Monkey Wrath [Mision de Saya]

Cuando te quitas de su discusión alzando los brazos, Gokuwmon hace lo mismo, pero termina poniendo su báculo sobre sus hombros -¿señor Makuramon…?- dice alzando una ceja y tras unos segundos explota en risa terminando en el suelo rodando -y luego querrá ser nuestro líder, ¿no?- continuo riéndose a carcajada suelta

-¡ya cállate!- exige dando un desplante -¡y tú ya vete!-

-¡no…! espera, hay algo que me causa curiosidad de esa no-humana…- dice con tono serio reincorporándose de un salto -no me creo ese cuentito de que despertó aquí por casualidad… de ser así, la habríamos visto antes- explica girando su báculo con los dedos de su mano derecha -¿Por qué no nos dices la verdad, muchacha?-

-como que la verdad Gokuwmon? ¿Crees que esa digi human oculta algo?-

-preferiría que ella misma hablara…- arroja su báculo al aire y lo atrapa con su cola -vamos muchacha…-

La percepción del primate armado era por mucho más afilada, pero también podía ser que únicamente metía hilo para sacar cuerda – ¿Ocultar algo…? – respondí a su duda con un dejo de miedo, pero más de ser el que sentiría alguien que es descubierto, era el miedo a una posible muerte por alguien más fuerte – Es verdad… no tenía idea de que ustedes estuvieran aquí… – tuve cuidado al hablar para no hacer que atacasen a Makuramon, dado a que no era su culpa el confiar tan ciegamente en mi traicionado por su ego – ¿Por qué usted cree que escondo algo…? – a sabiendas de lo sospechosa que puedo sonar, me aventuro a cuestionar aquello manteniendo la mueca de miedo mortuorio presente – ¿Cómo podría… yo… ocultarle algo, a alguien que puede matarme sin problemas?.

Analizando un poco las cosas, era evidente que en algún momento llegarían sus demás miembros y como ya tenía la información sobre su razonamiento para conquistar esta isla sería lo mejor atacar ahora, pero…  – (No, es demasiado precipitado, 2 digimon tan experimentados como ellos, en especial Gokuwmon, no tendrían problema en atacar improvisadamente de una forma en la que mi derrota es muy posible, si no es que totalmente asegurada… mejor seguir con el jueguito tanto como pueda).

-¡tch! Ya deja de irte por las ramas- grita enfurecido Gokuwmon agarrando su báculo y señalándote con este -¡que pudieras engañar a ese imbécil significa que nos podrás engañar a todos!-

-c-cálmate Gokuwmon, creo que estas un poco más crispado de los nervios de lo normal- le pide a su compañero Makuramon actuando nervioso

-¡cállate inútil! ¡estoy seguro que esta cabrona es por mucho más fuerte de lo que dice ser!-

-admito que siento un poder bastante grande de ella, pero… ¿no estas exagerando un poco?-

-¡por supuesto que no! y te lo comprobare- aun apuntándote amplifico energía en su bastón -¡choutaiden raikouhou!- grito diparando en tu contra la energía que había acumulado

-¡huye!- te grita Makuramon desesperadamente

El mono de carretera se mostraba por demás iracundo, apuntándome con su arma con claras señas de no dudar en atacar, abrir ahora la boca sería ridículo; con lo cual me limite a prepararme para su siguiente acción. Discutió brevemente con su camarada, amplificando energía en su arma, ahora sí, no me quedaba opción alguna; tendría que hacer algo o de lo contrario moriría. El nombramiento de su ataque fue como un gatillo disparador de mis reacciones en conjunto al ataque mismo. Mandando al inframundo todo mi trabajo hasta ahora realizado para empeñarles la idea de que era inofensiva, me transfigure a digimon levantando el vuelo fugazmente para evitar el ataque.

– … – apuntando los cañones situados en mi espalda al Gokuwmon, oro en advertencia – Deténgase, no inicie un combate que no podrá ganar – aun estando enfocando mi atención en el antropoide motero, no pierdo de vista al exasperado y preocupado Makuramon – Respondiendo su duda, era verdad que no fui enviada a atacarles o detener sus planes, por el contrario… solo fui enviada a investigar la desaparición de un humano. Ha sido una sorpresa para mi terminar en su invasión… – me mantengo en una altura prudente, en un punto donde me es posible vigilarles para poder reaccionar a sus siguientes movimientos – (Mi tamaño… es mayor, pero las velocidades y agilidad que manejan… me deja en una mayoritaria desventaja.. ¡Tch…! Mantenerlos a raya… quizá…).

Con tu rápida acción logras escapar del ataque de Gokuwmon el cual ríe al ver que tenía razón mientras que Makuramon te mira con los ojos completamente abiertos con un tic en el parpado izquierdo, con la mandíbula “tocando el suelo” y con sus brazos colgándole lánguidamente; tras tu advertencia y Gokuwmon ríe a mandíbula suelta, este mismo te apunta con su dedo sonriendo -¡para tu desgracia amo las peleas…! ¡¡y mucho más cuando los oponentes son fuertes!!- arremete con un estoque de su báculo el cual se extiende a una increíble velocidad en tu contra

-hay no… ya empezó con su manía de combate…- se queja llevándose una mano a la frente negando con la cabeza -me meteré solo de verlo necesario- dice sin animo alguno dejándose caer de sentón completamente cansado donde antes se encontraba dormido

Si el ataque con su báculo llega a fallar, usara el mismo como una pértiga para arremeter con una patada; más que nada para dejarte en claro que el que tú puedas volar no es nada que él no pueda manejar aun cuando parece que volar no es una de sus habilidades innatas compensándolo con su agilidad y reflejos

Consigo sorprender al primer antropoide, el cual no cabe en el asombro por mis rápidas acciones incluido, evidentemente mi trasformación en digimon. Por su parte, su compañero haciendo caso omiso de mi advertencia, sin retraso ni demora, Gokuwmon orando con firmeza su amor por el combate arremete con su báculo que resulta ser extensible, apenas tengo tiempo para reaccionar y moviéndome a la lateral lo suficiente como para no recibir de lleno el impacto, esquivo la estocada inicial, no le doy espacio a la continuación de su ataque y tomo su arma con las manos para volar hacia atrás y arrastrarle conmigo. Mi objetivo era único, alejarlo de la tierra y llevar el combate al mar, ambos nos veríamos afectados por la falta de apoyo bajo nuestros pies, pero al menos así a Makuramon le costaría trabajo apoyarle. Cubro una buena distancia debido a la velocidad de mi vuelo en segundos, y en pleno aire me detengo en seco girando sobre mi propio eje aun sosteniendo el báculo para  impactar a su dueño contra el agua. No tengo tiempo para planear las cosas fríamente, un primate impulsivo seguramente se valdrá de su agilidad e ingenio innatos para salvarse de mi contra ataque – (No puedo alargar mucho este combate;  aún quedan Makuramon y sus camaradas…) – trato de mantenerme lista para lo que viene, pero el desconcierto que siento sobre la cantidad de enemigos que todavía no se han presentado me agobia lo suficiente como para lo dicho ya, evitar alargar este combate, con lo cual acabarlo con el menos desgaste de energía.