El campeón de campeones (prueba de rol Masaru)

Off: el objetivo es sencillo. Debes vencer a los contrincantes que se te van asignando, pero con la condición de estar en su misma etapa, para que sea rockie vs rockie, campeón vs campeón... Buena suerte.

On:

El coliseo entero vitoreaba. No debían ser más de las diez de la mañana, pero el anfiteatro estaba a rebosar de gente.

Masaru se encontraba, junto a Agumon, en una sala interna que daba a la arena, esperando a que le dieran la señal para salir a pelear. Había visto por la Ciudad File panfletos por todos lados anunciando un famoso torneo, en el cual podría ganar mucho dinero. Y por eso, había decidido apuntarse, para ver si era capaz de superar ese reto, y cómo no, de ganar algo de dinero.

Me encontraba junto a Agumon en una de las salas de espera que daban salida a la arena. Solos los dos en esa sala: Un par de sillas, una mesa, una pantalla que mostraba lo que ocurría en el coliseo y un hombre con un uniforme del que sospeché que sería un encargado del torneo, un oficial que me daría paso a nuestra salida. Me era indiferente su presencia, solo me importaban el torneo y mi nuevo compañero, Agumon.

Estaba allí sentado, enfrascado en mis pensamientos, después de que Agumon decidiera que fuera su "hermano", ¿Nos compenetrariamos bien? ¿Formariamos un nuevo equipo? No me importaba el dinero del torneo, como sí a los organizadores, que sólo lo señalaban bien grande en el folleto; me importaba ganar, me importaba ser un gran luchador, y un gran compañero Digimon para Agumon.

Agumon me miraba, inocente, parecía notar mi tensión y preocupación por ganar, así como las ganas que sentía de entrar en combate. Giró un poco la cabeza y mirándome con algo de preocupación dijo:

»● Agumon: Hermano, ¿Te pasa algo? -No parecía reaccionar cuando le atendí- Pareces preocupado, ¡Vamos a ganar, Hermano!

Aún enfrascado en mi preocupación le miré con los ojos bien abiertos, como si no supiera lo que pasaba, cuando reaccioné sonriéndole con ánimo de despreocuparle

»● Masaru: Claro que sí, Agumon, no habrá quien nos pare -Sonreí de nuevo- ¿Preparado para patear unos cuantos de traseros, hermano?

»● Agumon: ¡Claro! -Dijo energicamente-

»● Masaru: Así me gusta -Le choqué la "pata" y me levanté con fuerza y decisión- ¡Vamos a arras...

Me interrumpió una extraña vibración en la sala. Parecía que algo ocurría en el estadio. Miré al monitor que mostraba como un juego de luces acompañaba una voz de alguien que no podía verse en la imagen

Damas y caballeros, ha llegado la hora del espectáculo, ¿¡Están listos!? ... El primero de nuestros contendientes viene de esta ciudad: Desde Yokohama, con catorce años y en compañía de su Agumon...

La tensión iba creciendo en mi pecho y con ello mis ansias de luchar. Miré a Agumon, que parecía sentir lo mismo y antes de que la voz que parecía nombrarme ocurrió algo...

El rastrillo de la puerta se abrió, dando paso a la arena, si Masaru y Agumon salían podían observar que se trataba de un circulo muy grande, rodeado de altas gradas llenas de digimons que observarían el espectáculo.

- ¡Masaru! Adelante muchacho, demuestra lo que vales y... ¡Buena suerte!

Al fondo de la arena podía divisarse entonces otra puerta, igual que la que había cruzado Masaru. Esta misteriosa puerta comenzó a abrirse lentamente, mostrando la sombra del primer contrincante.

- ¡Hola hola hola!-decía el digimon, una especie de cerdito anaranjado con alas de murcielago del mismo color-. Soy Patamon, ¡encantado! Dad lo mejor de vosotros, ¿si?

El patamon aleteó con una sonrisa radiante hasta situarse a unos metros del centro del coliseo. Miró a sus adversarios, esperando algún movimiento por su parte.

- ¡Que dé comienzo la primera ronda!

Patamon vió acercarse a Agumon corriendo. Eso ya le daría ventaja a la hora de esquivar, puesto que a medoda que el dinosaurio se le acercaba se formaba en sus fauces una llama de fuego. Aleteó fuertemente, moviendose a un lado para esquivar el ataque. Él mismo no era un digimon muy rapido, además tenía las patitas cortas, así que tuvo que frenar un poco en el aire, antes de volverse y disponerse a atacarle. De conseguir plantarle cara, atacaría con su ataque básico.

- ¡Disparo de aire!-anunciaría, expulsando una especie de ráfaga concentrada hacia el compañero digimon de Masaru.

Patamon soltó un quejido, frustrado de que su ataque fuese evitado, aunque algo si le daño a Agumon, pero no lo suficiente como para dejarle fuera de combate. Observó entonces como el dinosaurio daba vueltas a su alrededor dando grandes pisotones con sus zarpas inferiores. Una polvareda de humo se levantó a su alrededor, haciendole toser.

- ¡Ah!

De repente, sin que lo pudiera prevenir, Agumon salió del humo, lanzando una llama de su boca que impactó contra el digimon volador, haciéndolo gritar y caer al suelo. Patamon gimiô y trató de levantarse, aunque la llama le había dado de lleno y le costaba moverse.

Patamon se apoyó sobre una patita, cerrando los ojos con fuerza a causa del dolor. Sin embargo, un grito lo hizo alzar la mirada, y entonces, en sus grandes ojos asustados, pudo reflejarse a Agumon brillando y lanzándose hacia él.

El coliseo se quedó en silencio cuando el pequeño digimon volador salió volando hacia atrás, con rasguños por todo el cuerpo. Pudo verse como su cuerpo brillaba un momento y se reducía hasta tomar la forma de su etapa In-Training.

El estadio estalló entonces en gritos y vitores, mientras que el presentador hablaba por el micrófono.

- ¡Y el ganador es Agumon, compañero de Masaru!-gritaba el señor, mientras que un equipo médico se llevaba al luchador caído-.¡Felicidades a los dos! Pero no os relajeis ahora, os faltan cuatro contrincantes más...¡Siguiente enfrentamiento!-anunció.

Mientras hablaba, la puerta del adversario volvió a abrirse, liberando la sombra del siguiente rival...

Una figura dracónica y azul surgió de las sombras de la puerta, sonriendo y mostrando sus afilados colmillos. Era un digimon mucho más fuerte que Patamon, no en vano, su etapa era campeón, y por lo tanto, le tocaba a Agumon evolucionar si quería pasar esa ronda.

- ¡Den la bienvenida a... ExVeemon!-presentó el señor.

ExVeemon caminó hacia el centro de la arena abriendo y cerrando los puños y sin quitarle el ojo de encima a Agumon.

- Estoy listo, enano.

ExVeemon sonrió más abiertamente al ver al pequeño corretear entre sus patas. Soltó una risa de triunfo y levantó una pierna.

- Deja de moverte, microbio- y dejó caer el pie hacia Agumon con fuerza para pisarlo.

Sus ojos rojos llamearon con triunfo, pues el ExVeemon pensaba que la victoria ya estaba de su parte. Sin embargo, al ser un digimon salvaje, quizá no contaba con el poder de los lazos que había entre Agumon y Masaru. De todas. formas, esperaba con regocijo a pisar al digimon naranja.

ExVeemon cayó hacia atrás, parpadeando y atontado. Se llevó una mano a la cabeza mientras miraba a quien le había golpeado. Sus ojos se abrieron de par en par al ver al humano frente a él, ayudando a su digimon. Exveemon se levantó, gruñendo con furia, y comenzó a cargar energía en la X de su pecho.

- ¡Láser X!

Sin embargo, el ataque de Geogreymon anuló al suyo, habiendo sido lanzano antes que el rayo con forma de X. Exveemon rugió y cayó para atrás de nuevo.

ExVeemon sacudió la cabeza, aunque poco más pudo hacer contra el fuego de Geogreymon. Solo pudo ver como las llamas llegaban a él, quemándo sus escamas y haciéndolo gritar de dolor, puesto que sentía las lenguas del fuego de Geogreymon mordiendo su cuerpo, como pequeñas y afiladas agujas venenosas.

Desfalleció, y cayó de lado al suelo, calcinado. El contacto había hecho que se levantara un denso humo; para Masaru y Geogreymon sería imposible visualizar al principio qué había pasado con su rival, aunque el digimon azul brilló unos instantes antes de disminuir de tamaño y de volver a su etapa rockie, un pequeño Veemon, que ahora parecía un bebé inofensivo y desprotegido ante la furia del enorme dinosaurio naranja.

Cuando finalmente el humo pudo dejarles contemplar su victoria, el estadio entero volvió a enloquecer de júbilo, asombrados por el poder de aquel humano y su digimon... aunque no solo tenían poder. También tenían una poderosa amistad inquebrantable.

- ¡Wow! ¡Ese último ataque ha sido increíble, en serio!-exclamaba el presentador, patidifuso, intentando sobreponerse a la sorpresa-.¡Denle un gran aplauso a estas dos promesas!

La gente de las gradas obedeció, y el anfiteatro se llenó de palmadas resonantes y llenas de diversión. El presentador también se unió, aunque como tenía el micrófono en la mano, pudo escucharse un sonido hueco y opaco desde los altavoces, que se encontraban en algún lugar del coliseo.

- ¡Bueno, demos la bienvenida al siguiente rival...! Si este fuera tan amable de mostrarse-invitó el hombre, con una ancha sonrisa.

Nuevamente, y por tercera vez, el rastrillo de la puerta rival se abrió-los curanderos ya se habían llevado a Veemon mientras el presentador hablaba-, dejando a la vista a un digimon rojo, también con aspecto de dragón, aunque esté era más grande, más poderoso, y además llevaba un complejo mecanismo incrustado en el pecho, dandole más corpulencia. También poseía unos fuertes brazos, cada una provisto de una afilada cuchilla.

- ¡WarGrowlmon!

El digimon coreó su nombre con un fuerte rugido que hizo estremecer en sus asientos a los espectadores. Avanzó lentamente unos pasos, moviendo sus brazos y cortando el aire con sus cuchillas.

Al parecer, el Geogreymon quería ponerse a su mismo nivel, algo que le provocó a WarGrowlmon una ronca risa. Su propio poder era muy superior al del dinosaurio naranja. Básicamente, de seguro era que le sobrepasaba hacia el doble. No obstante, cuando su enemigo atacó, WarGrowlmon ni siquiera se movió de su posición. Observó expectante a que la llama llegara casi sobre él, mientras que movía la cabeza distraídamente, como si estuviera recordando alguna canción. El fuego de Greymon levantó la tierra del suelo, pero no le importaba, tampoco le afectaría.

Con una sonrisa, el dragón rojo cybord, preparó las cuchillas de sus brazos, tensando los músculos bajo su piel escamosa. Con un certero movimiento, movió los brazos en el aire frente a él, dibujando una X con las armas afiladas de las dos extremidades. Así, consiguió disipar el fuego de Geogreymon, sin apenas recibir daño.

- Jeh... Vas a tener que recurrir a algo mejor para derrotarme...-habló WarGrowlmon, con una voz ronca y metálica.

Dicho eso, dos compuertas se abrieron de los mecanismos de su pecho, de donde salieron disparadas una oleada de balas electrificantes hacia Greymon. Esto podía notarse gracias a las pequeñas chispitas que surgían de los cartuchos voladores.

Las gradas se encontraban en silencio sepulcral, siguiendo con la mirada cada movimiento que se efectuara por parte de los dos luchadores. El presentador se había sentado en un asiento mas elevado y más cercano a la arena que el resto del público, para que pudiera presenciar sin perderse detalle el combate.

WarGrowlmon observó a sus balas volar hacia el Geogreymon. Lo vio caer al suelo, electrificado, y rió, llenando el estadio con sus risas.

- ¡Jajajajajajaja! ¡Si ya lo decía yo! ¡Un debilucho!

La multitud de las gradas comenzó a abuchearle entonces, disgustados por el echo de que hubiera vencido el digimon rojo. Le comenzaron a tirar refrescos, perritos calientes, de todo. Pero WarGrowlmon seguí provisto de su arrogante sonrisa. Se dió la vuelta, plantando cara a los espectadores.

- [color=firebrick]¡Quejaos todo lo que queráis, pero al final he ganado yo!

- ¡DIGISOOOOOOOOOOUL! ¡CARGA!

Growlmon congeló su sonrisa al escuchar el grito del humano. Escuchó un golpe a sus espaldas, y de repente sintió que un montón de energía se concentraba en un solo lugar.

- ¡¿Qué...?!

Atónito, observó, al darse la vuelta con rapidez, cómo GeoGreymon se levantaba, henchido de nuevas fuerzas, y brillando con intensidad. Al cabo de unos segúndos, el que había sido su rival, estaba transformado en un nuevo digimon. Había evolucionado.

Quiso gritar, furioso. Si no se hubiese dejado llevar por la ira y hubiera mantenido la cabeza fría, podría haberse dado cuenta de que era capaz de evitar ese ataque, gracias a los motores que llevaba a la espalda, volando. Pero aquel era un digimon arrogante, impulsivo, temperamental, y agresivo. Solo pudo ver a RizeGreymon moverse a gran velocidad contra él atacandolo. Justo antes de recibir el ataque, WarGrowlmon soltó un grito de impotencia.

WarGrowlmon abrió de par en par sus ojos, atónito por la velocodad de su contrincante. Porque, ¿quién se iba a imaginar que el dinosaurio que había caído ante las balas de su pecho, ahora lo estuviese venciendo. Apretó los dientes, frustrado por no haber podido hacer nada y por haber estado tan cerca de ser el campeón de aquel campeonato. Era verdad que era engreido, pero todos que saboreaban la victoria lo eran en algún momento. El fuego e su interior se avivaba en el momento de ganar. Lo que más le fastidió de perder era que volvería a casa sin un centavo. Su madre y sus hermanos tendrían que aguantar duramente un nuevo invierno.

En el último instante sonrió débilmente, aceptando, a duras penas, su derrota. Extendió los rollizos brazos hacia los lados, para recibir sin ninguna protección el disparo.

- Fue divertido...-dijo con todo el lugar en silencio, mientras veía ya sobre él el limpido rayo de luz.

El golpe le dió de lleno, lanzándolo con fuerza contra la pared del coliseo, haciendo una avolladura profunda y agrietada en el muro. Luego se despegó de él, como si el pegamento que le hubiera fijado a la piedra hubiera perdido su fuerza. Al tocar el suelo, su cuerpo resplandeció suavemente y se redujo hasta convertirse en un pequeño dinosaurio rojo.

En ese mismo momento, la ferviente multitud estalló en vitores, mientras el presentador se levantaba en el asiento y bajaba las escaleras aplaudiendo y provocando en los altavoces el mismo sonido hueco de antes.

- [color=royalblue]¡In-cre-ible! Masaru y Rizegreymon han superado distintos retos y dificultades, ¡Pero sin embargo aquí están, triunfantes, llenos de energía, y con sus lazos más fuertes que nunca!

Se detuvo un momento en el que los aplausos seguían adueñándose del evento. El equipo médico salió por tercera vez a la arena y se llevó al Guilmon, el cual se había desmayado... Y al mismo tiempo, una alta y delgada figura, de complexión parecida a la de un humano pero más alta, salió a la arena, envuelta en una oscura capa con capucha... Lo único que podía verse de su verdadera apariencia eran las gruesas y oscuras botas con la que pisaba el suelo arenoso.

- ¡Y ahora, venido de la mismísima Area Oscura...!

- ¡...El actual campeón de campeones...!-seguía diciendo el presentador.

El campeón bajó levemente la cabeza, mientras sonreía, orgulloso. Se había ganado el título de campeón con esfuerzo, hacía ya tiempo, cuando era más jóven. A él no le interesaba el dinero, solo pelear con rivales dignos de él, y aquel humano y su digimon le parecían interesantes. Se llevó una mano-aunque ahora parecía obvio que era una garra- a la capucha y la retiró, haciéndola caer hacia atras.

El rostro del campeón aparecía semioculto por un casco morado, en el cual podían verse sus tres ojos, rojos como la sangre o como el fuego, endiablados y orgullosos. Sus cabellos rubios, erizados y puntiagudos, se extendían hacia atras. Y su sonrisa se deforma hacia un lado, divertida.

El campeón dejó deslizar la capa hacia el suelo mientras el presentador anunciaba su nombre:

- ¡...Beelzemon!

Ahora, el nombre del campeón era aplaudido y vitoreado por todos, a diferencia de los otros aspirantes, pues este era el campeón, y por lo tanto, el más fuerte de todos. El demonio aceptó la bienvenida con una leve y modesta inclinación de cabeza y miró directamente a RozeGreymon, moviendose hacia un lado sin apartar su mirada demoniaca de él.

- Demuestrame lo que vales, muchacho-murmuró-. Sólo ganaras si yo reconozco que vales. Da igual que me ganes... necesitarás mi aprobación para ser el campeón.[/color]

Se detuvo a unos metros de él, a una distancia considerable en la que los ataques no le llegaran tan fácilmente. La multitud se había callado en el momento en el que Beelzemon había hablado. El campeón tensó su cuerpo, se arqueó y agarró sus escopetas, llamadas "Berenjena", pasando sus garras por el cinturón.

- Cuando quieras...-dijo, moviendo suavemente su cola metálica de lado a lado, aguardando.

Beelzemon miró con seriedad a su objetivo. Él era el "maestro", por así llamarlo, de aquel lugar. Su misión era comprobar las habilidades de los supuestos aspirantes al titulo de campeón, no atacarlos sin más. Aún así suspiró y cerro los ojos unos momentos, pensando en cómo efectuar su primer ataque. No podía ponérselo fácil, debía ir en serio desde el principio. Gruñó algo por lo bajini, pero abrió los ojos e hizo girar las escopetas entre sus dedos, antes de guardarlas de nuevo en el cinto. Al instante, casi sin que se pudiera percibir, se plantó peligrosamente cerca de RizeGreymon. Abrió la palma de su mano, cuando esta se llenó de sombras tenebrosas.

- Darkness claw.

Movió la garra de arriba a abajo, de derecha a izquierda, de modo que trazaba un movimiento desde el hombro izquierdo de su rival hasta la cadera derecha.

Sus ojos estaban serios. No iba a sentir ningún tipo de piedad, además de que no era su estilo, pues era un digimon bastante orgulloso, que se había alimentado durante muchísimos años de la data de otros digimons, aunque ningúno más débil que él. Y en esos momentos estaba evaluando. Si RizeGreymon quería siquiera ponerse a su nivel, debía de evolucionar. Si no lo hacía, estaba perdido.

- No me subestimes, chico. Yo no soy como los demás participantes.

Observó con detenimiento el resultado de su golpe, lanzándoles a sus adversarios una mirada severa, del maestro que regaña a sus alumnos por no seguir sus instrucciones.

Beelzemon suspiró, sacudiendo la cabeza, al ver a su adversario en el suelo, derrotado. RizeGreymon comenzó a brillar y a empequeñecerse. El campeón cerró los ojos un momento, entre entristecido por haberse pensado que era un digno rival, y victorioso. Movió levemente su cola metálica, airado. Luego observó al chico, que había caído de rodillas al ver a su compañero caído.

- No habéis superado mi prueba

Se dio la vuelta, dispuesto a irse de nuevo por la puerta de donde había salido, siendo ajeno de la conversación interna que mantenían Agumon y Masaru. Comenzó a caminar, perdido en sus pensamientos. Por un momento, al ver cómo ambos habían llegado tan lejos, había pensado que quizá ese día podría jubilarse. Estaba cansado de luchar, habían sido muchos años peleando, y ahora era viejo, y deseaba vivir tranquilo. Deseaba poder regresar con la persona que lo esperaba en una casita, en mitad de un bosque cercano. Ahora sabía que nunca podría volver. No hasta que fuera derrotado. Se rascó la nuca con una garra. Tampoco podía dejarse ganar. Él era muy orgulloso, y sabía que había que seguir las normas.

- Otro año más aquí...

Se detuvo de golpe, dejando un pie en el aire. Una enorme concentración de poder acababa de surgir a su espalda, y le había puesto los pelos de punta. Abrió mucho los ojos y se dio la vuelta, a tiempo para contemplar, maravillado, a la imponente figura de ShineGreymon.

- Vaya...-pudo decir.

Una nueva esperanza surgió en su pecho. Sonrió ampliamente. No fue una sonrisa malvada, ni arrogante. Era una sonrisa de felicidad. Quizá aún podría volver a casa. Agarró las pistolas con fuerza renovada y se puso en guardia.

- Siento haber dudado de vuestro lazo, se nota que es muy fuerte... ¡Ahora dadme todo lo que tengáis!

Alzó la cabeza y extendió los brazos. Su cuerpo empezó a brillar tenuemente, al mismo tiempo que dos alas negras y emplumadas le surgían de la espalda. Su brazo derecho se transformó en un arma de fuego bastante destructiva, casi como un bazoka... aunque obviamente su poder destructivo era mayor.

- ¡Burst Mode!-gritó, eufórico-. ¡Vamos, pasad al Burst Mode! ¡De lo contrario mi blaster os neutralizará! ¡Death Slinger!

El cañón del arma se iluminó con un fuerte brillo azulado, concentrando una gran cantidad de energía que sería descargada en línea recta contra el guerrero dragón. Era un ataque simple, pero muy, muy letal. Un solo contacto con ese ataque y ShineGreymon quedaría fuera de combate. Su única opción era alcanzar al Burst Mode.


OFF:
* Death Slinger: Inflige daño de atributo oscuro con su Blaster.

Beelzemon rio, divertido, y alzó el vuelo, batiendo las alas con energía. Su blaster había fallado, pero solo era eso, un ataque. Todavía tenía muchos ases en la manga. Retiró su blaster y se movió hacia la derecha. Allí, invocó un círculo mágico a sus pies, que potenciaria otro ataque del blaster y le daría mayor poder.

- ¡Vamos!

Volvió a reir, emocionado, y disfrutando de la pelea como si fuera la última... quizá sería así, o quizá no. Sólo el tiempo lo diría. Vio cómo ShineGreymon se plantaba frente a él apuntandolo tranquilamente con el cañon, justo cuando el terminaba de cargar el blaster potenciado. Cargó su mano izquierda con energía espiritual y rasgó a Shine, pero él ya no estaba ahí.

- ¿Qué...?-miró entonces hacia arriba, al no verlo por ninguna parte-.¡Wow! ¡Eso es, chico!-le animó.

No obstante, voló con rápidez hacia un lado, esquivando el ataque de ShibeGreymon, y se volvió mientras volaba para apuntarle a él.

- ¡Blasteeeeer!-gritó, y disparó.

A pesar de que Shine había intentado evitar la energía, el blaster le dio, aunque mínimamente. No obstante, el dolor ahi estaba. El motero no se molestó de que no le hubiera dado de lleno. Quizá ha había sido demasiado previsible, pero no se rendiría tan fácilmente. Batió las alas, provocando una lluvia de plumas, y mientras volaba de lado a lado, cargó el cañón por tercera vez, al sentir a su enemigo a su espalda.

Sin embargo, no le disparó a él. Rápidamente, se volvió para mirarle, apuntó al suelo arenoso y disparó, creando una densa nube de polvo para impedir la visión. Como se había alzado en el aire, el impacto no le afectó, y pronto todos pudieron ver cómo se metía dentro rápidamente con la garra infundada en energía espiritual, para tratar de acabar con aquel enfrentamiento, aunque muy a su pesar, pues ardía en deseos en ser derrotado y volver a la casita del bosque.

Naturalmente, no produjo sonido alguno por su boca. Era megar atacarlo en silencio, para que pudiera saberse desde dónde atacaba. Parpadeó repetidas veces tratando de que no se le metiera tanto polvo en los ojos.

Beelzemon sonrió mostrando los dientes. Ya casi estaba sobre él. Alzó la garra llena de energía cuando estaba apenas a un metro de Shine para golpearle. Pero entonces, algo la golpeó con fuerza desde detrás, y cayó al suelo con fuerza y con un grito.

- Argh...

Escupió arena, tosiendo, y se levantó con pesadez, mirando hacia atrás y descubriendo al humano. Con horror, o con alivio, descubrió que los había infravalorado. Ellos eran un equipo, y él había olvidado eso. Parpadeó varias veces y les plantó cara... pero para su sorpresa, ShineGreymon comenzó a caminar a su alrededor, creando un surco en el suelo. De allí salió de golpe una pared de fuego, encerrándolo para que no pudiera escapar.

- ¿Qué...?-Beelzemon comenzaba a ponerse nervioso, mirando a todos lados.

Por un momento pensó en volar hacia arriba para escapar, pero desafortunadamente su cambio de modo se agoto, y sus alas se deshacieron como deshilachándose.

- ¡No!-a pesar de querer perder, a pesar de querer jubilarse, esa situación le asustaba. Sabía que aquello le iba a doler...

Entonces, su adversario atravesó las llamas, colocándose frente a él. Beelzemon lo miró, entre aliviado, asustado e impotente. Tragó saliva. Inspiró hondo y, cerrándo los ojos, extendió sus brazos hacia los lados.

- Enhorabuena, habéis superado mi prueba...Adelante, acaba conmigo...

Sonrió, aún sin abrir los ojos. Por suerte, nadie aparte de Shine le vería en aquella situación, ya que estaban rodeados por muros de fuego. Nadie sabría nunca lo que habría ocurrido dentro.

ShineGreymon disparó, y el último pensamiento del demonio antes de recibir el golpe fue hacia su amada, a la que volvería a ver una vez Shine fuera proclamado campeón.

Finalmente, el ataque le dió de lleno, calcinándolo y devolviéndolo a su etapa in-training.

El estadio estalló en vítores y en gritos, muchos más potentes que en las veces anteriores. El presentador descendió hasta la arena, colocándose junto a Masaru y Agumon. Los aplaudió, los elogió, mientras que dos Gabumons les llevaban el trofeo, una enorme copa de Chrome Digizoid dorado.

Mientras, en la sala de la enfermería, Impmon se encontraba tumbado en uno de los camastros, respirando con dificultad. Podía escuhar hablar a los otros aspirantes que habían caído antes que él, pero no les hizo caso. Su atención se centraba solo en el ángel femenino y de etapa ultra que se sentaba en una silla a su lado, mientras le acariciaba la frente.

- Por fin estamos...

Ella sonrió con ternura.

- ...juntos, sí...

Off: ¡Enhorabuena! ¡Pasaste mi prueba! ^^ Tienes un excelente rol, de verdad, me gusta como roleas :3 ahora solo hace falta que Ruben te mida el rol como personaje, me parece. ¡Buena suerte!