juego de la casita (prueba Natasha & Carlos)

el hielo ya no podia soportar el peso, ni los temblores de pequeño digimon actualmente privado de atencion

a la distancia se pudo escuchar el agonico chillido le pequeño Pafumon

ice leomon se acerco, pero al oir el chillido se petrifico, bajo la vista, todo habia terminado

Natasha ayudó a Carlos con la nieve para rebajar la temperatura del lago, percatándose de que el chico no hacía más que dañarse al sujetar la helada nieve con sus manos desnudas.  Ella estaba más acostumbrada al frío, no por nada era rusa, además de que todas sus evoluciones tenían que ver con el frío, por lo que en parte lo tenía en su propio código genético.

- Carlos, ya me encargo yo. No quiero que te hagas daño.- comentó con suavidad, mientras sujetaba las manos de su novio con cuidado para alejarlas de la nieve.

La muchacha se quedó helada al escuchar el sonido de algo que caía al agua, seguido de un grito. No se habría esperado que tuvieran tan poco tiempo... Sus ojos azules se dirigieron hacia donde estaba antes el bebé, shockeada. Su mente era incapaz de analizar lo que estaba pasando.

- N-no... - fue lo único que pudo salir de sus labios.

Cualquier reacción además de la incredulidad era imposible para ella. De hecho, no le había soltado las manos en ningún momento desde que escuchó ese terrible sonido.

Mientras el chico continuaba recolectando nieve en su capa, Natasha se poso junto a él y le tomó de las manos. - Gracias pero debemos apresurarnos, luego podremos preocuparnos de mis manos... - La mirada de Carlos se cruzó por un instante con la de su novia, haciendo que se quedara contemplando el color de sus ojos. La paz fue interrumpida de pronto por un chapuzón y unos chillidos ensordecedores, provenientes de donde se supone se encontraba el bebé. - ... - Instintivamente el muchacho abrazó a la rubia, impidiendo que mirara la escena mientras le acariciaba el cabello.

Al parecer habían llegado demasiado tarde como para hacer algo, y probablemente cualquier intento de rescate como saltar a la plataforma hubiera terminado en una muerte doble.

ice lemon vio a la pareja, algo en esto no le agrado y seriamente se acerco, queri corroborar que no fueron causantes de aquella lamentable perdida -ustedes... ¿que hacen aqui?-

Natasha se dejó apartar de la visión de la realidad por medio de abrazo. La sentaba extremadamente mal saber lo que le había pasado al bebé, con lo que la sensación de protección que le brindaban los brazos de su pareja, la hacían sentirse al menos más tranquila. Aunque eso no quitaba que su cabeza dejase de pensar en lo mismo todo el rato.

- Gra-gracias... - murmuró con suavidad, mientras que apretaba más al joven contra ella.

Unos pasos que eran más pesados que los de un humano, la hicieron alzar ligeramente la cabeza. Lo que pudo ver fue a un león azulado bípedo que se acercaba hacia ellos. La chica bajó la mirada y suspiró, ¿de verdad era necesario tener que contestar? Fallar en intentar ayudar a un bebé... Eso era lo que estaban haciendo, pero quizás sería mejor contestar con algo menos deprimente.

- Un portal nos arrastró desde el mundo humano... - mentira no era.

Al parecer el abrazo del muchacho llegó en el momento oportuno, Natasha no puso resistencia al intento de Carlos de apartar su atención de la cruel escena. - No te preocupes... - Respondió el chico en un susurro directo a la oreja de la rusa, sin aflojar el abrazo ni un instante.

Los pasos que el muchacho había escuchado unos segundos antes de que el bebé cayera al agua hirviendo volvieron a escucharse, esta vez pudo ver perfectamente la fuente que los producía. - No lo se... - Respondió el muchacho al León de hielo. - Se supone que teníamos una cita, cuando de pronto aparecimos en el Digimundo... Escuchamos el llanto del pequeño e intentamos ayudarlo, pero... llegamos demasiado tarde... -

Ice Leomon escucho el comentario de los dos, la falta de información no le causaba gracia, pero había algo que no entendía -¿viene alguien mas con ustedes?-

Iceleomon no entendía, ciertamente vio a ellos dos recojer nieve, una idea ingenua y infantil, pues esta se derretiría con el calor alla y perdería mucho volumen, pero ¿solo estaban ellos dos?

La chica cerró los ojos, afectada por lo que había pasado, y por las palabras que había dicho su novio para explicarlo. Le molestaba haber resultado tan inútil... De haber tenido su dispositivo digital todo hubiese sido tan fácil... Pero ya era demasiado tarde para lamentarse por ello, no solucionaría nada.

- No, no viene nadie más que nosotros. Y a ti es al único que hemos visto en esta área, a parte del... - se calló unos segundos indecisa por si su voz se quebraría.- Bebé...

Bajó el rostro al suelo, lo había conseguido decir, pero eso no hacia más que empeorar su estado anímico. Le costaba aceptar esas cosas.

La voz de la rusa estuvo apunto de quebrarse cuando mencionó al bebé. Al igual que él, Natasha se sentía culpable de lo que acababa de ocurrir con el pobre digimon. - Como dije teníamos una cita, por lo que mis compañeros se quedaron en el mundo humano junto  todos mis objetos y dispositivos. - Ahora que lo pensaba no había sido una idea muy inteligente despojarse de todo. Si hubiera guardado aunque fuese el silbato dentro de su bolsillo ahora la historia seria otra.

El muchacho levantó el mentón de Natasha, quería verla directo a los ojos. - Escúchame Nat, hicimos todo lo que pudimos. - ¿Era eso verdad? posiblemente pudo haber una forma de evitar lo sucedido, pero los riesgos eran mayores. - Lo que acaba de suceder no es tu culpa, además, ese bebé volverá a ser un Digiegg. - El muchacho esperaba no equivocarse respecto a esto ultimo. Muchos Digimon regresaban a esa forma cuando sus datos se dañaban severamente, pero otros preferían esparcir su Data por el entorno.

Ice Leomon se sorprendió por las palabras de la pareja -entonses... nadie se quedo con el bebe?- Ice Leomon parecía furioso -dejaron a un bebe solo?! ¡abandonaron a bebe!- Ice leomon poso su mano sobre el mago de su espada estaba furioso por aquella falta de empatia, esa falta de sentido común, había escuchado que los niños elegido estaba apara ayudar este mundo

La muchacha no opuso resistencia cuando la obligaron a levantar la cabeza, aunque no tuviese ganas de hacerlo, sabía perfectamente que Carlos no lo hacía con malas intenciones. Le escuchó atentamente, hasta que una sonrisa apareció. ¡Era verdad! Los digimons se volvían huevos. Había pasado tanto tiempo que ya pensaba que morían para siempre.

- ¡Tienes razón! Siento haberme puesto así. Menos mal que estabas aquí, si no, me hubiera pasado varios días deprimida- la híbrida se había quitado un peso de encima, gracias a esas palabras, así que, a modo de comienzo de pago pego sus labios con los del chico, en un beso.

Sin embargo, rápidamente tuvo que alejarse del chico, el león se había puesto a gritar, además cosas raras. ¿Cómo sabía si estaban cerca o lejos del bebé en todo ese tiempo? Solo habían dicho que habían intentado ayudarle, y que lo había visto. Pero, peculiarmente, ahora el digimon era capaz de ver las cosas del pasado.

- Oh, sí, era mucho más útil comprar palomitas y sentarnos en el borde a ver que pasaba, ¿no? - comentó la muchacha irónica, poniendo los ojos en blanco. Habían buscado las opciones más lógicas y en las que no pusiesen en peligro sus cuerpos.

Era inútil mirar y mirar sin hacer nada, un bebé aterrorizado como ese no sería capaz ni de entender los gritos que diera otra persona, o si no, es que tan asustado no estaba, con lo que él solito sabría salir de allí. Cosa que era obvio que no había pasado, así que, daba igual lo que hubiesen hecho al lado del lago hirviendo, el resultado hubiese sido el mismo que el de comer palomitas.

Al parecer su plan para subirle el animo a Natasha había dado resultados. Un corto beso por parte de la rubia había sido suficiente para que se sonrojara, pero lamentablemente su mente no tubo tiempo para embobarse. - Natasha tiene razón, teníamos que actuar rápido para intentar ayudarlo, y que uno de los dos se quedara ahí sin hacer nada probablemente fuese más inútil. - El chico vio como el león de hielo colocaba su mano sobre el mango de su espada. - Claramente el bebé estaba en un estado de shock, incluso cuando llegamos gritamos del asombro y ni eso llamó la atención del pequeño. - Lentamente despegó el abrazo que le estaba dando a Natasha, no quería que esta se diera cuenta que posiblemente corrían peligro. - ¿Acaso tú te hubieras quedado mirando esa escena? - Se giró para que Natasha quedara detrás de él por si el Ice Leomon hacia algo peligroso.

Ice leomon noto la mirada de la humana que olia a digimon, era una bio

-apuesto que piensa que el regresara como un digihuevo- gruño -con el virus eso ya es cosa del pasado, lo poco bebes que quedan son cada vez mas escaso, gracias por dejar morir al quizas único pafumon que existía-

el comentario de Natasha enfuercio a digimon le con el cual desenvaino su espada -humanos miserables!- dejo caer la hoja de sua arma contra los humanos

La chica frunció el ceño, aunque no enfadada, sino confusa. ¿Cómo que no se volvían huevos por el virus? Desconocía muchas cosas de esa cosa, así que, no sería tan raro que eso pasase, pero desconocían esa información.

- No sabía que el virus hiciese eso. Pero seguro que aún quedan en la Tierra, cuando migrasteis en masa hacia allí. No tiene por qué ser el último.

La situación parecía haberse puesto muy tensa, bien podría ser de hielo ese digimon, pero se calentaba bastante rápido. En cuanto los ojos de la muchacha captaron el brillo del filo, empujó con algo de fuerza a Carlos hacia un lado, para apartarlo. No quería que le hirieran por algo que había dicho ella, que era la menos razonable de los dos, y además, ella era más resistente que un humano normal. Sí daño sufriría, pero tendría más posibilidades de sobrevivir.
Cerró los ojos después de moverse para apartar a su novio de la trayectoria de la espada. No recordaba si el dolor era igual en el mundo digital o tenía algún tipo de filtro para disminuirlo. Pero eso no iba a evitar que notase como su piel era abierta de lado a lado.

Al parecer el Ice Leomon no quería que la rubia se relajara, ya que en el instante menos preciso confirmó uno de los temores del muchacho. - Tsk... - No tenía como contrarrestar eso, y su mente estaba más concentrada el la mano que sostenía el arma que en crear argumentos medianamente lógicos.

De pronto el león se enfureció aún más de o que ya estaba, desenvainando finalmente su arma. - ¡¿...?! - Unas suaves manos lo apartaron gentilmente del centro mismo del conflicto, al parecer su novia estaba tan dispuesta como él de recibir el ataque. - No volveré a perderte. - Mientras trastabillaba por el fangoso suelo, el muchacho extendió una de sus manos para intentar alcanzar el brazo de su novia. ¿Tan cruel sería el destino, que después de meses buscándola volvería a separarla de él? - < No de nuevo... > - Pensó el chico mientras sus dedos rosaron el vestido de la rusa, si lograba agarrarse caería con él en la nieve.

una rafaga de aire crea un remolino que lleva la pareja a los pies del monte panorama

dospiedritas en el sueño no muy brillantes pero era evidente que era armors se amor

Off: pasaron rapando, el amor que ustedes de mostraron es unicamente de pareja por lo que el armor esta condicionado a que ustedes perseveren como pareja, si muestran infidelidad o dejan de ser pareja el armor desaparecerá y deberán espera almeno conseguir do armor mas o tenerlos todos para poder retomar esta prueba nuevamente

La chica esperó con los ojos cerrados el ataque que no llegó en ningún momento, abrió los ojos lentamente esperando encontrarse con el frío filo del arma, o peor, con Carlos atravesado por ella, gracias a algún movimiento extraño que le hubiese permitido protegerla. Pero no, ahí tan solo había unas bonitas vistas.

Ya no estaban rodeados de vapor y nieve, sino de aire puro de montaña. El alivio sacudió el cuerpo de la rubia al percatarse de esa diferencia, haciendo que sus piernas perdiesen fuerza y cayera al suelo.

- ¡Uf! Pensé que no lo contaba... - busco con la mirada a Carlos, preocupada de que no estuviese herido, pero estaba bien, aturdido al igual que ella.- No te ha hecho nada, ¿verdad?

Gracias a su posición en el suelo, la chica pudo ver como dos objetos en forma de piedra se hallaban delante suya, los dos iguales. No parecía ser una casualidad, de hecho. Tomó uno de ellos, mientras que le ofrecía el otro a Carlos.

Justo cuando los dedos del muchacho se cerraron alrededor del vestido de Natasha, un gran remolino los envolvió a ambos salvando sus vidas del Ice Leomon. - Estoy bien. - Dijo el chico mirando a su novia que ahora se encontraba de rodillas junto a él en un lugar completamente distinto. - Pero no vuelvas a hacer eso... - Se aproximó a ella con intención de abrazarla cuando de pronto aparecieron en su trayectoria dos piedras brillantes con forma de corazón. La muchacha tomó ambas, ofreciéndole una a Carlos. - Gracias - Sonrió tomándola contra su pecho mientras se ponía en pie y le extendía su mano a la rusa. - Vamos, aún me debes una cita. -