El punto débil de Zayyn

Lo prometido es deuda, o eso dicen. Ella ya advirtió a la pelirroja que le quitaría a su bebé, y eso es lo que estaba dispuesta a hacer. ¿Había algo moral en ello? No, seguramente no. Pero aquellos que estan del lado del bien, pueden justificar sus acciones alegando que el mal existe y hay que combatirlo. Aún a pesar de que ellos mismos también lo hacen.
Esa hipocresía había existido desde siempre en la historia humana, siendo los buenos aquellos que vencían. Ya se sabe, los que vencen escriben la historia.

Y Natasha estaba dispuesta a escribir la historia, es decir, derrotar a la bruja pelirroja. Y arrebatarla de paso al bebé. Criándolo ella misma, insistiendo en que su madre era una mala persona. No mentiría, no.

Sin embargo, la rubia que todos conocían no sería la que llevara a a cabo el secuestro. Sino su alter ego. Más despiadada, fría y cruel. Alguien que no sentiría más que diversión al ver el rostro de desesperación de Zayyn. Más que diversión, ansiaba verlo con toda su alma, o al menos con la parte oscurecida de esta.

Selenemon, comenzó a teletransportarse de cornisa y cornisa. De ventana a terraza, a decoración de las paredes. Subiendo poco a poco por el castillo. Lo más lógico y normal sería que cualquier enemigo tratara de entrar por las escaleras, dado que la caída desde el exterior sería enorme; además de muy arriesgado. Un solo error y tu muerte estaba asegurada. Pero con las habilidades naturales de Natasha del parkour, unido a la agilidad y a las teletransportaciones del espíritu digital eran capaces de hacer eso sin resbalar o caerse.

Los ojos de Selenemon brillaron, ahora no en plateado como siempre, sino en rojo. Mostrando que era otra persona la que controlaba ese cuerpo.

Un traspiés y un leve tintineo. Pero Selenemon consiguió volver a afianzarse a las superficies talladas en la roca del castillo. Ya comenzaba a cansarse de tener que subir tanto, pero era la mejor manera. Nadie se esperaría su aparición por la ventana.

Tras interminables minutos finamente llegó a los pisos superiores. Miró al cielo, las estrellas y la luna brillaban, sus ojos se desplazaron por los astros. Sabiendo que eran su indicador de buena suerte. Ella era parte de las estrellas, existiría tanto tiempo como puntitos de luz hubiera en el cielo.

Volvió a centrarse en su misión, desplazándose ahora de lado a lado buscando una ventana por la que colarse, sin tener que romper cristales. Además de saber cuál de todas las habitaciones era de ese monstruo.

Se movió cautelosamente, observando habitaciones vacías o con digimons durmiendo. Pero ninguno era tan grande como para confundirlo con una humana de cabellos rojos.
Selenemon se lo tomaba con calma, las prisas son malas a la hora de entrar en un lugar que estaba cerrado. A fin de cuentas, ella era una ladrona. Aunque últimamente no delinquiera mucho.

Por eso se detuvo a observar el tipo de ventana que tenía su "víctima" en la habitación. Sonrió, puesto que era soberanamente fácil abrirla y además podía dejarla subida sin que diera más problemas. Puesto que si fuera una ventana doble, si la dejaba abierta, quizás la corriente la cerrara o al menos provocara un golpe contra las paredes y el marco que despertara a la mitad de los dormidos.
Sonrió, no podía pensar en tener mejor suerte.

Introdujo una de sus katanas por la unión de abajo de la ventana, rompiendo así el cierre que la mantenía pegada abajo. Y luego, lentamente fue subiéndolo con el filo del arma. Cuando llegó arriba, la aseguró con los cierres. Comprobando dos veces que no se caería.

Después entró en la habitación, acompañada de un leve tintineo. Se detuvo, tenía que ir con cuidado, las cadenas que había traído eran incómodas. Pero las necesitaba para poder regocijarse de que Zayyn hubiera perdido al bebé.

Se las quitó con cuidado, y con rapidez comenzó a pasarlas por encima de la pelirroja, con cuidado de que no la tocaran la piel directamente y de no apretarlas demasiado hasta el momento justo. Realizado esto, dio un fuerte tirón que seguramente despertara a la pelirroja, pero eso formaba parte del plan.

Cogió al bebé con cuidado, sonriendo de manera macabra hacia Zayyn.

- Lo prometido es deuda.

Una sonrisa apareció marcándose en el rostro imperturbable de Selenemon, le encantaba ver a la pelirroja en esa situación. Pero no solo eso, sino que comenzó a reír, como una psicópata de esa que sale en las series de televisión sobre asesinos. Alzó un dedo y negó.

- Ya te dije que iba a hacerlo. No tienes por qué ponerte así, simplemente no deje que el viento se llevara mis palabras... Aunque ¿por qué hoy y no antes? Tan simple como que quería que tu oscuro corazón viera lo que es el cariño y el amor para arrebatártelo. - hizo un gesto treatal, burlandose de ella.- Porque ese es tu papel, ser un mosntruo sin corazón que no sabe lo que es amar o ser amado. No me culpes, las estrellas te desean en ese papel

La guerrera se fue alejando con paso tranquilo de la sala. Sus ojos rojos dejaron de brillar al mirar al bebé, restituyendo su habitual plateado. Lo acuno, meciéndolo un poco, con una chispa de calidez en sus palabras.

- Ya, ya paso, pequeño... ¿Cuál es tu nombre? Te mereces uno bonito, porque eres la cosita más mona que he visto en mi vida.- comenzó a arrullarlo, tratando de que se calmara.

La guerrera suspiró al no conseguir callar al bebé. En cierto sentido creía entenderlo, por otro no. Quizás fuera simplemente la naturaleza digital de Selenemon. Se decía que los bebés eran muy sensibles a algunas cosas que los demás no eran capaces de percibir. Y quizás él fuera capaz de captar todas las "vidas" que la guerrera había tomado a lo largo de toda su historia.

Un sonido la hizo apresurarse hacia la ventana, pero se le olvidó que Zayyn no era humana. Así que se vio placada. Empotrada con la ventana, con la mitad superior del cuerpo fuera de la sala, y las piernas cogidas por la pelirroja. Aunque sin nada en sus manos...

- ¡Idiota! Por tu culpa ha caido- rugió, mientras que con la fuerza que caracterizaba a un campeón, conseguía liberar sus piernas de Zayyn, a la vez que se sujetaba al marco de la ventana y giraba... Concediéndole una patada de regalo, dándole igual la zona, ahora no estaba para calcular.

Después solo se impulsó levemente para comenzar a caer e interceptar al bebé. Mientras que el código digital la rodeaba.

Respiró profundamente, tenía que ser capaz de controlarlo. No podía dejar que Zayyn ganara. Sobre todo ahora, que estaba buscando algo en su habitación, pero que no tardaría en salir. Tenía que concentrarse. Tenía que hacerle frente a Eso...

Podía fingir ser estúpida, pero sabía que tenía algo así como una doble personalidad. Aunque a decir verdad, no era tan doble como cabría esperar. Sólo era una forma de no culparse a sí misma por tener que sobrevivir, matando e hiriendo a otras personas. Las calles no son un lugar de sueños y unicornios. No. Eran la realidad más cruel que podía haber para un niño sin padres.
Nunca había querido hacer frente a ese lado de su ser, era mejor ignorar que posiblemente el muerto de la noche anterior podía haber muerto a tus manos. Pero si quería controlar a Heliamon, tenía que hacer ese esfuerzo. Por una vez no estaba en riesgo su vida, sino la de una pequeña criatura que no tenía culpa de ser hijo de su madre.

- Selenemon cambia a... "Heliamon"

Al salir del aura de datos, el dragón abrió las alas. Iluminando el área circundante con su resplandor. No por nada era un dragón solar. Sus ojos tan finos que podían captar hasta el crecimiento de la hierba no tardaron en localizar el pequeño objeto que caía.

Se lanzó a por él, no sin antes entorpecer un poco a Aeirmon con un chorro de viento solar que se abalanzó contra la demonio, cegándola debido al resplandor. Cogió al bebé con cuidado entre sus zarpas y miró hacia donde estaba Zayyn. Sus ojos a diferencia de la otra vez no eran rojos, sino que ahora eran de un color dorado muy cálido. Había conseguido controlarse.

- "Adiós, pelirroja"- oiría Zayyn en su mente.

Las escamas del dragón refulgieron un segundo más, para después desaparecer su brillo. Ahora no había quien distinguiera a Heliamon del cielo estrellado. Estaba camuflada.

Off:
Солнечное рев (Solnechnoye rev /rugido solar): Abre las fauces dejando salir un chorro de viento solar (plasma poco denso a unos 450 Km/h (información sacada de la wikipedia)). El rango es de 20 metros.

Невидимый вуаль (Nevidimyy vualʹ /velo invisible): Apaga sus escamas, camuflándose perfectamente con el entorno. Sólo pudiendo ser detectado por su calor corporal.