Oscuros secretos "familiares"

El silencio hizo su aparición de manera densa y pesada, como si hubiera tomado una identidad real repentinamente. La chica le miraba como si tuviera tres cabezas, ¿cómo se había enterado él de esas cosas? ¿Desde cuándo lo sabía? ¿Por qué había fingido que no pasaba nada? No sabía qué decir, cualquier cosa que dijera él no iba a entenderla.

Selenemon por su parte hizo el gesto de la victoria, aunque no sonreía. A fin de cuentas había demostrado una vez más que ella acertaba a la hora de predecir las cosas malas. No dijo más, había aceptado viajar con el chico tanto por Natasha como luego por Mirumon; pero ahora este la iba a dejar sola, demostrando que en esta vida la única manera de centrarse en las cosas es estando uno solo.

Natasha se levantó con el flequillo cubriéndola los ojos. 

- ¿Quieres saber por qué lo hice?- preguntó con voz de ultratumba, se sentía tan mal que era como si estuviera muerta por dentro- Por las cosas que te dije deberías ya saberlo... Venganza, quería hacerla daño para que no me sintiera inferior por todas las veces que ella me había obligado a huir.

Naty no se movió del sitio, ni tan siquiera le miró. Simplemente se quedó ahí esperando lo que él tuviera que decir, sintiendo como poco a poco la situación se hacía difícil de sostener... Sintiendo como la desgarraban desde dentro.

- Sí, solo por eso.- contestó con calma. Peor no podría ir... Seguramente.

Ni se inmuto cuando el chico estaba furioso, había visto cosas más aterradoras en su vida que un niño- porque eso era, no tenía más que unos meses de vida- enfadado. Simplemente dejó una expresión neutra dejando que él se desahogara lo que quisiera.

- Ni que te hubiera torturado... - murmuró ella sin humor.-Y quizás tú no tengas la culpa de ser su hijo, pero en las batallas siempre hay personas que sufren de manera colateral. Nadie quiere que sufran, pero son los que más lo hacen. Aunque no te hubiera secuestrado en algún momento hubieras tenido que soportar eso, aunque... Eso si seguías vivo, porque aunque te haya mentido con algunas cosas, no mentí cuando dije que tu madre no era buena persona.

Suspiró, tenía que haber evitado más los pueblos, quizás ahí hubiera escuchado lo de que su madre la buscaba a ella porque la había robado algo... Aunque espera... ¡Eso era! Una forma de que se sintiera igual de traicionado por su madre que por ella. 
Se rió cuando dijo que hubiera sido más feliz con su madre.

- No sé desde cuando lo sabes... Pero hay una cosa que se te olvida. Tu madre me busca a mí, no a ti. Tú no le importas lo más mínimo, o sino hubiera preguntado por un bebé que llevaba una rubia; ella me quiere a mí solo para vengarse, por haber conseguido robarla y salir indemne. Así que ¿crees que ella se alegrará de verte? Es más ¿crees que ella te creerá si le dices que eres su hijo?

Sus palabras eran frías; para qué iba a mentir, su objetivo al secuestrar a Naois era evitar que Zayyn tuviera alguien más con el que vivir. Si conseguía que el chico odiara también a su madre implicaría que había ganado. Quizás hubiera perdido a alguien importante, pero Zayyn al menos no le recuperaría.
Sin embargo, ya no era capaz de mantenerse tan firme a la hora de continuar. Sentía como un nudo en su garganta trataba de evitar que hablara y notaba demasiada humedad en sus ojos.

- Pero aún así... ¿De verdad crees que siendo un monstruo hubieras sido feliz? Porque los demonios lo único que crean son monstruos... Como ha pasado conmigo, si nunca hubiera conocido a tu madre no me hubiera visto obligada a hacer esto, a aceptar que soy una mala persona... Un monstruo a fin de cuentas...- bajo el tono al añadir lo último.- Y eso es algo que odio...

Nada de lo que había hecho Natasha era una mentira. ¿Pero cómo convencer a alguien que creía lo contrario? No intento negarlo, no iba a servirla de nada. Él ya no la quería, de eso estaba segura, así que para qué pelear por algo que ya no existía. Sólo había sido querida por sus padres y estos habían muerto. Nadie más la había querido, e incluso algunos que pensó que sí que lo hacían acabaron abandonándola como si fuera una mascota, sin tener en cuenta el daño que podrían hacerla. Por eso había decidido que nunca pelearía por algo que no existía.

La mirada que le dirigió él la hizo odiarse como nunca lo había hecho. Esa expresión le era conocida, era la normal cuando las creencias de alguien eran rotas. Quizás eso era lo mejor para él... Pero aún así dolía mucho, la chica parpadeó para tratar de retener las lágrimas.

La rubia se quedó mirando como el chico se acercaba con el disco de datos en sus manos. Selene y Helia se tensaron en el dispositivo, pero Natasha no se movió. Simplemente esperaba su final, si es que él decidía hacerlo. Al menos ya dejaría de dolerle por dentro... Pero ese golpe nunca llegó, Naois huyó alejándose del lugar. Alejándose de ella.

En cuanto se marchó Mirumon, Naty se derrumbó en la arena y comenzó a llorar como hacía años que no hacía. Había vuelto a perder a su familia, y eso seguía doliendo.

Izaya dejó de observar con los prismáticos la situación. No había oido nada, pero bastante era el haber podido leer los labios de la rubia. Bajo del árbol con una enorme sonrisa de oreja a oreja, tal y como lo hacía el gato Cheshire en el libro de Alicia. No por nada ver las reacciones de los humanos era una de sus actividades favoritas.

Abajo ya la esperaba Garurumon X. Había vuelto en el momento en el que observó que el chico iba a evolucionar, no era una buena idea quedarse cerca de un digimon que tenía aspecto de cazador. Quizás porque pudiera presentir su presencia.

- ¿Qué tal por allí cerca?- preguntó ella de excelente humor.
- Bastante bien, pero debo decir que el humano se le notaba muy triste.
- ¡Oh! Qué lástima.- dijo sin sentirla realmente.

Se subió al lomo de su compañero, que empezó a correr, alejándose del lugar. Tratando de llegar a alguna ciudad en mitad del desierto en la que descansar, antes de volver a marcharse por la noche en busca de tierras que les fueran más cómodas a ambos. No por nada, el desierto les era una prueba de resistencia tanto por los colores de las prendas como por el pelaje.