Curioso lugar para encontrarte de nuevo.

La rubia continuaba con su viaje de "penitencia" impuesta por sus dos espíritus digitales. Al parecer, disfrutaban mucho haciendo de rabiar a la joven rusa al no decirla cuando sería el final de ese viaje. Viaje que había durado bastante más tiempo del que ella creía necesario, pero le era imposible llevarles la contraria. Había prometido evolucionar cuando ellas quisieran aparecer por el mundo, así que, estaba obligada a hacerlo. Puesto que sino ellas mismas tomarían el control del cuerpo y recuperarlo sería una tarea tediosa y muy muy larga.

De nuevo estaba en el continente www, creía recordar que cerca de donde estaba se hallaba la tumba de una persona desconocida. Lo más peculiar era el hecho de que no había más tumbas. Por lo que dicha persona había sido asesinada y dejada allí por el asesino para que nadie se percatara de su ausencia, o bien alguien se había molestado en buscar en un panteón para dicha persona.

- ¿Me dejaréis ir a buscarla en algún momento?- preguntó por enésima vez en el día.
<< ¿Quién sabe? >>

La voz mental de Helia tenía un tono de misterio que indudablemente la hacia pensar que su suplicio sería mucho mayor. Además, cuando su "penitencia" acabara, le tocaría ir a buscar a la pelirroja y eso podría llevarle otros cuantos meses más. Sobre todo, porque ella no era una persona que se quedara en un solo lugar.

Sus pasos continuaron llevándola hacia el lugar donde reposaba la misteriosa tumba, junto a la cual había conocido a Fary. Un chico agradable, que era de un tipo de tamer que ella nunca había visto en su vida.

La muchacha continuó caminando. En un momento llegó a una senda entre los árboles, o eso pensó que era, pero en los bosques no todo lo que parecen caminos en realidad lo son. Y ese era el caso de dicha senda. No supo hacia donde se dirigía, ni cuanto tiempo estuvo haciéndolo. Lo peor de todo es que cuando quiso dar media vuelta no sabía por donde había venido: los caminos se habían multiplicado.

A causa del nerviosismo que le había surgido al escuchar sonidos extraños entre las ramas de los árboles, echó a correr por mitad del bosque. Perdiéndose más, obviamente. Sus pies tropezaban contra las raíces de los árboles, pero gracias a todos los años de parkour la chica poseía un equilibrio bastante bueno, así que no se cayó ni una sola vez.

Atravesó un arbusto a toda velocidad, para darse cuenta que había salido a un claro. Un claro donde había más personas justo frente a ella. Frenó de golpe, sin poder creerse su suerte, mientras que sus ojos brillaban emocionados. Era Zayyn, la había encontrado.

- Zayyn...- musitó.

La rubia se percató de los dos regueros húmedos que discurrían desde los ojos de la mujer pelirroja. La escena le provocó una extraña sensación en el corazón, como si se lo estrujaran. No la gustaba que llorara, pero ahora no tenía tiempo para pensar en eso. Porque la gata se infló como un pompón y bufó, cosa mala, sobre todo si tenía que evolucionar. Puesto que de hacerlo, tanto Selenemon como Heliamon tomarían el control de su cuerpo, y la alejarían otra vez de la pelirroja. Y tendría que empezar de cero.

Pero de igual manera, no tuvo mucho tiempo en pensar por un ataque de la gata, puesto que la pelirroja decidió tratar de saltarla al cuello. O al menos esa fue la intención, porque se quedó en el sitio agarrándose el costado. Exactamente en el mismo lugar que había tenido que sanarla Eosmon cuando la "rescato" del combate contra Mashury.

- ¡Ten cuidado! Esa herida era bastante seria, sobre todo por el veneno. Estate quieta y déjame revisarla.- dijo alarmada la rubia, caminando a la pelirroja, sin una pizca de duda o miedo.

Colocó sus manos sobre los hombros de la pelirroja para obligarla a estarse quieta. Ignorando cualquier tipo de ataque por parte de la gata. Pero claro, por su parte estaban los espíritus atentos a cualquier tipo de agresión por parte de la felina. Pero no estaría justificado, puesto que ella estaba consciente cuando salvaron a la pelirroja.

La rubia la observó con expresión dolida en el momento que la pelirroja se retiró hacia atrás. Suspiró, pero apenas se volvió a mover mientras que la pelirroja montaba un numerito. Con eso de que la digimon felina la salvara, pero ella ya las había sacado de una situación bastante tensa, así que, la gata la debía una. Y por fortuna, se mantuvo esa deuda.

- Gracias, Gatomon. Eres muy amable por darme la oportunidad.
<< Bastante es, que la sacaramos de allí. Aunque claro, que educación se puede esperar de una gata callejera... Oh, no quería ofenderte con eso, pequeña Natasha. >>

La rubia frunció un poco el ceño ante las palabras despectivas de su forma doble. Desde que había aparecido, había ocasiones en las que era capaz de escuchar a la fusión y debía decir que era lo peor. Aguantaba menos a esa evolución que a los dos espíritus, porque siempre estaba ese tono despectivo de referirse a los demás.

Sacudió la cabeza y esperó. Esperaría hasta que Zayyn la permitiera acercarse; a fin de cuentas la muchacha pelirroja se comportaba de la misma manera que un animal que había sido herido. De manera completa y absolutamente defensiva. Por eso lo mejor era tener paciencia.

- No me acercaré a ti hasta que me lo permitas. Pero no te voy a abandonar hasta que me dejes hacerlo. Avísame cuando me permitas acercarme.

Se quedó sentada en silencio, observándola con expresión tranquila en sus rasgos, pero una chispa de preocupación en sus ojos rojos.

Con un suspiro mudo, la rubia se puso en pie mientras que vigilaba los movimientos de la pelirroja. Que no redujera la distancia, no quitaba que la permitiera aumentar la distancia más de la que ya era. Lentamente se fue desplazando para que el trozo de piedra se interpusiera entre las dos.

Negó con la cabeza, cerrando sus ojos.

- ¿De verdad piensas que te voy a matar? - abrió los ojos en los cuales brillaba la decepción.- Si hubiera querido matarte lo hubiera hecho transformada en digimon y no te hubieses percatado de mi presencia, hasta que ya estuvieras muerta. ¿No crees que hubiera sido más fácil sin aparecer frente a ti?

La molestaba y mucho que pensara que fuese a vengarse, o incluso que fuese a matarla. Ya había superado su etapa de odio profundo. Ahora solo tenía ganas de hacer daño a los que molestaban a la pelirroja, cuando ella ya estaba saludable, claro. Mientras que estuviera convaleciente no tenía tiempo para pensar en odio o venganzas.

- Deja de decir tonterías, y siéntate antes de que te hagas más daño. Si no quieres que te toque, creo que puedo entenderlo. A pesar de que el motivo de que no quieras verme no es por mi culpa... Pero ahora no vamos a hablar sobre eso. ¡Pero no te hagas más daño tu sola!

Enhorabuena, Zayyn. La rubia se había enfadado del comportamiento tan infantil y egoísta que había mostrado con esas palabras.

Continuaba enfadada, y eso se dejaba trasmitir con facilidad por su lenguaje corporal, brazos cruzados con fuerza, manos en forma de puños, mandíbula tensa y cara de no estar feliz. Además de ese brillo en los ojos de enfado.
Caminó siguiendo a Zayyn hasta que esta se recostó contra un árbol, destilando tanta desconfianza, que casi se podía notar en el aire circundante. Lo que no ayudaba a calmar a la rubia... Hasta que pensó que quizás que estuviera de mal humor fuera la causa de que la mayor desconfiara de ella. Cerró los ojos y se concentró en llevar su enfado hasta lo más profundo, donde no pudiera molestarla -por el momento- llevarlo hacia... Los pies, por ejemplo.

Conseguido eso, volvió a mirarla fijamente, con el rostro calmado, aunque quizás una leve chispa de rabia en sus pupilas. Se quedó mirando con algo de curiosidad el rostro de la pelirroja, puesto que al abrir los ojos se encontró con una leve coloración rojiza en la piel de Zayyn. ¿Era la luz? Seguramente... O quizás era la fiebre.

- Nada más que curarte. Eso es lo que quiero.- contestó por enésima vez a lo que había ido a hacer allí.- Pero visto como estás, seguramente me quede mirando como te enfermas por culpa de la herida y tu poco cuidado con ella. Si te das cuenta, ya tienes fiebre, tienes las mejillas rojas.

Se recostó contra un árbol, con los brazos cruzados. Mirando hacia el claro, pero atenta a cualquier sonido que pudiera hacer la pelirroja. Fiarse solo por los ojos no era muy inteligente con ella, porque a fin de cuentas, podía hacerse invisible.

Se mantuvo en la misma posición aburrida, pero esperaría lo que hiciera falta para que la dejara acercarse. Pero al parecer le tocaría esperar su muchísimos minutos Puesto que Zayyn no parecía dar su brazo a torcer.

- Claaaaro, no estás enferma para nada. ¿Y el sonrojo? ¿O me recomiendas ir a un oculista?- replicó sarcástica. A fin de cuentas, no tenía otra explicación, ¿no?

Siguió con los brazos cruzados, sin mirarla. No sabía si la dejaría ayudarla, pero en caso de no querer hacerlo, que se aguantara con el dolor que debía estar sufriendo. No la gustaba nada que por simple orgullo decidiera sufrir, pero cada uno es como es y no iba a obligar a nadie a cambiar su comportamiento.

<< Sería mejor que la dejaras pudrirse aquí, ¿sabes? Te odia, nunca va a pensar que tienes buenas intenciones. Creo que lo mejor es que pienses que sois rivales. Al menos todo es más fácil. >>
- ...

El tono tranquilo y calmado con el que habló Selenemon tenía la seguridad necesaria para que Natasha comenzara a dudar de que fuese una buena idea. Su relación era mucho más fácil cuando se odiaban, y la pelirroja parecía no haber cambiado su odio... Quizás todo lo "cariñosa" que había sido en la cabaña no era más que una actuación para jugar con los sentimientos de la propia Natasha.

<< Sí, ya sabes que es capaz de jugar contigo impunemente. ¿Hay algo que le importe a esa "mujer"? Claro que no, y eso lo sabes perfectamente. >>

La cruel risa que soltó la dragona caló hondo en la joven rubia. Las dos podían tener razón ¿qué la hacía pensar que Zayyn en realidad la quería? No tenía ninguna prueba de eso. Salvo lo que había pasado en aquél lugar; pero no todo había sido bonito, la principal causante de su dolor había sido la pelirroja.
Se abrazó las rodillas y apoyó el mentón sobre los brazos. Se podía notar un cambio en la energía de la joven. Puesto que más que molestia, se la notaba triste y un poco ausente.

Debido a estar en una especie de conversación mental con sus dos espíritus no se percató de cuando la pelirroja la había contestado. Pero sin duda, esas palabras hubieran sacado un "Awww", puesto que tener vergüenza era algo que -para Natasha- hacía que Zayyn fuera muy tierna. Pero claro esta, no pudo ilusionarse levemente por ese "descubrimiento".

Seguía en su espiral depresiva, puesto que no había mucho más con lo que distraerse y su acompañante no decía nada. Comenzó a coger hebras de hierba y a romperlas mecánicamente. ¿Y si sus espíritus tenían razón? Quizás Zayyn solo pudiera sentir cosas malas y odiar a todos, jugando con sus sentimientos. Pero lo de la cabaña le había parecido tan real... ¡Para empezar no recordaba haberse acordado de sus espíritus cuando las cosas empezaron a ir bien! Pero por culpa de recuperarlos no podía haber continuado con esa forma de vida. Pero ¿quién la aseguraba que Zayyn no la hubiera matado? Era una mala forma de morir, sintiéndote completamente traicionado.

- Haré lo que pueda. Pero no prometo nada, no soy buena actriz.- murmuró en voz baja, desanimada. Quizás una persona normal no la hubiese escuchado, pero Zayyn no entraba en esa definición.

Sí, definitivamente no debía tenerla cariño en nada. El tono con el que le había hablado le parecía malhumorado y exigente, como si Natasha no fuera más que una hormiga que molestaba... Se debatía entre largarse de allí a otro lugar, o bien esperar a curar a la pelirroja para hacerlo.

Su mente estaba trabajando como pocas veces hacia, la rubia sabía que pensar no era uno de sus fuertes y cuando lo hacía es que algo malo pasaba. De hecho, no la extrañaría ver nubes salir desde sus orejas. Pero claro, eso solo eran imaginaciones suyas. Al igual que lo era el replantearse que las anteriores palabras de la pelirroja ((las del post anterior)) hubieran sido de preocupación ¿qué tontería, no?

Sus dedos continuaban arrancando la hierba, casi creando una mini cascada de confeti verdoso. Era una muestra de lo nerviosa que se sentía, sobre todo porque no sabía qué pensar ya. Tan fácil era convencerse de una ilusión, que cuando se enterara de la verdad iba a sufrir mucho más. Así, en ese estado, se sobresaltó al escuchar la pregunta de Zayyn ¿Ella también la preocupaba lo que había pasado?

Se giró para mirarla, encontrándose con una encapuchada que la daba la espalda. ¿Demasiada vergüenza le daba el haber hecho la pregunta? No la extrañaba y menos sabiendo cómo era la mayor. Dejó que una sonrisa de alivio apareciera en su rostro. Qué más daba si era una trampa, al menos se sentiría feliz un rato.

- Para mí fue de verdad... Pero no puedo asegurarlo por tu parte. ¡Y claro que me importas!- se sonrojó a partir de esas palabras.- Si no, no hubiera ido a intentar salvarte de la loca que tenía un zorro alado como compañero... Aunque no hice demasiado, salvo sacaros de ahí y hacer el antídoto para la herida...

Empezó a perder fuelle a mitad de la frase, avergonzada por haber desaparecido después de eso. Explicó sus motivos, pero por lástima, estaba tan nerviosa que no se la entendía ni una sola palabra. Se aclaró la garganta antes de añadir alzando la voz, cosa que no hacía más que demostrar su nerviosismo:

- ¿Puedo abrazarte al menos?

Iba a mantener la promesa de no acercarse hasta que Zayyn la dejara, pero le estaba costando bastante no hacerlo.

La rubia se quedó vigilando expectante el comportamiento de la pelirroja. Finalmente se había dado la vuelta, aunque no sabía en qué momento... Debía ser cuando estaba tan nerviosa que apenas era comprensible lo que decía. Se quedó mirandola, intentando descifrar lo que pasaba por la mente de la mayor, pero para Natasha eso era muy complicado: ¡Había veces que no era capaz de entenderse a sí misma, como si fuera a entender a otra persona!

- ¿No te lo dijo BlackGatomon?- preguntó confusa la rusa, siempre había pensado que Zayyn ya lo sabría.

La pregunta se hizo mientras que la pelirroja se movía hacia ella. Por lo que la menor se quedó observándola, sin moverse del sitio, pero algo inquieta. ¿Qué iba a hacer? O mejor dicho, ¿qué la iba a hacer? Esperaba que no fuese nada que incluyera un: No te necesito, o un: Todo esto simplemente era un juego, nunca me has importado.
Por eso, se sobresaltó cuando notó dos brazos rodeándola y atrayéndola hacia la mayor. No se había esperado eso, a causa de pensar en la peor situación posible. Pero eso no quitó que no correspondiera. Apretó con toda la fuerza que tenía, intentando de manera un tanto inútil que se pudieran fusionar las dos.

- Me alegro tanto d-de que no m-me odies- dijo de manera entrecortada, a causa de las lágrimas de alivio que salían de sus ojos.

<< Es tan bonito... Que vomitaré un unicornio, que vomitara purpurina, la cual vomitara (no me preguntéis como) un gato... Al que le saldrá un arcoiris por el culo y volará por el cielo... >> Helia se quedó un par de segundos en silencio, antes de añadir << ¡Sele! ¿Qué narices me he fumado para decir eso? >>
<< A mí no me preguntes, pero me da que es culpa de estar tanto tiempo con la rusa y sus pensamientos extraños...>>

En cuanto se separó, la rubia se secó las lagrimas puesto que la impedían ver bien. La mayoría se había quedado como humedad en sus ojos, así que, veía poco y dentro de ese poco todo bastante mal.
Hecho eso, sonrió, observando el color rojizo de las mejillas de la mayor. Ella también estaba algo ruborizada, pero el color de la pelirroja le recordaba a los tomates. Cambio su sonrisa a una de diversión.

Pero eso le duro poco, puesto que de repente sintió un golpe en su cabeza.

- Itte... Eso ha dolido. ¡Idiota!- hinchó las mejillas como una niña pequeña enfadada. A fin de cuentas había esperado que el momento tierno durara más, tiempo al parecer la mayor no podía estar mucho tiempo es ese aura rosa y resplandeciente (?)- No es justo que tenga que ser yo. Cuando en realidad fueron Helia y Sele... O Eos... Bueno, las tres. O dos. ¡Argggggggh! ¿Por qué tienen que ser tan confusas?

Finalizo de hablar justo antes de que Zayyn le soplara en el rostro. Cerró los ojos y arrugó la nariz, con disgusto. No la gustaba que la soplaran.

- ¡Dejameeeeee!- gritó mientras manoteaba el aire para tratar de alejar a la pelirroja.

Unas venas de cabreo comenzaron aparecer mágicamente sobre la rubia.¿Cómo se atrevía esa estúpida pelirroja a insultarla? Al parecer la prefería tener enfadada, y eso es lo que iba a recibir: una rusa cabreada. Le había roto el momento tierno, cosa que podía entender, pero no había parado con eso, sino que continuaba con las molestias.

- Que te bjbajsbhsbdashb...- iba a contraatacar a sus insultos, pero el repentino estiramiento de las mejillas, hizo que apenas se entendiera lo que ella quería decir.

La eslava se frotó las mejillas, para hacer desaparecer la sensación que habían dejado los dedos de la pelirroja cuando se los pinzó para estirarlos. Su mirada brillaba enfurecida y cautelosa del siguiente movimiento que hiciera la americana. Pues sabía que algo malvado tramaba, ya conocía la expresión que mostraba en su cara. Sin embargo no paso nada malo, es más la llamó Naty.

- ¿Qué?- preguntó a su nombre, pero enmudecio cuando acabo en llas... Natillas, odiaba ese apodo y con mucho. Bajo el rostro, que quedo más ensombrecido mientras que en sus ojos chispeaba la rabia. ¡Se iba a enterar esa de lo que valía un peine!

Posó sus manos con cuidado en los hombros de Zayyn, mientras que intentaba abandonar el cabreo y poner expresión ofendida, cosa que no la costó mucho, puesto que estaba ofendida de verdad. En cuanto pasaran unos segundos así, en silencio y tranquilidad, movería velozmente la cabeza, para incrustar su frente en la nariz de la mayor. Si había suerte se la rompería...

- ¿A quién llamas natillas? - gritaría completamente cabreada si había conseguido darla el golpe. Después se levantaría y comenzaría a andar para alejarse.- Y sabes qué, voy a ir a que me jodan. Ya que tu no estas dispuesta eso, me voy a otra parte donde sí quieran.

La rubia observó su magnifica obra a la venganza. No tenía pensado hacer daño a la pelirroja, pero ahora que se lo había hecho, sintió que le había devuelto parte del sufrimiento que tuvo en la cabaña. Así que, aunque se sentía algo culpable, el sentimiento de satisfacción la inundó.

Se alejó caminando de manera orgullosa, sin mirar atrás. Aunque claro, no la iba a abandonar. Para nada. Pero sí que iba a esperar que la llamara o que al menos intentara detenerla. Eso sería una inyección para su autoestima, a fin de cuentas, desde que había encontrado a la pelirroja, ella había sido la que se había arrastrado por conseguir que la creyera o que la perdonara.

Sintió una mano que la sujetaba con brusquedad de la muñeca, deteniendo sus pasos. Una sonrisa de felicidad apareció en su rostro al saber que la pelirroja a pesar de estar sangrando profusamente y posiblemente un dolor atroz en el rostro la había seguido para detenerla. Se giró mirándola, fingiendo estar ofendida.

- ¿Quieres algo?

Esperaba que la pelirroja tuviera algo pensado, puesto que perseguirla y sujetarla de manera tan violenta sin llegar nada, no es algo que le gustara a la rubia.

La rubia sonrió de lado al ver como la mayor acercaba su rostro, claro estaba que iba a ser un beso justo como ella quería. Y no, no la defraudaron. Aunque el beso tenía el sabor metálico de la sangre, además de la sensación de esta sobre la piel que rozaba con la de la pelirroja. Pero si pretendía que la asqueara o la molestara, no consiguió hacerlo. Enterró los dedos en los largos mechones rojos, para no dejarla marchar, puesto que al igual que Zayyn no quería que el beso fuese demasiado corto. Había tenido que esperar mucho tiempo para volver a tenerlo.

En cuanto terminó el contacto, la rusa se relamió las manchas de sangre que hubieran podido quedar. Le gustaba ese sabor, y más sabiendo a quién pertenecía. Suspiró y negó con la cabeza, sin apartar las manos de los cabellos.

- No es que me moleste el que me llames así... Sino que me da la sensación de que menosprecias. Me haces sentir inútil y débil cuando dices eso, como si fuera tu presa y no pudiera escapar de mi muerte.

¿Alguien se habría esperado esa contestación? Seguramente no, la rubia no parecía una persona a la que hicieras sentir mal solo por una palabra. Pero ahora quedaba patente que sí era posible hacerla sentir mal. Apoyó su rostro, contra el hombro derecho de la mayor, necesitada de mimos.

Giró el rostro hasta esconderlo en el cuello de la mayor, donde se acurrucó más y respiró tranquilamente. Se sentía muy relajada en esa posición. Y más con las caricias que le regalaba Zayyn.

- A veces me cuesta saber lo que yo pienso, como para saber lo que piensan los demás. Además... Cuando querías matarme también me llamabas así.

Se rió cuando añadió lo de golpear en la cara. Había sido un impulso que apenas había controlado, quería y tenía que hacerlo. De ahí que se hubiera tomado la premeditación de fingir no estar cabreada para pillar a la pelirroja con la guardia baja, y de esta forma asestar un golpe certero. Le dio un beso en el cuello antes de incorporarse un poco y añadir por primera vez desde que se conocían unas palabras en idioma "yankie". Porque aunque no se hubiera dignado a hablar en inglés con ella, la rusa lo entendía perfectamente.

- You know, I'm too temperamental- susurró con un marcado acento ruso que remarcaba las erres.

Se separó con una sonrisa traviesa por haberla hablado en el idioma internacional por excelencia.

La rusa se estremeció del gusto ante las caricias, le encantaba que la mimaran. Pero fue a la única que la gusto, además de la pelirroja, puesto que ambos espíritus digitales estaban que vomitaban. ¿Pero cómo puedes estar si quiera mareado si no tienes cuerpo? No es que les molestara que las dos fuesen del mismo género, que cada uno quisiese a quién quisiera, pero les parecían demasiado azucaras y acarameladas para que fuese soportable. A pesar de tener algunos golpes, no acababan haciéndose daño de verdad y apartándose de la otra; sino que se reconciliaban, lo cual aumentaba en un cien por cien el azúcar en las venas.

- Sigues pareciendome una arpía. Nadie apunta a un niño pequeño con un arma sin serlo... Pero imagino que yo también lo soy por apartar a Naois de tu lado.- suspiró con tristeza, puesto que le dolía acordarse de su pequeñín... Esperaba que donde estuviese no hubiera ninguna zo... ¡Ejem! mujer de moral laxa.

Se sonrojó un poco incómoda por la risa de la pelirroja cuando habló en inglés. Creía que lo había dicho bien, ¿quizás había cometido un error muy estúpido? Posiblemente, pero a Zayyn le había gustado, puesto que la pidió que continuara hablando. La rubia decidió hacerse un poco la tonta, a pesar de que sabía que al mencionar a Naois le tocaría hablar de ese tema.

- What? Speak the Yankee's stupid language?- preguntó algo maliciosa.

La rubia asintió notando que la pelirroja también estaba triste por el tema, a pesar de que había tratado de ocultarlo con una sacudida de cabeza. Lo que seguro que no entendería era la mirada triste que mostraba la eslava. ¿Se habría arrepentido de esa acción? ¿O es que algo malo habría pasado? Esas eran las dos preguntas que podrían pasarse por la mente de la mayor.

- Quizás por eso hagamos buena pareja... Dos personas que se dedican a molestar a pequeñas criaturas que nada tienen que ver con sus conflictos.

Una duda apareció en la mente de Natasha. Naois se había molestado con ella por apartarlo de su madre. Quizás la estuviera buscando o ya la habría encontrado y al menos la habría visto. Aunque sin saber ella que su pequeñín había experimentado un crecimiento hiper-acelerado. Iba a preguntarselo, pero entonces apareció la frase con borracha y se molestó.

- ¡Ni que nunca hubieras bebido!- bufó con los mofletes inflados.- Ya me gustaría verte intentándolo en ruso, que seguro que lo haces peor que yo con el Yankee... Echo de menos una botella de Vodka, hace mucho que no veo una...

El enfado se le había pasado rápido, para dejar paso a la necesidad de beber alcohol. Puesto que hacía mucho ya que no bebía ni gota. No lo necesitaba precisamente en ese momento, pero es como preguntarle a alguien si tiene sed tras seis horas sin beber. Hasta ese momento no siente la necesidad de refrescar su garganta.

Demasiado metida en su problema de abstinencia de alcohol estaba la rubia como para atender a la palabra en ruso. Más suerte la próxima vez, Zayyn. Eso es lo que rezaría una papeleta de un sorteo para molestar a la rusa con sus artimañas.

Al oir alcohol salir de la boca de la pelirroja, dejó ese estado de pensamientos incoherentes de necesidad y se centró en la persona frente a ella. ¡Claro que quería! Pero en el mundo digital no siempre era fácil encontrar alcohol. Y Natasha carecía de la capacidad de moverse entre ambos mundos. Lo cual era un gran problema para muchas cosas. Entre ellas ropa, por eso últimamente estaba de muy mal humor a cualquier desperfecto que sufrieran sus prendas. De eso tendría que hablar con Zayyn, puesto que la había destrozado uno de sus vestidos preferidos.

- Vayamos donde sea, pero ¡deprisa! ¡Lo quiero ya!- casi daba saltos de la emoción, al saber que podría ir a beber en pocos minutos. O eso esperaba.- Y espero que haya Vodka, el resto de alcoholes son horribles.- la costumbre al sabor era la que hablaba, puesto que solo había probado la cerveza.

Se dejó guiar por la pelirroja, con la mente perdida en el sabor de su amado alcohol. Ese que tantas veces le había salvado de morir congelada, o al menos de quitarla la sensación de frío que solía sentir en Moscú. Así como la liberación para sus preocupaciones, permitiendo que fuera a otros mundos más extraños, pero más felices.
Regresó a la realidad al oír que el ron estaba bueno, ¿esa guarrería? No, imposible.

- ¿Pero qué dices? El Vodka es lo mejor, el ron ese sabe muy dulce, ¡blegh! Aunque te hace ser más dulce el que te gusten ese tipo de cosas.

Sonrió, a pesar de que sabía que a Zayyn le azoraría eso, es lo que de verdad pensaba. Y no se lo decía para molestarla, sino para que supiera que era una preferencia suya. Quizás así empezara a mostrarse cada vez más cariñosa con ella, para que los momentos de subida de azúcar duraran más rato.

La rubia iba caminando ajena a los pensamientos de la pelirroja sobre su entrada y acciones en el pueblo. Pero no la importaba lo que fuera, mientras que estuviera con ella. Como siempre pasa cuando uno siente adoración por otra persona, es capaz de ir al infierno sólo por ir con ella.

La rubia se quedó ausente mirando las construcciones que le recordaban a las típicas aldeas que salían en los libros de cuentos de hadas. La madera y la pizarra junto a un bello paraje de verdes colores. Frunció un poco el ceño al pensar que la siguiente imagen que solía aparecer del pueblo era en llamas a causa del ataque de las brujas. Y ellas eran las únicas extranjeras en el lugar, al menos en apariencia. Sacudió la cabeza para quitarse ese pensamiento de la cabeza.

- Sí que te hace serlo. Y no me vas a hacer pensar otra cosa. Además, el que seas dulce me gusta.- Se frotó la nariz -a causa de la sensación de los dedos de Zayyn- mientras que era arrastrada al pueblo.

Las siguientes palabras de la pelirroja la dejaron helada unos segundos. Al final sí que iban a ser las brujas... Sonrió puesto que no la importaba serlo, siempre y cuando Zayyn estuviera a su lado. No se separaría de ella por intentar ser buena persona. Además, no era la primera vez que robaba en su vida.

- ¿Y después de la tienda qué vamos a hacer? ¿O vamos a ir improvisando?

La luz cada vez era menor, y eso le traía recuerdos a la rubia sobre su época de ladrona. La expectación antes de entrar al lugar, esperando que la oscuridad cubra sus movimientos. Pero una voz, le dio una pequeña advertencia.

<< Al primer muerto que haya, ya sea premeditado o accidental, el cuerpo pasa a ser nuestro, trozo de carne. Así que, ten cuidado. O te prometo que jamás verás a tu "pincipa" azul. >>

Natasha infló las mejillas al no obtener respuesta alguna de su acompañante, puesto que para algo la había preguntado. Pero fue ignorada vilmente, lo que no la sentó muy bien. No entendía a qué tantas prisas, si era mejor entrar en un establecimiento cuando no había nadie. Al menos podías estar tranquilo de comprobar las cosas y llevarte todo lo que pudieras.

Se cruzó de brazos mientras que preguntaba al Tentomon, sonrió a modo de disculpa cuando la pelirroja se fue sin darle las gracias. Y fue arrastrada, de nuevo, hasta la tienda. Seguía sin entender muy bien qué planeaba hacer hasta que se disfrazó delante suya. "Dime que no... Dime que no va a atracar la tienda... Vale sí, lo va a hacer" Dio un suspiro de la resignación.

- Cómo quieras, pero mejor te espero lejos, va a ser sospechoso que esté aquí delante cuando salga una humana a todo correr. ¡Ah! Y procura no matar a nadie

No supo si la última parte la había escuchado, pero esperaba que sí. O sino estaría en líos. Caminó hasta una callejuela al lateral de la tienda, por la que podrían escapar sin demasiados problemas. O eso pensaba Natasha. No tenía del todo claro las rutas de huida, y menos las que podría usar Zayyn. Puesto que gracias al Parkour ella podía acceder sin ningún problema a una salida. Pero también debía agradecerle a la pelirroja que hubiera empeorado. Las semanas de secuestro se habían cobrado con creces los músculos de sus piernas.

<< No es que sepa mucho del tema, ¿pero no hubiese sido mejor tu plan de esperar a que el dueño se marchara y forzar luego la cerradura para conseguir el alcohol? >>
- Lo hubiera sido, de no ser porque ella ya sabía cómo hacer el robo... Muy a lo americano. Con armas.- contestó en voz baja.
<< Y encima luego estará super-alegre de haber conseguido lo que sea que consiga. Cuando podría haber sacado más botellas estando solas las dos en la tienda... Pero bueno, lo mejor es pagar por una botella. Ese es el método correcto de conseguir las cosas. >>

La rubia se encogió de hombros mientras que la conversación de queja contra la forma de robo de Zayyn. Puede que no estuviera de acuerdo con el método con el que estaba robando, pero no era para estar tantos minutos hablando y sobre todo criticandola. Pero sabía que por mucho que dijera algo, sus espíritus iban a desestimar todas las palabras que salieran por su boca. No recordaba en qué momento su relación en la que más o menos colaboraba con ellas -con Selenemon, en realidad- se había torcido tanto en el que ambos espíritus decidían que no contaba para nada. Aunque se imaginaba que sería desde el momento en el que quiso estar con Zayyn.

- ¡Shhh! Silencio, creo que oigo algo
<< Como si pudieses oír algo, cacho de carne. Mandarme callar a mí, los jovenes de ahora no tienen respeto por nada.>>

Natasha continuó ignorando las voces, cuando de repente Zayyn, seguida de Beelko pasaron a su lado a toda velocidad, incrustándole una caja con botellas y tirando de su mano. Situación que pudo haber tenido un grave problema puesto que la eslava estuvo a punto de caerse contra el suelo al desequilibrarse.

Escuchó el ruido de disparos a su espalda, y rogó en su interior que no hiriese a nadie. O a saber qué es lo que ocurriría. Puesto que la amenaza de sus espíritus seguía presente.
Sin embargo, la rusa era la única que no quería que fuesen heridos o asesinados los aldeanos, puesto que Heliamon y Selenemon repetían como un salmo que por una vez en su vida el digimon tuviese buena puntería y acertase a uno solo. Para que pudieran divertirse un rato. Y la dragona tomando unos segundos el control del cuerpo de la rusa, decidió intentar incitar ese precioso final.

- ¡Eh, tú, rubia! Seguro que fallas todos los disparos, porque estás ciega~ No matas ni a un elefante con una diana roja pintada en su cuerpo~- canturreó burlonamente desde el cuerpo de la rubia, antes de devolverla a su estado normal, esperando que con esas palabras hubiera molestado a Beelkomon y decidiera matar a alguien.

Natasha respiró aliviada de que Zayyn hubiera atrapado a Beelkomon de nuevo en el dispositivo, porque sino estarían en grandes líos. No era su culpa el que sus malditos espíritus tuvieran ganas de que se separaran ambas. ¿O en el fondo ellos estaban haciendo lo que de verdad quería la rubia? Sacudió la cabeza, no era momento de pensar que quizás sólo intentasen decir la verdad.

Miró confusa a Zayyn cuando la dijo que se estuviera muy quita cuando ella la dijera, pero no le duró más que unos segundos, puesto que la "superhumana" que tenía al lado decidió acelerar a toda su velocidad. Cosa incómoda para cualquier humano normal, porque sentía que más que correr era arrastrada. La joven sentía que sus pulmones ardían y que cada vez conseguía menos aire, así como que los músculos de sus piernas daban pinchazos.

En cuanto llegaron a la cueva, no se lo creía. Pero no la dejaron respirar con normalidad, y ella tenía la humana necesidad de recuperar el aire perdido. Como se nota que cuando eres más rápido que un humano tienes más aliento. Pero ella no lo era, por eso removió la cabeza intentando soltarse de la mano de Zayyn. ¡Tenía que respirar! La chica no escuchaba nada de lo que la rodeada, estaba más ocupada en quitarse la mano de encima.

El dispositivo de ella, comenzó a pitar como solía hacerlo. Por suerte, al estar cubierto por ropa el sonido perdía fuerza, pero ahí estaba el pitido. Molesto e insistente. Era el turno de Selenemon, y ella tenía una forma de proceder más indirecta que su hermana, pero no por ello menos efectiva.

La rubia jadeó en cuanto que la mano de Zayyn desapareció de su boca. Tirandose al suelo para que al menos la sensación de llenar sus pulmones de aire, fuese más notoria y se recuperara antes y con más gusto. No estaba para contestar a las preguntas de la pelirroja, al menos por ahora dado que estaba más preocupada en que la sensación de ardor de los pulmones desapareciera completamente.

<< Ves cómo es peligrosa... No es humana y en algún momento te hará daño de verdad. Quizás de manera inocente, pero acabarás en un hospital o muerta si no tiene cuidado. ¿De verdad quieres seguir con este capricho tuyo? >>

Las palabras sensatas de Selene hicieron pensar a la rubia. Sabía que eran diferentes, pero hasta ese momento no se había percatado de cuanto lo eran. Pero el simple hecho de pensar en abandonarla la dolía en lo más profundo de su ser, casi como si la partieran en dos por dentro. No, dejarla no era una opción. Puede que se hubiera enamorado de una manera extraña, pero ahí estaba, seguía siendo un sentimiento real.

- Tra-tranquila...- tosió un poco- Pero la... La próxima vez ten más cuidado.

Correspondió al abrazo, sintiendo una sensación menos opresiva que de costumbre al ser rodeada por los brazos de Zayyn. ¿Estaba tratando de ser delicada con ella? Bueno, después de la carrera no se iba a ofender, pero los abrazos antes no la mataban y ahora no iban a empezar a hacerlo. Es solo que correr a una velocidad superior a la humana no la convenía mucho. Ni a ella ni a nadie.

- Ya pasó, Zayyn. No ha pasado nada serio, así que, no te agobies tanto. Y ya sé que no querías hacerme nada.- dijo para darle un beso en la mejilla después.
<< ¿Lo sabías o eso es lo que quieres creer? >>

Con una expresión de molestia, la humana desestimó las palabras del espíritu dragón. Estaba empezando a cansarse de que ellas siempre estuvieran haciéndola dudar de lo que sentía.

- Claro que quiero, nada mejor que el alcohol para olvidar.- abrió una botella y le dio un buen trago. Sonrió al sentir el ardor del alcohol por su garganta. Ahora que lo bebía, le había echado mucho de menos.