Bondad antes de partir.

Inmediatamente después de que cierras los ojos en la fogata que compartías con Imperius, los abres en una cueva oscura y húmeda.

La cueva avanza unos metros más perdiéndose en la oscuridad, mientras que detrás tuyo un portón de metal cerrado por un gran candado impide el paso.

—¡Wizardmon, Imperius!—Llamó a ambos Digimon mientras avanzaba un par de metros en el túnel, lo único que recibió a cambio fue su propio eco el cual resonó en las paredes. Miró el portón que impedía su salida. ¿Cómo había llegado hasta ese lugar?

De seguro encontraría la respuesta mas tarde, ahora debía concentrarse en encontrar a alguno de los dos Digimon, miró en dirección a la oscuridad y dejó escapar un profundo suspiro, no podía negar que sentía un poco de miedo...

Aún así avanzó internándose más en la cueva, atenta a cualquier señal, como estaba oscuro tenía que tener cuidado para no caer.

Mientras la chica se adentraba más y más en la cueva el portón se fue transformando en un pequeño punto plateado a lo lejos. Las pareces escurrían gotas de agua demostrando que correspondían a una zona húmeda por naturaleza, mientras la oscuridad reinaba todo el lugar.

Una pequeña luciérnaga hizo aparición en la cueva, la cual voló hasta donde se encontraba Layla y se posó en una roca cercana. El brillo del insecto comenzó a aumentar, llegando a un punto donde era imposible mirarla directamente, cuando la luz por fin menguo, un Wizarmon se hallaba recostado contra una roca.

En cuanto la niña había notado a la pequeña luciérnaga la siguió con la mirada hasta que el insecto se posó en una roca cerca de ella, pero cuando comenzó a brillar cada vez con mas intensidad se vio forzada a cubrirse los ojos con su brazo derecho. Cuando finalmente el resplandor disminuyó lo suficiente la niña parpadeó un par de veces antes de caminar rápidamente hacia su Digimon compañero.

—¡Wizardmon!—Se acercó al Digimon Mago que aún dormitaba y apoyó una rodilla en el suelo mientras lo movía suavemente.—Despierta, Wizardmon.

Cuando finalmente el Mago Digital despertó se rascó un poco la cabeza mientras emitía un pequeño bostezo, pero al caer en cuenta de que ya no estaban en el bosque se puso de pie inmediatamente.

Wizardmon: ¿En dónde estamos?—La niña también nuevamente se puso de pie, no pudo darle una respuesta a su Digimon compañero ya que ella tampoco lo sabía.

—No lo sé, pero por ahora es mejor que busquemos una salida.—Dicho eso su compañero asintió.

Un ruido parecido al de la lluvia al caer comenzó a hacerse audible en la cueva, provenía de la oscuridad de la cueva y fue aumentando de poco en poco.

Como por arte de magia una bandada de Digignome pasó por el lugar donde se encontraba la chica y su compañero dirigiéndose hacia el portón metálico. Dos de estos pequeños seres digitales se apartaron del grupo y se aproximaron a los intrusos.

Layla alzó la mirada para poder ver pasar al grupo de Digignome, nunca los había visto pero había escuchado algo sobre estos, cuando dos del grupo se separaron y se les acercaron a ella y a su Digimon la niña miró fijamente al pequeño ente digital con gran curiosidad, Wizardmon por su parte siguió al resto con la mirada mientras se preguntaba el por qué aquellos dos no habían continuado.

—Disculpen, ¿saben dónde está la salida de este lugar?—No estaba del todo segura si debían seguir internándose en la cueva o seguir el camino que habían tomado el resto de los Digignome.

Wizardmon: Vaya, nunca había visto Digignomes...

Los dos Digignomes intercambiaron una mirada como si así se comunicaran los secretos del universo. Uno de los pequeños seres digitales le tomó una mano y comenzó a llevar a la chica al interior de la cueva, mientras el otro tomaba el sombrero del Wizardmon y salía huyendo en la misma dirección.

—¿Eh?—Mientras el pequeño ente Digital guiaba a la chica Wizardmon trataba de recuperar su sombrero siguiendo al Digignome. Cosa que le causó un poco de gracia a la niña ya que cuando el Digimon Mago daba un salto extendiendo su brazo para recuperar su sombrero el Digignome se elevaba un poco mas haciendo inútiles los intentos del Digimon.

Wizardmon: Ya que...—El mago Digital rodó los ojos y siguió avanzando pero esta vez tranquilamente, ya recuperaría su sombrero después.

Mientras seguían avanzando a través de la oscura cueva Layla se preguntaba por qué habían aparecido de pronto ella y su compañero en aquel lugar.

La tenue luz de los Digignomes servia de ayuda para ver donde pisaba tanto Humano como digimon. Los pequeños seres digitales guiaron a la pareja a través de la piedra solida, llegando a una posible recamara.

En el centro de la recamara había un arco de piedra derruido, donde un velo ocupaba el lugar de la puerta.


- ¿Quien está ahí? - Una voz se escuchó en la recamara, daba la sensación de que el dueño era de avanzada edad, sereno pero dominante.

En cuanto llegaron a aquel espacio abierto y tanto la niña como su compañero fijaron sus miradas en aquel arco de piedra no pudieron reprimir un Ohhh el cual emitieron al mismo tiempo. En cuanto aquella voz se hizo escuchar en aquel lugar la pelinegra miró en diferentes direcciones buscando la fuente, aunque por alguna razón sintió que debía pedir disculpas por estar ahí.

Aunque lo de pedir perdón no era algo nuevo.

—Etto…perdón si lo molestamos.—Como aquella voz había preguntado quienes eran decidió responder por educación.—Soy Layla, y él es mi compañero, Wizardmon.

Tras decir eso permaneció en silencio unos segundos con la mirada un poco baja mientras que Wizardmon observaba a su alrededor, pero aquel arco llamaba su atención.

- Interesante. - Dijo la voz que parecía cambiar de dirección. - Últimamente e visto muchos digimons, pero un humano es realmente sorprendente. - Mientras la voz hablaba los dos DigiGnomes intercambiaron una mirada y regresaron por el túnel. - Oh, donde deje mis modales. - La habitación comenzó a iluminarse, mostrando varios túneles iguales al del que salieron. - Déjenme presentarme. - La fuente de la voz ahora estaba más cerca y provenía de detrás de la pareja.


- Soy el responsable de que el ciclo continúe. - Dijo el Digimon flectando una rodilla.

En cuanto la voz se escuchó provenir de espaldas a ambos la pelinegra y el Mago se dieron la vuelta encontrándose así con un Digimon, Anubimon. Después de que este se presentara Layla hizo una profunda reverencia en señal de respeto, tras hecho eso Wizardmon en cambio saludó con una ligera inclinación de la cabeza al Digimon.

—Es un placer conocerlo.—La joven dio un corto vistazo a su alrededor. Al ver aquellos otros túneles, a simple vista todos exactamente iguales, no quiso imaginar lo que se sentiría perderse en lo que de seguro serían múltiples caminos laberínticos que parecieran no tener fin.—Pero…¿qué es este lugar, y cómo llegamos aquí?

Wizardmon había estado a punto de preguntar lo mismo, pero su compañera humana se le había adelantado. El Digimon se rascó la cabeza y entonces recordó algo.

¡Su sombrero!

El Anubimon se levantó y extendió una mano al Wizarmon. - Oh querida, ¿Que no es obvio? - Dentro de la mano se encontraba el sombrero del digimon Mago. - Este lugar es el siguiente paso después de la vida. - El digimon se aproximó un poco al velo bajo el arco de piedra. - Algunos pasan una corta estancia acá, mientras que otros necesitan más tiempo para "Blanquear" sus mentes. - El Anubimon posó una de sus manos en el velo que parecía fluir.

—¿Entonces…Wizardmon y yo estamos…?—Le costó un poco pronunciar la palabra faltante para completar la oración.—¿…muertos?

De repente ella sintió un escalofrío recorrer su espalda.

El Digimon Mago por su parte se puso su sombrero de nuevo mientras permanecía en silencio. Era extraño, ¿si era verdad, cómo habían muerto? En un recóndito punto de su conciencia, nació la idea de que Imperius los había matado mientras dormían…pero, sacudió su cabeza apartando aquel pequeño pensamiento, no debía sacar conclusiones tan pronto.

—Me cuesta un poco creer esto…—Le dirigió una mirada a Wizrdmon para ver su este tenía algo que decir, pero el mago solo posó su vista de nuevo en el velo.

Sin despegar la mano de donde la tenía, el digimon giró su cabeza hacia la chica. - ¿Muertos? Lo dudo, ya que mis DigiGnomes los trajeron con su forma normal y no como normalmente lo hacen. - De inmediato el ruido similar al que hace la lluvia al caer se volvió a hacer audible, haciéndose más sonoro cada segundo. - Justo a tiempo. - Dijo el Digimon cerrando sus ojos en una sonrisa.

Una bandada de DigiGnomes salió de cada uno de los túneles exceptuando uno, cada uno de los pequeños seres digitales traía una pequeña luciérnaga entre sus manos la cual arrojaban en el velo. - Esta es la forma que normalmente adoptan los espíritus en este lugar, y solo pueden cruzar el portón gracias a mis pequeños amigos. - El Digimon volvió a dirigir su mirada a la chica, mientras sus ayudantes terminaban de depositar las almas. - Cruzando esta puerta podrán renacer, borrando todo recuerdo de sus mentes para evitar que vuelvan a hacer algo incorrecto. - El velo comenzó a moverse sin que el Anubismon se inmutara. Una mano se formó envolviendo la del Digimon mega, y una figura se abalanzó sobre él derribandolo.

- ¡No dejaré que me hagas esto! - La figura comenzó a adquirir su forma antes de morir, dejando en evidencia que era un Megidramon.

Mientras esto sucedía 9 luciérnagas que solo fueron contadas por la chica y el Mago se escaparon del velo, adentrándose una en cada túnel.

—¡Anubimon!—Rápidamente la joven sacó su Xros Loader e hizo Digievolucionar a su compañero a Baalmon.

Pero durante un momento, ambos se percataron de las nueve luciernagas que se había alejado tomando diferentes caminos.

Baalmon: ¡Aléjate de él!—El Digimon apuntó al Megidramon con el arma de su brazo derecho, un Megidramon, aquel era un Digimon muy peligroso. De nivel Mega, y Baalmon tenía la fuerza de un Ultra.

—Por favor, no lo lastimes.—Layla miró al Megidramon mientras daba un paso en dirección a este, de ser posible quería solucionar aquello sin pelear. Sabía que aquel era un Digimon Mega muy peligroso, y su compañero solo tenía el poder de un Ultra, quería evitar que tanto Baalmon como el Digimon Dios Egipcio no sufrieran daños.

Baalmon: Layla, no te le acerques.—Él estaba dispuesto a abrir fuego contra el dragón con el Digital Hazard si este hacía algo contra su Tamer o Anubimon.

- ¿Eh? - El Megidramon giró su cabeza en mitad del forcejeo para ver a la Tamer y a su compañero.

- ¡Pyramid Power! - De la boca del Anubimon salió un rayo de luz, el cual encerró al Megidramon en una pirámide de base cuadrada la cual se iba encogiendo. - Lamento eso... - El Dios Egipcio se levantó del suelo, mientras su atacante volvía a transformarse en una luciérnaga dentro del cada vez más pequeño poliedro. - Normalmente no hacen eso, pero nunca falta el que no recuerda que cuando mueren hasta un humano los podría regresar a esa forma. - dijo apuntando con su pulgar al objeto que ahora estaba detrás suyo. - ¿Se escapó alguno más mientras forcejeaba en el suelo? - Con cuidado tomó la pirámide y la volvió a meter dentro del velo.

—Si, nueve luciérnagas se fueron por diferentes caminos.—Se preguntó qué clase de Digimon serían aquellas pequeñas luciérnagas que se habían escapado en medio del forcejeo.—Y no te preocupes por lo que pasó, de hecho, nos gustaría poder ayudarte.

Baalmon al oír eso rápidamente dirigió su mirada hacia su Tamer quien le sonreía amablemente al Anubimon, después dio un rápido vistazo a la gran cantidad de túneles y estuvo a punto de decir algo, preo prefirió guardar silencio. No le molestaba en lo absoluto la idea de ayudar a ese Digimon, aunque lo que quería era la respuesta del por qué estaban en ese lugar.

—¡Iremos por esas luciérnagas!—No lo había dicho en un tono de voz muy alto, aunque había sido lo suficiente para crear un pequeño eco.—Claro...si es que quieres...

- Nueve... - Dijo mientras se frotaba la cabeza con una mano. - Hace tiempo que no eran tantos.... - El Anubimon ya estaba pensando que aunque todos sus DigiGnomes fueran juntos, probablemente se le escaparían un par. - Creo que tendré... - Layla lo interrumpió justo a tiempo con una solución. - ¿Realmente harían eso? - La cara de asombro fue recibida con una sonrisa por parte de la niña. - Se los agradezco, pero no crean que abusaré pidiéndoles que recolecten a los nueve fugitivos. - El Dios Egipcio le devolvió la sonrisa a la Tamer mientras parecía silbar a sin emitir sonido alguno.

Unos segundos después, el sonido típico que emitían los DigiGnomes comenzó a hacerse audible, para luego dejar a la vista un pequeño enjambre de 14 criaturas Digitales. - Todos. - El Anubimon se adelantó y comenzó a darles ordenes a sus ayudantes. - Armen parejas y adéntrense en un túnel, recuerden que por cada segundo que se demoren estas criaturas recuperan una porción de su poder. - Dicho esto se volvió hacia Layla y Baalmon. - Ustedes no deberían tener ningún problema. - Dijo mirando al Baalmon, mientras sus pequeños amigos se adentraban en 7 túneles diferentes. - Solo recuerden que los que estaban acá pasaban por una purificación de sus datos. - Un gesto de su mano invitaba a la pareja a adentrarse en uno de los túneles.

OFF:

—De acuerdo.—Asintió y después se dirigió hacia Baalmon.—Baalmon, yo iré por este túnel y tu irás por ese. Así recuperaremos a las luciérnagas mas rápido.

Baalmon: ¡Pero puede ser muy peligroso que vayas sola!—Layla tomó la mano de Baalmon y le mostró una mirada de confianza.

—No te preocupes, estoy segura de que todo saldrá bien, ¿de acuerdo?—Dijo eso con una amable sonrisa en el rostro y Baalmon apoyó una rodilla en el suelo mientras le revolvía el cabello. Decidió que confiaría en su Tamer.

Baalmon: Bien...—Se puso de pie de nuevo y ambos, humana y Digimon se adentraron en túneles diferentes.

Layla comenzó a avanzar teniendo cuidado por dónde pisaba para no tropezarse y estando atenta a su alrededor, Baalmon por su parte caminaba tranquilo observando a su alrededor sin emitir ruido alguno.

Ambos

Los túneles por los cuales ingresaron eran idénticos al anterior por el cual habían llegado. Estaban completamente obscuros y la piedra resbaladiza por el agua que goteaba del techo.

Layla

Nada cambio en el túnel durante un buen rato, por lo que parecía que el Digimon al cual perseguía había logrado escapar. Justo cuando ya las probabilidades eran bajas Layla vio una pequeña esfera de luz aumentar su brillo, dejando en su lugar a un Digimon que golpeaba el portón metálico.



Baalmon

Unos 30 segundos después de que entrara por el túnel, una luz comenzó a crecer de intensidad detrás de una curva. Al girar en ella se ve a un Digimon recostado contra una roca.  

—Es una Mervamon...—La vio golpear con fuerza el portón de acero el cual se negaba rotundamente a ceder, Layla se acercó con cuidado asegurándose de quedar a una distancia prudente. No podía negar que estaba un poco asustada, pero decidió afrontar la situación, después de todo iba a ayudar a Anubimon.—Mervamon, por favor detente.

Su voz no demostraba duda o temor, en el fondo se felicitó a si misma por haber logrado aquello, esperaba poder seguir así y lograr su objetivo de convencer a la Digimon para que volviera a ser una luciérnaga y llevarla con el Digimon Dios Egipcio.

-

Baalmon se detuvo en cuanto vio a aquel Digimon, un NeoVamdemon. En su mente se preguntó, ¿que clase de cosas habrían hecho estos Digimon en vida?

Baalmon: ¿Por qué estas aquí?—La pregunta no se trataba de por qué estaban en ese punto, sino por qué había ido a parar a aquel lugar para que sus datos tuvieran que ser purificados.

Layla

La Mervamon se sobresalto al escuchar una voz que provenía de detrás suyo. Se giro con los músculos tensos y lista para atacar si era necesario, pero al ver que se trataba de una pequeña niña se relajó y volvio a darle la espalda para continuar atacando el acero. - Lárgate. - Espeto con la respiración agitada mientras daba un golpe tras otro.

Baalmon

El NeoVamdemon levantó la mirada y esbozo una sonrisa un tanto extraña. - Hablar... me encanta hablar. Si quieres podemos charlar un rato. - Algo en su tono de voz llamaba la atención, pero a simple vista no parecía tener ganas de luchar ni de escapar. - ¿Que no es obvio de porque estoy aquí? e muerto, y mis fuerzas han disminuido considerablemente. Solo quise tomar un descanso esperando a que no me siguieran... -

—No, no me iré. Ya detente.—Se preguntaba por qué aquella Mervamon quería escapar, pero por lo que sabía los muertos trataban de escapar cuando tenían un asunto pendiente en la tierra de los vivos o simplemente no querían morir aún...

Pero se decantó mas por la primera opción, tal vez quería irse por la conocida razón de que su causa de muerte fue injusta y quería ver a su familia, y luego estaba la otra opción de que en realidad quería hacer malas acciones.

—¿Cómo fue que moriste?

-

Baalmon miró con curiosidad a aquel NeoVamdemon, obviamente este no le había dado la respuesta que quería pero era de esperarse, no había sido directo después de todo.

Baalmon: Por qué te escapaste del velo junto con esas otras luciérnagas, ¿no quieres perder tu poder?—Dedujo que tal vez sería por eso, después de todo eso sería algo que se podía esperar de un NeoVamdemon.

Layla

La Mervamon no se digno en girar su cabeza para responder, es más, ni siquiera dejo de golpear el portón mientras respondía a la pregunta de la chica. - Morí... a manos... de los digimon... a los cuales... robaba... - Sus palabras se cortaban a cada choque que su espada producía contra los barrotes.

Baalmon

- ¿Acaso existe alguien que le gustaría perder su poder? - El NeoVamdemon miró curioso al Baalmon. - ¿Acaso tú estarías dispuesto a olvidar a todos los que conociste? Sean amigos, conocidos o... no tan amigos... -

—Mervamon.—Obviamente robar estaba mal, pero creía que la Digimon había tenido una razón para hacer aquello. Además, quería entablar una conversación con ella para así dar un veredicto y poder solucionar aquello sin algún tipo de violencia.—¿Por qué robaste, tenías algún motivo en especial?

Se acercó mas a la Digimon de cabello verde hasta estar casi al lado de esta.

-

Baalmon guardó silencio unos segundos.

Baalmon: El poder es algo que puede recuperarse con esfuerzo. Aunque admito que no me gusta mucho la idea de perderlo.—Nuevamente un lapso de solo segundos en el cual nuevamente no hubo sonido alguno.—Con tal de que pudiera encontrarme con quienes aprecio, no me importaría. Incluso sin recuerdos, me sentiría feliz.

Mas de una vez su compañera humana le había asegurado que había cosas en la vida que nunca se olvidaban, ¿sino, por qué existirían los Deja vu o la sensación de que ya conoces a alguien a pesar de que nunca le habías visto? La niña aseguraba que aquellos eran los recuerdos de las vidas anteriores, aquello que nunca se olvida.

Layla

Cuando la niña preguntó sobre la razón por la cual ella había robado dejó de golpear los barrotes y bajó su arma. - Robe por necesidad. - Se giró lo suficiente para ver a la chica directo a los ojos, los cuales ahora reflejaban lastima. - Solo fue alimento, pero creo que eso no le importa a Anubimon... Al parecer un pecado es un pecado, independientemente de si fue para bien o para mal. - La digimon se volvió a girar hacia la reja y levantó su arma para asestar otro golpe. - Y si te preguntas por que robé el alimento... Pues era para mi hermana Minervamon... - Dicho ésto comenzó nuevamente a golpear los barrotes que parecían no ceder ante nada.

Baalmon

- ¿Esfuerzo? - La cara del NeoVamdemon se transformó a una de cólera - ¡Esfuerzo es lo que uno implementa para conseguirlo! ¡Es completamente injusto que te lo arrebaten como si nada! ¡¿Que derecho creen que tienen de hacer eso?! - Al ver como su respiración se había agitado intentó calmarse. - Lo lamento, a veces me pongo un tanto... efusivo... - El digimon escucho lo ultimo que dijo el Baalmon atento. - Claro, los que aprecio... -

—En ese caso...—Se acercó a la Mervamon y apoyó su mano en el brazo de esta para que dejara de golpear los barrotes, y le mostró una sonrisa comprensiva.—Puedes volver con Minervamon.

En ese momento ante sus ojos Mervamon se transformó en una luciérnaga, la tomó con sumo cuidado en sus manos y se acercó a los barrotes. Entonces liberó a la luciérnaga al otro lado de estos.

Se despidió de esta con un movimiento de su mano, le explicaría a Anubimon y obviamente le pediría disculpas. Estaba la posibilidad de que le hubieran mentido...pero, negó con la cabeza, confiaba en lo que le había dicho la Digimon.
Tenía un corazón muy blando, era casi seguro que algún día eso le jugaría en su contra, pero seguiría siendo así. No le gustaba ver a nadie sufrir.

Comenzó a caminar en dirección al punto en el que se encontraría Anubimon, tras algunos minutos. Y casi haberse tropezado por no ver bien. Llegó al punto de encuentro.

-

Baalmon: Se te juzga por cómo utilizas ese poder. Además, Anubimon sabe lo que hace.—Se acercó al NeoVamdemon y apoyó su mano en el hombro de este, entonces, para sorpresa de Baalmon este se transformó en una luciérnaga. La observó un par de segundos y después la atrapó con su mano, obviamente sin aplastarla o lastimarla. Y dio un rápido vistazo a su alrededor. Comenzó a caminar en dirección al punto en el que se encontraría Anubimon

Layla

Cuando la chica tocó a la Mervamon esta se transformo en una de las luciérnagas típicas de esa cueva. La muchacha la tomó y la liberó por entre los barrotes que tanto ansiaba atravesar la guerrera con su espada. Una vez del otro lado la luz que simbolizaba el DigiCore tocó el suelo y se volvió a transformar. - Gracias... - Dijo la Mervamon con una lagrima de agradecimiento, para luego girarse y correr hacia su nueva libertad.

Baalmon

- Me vengaré de él como lo haré de quien me asesinó... - Dijo el Digimon Vampiro mientras desviaba su mirada hacia donde se suponía estaba su libertad. Gracias a esta distracción no se dio cuenta cuando su interlocutor tocó su hombro y lo transformó en una pequeña luciérnaga sin poder y a la merced de quien lo transportaba.

Ambos

Cuando por fin Hunter y Digimon salieron de sus respectivos túneles, pudieron apreciar como algunas de las parejas de DigiGnomes regresaban con su fugitivo. - Bien, solo perdimos a 2 si nuestros nuevos amigos traen a sus fugitivos. - Anubimon estaba junto al velo viendo como los Gnomos digitales arrojaban a quienes habían capturado. Se giró en el momento preciso para ver a Layla y a Baalmon llegar. - ¿Y bien? ¿Como les fue? -

Baalmon: Aquí está.—Baalmon se acercó al Digimon Dios Egipcio y le entregó la luciérnaga a este.

Layla guardó silencio mientras mantenía la mirada en el suelo, con sus manos entrelazadas permaneció un par de segundos sin decir nada.

—Yo...dejé que se fuera...era una Mervamon, ella realmente quería y necesitaba regresar. Por su hermanita, Minervamon. Simplemente no pude negarle eso, estar con su familia...—La niña no se atrevía a mirar a Anubimon a los ojos por temor a que se enfadara, por lo que su atención seguía puesta en el interesante suelo.—Espero puedas disculparme...

- Gracias - Dijo tomando entre sus manos a la pequeña criatura que emitía luz entre sus manos y la depositaba dentro del velo, para después fijar su mirada en la humana. - Supongo que se escap... - El digimon Dios fue interrumpido por la confesión de la Hunter. - Ya veo... - Anubimon se tocó una sien con una mano tratando de recordar. - Debe ser la que robó alimento. - Se aproximó a la chica y depositó una de sus manos en su hombro. - Valoro tu sinceridad, y creo que por la baja gravedad de su pecado comprendió la lección en su corta estadía. - El Digimon extendió la palma de su mano y dejó ver una llave con un pequeño cristal opaco incrustado. - Tómala, esto te permitirá abrir el portón metálico por donde llegaste, y así poder volver a tu cuerpo donde quiera que esté. - Cuando Layla tomó la llave el cristal resplandeció con un brillo fucsia. - Interesante, creo que a alguien le a gustado lo que has hecho recién. - El Digimon se enderezó y le dedicó una sonrisa a la pareja. - Gracias por su ayuda, si no fuera por ustedes probablemente se hubiesen escapado aún más. -

—Muchas gracias...—Tomó la llave en sus manos y se llevó una gran sorpresa al ver aquel resplandor, al escuchar el comentario del Digimon Dios sonrió levemente para si misma y después le dio un abrazo a este.—Fue un gusto conocerte Anubimon, te deseo lo mejor.

Aquel gesto era cálido, y transmitía sentimientos del mismo tipo. Al separarse de Anubimon la joven avanzó hasta estar junto a Baalmon y este último se despidió del Dios con una inclinación de la cabeza. Tras aquel adiós ambos, humana y Digimon se adentraron por el túnel por el que llegaron, en silencio. Finalmente al llegar a la reja de metal que les impedía avanzar, Layla introdujo la llave en la cerradura, al hacerla girar se oyó un chasquido y ahora el camino para retornar al mundo de los vivos estaba libre.

Siguieron avanzando, al fondo se notaba una luz, la salida. Justo antes de llegar a esta Layla se dio ligeramente la vuelta y notó a un DigiGnome, este se despidió de ambos con un movimiento de su mano y la joven hizo lo mismo. Tras eso ambos se internaron en la luz.

La fogata ya se había consumido, el sol iluminaba suavemente el lugar, e Imperius estaba ahí también.