Cómo me metí en esto...

... Y ahí estaba yo de pie frente a una multitud de digimons, que esperaban ansiosos mi música, mi canto, cómo haría tal cosa?, apenas sabía qué era un instrumento, Kyukazemon se encontraba caminando a mi lado, ambos confusos sobre el escenario, ya habían pasado 3 grupos de digimons antes de nosotros y habían dejado el listón bastante alto, teníamos que superarlos para lograr lo que ansiabamos.
- pues... a darles lo que quieren... -
Comenté a kyukaze el cual se instaló tras la batería deshechando las baquetas y apuntando a los platillos con sus colas mientras yo tomaba una guitarra eléctrica algo extrañado de lo familiar que se sentía.

No sabía canciones, ninguna, y portanto kyukaze tampoco, emití un sonido intentando acostumbrarme al microfono, el eco fue asqueroso, y los digimons se vieron obligados a tapar sus orejas.
Sonreí tontamente disculpandome con una reverencía y afirmé con fuerza la guitarra, toque sus cuerdas, el sonido tampoco fue algo con sentido, pero se me hacia familiar, era comodo, me sentía bien, mi voz comenzaba a salir timidamente al principio, y asi mismo kyukazemon tocaba, los digimons no parecían muy contentos y me daba cuenta al mirarlos desde el escenario.
De repente me detuve, frente a mí ya no habían digimons, sino una gran cantidad de humanos, gente, parecían conocerme, gritaban mi nombre, uno que no recordaba, querían oirme cantar, me miré las manos, eran más pequeñas, más jovenes, y sostenían una guitarrá diferente, roja como la sangre, mi ropa era distinta, pero mi cabello seguía igual, largos y dorados mechones que tapaban mi vision, sonreí, muy a gusto con la situacion, me sentía comodo
- quieren más!!! -
grité a este nuevo publico, el cual respondió positivamente aclamando aquel nombre, aquel perdido en mi memoria, sostuve la guitarra de una manera distinta, me acerque al microfono y comencé, rapida y efusivamente, con los ojos cerrados, kyukazemon compartió mis recuerdos, y me siguió con la batería, para mí no había nada más en ese momento, solo la música que de mi emanaba.

Zayyn escuchó con atención toda la canción, desde su sitio, en una mesa rectangular pegada a la pared, acompañada de dos sofás acolchados de cuero blanco. Tenía en la mesa un vasito de cristal, con un extraño líquido de color negro semi vacío, o semi lleno, dependiendo del punto de vista de cada uno. La muchacha tenía el rostro semioculto bajo una capucha y seguía la melodía moviendo la cabeza lentamente. Le gustaba ese estilo de música. (?)

Al terminar la canción abrí los ojos, no entendía que había sucedido, esos flashes de memoria no parecían míos, no de "Vice"... ni si quiera de lo que se supone había olvidado al volverme Gula, parecía algo más antiguo, recuerdos de una persona completamente diferente.
Miré a los espectadores, parecían imprecionados, aclamando por más, sonreí a gusto y kyukaze dió unos golpes a la bateria expresando también su buen humor.
No sabíamos que pasaba, pero nos ayudaría a lograr nuestro fin, conseguir el preciado premio, una piedra, con la habilidad de encontrar a quien fuese, por desgracia solo podía usarse una vez, pero era más que suficiente.
Bajamos con kyukaze del escenario, los digimons nos felicitaban por nuestro talento mientras otro grupo nos reemplazaba arriba.
Nos sentamos en medio del lugar, en una mesita y pedimos algo de tomar.
Era un bar bastate grande, no muy llamativo pero lo suficientemente espacioso para esa turba de digimons.
Tomando mi refresco levanté una ficha, una hoja que contenía las especificaciones del torneo, el ganador debería tocar nuevamente para finalizar, yo no tenía nada pensado, pero sentía que podía volver a realizar el milagro reciente.

Z ya se levantaba para marcharse cuando de repente un Gabumon la agarró del brazo y de un tirón le arrebato la capa. La muchacha se quedó paralizada y a punto estuvo de darle una patada al maldito digimon, pero este ya había gritado por encima del ruido:

- ¡Es tu turno! ¡Qué cante! ¡Qué cante!...

La pelirroja se vio entonces empujada hacia el escenario por un grupo inmenso de digimons. Eran demasiados, ella sola no podría librarse de todos ellos, y transformarse no iba a ser muy buena idea.

Estaba tan azorada que ni se percató de que ya estaba frente al micrófono y que todo el público la observaba. Sintió un sudor frío por la espalda y notó como le ardía la cara. Finalmente carraspeó. Se dijo que en el futuo se odiaría a sí misma por aquello....

Todo estaba en silencio. Empezó a entonar con suavidad una canción que había escuchado hace tiempo...

- How can you see into my eyes ...ike open doors...

Tranquilo veía subir a la siguiente concursante, parecía reacia a cantar, incluso se revelaba a subir al escenario, pero los digimons no lo veían así y la empujaron hasta el microfono.
quedé perplejo al escuchar su canción, no pensaba que con esa dura expresión tal melodía pudiera ser entonada, pero mientras vocalizaba el rostro de la chica se llenó de luz, y ahora que la miraba bien pude apreciar su agraciado cuerpo.
Aquella canción me sonaba... por qué? quizás la había escuchado en el mundo humano... qué era?, me sabía la letra, y suavemente resité las partes masculinas, chibi había dedigievolucionado ya, y se paseaba cariñosamente sobre la mesa mientras yo le resitaba la letra.

A medida que cantaba, un extraño fuego interno le recorría todo el cuerpo, impidiendola parar hasta que terminara la canción. Era una sensación vigorizante, increíble y muy satisfactoria. Z sabía que no estaba siendo ella misma, era como si el mero echo de cantar la encantara, convirtiéndola en otra persona...

Ahora llegaba la mejor parte.

- Frozen inside without your touch, without your love, darling. Only you are the life among the dead...



- Bring me to life....!!

Fue entonces. Zayyn, en un arranque de frenesí y entusiasmo, había agarrado el micrófono. Sin embargo, mientras la letra del estribillo salía de su boca, algo sucedió. La vista se le empezó a nublar y al segundo, el bar ya no estaba. Ella se encontraba al pie de una torre de piedra, mirando la delgada línea del mar en el horizonte. Sus pies desnudos pisaban la hierba fría y mojada. Inspiró hondo y sintió recorrer por su nariz el olor de la naturaleza. Se miró entonces a sí misma. Llevaba un suave y blanco vestido de seda, atado con un nudo por la parte de atrás del cuello. Frunció el ceño, no recordaba haber llevado esa ropa nunca.

- Deirdre...

Se volvió de golpe y casi al instante se preguntó por qué había reaccionado a aquel nombre. Entonces, vió ante ella a un muchacho, más o menos de su misma edad. La muchacha abrió mucho sus ojos. El chico tenía el rostro suave y angelical. Una mata de pelo negro como la noche le caía por los hombros y la espalda. Pero lo más sorprendente fueron sus ojos, azules e hipnotizantes.

Zayyn cerró los ojos un instante, maravillada, preguntándose si eso era realidad o simplemente un sueño. Cuando los abrió, efectivamente se encontraba de nuevo en el bar, aunque su cuerpo yacía en el suelo. Se había desmayado.

Seguí entonando la letra de aquella canción como hipnotizado, volviendo a mí solo para darme cuenta que esa chica podía quitarme el premio, que seguramente me vencería, pensaba que lo tenía en la palma de mi mano luego de mi actuación, pero... esta chica parecía agradar al público, digimon que gozaban de los suaves movimientos y la misma canción que provenía de la femina sobre el escenario.
Sin embargo su brillo en un pestaéo se apagó, la música se detuvo y sus labios se cerraron, la chica cayó al suelo, nadie se movía, todos extrañados de lo que había sucedido, y probablemente esperando que fuera parte de la canción, yo en cambio quería seguir oyendola, aunque venciese, su voz me atraía, la letra de esa canción me causaba algo que no podía entender del todo, y con un salto llegué a un lado de la peliroja en el suelo.
Sosteniendo su cabeza intenté reanimarla
- hey niña -
Dije cerca de su rostro, esperando que abriese los ojos solo con eso, no me importaba su estado, mucho menos su salud, solo quería seguir oyendo esa agradable melodia que por su boca nacía.
Al rato la chica volvía en sí, sus parpados abiertos me dejaban ver unos hermosos ojos verdes, algo oscuros, podría ser por las sombras del lugar.
Yo me encontraba sobre ella, tapando la luz del escenario, cobriendole el rostro por las sombras y mirandola directo a los ojos.
- mejor? -
sonreí juguetón al verla reaccionar.

Todo volvió a verse de nuevo. La muchacha enfocó un rostro cercano. Un chico rubio, de mas o menos su edad, la sostenía y la miraba con una sonrisa. Z se movió hacia atrás rápidamente y se separó de él.

- ¿Qué ocurrió?

Parpadeó varias veces para acostumbrarse a la luz. Aquello había sido extraño, muy extraño. ¿Había sido un sueño? ¿Una alucinación? ¿Dónde estaba ese lugar? Y lo más importante, ¿quién era ese chico que la había llamado por aquel extraño nombre?

- Deirdre...-susurró, mirando al suelo, pensativa.

Intentó incorporarse, pero sentía las piernas rígidas, así que procuró desentumecérselas poco a poco, dándose masajes. Cuando las sintió mejor, se levantó con torpeza, limpiándose el polvo.

La suculenta hembra humana se separó al ser conciente de que la sostenía, pareció no tener la más mínima confianza en la sonrisa amable que itenté ofrecerle
- te desmayaste -
Contesté observando las vendas que le cubrían el pecho, sonriendo aún más pronunciadamente.
Mientras ella divagaba en sus pensamientos y se levantaba me acerqué rápida y poco notoríamente, en un segundo me encontraba a su lado
- te ayudo -
Con esa sonrisa amable que me caracterizaba y sin la más mínima verguenza con mi diestra le apreté un seno, y suavemente hundí mis dedos en este a la vez que la ayudaba a ponerse de pié
- no seguirás cantando? -
prenguté mientras chibi, el pequeño zorro, se movía saltando de cabeza en cabeza sobre los digimons en el público.

La chica le costaba mantenerse en pie, pero lo consiguió. El chico que la había atendido había dicho que se había desmayado... ¿Desmayado? Al principio ella se encontraba cantando, dándolo todo en ese extraño concierto, y al momento siguiente se encontraba en el suelo... No, no al momento siguiente. Para Z habia sido mas que eso.

El sitio al que se había visto transportada le resultaba increiblemente familiar. La torre antigua, la hierba fresca a sus pies, el aire limpio, el enorme lago... Y esos ojos. Unos ojos que parecían ser el mismo espíritu de aquel muchacho, que eran capaces de ver tu interior. Hipnóticos y eléctricos. Su sola presencia había hecho perder el aliento a la pelirroja. El verle había ido como un cubo de agua fría. Y había pronunciado un nombre. Deirdre.

Hasta donde ella sabía, aquel era solo su segundo nombre. Nadie lo conocía. Ella misma se había encargado de que nadie lo supiera.

Sintió de repente los dedos del chico rubio sobre su pecho. Eso fue suficiente para que volviera a la realidad y lo mirara de manera escalofriante.

- Quita tus manos de encima, maldito pervertido-murmuró, empujándole con su habitual fuerza de biohibrida.

Era una buena textura, mi mano se hundía en una especie de masa la cual se moldeaba dulcemente entre mis dedos a pesar de sus vendajes.
Por desgracia la chica reaccionó de manera algo negativa, empujandome con fuerza más allá de la humana, fue una sorpresa, y golpee el escenario tras nosotros pero sin perder mi equilibrio.
- auch... -
Me quejé acariciandome el lugar afectado en la nuca, sin dolor pero con el agrado de quejarme aparentando debilidad.
- eres muy fuerte -
Volví a sonreir, esta vez burlón y apretando el aire con la mano, simulando el pecho de la joven frente a mí mientras sacaba mis propias conclusiones acerca de sus capacidades.
- quiero que termines esa canción -
Ordene a la hembra sind ejar de sonreir.

El chico trastabilló hacia atrás, pero no parecía estar molesto. Más bien se divertía, y eso a Z le molestaba. Apretó los dientes enfadada al ver como él movía los dedos, como si palpara algo en el aire. La pelirroja casqueó la lengua. ¿Qué demonios le pasaba a ese tío? Parecía ser solo un pervertido como otro cualquiera. Z bajó del escenario de mala gana y caminó. Los digimons que allí se encontraban se apartaron a su paso. Ya habían visto que, pese a su voz, no era de las que se podía tratar fácilmente, y mucho menos bromear con ella.

Se detuvo y se agachó al suelo para coger su capa, la cual el estúpido Gabumon le había tirado al suelo. La limpió el polvo, sin inmutarse por las palabras del muchacho rubio. Se puso la capa y se volvió para mirarle de mala gana.

- Si tanto quieres oír el final, cántala tú. Se te veía muy animado en tu silla, siguiendo la letra.

Se dio cuenta de que todo el bar los miraba a ambos, pero más aún a ella, así que los miró con frialdad, diciendo.

- Aquí ya no hay nada que ver, cotillas.

Dicho eso, comenzó a caminar hacia la puerta.

Al parecer la peliroja no estaba dispuesta a seguir mis mandatos, y con aires de grandeza dejó el escenario alejandose de mí, chibi tapaba la puerta de salida, haciendo gracias de zorrito pequeño, dando vueltitas en el suelo y jugueteando con sus colas, pero siempre iterrumpiendo la salida.
- no me sé la canción! -
Le grité desde el escenario
- estaba seguro de que ganarías -
Salté al suelo y comenzé a acercarme a ella caminando por el camino que el mismo público habia despejado.
- no te quedarás para saber los resultados? -
mientras tanto el animador intentaba arreglar las cosas llamando al siguiente grupo a tocar.

La muchacha se detuvo ante el pequeño zorrito, el cual obstaculizaba la salida, dando vueltas y jugueteando. Lo había visto en la mesa del rubio, de modo que debía de ser su compañero.

- Tú, enano, quita de en medio.

Lo miró desde arriba, esperando que se apartara. Mientras tanto, escuchó los pasos del humano tras ella, acercándose. Sonrió levemente al oírle.

- No me interesa saber el resultado. A fin de cuentas fueron ellos los que me obligaron a subir. Yo no quería.

Chasqueó la lengua. El zorrito era un incordio que no se quitaba de en medio. Zayyn retrocedió para coger impulso y pegó un salto, pasando por encima de este y empujando al mismo tiempo la puerta con una mano.

Finalmente salió al exterior. Era de noche, pero Z era perfectamente capaz de ver. Miró hacia la derecha, y después hacia la izquierda. Al cabo de un rato optó por coger el camino de la izquierda.

El pequeño zorrito naranja jugaba con algo aparte de sus colas, era una especie de piedra, no parecía tener gran importancia pues la peliroja le ignoró y saltó saliendo del bar
- cantaste por obligación? -
Pregunté siguiendola mientras salía, chibi se había levantado y a saltitos había subido a mi hombro, el cual se encontraba descuidadamente descubierto asi como gran parte de mi torso
- pues parecías disfrutarlo -
Comenté caminando tras ella a más de 7 pasos, el zorrito en mis hombros mordía la piedra descuidadamente.

Zayyn se subió la capucha para ocultar su rostro. Caminó por las calles, observándolas. Las casas tenían un aspecto raro, como demasiado cuadradas. Se internó en un barrio, aún más cuadrado que el anterior, y con los tejados con pequeños cilindros. Miró a un lado y vio grabado algo en una pared: "Pego".

Entonces, se volvió al oír de nuevo la voz de él.

- Tsk...¿Qué quieres?-inquirió volviéndose-Si, canté por obligación. Y no, no lo disfruté... ¿No viste como caí al suelo?

- divertirme -
Respondí a la interrogante sacando la lengua sensualmente
- parecías disfrutarlo antes de desmayarte -
Sonreí para luego acercarme un poco más
- solo estaba ahí por el premio, pero ahora estoy más interesado en tí ^^ -
Con una pequeña sonrisa infantil caminé rodeandola, analizandola, chibi en tanto saltó al suelo, aún jugando con su piedrita, era el premio de aquel concurso
- eres muy fuerte, te entrenas o algo? -
pregunté despreocupado.

Z seguía caminando, con el otro pisándole los talones. Se maldijo a sí misma. Si no hubiera cantado ahora estaría todo normal. E incluso si no se hubiera visto atraída por las luces y el ambiente de dentro no habría entrado, y por lo tanto, tampoco habría cantado. Y entonces, el chico rubio no la seguiría en esos momentos.

- Demonios…

Se volvió hacia él, con el ceño fruncido y puso los brazos en jarras.

- Bueno, a ver. ¿Qué eres? ¿Mi fan o algo? -.-‘

La muchacha chasqueó la lengua y reanudó la marcha, a paso ligero. El joven comenzó a rodearla y a examinarla, y finalmente hizo la pregunta obvia: eres muy fuerte, te entrenas o algo?. Z sonrió.

- O algo…

Llegaron a las afueras del pueblecito, donde se levantaba un pequeño bosquecillo. Z se paró ante él, preguntándose si el chico la seguiría a su interior. Ella solo quería marcharse de allí, pero para eso, tendría que transformarse, y no le gustaba hacerlo frente a desconocidos. Podría intentar internarse y perderlo de vista, pero si salía mal entonces no podría irse.

Su respuesta me fastidió, no me daba la más mínima importancia, me ignoraba como a una mosca, pero había más de una manera de saber lo que quería, al detenernos frente a un pequeño bosque hice mi movimiento.
- chibi -
Llamé la atención de mi pequeño compañero, él sabía mis intenciones, y dejando la piedra a un lado por segundos lanzó un pequeño rayito rojo a la espalda de zayyn, no muy poderoso, no dañaría gravemente a un humano.

La muchacha suspiró y siguió andando. No le interesaba lo más mínimo pararse a hablar con él, solamente quería irse de allí…y volar. Dio un paso para internarse en el bosque, pero entonces, sintió algo a su espalda. Sintió una mínima concentración de poder. Miró hacia atrás, sin apenas cambió en su expresión facial. Efectivamente, el zorrito que acompañaba al rubio había lanzado un pequeño rayo hacia ella. Zayyn puso una mueca y lo esquivó sin apenas moverse. No obstante, miró al muchacho con ira contenida.

- ¿Qué crees que haces?-inquirió, cabreada.

El viento comenzó a soplar, rodeando suavemente a la chica. Se estaba preparando para evolucionar. Si le atacaban, lo justo sería devolver el golpe, o por lo menos defenderse, y ya que iba a mostrar su otra faceta, mostraría la única que podía volar: Aeirmon. Así luego podría marcharse tranquilamente sin tener que evolucionar más.

No obstante, al final decidió que no valía la pena. No iba a mostrar su verdadera naturaleza a nadie, y menos a un humano. Suspiró de nuevo.

- ¿No me vas a dejar tranquila? ¿Qué es lo que quieres?

Sacó de algún lado una pistola, negra, con una cuchilla implantada bajo el cañón. Sin embargo, no disparó. Solo se cruzó de brazos.

- Ve al grano, ¿vale?. Tengo prisa y quiero irme de aquí cuanto antes.

El rayito de mi pequeño compañero fue esquivado sin mucho esfuerzo, como creía la peliroja era algo más que una simple humana, sus reflejos, fuerza y velocidad estaban por encima de loq eu podía clasificar como "normal", pero ya había conocido elegidos con capacidades extrañas, debía asegurarme.
- quieres ver algo de magía? -
pregunté de improviso mostrando mi mano derecha vacía por completo, la voltee una vez y al devolverla a su primera posición en ella había un mazo de cartas, el cual comencé a revolver hábilmente.
- quiero ver de qué eres capaz, tengo mucha curiosidad -
Respondí a su segunda pregunta sonriendo macabramente mientras ella levantaba alguna especia de pistola. Tomé una de las cartas entre mis dedos indice y corazón (misma diestra), era un As de pica, bastante extraño debo decir, y se lo mostré despreocupadamente

- al grano... pues... -
Con un movimiento veloz de muñeca la carta salió disparada girando hacia la frente de la voluptuosa chica, y aprovechando la distracción me moví un poco hacia mi izquierda.
Tenía una única pistola, en su mano derecha (supongo xD), y los brazos cruzados, si lograba disparar a la carta no estaría en la línea de aquel tiro, pero parecía bastante dificil lograrlo.
Chibi también hacía su movimiento, aprovecho mi pequeño acto para desaparecer en las sombras del suelo usando su tamaño y la oscuridad, buscando su camino tras la mujer, a diferencia mía chibi iba por la derecha desde mi punto inicial, silenciosamente y a buena distancia, dejandome toda la atención a mí.

Zayyn solamente observó como esa misteriosa carta volaba en su dirección. Cuando estuvo apenas a unos centímetros de ella, la muchacha se inclinó hacia atrás, doblando el cuerpo y trazando un semicírculo con él. La carta pasó volando por encima de su cabeza. Tras eso, la chica plantó sus manos en el suelo y se dio un impulso con los pies, haciendo una voltereta hacia atrás. Al final, piso el suelo nuevamente, pero al retroceder se topó con algo. Tropezó y cayó encima suyo. Z dejó escapar un leve gemido al caer. Gracias a lo que tenía debajo no se había hecho daño, pero el susto no se lo quitaba nadie. Se levantó rápidamente y vió lo que era: el mini zorrito que acompañaba al rubio.

Resopló y retrocedió unos pasos. Alzó las dos manos, sujetando con ellas la pistola y apuntándolos a ambos alternativamente.

- No me obligues…

La esquivó, esquivó mi carta, por qué lo haría?, no era tan fuerte como para simplemente recibirla?, al parecer no lo era, me podría haber equivocado?, debía seguir con mis pruebas. La carta siguió su camino, desapareciendo entre los árboles.
La escultural peliroja realizó una pequeña acrobacia hacia atras, se movía elegantemente en medio de la oscura noche y por desgracia pasó a sentarse sobre mi pequeño compañero
- ... -
no tenía palabras para expresar la envidia que sentía, por qué no podía sentarse sobre mí de la misma manera?, seguro se la pasaría bien.
Suspiré mirandola
- hazlo, tu sabes que lo deseas -
Sonreí lascivamente
- y!, por tu culpa perdí mi cartita -
moviendo ambas manos, en mi izquierda aún tenía el maso de cartas, el cual desapareció entre dichos movimientos.
Luego, sin dejar de sonreír levanté el dedo índice, y con un pequeño movimiento mi naipe volvió volando por sobre la cabeza de la hembra que enfrentaba, directo a mi diestra, justo desde donde había salido.
Detrás de la chica, los árboles cercanos por los que había volado la carta comenzaron a caer, mostraban signos de haber sido cortados con algo verdaderamente filoso.
Luego de esto me acerqué un poco a mi compañero caido, y le di unas pataditas
- de pie cabrón con suerte -

La joven bajó el arma un poco, dejando de apuntar al chico y al zorrito. Miró al joven atentamente. Parecía tener más cartas, en una baraja en su mano izquierda. Se guardó la pistola, sin quitarle el ojo de encima. Puso cara de desagrado al ver esa sonrisa de pervertido que el desconocido tenía dibujada en su cara. Tenía claro que no se iba a dejar tocar, y muchísimo menos por él, ahora lo tenía más claro que antes.

Resopló, e hizo ademán de darse la vuelta. Sin embargo, lo que hizo fue muy distinto. Su cuerpo brilló, y tras ser envuelto durante un rato por chorros de agua, Uiscemon hizo su entrada en escena. Zayyn no se iba a dejar atrapar por nadie, aunque eso le obligara a transformarse. Ya le daba igual mostrar sus habilidades ante el chico. Tan solo quería asustarlo un poco para que la dejara tranquila. Siseó y se quedó mirándolo durante un rato desde arriba, pues como serpiente medía fácilmente el más del doble que un humano.

Mi rival porfin mostraba lo que en realidad era, un digimon. No usó ni digivice ni digiespirits para evolucionar, claramente o era un digimon disfrazado de humano, tal cual era yo, o era un biohybrido. El segundo bio que conocía despues de Axel, sin contar a mi hermana que era un caso bastante extraño, al parecer habían creado más seres como yo, más aberraciones.
- con que esto es lo que pasaba -
Nunca me sorprendí o cambié mi expresión, siemrpe mostrando una sonrisa burlona y confianzuda a mi oponente, quien había dejado de ser una sensual mujer para convertirse en un gusano de gran tamaño
- una biohybrido no? -
Deduje ante ella con ojos que brillaban expectantes, mirando su alargado y gigantesco cuerpo. Chibi estaba ya de pie, se movía a mi alrededor nervioso mirando al digimon contrincante, mientras que una duda tomaba por completo mi cabeza
- y con esa forma... cómo cagas? -
Cuestioné descaradamente.

Uisce pestañeó un momento, mirando al humano.

<< No pareces sorprendido… >>

La voz de Uisce no viajaba a través del aire. Era más bien como si se oyera en la propia mente. Telepatía era la palabra exacta. La serpiente siseó, molesta ante la pasividad del humano.

<< Efectivamente >> asintió << No pareces sorprendido… ¿Significa eso que ya te lo imaginabas?>> inquirió entrecerrando los ojos.

Vio al pequeño zorrito corretear nervioso ante su presencia, y aquello no pudo evitar hacerla recordar cuando era pequeña. La gente era muy de etiquetar. Sus ojos grises adquirieron un leve brillo de tristeza, pero desapareció tan rápido como había aparecido. Después la chica volvió a prestar atención al rubio.

<< Por el ano, ¿por dónde quieres que cague? >>inquirió. Había sido una pregunta un tanto estúpida.

Comenzó a mover las anillas de su cuerpo y se enroscó a sí misma. Después posó su cabeza sobre su cuerpo.

<< En fin, ¿me vas a atacar? ¿Vas a dejarme tranquila? Tengo cosas que hacer, ¿sabes? >>

Resopló, expulsando por su nariz un chorro de agua que mojó al muchacho rubio. Después se rió con suavidad.

Empapado miré al digimon contrincante, el chorro de liquido había salido directamente de su nariz, y aunque la sensacion en mi piel no se sentía como algo diferente a agua procedí a exagerar
- me llenaste de moco D:!!! -
Sacudí los brazos salpicando en todas direcciones
- cómo has podido hacer tal asquerosidad D: -
dando vueltas mientras me acercaba a ella sacudiendome exageradamente
- asco! -
terminé por mostrar una expresión molesta hacia la digimon, dejando de moverme
- y donde está tu ano? -
Sonreí mientras extendía una mano delante mío, de la cual se generó un aro flotante
- sería bueno que me lo enseñases :3 porque simplemente nose donde está -
El aro flotante delante mío se incendió, y acerqué ambas manos usando el calor de las llamas para secarme.

La suave risa de Z se convirtió en una burlona al ver al chico rubio desesperado por secarse lo que él pensaba que era moco. Solo era agua, en realidad. No había por qué alarmarse tanto. Se incorporó, lentamente, cerró los ojos y comenzó a brillar. Justo como un momento antes, un tornado comenzó a envolverla. Nuevamente sintió que tenía manos y pies, aunque eran en realidad garras. También sintió su cola, la cual movió levemente cortando el césped alto que se interponía en su camino. Ya no era una serpiente. Había evolucionado, y ahora tenía un aspecto… más humanoide, a pesar de la cola, las alas y los cuernos de la cabeza. Tenía una apariencia más de un demonio.

- Viento… -susurró abriendo lentamente sus ojos y sintiendo como su elemento la envolvía.

Miró al chico con sus ojos plateados y esbozó una sonrisa burlona.

- Las serpientes cagan por la boca… ¿No lo sabías?

Obviamente, era una completa mentira. Las serpientes tenían un agujero cerca de la cola, llamado cloaca, por donde expulsaban las heces. Pero el chico no parecía saberlo, de modo que se reiría un rato.

Desplegó las alas, dispuesta a marcharse. Nada la retenía allí. Nunca se quedaba en un mismo sitio mucho tiempo. Dio una patada al suelo y de un tirón se elevó en el aire.

- Hasta luego~-dijo volando en dirección norte.

Off: Me escapé e.e

La serpiente delante mío volvió a iluminarse y cambiar, era claro lo qeu sucedía, estaba evolucionando, por fortuna esta vez era algo más femenina que sus formas anteriores.
La respuesta de mi contrincante me hizo sonreir
- diack... -
respondí acercandome
- no quieres un abrazito? -
pregunté mientras ella realizaba extraños movimientos.
No hubo respuesta, la digimon frente a mí levantó vuelo y se despidió suponiendo que yo no podía volar, me veía como a un simple humano, me agradaba pasar desapercivido, pero dejarla ir terminaría con mi diversión.
Dejé que se confiará y se elvasé lo suficiente, para luego dar saltos consecutivos en el aire hasta ponerme a su nivel, eran movimientos extraños e irregulares, como su usase paredes invisibles para subir, golpeaba con fuerza el aire con los pies para dar saltos en zigzag.
una vez al lado de ella le volví a hablar
- me llevarías? D:... uff... esto cansa más de lo que parece -
no podía quedarme quieto en ela ire, en vez de eso seguía dando patadas a paredes invisibles para mantenerme en altura.
Chibi, aún en tierra, comenzaba a brillar evolucionando.

Z voló, agitando sus alas con suavidad. Sonrió, orgullosa. Había conseguido escaparse, ya que el rubio sólo era un humano y no podría seguirla por el aire. Inspiró hondo, le gustaba la sensación de sentir el aire en la cara.

Sin embargo, pronto sintió algo a su lado, como una corriente. Miró... y casi perdió el equilibrio del susto. El chico rubio estaba junto a ella, a su altura, en el aire. Parecía haberse impulsado de alguna manera extraña, porque le costaba bastante esfuerzo mantenerse.

- WTF? -soltó Aeirmon.

Se movió para atrás, alarmada y vió como el mini zorrito comenzaba a brillar desde el suelo.

- D: Ni loca te llevo. ¿Cómo rayos puedes mantenerte en el aire?

Observó al joven con más atención. Ya no parecía un humano normal, había quedado claro que era algo más. Lo primero que le vino a la mente fue que podría ser como ella, un biohybrido. Frunció el ceño.

- No eres un humano normal-adivinó.

Respiraba agitadamente, dando patadas al aire para mantenerme a vuelo. Cual saltarina entre 2 paredes rebotaba constantemente
- uff uff... claro que no! -
sonreí triunfante mirando a la digimon, con expresión satisfecha
- soy... uff... un maguito! -
Chibi ya había evolucionado, y saltó en el aire siendo una enorme bestia azulada, cabalgando hacia nosotros en pleno aire.
Con un último salto girando hacia atrás cai sobre mi compañero, y le monté luciendo cansado.
- cómo te llamas? -
Pregunté amigablemente está vez, intentando no ahuyentarla.
Chibi, a diferencia mía, tenía la capacidad de surcar los cielos como si cabalgase, su contol sobre el viento era algomuy útil cuando de rastrear y perseguir se trataba.

Zayyn seguía bastante sorprendida, de modo que no le prestó mucha atención al zorro, que llegaba hacia ellos trotando. El chico dió un impulso y, saltándo hacia atrás, se sentó en el lomo de su compañero. El chico parecía seguir cansado, pero sonrió amablemente. Y le pidió un nombre.

Z frunció el ceño. No solía darle a nadie su nombre, y mucho menos a un extraño, pero el joven estaba de frente suyo y montando a un zorro enorme. Seguramente si se escapaba la perseguirían.

- No te vas a dar por vencido, ¿eh? -suspiró, agotada. - Si te lo digo me dejarás ir... y no es una pregunta.

Se rascó la barbilla, pensativa. Tenía pinta de que no aceptaría la inicial de su nombre, y a ella no le apetecía discutir en esos momentos.

- Zayyn, me llamo Zayyn- murmuró-. Pero no le digas a nadie mi nombre... No me gusta irlo pregonándolo por ahí a personas que no conozco.

Dicho eso movió las alas. y se giró nuevamente en dirección norte, para marcharse.

- See you soon-dijo.

Continuaba esperando la respuesta de la digimon a mi lado, mientras descansaba sobre mi azulado compañero, dejando que el viento acariciase mi rostro.
Luego de esperar corto tiempo la chica me dirijió sus palabras.
- nop, no me daré por vencido -
sonreí respondiendo, había leído mis pensamientos, pero había una razón especial por la que quería su nombre
- me estás dando una orden? -
pregunté desafiante al oirla.
La chica comenzó a divagar, probablemente pensando en alguna manera de deshacerse de mí, la cual fallaría como cualquiera de sus intentos.
- asi que zayn eh? -
repetí luego de que me respondiera
- yo ya soy un conocido entonces -
Dije sonriendole burlón, luego de eso la extraña digimon giró y voló despidiendose en sentido contrario, o por lo menos eso creí que hizo.
- ... lo mismo para tí... -
Respondí ignorante a sus últimas palabras, era una clase de idioma olvidado?, una clave?, no lo sabía, pero parecía ser el fin de este corto encuentro.
Luego de un pequeño juego de manos entre mis dedos apareció la piedra, aquella que era el premio del torneo músical.
- Nos veremos pronto zayyn -
Tenía su nombre, y la piedra, si estaba aburrido podría encontrarla facilmente.