola, peque-le saludé amigablemente. Luego la cogí en brazos y me senté junto a Ludwig, a su otro lado en el sofá.

por **Julchen** Lun Nov 18, 2013 1:29 pm

Salamon ladró un par de veces más contenta, y le pegó un lametón en la mejilla en el momento que la cargó en brazos. Aprovechando esa posición tan estratégica pudo preguntarle a Naois algo que tenía pendiente.

- Me alegro de verte bien, pero ¿qué haces por aquí?- dudaba seriamente de que fuese a ver a la albina para preguntar por su estado de salud. - No sabía que tuvieses novia.- añadió tras la respuesta que le pudiera dar el pelirrojo.

Ludwig les sonrió cuando se acercó con la perrita en brazos, dejándole un sitio a su lado. Le rascó la cabecita al digimon, lo que provocó que ella cerrara los ojos por estar a gusto.

- No te preocupes, Elise, Sala no te atacara como los demás. Ella tolera mejor a los gatos.- a fin de cuentas su evolución era un gato.- ¿queréis tomar algo de beber o de comer?- a pesar de su corta edad el niño podía llegar a ser muy responsable de sus invitados.

Si no querían nada, entonces Ludwig seguiría sentado hablando de lo que fuese con Elise. Y si le decían alguna cosa iría a la cocina a por ello. En ese tiempo, Julchen regresaría con una "chaqueta" o una camiseta de media manga de color negro con una cremallera plateada al frente. El resto de su ropa se mantenía igual.
Sus ojos se quedarían unos segundos analizando a Naois con la mirada, mientras se mordía el labio inferior. La verdad, es que el cuerpo del chico era digno de observarse, aunque en parte ella ya lo sabía, conocía bastante bien lo que era ser golpeada por los brazos de él, por no decía que había sentido con sus piernas o sus brazos la dureza de los músculos del torso y del pecho del chico. Pero ahora podía comparar lo que realmente era el cuerpo, a pesar de que estaba oculto tras la tela de la camiseta, pero esta, se le ajustaba a la perfección delineando todo su cuerpo. ¡Ah! Malditas hormonas... La estaban jugando muy malas pasadas. Necesitaba algo para refrescarse.

Se dirigió a la cocina a coger una cerveza para ella y ayudar a Luddy a llevar todo lo que hubieran pedido, si es que lo habían hecho. Y regresó dejando las cosas en la mesa de café que había entre los tres sillones frente a la chimenea. Tumbándose en uno de ellos, ocupándolo entero.

- Ahora que lo pienso, no me he presentado. Mi magnifica persona se llama Julchen Beilschmith. Ya sé que el honor es vuestro.- se presentó más hacia la "novia" del memo que hacía el propio memo. Pero tenía que fingir bien su papel de que no le conocía.

por **Naois** Lun Nov 18, 2013 2:09 pm

Según fui a sentarme en el sofá le sonreí a Salamon.

- Volvíamos a casa de Elise, pero me equivoqué de destino y acabamos aquí-le respondí. Luego me sonrojé visiblemente cuando ella insinuó que Elise y yo... ¿Cómo podía pensar eso? ¡Era imposible! Elise y yo sólo éramos amigos-. ¡E-E-E-E-Elise no es mi novia! >///<-le respondí en un susurro.

Después, cuando estuvimos junto a Ludwig, traté de relajarme, inspirando hondo, por lo que apenas entendí lo que el niño me preguntó:

- ¿Eh? ¡Ah! Errr... un batido-respondí, algo nervioso.

Ajeno a las miradas que me echaban, miré al pequeño, y entonces me acordé de su promesa. Porque, al final, su hermana me había dejado quedarme para jugar con él, y no para estarme sentado en un sofá sin ahcer nada. Así que eso hice, me levanté y con una sonrisa de oreja a oreja le dije:

- ¿A qué quieres jugar?

Pero tuvo que hablar de nuevo la albina para interrumpirme y persentarse, como siempre, de manera egocéntrica, como si no existiese en el mundo nada más que ella... En fin.

- Yo soy Naois-dije, simulando que no nos conocíamos-. Ella es Elise.

- Venimos de paso^^-añadió esta-. Viajábamos a Paris y nos perdimos un poquito...

por **Julchen** Lun Nov 18, 2013 2:53 pm

Salamon se rió por lo bajo ante la incomodidad del chico. Le notaba tenso, aunque no era para menos, estar en esa casa para él debía ser como estar encerrado en una jaula llena de tigres hambrientos. Un razonamiento bastante lógico si tratabas con la albina. Pero por suerte, el calmante era su hermano menos, siempre y cuando no se le dañara, el estar en su presencia la hacía ser más pacífica.

Ludwig se quedó pensativo unos segundos, pensando a qué podrían jugar. En su habitación tenía muchos juegos y juguetes, además de que en el gimnasio que tenían podrían jugar al fútbol, o mejor dicho, a los pases, porque tampoco era tan grande. En último caso podrían ir sino afuera a jugar. Aunque era posible que en algún momento del partido se les metieran los perros como nuevos jugadores que no conocían las normas.

- Pues si tienes muchas ganas podemos jugar al fútbol. Pero si prefieres estar tranquilamente, entonces, podemos ir a mi habitación a jugar a algún juego de mesa o hacer algún puzzle.

Por su parte, Julchen soltó una risotada que podría ser bastante desagradable, y de hecho, pretendía serlo.

- ¿Un poquito? Eso es un buen eufemismo. Jejejeje. Paris está de aquí a más de 1000 Km. Me parece que alguien no sabe moverse muy bien~ - le lanzó una miradita al pelirrojo a fin de cuentas era una pulla dirigida hacia él.- ¿Quién sabe? Quizás no sepa moverse bien en otros ámbitos.- esta última alegación hacia referencia a que pensaba que la chica y Naois eran novios.

No habían dicho lo contrario, y además, todo el mundo sabe que tanto franceses como francesas tenían cierta tendencia a meter mano y toquetear de más. Y no se podía negar que el chico estaba de buen ver.

por **Naois** Lun Nov 18, 2013 3:48 pm

Me sonrojé levemente al entender la insinuación de Julchen, al tiempo que chasqueaba un poco la lengua, molesto por que se metiera en asuntos que no le interesaban. Pero no pensaba montar un numerito, no delante del niño. El pequeño Ludwig me había caído bien. Así que, caminé hasta la pelota y la cogí con una sonrisa, ignorando a la albina.

- Pues venga, vamos a jugar en el gimnasio. Tu me guías.

Esperé a que me indicara la dirección en la que estaba, para seguirle e ir a entretenerle un rato... Y de paso, entretenerme yo, que falta me hacía.

Elise, por su parte, había mirado a Salamon con cierta curiosidad, percatándose de que no era un perro normal y corriente. sonrió, y con cuidado, alargó una mano para acariciarla.

por **Julchen** Lun Nov 18, 2013 4:14 pm

Ludwig sonrió y se dirigió hacia una puerta en el lado que estaba la cocina, eran unas escaleras que se introducían en el suelo. La sala de abajo, era sencilla sin apenas decoración, y un amplio espacio. Había algunas máquinas para entrenarse, pero en sí, estaba prácticamente vacía.
Un lugar idóneo para correr o jugar a algún deporte.

- Voy a marcas las porterías, si quieres ve calentando.- el niño se fue a buscar algunas tizas para marcar en el suelo y en las paredes el contorno de las porterías.

En cuanto lo acabó ya se podrían poner a jugar felizmente.

Por otra parte, en el salón, Salamon se dejó acariciar por Elise. Y dio unos pocos ladridos, contenta por la atención que recibía. A fin de cuentas, los mimos y la caricias eran eso, daba igual quién las diera. Julchen por su parte se quedó mirando a la chica francesa con curiosidad y algo más en sus ojos rojizos. Quería saber dónde se habían conocido, a fin de cuentas, el chico siempre le había dado la sensación de que era algo solitario.

- Y dime Elise, ¿dónde conociste al me... ¡ejem! Rotkopf- dijo corrigiéndose antes de decir memo para cambiarlo por pelirrojo.- No noto que él tenga acento francés.

por **Naois** Mar Nov 19, 2013 8:16 am

Asentí enérgicamente y me puse a correr de un lado a otro, calentando y preparándome para jugar con mi nuevo amiguito. La verdad es que hacía mucho que no jugaba con alguien, y me hacía ilusión volver a presenciar lo que se sentía al ser un io pequeño, sin tener preocupaciones, ni fronteras.

Me detuve, y mientras Ludwig terminaba, me puse a dar saltitos.

* * * * * * *

Elise sonrió, contenta de que ese "perro" no la ladrara como los otros tres. Tenía algo que le gustaba, era un animal muy tierno. Nunca le habían gustado mucho los perros, pero tenía que reconocer que ese animalito era el más bonito y bueno de los de su especie que ella había visto... Aunque Elise no tenía ni idea de lo que Salamon era en realidad.

- No, él no es francés. No sé dónde vivía antes, se muestra muy misterioso en esos detalles... Le conocí en París. Él estaba muy deprimido y me acerqué a animarle. Desde entonces, estamos juntos.

Ese "estamos juntos" no veía a referirse a una relación amorosa, sino a una fuerte amistad, en la que ambos se consideraban como algo parecido a... ¿hermanos, quizá?

por **Julchen** Mar Nov 19, 2013 9:27 am

El pequeño rubio ya había acabado de pintar lo que tenía que pintar. Así que recogió la pelota y la llevó al centro del campo. Ahora tenían que escoger algún tipo de juego, porque al ser dos, un partido como tal no podrían hacer.

- ¿Y cómo jugamos? ¿Uno se pone en la portería y se queda allí hasta que el otro marque, o jugamos a pasarnosla y en un determinado número disparamos a portería? -el niño comenzó a sugerirle cosas.

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Por su parte Julchen miraba a la chica de la que no recordaba el nombre, no había tenido precisamente mucho interés en saberlo. Así que, ya se le había desdibujado de la mente el nombre. Bueno, era tan asombrosa, que era algo normal el no acordarse del nombre de los que eran inferiores a ella. No siempre se podía contar con la suerte de que se acordara... O quizás simplemente fingía no recordarlo, quien sabe...
Lo que sí que tenía muy claro es que no le caía bien. Tenía aspecto de mosquita muerta, de esas de las que te piensas que nunca van a hacer nada malo y de repente te sorprendía con algo que ni tan siquiera en tus peores sueños se te hubiese ocurrido. Además, estaba viajando con ese idiota que lo único que tenía de bueno era el cuerpo. Aunque por otro lado, que lista por estar con él por ese aspecto. Quizás los pensamientos de la albina ni se aproximasen a la realidad, pero al menos con ellos se sentía contenta.

Sonrió de manera algo despectiva cuando comenzó a hablar. Pooobre noviecita que no sabía de donde había salido su chico. Bueno, ella lo sabía, pero claro está. Estaba fingiendo que lo acababa de conocer, no iba a decirle nada malo.

- Que misterioso con eso de que no quiera hablar sobre su pasado. Imagino que eso le gusta a muchas chicas, aunque a fin de cuentas después tienen el mismo cuerpo que cualqier otro humano, ¿no?- dijo mirándola fijamente, obviamente se tenían que haber acostado juntos, especialmente si ella era francesa. Pero su rostro dejó paso a esa crueldad despectiva a una de genuina curiosidad. ¿Deprimido? ¿Aún lo estaría por sus palabras?- ¿Por qué está deprimido?

Una leve sonrisa que prometía en despuntar en una de verdadera maldad asomó en su rostro. A fin de cuentas, le gustaba saber que el chico nos e olvidaba de lo que le había dicho. A pesar de que la mayor parte de lo que pasó después de eso estuviese borroso por la pérdida de sangre.

por **Naois** Mar Nov 19, 2013 10:30 am

Sonreí al ver que ya había terminado, y me acerqué trotando a él, a la mitad del campo. Me rasqué la nuca, pensativo en qué hacer, pero finalmente opté por que sería más seguro jugar a pasar la pelota con los pies.

- Uhm.... mira, nos la pasamos y cuando estemos un rato así, tiramos a puerta, ¿vale? A ver quién marca más goles-sugerí sonriendo-. Empieza tú.

Él era el "pequeño" así que le daría la veta de empezar a chutar, para que se animara más.

* * * * * * *

Elise, ajena a las miradas extrañas y las pullas que le lanzaba la albina, no se pispaba de las intenciones de esta. Quizá, aparte de ser buena persona, tenía pocas luces. Su inteligencia iba posiblemente arraigada a su percepción sobre los demás.

- Bueno, sí, imagino que sí. Aunque no soy de las que piensan mucho en chicos-le sonrió.

Descendió la mirada, mirando a la perrita y pasando su mano por su tripita para hacerle cosquillas y que se relajara. Elise no se sentía incómoda allí, de echo, esa conversación que mantenía con la albina le agradaba, porque así la conocía mejor a ella. Quién sabe, quizá podrían ser amigas.

Pero la pregunta de esta, la dejó pensativa unos instantes, preguntándose a sí misma si debía decírselo o no. Finalmente, optó por explicárselo.

- Bueno... Al parecer no tiene buenas relaciones con su madre. Dice que hace mucho tiempo que no la veía... Y encontrársela hace poco le puso en ese estado de tristeza... Yo ya le he dicho que la perdone, y creo que él ya se lo está pensando. Así que, me alegro por él^^

por **Julchen** Mar Nov 19, 2013 2:00 pm

Ludwig asintió y pateó el balón con poca fuerza hacia Naois, para que rodase por el suelo. Prefería empezar despacio a empezar muy rápido, a fin de cuentas, Naois era "mayor" que él y eso le daba al pelirrojo más experiencia, y algo muy importante también mayor alcance a la hora de recibir y mayor distancia al golpear. Así que, si empezaban suavemente, al menos llegarían a seguirse el ritmo.

A cada pase que dieran el ritmo iría aumentando hasta que tras diez o doce pases, Ludwig chutaría en dirección a la portería de Nao, probando su suerte.

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Por su lado Julchen se quedó parcialmente anonadada al encontrarse que dijese lo que dijese, la castaña apenas se percataba de sus intentos de meterse con ella. Posiblemente de no haberle caido mal desde el principio, le hubiese salido un ligero instinto sobreprotector que solo se mostraba cuando alguien tan inocente aparecía por el horizonte.

- ¿No piensas en chicos? Entonces, ¿te gustan las chicas?- por primera vez no se lo decía con claras intenciones ofensivas, sino por curiosidad. A fin de cuentas, su amigo francés era bisexual... Y quizás si se le daba tiempo ya se pasaba a cualquier otro ser vivo.- Lo único, si no te gustan los chicos, ¿qué haces con el pelirrojo?

Salamon se dejaba acariciar, sin moverse demasiado, había notado que la castaña se ponía tensa con los perros. Pero no olía a mala persona, por lo que se estaba comportando, para que las dos se llevaran una buena experiencia de ello. Posiblemente, de haber seguido una línea evolutiva puramente canina ya se hubiese abalanzado a morderla.
Le molestaba un poco el que Julchen tratara de meterse con ella por medio de sus comentarios. Pero lo dejaba estar, tenía curiosidad. A pesar de lo impertinente y molesta que podía llegar a ser la humana, no solía ponerse a insultar sin una buena razón... Exceptuando el caso de Nao. Curiosamente, todo lo relacionado con él hacía que la albina perdiera los nervios rápidamente. La cuestión era: ¿por qué?

- Oh, así que con su madre. ¿Nada más?- ¿Qué era eso? ¿Venas de cabreo? Sí, sí que lo eran. Al parecer no ser el centro de atención de otras personas la molestaba bastante.- Sí, bien por él. Podrá tener una familia feliz con la que jugar, o lo que sea.

La humana se cruzó de brazos con la mandíbula tensa. Le molestaba que el chico no estuviera deprimido, ¿se había olvidado de todo lo que le dijo? ¿Cómo se atrevía? Lo que ella decía tenía que quedar gravado en las piedras, no tenía que ser olvidado como una simple brisa.

por **Naois** Mar Nov 19, 2013 2:46 pm

Ludwig me pasó la pelota repetidas veces, en las que yo se la devolví igual que él, de manera suave y precisa. Luego, observé como chutaba la pelota hacia la portería, y como la bola traspasaba la portería certeramente. Abrí la boca con asombro y lo miré, sonriente y contento.

- ¡Hala!-murmuré, mirando la pelota-. ¡Buen golpe!

* * * * * * *

Elise no pudo evitar soltar una carcajada, al escuchar lo que había dicho Julchen. Parecía que algo que la albina había dicho le había hecho gracia. Pero Elise no parecía estar riéndose de manera malvada, sino que pensar en tal cosa la hacía reír.

- No, no...-dijo, alzando la mirada de Salamon-. Me gustan los hombres, pero Nao y yo somos amigos, nada más. ¿Por qué? ¿Crees que hacemos buena pareja?

Se rascó la nuca, algo incómoda también por esa insinuación tan repentina. Pero, a pesar de eso, Elise era incapaz de sentir a Nao como si fuera un novio o algo así. Ella le veía demasiado inocente, además de que no era exactamente su tipo. Pero bueno, era normal que la albina se hubiese pensado lo que no era.

Parpadeó cuando Julchen se mostró curiosa a lo de que Naois tenía problemas con su madre. "¿Nada más?" ¿Cómo que nada más? ¿Acaso le parecía poco? Era obvio que ese era un tema delicado para el pelirrojo.

- Pues... él a mí no me ha dicho nada más que lo trastorne...

por **Julchen** Miér Nov 20, 2013 1:45 pm

El pequeño se sonrojó al oír los halagos, a fin de cuentas no estaba muy acostumbrado a recibirlos de personas extrañas. Aunque a decir verdad, tampoco de sus padres recibía muchos, pero ya le había dicho Julchen que recibir algo de ellos era demasiado pedir. El niño sabía que su hermana odiaba a sus progenitores, y en más de una ocasión le había preguntado la razón. Pero ella se negaba a contestar.

- Gracias, aunque aún me queda mucho para mejorar...- dicho eso, volvió a pasarle la pelota a Naois.

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La albina se cruzó de brazos esperando la respuesta de la castaña, mirándola fijamente para que dejara de reírse. No le gustaba nada que se riera en su cara, a pesar de que esas carcajadas no sonasen precisamente malignas. Pero eso daba igual, le seguía pareciendo molesto, no había ninguna forma en la que esa chica le pudiese caer bien. Tanta amabilidad tendría que tener algún lado extremadamente oscuro.

- ¿Importa hacer buena pareja? Tú eres francesa y él... Digamos que no está nada mal. Solo hace falta atar cabos.- replicó tras darle un largo trago a la cerveza.

Hasta ese momento, se podría decir que sus niveles de odio y rabia habían estado hasta un nivel controlado. Sin embargo, la albina nunca había demostrado una buena capacidad para controlar su propia ira, y siempre que la sentía esta se desbordaba de su cuerpo como una oscura marea. Y eso es lo que estaba pasando, no le sentó nada bien saber que no había sido parte de las causas de depresión de ese idiota.
Apretó tanto el botellín entre sus dedos, que acabó partiéndolo; clavándose algunos cristales en su mano izquierda, dado que era la única que podía usar en aquél momento. Salamon alarmada se acercó a la chica, pero esta con una calma peculiar, simplemente se levantó y fue a lavarse la herida a la cocina. Sacándose en el proceso los trozos de cristal y posteriormente vendándosela.
Hecho eso, recogería el líquido con una fregona y después pasaría la escoba para quitarse de en medio los cristales, para que los animales de la casa no se cortaran.

por **Naois** Miér Nov 20, 2013 2:05 pm

Sonreí al notar avergonzado a Ludwig, y eso me hizo darme cuenta de que el chico no parecía estar acostumbrado a que lo halagaran. Era triste, pero yo tampoco, puesto que casi siempre había estado solo, y tampoco sabía hacer nada que no pudiesen hacer los demás. Recibí la pelota, deteniéndola con un leve golpecito del lateral del pie derecho. Coloqué la planta sobre el balón y me lo quedé mirando pensativo. Yo tampoco sabía jugar muy bien, me gustaba más dibujar que hacer deporte, pero gracias a mis habilidades naturales tenía el cuerpo bastante ejercitado. Además, eso de tener que controlar el cuerpo de mis espíritus y el mío propio, también ayudaba.

- No te preocupes, yo tampoco sé jugar-le comenté, pasandole el balón finalmente, con cuidado-. Podemos ir mejorando los dos poco a poco, esforzándonos en lo que hacemos. Así algún día lograremos hacer las cosas correctamente.

Hablaba en general, no solo en el ámbito del fútbol. Si uno se esforzaba y era insistente, podía conseguirlo todo con su voluntad, que era la fuerza motriz más poderosa.

* * * * * * *

Elise miró a Julchen, mientras esta apuraba el contenido de la cerveza. Frunció el ceño, extrañada por las palabras de la alemana. ¿Qué hacer buena pareja no importaba? Bueno, eso debía decírselo a personas que se casaban sin pensarlo, pero que luego por la casa se tiraban los muebles a la cabeza.

- Pues yo creo que hacer buena pareja siempre es importante... Si no, ¿cómo podrías vivir toda tu vida con alguien con quien no te llevas bien después de largos años?-parpadeó repetidamente, sorprendida, y se levantó del sofá, sin poder creerse lo que oía-. Espera, ¿qué tiene que ver que yo sea francesa?

Su preocupación fue a más cuando, entonces sin venir a cuento, la albina hizo estallar la botella, clavándose los cristales en la mano.

- ¡Dios Santo!-exclamó-. ¡Deja que te lo mire! Di un curso de primeros auxilios el verano pasado.

Pero antes de que pudiera hacer nada, Julchen ya se había ido, y cuando regresó ya tenía la mano vendada. Elise se le acercó, preocupada y la miró:

- ¿Estás bien?-preguntó mientras la otra recogía los cristales del suelo-. ¿Te puedo ayudar en algo?

por **Julchen** Miér Nov 20, 2013 2:43 pm

La pelota continuaba volando de un lado a otro, mientras que los dos chicos hablaban. Aunque tampoco era un tema demasiado divertido. Aunque tampoco podía decirse que serio o triste. Tenía un punto medio que según se mirase tiraba más de un lado o para otro.

Ludwig miró algo sorprendido al chico ¿cómo que no sabía jugar? Algo tendría que saber, a menos que fuese alguien dotado para el fútbol. Sin embargo, el niño a su corta edad ya tenía una idea muy clara y es que si querías algo tenías que entrenar para ello. O estudiar, depende del ámbito que fuese.

- Algo tendrás que saber, poca gente puede hacer esto a la primera sin confundirse. Esos entrarían en lo que mi hermana denominaría como "awesome"- respondió el niño mientras que se la volvía a pasar al "mayor"- Y no me importa mucho el tiempo que tarde... Aunque cuanto antes mejor, será más fácil estar con mis amigos y conseguir otros nuevos.

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Julchen no pudo contestar a lo que había dicho Elise, porque justo cuando esta habló, ella estaba padeciendo su pequeño episodio de ataques de rabia. Pero en todo caso, se hubiera reído de los infantiles pensamientos. No había buenas parejas, eso solo existía en los libros, en el mundo real todo era más cruel. El amor a primera vista una estupidez, lo único que había a primera vista era la exaltación o no que podían hacer las hormonas. Nada más, que luego cada uno lo llamase como quisiese. Pero el amor como tal, no era más que una vana ilusión. Lo más parecido era una amistad muy duradera con una persona a la que se le podían añadir ciertos beneficios sexuales.

La albina, volvió a sentarse tras recoger las cosas. Alzó su mirada hacia la castaña, y a pesar de lo tonta que pudiese ser, su instinto más primitivo la diría que lo mejor era dejarle espacio a la chica que ahora estaba sentada. A fin de cuentas, los ojos ya raros por su color, brillaban de manera casi animal. Los mismos ojos con los que un cazador observa a su presa antes de lanzarse a matarla. Una mirada que no presagiaba nada bueno si se acercaba más.

- ¿Acaso crees que necesito ayuda de alguien? Es más ¿de alguien que parece tan débil como tú?- preguntó con la voz increíblemente suave para el tipo de mirada que tenía.

por **Naois** Miér Nov 20, 2013 2:57 pm

Escuché lo que decía Ludwig. A pesar de la corta edad que tenía, parecía alguien muy maduro. No me extrañaría nada si él resultase ser el mayor psicológicamente hablando de los dos hermanos, pero me abstuve de decir nada. No quería herir los sentimientos del niño rubito.

Al final, al recibir la pelota en un momento dado, tiré a puerta, con el pie derecho. Pero le había dado mal con el pie, así que el balón, en vez de colarse, se desvió hacia una esquina.

- Vaya...-pude decir, algo triste-. ¿Ves? no soy muy bueno. Solo sé que hay que darle patadas al balón y colarlo en la portería. Pero no tengo ni idea de tácticas ni nada de eso...

Es como si fuese un niño, pensé, pero no lo dije. Prefería en esos momentos no levantar sospechas.

* * * * * * *

Elise retrocedió, alarmada, por aquella mirada salvaje que le lanzó Julchen. Se quedó algo cortada por ese replique, puesto que la albina parecía molesta por algo, y ella no sabía qué podía haberle hecho. De modo que frunció el ceño.

- ¿Por qué... por qué me dices eso?-su mirada se tornó dolida-. Oye, no hace falta que me hables así... solo pretendía ayudar...

Se mordió el labio inferior, indecisa. Pensaba en todo lo que había dicho hasta ahora, sin encontrar el motivo de la molestia de la chica. Quizá había comentado algo que le había molestado y por eso ella se mostraba así de irritable. Pero, por más que pensaba, no daba con la respuesta.

por **Julchen** Jue Nov 21, 2013 7:09 am

El rubio miró al chico algo sorprendido, no estaba acostumbrado a que gente a la que acababa de conocer mostrara con tanta facilidad sus emociones, incluso su hermana a veces era discreta con ellas para no causarle molestia. Sobre todo, cuando estaba triste o enfadada. Como ella diría: verla en ese estado no era awesome.

- No tienes por qué ponerte triste. Las tácticas se suelen aprender en grupo, a fin de cuentas se necesitan 11 personas para que el juego funcione bien. Aunque como todo, siempre hay algunas personas que se les da mejor, o que prefieren hacer las cosas solas. Pero uno solo no puede ganar en este deporte. Así que, para aprenderlas, simplemente tendrás que encontrar un equipo.- dijo tratando de animarle de la manera más racional que se lo ocurría, a fin de cuentas, no era un niño que supiese improvisar demasiado las respuestas.

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- ¿Por qué?- se rió con suavidad.- Porque el que es débil merece morir, a fin de cuentas esa es la ley de selección natural: si no estás adaptado, acabas muerto. Y la adaptación no es otra forma que de poder. Así que, ¿por qué iba necesitar un águila la ayuda de un gorrión?- la última pregunta a pesar de parecer totalmente casual concentraba más cosas que solo el poder del animal, sino que también lo hacia en cuanto a su propia excepcionalidad. El gorrión es un ave común, que poca gente presta atención. Sin embargo, la simple sombra de un águila ya crea una ligera expectación, y su aspecto es majestuoso.

Salamon sabía que ahora mismo la albina estaba cerca de tener una explosión de ira. Por ahora estaba todo controlado, pero si la castaña hacía o decía algo que no debía, entonces, ¡pum! La chica ya no sería capaz de controlarse. Y lo peor de todo, es que la propia alemana ya sabía que tendría que tratarlo. Pero ¿para qué vas a abandonar una defensa?
Además, de que para hacer eso, tendría que dejar un tiempo la casa. Y no quería abandonar a su hermano. Por ahora, la mejor forma de tenerla controlada era que la digimon o el niño estuvieran cerca, porque los dos conseguían calmarla, al hacerla salir de la espiral de ira. Pero en este preciso momento, Salamon no podía hablar sin llamar demasiado la atención.
Lo único que pudo hacer fue acercarse a su compañera, sentándose a su lado y poniendo una patita en la pierna de esta.

por **Naois** Jue Nov 21, 2013 10:13 am

Puse una mueca y caminé para recuperar la pelota, escuchando lo que el pequeño decía. En cierto modo, me animó, porque sabía que tenía razón en lo de que debía confiar en los demás para lograr mis objetivos, y sonreí. Pero eso mismo, me hizo darme cuenta de algo. ¿Cuales eran mis objetivos ahora? No estaba seguro de si debía vengarme, últimamente lo había estado meditando. Quizá mamá en verdad quería estar conmigo...

Cogí la pelota entonces, y ya iba a pasársela a Ludwig cuando me aocerdé de algo.

- Ah, mierda... -me dí una palmada en la frente-. Tengo que preguntarle a Elise si me dejará quedarme en su asa cuando volvamos... ¡Espera aquí, Ludwig!

Dejé caer la pelota, haciéndola botar por el suelo de madera, y corrí hacia las escaleras, subiéndolas de tres en tres para llegar antes. Empujé la puerta, sonriendo, y entré sin avisar en el salón.

- Eh, Elise-le dije mientras me acercaba a ella, que estaba de pie-. ¿Podría dormir hoy en tu...?-me quedé mirándola. La chica miraba fijamente a Julchen (quien también se encontraba de pie), con los aojos entornados, rojos, y bastante húmedos, aunque aún no había empezado a soltar lágrima-. ¿Qué te ocurre...?

- N-nada, Nao.... Solo se me metió algo en el ojo, eso es todo-trató de disimular su dolor con una sonrisa.

Pero yo no era tonto. Elise podía parecer muy amable y vivaz, pero nunca la había visto tan triste, ni siquiera cuando me dijo que su madre había muerto hacia unos años, ni cuando me contó sobre los abusos en el colegio. Por eso mismo, me percaté de qué pasaba. Si Julchen estaba ahí, prestandole atención, justo cuando ella se mostraba triste, significaba que...

- ¿Qué le has hecho?-inquirí furioso, poniéndome delante de mi amiga para protegerla, y encarándome a la albina.

Mira tu por dónde, quizás el que me hubiera acordado de algo tan tonto cómo lo de que dónde dormiría ese día, había hecho que llegara justo a tiempo para ver esa escena.

por **Julchen** Jue Nov 21, 2013 12:32 pm

El niño asintió cuando Naois le dijo que iba a subir. No tenía problema alguno, a fin de cuentas el mayor había jugado con él un rato, ahora que su hermana no podía ayudarle con el fútbol. Así que asintió y se dedicó a patear la pelota para que rebotara contra la pared para volver a patearla.

- No te preocupes, yo seguiré aquí un buen rato. - respondió, aunque con la sensación de que no le volvería a ver en todo el día. Aunque quién sabe, quizás se equivocase.

Julchen por su parte se cruzó de brazos, mirando con una fría calma las lágrimas de la chica. Hacía años que no lo hacía ¿qué se sentía cuando uno lo hacía? Sus dedos rascaron a la perrita tras las orejas, quizás con algo más de fuerza de lo necesario, pero sabía que la digimon era más fuerte que eso, y que para ella solo serían algo molestas. Luego ya se disculparía, pero en ese momento no estaba para controlarse. Sentía hervir su sangre dentro de las venas.

La albina continuó sentada a pesar de la irrupción del pelirrojo. De hecho, no le prestó ni la menor atención hasta que la reclamó por el estado de la castaña.

- Awww, que bonito, creo que me voy a poner a vomitar arcoiris con la llegada del caballero de brillante armadura al rescate de su princesita.- dijo riendose la albina sintiendo un poco de celos, ella nunca tendría la "suerte" de que nadie fuese a sacarla de los problemas. Pero esa chispa se apagó, porque claro, depender de alguien así era ser débil. Y ella no lo era.- Ves, gorrión, volvemos a lo mismo de antes, necesitas a alguien para que te saque de los problemas.

Después simplemente sujetó con las dos manos a Salamon para ponerla en sus rodillas y hacerle carantoñas. Esa era la única manera que podía calmarse... Pero la mera presencia del pelirrojo empeoraba las cosas, si se le ocurría acercarse un simple paso, quién sabe de lo que era capaz de hacer...

por **Naois** Jue Nov 21, 2013 1:25 pm

Miré con furia a la albina, apretando los dientes y los puños con fuerza. No soportaba cuando se comportaba así, pensando en que ella era la mejor de todos, y que por eso podía herir a los demás cuanto quisiera. Odiaba ese comportamiento de “aquí estoy, soy mejor que tú, mírame”. Por eso, no pude evitar dar un paso adelante, mirándola con los ojos llenos de rabia.

- No te atrevas… a decirle nada más…

Gruñí con gravedad. Elise debía de estar alucinando por eso, por que la estuviera protegiendo de otros. No lo sabía muy bien, pero pensé que quizá, nadie había hecho eso por ella nunca. Ya era hora de que eso cambiara. La escuché decir mi nombre, pero no le hice caso. Por mucho que Elise dijera que ella estaba bien, no podía dejar que sufriera los insultos de esa… estúpida canosa. Pero su mano en mi mano me sorprendió, y me hizo poner un poco los pies en la tierra. Miré a mi amiga, a sus ojos tristes y cansados, y fruncí el ceño al verla negar con la cabeza.

- Pero…-suspiré, asintiendo finalmente, y soltándome con cuidado de su brazo. Luego me volví hacia la que había sido el foco de mi ira segundos antes, y la miré casi con lástima-. Creo que sé por qué haces todo esto. Porque te sientes superior al reírte de los demás. Pero en realidad no eres más que… basura que disfruta con el dolor ajeno…

Cerré los ojos, molesto, y fruncí los labios.

- No somos bienvenidos aquí, así que nos vamos… Pero recuerda que, la próxima vez que tu hermano se pierda por un parque, quizá nadie se atreva a llevarlo de vuelta a casa…. De nada.

Era un reproche. Porque la que en realidad había encontrado al pequeño, había sido Elise, y sin su ayuda, no hubiéramos podido encontrar el camino de vuelta a la casa. O al menos parte de él, porque el parque era muy grande y era muy fácil perderse en él. Pero en ningún momento la francesa lo había dicho, ni tampoco se lo había reprochado a Julchen… Lo había hecho de buena fe, y que alguien se metiera con ella aún sabiendo eso, me reventaba.

por **Julchen** Jue Nov 21, 2013 1:52 pm

Julchen ni tan siquiera le miró, pero cuando Naois dio el paso su cuerpo quedó cubierto por un aura hecha de digisoul. Pero no era el que habitualmente mostraba de un bonito y profundo azul, sino que era purpúreo y que se movía de una manera extraña, casi enfermiza alrededor de su cuerpo. Sin embargo, la chica no se movió. No tenía sentido hacerlo.

La perrita la golpeó con fuerza en el estómago, mirando a la albina con los ojos llorosos. Las palabras de Nao podían afectarla demasiado en ese estado, y podrían hacer que la chica tratara de matarlos. Pero el golpe había conseguido causarle que tuviera que dejar de respirar, y eso funcionaba a la hora de calmarla. La albina tosió mientras que el aura desaparecía de todo su cuerpo como si nunca hubiese existido. Cuando consiguió volver a respirar, miró hacia los dos, con unos ojos que denotaban un gran agotamiento.

- Si quieres pensar eso, adelante. Quizás sea eso... O quizás otra cosa... - la chica habló, pero su voz sonaba cansada. - Y West no tiene mi misma maldición; los demás siempre le protegerán y eso es lo único que me importa...

Dicho eso simplemente, se quedó sentada en el sofá. Encogida sobre sí misma, abrazando a Salamon entre sus brazos. Pero esa era toda la imagen de debilidad que podía dar: cansancio. Se denotaba en todo que estaba cansada, no solo físicamente, sino en lo más profundo de su ser.

Cuando los dos se hubiesen ido, entonces la perrita por fin sería libre de hablar. Sabía que tener un ataque de ira era algo que la albina odiaba profundamente, porque perdía el control de sí misma, tanto, que podía llegar a hacer daño a sí misma como a los demás... Por culpa de eso, perdió a alguien que quería mucho; era una herida más a las que sumar a todas las que ella ya llevaba...

- Jul, no te derrumbes ahora. Solo ha sido una pequeña recaída, ya verás como no pasa nada... No volverás a matar a nadie, y menos a tu hermano o a mí...- murmuró en un susurro la pequeña perrita.- Sobre todo a mí, soy demasiado genial para eso.- bromeó, imitándola para animarla.
- Lo sé, prometí no haceros daño ni a West ni a ti... Y romper una promesa no es para nada de personas asombrosas como yo.- una pequeñísima sonrisa apareció en el rostro de la chica.

Solo necesitaba a su hermano, a Fran, a Isa y a Salamon. Ninguno de ellos podría hacerla daño, así como ella no se permitiría herirles. No todo en su vida era como quería hacer creer, es más, se sentía asombrosa siempre y cuando no sintiera como la ira y el odio la devoraban por dentro. Gracias a Salamon había conseguido alejarlo durante un tiempo, pero si un día la pequeña digimon la faltaba... No sabría qué hacer. Habría perdido la estrella que la guiaba en medio de una niebla roja...

por **Naois** Jue Nov 21, 2013 2:39 pm

Mantuve su mirada sin pestañear, y ni siquiera me moví cuando un espeso halo la envolvió, como si de verdad estuviera cabreada. Era lo que obtenía por su comportamiento. Pero luego Salamon la golpeó, y ese aura oscura desapareció, justo cuando Julchen se doblaba para toser y conseguir respirar. Me quedé quieto, mirándola, unos segundos. Antes de sacudir la cabeza, coger de la mano a Elise, y salir de la casa, agarrando nuestras sudaderas y abrigos. Me detuve un instante frente a la puerta, al escuchar las últimas palabras que Julchen me dedicó.

- Sabes… desde lo de la caverna de hielo, pensé que quizá podríamos haber sido amigos…-suspiré y giré la cabeza-. Y no me entendiste bien. Fue Elise la que encontró tu hermano, y fue ella la que nos sacó del parque… Tu forma de agradecérselo es muy peculiar...

Dicho eso, me arropé con la sudadera y el abrigo y salí de la casa, topándome con el frío del exterior.

- Nao…-musitó Elise, entristecida-. No debiste…

- Mira…-me volví hacia ella-. Busca un hotel, y cuando lo encuentres, mándame un mensaje al ordenador. Yo tengo que quedarme aquí…

Estoy seguro de que ella fue a preguntar, y por eso la interrumpí antes de que dijese nada.

- Por favor.

Ella volvió a mirarme, largamente, hasta que finalmente debió de darse cuenta de que no me movería de allí. Asintió y tras abrazarme, se marchó de allí.

por **Julchen** Jue Nov 21, 2013 3:29 pm

El cansancio y esa agobiante sensación de tener un nudo en la garganta que no puedes aliviar de ninguna manera evitaron que la albina prestara atención a las palabras del chico. A fin de cuentas, para qué molestarse en escuchar unas palabras que no iban sino a hacerla enfurecer, o puede que muy en el fondo a entristecerla. Julchen no era alguien que estuviese diseñado para soportar bien la tristeza, a fin de cuentas, eso siempre se convertía en combustible para su ira. La tristeza era signo inequívoco de que habías sido débil, y los que son débiles solo merecen morir...

Tras animarse un poco, la chica abrió la puerta de la terraza y salió, después de haberle pedido a la perrita que cuidara de su hermano, que necesitaba salir a tomar el aire.
Sin chaqueta ni nada, salió al jardín, por el lado contrario de la casa a donde estaba Naois. Allí bajo las escaleras de la pequeña terraza, hasta quedar al lado de la piscina. Se sentó sobre el suelo, pasando las manos por los brazos para tratar de entrar algo en calor. Sin embargo, una cálida sensación húmeda apareció en su mejilla izquierda.

No era más ni menos que la lengua de Berlitz (el labrador), puesto que de los tres perros era siempre el más empático y había notado el malestar de su dueña. Los otros dos perros llegaron trotando desde el lado donde estaba Nao. Ellos dos -en especial Aster (doberman)- había gruñido y mostrado los dientes al pelirrojo a pesar de que hubiese algo que no les gustase, sabían que podía ser muy peligroso. Pero al ver a Berlitz correr hacia la parte trasera de la casa, habían intuido que algo le había pasado a la chica. Sin embargo, no tenían tiempo que perder con él.

Si de verdad había decidido seguirlos, se hubiese encontrado a una Julchen que abrazaba a Aster y Blackie, para después volver a acariciar a Berlitz entre las orejas. Se notaba que la chica se preocupaba mucho por los perros, porque a pesar de que era una bruta en el 90% de las veces, a los cánidos los trataba como mucho cariño y cuidado. No era de extrañar que ellos hicieran lo que fuera por protegerla.

- Gracias, pequeños. Ya estoy mejor, no os preocupéis...

por **Naois** Vie Nov 22, 2013 9:02 am

]Una vez Elise salió del Jardín, me derrumbé en el suelo, sobre la hierba verde y fría, y allí me quedé, sin tener ni idea de por qué me había quedado. Tenía la corazonada de que era mejor así, y la verdad, aún me pregunto cómo es que soy tan tonto de seguirlas, cuando estas mágicamente se presentaban en mi cabeza. << Eh, Nao. Quédate aquí después de haberla insultado y de haberte ido tan de repente, ya verás que bien te sienta este frío en la calle >>.

Resoplé, y me abracé el cuerpo para entrar en calor, porque al haber salido tan rápido, ahora tenía un frío del copón, por no hablar de que en ese país hacía más frío que en Francia.

- Brrr…

Junté las palmas, abriendo un pequeño hueco por el que exhalé aliento calentito. Pero los dientes comenzaron a castañearme. Gruñí, frustrado, y me pegué a la pared, poniéndome la capucha de la sudadera y del abrigo y haciéndome un ovillo en el suelo. Ni siquiera me moví al sentir a los perros acercarse y gruñir. Podían hacer conmigo lo que quisieran, quizá hasta con su cercanía cogiera algo de calor. Pero desgraciadamente, los malditos pasaron de mí, para irse a la parte de atrás. Farfullé unas palabras, me estremecí, y suspiré. A lo mejor así, de esa forma, me daba un algo y me olvidaba de todo. Que uno ya se cansa, coño.

Y así, de repente, cerré los ojos de manera inconsciente, perdiéndome en mi mente, y quedándome tan frito como un tronco.

- Zzz…

por **Julchen** Vie Nov 22, 2013 12:14 pm

La teutona se dedicó a jugar con los perros unos minutos más, porque a pesar de que se estuviera moviendo y que los animales le diesen algo de calor cuando los tocaba, eso no quitaba que estuviera con menos de diez grados casi a oscuras con tan solo una chaqueta de media manga y unos pantalones deportivos. Fue a introducirse ya en la casa, tras estirarles un poco de los mofletes a sus tres -aunque no únicas- mascotas.

Sin embargo, no pudo hacerlo. Aster la sujeto con los dientes por el pantalón, lo cual casi da lugar a una cómica situación en la que acabara con los pantalones bajados. Así que, con las manos en la cintura de la prenda, la chica se giró echando algunas chispas por sus ojos rojos.
El perro la soltó, ladrando para que le siguiera. Y se dirigió corriendo hacia la parte delantera del jardín. Julchen, abrazándose a sí misma, le siguió extrañada por el comportamiento del animal. No era normal que hiciera cosas de ese estilo. Quizás había encontrado algo o quizás hubiese algo raro por el otro lado de la casa, sin embargo ¿quién podría saberlo?

Al llegar a donde el perro estaba se encontró con la figura de una persona. O mejor dicho, un bulto "congelado" en el suelo con ropas de una persona. No podía distinguir el rostro del desconocido, porque llevaba calada la capucha, posiblemente para protegerse del frío; pero tampoco le hacía falta ser muy lista para saberlo. A fin de cuentas, había cámaras en el perímetro de toda la casa para que nadie entrara sin que los del interior se enteraran. Así que, la única forma de que estuviera dentro una persona sin que le hubiesen captado las cámaras es que dicha persona ya hubiera estado antes en el interior. Eso solo dejaba dos opciones: La chica o el idiota.

La albina se agachó a su lado, y dirigió una mano al rostro del chico. Estaba tan frío como un cadáver al tacto. A fin de cuentas, ¿a quién se le ocurría quedarse dormido en mitad de la calle en pleno invierno? Solo a un loco o a un idiota. Y el chico no parecía precisamente un demente... Aunque a veces sí que lo parecía. Pero no al magnifico nivel de la albina. Comprobada su temperatura, dirigió los dedos al cuello, tenía que saber si seguía vivo, porque si no lo estaba, le tocaría ponerse a cavar una tumba... Y después ocuparse de la castaña para que no hablase...

- Eres un completo idiota... Mira que quedarte sin motivo alguno. Ni que te fuese a cuidar.- dijo observandole. No entendía para nada qué pintaba allí, pero ese no era su problema.

Fue a volver a entrar, incluso llegó a dar varios pasos en dirección a la casa. Pero tras un suspiro regresó y se cargó al chico a la espalda. Naois no era precisamente ligero, sobre todo porque era mucho más alto que la propia albina, pero ella no se quedaba corta en fuerza, así que pudo hacer dicha tarea sin demasiados problemas. Lo peor, caminar hacia la entrada con él a la espalda, lo bueno, es que el poco calor que aún tenía hacía que la albina pasase menos frío.
Al llegar a la puerta, llamó al timbre. Ni hablar se iba a dar toda la vuelta con el muerto encima y además subir unas escaleras. No estaba tan demente. Tras unos cuantos minutos de espera, su hermano la abrió con una ligera expresión de sorpresa.

- ¡Jul! ¿Qué ha pasado?- dijo observando con sus ojos azules el bulto a la espalda de su hermana.
- El pelirrojo. El muy idiota se quedó fuera, no sé por qué. Pero se ha quedado dormido y ahora está bastante frío. Ve a preparar la bañera. Creo que será lo mejor para que vuelva a despertarse.

El rubio asintió y corrió hacia la parte superior de la casa a preparar el baño para que el chico entrase en calor. Había más formas de hacerlo, pero esa era la más rápida. Y como la albina no tenía mucha paciencia ese día, prefería acabar cuanto antes con la "invitación" que le había dado al pelirrojo.
Salamon les observó en silencio, aunque se podía ver una chispa algo maliciosa en su mirada. De haber sido cualquier otra persona, estaba segura que la albina ni tan siquiera se hubiese molestado en meterlo en la casa, sino que lo habría dejado recostado en la pared de la calle.

La humana por su parte, estaba teniendo algunos problemas técnicos en las escalera. No demasiado serios, al menos para ella, pero puede que un poco más para el pelirrojo, sobre todo, porque le iba dando de vez en cuando algún golpe contra algo... No demasiado serio en principio, porque no había sangre, pero era posible que le doliese el cuerpo al día siguiente, o quizás aparecería con un bonito moteado en su prístina piel.
Cuando finalmente llegó al piso de arriba se lo quitó de encima, pasándose una mano por la frente. No era nada awesome que sudara, pero el esfuerzo de subir le había provocado que pequeñas gotas se reconcentraran en las áreas más habituales. Tras esperar unos segundos a recuperar fuerzas, volvió a moverlo, pero en esta ocasión arrastrándolo por los hombros. No iba a volver a dejarse los músculos en esa horrible tarea.

Lud les esperaba en la puerta del baño.

- ¿Necesitarás ayuda?- preguntó.
- No, no te preocupes, en cuanto se despierte ya podrá ocuparse él mismo de todas las cosas.- respondió la chica abriendo la puerta del baño.

Una nube de agobiante vapor les saludo, y después les rodeó en cuanto estuvieron dentro del sitio. A pesar de que solo fuese vapor, había tal cantidad que la ropa de la albina se le pegó al cuerpo como una segunda piel. Y el pelo se le llenó de pequeñas gotas, que lo hacía resplandecer más de lo normal. Como si estuviera hecho de hilos de plata y pequeños brillantes.
Resopló algo molesta por la sensación de calor que hacía en contraste con el frío de fuera. Casi sentía su piel picar por ese cambio de temperaturas. Pero tenía otras cosas en las que pensar, entre ellas la de quitarle la mayor parte de la ropa al pelirrojo. Le quitó tanto el abrigo como la sudadera. Momento en el que surgió una duda en su mente ¿debería seguir quitándole la ropa? Por un lado no estaría mal ver un poco más de piel del chico, pero por otro lado, sería muy divertido verle con una expresión ofendida cuando se viera con toda la ropa mojada.

Finalmente, optó por solo quitarle la camiseta. Simplemente por el mero hecho de curiosidad científica. Dejó toda la ropa doblada -cosas de tener que ordenar las cosas- y volvió a sujetar al chico para lanzarlo dentro de la bañera que estaba llena de agua caliente. Era una bastante grande, de forma cuadrara en la que podía entrar dos personas adultas sin demasiado espacio vital, pero al menos no era como uno de esos recipientes enanos.
El dejó caer a la espera de que se despertara, posiblemente tosiendo agua y farfullando cosas contra ella. Pero eso era más divertido que hacer todo con cuidado.

por **Naois** Vie Nov 22, 2013 1:07 pm

No sé cuánto tiempo estuve dormido. Solo sé que, al despertarme, el cuerpo me quemaba, como si me estuviesen golpeando con hierros incandescentes. Me vi en un líquido transparente al abrir los ojos, pero tuve que cerrarlos por el escozor. Tragué mucho de ese líquido, y manoteé inútilmente para buscar a algo a lo que agarrarme… Conseguí así sacar la mano de ese líquido (el que supuse que sería agua), y aferré algo parecido a un brazo. Sin pensarlo, tiré de él para sujetarme y así poder salir a respirar, pero debí de tirar muy fuerte, porque ese algo, o lo que fuera, se precipitó sobre mí.

- ¡¡Gaaafff!!-exhalé, al sacar al fin la cabeza del, efectivamente, agua. Escupí agua, tosiendo, y jadeante… No fui consciente de lo que había pasado hasta momentos más tarde, cuando seguramente me arrepintiera de haber aferrado algo que no sabía lo que era, y todo para evitar ahogarme-. ¿Qué lechugas… ha… pasado…?

por **Julchen** Vie Nov 22, 2013 1:29 pm

Sonrió de esa forma maligna que solo ella era capaz de lograr, esperando ver los frutos de su trabajo. Sin embargo, hubo algo con lo que no contó. Y eso fue la velocidad con la que el chico abrió los ojos; por no decir la velocidad con la que movió uno de sus brazos. Sintió la presión del chico sobre su brazo izquierdo -al menos no había sido el herido- para luego tirar de ella hacia la propia bañera, al intentar usarla como apoyo para salir del propio agua.

La sensación de humedad y calor la invadió, por no decir que la sorpresa por haber caído de cara contra el torso del chico. Levantó la cabeza, sacando la cara del agua y lanzándole una mirada de profundo mal humor. A nadie le gusta que le tiren, ni sentir la sensación de estar empapado sin esperártelo, por no decir notar como toda la ropa se te pega al cuerpo y además pesa más de lo normal.

- ¿Que qué ha pasado? Lechugas no, desde luego, ¡idiota! ¡Te has quedado dormido fuera como un imbécil y te he traído para que entraras en calor! Pero lo peor de todo es que has tratado de ahogarme a mí.- de aquí a poco echaría espumarajos por la boca.

Pero antes de hacer esa cosa tan poco magnifica, la chica se apoyó sobre el torso del chico para impulsarse de nuevo y ponerse de pie. Pero la maldita ropa, unido a que la bañera resbalaba un poco, hizo que perdiera el equilibrio de nuevo y volviera a caer sobre Naois.

por **Naois** Vie Nov 22, 2013 2:36 pm

Apenas pude entender las palabras de la persona que se había caído encima de mí en la bañera, pero sí pude ver vagamente su rostro… Tenía los cabellos plateados.

- E-eeerr…-apenas pude decir nada. Creo que toda la sangre de mi cuerpo subió a mi cabeza, enrojeciéndola toda de la vergüenza. Traté de quitármela de encima, pero era como si no tuviera fuerzas en ese mismo momento. ¿Por qué cuando más las necesitaba siempre me fallaban?-. Qui… quita…

Tragué saliva, mirándola fijamente a los ojos, sin mover un músculo, como si, de esa forma, pensase que se quitaría al instante. Mi corazón bombeaba a mil por hora, al tenerla tan cerca de mí. ¿Qué… qué me pasaba? ¿Por qué estaba tan nervioso solo con tenerla cerca a ella? Otras veces también había estado al lado suyo, pero nunca me había puesto así…

Entonces, Julchen apoyó su mano en mi pecho, lo que provocó que soltara una especie de sonido extraño… ¿un gemido? Sí, tal vez fuese eso. Intenté “ayudarla” a que se quitara de encima, pero antes de que pudiera hacer nada, la tía tonta se resbaló, y cayó otra vez sobre mí. A esas alturas, ya debía de tener la cara tan roja como un tomate… o como mi mismísimo pelo.

- @_@

por **Julchen** Vie Nov 22, 2013 3:10 pm

Rápidos golpeteos, eso es lo que notaba en su rostro. A fin de cuentas, Julchen había caido de cabeza sobre el pecho de Naois, y la piel de su rostro había tenido la casualidad de rozar esa zona. ¿Por qué el pelirrojo estaba tan nervioso? ¿Quizás fuera miedo? Sí, quizás fuese eso... ¡No! Seguro que era eso. O al menos eso es de lo que se convenció ella para evitar sonrojarse. A fin de cuentas, las otras soluciones eran absurdas e irreales.

Levantó su rostro, un poco molesta, aunque no le había sentido decir nada desde que apoyó la palma de su mano sobre esos pectorales bien formados. Sin embargo... Lo que salió de los labios del joven en ese momento, tampoco se podía considerar una palabra, sino más bien un gemido. Posiblemente de dolor, nadie ha dicho que aguantar el impulso de otra persona sea algo indoloro, ¿no?

El rostro de ella se cubrió de rojo también, al ver el color rojizo del rostro de Naois. Si hubiese sido uno tan pálido como el de ella misma, entonces solo hubiera sonreido. Pero... Así como estaba la hacía sospechar sólo de una cosa que pudiera haber conseguido hacer que Naois se sonrojara y se le elevara el pulso a la vez. Algo que ella misma se había negado repetidas veces, porque eso no existía en realidad, solo en los cuentos y en las películas...
¡Espera! Quizás era un efecto secundario del agua caliente tras haber estado a punto de quedarte congelado. Eso hizo que Julchen se relajara lo suficiente como para volver a moverse, aunque un leve sonrojo seguía adornando sus mejillas.

- ¡Ey! ¿Estás en este mundo idiota?- sacudió la mano de un lado a otro de la cara de Naois.

Tanto si hubiese contestación como si no, la joven agarraría un bote de champú y se lo echaría por encima de la cabeza al chico con las siguientes palabras. Ella necesitaba olvidar todo el hilo de pensamientos que había llevado, y para eso no había nada mejor que chinchar un poco a la otra persona y quizás reírse un rato.

- Ya sé que soy magnífica, pero será mejor que te enfriemos un poco los humos, no vaya a ser que estalles como una bomba, kesesesese.

por **Naois** Vie Nov 22, 2013 3:54 pm

No me estaba enterando de nada a mi alrededor. Solo sabía que hacía mucho calor, y que mi corazón me golpeaba el pecho, como si quisiese salir e ir de fiesta. ¿pero qué demonios le pasaba hoy a mi cuerpo, que me traicionaba tan gratuitamente? ¿Por qué sucedía eso? ¿Algo de lo que había hecho había tenido que ver, o no? Ah, todo era tan complicado… Suerte que tenía mente inocente aún.

Miré entonces a Jul, sin entender bien sus palabras. Movía sus manos frente a mí con insistencia, intentando llamar mi atención. Sacudí la cabeza, esparciendo gotitas de agua que me empapaban el pelo rojo y al cual pegaban al cuerpo.

- ¿Eh?

Pero no tuve tiempo a pedirle que me lo repitiera de nuevo, porque entonces ví un fugaz brillo malicioso en sus ojos. Un brillo que había visto ya en más de una ocasión. Y supe que no planeaba nada bueno. Al menos, no para mí. Esa chica estaba planeando sacarme de mis casillas… Y eso fue lo que hizo.

Sin darme tiempo a reaccionar, cogió un bote con algo dentro y me lo echó por la cabeza, haciendo que soltara una exclamación ahogada al sentir el espeso liquidillo bajar por mi cuello.

- ¿Pero que…?-con un gruñido le arrebaté el bote de las manos, y, molesto, le devolví su jugada, apretando con fuerza el plástico y provocando que el mismo líquido saliera a presión hacia su cara-. ¡Jjejejejeje!

por **Julchen** Vie Nov 22, 2013 4:07 pm

La risa escapó de los labios de la albina al ver la cara de confusión que ponía el chico cuando el champú descendió por su piel, deslizándose de manera lenta y fría en comparación con el agua... De verdad, pensaba unos planes geniales. O eso era lo que se decía. Porque no contó con que le podrían dar la vuelta a la tortilla con tan solo arrebatarle el bote.

- ¡Ah! Nonononononononono ¡No! ¡A mi asombrosa persona no se la echa eso!- medio grito mientras que se reía y trataba de protegerse la cara del champú.

Cuando se cercioró de que al menos los ojos no iban a ser "dañados" se puso a manotear para tratar de quitarle el bote al chico. Pero al no poder arrebatárselo, decidió usar otro plan alternativo: coger otro de los botes y atacar ella también. Al menos así estarían a la par.

- Tendrás que hacerlo mejor si quieres vencerme, princeso.- dijo de manera desafiante. Pero si se daba cuenta el chico, al menos esta vez no le había insultado demasiado... Quizás estaba volviendo a subir en las escalas de la chica.

Una amplia sonrisa decoraba el rostro de Julchen, hacía mucho tiempo que no se lo pasaba tan bien. De esa forma tan infantil, pero a la vez tan liberatoria. ¿Qué más daba lo que pensaran los demás? ¿Qué más daba lo que pasaría en el futuro o lo que había pasado en el pasado? En ese momento solo importaba ese mismo momento y no perder ese juego... Aunque, ¿había algún vencedor o perdedor? Solo el hecho de divertirse como hacía años que no hacía, de esa manera tan inocente, era ya algo que la chica ganaba.

por **Naois** Sáb Nov 23, 2013 6:09 am

Un chorro de agua me entró en la boca al moverme tanto en la bañera, así que tosí, pero enseguida miré a Julchen con una sonrisa maliciosa mientras le seguía echando champú a presión en la cara.

- Tu "magnífico pelo está sucio... ¡Vamos a lavarlo!

Me reí, y traté de salir de la bañera como pude, aunque en el intento me tropecé y caí al suelo cuan largo era, pero al menos ya estaba fuera. Me limpié la cara y me volví otra vez hacia ella.

- ¡¡ESTO ES ESPARTAAAAAAAAAAA!!-grité, riendo y apretando con mucha más fuerza el champú. Después de comprar el portátil, había navegado un poco por Internet, y había encontrado unos vídeos que parodiaban la escena de una película.

No obstante, a los dos segundos de apretar, la presión dejó de tener fuerza, y el champú que salía, ahora era en menor medida. Se me había terminado la munición.

- ¡Mierda!-exclamé, buscando con la mirada otro bote, pero el chorro de Julchen me golpeó en la cara, y de la sorpresa caí de espaldas, al tiempo que reía y jadeaba en busca de aire.

por **Julchen** Sáb Nov 23, 2013 12:36 pm

Comenzaba a faltarle el aire con eso de gritar (?) y reírse sin parar. Incluso le hizo gracia el que el pelirrojo intentara escudarse en que su pelo estaba sucio, magnífico sí e impoluto también. A fin de cuentas sabía que su pelo era de sus mejores cualidades físicas, a parte de sus raros ojos que parecían rubíes de gran tamaño.

- ¡¡La espartana aquí soy yo, no tú e.e!!- en sus ataques de "locura" repentinos solía tomar decisiones que parecían ser tomadas por ellos.

La batalla de los geles estaba siendo encarnizada, aunque para los dos participantes relativamente segura, el problema estaba en el suelo, que estaba encharcado y lleno de churretones de colorines de los distintos productos que habían utilizado en su guerra absurda.
De haber estado un poco más centrada la albina se hubiese tensado al escuchar los pasos que se acercaban... A fin de cuentas, el demonio de la casa no era ella cuando había algo tan desordenado y caótico como ese baño.

La puerta salió y de ella asomó la cara de Ludwig, mientras que su hermana acababa de levantarse de la bañera con las ropas empapadas por el agua y en una de sus manos un bote de acondicionador de cabello... Los ojos azules del pequeño se abrieron asombrados del caos que podía haberse formado en los diez minutos que les había dado de intimidad a los dos. Una vena apareció en la cabeza del niño mientras que sus ojos denotaban una fría furia. Estaba enfadado... El demonio había sido liberado.

- ¡JULIA MARÍA BEILCHSMITH! ¿QUÉ ES TODO ESTE DESORDEN?- nombre completo y además un grito que envidiarían todos los instructores militares.

Indudablemente la albina estaba en problemas. De hecho, nada más empezar a hablar su hermano, se tensó de golpe. Cuadrándose, y adoptando la misma pose que los cadetes cuando conocen a su instructor el primer día. Se podía ver que estaba asustada, no parecía que solo había un niño delante suya.

- Hasta que no esté tan limpio que me pueda ver reflejado en todo el lugar, ninguno de los dos saldrá de aquí.- rugió el niño mirandoles a los dos.
- Pe- pero... West, deberíamos cambiar la ropa... Está mojada...- la voz de la albina sonaba bajita y cautelosa. Sí que tenía que darle miedo ese niño.
- Eso no es excusa, pero ahora mandaré a Salamon con ropa limpia. Pero ninguno de los dos saldrá de este baño, he dicho.

Dicho eso, cerró con un portazo que hizo que hasta los cristales de la pared retumbaran.
Julchen por su parte, salió de la bañera chorreando agua por todos lados y comenzó a caminar hacia un colgador donde había dos albornoces, uno de ellos verde militar y el otro azul con el estampado de pollitos, obviamente de Ludwig.

- En ese armario de la pared encontrarás una toalla para tí... Después tendremos que limpiar esto... No quiero que se enfade más de lo que ya está.- la voz ya no sonaba jocosa, sino seria y formal.[/color]

por **Naois** Sáb Nov 23, 2013 3:19 pm

Los gritos y las carcajadas resonaban en el cuarto de baño. Al estar tirado en el suelo sin mover nada más que el pecho al reir, recibí todos los "disparos" de Julchen. Ni siquiera traté de apartarme, estaba demasiado cansado para ello.

Pero, mi pequeño descanso se vio interrumpido por unos pasos, una presencia y un potente grito autoritario me hacía levantarme del susto. Miré a mi espalda, y allí estaba Ludwig; luego desvié la mirada hacia Julchen... y me quedé alucinando. Estaba casi temblando, mirando con temor a su hermanito.¿Algo tan pequeño hacía temblar a la albina? Si me lo llegaban a decir antes, no me lo creo.

Tras "echarnos" la bronca, se fue dando un portazo. Miré a Julchen anonadado y me levanté como pude. La vi agarrar un albornoz de la pared.

- No sabía esa faceta de tu hermano-comenté, riendo por lo bajo-. No mires, voy a quitarme los pantalones, que ya empiezo a tener frío.

Me di la vuelta y me los quité despacio, porque tenía frío y la ropa estaba calada. Deseé que ella no se volviera. Si veía mis calzones con ositos dibujados, se metería conmigo hasta la saciedad.

- Brrr...

por **Julchen** Dom Nov 24, 2013 1:21 pm

El sonido de una prenda mojada al caer, rompió el silencio que se había hecho tras las órdenes del pequeño, se notaba que tenía mucho carácter. Aunque por otra parte, eso era necesario para poder convivir con alguien como la albina. Tenerla en la misma casa con su actitud y no mandarla a la mierda, indicaba que tenías una paciencia extrema o le provocabas terror... O al menos que te respetaba lo suficiente.

- ¿Verdad? Nadie se lo imagina, pero es bastante mandón cuando se lo propone, y sobre todo, si vas a hacer algo con él, que como te tenga confianza hasta que no lo hagas perfecto, no te deja descansar... En algunos momentos así, me recuerda a mi abuelo.

Una risotada retumbo dentro del baño, a fin de cuentas, le había hecho gracia a la albina el "pudor" del chico. No sería la primera vez que observaba a un hombre sin ropa.

- Creo que no tienes nada que no haya visto, pero qué se le va a hacer. Imagino que a tu novia no le gustará saber que una desagradable e increíble chica te ha estado mirando en paños menores. - se rió con su peculiar risa- Aunque lo mismo va para ti...

A fin de cuentas, no llevaba ni una sola prenda encima. La ropa interior calada tampoco era el ideal de comodidad de la albina, así que, había preferido quitárselo todo de encima. Pero esa desnudez tan solo duró unos segundos hasta que se vistió con uno de los albornoces... Sí, se había puesto el de los pollitos, a pesar de parecer que era el de su hermano. A veces podía ser bastante infantil.
Pero infantil también debía ser la talla porque le cubría lo mismo que una toalla. Si Naois quería conservar su inocencia mejor que no la pidiera agachase para coger algo.

- ¿Ya puedo darme la vuelta?

Salamon llamó a la puerta, en una cesta que había arrastrado les había llevado prendas a los dos, a la albina su pijama y al chico unos pantalones y una camiseta. Quizás le quedasen algo grande, o quizás algo pequeños. A fin de cuentas lo había sacado de un armario de ropa para invitados y las tallas allí eran por suerte.

por **Naois** Lun Nov 25, 2013 10:04 am

Sonreí animadamente, sin recordar que unos minutos antes, la había odiado profundamente por haberle dicho esas cosas tan horribles a Elise. Pero ahora era como si nada de eso hubiera pasado, como si estuviesemos en una dimension alterba en la que Julchen y yo nos llevabamos bien. ¡Qué cosas! ¿No?

Pero a pesar de todo, me sonroje cuando dicho que ya lo había visto todo. No, perdona. Lo mío no lo habías visto, así que no digas esas cosas, quise decirle. Pero solo me callé, sonrojado, y miré para delante, mientras me abrazaba el cuerpo del frío que tenía ya.

- Elise no es mi novia. Soy muy joven para esas cosas-repetí, automáticamente, las enseñanzas que Naty me dio cuando era más pequeño.

Iba a responderle un "¡NO!" rotundo a eso de si podía volverse ya, pero entonces, muy oportunamente, llegó Salamon, a la que sonreí con agradecimiento. Cogí mi ropa y rápidamente me la puse. Estaba algo holgada, pero servía, que además aprecía muy cómoda y calentita.

- Ale, ya puedes...

por **Julchen** Lun Nov 25, 2013 11:48 am

La chica suspiró y se cruzó de brazos a la espera de que el señorito terminara de vestirse o lo que fuera. Por ahora estaban condenados a estar sin apenas ropa, así que, tenían que aguantarse. Y era mejor que terminaran de recoger el baño cuanto antes, porque como volviera Luddy y viera que estaba todo hecho un caos, sí que se iba a enfadar de verdad.
Así que, mientras que él tenía un ataque de pudor tamaño doncella virginal de los bosques, ella se dedicó a recoger todas las esponjas y los botes de champú y gel que se habían caído mientras que jugaban. Apenas se percató de que habían llamado a la puerta para dejar la ropa... A fin de cuentas, tenía que dejarlo todo perfectamente ordenado. Cómo se notaba que el rubio y ella eran de la misma familia.

Parpadeó algo sorprendida cuando le habló Naois.

- Ya puedo ¿qué?- dos segundos después ya sabía a qué se refería el chico, su cerebro había llegado a hacer las conexiones de contexto, dejando de lado las de ordenación casi compulsiva.- Ya era hora de que acabaras. Me han salido canas de tanto esperar.- era una broma que en su caso se podría decir que era verdad.

Se giró para verle, algo sorprendida, porque se esperaba que aún estuviera solo con la toalla, pero ya tenía ropa. Pudo ver su pijama dentro de un cesto, y se acercó allí, sin amilanarse ni un ápice por solo llevar un albornoz que se podría considerar total y absolutamente infantil.

- Si quieres vete vaciando la bañera del agua y después ya nos ponemos a secar el suelo.- dijo mientras que se quitaba la única prenda que ahora la tapaba para volver a vestirse con su pijama. No le había avisado, porque no creyó que fuese algo necesario, sobre todo, porque le encantaba su cuerpo. Lo único que la acomplejaba eran las cicatrices que la recorrían, pero más que por la apariencia, por las preguntas a las que iban asociadas.

por **Naois** Lun Nov 25, 2013 12:12 pm

Me miré un momento, frunciendo el ceño ante mis pintas. Bueno, era mejor eso que nada, así que tampoco me podía quejar. Me reí cuando gasto esa broma de las canas, y pensé que en eso ella tenía ventaja al tener el pelo plateado… Que ahora que lo pensaba, era bastante bonito, pues reflejaba muy bien la luz… Sacudí la cabeza, molesto por ese pensamiento, y la miré, alzando una ceja.

- Eso es trampa, tú ya tienes el pelo canoso, vieja-bromeé.

Sin decir nada más, me acerqué a la bañera mientras ella iba hacia el cesto de la ropa. Me agaché y comencé a quitarle el agua, descorchando el tapón de la tubería de un tirón. Luego, para ver qué temperatura tenía el agua, metí la mano, y la moví distraídamente mientras me volvía un momento para preguntarle una cosa.

Por poco me da un soponcio del susto, aunque de lo que no pude librarme fue de que se me reventara alguna venita de la nariz y que comenzara a sangrar. Julchen se había quitado el albornoz, y ahora estaba completamente desnuda. No pude ser capaz de quitar la mirada, algo me había dejado paralizado (sin contar con que el nunca había visto el cuerpo desnudo de una mujer me hacía sentirme más infedenso). Tragué saliva, con los ojos clavados en ella, todo rojo del pudor que sentía en esos momentos. Pero pronto, al moverse ella, algo atrajo mi atención.

Una enorme y fea cicatriz le recorría el costado derecho. Al verla un nudo me atenazó la garganta de la compasión, ignorando el enorme tatuaje que tenía entre los omóplatos. Debía de haberle dolido mucho cuando se la hizo… quizás su actual personalidad viniera arraigada de aquella marca…

por **Julchen** Lun Nov 25, 2013 1:07 pm

Terminó de colocarse todas las prendas, aunque para ser invierno, no eran más que ropas de verano: unos shorts morados y una camiseta de tirantes negra que le quedaba algo holgada y un poco corta, puesto que el ombligo se le podía ver de vez en cuando aunque tuviera los brazos bajados. Aunque para acabar con la pequeña tortura del chico, ella se colocó la chaqueta de lana gris que le habían dejado al fondo del todo.

pijama:

Pero al voltearse se encontró con una imagen que nunca se hubiese esperado, porque el chico parecía estar teniendo un sofoco, además de enseñar un reguero de sangre que nacía desde su nariz... Eso solo podía indicar que había estado cosas que un caballero no haría. Aunque cualquiera que hiciera algo de ese estilo, al menos tendría la delicadeza de mirar para otro lado. Porque era algo tan "violento" que la propia Julchen, a pesar de las cosas que decía, consiguió que se sonrojara como una chica inocente. Sin embargo, al notar esa extraña sensación de calor que parecía desprender su rostro, decidió usar una de sus mejores tácticas para fingir que no la afectaba: el desdén.

- ¡Eh! ¡Alicia! Regresa del País de las Maravillas, que este baño no se va a recoger solo.- dijo con algo de malicia, pero a la vez usando un pequeño truco en las palabras para indicar que ella era una maravilla. Como siempre, algo de narcisismo debía salir por sus palabras.

Dicho eso, se fue a un armario alargado en una de las esquinas del baño y sacó una fregona para recoger el agua del suelo. Y una balleta para los lugares donde no se pudiera acceder con facilidad, o no quedara bien del todo tras la fregona. Lanzándole esta última a Naois. Además, si quería podía intentar quitar los churretes que estaban en las baldosas de la pared mientras que ella recogía el agua.

por **Naois** Mar Nov 26, 2013 1:14 pm

Parpadeé repetidamente, con la mirada apartada. Me di la vuelta, ya pudiendo mover mi cuerpo con facilidad, para que no siguiera viendo mi cara avergonzada y lastimera, aunque agarré al vuelo un trapo que ella me pasó.

- Perdona, me evadí…-volví a sonrojarme profusamente al recordar cómo julchen había quedado desnuda ante ms ojos… aunque la ropa que se había puesto ahora tampoco la sentaba mal… ¿Qué hacía pensando yo ahora en eso?

Sacudí la cabeza y me metí en la ahora bañera vacía, después empecé a limpiar las baldosas y los rincones a donde el palo ese con pelo amarillo no llegaba… Que cosas inventan los humanos.

- [color=lightsteelblue]Ehm…[/colot]-murmuré, sin saber qué decir, pero queriendo romper ese silencio tan extraño-. ¿Cuántos años tienes?

Genial. ¡Qué genialidad, por Dios! ¿Eso era lo único que se me ocurría para mantener viva una conversación?

por **Julchen** Mar Nov 26, 2013 1:52 pm

La chica pasó la fregona recolocándose un mechón incordioso detrás de la oreja, mientras que mantenía su mirada concentrada en vigilar cualquier mancha de humedad por el suelo. Ahora mismo prefería terminar esa tarea en vez de martirizar al pelirrojo, porque seguramente podría haberse dedicado a molestarle con el tema durante bastante rato.
Cuando terminó todo lo que era el suelo, o al menos al que ella podía acceder, se distrajo mirando durante un segundo toda la parte trasera del pelirrojo que estaba agachado en el suelo para frotar. Indudablemente no estaba nada mal -aunque las ropas que llevaba ahora no ayudaban para nada-, y tenía su punto adorable con eso de ser tan inocente. Lástima que fuera un dolor de muelas para su propia existencia...

- ¿Mi edad?- parpadeó algo confusa, porque no se había esperado que la hablara.-Cómo tú, diecisiete... O bueno, al menos eso aparentas.

Escurrió la fregona, dejando de observar como una acosadora -quizás no tan extremo- al chico, y la guardó en su lugar. Después sacó un peine de uno de los cajones y se dedicó a deshacerse los nudos que se le habían hecho por la "pelea" y el que se hubiera mojado.

- Se está haciendo tarde. ¿Querrías quedarte a cenar?- no supo muy bien por qué dijo eso...

A fin de cuentas, cuanto antes se fuera mejor. Pero quizás, y solo quizás, había disfrutado de su compañía cuando no discutían. Pero obviamente, eso no quitaba que fuera de ese lugar iba a volver a llevarse mal con él... Dentro de la casa era un lugar de paz entre los dos, por deferencia hacia su hermano y Gatomon... O eso es de lo que quería convencerse.

por **Naois** Miér Nov 27, 2013 9:04 am

Seguí frotando con insistencia las baldosas con la bayeta, por alguna razón, quería que quedaran como los chorros del oro. A lo mejor era porque me sentían arrepentido por haberle metido en un lío con su hermano, o a lo mejor era que por una vez me dijesen que estaba haciendo algo bien, para sentirme a gusto conmigo mismo ese día, aunque fuera limpiando la casa de otro. Saqué la lengua con esfuerzo, pasando de una baldosa a otra, y llevando el trapo por los rincones.

- ¿Uhm?-me volví un momento para mirar a Julchen-. No sé si ya te lo dije, pero no tengo la edad que aparento, ni por asomo-solté una risita final. Me empezaba a dar gracia que la gente se guiara por las apariencias para averiguar la edad que tenía. Nunca se esperarían le verdadera cifra.

Tras unos minutos de limpiar y limpiar, dejé el trapo a un lado y me estiré como un gato, ya libre de trabajo. Me volví otra vez hacia Julchen, pero al hacerlo me sonrojé. ¡Acababa de ofrecerme quedarme a cenar! ¡En su casa! ¡Ella! ¡Imposible!

- Err… bueno-idiota, para qué aceptas, seguro que es una trampa-. ¿Qué hay de cenar?

Encima, sin ningún tipo de educación. Ni un “no querría molestar”, ni un simple “gracias”, no. Yo había ido directamente a la cuestión que me obligaba mi estómago a formular. “Brrglblblbgrr”, se quejó este, pidiendo que lo alimentara de inmediato.

por **Julchen** Miér Nov 27, 2013 2:44 pm

Terminó de pasar el cepillo por las hebras de plata que conformaban su precioso cabello y lo limpió de todos aquellos que se hubiesen quedado allí atrapados. Sacudió un poco el pelo para que recuperara el volumen y guardó el objeto en su cajón correspondiente. E inmediatamente se quedó unos segundos mirando su perfecto rostro... Si pudiera casarse consigo misma...
Después de eso, se acercó a la ropa empapada y la guardó en la cesta.

- ¿Te guardo también la tuya para que la lavemos y sequemos? ¿O prefieres tan solo tenderla?- lamentaba tener que cortar de seco la conversación, pero era algo necesario.

De haber dicho que sí, la chica habría guardado la ropa de Naois en la cesta, junto a la suya. Si decía que no, simplemente la colocaría en el vidé a la espera de que pudieran salir del lugar de una vez para poder dejarlo.

- ¿Menos edad o más? Siento algo de curiosidad, una vez encontré a una loca que decía que tenías una edad absurda... - la albina recordó la conversación con la pelirroja loca que había conocido. ¿Cinco meses? ¡Ja! Nadie podría tener esa edad y tener ese cuerpo. - Pero como digo, una loca. De hecho se dedico a morder el cuerpo de un vagabundo intentando fingir ser un vampiro. Pero ya se sabe, "corpúsculo" ha hecho mucho daño a las chicas.- estaba más habladora de lo normal, desde luego.

Se giró para observar si Nao ya había acabado de limpiar. Y le soprendió verle haciendolo con mucho impetu. O de verdad le gustaba limpiar, o bien intentaba conseguir que Lud le perdonara absolutamente.

- No te preocupes por que nos reflejen. Ya esta todo bien hecho. Gracias.- dijo con una sonrisa sincera. No la gustaba mentir cuando era un buen trabajo.- Aunque si lo hubiese hecho yo estaría mejor.- soltó su carcajada narcisista después de decir eso.

Sin embargo, antes de que pudiera contestar a la pregunta de que de la cena se encargaban Gatomon y su hermanito, la puerta del baño se abrió, revelando el rostro del niño que miraba todo con ojos calculadores en busca de cualquier imperfecto.

- Bien, parece que todo está bien. Así que, ya podéis salir.- dijo con un tono animado y una dulce sonrisa en el rostro que hacían parecer que no era un demonio en realidad.- La cena ya está servida, es ramen... Kiku me pasó la receta que usa su madre y Gato me ha ayudado mucho a hacerla. También te he puesto un plato a ti, Nao. Por las molestias de que aún estés aquí.

La albina asintió y luego sonrió hacia el pelirrojo.

- Aunque hubieras declinado mi oferta, no hubieras podido escaquearte de cenar.

Se sentía contenta con eso, aunque no entendía muy el por qué. Quizás necesitaba tener a alguien tan enervante a su lado, había tenido mucha paz en las últimas semanas. Y ya quería molestar a otras personas... Aunque de tener que ser sincera, estaba contenta por el simple hecho de que no estuviera con la francesita.

La chica salió del baño y se encaminó a la zona de lavandería de la casa para poner la lavadora y tender la ropa de Nao si había decidido que solo quería que la secaran.
Al bajar, Naois, se encontraría con que ya no estaba Salamon pululando por la casa, sino su evolución en forma de gata blanca. El animalito estaba dejando los cuencos y los palillos en la zona de sofás frente a la tele.

por **Naois** Jue Nov 28, 2013 8:57 am

La observé peinarse sus largos cabellos blancos, casi como si fuesen algo muy importante para ella. Me miré entonces mi pelo, y recordé que de más pequeño había decidido teñírmelo a petición de Natasha porque ella me dijo que muchas personas lo veían raro.

- ¿Mi pelo es feo?-se me escapó sin querer, hablando para mí mismo que para ella.

La miré entonces, y sacudí la cabeza algo avergonzado por haber pensado en voz alta. Rápidamente cogí mi anterior ropa y se la pasé.

- Si me la lavas, me harías un favor…

Después de eso, me crucé de brazos, esperando a que ella pasara por la puerta para seguirla, porque además, ella era chica, y debía dejarla pasar primero.. Al menos eso fue lo que me enseñó Nat, esperaba que no fuese también una mentira…

- Uhm… menos, mucho menos… -abrí los ojos bastante, sorprendido por eso de que alguien le había hablado de mí-. ¿Eh? ¿Quién te contó eso? ¿Y qué edad te dijo?

Pero antes de que me pudiera contestar, entró Ludwig, supervisando que hubiésemos limpiado el cuarto de baño. Le echó una mirada aprobatoria, así que imagino que lo hicimos bien.

- Pues gracias-respondí sonriendo a eso de que me había preparado un plato a mí también.

Dicho aquello, y cuando Julchen hubo salido, me encaminé al salón, en donde Gatomon estaba colocando la comida en una mesa junto a la televisión… Creo que nunca había visto un aparato como ese, ni cómo funcionaba, así que me entró curiosidad.

- ¿Para qué sirve eso?-señalé el aparato.

por **Julchen** Jue Nov 28, 2013 11:26 am

Cuando Naois hizo la pregunta repentina sobre su cabello, a Julchen la pilló total y absolutamente desprevenida. ¿A qué venía esa pregunta? Sin volverse mucho al ir a la lavandería decidió contestar.

- Después del blanco, el rojo es un buen color. Aunque quizás en otras épocas te hubieran tirado a la hoguera por ser "brujo" o simplemente por ser una persona pecaminosa y con una vida de libertinaje sin fin... Todo depende del sitio y la época. Los pelirrojos tenéis una historia bastante mala en general en el pasado, exceptuando los países nórdicos.

Después de eso, simplemente se dirigió hacia el lugar donde había dicho antes. No contestó a las otras preguntas que había pronunciado sobre la persona que le había hablado de él. A fin de cuentas, el "menos, mucho menos" la había afectado un poco. ¿Tendría razón la loca y solo tenía unos meses de vida? Pero eso sonaba tan jodidamente absurdo...

Gatomon sonrió al ver a Naois acercarse, y su cola se movió lentamente haciendo la ilusión óptica de que las ondas se iban desplazando a lo largo de ella, en vez de que la curvaba de un lado a otro para conseguir hacer varias ondulaciones en ella. Eso sólo indicaba una cosa: la gata planeaba algo no demasiado bueno. Incluso la mirada calculadora que le dirigió no era normal en ella.

- ¿No habréis hecho nada ahí arriba, verdad- nya~? Porque cuando he ido teníais poca ropa encima.

Sin embargo no pudo continuar con ese interrogatorio por dos cosas, que Lud acababa de bajar ya a la sala, y que Naois había preguntado por la televisión. Cosa que la sorprendía bastante, dado que los humanos eran los que habían inventado esas cosas, así que, lo más normal sería saberlo.

- ¿De verdad no sabes qué es una televisión?- preguntó el rubio sentándose en su lado del sofá que daba frente al aparato.
- Sí, es raro que no sepas. Pero no te preocupes, yo tampoco lo supe hasta que vine al mundo humano. Es un aparato que te permite ver y escuchar cosas que pasan en sitio lejanos del mundo, o en mundos ficticios. Es bastante entretenido de mirar, y a veces te enseña cosas o bien te hace de reír, llorar, alegrarte, etc.

La gata le señaló a Naois un sitio con la garra. Normalmente ella ocuparía ese sitio, pero en esta ocasión quería dejárselo a Naois, porque tendría al lado a la albina y quería ver cómo se comportaban los dos cuando estaban tan juntos y no podían matarse.

- Hoy es el día de películas, porque en la tele sólo hechan programas basura. Así que, ¿qué película quieres ver, Nao?

por **Naois** Jue Nov 28, 2013 11:45 am

Me quedé pensativo con eso de que en otros tiempos me hubieran tildado de brujo o libertino. No pude evitar imaginarme a mí mismo junto con mi madre, ambos subidos en una escoba y lanzando hechizos. Ese pensamiento me sacó una carcajada divertida, mientras salía del baño.

Cuando Julchen se fue sin contarme nada de lo que le había preguntado, fruncí el ceño, pero me encogí de hombros. Ya se lo preguntaría más tarde. Me senté en el sofá, en el lugar que Gatomon me había indicado, ajeno a los malvados planes que la gana estaba telando en esos momentos. Miré con curiosidad la tele al averiguar qué era y qué hacía, y mi curiosidad aumentó, aunque imaginaba que Ludwig y Gatomon estarían algo extrañados por el hecho de que no supiera de la existencia de los televisores. Apenas tenía siete meses, lo raro sería que me conociese todo lo que existían en ese mundo extraño.

- ¿Podría ver lo que hace alguien en estos mismos momentos?-pregunté, curioso.

Pero entonces, Gatomon y el pequeño dijeron una palabra. Peli… cula… ¿Qué era esa?

- Ehm….-los miré a ambos, seguro de que me volverían a mirar raro si les preguntaba por el significado de dicha palabra-. Creo que…-hice una pausa, buscando la forma de librarme de eso- …Cualquiera estaría bien-¡Bien pensado!

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