Asalto al valle oculto

Luego de haber pasado por I-land, llegue a un lugar llamado Valle Oculto, donde habían muchos digimon buenos, no ocurría nada malo, se veía muy pacifico y reconfortarle, serian como unas vacaciones. Primero busque un lugar donde quedarme, y luego fui a comprar comida con el dinero que me había dado Monzaemon, pues ya mis reservas se habían acabado. Compre diferentes tipos de frutas, se veían muy deliciosas. Luego de que deje la comida en el lugar donde me estaba quedando fui a recorrer el tranquilo valle, calles bonitas y tranquilas, uno que otro digimon que me quedaba mirando por ser un humano, lo demás si iba normalmente. Esperaba volver a escuchar la voz de Hakumon dentro de mi, la conversación con mi Digispirit, me daba mucha confianza y mi actitud estaba cambiando, era como un nuevo Chihiro.

La muchacha caminaba en apariencia sin rumbo, con los hombros adelantados y la cabeza gacha. Aún no podía evitar creer que había perdido a una persona que consideraba como de su familia... Y todo porque no había sabido llevar bien el tema de la conversación sobre su madre con él. A fin de cuentas, ella sólo tenía 16 años. No podrían pedirle que supiera ya pasar por todo tipo de situaciones.

No supo en qué momento el desierto desapareció bajo sus pies, y cuando la hierba apareció. Ni cuando los caminos se hicieron empinados llevándola a las montañas. Todo la daba igual, solo la quedaba caminar lejos, allí donde la llevaran sus pies. 

Finalmente llegó a un claro en el que todo parecía demasiado en paz, un riachuelo cristalino fluyendo de manera constante y veloz, pero a la ves muy bella gracias a los reflejos de la luz en el agua. La hierba tierna, de un color verde intenso y el cielo de un azul intenso que mostraba algunas nubes blancas muy algodonosas que se movían por delante de un enorme y resplandeciente Sol. Una estampa preciosa y alegre que a ojos de Natasha la hacían sentir más triste.

Con un suspiro se dejó caer al suelo, mirando al cielo. Preocupada por la suerte de Naois.

Gabumon y yo estábamos dando un paseo por el mundo digital, al parecer después de tanto tiempo batallando decidimos darnos un pequeño descanso de las peleas. Llegamos a un lugar que se veía muy tranquilo, le llaman ''el valle oculto'', y pareciera que todos los digimon que habitan allí son pacíficos.

-Gabumon, éste parece un lugar muy tranquilo, ¿no crees?- Le pregunté a Gabumon mirándole con una sonrisa.

-La verdad es que sí Yamato, es muy tranquilo, muy bueno para que toques tú armónica eh- Comentó Gabumon devolviendome la sonrisa y algo enérgico.

-La verdad es que sí, pero ahora no la traigo conmigo, ya sabes que ahora toco la guitarra, aunque sería bueno que algún día volviesemos y la toque junto a TK y Patamon- Miré a Gabumon mientras le acaricié la cabecita.

En eso vimos a una chica que estaba no muy apartado de donde nosotros y me acerqué a ella para saludarla, si ella estaba aquí, eso quiere decir que es una niña elegida -Hola, disculpa, me llamo Yamato y el es mí compañero Gabumon- Dije a la chica con una sonrisa mirándole mientras yo estaba de pie -Supongo que tú compañero debe de estar jugando por éstos lugares- Dijo Gabumon algo emocionado por conocer al digimon de la chica.

Cuando iba en el valle, vi a una bella chica sentada en el suelo, iba a ir hacia ella, pero vi que llego un niño el cual se le acerco a ella, cuando vi eso preferi no acercarme y me marche. Cuando llegue al lugar donde me estabs quedando, me acoste un momento y luego me fui a duchar. Cuando sali, me vesti rapidamente y sali a el valle de nuevo, busque una pequeña elevacion de rocas y me sente a tocar mi ocarina con la melodia del tiempo.

El sonido de los pasos sobresaltó a la joven, que enseguida se sentó buscando la origen de dicho sonido. Respiró aliviada al ver que solo eran un niño elegido y su digimon. Por un momento había pensado que era una persona con la que tenía asuntos pendientes. Cerró los ojos un momento para dejar ese aspecto depresivo que segundos antes llevaba y sonreír alegremente. No estaba de humor como para soportar un interrogatorio de los motivos por los que estaba triste.

- Privet- saludó en su lengua materna, es decir, el ruso.- Yo soy Natasha, pero podéis llamarme como queráis, mientras que sepa que os referís a mí.

Suspiró ante la pregunta de Gabumon, puesto que ella siempre había preferido tener un compañero o una compañera que la acompañara por el mundo digital, pero tenía que avanzar en "soledad" con dos espíritus. Uno de los cuales solo pensaba en si los demás eran presas o no, y la otra que era demasiado rígida en cuestiones de entrenamiento y con las normas.

- Soy un Frontier, nosotros mismos somos nuestros compañeros, puesto que nos transformamos en digimons con la ayuda de los espíritus digitales.- se llevó la mano a la cintura sacando su dispositivo digital del cinturón, en la pantalla apareció una "mujer" de cabellos negros y ojos plateados con una expresión indiferente.- Ella es Selenemon- la pantalla se apagó y mostró otra imagen, ahora la cabeza de un reptil de color dorado, en apariencia resplandeciente.- Y esta es Heliamon

Observamos a aquella chica, parecía estar pensando en algo hasta que nosotros llegamos. Después de que nosotros nos presentáramos, ella lo hizo, y Gabumon y yo seguíamos teniendo sobre la duda del compañero de aquella chica.

-Con que Natasha es tú nombre, bueno pues nos dirigiremos a ti por tú nombre jeje. A menos que tengas alguna otra manera de que te llamen. A mí aparte de Yamato mis amigos me llaman Matt- Comenté a la chica rubia con una sonrisa.

-Es cierto Matt- Comentó Gabumon.

Después de eso escuchamos a aquella chica Natasha hablar sobre que era froniter y que ella no posería algún camarada que le ayudase, pero ellos mismo son los digimon -¿¡Cómo!, te puedes transformar en un digimon?- Pregunté asombrado por la habilidad que tenían los frontier, jamás me imaginé que se pudiera hacer tal cosa.

La chica nos mostró a Gabumon y a mí los digimon en los que se podía convertir -Ya veo, todo eso de los frontier suena muy interesante, jamás hubiera pensado que los humanos podían transformarse en digimon, y también digievolucionar- Miré a la chica con asombro al igual que los digimon que contenía su dispositivo -Matt, dile ahora a la chica que tipo de tamer eres tú- Me susurró Gabumon y río un poco -Vale, vale Gabumon, ya voy- Le respondí a Gabumon con una sonrisa y saqué mí dispositivo -Mí dispositivo no se ve tan moderno como el tuyo, y soy un adventure, y bueno, con éste dispositivo Gabumon puede digievolucionar hasta la etapa mega e incluso usar el poder de mí emblema- Expliqué y le mostré a la chica mí emblema de la amistad.

-Por cierto, ¿qué hacías tan sola aquí?- Pregunté algo curioso -Claro si es que me lo quieres contar jeje- Reí un poco y pasé mí mano a mí nuca mientras que Gabumon se sentó al lado mío.

Al terminar de tocar la ocarina, me quede sentado un momento, pensando en los dos chicos que estaban en el pueblo del valle oculto, ¿Que podían estar haciendo aquí?, la mayoría de veces que había encontrado gente en el digimundo siempre eran para peleas, y en verdad estaba cansado ya de las batallas. Luego me levante y me dirigía hacia el lugar donde me estaba quedando. Cuando llegue al pueblo, vi muchos digimon corriendo con pánico hacia las afueras, algunos entre ellos digimon que ya reconocía como los Agumon. Me le acerque a un Agumon y le pregunte que sucedía, el muy agitado contesto ¡Corre!... ¡Myotismon ha vuelto!. No sabia en verdad quien era Myotismon, pero supe que habían problemas, así que me dirigía a donde estaba ese tal Myotismon.

La chica sonrió a Matt y a Gabumon. Nadie la llamaba de otras maneras, exceptuando a cierta loca que la llamaba rubia o rusa. Pero en su país de origen su nombre ya era un diminutivo.

- Con Natasha o Nata está bien. Y si no te importa prefiero llamarte Matt.- la chica pensaba que de esa forma le sería más fácil que se hicieran amigos, puesto que usar diminutivos llegaba a crear un lazo de confianza entre ambas personas.

La rubia se esperó las reacciones del chico y de su digimon, a fin de cuentas no era la primera vez que se encontraba a alguien que no había visto un frontier en su vida. Y siempre era la misma reacción... Aunque si ella hubiera podido decidir, hubiera escogido ser un adventure, un tamer o cualquier otro tipo que tuviera un digimon físico como compañero. Ella se sentía demasiado sola.

- Yo tampoco lo hubiera imaginado, pero es bastante cansado. Cuando recuperas tu cuerpo humano normalmente estás bastante agotado. Aunque para algunas cosas está muy bien.

Observó con mucha atención el dispositivo, que hubiera jurado que nunca había visto... Aunque L había sido también un adventure, pero tenía otro modelo de dispositivo. Pero lo que más la llamó la atención fue el emblema, puesto que le parecía un "adorno" muy bonito.

- ¡Ala! que bonito, ¿sirve para algo?- porque si no iba a ir a comprarse uno, tenía un color azul precioso.

No le dio tiempo a contestar a qué hacía allí, puesto que su dispositivo comenzó a reaccionar. Había otro frontier por la zona. Lo sacó, mirando la pantalla y dejándose guiar por el sonido y el pequeño mapa que aparecía en la pantalla.

- Hay otro frontier cerca, ¿vamos a ver?- preguntó animada, con ganas de encontrar a otra persona. Y así poder olvidarse un rato de Naois.

OFF:

Observé que la chica prefería llamarme por mi nombre de Matt, me parecía bien, la verdad me agradaba que me llamase así, y yo a ella le llamaría Natasha, la verdad me agradaba más llamarla de esa manera, así que me decidí a que así le llamaría.

Después Gabumon y yo escuchábamos todo lo que no explicaba la chica rubia sobre el estilo de las digievoluciones que lla poseía, al parecer era algo cansado -Ya veo, suena muy duro, ya me imagino estar cumpliendo el trabajo de digimon y a la vez de tamer jeje- dije riendo un poco -Sí, tan solo ser el digimon es lo más cansado de todo eeee Matt- comentó Gabumon con un tono de reclamo, pero bromeando -¡Que va!, yo también me canso un poco, cuando conectamos sentimientos para la digievolucion de nivel mega también es cansado, no creas que nada más me quedo mirando jaja- río un poco y le acaricio la cabeza a Gabumon.

Luego observé que Natasha miró el emblema algo asombrada -Jaja sí, éste es el emblema de la amistad y sí, tiene una función especial, a servido para poder digievolucionar al nivel Ultra- expliqué a Natasha con una sonrisa -Y también para el nivel mega- agregó Gabumon.

El dispositivo de Natasha comenzó a dar un pitillo, a lo que ella los sacó y nos miró diciendonos que había otro frotnier, si deseábamos acompañarla -Claro, ¿por qué no?, si hay otro niño elegido a Gabumon y a mí nos agradaría conocerlo- Respondí a Natasha.

Corría lo más rápido que podía para poder llegar al lugar donde se encontraba ese tal Myotismon. Luego de unos minutos vi quien era Myostismon, en eso mi digivice comenzó a hacer extraños sonidos. Deja de molestar ahora...cosa de porquería. Myostimon solo atacaba todo lo que veía y gritaba... Dénmelo ya o todo morirán... Yo frene en seco y le grite a ese gran digimon... Creo que eres un busca problemas y ni a mi ni a Hakumon nos gusta eso... Lárgate de aquí pronto y no tendrás problemas. Jaja, insignificante humano, lárgate de aquí. Ya lo habia dicho, era momento de actuar. Spirit... evolution...Dije convirtiéndome en Hakumon.

Peculiar la forma de evolucionar del chico, sobre todo porque dependía de un colgante. Siempre que la chica había visto a alguien era por medio del dispositivo. Era interesante saber esas cosas, quizás más adelante podrían serla de utilidad para algo, aunque fuese solo mantener una conversación entendiendo qué es lo que la querían decir. Odiaba sentirse muy tonta a la hora de tratar un tema.

Caminando y caminando, llegó hasta un pequeño pueblo. Sería una vista agradable y bonita, si no fuera porque había algo o alguien lo estaba destruyendo. Apretó con fuerza el dispositivo, mientras que un disco de datos aparecía en la mano contraria. La figura de la rubia fue cubierta por más datos, que al desaparecer dejaron a la vista a una mujer de cabellos negros y ojos plateados. Que además, llevaba unos peculiares ropajes y dos katanas.

- Parece que ahí abajo tienen problemas.- murmuró con un tono impersonal, recalcando lo obvio. Aunque en el lenguaje de Selenemon habría que añadirle después un: "Voy a ir a ayudarles".

La guerrera digital, echó a correr en dirección al pueblo, para tratar de descubrir el causante de los daños.