La Milla Sangrienta [Misión Ada]

La reina demonio se mantiene expectante en la canción que la es otorgada... Humedece sus labios y se recuesta con los ojos cerrados mientras dura, dispuesta a disfrutar la melodía que lentamente comienza a llenar la estancia. No hace ni dice nada mientras la misma perdura, y en cuento esta termina abre lentamente los ojos, volviendo a su posición inicial, con las cortinas algo mas descuidadas.

Finalmente sonríe, aplaudiendo con lentitud tras ello mientras muestra completa satisfacción en su rostro - Siempre he querido que alguien ajeno al típico prototipo de patán me dedicara una dulce tonada... Y tengo que decir que la tuya ha cumplido y superado todos mis deseos Ada. La recordaré por siempre, es una promesa - Tras sus palabras abre de nuevo los labios, dejando fluir un seductor suspiro mientras acaricia su rostro pensativa... Unos pocos segundos mas tarde parece haberse decidido, y con un sutil gesto de mano invita a la humana a sentarse a su lado, como siempre, pese a su delicadeza, parece ser una orden implícita.

Espera a que se decida si hacerla caso o no, y luego sencillamente soonríe, mirándola a los ojos desde escasos centímetros - Como me ha agradado, responderé a tus preguntas... Oh, y no hace falta que digas nada, hay una que no puedo contestar, pero trataré de ayudarte en todas las demás ya que tu pago ha sido mas que acorde. Pero antes de nada, recuerda que esta es solo mi canción ahora... Si la tocaras de nuevo, podría ir a buscarte para cobrarme un nuevo pago bien distinto - Pese a ser una clara amenaza, la miel de sus palabras hace que resulte casi un alago, un seductor piropo, quizás por que en parte el deseo se halla implícito en las palabras que emite - Ahora bien... No deberías preocuparte tanto por tu oscuridad, puedo ver que la persona a quien deseas volver a ver ya te puso en el buen camino... Tu maestro es la Soberbia, lo cual resulta cómico, pues eludiste su encuentro al abrir el cofre del demonio, habiéndote llevado directamente hacia el del del Dios. su nombre es Lucemon, y es el Digimon que representa a la Soberbia. Por otra parte, algo me dice que volveremos a vernos en relativamente poco tiempo, quizás no sea yo, pero al mismo tiempo así será. - Extiende su mano hacia la joven, y una esfera oscura aparece en la misma, al colocarla sobre la mano de la humana, es como si esta la absorbiera, haciéndola desaparecer - Es un regalo a cambio de tu fidelidad... No llores paladín oscuro, todo el dolor que te aflija tarde o temprano desaparecerá

Lentamente termina de inclinarse sobre la muchacha, mientras las cortinas que la cubren se libran de toda tensión, deslizándose hasta el suelo, mientras toda la estancia se oscurece y nadie parece ser capaz de moverse, la toma de la mejilla y besa directamente sus labios, al tiempo que todo se vuelve sombras... La sensación de la húmeda boca del demonio, tan placentera como cabría esperar o mas, desaparece junto al resto de las cosas, y cuando la luz comienza a volver, humana y Digimon se hallan en una sala completamente distinta. No hay paredes suelo o techo, es como si estuvieran andando en medio de la nada, iluminados únicamente por una llama de tonos violetas que flota varios metros por delante suya. De todos y de ningún sitio, la voz de Lilithmon puede escucharse en su clásico susurro seductor.

Agacho la cabeza a modo de reverencia, con una sonrisa entre los labios, tras escuchar que le ha agradado mi canción. Es la creación más intensa y bella de tocar que haya podido interpretar en un largo tiempo. Dicen que los compositores dejan parte de su alma cuando ofrecen una de sus obras al mundo. Pero si me preguntasen, creo que en esta ocasión ha sido como describir el más bello y excitante de los paisajes existentes. Guardo mi violín en su caja viendo de reojo cómo la digimon me invita a sentarme con ella en su cama. No todos los anfitriones te permiten entrar en un sitio tan privado como su alcoba… me siento a su lado con decisión mientras se curvan mis labios. Cruzo las piernas y espero educadamente a sus indicaciones, me consta que esto tendrá su por qué cuando el pacto ya ha quedado explícitamente detallado.

Me llevo el dedo índice a los labios y niego ante la posibilidad de volver a reproducir semejante pieza musical. Nadie a excepción de ella podría comprenderla, además le he entregado mi deseo ¿qué sentido tiene mostrarle esto a otro? Mi rostro se endurece tras escuchar las interesantes respuestas que tiene Lilithmon para mí. Mis ojos se abren de golpe por unos instantes, al absorber la esfera oscura que me entrega. Sé que no puedo comprenderlo, pero siento que posiblemente sea uno de los mejores regalos que me hayan podido hacer en mi vida. Y como un milagro del placer, se abalanza sobre mí para besar mis labios sin tiempo a reaccionar. ¿De verdad lo habría hecho o me habría dejado llevar igualmente?

Se terminó.

Como el espejismo de un lejano sueño, un terreno vacío a excepción de un fuego de tonos violáceos nos rodea. Se esfumaron las sedas y telas voluptuosas, desaparecieron los frutos paradisíacos y los mullidos sofás. Estamos de vuelta a la nada absoluta. Llevo mi mano hacia mi frente para revolver mis cabellos con una pequeña sonrisa. Mi ropa hecha jirones y los múltiples calambres que siento por todo el cuerpo me indican que todo esto ha sido real. Esta está siendo la experiencia más demente a la que me he enfrentado nunca. Pero sigo en pie ¿no?

Con un andar un poco espasmódico comienzo a caminar seguida por mi digimon. Miro que estén todas mis pertenencias conmigo, incluido el bastón de nueva adquisición antes de marcharme. Esbozo una sonrisa cansada tras las palabras de Lilithmon difuminadas en el ambiente. Esta aventura todavía no ha llegado a su final. Llevo mis manos hacia lo que deberían ser los maltrechos y agujereados bolsillos de mi chaqueta, luego lentamente inicio rumbo hacia el lugar del que procede la extraña luz de tonos violáceos.

¿Vamos a volver?-pregunta Gabumon en un tono que refleja confusión y no me extraña tras escuchar las palabras de Lilithmon. Mi expresión se cubre por una picardía notoria sin detener mis pasos.

Todavía no está claro que nos vayamos a marchar, Gabumon.-Le replico guardando cierto misterio pero también porque es la verdad.-Hemos aclarado bastantes dudas, si mis pasos vuelven a conducirme hasta aquí, no lo evitaré.

Lucemon…-la expresión del digimon se vuelve sombría y pensativa.

Todo a su debido tiempo, querido. Preocuparse nunca ayudó a nadie y tenemos cosas más importantes a las que atender ahora mismo.-tras comentar esto, el digimon decide adelantarse para caminar a mi lado y adoptar una expresión determinada.

Un extraño eco de las palabras emitidas por la violinista y su Digimon les son devueltas de todas y ninguna parte... El efecto, extraño en un lugar sin límite alguno, resulta completamente inexplicable, incluso fantasmagórico.

Todo permanece en tranquilidad y sin alteración alguna mientras se acercan a la llama púrpura que haya en medio de la nada, y cuando se colocan a su lado nada ocurre... Pero los sentimientos empiezan a variar, pues con solo mirarla fíjamente desde cerca, miedo y pasión, fuerza y debilidad, confusión y comprensión... Todo ello invade las mentes de aquellos que la observan detenidamente, hasta el momento en el cual, dos ojos aparecen en las llamas y les observan. Medio segundo mas tarde, la llama cae e impacta contra la nada, donde debería hallarse el suelo.

Un círculo de fuego se extiende con alocada rapidez alrededor de los presentes, se completa en un mero segundo, y con rapidez llamas empiezan a salir hacia el interior, dibujando bajo sus pies extrañas runas y símbolos... Un fogonazo y en cuanto pueden volver a ver, sobre ellos un símbolo semejante. las llamas se enlazan sin tocarles, y se estiran de golpe, formando una esfera rúnica flameante a su alrededor. Y una voz surge de la nada.


La esfera gira con humana y Digimon como centro absoluto de la misma, y lentamente ante ellos comienza a formarse una figura fantasmal, por el momento de forma indefinida.

Y aquí estamos. Abrazo mi cintura ladeándome hacia la izquierda teniendo a Gabumon posicionado a mi lado. Una extraña e incluso incomoda paz se instala en nosotros sin ser invitada. Nos quedamos justo en frente de la llama, esperando, pero como ocurre con la mayoría de las cosas que uno espera. Nada sucede o son decepcionantes. Cierro los ojos emitiendo un leve suspiro, cuando vuelvo a abrirlos un escalofrío se apodera de mi piel. Es el miedo que cada uno de mis huesos ha endurecido para no entorpecer a mis músculos al echarse a correr durante la persecución con Puppetmon. Una presión se está instaurando en mis oídos, es la pasión latente que brotaba de mi corazón al estar junto a Lilithmon. Una fina sonrisa escapa de mis labios, como si todo esto formase de una broma que solo puedo entender yo. Siento esa fuerza que he demostrado llegando hasta aquí, pero transformada en la debilidad de mis pies. Puedo mantenerme en pie, pero seguramente no lo haré hasta dentro de mucho.

Y por último está este lugar, es la nada y es el vacío de mi visita por el Valle de los Demonios. ¿Debería estar feliz de que esto parezca el fin? ¿Decepcionada porque he abierto más interrogantes de los que debo encargarme? Es como una canción problemática, porque la regla que manda es empezar desde el principio. No sé a donde voy a ir esta noche pero cada se me antoja más lejano ningún sitio parecido al hogar. Ese será mi camino a partir de ahora. Me llevo mi mano hacia mi ojo manchado por la oscuridad.

Unos ojos entre las llamas me devuelven la mirada…

Un espectáculo se abre ante mí, hay que tener cuidado con los deseos que se piden en la oscuridad. Las llamas han comenzado a rodearnos dibujando un extraño circulo que me recuerda en exceso a los rituales ancestrales que se recuerdan en algunos manuscritos de mi padre. ¡¡Fiummmmmmmm!! Tapo mis ojos y me doy la vuelta instintivamente, por curiosidad, abro los parpados con lentitud para averiguar qué ha pasado. Las llamas parecen estar bailando y una voz ha salido a nuestro encuentro. Tras unos minutos de confusión…¿podría ser que se esté presentando ante nosotros?… aunque no sea en alta definición, sino más bien como algo no uniforme…

He aprendido que la línea entre la vida y la muerte es muy fina, en algunos recovecos de este lugar casi podría decir que inexistente. Cuando la oscuridad ha jugado conmigo, he tenido que entender sus normas y hacerlas mías.-Comento entrecerrando los ojos y aludiendo a mi primer encuentro con Puppetmon- Pero has de ser justo en tus tratos como si una gota de tu sangre fuese sellada en cada uno de ellos-Mi expresión se dulcifica levemente al pensar en Lilithmon.-porque hasta la respuesta sin retorno, la muerte, puede ser revelada.-Desvío la mirada para pensar durante unos minutos mi contestación a la segunda pregunta-Ha cambiado la forma que tengo de concebir el mundo. Mis miedos infantiles no dejaban de ser como los de cualquiera, era otra de esas chicas que esperaba que cubriéndose con su mantita de Mickey Mouse desapareciesen. Pero una vez que entiendes la existencia de la oscuridad que habita en tu interior, que ves las heridas que las experiencias han dejado en tu corazón…  comprendes que no hay nada más aterrador que la nada. Es la soledad de tu esencia del plano existencial-Llevo mi mano nuevamente hacia mi ojo manchado por la oscuridad dejando entrever el mismo. Observo a las llamas danzando y moviéndose con un ritmo desacompasado.-Lo que me espera al salir de aquí, no es diferente de esto. Tan solo se cubre de distintas máscaras y mentiras. Mi voluntad está ligada a mi corazón, del cual ya solo penden resquicios oscuros. Mi violín está ligado a mi voluntad, que conectará con la revolución.-Mis palabras se llenan de resolución y pasión- El mundo necesita soñar más que despertarse, necesita un poco menos de esa luz sanadora de corazones frágiles y más de la oscuridad que conecte con quienes son realmente

El orbe de llamas gira con la elegida oscura como núcleo mientras esta expone todo aquello que considera haber aprendido en el transcurso de su viaje. A cada nueva palabra, a cada nuevo conocimiento expresado, llamas surgen a modo de lenguaje críptico adentrándose en la silueta sin forma, que lentamente va adoptando un aspecto mas humano, hasta que cuando la joven ha terminado de hablar, la oscuridad se disipa y ante ella, su propia imagen aparece.

Su imperfecto reflejo alza la mirada hacia ella y sonríe; Sus ojos son normales a diferencia de los que actualmente muestra la verdadera, por el resto y exceptuando la ausencia de suciedad y aparentar mas juventud, solo se diferencian en que la recreación va vestida con un uniforme escolar antiguo, es ella, pero de hace ya demasiado tiempo.

Observo expectante lo que las llamas están conformando, en silencio, en calma y en pie. Es la silueta de una joven, tiene mi estatura, mi complexión... es como… soy yo. Bueno más o menos, hace tiempo que no me veo así en el espejo. Acaricio mi rostro suavemente con expresión de fascinación. ¿Podré volver a reencontrarme de una forma tan directa con mi yo pasado en algún otro momento? Este instante es único. Temporalmente no ha pasado tanto tiempo pero si nos comparase alguien, sin conocernos de nada, podrían decir que venimos de eras diferentes. Efectivamente, no estarían equivocadas. Es posible que el mundo ahora mismo me esté recordando como esta visión en las llamas. Doy un paso hacia las llamas, con curiosidad pero también con expectación, jamás había contemplado nada similar. Alzo una de mis manos para ver si es capaz de imitar mis movimientos a tiempo real. Todavía me falta demasiado por comprender, demasiado por vivir- Pero pese a eso, soy capaz de sentir que esta Ada que está en frente de mí, está vacía. Le falta de todo.

Gabumon nos contempla con seriedad, puedo sentirle a mi lado. No solo estaría eligiendo una vida vacía pero llena de comodidades, también me estaría perdiendo al que probablemente sea el mejor amigo que haya tenido y tenga jamás. Gabumon sin la conexión con la oscuridad que guarda conmigo, no dejaría de ser un peluche algo resabio. Conozco de sobra su voluntad, es algo que puedo sentir desde el comienzo de todo. Ahora este es mi mundo, me pertenece y yo le pertenezco. Todavía queda demasiado por escribir para que me recuerden de un solo modo. Mi sueño solo puede comer de los pasos que ayer, hacen que estén forjando mi mañana.

La oscuridad y yo somos uno. Lo supe desde el primer contacto, fue doloroso al principio, pero nunca dudé, ni me arrepentí. Abrazo a la oscuridad que confió en mí. –ni mis palabras ni mi semblante reflejan dudas. Siempre supe que esto es lo que soy y nunca quise ser de otra forma.

La sombra etérea no sigue los movimientos de la violinista, después de todo, tal y como comprende al mirarla "No es ella" No al menos la que ahora se observa a si misma un tiempo atrás...

Mientras habla, habiendo rechazado volver al pasado, las llamas se tornan mas oscuras, hasta alcanzar un tono completamente negro, pese a lo cual su iluminación parece haber aumentado, causando efectos de color extraños en todas direcciones.


El fuego para de girar de golpe, al tiempo que la sombra humanoide estalla en silenciosa oscuridad que sencillamente se esfuma. Entonces y léntamente la esfera de llamas comienza a encogerse, con la elegida aún como centro de las mismas. Se detienen únicamente cuando están a punto de rozar la piel de humana y Digimon, tras lo cual, relucen con sombría intensidad, haciendo que todo aquello que la visión de ambos quede extrañamente cegada por ese fantasmagórico resplandor.


En cuanto la vista se recupera, el bosque inicial vuelve a mostrarse en todas las direcciones. La oscuridad y tenebrosidad del mismo es idéntica, mas ahora, parece menos perturbador de lo que unas horas atrás podría mostrarse. Y en el centro del mismo, dos figuras parecen haber salido del encierro en el cual se encontraban, libres al fin, con un nuevo e intenso poder latente en su interior, ensombreciendo en parte sus almas.

Permanezco de pie pese a que el fuego ha parado de danzar para nosotros, pese a que mi otro yo ha terminado por explotar y marcharse. Extiendo los brazos hacia los lados y reclino mi cabeza ligeramente hacia atrás con la boca abierta y los ojos cerrados. Siento la oscuridad a mi alrededor, soy consciente de su cercanía como si estuviese besando mi piel. Es la sensación más revitalizante que he tenido en semanas. La intensidad se está reduciendo, abro los ojos temiendo que sea un repentino adiós. Un resplandor nubla mi vista al instante escuchando de nuevo hablar al fuego. Muerdo mi labio inferior tras escuchar el mensaje, hasta terminar convirtiendo mi expresión en una pequeña carcajada, cayendo de rodillas contra el suelo.

Agacho la cabeza, el flequillo inunda mi rostro pero una sonrisa ha quedado impresa en él. Así transcurren unos minutos hasta que Gabumon tironea de mis ropas. Alzo la vista y me encuentro con que hemos regresado al bosque sobrecogedor que nos había dado la bienvenida al Valle de los Demonios. Lentamente, apoyándome en Gabumon decido levantarme retomando todas mis pertenencias. Alzo el bastón con el pomo de calavera para examinarlo mejor. Es la mejor prueba que tengo ahora mismo de que se me ha vuelto a conceder la vida.

Esta vez, mi paso ya no es acelerado como la primera vez que pasé por aquí. Con ayuda del bastón comienzo a caminar saboreando el paseo. Me gusta su quietud, me gusta su silencio absoluto, me pacifica su inquietante presencia. No, no puedo regresar a casa, ni cuando termine mi existencia, ni siquiera en ese entonces lo haré. El sol más abrasador al que iré a morir será una esfera negra de oscuridad. Siento cómo me empieza a quemar ese sol, pero es muy pronto todavía para que sus destellos me consuman. Y de repente… ¡¡PLAF!!

Gabumon ha caído de bruces contra el suelo, no puede continuar.

Me agacho para recogerlo y tomarlo entre mis brazos, pero cuando estoy de cuclillas unas fuertes migrañas taladran mi cerebro ganando terreno a mi cordura. Todavía hay cosas de mi oscuridad que escapan a mi dominio… que solo dependen de mí. Sigo recorriendo el camino, Gabumon en mi brazo derecho y ayudándome a continuar, mi buen bastón suministrador de vida.

Este es el mundo que tú yo soñamos ¿verdad? Nuestra pesadilla antes de Navidad…-le susurro a Gabumon, los dolores de cabeza aumentan mermando cualquier capacidad simple- ¿Dónde está Jack? ¿Volverá?-Mis pasos siguen implacables hacia el horizonte.