Un laberinto bastante peculiar

Tras atravesar el portal, Zayyn fue la primera en caer, dándose un fuerte golpe contra el suelo. Seguramente su coxis estaría dolorido durante un buen rato. Pero para mala suerte suya, Natasha fue la siguiente en caer, sobre ella. Aumentando el dolor, aunque la rubia, se evito gran parte del daño por caer sobre la pelirroja.

Aunque ninguna podía cantar victoria todavía, puesto que Beelzemon, cayó sobre ambas, casi hundiéndolas en el suelo. O al menos esa fue la sensación que tendría Zayyn por estar debajo de dos personas, que además se le habían caído encima.

Dejando eso a un lado, en el momento que se dieran cuenta, verían que estaban en una sala lo suficientemente amplia como para estar los tres cómodamente, aunque tampoco era tan grande como para que dejaran de verse. Era todo de arenisca de color ocre- rojiza con extraños dibujos desvaídos. Como si hubiera pasado mucho tiempo desde que alguien construyera esa sala.
El suelo eran 6 enormes baldosas, en uno de los laterales había una salida a un túnel oscurecido. Y en otra de las paredes había una estatua de unos dos metros y medio de altura. Aunque sus ojos se mostraban como cristales amarillentos, brillantes. ¿Quizás hiciera algo? También había cinco "tentáculos" con esos cristales, pero en este caso se mostraban apagados. A sus pies había un trozo de papel, quizás fuera un mapa de la zona o algo similar.

El techo parecía bastante grueso y estaba a mucha altura, unos cinco metros. Y las paredes subían hasta él. No había ni una sola ventana, pero si miraban al lado contrario de donde estaba la salida de la sala, había un enorme agujero, del cual no se veía el fondo.

Natasha se vio lanzada por la sala, cerca del borde que daba al vacío. La pelirroja había hecho algo raro y ahora se mostraba como un demonio con alas, cola y todas esas cosas que tenían los demonios.

- ¡Tranquila!- comenzó a decir, completamente nerviosa- ¿Me vas a matar?

Comenzó a retroceder, poco a poco, acercándose al borde. Aunque por suerte la pelirroja, dejó de moverse al mirar la estatua que había en uno de los bordes. Pero ella no perdería el tiempo en mirar, tenía que huir de esa mujer. Se giró, y dio un paso al frente. Para darse cuenta de que estaba sobre un vacío por el que empezó a caer.

- Kyaaaa~

No llegó a caer más de un metro, puesto que algo se enrolló a su alrededor deteniéndola. Lo que la había cogido comenzó a subirla, aunque no la soltó cuando llegó a la sala, sino que la acercó a la cabeza de la estatua, que la miró atentamente.

- No deberías caerte. Llevaba taaaanto tiempo esperándote, pocos son los elegidos que pueden conseguir el tesoro de este laberinto- la voz resonaba y era profunda, antigua y quizás algo metalizada.
- S- spasivo

Natasha se quedó en shock. ¿La acababa de rescatar una estatua? ¿Se habría vuelto loca?¿Estaría muerta? Tantas preguntas y tan pocas respuestas.

Desde la perspectiva en la que estaba Natasha, ella no podía ver que el robot al salvarla, había movido un pie, pisando el mapa. El robot miró a los dos digimons mega.

- Aunque claro está, no hubieras caído si ella no hubiera decidido amenazarte. - la estatua se rió- Y lo mejor de todo es que si te hubiera dejado caer, no hubieran podido salir nunca de aquí: ¡Bienvenidos al Laberinto de las Estrellas!- anunció con una estridente voz.

Finalmente soltó a Natasha en el suelo, la chica a pesar de seguir sorprendida se estaba achicharrando viva con el abrigo así que lo dejó caer hasta el suelo, dejando a la vista su vestido negro, que tenía un diseño extraño y peculiar. Al caer al suelo su dispositivo cayó al suelo y brilló. Lo que atrajo la atención a la "estatua".

- Vaya ahí está.- Señaló con uno de sus tentáculos al dispositivo.- Entonces tengo que darte las indicaciones pertinentes. Al igual que a tus "protectores". Suerte que pude intervenir en el portal- volvió a reírse- Debeís saber que para salir del laberinto tenéis que estar los mismos que entrasteis, si uno muere, los demás no pueden salir jamás de aquí. Para salir tenéis que usar este mapa

Levantó el pie, volviendo a mostrar el papel.

- Sólo podréis ver las salas que ya habéis visitado y los pasillos en el momento que os encontréis en ellos, no veréis nada más que una losa de cada desviación. Eso se debe a que funciona por las luces que se enciendan; y los pasillos se apagan una vez habéis pasado, aunque las salas siempre están encendidas. El mapa se divide en losas, tened cuidado en cuantas avanzáis , porque si retrocedéis podéis atraer a enemigos del laberinto. En las salas siempre hay otros que no pueden salir y que atacaran a todas las personas que se acerquen a sus "guaridas" así que tened cuidado. Del mismo modo, en caso de que os vayáis de una sala esta volverá a llenarse. Excepto una, esa es donde se encuentra el tesoro. Conseguidlo, y el laberinto os abrirá las puertas hacia la salida... Y lo más importante, la única persona que puede obtenerlo eres tú- señaló a Natasha.
- ¿Y- yo?
- Sí, puesto que tú tienes el dispositivo necesario para ello. Aunque eso no quita que podáis coger lo que queráis del laberinto. Hay cosas que la gente ve útiles o de valor.

El robot se agachó, cogiendo el mapa y tendiendoselo a Natasha. La chica lo cogió mirandolo. Había sólo una imagen en él.

Mapa:

- ¡Ah! Y se me olvidaba, las paredes no se romperan, da igual la potencia del golpe. Mi energía fluye por las paredes y las repara continuamente.

Después de eso se apagó completamente. Y las piezas del robot se soltaron, desmontándose, quedando sólo una pelotita de luz, que flotó hasta ponerse encima de Natasha.


Off: Las instrucciones son complicadas, pero cuando andemos por el laberinto quedan bastante claras.
Recuerdo que a Natasha sólo la vas a poder preguntar dos veces la dirección que ella crea. Aunque no te responderá en la sala "central" donde está el digspirit (donde están todas las salidas xD)

Los digimons que aparecen por los pasillos son roockie y aparecen a los 9 cuadrados de retroceder, con 6 más pasan a campeón, 6 más Ultra, etc... Y solo sera uno, así que retrocede tranquila.

Natasha no sabía muy bien como iría lo de las peleas, claro está, no conocía lo que eran los tipos de digimon. La sorprendió cuando el demonio creó una tormenta de aire delante suyo.

Los digimons frente a ellos, reaccionaron de diferentes maneras: Bastemon, cogió a Dokugumon usándola como escudo frente al ataque de Zayyn.

- Así seré la única mujer del grupo- dijo con un ronroneo.
- Rythmical Knock- gritó Ankylomon.

Eso hizo surgir varias columnas de tierra que usó para reducir la potencia del viento y cubrirse del ataque de Zayyn. Todos los demás fueron a refugiarse allí, pero no fueron tan rápidos; sólo llego a esconderse Gaiomon.

- Me pido al Beelzemon- ronroneó Bastemon, en cuanto absorbió los datos de Dokugumon. Le miró fijamente y comenzó a bailar. - Helter Skelter

Por su parte Gaiomon, voló hacia arriba, oculto tras una columna y entonces al llegar arriba colocó sus espadas como si fueran un arco, se iluminaron y varios hacer de luz volaron hacia Aeirmon.

- Rinkageki


Off:
Rythmical Knock: Golpea con las patas delanteras hacia abajo en la tierra para crear pilares de tierra para disparar desde el suelo y que golpean al enemigo.
Helter Skelter: Engaña al oponente con el encanto fascinante de su danza del vientre.
Rinkageki: Coloca las cuchillas Kikurin como un arco y enfoca su energías como flechas, permite golpear enemigos lejanos.

Natasha puso los ojos en blanco con el bailecito ese de la digimon gato, pero lo peor de todo fue cuando el motero se puso a babear como un animal en celo.

- No podría tener peor suerte... al parecer su protector estaba demasiado ocupado, momento que aprovechó la gata para acercarse a ella, bailando a un. Sin embargo una rápida intervención de la pelirroja gritándole algo sobre una tal renamon; quizá su novia o algo así.

La digimon gata justo en ese momento la empotró contra la pared y colocó las largas uñas para seguramente atravesarla.

- Adiós rubita. Sabes, siempre os he odiado, puesto que todo el mundo me comparaba con mi hermana Angewomon.

Sin embargo no la pasó nada, puesto que los disparos de Beelzemon dieron a la digimon, aunque Natasha temió por su vida, en caso de que se le fueran un milímetro, acabaría muerta. Bastemon desapareció en datos.

Ankylomon hizo todo lo posible por no ser atraído por ella, pero la diferencia de fuerza, era demasiada. Acabo debajo de uno de los pilares, pero su piel dura como las rocas lo único que hizo fue hacer que la columna se partiera al chocar contra él.

Gaiomon decidió ponerse más serio y apuntando hacia Beelzemon y la chica rubia concentro energía atmosférica en ese punto, lo cual crearía una explosión. El aire se onduló allí, indicando que algo pasaría. Beelzemon tendría que ser rápido y alejar a la chica de allí, o seguramente ella acabara muerta y sus posibilidades de salir con ella.

- Gaia Reactor

Off:
Gaia Reactor: Induce explosiones atmosféricas en cualquier punto en el espacio mediante la concentración de esas energías atmosféricas allí

Natasha se vio repentinamente cogida por Beelzemon como si fuera un saco de patatas, no entendió el porque hasta que donde había estado el aire estallo de repente. Se le abrieron los ojos por la situación. Había estado a punto de morir. Todo lo veía a cámara lenta debido a la adrenalina.

- Spasivo- agradeció el rescate, aunque con un par de octavas por encima de su tono de voz normal.

Beelzemon disparó hacia Ankylamon, que estaba en problemas, puesto que era muy lento y se estaba quitando el peso de las columnas, así que por eso acabó siendo atravesado por las balas y desapareció en datos.

Por otro lado, Gaiomon sonrió al ver como la digimon le sujetaba una de las manos con la corriente de aire, eso era un arma de doble filo. Puesto que al estar conectados él que fuera más fuerte podría hacer que el otro se moviera como quisiera.
Movió el brazo con brusquedad hacia abajo, tirando a Aiermon también hacia abajo, haciendo que su ataque fallara para luego lanzarse contra ella, enarbolando ambas espadas. Mientras el filo fue adquiriendo brillo, que quedo reflejado en el aire.

- Rinkazan

Off:
Rinkazan: Utiliza una técnica Battou-jutsu con ambas espadas que corta por la mitad a un adversario en una veloz espada estocada, dejando rastros de luz fosforescente de la hoja de la Kikurin.

El problema radicó en que Gaiomon estaba atacando, y por tanto Zayyn fue golpeada por las dos espadas. El ataque había dado de lleno, por lo que la herida sería lo suficientemente grave para dejarla herida en el suelo sin moverse o devolverla a su forma humana.

Por su parte Natasha miró a Beelzemon como podía, porque estando colgada era complicado. Miró a su vez las pistolas que llevaba y suspiró poniendo los ojos en blanco por las dudas que tenía el digimon, puesto que no se movía.

- ¿No disparas? Pues atácale con tus disparos ahora que esta distraído viendo como cae tu compañera al suelo.

Natasha por poco no se golpea la cara con la palma de la mano. Antes tenían al menos el factor sorpresa. Con eso de salir corriendo mientras que gritaba y además cambiar su aspecto, ya tenían problemas.

La dejó en el suelo, cosa que dejó a la chica un tanto mareada por la velocidad. Y entonces miró hacia abajo, la pelirroja estaba herida, mostraba algunos rasguños por todo el cuerpo, como si fueran cortes. Aunque no parecían demasiado profundos, si no los vendaban pronto acabaría desangrandose. Cosa que la rubia no sería la primera vez que habría visto en su vida.
Se agachó junto a ella y comenzó a rasgar el bajo de la "gabardina" que llevaba para hacer vendas.

- Dejame ver las heridas bien, que sino no podré curarte

Lo cierto es que ayudar a alguien que la había intentado matar no era algo que la agradara precisamente, pero también era una persona y no podía mirar a otro lado. Además de que si Zayyn moría, se quedarían allí encerrados.


Por otro lado, Gaiomon oyó el revuelo que hizo Beelzemon por haber atacado a la pelirroja. Hizo una leve reverencia a su rival caída, y se encaró al demonio, mientras que juntaba las espadas formando un arco y volviendo a atacar con la energía en forma de flechas.

- Rinkageki

Off:
Rinkageki: Coloca las cuchillas Kikurin como un arco y enfoca su energías como flechas, permite golpear enemigos lejanos.

Natasha puso los ojos en blanco. Empezaba a cansarla la personalidad de la chica, tanto voy por libre, que se negaba a recibir la ayuda de los demás.

- Que más te da. Te digo tu orgullo va a hacer que mueras, es decir nos dejaras a tu compañero y a mi aquí encerrados. Entiendo que lo que pase conmigo te da igual, pero él no merece eso, puesto que va a pelearse por ti.

Esperaba que tras eso aceptara que la dejara curarse.

El blaster golpeo diractamente a Gaiomon que desapareció en datos rápidamente.

Mientras la esfera de luz que había seguido a Natasha desde la primera sala, se dirigió hacia a la estatua en silencio.

Natasha sonrió con lo que en su rostro sería una sonrisa malvada. Le había dado ten buenos motivos, que la pelirroja no podía contradecirla. Comenzó a mirar las heridas de los brazos, para ver la seriedad. Aunque para eso tuvo que coger del brazo a la pelirroja. Y aunque podía hacerlo con delicadeza, se la evito. No la dejaría morir, pero eso no significaba que se hubiera olvidado que había estado a punto de matarla.

- No parecen muy graves, pero son muchas y si no se las vendamos, al menos la mayoría, podría morir desangrada. Después tendrá que tener reposo, hasta que al menos se le hayan cerrado unas cuantas.

Le tendió varias tiras a Beelzemon.

- ¿Podrías mojarlas en agua?- pidió amablemente.

- Spasivo

Empezó a limpiar con bastante más cuidado los cortes. Estaba pensando en las veces que había tenido que curar a los de su "familia", porque sino no lo haría bien con la pelirroja. Tras eso, comenzó a vendarle con las otras vendas que habían sobrado.

- Ale, ya está- sonrió a Zayyn, y le revolvió el pelo.

Hasta que recordó que ella no era una de sus compañeros, toda la calidez que podía haber tenido hacía un instante se volvió frialdad.

- Izvinite, estaba pensando en otra cosa.

- Diría que tardaréis un rato en salir de aqui~- la voz metálica del robot volvió a oírse. La enorme estatua, mostraba los ojos de nuevo iluminados. - Bueno, dado que lo habéis hecho tan bien, llegando por el camino más rápido, os daré algunos premios

Dicho esto aparecieron tres camas cerca del centro de la sala, unos extraños aparatos con el mismo estilo que el robot pero que claramente servían para cocinar; y un enorme cofre. Además de una "gabardina" igual a la que ella llevaba, para que se la cambiara por la que ahora estaba rasgada.

- Además tengo noticias que daros, esta sala es la única que cuando salgáis no aparecerá llena de enemigos si volvéis. Me encargaré de eliminarlos por vosotros. Y por otra parte, aquí está el tesoro. Pero para obtenerlo, tendréis que superar una prueba. Descansad, dentro de unas horas volveré para realizarla. En caso de que no la superéis no podréis salir de aquí.- tras una risa siniestra los ojos del robot volvieron a apagarse.
- Bueno, no parece que haya ido tan mal... Beelze- llamó como si hubiera estado mucho tiempo con el digimon, no la costaba coger confianza con los que la caían bien- ¿Puedes llevarla a una de las camas? Cuanto más descansada esté mejor para ella.

Dicho eso, se acercó a husmear alrededor del cofre.

Natasha negó con la cabeza, como se le abrieran las heridas, juraba que haría hilos el vestido y la cosería de arriba a abajo. Que más daba que no fuera hilo de sutura.

Se cruzó de brazos esperando a que Zayyn lo abriera. En cuanto levantó la tapa en el interior lo que encontraría sería un equipo completo para cocina. Es decir: satenes, ollas, moldes, paletas, cuchillos, cortadores con formas para galletas, rodillos, etc, etc.

Obviamente cualquiera habría pensado en dinero, como seguro hicieron Natasha y Zayyn. Aunque para Beelzemon, con su afición a la cocina, seguro que era un tesoro aún mayor.

- Creo que se están riendo de nosotros- dijo la rubia con una gota al estilo anime.

Natasha al ver las muecas de la pelirroja y el que el demonio se pusiera a sacar cosas como si hubiera recibido el juguete preferido de una juguetería, en la que siempre te parabas a mirar, simplemente soñando con tener ese juguete; y descubrir que te lo habían regalado por navidad. No pudo evitar reírse, hasta caer al suelo.

Se iba ahogando entre tanta carcajada. Tardó unos cuantos minutos en volver a tranquilizarse mínimamente, simplemente hasta soltar una risilla cada diez segundos más o menos.

Aunque todo se cortó, cuando su estómago rugió. Hacía casi un día o más que no había comido nada.

- Tengo hambre...

Natasha suspiró, seguramente no hubiera Brosch, así que nada de comida buena. Decidió acercarse a la otra estatua, la de color negro. Al hacerlo su dispositivo, que llevaba enganchado a una a las cintas de la pierna, comenzó a pitas y a brillar. Aunque no supo por qué.

La estatua frente a ella debía haber sido muy bonita en sus tiempos, pero ahora estaba bastante descuidada, el rostro no se veía, y había grietas, además de varios desconchamientos en ella.

- Que pena que nadie te haya cuidado para que se pudiera verte bien- le habló al objeto.

Después se giró para ver una de las escenas más raras en su vida, todo propiciado por las palabras de la pelirroja.

Dicho y hecho, una vaca cayo desde la parte de arriba de sala en dirección a Zayyn. Los ojos del robot se encendieron sólo para decir una frase:

- Cuidado con lo que deseas

Su voz lo dijo con el tono místico y serio que solían poner en las peliculas a esos momentos.

Lo que le cayó a Zayyn era nada más y nada menos que un peluche de vaca a escala real. La rubia se acercó a la pelirroja para quitarle o al menos intentar quitarle el animal de encima.

Se sorprendió cuando observó que pesar no pesaba demasiado, solo que era incómodo moverlo debido al gran tamaño.

- No seas exagerada, si es una vaquita muy mona- dijo abrazando el peluche.

Hacia años que no había tenido uno, y jamás había tenido uno tan grande, así que tenía la misma apariencia de felicidad genuina que había tenido Beelzemon al sacar los objetos de cocina del cofre.

De repente la estatua se encendió, moviendo los tentáculos con violencia, lo que provocó que algo de polvo cayera del techo de la sala. Después los clavó en los cinco agujeros que había a su alrededor, a la vez que anunciaba.

- Los que no se encuentren heridos, que se acerquen, comienza la prueba para desbloquear el espíritu de las estrellas

Al parecer Zayyn no podía participar en la prueba, porque según las palabras del robot sólo podían participar los que no estuvieran heridos.

Natasha se acercó debajo del robot. El cual, levantó los tentáculos. Por los 5 agujeros salieron dos minirobots, más o menos de 50 cm de altura, cada uno con un color: verde, azul claro, morado, azul oscuro, rojo, amarillo, naranja, rosa, negro y blanco. Todos miraron por la sala y comenzaron a moverse por ella.

Sin embargo la prueba aún no había comenzado, puesto que no sabían que es lo que había que hacer.

La estatua miró a los dos participantes. Aunque el problema seguía siendo que no tenía expresividad, o hubieran notado una sonrisa de diversión por parte de la maquina, en realidad no hacía falta. Pero hacía tanto tiempo que no se divertía con la gente así.

- Tenéis que conseguir cinco "emblemas" que llevan cada uno de los pequeños en su interior. En cuanto los agarréis, estos cambiaran su forma a una caja. Simplemente tenéis que encontrarlos en menos de 5 minutos los 5 objetos, e introducirlos en las hendiduras de la estatua.

Nada más decir esto, a los robots azul claro, naranja, amarillo y negro les salieron alas y se pusieron a revolotear por la sala. Los demás echaron a "correr" aunque en realidad solo se podía decir que el blanco y el rosa corrían, puesto que todos los demás se movían lentamente por la sala. Como si no estuvieran acostumbrados a andar.

El rojo y el verde fueron hacia la derecha, mientras que el azul oscuro y el morado a la izquierda. El blanco y el rosa fueron al frente, para después desviarse hacia la izquierda, el blanco, y a la derecha, el rosa.

- Empezad cuando queráis.
- Encárgate de los que vuelan, yo me quedo en el suelo. Si terminas allí antes que yo, ayúdame aquí abajo.

Natasha se movió a la izquierda para coger a uno de los dos que comenzaban a alejarse. En el pecho del robot apareció una especie de reloj, el cual al dar una vuelta completa habría completado los 5 minutos.

Off:
Esto serán unos 10- 12 post entre las dos. Los cinco objetos están en cada bicho, usando una pagina de números aleatorios. Como yo se donde están, Natasha solo se hará con dos de ellos, tu te encargas de los otros tres.

En cuanto que Beelzemon cogió al pequeño robot, este se hizo una caja de color azul. Sin embargo al abrirlo, en su interior no había nada. Después de eso, desapareció hecho una pequeña bolita de luz azul que fue a introducirse en uno de los tentáculos del robot más grande.

Natasha observó eso, al parecer habían tenido mala suerte. Ella se acercó trotando al de color azul oscuro. No tenía que correr mucho tampoco, puesto que era uno de los torpes que iba dando bandazos más que andar.

En esta ocasión, sí que hubo más suerte, puesto que en el interior encontró un emblema que entrelazaba muchas tiras, con forma más o menos circular. Cualquiera que supiera cuál era la cultura celta lo hubiera reconocido como uno de los típicos diseños. Pero la joven rusa no tenía ni idea de eso.


Lo cogió, dejando que la caja se deshiciera, y se acercó a la estatua negra, para introducirlo en una de las hendiduras que tenía.

Los insectos continuaron moviéndose. En el aire, el amarillo se dedicó a dar vueltas en looping, como si no supiera moverse de otra manera, o quizás le entretuviera hacer eso. El naranja, planeaba normal, por delante de la gran estatua. Y el negro comenzó a acelerar, recorriendo la sala de extremo a extremo por el aire.

Ese recorrido hacían también el blanco y el rosa en el suelo, sólo que cada uno corriendo en sentidos contrarios, aunque no se chocaban, puesto que el blanco hacía un recorrido más interior que el otro.
Los demás intentaban moverse, aunque el rojo cayó al suelo, donde se dedicó a correr en círculo.

Natasha dejó el emblema en el hendidura que hizo un ¡Clack! y se introdujo dentro. Después se giró buscando una nueva presa. El más cercano a ella era el verde, así que se dirigió hacia él. Mientras el rojo seguía en el suelo, dando vueltas sobre sí mismo sin moverse, y el morado andaba como podía de nuevo hacia la estatua. Los otros dos, los "veloces" continuaban con su movimiento alrededor de la sala.

De nuevo el mismo procedimiento, se transformó en caja, solo que esta vez naranja. En su interior de nuevo no había nada, y la esfera de luz se dirigió hacia el robot.

- ¡Animo! - dijo Natasha para animar a Beelzemon.

El robot amarillo, dejó de hacer loopings, terminando su último mirando hacia el techo, donde chocó y cayó al suelo con estruendo. El negro continuaba con su recorrido de esquina a esquina, más rápido que los demás.

Dos minutos acababan de pasar.

El robotito negro, se convirtió en un cofre, solo que esta vez, sí que contenía algo, una nube negra salió de este, y formó un nuevo emblema de color negro y forma peculiar.


Ahora Beelzemon, sólo tendría que dejarlo en la estatua. No había más robots voladores, ahora tendría que encargarse de los del suelo.


Por su parte, Natasha fue detenida por el robot amarillo que cayó delante suya, obligandola a parar en seco, o morir aplastada. Puesto que la criatura mecánica había conseguido hundir el suelo, convirtiéndose en el sitio en cofre. Al parecer con golpes fuertes pasaban a una forma inmóvil. Se agachó, cogiéndolo.

Otro emblema apareció, solo que este parecía trabajado en oro. Y tenía forma de sol.


Ya sólo quedaban dos emblemas más y después de eso, ya tendrían todos. La chica se dirigió a la estatua para dejar el nuevo emblema.

Sólo habían pasado 30 segundos más.

- Mejor dicho, cuatro de cinco- la corrigió la rubia, tras dejar su propio emblema.

En el robot rojo había otro emblema este de un metal azulado muy bonito, como con un huevo en su interior.


La chica intentó fue a volver a por más robots, pero en ese momento ocurrió algo extraño. Su dispositivo brilló y una barrera semitransparente se levanto delante de ella, impidiendo alejarse de la estatua, aunque los demás de la sala podían moverse con libertad. Beelzemon tendría que apañárselas sólo para encontrar el último emblema.

La causa de esto, era que el espíritu encerrado en la roca comenzaba a despertar. Y no dejaría alejarse a la única persona en siglos que podía sacarle de ese lugar, para volver a ver sus amadas estrellas.

Los robots verde y morado, estaban aún caminando de manera torpe, mientras que el rosa, cambió su rumbo y comenzó a correr trazando eses de un lado a otro de la sala. El blanco simplemente comenzó a moverse más rápido, como si no quisiera que le pillaran.
Solo quedaban dos minutos...

Beelzemon perdió medio minuto en dejar el emblema y otros doce segundos en decidir a su próximo objetivo. El pequeño robot blanco se revolvió entre sus manos, negándose a cambiar de forma.

Aunque finalmente lo hizo, mostrando el último emblema. Era un extraño conjunto de lineas curvas, en blanco y en negro.


Natasha golpeó la barrera, sólo consiguiendo notar como una corriente eléctrica la recorría los brazos, obligando a dejar de golpear a causa del dolor. No entendía qué es lo que pasaba.

- ¡Maldición!

Quedaba un minuto...

La barrera se contrajo antes de explosionar, no demasiado fuerte, pero sí empujando a Beelzemon lejos de la estatua. Sin embargo, Natasha fue empujada contra la estatua, la cual se rompió en mil fragmentos, dejando a la vista lo que sería un espíritu digital. (Cuando tenga el dibujo lo pongo, por ahora a echarle imaginación)

Si se viera el digispirit de Agunimon sería con el mismo estilo, solo que la armadura se vería negra, con algunos detalles en blanco. El pelo sería negro y por la parte de atrás habría dos espadas cruzadas.

Algo hizo que la rubia cogiera el dispositivo y apuntara hacia el espíritu. Para recogerlo en el dispositivo. No supo por qué lo hizo, pero tenía esa necesidad. Antes de que se introdujera vio durante unos segundos a la mujer representada en la roca. Un símbolo de una estrella apareció en la pantalla. Y entonces un aro de datos apareció en su mano izquierda. Moviéndose por automatismo pasó la banda de datos por la parte superior del dispositivo. Al instante se sintió recorrido por una energía que la lleno haciéndola sentir mucho más fuerte que una persona normal.

- Digispirit digievolves!

Finalmente, tras un resplandor, se pudo volver a observar a la muchacha, solo que ahora su apariencia era más adulta y morena. Además de que sus ojos eran de color plateado, casi blanco como si fueran estrellas.


- Selenemon.- anunció la mujer con seriedad.

Aunque luego sonrió, a pesar de que era Natasha, por otro lado estaba la consciencia propia del espíritu. Que se alegra de que por fin era libre. Hacía tanto que quería ser libre. Que no pudo evitar ponerse a saltar de la emoción.

- Sí, ¡por fin libre!

Su rostro mostraba una sonrisa bastante amplia, sin embargo su tono emitía poca emoción.

Los robots restantes se hicieron bolas de luz que desaparecieron rápidamente por donde había venido. Mientras el reloj en el pecho del gran robot de la sala desapareció.

- Enhorabuena, has conseguido el tesoro... Ahora abriré las puertas hacia la salida. Aunque os recomiendo que descanséis un rato aquí, antes de continuar. Ahora la débil del grupo es la pelirroja

Selenemon volvió a su rostro serio y recogió el mapa. Miró el mapa, ahora que mostraba ocho nuevas salidas, todas ellas numeradas de la uno a la ocho.

- Cuando estéis listos, avisadme.

Se encontraba ansiosa por salir de aquel lugar. El espíritu había esperado tanto tiempo, que ahora no quería perder ni un segundo en dirigirse a la salida.

Beelzemon salió volando hacia atrás, aunque al darse con el suelo no se hizo mucho daño. Se frotó la espalda y miró al frente, para ver qué pasab. Ambos, Zayyn y Beelzemon, pudieron contemplar cómo Natasha recogía el digiespirit y pasaba el disco de datos por su dispositivo. Tuvieron que apartar un poco la mirada ante el resplandor, pero enseguida miraron de nuevo.

Ante ellos se hayaba una mujer alta, ide pelo negro y ojos claros. Iba vestida de negro, y llevaba dos espadas por detrás de la cintura. Zayyn frunció el ceño mientras la mujer daba un salto de alegria. La humana había conseguido transformarse, pero a diferecia de ella, Zayyn no necesitaba ni un disco tan raro ni un dispositivo. Debía de ser otro tipo de niño elegido. Ahora que se daba cuenta, el dispositivo de la rubia -ahora morena- se parecía al de aquel enano, Saladino. Supuso que él también podría transformarse.

Se encogió de hombros y se estiró, aunque la comodidad desapareció cuando la estatua la llamó débil, y no pudo evitar enrojecer de ira, vergüenza y frustración. Seguramente ahora tendría que depender de ellos dos, y aunque no le importaba demasiado hacerlo de Beelze, de la humana era otro cantar. Se tumbó en la cama y se dio la vuelta, dándoles la espalda y gruñendo.

Selenemon sonrió levemente al ver la molestia dibujada en el rostro de la pelirroja. Lástima que no le gustara depender de los demás, en contadas ocasiones llegaban a ser muy útil. Pero al parecer no se daba cuenta de esa utilidad, así que al menos podría molestarla cuando se hubiera recuperado.
En eso coincidían las dos consciencias: Natasha, puesto que era buena persona y no le gustaba molestar a los que estaban mal; Selenemon, porque era un guerrero que se regía por un peculiar estilo de honor y sabía que la victoria sobre alguien débil o herido no era una victoria, sino un abuso.

Se dirigió a una de las paredes, y se apoyó en ella con la espalda muy recta. Esperaría a que esos dos decidieran irse, sin moverse ni un ápice del sitio, por dos motivos: primero, la había intentado matar y ahora que mostraba más poder que antes no iba a ser tan complaciente; segundo, llevaba a saber cuanto tiempo esperando, podría seguir allí unas horas más.

Como se observa, ambas personalidades estaban entremezcladas, aunque la que tenía la última palabra en las decisiones era Natasha, puesto que ella era la dueña del cuerpo.

Levantó el rostro hasta el techo, en el que estaban dibujadas estrellas que casi podrían parecer reales, pero ella sabía que no lo eran, puesto que no narraban ninguna historia que pudiera leer.

Nada más darse la vuelta y cerrar los ojos, la muchacha quedó rendida en brazos del sueño. Parecía tan cansada que podría quedarse en la cama un dia entero. Se escuchó un suspiro, y después unos suaves ronquidos.

Beelze suspiró y se estiró. Luego se sentó en el suelo, cerca de la cama de su compañera, y se durmió también