Hora del adios...

Un páramo oscuro. La luz solo brilla en una tonalidad morada en el cielo, haciendo parecer que hay una atmósfera más pesada. O quizás la pesadez que siente la humana se deba a otra cosa. Y es que eso es lo más probable, puesto que tiene que enfrentarse a la persona que más ha querido en los últimos diez años. Quizás no salga viva de esta, o por el odio que sienten sus espíritus por la pelirroja acaben matandola a ella... Hay tantas cosas que pueden salir mal...
Suspiró y se detuvo, a mirar el enorme castillo que se alzaba a unos cuantos metros de ella. Parecía que estaba construido con hierro y piedra sobre un bloque de hielo único. Una fortaleza, que de tener muchos guardias o estar bien preparada sería muy difícil de invadir. Pero la rubia ya consiguió entrar una vez sin despeinarse demasiado, lo peor fue tener que ascender hasta la cima. Sin embargo, en esta ocasión había decidido entrar por la puerta. Como una persona normal que no tiene intenciones violentas, y es que a fin de cuentas ella no quería pelear.

A su lado hay una perrita, que de no ser por su capacidad de evolucionar a un tipo virus en sus posteriores etapas desentonaría tanto como una ballena en el desierto.

- ¿Vamos?- preguntó a la cachorra.

Sin esperar una respuesta, suspiró de nuevo y avanzó hasta las puertas, donde llamaría o las abriría en caso de que nadie fuese a abrirlas.

Las puertas se abrieron sin mucho esfuerzo ante la rubia y la perrita. Lo cual solo era un indicador de que las esperaban. Tampoco es que fuese nada raro que lo supiera, no se habían tratado de ocultar, precisamente.

- Eso parece... Guía tú, que sabes dónde puede estar.- dijo con seriedad la rubia, determinada a acabar cuanto antes esa situación.

Pasó el umbral de la puerta y luego siguió a Salamon hasta el lugar donde se encontrara la pelirroja.

Off: Dos detallitos. Uno, desde un cuarto piso ya tendrían que estar muy lejos para ser puntitos. Y dos, ¿abrumados por su poder? Si Scath está capada por no tener a Rub cerca xDDDD

Natasha siguió a la cachorra subiendo las malditas escaleras. Estaban heladas, o al menos el pasamanos, puesto que también era de hielo. Y eso no le gustaba a la rusa, el frío le recordaba al invierno y el invierno siempre era una época mala para ella, puesto que solo hacía frío y el buscar refugio caliente era complicado. Muchos niños de las calles morían antes de poder conseguir uno.

Finalmente al terminar de subir la escalera helada, unas extrañas plataformas salieron al paso de las dos. Salamon indicó que había que subirse en ellas, y la rubia así hizo.

- No te preocupes... Intentaré evitar el combate todo lo que pueda... No quiero hacerla daño. Por mucho bicho que la controle, yo quiero a Z y no me gustaría herirla.

Estaba determinada a no pelear. Pero si Scathmon no atendía a razones, es decir, a querer a Natasha. Ella no iba a permitirla seguir controlando a su novia y a sus sentimientos. Podía aceptar otra personalidad temporal, a fin de cuentas, la propia rusa la tenía en ocasiones. Pero no estaba dispuesta a aceptar que la olvidaran.

La humana, pisaba el suelo de manera impaciente, estaba harta de subir y subir viendo salas que no la interesaban y no llegar nunca al piso que ella debía llegar para solucionar las cosas. Sentía el nerviosismo que toda persona tiene antes de que ocurra algo importante. Podía parecer una tonería, pero en esta ocasión era la peor que había sentido de nervios en toda su vida, o al menos que ella recordase. Lo cual solo nos da un rango de poco más de un año o año y medio...

Finalmente salió en el piso de un salto, veloz por no querer estar más en ese trasto de hielo tan lento.

- ¿En serio es una sorpresa? ¿Y en serio es grata?- la rubia tuvo un momento de lapsus mental, en el que la pelirroja delante de ella no era un digimon muy similar a la humana, sino la propia humana... Así que, se emociono un poco cuando dijo esas palabras. Incluso adoptó una postura un tanto tímida, pero en el fondo satisfecha.

Sin embargo la ilusión de que era Z se rompió cuando Salamon habló. Cierto, no era ella. No tenía nada que ver con la loca de la que se había sentido primero dependiente y finalmente se había enamorado.

-   ¡Eso! Dejala en paz. No ves que Zayyn tiene gente que la quiere y se preocupa por ella. No puedes secuestrarla así sin más.

Natasha se acercó a la digimon pelirroja. Sabía que era mega, pero no la tenía miedo, o al menos no demasiado. Confiaba en que Zayyn no la hiciese daño, fuera ella misma o estuviese en el interior de su cuerpo retenida por un bicho malvado. Se detuvo a un par de metros, lo suficiente como para verla más de cerca, pero no estar demasiado cerca. Era tentar mucho a la suerte el estar a un par de pasos de la criatura, porque aunque la Zayyn interna pudiese pararla, no la detendría. Sin embargo con esa cantidad de metros le podría dar tiempo a hacerlo.

- Zayyn no es mala, solo es que se siente sola. Y el mundo no se lo ha puesto fácil. Pero tú eres la mala, es a tí a la que le gusta destruir. Y no te gusta ver como tu humana puede ser aceptada y querida, porque entonces deja de odiar al mundo y se vuelve tranquila y buena.

Se cruzó de brazos. Si de verdad quería matarla, que lo hiciera. Pero ella no iba a apartarse.

- No puedo dejarla ser mala... A mí me da igual como sea, la quiero en cualquiera de sus facetas. Pero si lo es, mis espíritus irán a detenerla. Prefiero morir a tener que enfrentarme a ella.

La chica no se movió ni un ápice ante el escrutinio de la digimon de oscuridad. Ya había dicho que no le importaba lo que la pasase a ella, al menos cuando Zayyn se despertara se daría cuenta del gran problema que era dejar que la controlaran. Ese digimon la habría dejado completamente sola en el mundo. Y por como la conocía, sabía que la mayor odiaba estar sola.

Un escalofrío le recorrió la espalda cuando la preguntó con un susurro. Volteó la cabeza lo suficiente como para verla por el rabillo del ojo y seguirla si seguía desplazandose.

- ¿Cómo puedo saber que ella también quiere ser mala? Por ahora hablas tú, engendro- eso fue por haberla llamado frontier.- No ella, no sé lo que piensa. Y no confío en tí.

Se cruzó ella también de brazos. Había un mensaje muy claro en las palabras de la rusa. Si no quería que hubiese enfrentamiento -al menos por el momento- tendría que dejar a Zayyn libre. Y que fuese ella misma la que la dijese esas cosas. Sólo entonces se fiaría de sus palabras y tomaría una decisión que no había sido precisamente fácil de tomar.

La rubia se agachó justo en el momento en el que Zayyn recuperarba el control de su cuerpo. Esperó a que Salamon saliera de la zona, por el simple hecho de que estaba en el medio, y tampoco quería abrazar a la cachorra. Ya se llevaban mejor, pero en un abrazo de pareja le sobraba.

- Ya sé que tendrá que ser la verdadera. Le interesa demasiado lo que pueda ocurrir a esa...- se calló para evitar ofender a Zayyn con el comentario que iba a soltar, pero nunca terminaría de caerle bien esa cosa.- ¿Estás bien?

Mientras que la preguntaba, la estrujó con fuerza entre sus brazos. Antes de tomarle el rostro con delicadeza y plantarle un beso en los labios. Que concentraba el miedo y el haberla echado de menos durante ese tiempo. Finalmente se obligó a soltarla, no sabía cuánto tiempo tendría para hablar con ella.

- Z, ¿recuerdas la conversación que acabo de tener con Scathmon?- si la respuesta era negativa, se lo explicaria de manera resumida, pero centrandose en la pregunta importante. Sino, simplemente iría a esa pregunta importante:- ¿De verdad quieres hacer maldades? No me importa lo que eligas, siempre y cuando lo decidas por tí misma. Y no por los labados cerebrales de eso.

La rusa asintió, esperandose esa respuesta. No quería llegar a la única solución que se le ocurría, puesto que quedaría demasiado desprotegida ante los ataques. Pero tendría que confiar en que de verdad Zayyn y su nueva personalidad que no la caía demasaido bien.

- No pasa nada... No me importa que escojas lo que escojas mientras siga siendo importante para tí. Con solo cumplir eso, ya puedes matar a quien más quieras, siempre y cuando no sea uno de mis amigos- Samuel estaba en esa zona de riesgo, puesto que la pelirroja y él se llevaban muy mal.- Te quiero tal y como eres. Además, siempre te he visto como una persona mala. Pero no era del todo mi visión sino de mis espíritus... Así que, me desharé de ellas. No me importa lo que le ocurra al mundo mientras te tenga a tí.

Ahí estaba el bombazo. Por el momento prefería no mirar la pantalla de su dispositivo, no quería saber qué es lo que pensaban sus espíritus. Aunque era extraño que no la hubiesen gritado. Es más, era raro que aún no la hubiesen hablado en todo el trayecto. Pero tenía otra cosa más importante que preguntar.

- ¿Me protegerás?

Natasha correspondió al abrazo de oso que le había dado su novia. Estaba muy contenta de que por fin pudieran estar libres y alegres las dos; apenas sentía tristeza por dejar de lado a sus espíritus, puesto que últimamente eran más una molestia que una ventaja. Ellas odiaban a Z más de lo permitible, y la daban muchos problemas. Así que, felicidad por quitarse de todos los problemas.

- Confío en tí. Espero que no me falles.

Miró a Zayyn confusa cuando esta dijo había otro modo que pudiera protegerse. Pero no se le venía nada a esa cabecita rubia que poseía. Iba a preguntarla qué es lo que era, cuando una diáfana voz le dio la respuesta desde el interior de sus bolsillos: Selenemon.

- Hacerte un biohybrido. Esa es la solución.
- ¿Biohybrido? ¿Pe- pero para eso no tendría que meterme un doctor las cosas esas de los digimons? ¿Es peligroso?- le preguntó a Zayyn, preocupada.

Sin embargo de nuevo antes de que pudiese hablar la pelirroja contestó la guerrera.

- Claro que es peligroso, a fin de cuentas te estás haciendo una criatura que va en contra de la naturaleza. Aunque no tienes nada de lo que preocuparte. La operación saldrá adelante. Además es un destino cerrado, da igual lo que hagas, siempre acabarás metiendote en el quirófano. O eso dicen las estrellas.-

Era sorprendente la calma con la que hablaba la guerrera. Casi no parecía ella misma. La rusa se hubiese esperado más gritos por su parte, o quejas por dejarlas abandonadas. Sin embargo no había nada, casi como si lo hubiesen sabido... E incluso, había algo más que extrañaba a la rusa.

- ¡Me dijiste una vez que no podías leer tu destino en las estrellas o el de tu portador!
- Y no podemos, pero el tuyo siempre lo hemos visto, o al menos cuando no estaba muy enlazado con el nuestro... A fin de cuentas solo eres una criaja que se cree con poder, pero simplemente es la...- la dragona fue cortada por su hermana, a fin de cuentas iba a llamarle algo no demasiado bonito a la humana, sobre todo en relación a su amorío con la única bio en la sala.
- Solo eres la que nos transporta hasta el próximo destino, donde una persona que verdaderamente representa a las estrellas nos recogerá. Tú nunca has estado destinada a salvar el mundo, a fin de cuentas, no tienes honor, valor o la capacidad de sacrificarte por salvar a los demás. Nunca has tenido el alma de un guerrero.

Esas fueron las últimas palabras que pronunciaron las dos. Palabras muy duras para la rubia que se sintió estúpida y utilizada por esas dos criaturas ancestrales. Se desharía de ellas pero no dejaría que su portador las encontrara jamás. Las iba a dejar en el lugar más apartado del universo. No quería volver a oír nada sobre ellas.

La rubia se echó sobre su pareja, en busqueda de algo de consuelo por la puñalada trapera que la habían dado por la espalda. Se escondió en ella tratando de olvidarse de lo que la habían dicho. Porque de la furia a la tristeza de no haberlo visto venir y ser tan prescindible la dolía. Y mucho más de lo que reconocería nunca. Los riesgos de ser biohybrido no la preocupaban en ese mismo momento. Así que, sería una conversación pendiente para más adelante.

- Ahora no tengo ganas de hablar de eso, Zayyn... No estoy de humor para ello...- dijo contra ella. Saber que hasta ella se había sentido mal por las palabras que la habían dedicado, no la ayudaba precisamente.
- Nadie dijo que para ganar hubiese que jugar limpio. Y a nosotras, personalmente nos importan más el final que el método para conseguirlo... Aunque de haber sido por mí, hubiesemos informado a la rubia de lo que pasaba. Pero eso no nos llevaría a ningún lado, y nuestra misión es proteger este mundo. Cualquier espíritu que cumpliera con su cometido lo hubiese hecho, así que, ¿te vengarás de todos los frontiers que te encuentres?

La rubia se acurrucó en la pelirroja, más aún tras las palabras y las muestras de cariño. Sin embargo, las palabras de Zayyn le hicieron gracia a la guerrera, puesto que ya le habían entregado a Natasha, así que, no entendía a qué venía el reproche. Pero de todas formas le hizo gracia, cosa que se notaba mucho en su habitual tono serio.

- Ya te hemos dicho que toda para tí. Además hasta que la muerte os separe. No la queremos ni tenemos ganas de saber nada de ella... Excepto por si hay que eliminarla por hacer cosas malas. Pero tú siempre irás la primera de la lista. Así que, no tengas celos.- dijo jocosa.- Además de que ella no es tan "buena" como puedas imaginar...
- Igualmente, no sé a que viene protegerla tanto... Total, no es demasiado responsable de las cosas que roba... - dejó caer la dragona.

Esas palabras provocaron un temblor en Natasha... ¿No le irían a contar lo de Naois, verdad?

- Dime, Zayyn, ¿te ha dicho qué es de tu pequeño hijo?- preguntó Selenemon terminando el juego.

Los dos espíritus sonrieron satisfechos por el trabajo hecho, sobre todo por la reacción de la pelirroja al enterarse. Miedo, ansiedad y sobre todo ganas de que la dijesen algo que la gustase. Lástima que Natasha no fuera a cumplir nada de eso, es más, si sacaba una chispa de valor, lo único que haría sería acrecentar la ansiedad de la mujer. Juego, set y partido para los dos entes antiguos. Muchos pensarán que era para causar la ruptura entre ellas dos, pero sabían que sería inútil hacerlo por esa vía. Pero el causar malestar sí que estaba en sus planes.

Natasha estaba angustiada, no sabía qué responder a las palabras de Zayyn. Porque no había ninguna manera de dejarlo a un lado. Tendría que decir la verdad, y con ella el que la dejara sola. O eso es lo que pensaba que iba a pasar. Tenía miedo, mucho miedo, porque sabía que la mayor la iba a mandar a la mierda por haber cuidado tan mal de su hijo. Pero no era su culpa que el menor la hubiese odiado y se hubiese largado...

- Yo... Esto... Eh...- la chica miraba de un lado a otro buscando un lugar donde esconderse.
- Será mejor que te conteste yo. Al menos se acabará antes. La rusa no tiene ni la menor idea de dónde está tu hijo. Porque el pequeño, que es muy inteligente para su edad, descubrió que había secuestrado por ella y no quiere estar cerca suya. O al menos cerca mientras que siga viva.

No la dijeron lo del crecimiento acelerado, solo la dejaron pensar que un bebé podría pensar de una manera casi adulta.

- Natasha esperaba poder usar el poder que tenemos los espíritus para encontrarnos unos a otros. Porque tu pequeño también es un frontier... Sin embargo, ahora eso es imposible para las dos.

Los espíritus definitivamente ya se quedaron callados, es más. Incluso el dispositivo que había llevado la rubia parecía haberse quedado sin energía. Molesta porque se lo hubiesen dicho a la pelirroja, la rusa tiró el dispositivo lejos como si eso pudiera solucionar algo. Pero no, estaba claro, que no lo iba a solucionar. Porque la pelirroja había perdido los estribos y estaba golpeando los objetos de la sala.

Mientras que hacía esto, Natasha la miraba en silencio. Triste por saberse abandonada como un perro que resultaba ser una carga muy pesada en el hogar.

- Lo es porque... Es algo raro... Crece muy rápido. En apenas un mes ya era un adolescente... Aunque por suerte su crecimiento se empezo a ralentizar, pero no sé si se ha detenido. Porque si no lo ha hecho, entonces tendrá ahora unos treinta años más o menos...- le explicó con un hilillo de voz la rusa, esperando que la creyese. Pero era algo demasiado inverosimil, por lo que no creía que la pelirroja la creyera.

Natasha siguió en el suelo, en silencio. Rodenadose las piernas con los brazos, asustada de las consecuencias que habría por parte de la pelirroja.

Cerró los ojos asustada, cuando escuchó los pasos de Zayyn. Por mucho que fuesen delicados eso no quitaba que pudieran ser los pasos antes de que la mandara fuera del castillo y de su vida. Miró a la mayor cuando fue obligada a hacerlo, pero había miedo en el fondo de sus ojos. Miedo a ser rechazada para siempre.

- ¿En serio no me hubieses abandonado?[b]- preguntó con un hillo de voz.

Se dejó abrazar aún insegura de lo que había pasado y se sonrojo de manera tierna cuando los labios de Zayyn rozaron los suyos.

- [b] Cuando estaba conmigo estaba muy sano. Nunca se ha puesto enfermo y comía bien... Aunque ahora no lo sé... Quizás alguna lagarta lo esté llevando por mal camino, o alguien le haya engañado para hacer cosas malas para su salud.- según iba hablando iba poniendo cara de más urgencia.- ¡Z! Hay que ir a buscarle... Mi niño... T.T

Se puso de pie con algo de dificultad, porque los vaivenes emocionales de los últimos minutos la habían dejado sumamente agotada. Aunque se repondría con el tiempo o quizás sólo con una buena siesta. Observó el reencuentro entre el digimon y su maestro con una sonrisa en su rostro.
Aumento su sonrisa al saber que podría volver a ver a su pequeñin. Porque ahora tenía a su madre al lado, así que, sería más fácil poder hablar con él. Puesto que quería reencontrarse con ella, ¿no?

- Z, perdona que te lo pregunte... ¿Scathmon volvera a tomar control sobre tí... O ya nunca más?- sabía que no tenía nada que ver con el tema, pero era algo que la preocupaba saber antes de nada.

La cara de la rubia se puso serio cuando Zayyn dijo que había que hablar sobre algo serio. Se esperaba algo malo, nadie decia esas palabras así sin más sólo para tomar el té... O al menos para hablar de cosas buenas.
No era algo malo del todo, pero sí algo que tenía que pensarse muy bien. Ser un biohybrido o no... Por una lado estaría bien, porque sería como Zayyn y no dependería de nadie más para defenderse. Pero por otro lado, estaba el problema de tener que operarse. Por mucho que Selene la dijera que la operación saldría bien, podría ser una trampa de la guerrera para eliminarla. Además de que estaba el que a lo mejor le cambiaba la personalidad o cualquier otra cosa.

- Yo... No sé... ¿Confias en los que me hagan como tú? Me da miedo ser operada, pero también quiero poder estar más pareja contigo... Así nadie podría decir que no hacemos buena pareja, porque no somos de la misma especie.

Se quedó esperando a su respuesta. Sobre todo, porque la pelirroja parecía estar concentrada en algo que había en su interior, quizás estuviese hablando con su digimon para llegar a un acuerdo o quizás para discutir con ella. Aunque no tuvo que esperar mucho, porque su pareja volvió a mirarla con una sonrisa feliz y supo que no volvería a estar poseida en al menos muuuucho tiempo.

- Eso es genial. Ahora ya no tendré que pelearme con alguien que usa tu cuerpo y se parece a ti, pero que no es como tú.- dijo correspondiendo al abrazo.

Cuando Z fue a separarse, le sujetó la mano, entrelazando los dedos. Ahora no quería quedarse sola, y menos si tenía que pasar cerca del dispositivo donde estaban esas dos metidas. Se paró en seco, cuando dijo que no confiaba en los científicos, pero se tranquilizó cuando dijo que las operaciones no eran peligrosas.

- Está bien... Entonces acepto. Seré una biohybrida.- contestó determinada.- Aunque... ¿Cómo es que dejaste vivo a ese científico, si tú les odias?

Le daba curiosidad saberlo, porque era raro que Zayyn no tratase de matar o herir a alguien que odiaba. Cosa que la rusa sabía de primera mano. Pero una acción de la pelirroja seguida de otras palabras la hizo mirarla algo asustada.

- No me gusta nada esa sonrisa...

Natasha se dejó guiar hasta la cima del castillo, pasando antes por el ascensor. No la importaba tener que ir hasta otro lugar, a fin de cuentas, estaba encantada de poder conocer más zonas del que sería su primer hogar. Y eso la hacía mucha ilusión, casi la misma que le hubiese hecho ser adoptada y querida en una familia antes de escapar y huir de ese lugar para vivir en las calles.

- ¿Son muy diferentes de los humanos normales?- preguntó curiosa, quizás para el futuro saberlo no la vendría mal. Tan solo era una idea que se le había pasado por la cabeza, pero quizás después de un tiempo podría ser importante que lo supiese.

Rió divertida ante una imagen mental de que ahora era la propia Zayyn la que huía de ella como alma que lleva el diablo. Eso sería en parte reconfortante, y la parte más malévola de la rubia disfrutaría mucho con eso, porque era una forma de vengarse por todas las veces que la había hecho huir... Sí, definitivamente sería divertido.

- La verdad es que eso será algo muy divertido. Pero espero que sepas huir bien.- la dijo guiñando el ojo de manera algo traviesa.

Finalmente el ascensor llegó a la planta y tuvieron que salir. Natasha aún siguiendo a Zayyn y tratando de aprenderse el camino hasta la habitación que, obviamente, compartirían las dos ahora. Sin embargo al llegar a la puerta una idea pasó por su cabecita. Quizás Naois pudiera esperar un rato más a que fuesen a buscarle.

- Algo recuerdo... Aunque quizás tenga que estar allí un buen rato para que recuerde más cosas... Porque me suena una cama y unas cadenas, ¿no? ¡Ah! Y tenerte a mi merced.- el tono de la rubia indicaba que las palabras claves eran cama y quizás cadenas. A fin de cuentas hacía mucho que no se veían, y tendrían que hacer un reencuentro de verdad, ¿no?

La rubia sonrió de manera traviesa al observar el color de las mejillas de Zayyn. Definitivamente era muy divertido y bonito hacerla sonrojar por solo simples palabras. Puesto que con acciones era mucho más complicado sacarle los colores a la mayor, quizás por tener más experiencia, o quizás, porque no tenía un peso tan sentimental como podían tenerlo las palabras expresadas con sinceridad. No lo sabía, pero ahora eso estaba lejos de importarla.

Se dejó acorralar como si tuviese miedo, aunque más bien era todo lo contrario. Una gran confianza.

- ¿Lo qué hay debajo?- preguntó tratando de hacerse la interesante.- Muchas más cosas de las que parecen. Aunque quizás con algo de tiempo descubras todo lo que hay.

Pasó los brazos por detrás del cuello de Zayyn para pegarlas más. Sonriendo divertida al saber que quizás los habitantes del castillo no pasarían una noche demasiado tranquila. Pero tendrían que acostumbrarse a eso, o comprarse unos tapones. A ella no le importaba, siempre y cuando la dejaran en paz.


Las horas habían pasado, y ahora la rubia se encontraba dormida, bocaabajo, en una posición en la que debería estar casi ahogándose de lo hundido que tenía el rostro en la almohada. Pero al parecer estaba todo bien, porque se escuchaban pequeños ronquiditos. Ajena continuó durmiendo a que la persona a su lado se acababa de despertar.

Sin embargo, tuvo que volver a la realidad, porque sentía frío. Quizás las mantas le habían desaparecido del cuerpo. Bostezó ampliamente, antes de abrir ligeramente uno de sus ojos para buscar la manta. Al no verla, levantó la cabeza hasta que se encontró a Zayyn a su lado con toda la manta para ella. Molesta infló los mofletes, y tiró un poco de la manta.

- No la acapares que hace frío...- quizás podría haber sonado más molesta, si no hubiese sido porque imágenes de lo pasado por la noche regresaban a su cerebro, haciendo que sus mejillas adquirieran un color rojizo.

La rusa no había tenido malas intenciones al tirar de la manta, lo juraba. Todo había sido culpa de la colocación de la manta, porque al tirar con algo de fuerza -la suficiente para sacarla de debajo del otro cuerpo- haría que la persona se precipitara contra el frío suelo. Y en ese castillo tenía que estar bastante frío, porque la construcción era de hielo. Cosa muy buena en verano porque no habría que usar aire a condicionado para estar fresquito, pero el resto del tiempo hacía el interior más frío casi que el exterior, aunque seguía quitando corrientes de aire. Que esas eran más molestas.

La chica se quedó con el trozo de tela que ansiaba para resguardarse del frío, mientras que miraba hacia donde había tirado a su novia, con una mueca de terror en el rostro. Porque Zayyn no la iría a dejar irse de rositas así como así... Y eso fue lo que paso... Aunque quizás el efecto de levantarse midiendo un metro más con aura asesina fuese cosa de la mente de la rusa...

- ¡Noooooo!- aulló como si la estuvieran matando, a pesar de que eran unas cosquillas. Pero casi prefería morir a las cosquillas.- Jajajajajajaja Suel.... Jajaja... Tam.... Jajajajajaajajaja...

Era incapaz de articular palabras, mientras se retorcía debajo de la mayor, tratando por todos los medios protegerse con las manos o cegarle uno de los lados. Pero por cosas de las cosquillas, que dificultaban el pensar, apenas era capaz de moverse bien. Por lo que las cosquillas podían seguir un buen rato.

En cuanto dejaron de hacerla cosquillas -bendito momento ese- respiró pesadamente, tratando de recuperar todo el aire que había perdido de sus pulmones. Se quedó un tiempo más antes de incorporarse hasta quedar apoyada en los codos.

- Sí, claro que sí. Ya lo estoy, por si no te has dado cuenta.- dijo un poquito de mala leche, aunque era poca, porque aunque las cosquillas la molestasen era un signo de que la mayor la quería.

La miró un tanto extrañada cuando se quedó estática, olfateando en el aire. ¿Qué es lo que habría notado la mayor? Por imitación, la rubia olfateó el aire, y entonces lo notó. Su estómago gruñó hambriento al percibir que el olor que inundaba las fosas nasales de Natasha era del desayuno.

Gateó hasta el final de la cama para mirar el desayuno y sonrió contenta. Menos mal que ahora se llevaba bien con la digimon, o sino, ahora estaría pasando hambre, o teniendo la sospecha de que trataban de envenenarla.

- Que maja, Black. Recuerdame luego darla las gracias.- comentó alegremente mientras subía su bandeja con las deliciosas tortitas. Si Zayyn pensaba la frase se sorprendería, porque antes Natasha y Blackgatomon se llevaban a matar. Y aunque hubiesen hecho una tregua temporal para derrotar a Scathmon, las palabras de la rusa la decía que no era solo una tregua sino el comienzo de una amistad.

Natasha comenzó a comer, saboreando el plato. Porque estaba tan bueno que merecía la pena el saborearlo en vez de engullirlo. Bebió un trago de zumo para pasarlo y poder preguntar para que la entendiera.

- ¿Qué es lo primero que vamos a hacer hoy?

La rubia continuó comiendo tranquilamente su desayuno, puesto que tenía hambre canina y el resto de sus necesidades estaban satisfechas. Además de que las tortitas tenían un sabor dulce y más acompañadas con ese sirope de caramelo, porque el chocolate podría estar bueno, pero no había nada mejor que el sirope para la rusa.

De repente unos dedos recorrieron su espalda, provocándola un escalofrío de placer, y un leve sonrojo en las mejillas. A fin de cuentas, no se lo había esperado y además, sentía el cuerpo más sensible que habitualmente a los roces. Un producto de lo que había pasado la noche anterior, pero seguramente en un rato más se la pasaría.

- Brrrrr... No hagas eso así de repente. Puedes hacer que ocurran cosas y que nos retrasemos de nuevo en hacer las tareas.- Era en parte una queja, y también una amenaza pequeña de no salir en todo el día. Se terminó el zumo de un trago y volvió a hablar.- No sé, la verdad. Podríamos llevarlas al laberinto de donde salieron, pero no creo que nadie pueda entrar así como así. Y no sé donde hay otros laberintos o sitios complicados...

La rubia aprovechó el tiempo de reflexión de Zayyn para terminar lo que la quedaba en la bandeja y salir de la cama, con un escalofrío al posar sus pies descalzos sobre el suelo, para ponerse a buscar su ropa. Que estaba repartida por toda la habitación... Cosas que tiene el tener prisa, no piensas en dónde dejar las cosas.

- Sí, creo que será un buen sitio. Así seguro que nadie quiere acercarse a menos de cien metros del lugar... Aunque tiene que haber habido actividad reciente, porque con eso es más seguro. Porque me pareció escuchar una vez en la tele que en las zonas volcánicas vive mucha gente cuando están inactivos.- dijo mientras sacudía su vestido que estaba hecho un churro en el suelo.

Al menos ya tenía la pieza importante de ropa, ahora solo había que encontrar las cosas pequeñas. Los zapatos también estaban visibles, uno en la puerta y otro junto a la ventana, pero del resto de las piezas pequeñas ni rastro. Dado que esas eran más problemáticas. Es más, encontró una, bajo una de las mesillas, pero que no era suyo, sino de Zayyn.

- Creo que tengo tu calcetín, Z- dijo tirándoselo y siguiendo la búsqueda. Sobre todo para encontrar su ropa interior.

La chica terminó de vestirse tras pasar por la vergüenza de que su ropa interior hubiese acabado en sitios tan noramles, porque uno en la lámpara de la mesilla, pero la otra prenda en el pomo de la puerta. Desde luego, tenían que tener muy buena punteria para que acabasen esos lugares. Esperó que Zayyn saliera del baño para entrar ella, porque aunque seguro que había otra habitación, no quería salir y toparse con los otros habitantes del castillo. Solo conocía a Gatomon, pero le daba algo de vergüenza conocer a los demás.

- Sí, creo que eso es lo mejor, así podemos cercionarnos de que nadie se acerca.

Dijo cuando entró al baño para peinarse, y arreglarse sus despeinados cabellos. Porque tenía cada uno mirando a una dirección del universo. Por no decir que estaba completa y abolutamente enmarañado... Quizás debería cortarselo. O quizás solo arreglarselo... Ya se lo preguntaría a Zayyn después.

Salió finalmente del baño y miró a Zayyn. Aunque primero antes de salir del castillo, tendrían que ir a buscar el maldito dispositivo.

- Tú guías

Sonrió, y siguió a Zayyn por los pasillos del castillo. O bien esa planta era de la pelirroja y no subía ningún habitante más del castillo, o es que realmente eran muy pocos los que allí habitaban. Lo cual era una pena, porque tenían mucho espacio desaprovechado. O eso es lo que pensaba la rubia, que nunca había tenido un hogar, así que, siempre que encontraba una casa grande pensaba en todas las personas que podría acoger. Sacudió la cabeza para sacar esos pensamientos, ahora tendría que ser mala y por tanto no podría preocuparse por otras personas. Aunque seguro que la iba a costar bastante.

- ¿Volar? ¡Genial! ¿Tienes un avión?- recordemos que a veces se le olvidan las cosas, entre ellas que Zayyn no es humana.

Bajaron hasta el piso del comedor, y allí se dirigieron a donde estaba el dispositivo abandonado en el suelo. Cuando Zayyn se lo entrego, lo mismo hubiese sido que le hubiera dado una piedra. Era pesado y frío, y ahora que se fijaba, parecía hasta viejo. Como si hubiesen pasado años y no solo unas cuantas horas. Al parecer se estaba degradando. A fin de cuentas, ella había renunciado a ser frontier.
Con un suspiro cansado, se lo guardó en el bolsillo. Aún sin saber si sentirse triste o furiosa con los espíritus. Había sido mucho tiempo con ella, con sus rifi-rafes, pero también con el cariño que se procesaban... O el cariño que ella había sentido por las espíritus.

De nuevo volvieron a subir. Pensó la rubia que a la habitación. Pero cuando pasó ese piso recordó que había dicho que iban a volar. Así que, tendrían que subir a lo más alto del edificio para poder despegar bien. Aunque a esa altura el viento le revolvía el pelo recién peinado haciendola nuevos enrredones. Definitivamente tenía que hacerse algo con el pelo...

- Siempre que estés conmigo, cuando tú quieras.- le dijo dandole un pequeño beso, en pincipio en la mejilla, pero si Z giraba la cara sería en los labios.

La observó interesada, por el método de evolución. Muchas veces lo había visto, pero siempre era un momento tenso, en el que lo mejor era salir por patas para acabar lo más lejos posible. O evolucionar para tratar de enfurecerla un poco más y después darse a la fuga. No era bueno tratar de enfrentarse a un Mega siendo un campeón, sobre todo si podía matarte en el acto.

- Antes también podía hacer eso... Aunque era un poder prestado...- no la sentaba bien recordar esa época, puesto que ahora mostraba un aspecto algo deprimido.

Pero no tuvo tiempo de estar mucho más entristecida, puesto que de reprente se encontró volando. Suerte que no era una persona con miedo a las alturas, es más, le gustaban mucho. Así que, sonrió y se dejó llevar, sabiendo que no la soltarían.

- Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii