If you want to get out alive... Wo0~oh... Run for your life ~ [Canadá]

OFF, AVISO:

El cielo encapotado cubría una de las frías ciudades del norte de América, allá en el país helado, en donde las hojas de arce eran el principal símbolo de la patria canadiense.  Hacía horas, literalmente, que la lluvia había arreciado sobre  el terreno urbano, ahora sólo quedaban unas pocas gotas rezagadas las que se precipitaban sobre el asfalto levantado,  o sobre la piedra derruída (espera... ¿eso que la cubría era una capa de hielo?) de los humeantes edificios, mezclándose con una sustancia líquida y roja, de olor metálico y de procedencia dudosa...

En resumen... pareciera que hubiera pasado por allí un huracán.

Una de las calles más exteriores de la pequeña ciudad estaba en completo silencio, no había un alma por las cercanías, ni siquiera había coches en movimiento, los que se encontraban por allí, parecían rotos, abandonados, y magullados, como si de repente hubiera aparecido algo que con un soplo hubiera hecho desaparecer a todo ser vivo... Casi parecía un maquiavélico truco de magia...

¿Seguro que era magia? ¿Dónde estaban todos?

ciudad:

Horas antes...

Era viernes por la mañana, la ciudad había amanecido, para sorpresa de todos sus habitantes, soleada y cálida, como si estuvieran en un verano tropical. La gente salió de sus casas, animados, por ese día tan bueno. Era también una suerte que ese clima se hubiera iniciado a vísperas del fin de semana, ahora muchos podrían aprovechar sus días libres para pasarlo bien, con la familia y amigos, en la calle, disfrutando de esa oportunidad que rara vez se daba.

También la noticia había sorprendido a turistas, quienes tomaron aquello como un buen augurio para visitar las zonas más emblemáticas de la ciudad. Muchos hicieron tours, otros se acomodaron en sus hoteles después de un largo viaje... Pero la mayoría pasaban el tiempo en el exterior.

En una larga y bonita calle, un grupo de turistas seguía a una guía que les explicaba pequeñas historias y anécdotas de la zona. Mientras la mujer señalaba algunas hazañas, un grupo de japoneses tomaba fotos al lugar mostrado, sonrientes, con sus mochilas atadas a la espalda, y sus calcetines metidos en sandalias.

- Y aquí, esta el edificio más antiguo de la ciudad... Tiene casi dos siglos, y se ha ido remodelando para que alcanzara la mayor altura de nuestra ciudad. Hace unos años, lo compró un empresario para instalar su negocio-dijo la monitora, en inglés, señalando el gran rascacielos-. Continuemos, tenemos que ver muchas cosas todavía... Si me siguen por aquí, por favor....

El grupo de turistas empezó a alejarse del lugar, hablando entre ellos acerca de las cosas que estaban aprendiendo. Sin embargo, hubo alguien que se quedó atrás, observando la enorme construcción. Se llevó dos dedos a la solapa de la gorra roja que llevaba, en un gesto calculador y valorativo. Sus ojos verdes volvieron brevemente al grupo de turistas, y seguidamente se aseguró de que no había nadie cerca que pudiera percatarse de su presencia. Una vez garantizado su sigilo, la persona decidió pasar al interior. Allí, la multitud trabajadora iba de un lado a otro, de la entrada a los accesos en donde la gente de allí tenía que pasar sus tarjetas de seguridad para que unas puertecillas se abriesen y dejasen pasar. La persona de la gorra, comenzó a caminar hacia allí, sin detenese en ningún momento y sin apartarse del camino de los demás... Por eso, nada pudo evitar que se chocara con un hombre trajeado que se había encaminado hacia la puerta de salida.

- Uh, discúlpeme-dijo el señor, con sinceridad.

El del gorro hizo un gesto con la cabeza, indicando que no pasaba nada, y continuó su camino... Al llegar a los accesos, sonrió, e hizo girar entre sus dedos la recién hurtada tarjeta de seguridad, con la que pudo pasar a través para poder dirigirse después hacia los ascensores.

¿Un cometa? ¿Un meteorito? No se sabía con seguridad, solo que era una pequeña estela brillante en el cielo, ni siquiera unos prismáticos podían mostrar con claridad qué era esa cosa. A la luz de las estrellas, refulgía como una, durante el día, prácticamente una línea invisible. ¿La realidad? Una dragona con escamas de luz, que surcaba el firmamento a una exorbitante altura, no por nada, prácticamente iba por la ionosfera surcando el cielo. El motivo era simple, podía avanzar a mayor velocidad.

La dragona, en su fuero más interno, en ese que era una simple muchacha de cabellos rubios, sabía que tenía que darse prisa. En cuanto escuchó en las noticias que un misterioso huracán había afectado una ciudad en Canadá, había decidido ir a toda prisa. En cierto sentido, en parte de sus viajes de "encontrarse a sí misma", había descubierto su afición por ayudar a la gente tras una catástrofe. Trabajaba como voluntaria y, aunque, muchos estuviesen tan asustados y desorientados como para intentar dañarte, otros mostraban expresiones de puro agradecimiento. Y eso, era de lo mejor que había podido ver, la había ayudado un poco a salir de ese sopor causado por la depresión.

<< Helia, nos acercamos a la localización, ve bajando >> La voz de la morena se escuchó repentinamente, mientras que la dragona observaba lo que la rodeaba, la verdad, es que era genial ver los planetas a esa altura, se sentía como un satélite de alta definición, porque no había que olvidar la enorme precisión de sus ojos.

- "Entendidooo~ Agarraos fuerte. Aunque, bueno, vosotras no sois físicas"- dicho (o pensado) eso, la dragona plegó las alas, lanzándose en picado hacia el suelo.

Para todo lo que había tardado en ascender a esa altura, la bajada solo duró una décima parte. Si había alguien que pudiese verlo, podría observar una gigantesca entidad luminosa que se precipitaba hacia el centro de la ciudad. Ya sería lo último que faltase, que encima un meteorito golpease en pleno centro. Pero cuando esa cosa estaba a punto de impactar contra el suelo, todo brillo y después, calma... Lo único que apareció en el lugar de impacto fue una joven vestida de maneras extrañas de pelo negro, a su espalda, dos katanas.

<< Ten cuidado, Sele. Los escombros pueden ser más peligrosos que un demonio. >>

- Entendido

Y así, la "mujer" caminó internándose en busca de supervivientes.

off:

El centro de la urbe presentaba un aspecto completamente distinto, pues a medida que uno se adentraba, podía observar más destrucción, más muerte... Más sangre... El viento agitaba las hojas caídas de los árboles, las arrancaba de sus ramas, y las hacía revolotear hasta que, agotadas por el meneo, acababan cayendo sobre el suelo, cubierto completamente de sangre... Cuerpos, cuerpos por todos lados, cuerpos destrozados, mutilados y cercenados. Todo ser vivo que hubiera habitado en ese lugar, ahora no era más que una cáscara sin vida sobre el suelo...

El centro de la ciudad constaba de varios edificios grandes, construidos juntos, en una acera redonda, rodeada de carretera, como si fuera una rotonda. Alrededor, podían verse parques, casas, e incluso algún que otro centro comercial... Pero allí vida no quedaba... Solo había muerte. Incluso de los grandes rascacielos del centro, podía observarse que colgaban de ellos varios cuerpos sin vida, sostenidos con cadenas.

Sin embargo, el lugar en donde la extraña presencia acababa de llegar, no era aquel, aunque no estaba demasiado lejos. A apenas un par de calles.


El sujeto de la gorra consiguió llegar hasta los ascensores. Se camufló entre los trabajadores, y ascendió los pisos acompañado de una mujer y un hombre que se hacían miraditas y que seguramente de estar solos, ya se habrían abalanzado el uno sobre la otra. Sin embargo, pronto pudieron estar los dos juntos, puestos que se bajaron antes de que el de la gorra lo hiciera. Él no tenía devoción por seguirles... Su interés iba más arriba, en donde nadie podía subir... A menos que contara con los medios para abrir la puerta de la azotea. El extraño se aseguró de que nadie le viera ni siguiera, pues no era algo muy normal ir allá arriba, y estaba empezando a actuar de manera bastante sospechosa.

Una vez en el lugar, la persona sacó una especie de teléfono de un bolsillo, y de él extrajo una especie de herramienta curvada, afilada como mil demonios, la cual utilizó para romper de un golpe el picaporte cerrado. Así, salió al exterior, a la cumbre del rascacielos, y se acercó al borde con barandilla de piedra. Finalmente, la persona se retiró un momento la gorra y dejó a la luz su rostro, al tiempo que sus cabellos se soltaban hacia abajo, mostrando una larga melena pelirroja.

- All I need is this... I do it all for free...-el aparato que llevaba atado al brazo derecho brilló, dejando libre a tres criaturas que se materializaron a su espalda-. C'mon, guys... Have a good time...

Al instante, dos de las tres criatuas se dispersaron, alzaron el vuelo, y cada una se fue por una dirección distinta, rápidamente. Una de ellas, llegó exhalando un aliento congelante por los edificios, congelándolos; otra oteó el suelo desde arriba por su zona. La última, decidió quedarse allí, junto a su compañera humana, observándola desde atás. La mujer, se quedó unos segundos en silencio, antes de alzar la cuchilla, agitarla, y accionar así el mecanismo que hacía que el arma se desplegara en tres aspas más, convinrtiéndose así en una especie de shuriken.

- Let's play...-dijo la mujer, comenzando a hacer girar el arma rrojadiza enter sus dedos, provocando así, poco a poco, una brisa de aire que comenzó a ir a más.

La morena iba saltando de un lado a otro, con elegancia. Si alguien hubiese, pensaría para qué tanto brincar, pero era sencillo, evitar mancharse las botas con la sustancia rojiza que había por el suelo. Que podían ser de color negro, pero eso no quitaba que ese líquido se sacase mal de las botas... Ya podían hacer bien su trabajo los sistemas de drenaje de agua, aunque quizás por la mayor viscosidad de la sangre, se hubiesen obstruido y fuesen "desaguando" muy lentamente.

- Esto no parece precisamente algo que haga un huracán, más bien me recuerda a algunos campos de batalla. ¿Qué opinas tú, Helia?

<< Tienes razón, aunque los cortes tampoco parecen haber sido hechos de manera muy certera, solo potente. Como un niño con una rabieta, mucha potencia, pero poca precisión >>

<< E-es horrible... >> La humana parecía estar sumamente horrorizada por lo que veía a través de los ojos de la digimon.

- Supongo que sí. Pero al menos, esto nos da que hay un culpable más allá de la mera naturaleza. Lo cual es siempre más sencillo de golpear - la dama se inclinó a recoger un pequeño muñequito, correspondiente a un pequeño niño... O niña, le faltaba la cabeza y la ropa no era muy esclarecedora -. Detesto a las cosas que hacen estas cosas, ¿las crías también? Asqueroso... - la digimon dejó el objeto entre los brazos del pequeño difunto. Cerró los ojos con delicadeza, tratando así, por medio de una plegaria a cualquier entidad benévola que pudiese existir que acogiese a ese inocente ser. Al menos, aunque no pasase nada, se sentía más cómoda consigo misma.

<< Supongo que a Nati no le gustaría saber que la están tratando de "inculpar"

<< ¿Eh? ¿a mí? ¿Cómo que me intentan inculpar? >>

- No, no es a tí. Sino al espíritu digital de la naturaleza. Digamos que eramos cercanos en el pasado. Pero tienes toda la razón, Hel, estará trinando cabreada donde quiera que se encuentre ahora - la digimon se detuvo un segundo-. Silencio, voy a ver si escucho algo. Quizás haya alguien vivo por aquí- ordenó a las otra dos entidades.

El aire corría suavemente por la ciudad, pero ¿habría más sonidos que el de las hojas moverse?

De repente, un escalofriante grito de terror troceó el sepulcral silencio en mil pedazos. Aunque no volvió a escucharse, podía saberse con bastante certeza que dicho sonido había procedido del centro, de donde se elevaban los grandes edificios con fiambres colgando de ellos por cadenas. El chillido había sido producido por una mujer, pero una vez llegaran a donde se había originado, no habría forma de saber quién había sido la persona, porque la cantidad de cadáveres era bastante abundante.

Mientras tanto, desde alguna parte, alguien observaba a la pequeña figura que se abría paso y que trataba de evadir los cuerpos y la sangre, como si no quisiese mancharse con ella...

* * * * * * *

El aire se agitó, más violentamente, y a medida que el arma giraba sobre su mismo centro, el  cielo se encapotaba más y más, tronando y volviendose de un gris oscuro tormenta. El Sol quedó eclipsado tras las nubes, disminuyendo así la luz que iluminaba la ciudad... La mujer clavó sus ojos en un parque cercano, en donde podía ver congregados a varios grupos de personas que pasaban allí el día. Esperó pacientemente durante un minuto entero, guardando impulso y reservando fuerzas, hasta que, finalmente, estiró el brazo hacia atrás. y de un movimiento hacia delante, soltó el shuriken que portaba. El arma salió disparada sl instante, levantando consigo un potente viento que agitó las nubes, y que torturo violentamente a los árboles. La lluvia comenzó a caer, copiosa, al tiempo que el boomerang daba una vuelta por toda la ciudad. Las personas de allí abajo miraron al cielo, algo turbadas y extrañadas. Empezaron a temerse que algo malo fuera a suceder, pero cuando intentaron hacer algo para remediarlo... Ya era tarde.

Un inmenso huracán se formó justo en donde el arma había trazado un rápido arco en el aire, estemeciendo los edificios hasta sus cimientos, toda la ciudad cayó presa del desastre natural... Toda excepto el edificio en donde la chica y el digimon contemplaban la masacre de humanos y animales. El suelo se tiño pronto de rojo, ya fuera por los afilados cortes del viento, o por los golpes producidos por edificios derruídos, coches voladores, o farolas arrancadas.[/color]

La digimon dirigió su mirada hacia la zona donde "casualmente" había sonado un grito. Joder, que cosas, mandas callar porque quieres oir algo y van y sí, se escucha algo. Muy, pero que muy sospechoso.

<< ¿No deberíamos ir a mirar? >>

- Claaaaro y ya si quieres nos ponemos un cartel de neón diciendo que nos rendimos y que nos atrapen, ¿no? - refunfuñó la digimon observando con cautela a ambos lados.

<< ¿Qué quieres decir? >>

<< La cobardica dice que es mucha casualidad que se haya escuchado un grito mientras que se dedicaba a oir cualquier cosa que nos diese una pista. Así que, alguien tiene que estar vigilándonos. >>

<< En un lugar siniestro no es lo habitual. Cuando justo se da la casualidad de que lo que buscas aparece frente a tus narices, es que hay algo que está mal con el sitio. Y debes andarte con pies de plomo >> La respuesta había sido pensada, no por nada podían comunicarse así. Aunque para el que era corpóreo era más sencillo hacerlo solo por la voz.

<< Bueno, podemos pasarnos por allí, ¿no crees? Estamos sobre aviso de que podría ser una trampa. Y tanto tú como yo, somos especialistas en aparecer y desaparecer >>

La dama de pelo negro asintió con ligereza. Y comenzó a caminar hacia la zona de la que había provenido el grito. Sus pasos no habían cambiado en nada a los que había usado anteriormente, de hecho, nada en ella daba la impresión de que supusiese que estaba siendo observada y escuchada. Continuó su camino hasta llegar al centro mismo de la ciudad.

En el centro, los edificios de la rotonda se alzaban como agujas, tratando de rasgar las nubes grises que cubrían prácticamente toda la ciudad. Dos de ellos estaban parcialmente destruídos, mientras que el otro, el más alto, había acabado con la mitad de su estructura caída al suelo, como si fuera un palillo partido en dos. En torno a todos ellos, la sangre y los cadáveres continuaban cubriendo el suelo, sin contar con los colgados, lo que suponía que había habido una fuerza mortal que había provocado toda aquella masacre.

De la persona que había gritado, no había rastro. Ya podrían buscar, que no encontrarían a nadie vivo por esa zona en esos momentos... La percusora del chillido bien podría ser el cadáver más cercano, o el que se encontaba más lejos... Pero ya no había métodos para comprobarlo.

La figura que observaba desde la lejanía lo sabía, le gustaba ver la reacción de ese ser que había detectado como digital... Claro, ninguno de esos salvadores hubiera podido resistirse a acudir para salvar a una ciudad de la desgacia, o por lo menos para intentarlo. El observador sonrió desde las sombras, una leve sonrisa de diversión y de curiosidad... Podría matar a ese digimon si así lo deseaba, pero de momento prefería divertirse un poco con él... Así sería más entretenido al final.


La pelirroja observó, una vez recuperado su shuriken, con una amplia sonrisa demente toda aquella catástrofe. La gente huía, gritaba, pero antes de que pudieran escapar con un coche o algo parecido, algo los detenía. Ahí era donde entraban los dos digimons que habían sobrevolado. Ambos, comenzaron a atacar sin tregua a todo aquel que intentaba escapar... Los humanos que no morían con el huracán, acababan o bien congelados, o bien abrasados.

Después de unas horas en la cúspide del edificio observando la matanza que estaba llevando a cabo, la ciudad quedó en silencio. Poca vida quedaba ya en pie, los compañeros de la mujer peinaron toda la ciudad en busca de cualqueir humano o animal que pudiera haber escapado a los caprichos de la mujer y a la ira del viento que invocaba.

- Me gusta este silencio...-una brisa le revolvió el pelo, haciéndole cosquillas en la piel-. Y el viento... Es maravilloso...

Con una tonta sonrisa, la joven dio un paso adelante y se precipitó al vacío, pero lejos de estamparse y hacerse puré contra el suelo, una pequeña corriente de aire redujo su velocidad, y la hizo levitar hasta el suelo, de manera segura y precisa

Suspiro algo molesta mientras mordisqueo el helado que sostengo con mi mano izquierda - Creía que esto sería algo mas divertido, pero parece que se ha terminado por completo - Aparto parte de mi cabello a un lado, movimiento con el cual veo varios cadáveres a mi derecha, entre ellos está el cuerpo de una madre sobre la que asumo será su hija ¿Hasta ahí llega el amor materno? Supongo que las hay mas afortunadas que otras. Escucho un movimiento a la izquierda, pero no me altero, se que se trata de Dracumon.

- Esa mirada... ¿Piensas que estar muerta sería mejor? - No tarda en arrepentirse de sus palabras en cuanto se ve desestabilizado sin prácticamente verlo venir, a escasos centímetros de su rostro, con la mejilla mas roja a cada segundo, mi diestra está alzada como final del movimiento que me ha llevado a golpearle con el dorso de la mano - Si... Quizás me he excedido... - Sin embargo solo se ríe, como siempre... Sabe que ese tipo de comentarios de su parte siempre colman mi paciencia con facilidad, y a pesar de todo sigue haciéndolos, empiezo a pensar que le gusta el dolor... Por que es el único de mis Digimon que parece buscar este, mas que el propio cariño que por ejemplo proceso sin dudar a DarkCutemon o Tinkermon... Hagurumon sencillamente es "distinto".

Suelto una bocanada de aire resignada, y doy otro mordisco al helado que sostengo - De verdad que no te entiendo Drac... - Una nueva risa maliciosa es emitida, mientras se sienta a mi lado, extendiendo sus manos para ver el paisaje que hay ante nosotros, apoyándose ligeramente sobre mi, a pesar de todo está claro que me tiene respeto, o incluso cariño... maldito bicho raro. Mientras hace esto continuo mordisqueando el helado que traigo conmigo, ya está algo derretido a causa de encontrarse dentro de un refrigerador roto en la masacre, no quiero perder mi oportunidad de comerlo - Lo que está claro es que el equipo de DATS que me tocaba hoy es algo cobarde. Ni si quiera han querido venir por mera curiosidad, esperemos refuerzos ir solos es peligroso - Suspiro con una sonrisa macabra en el rostro - Y luego defienden que les importan las bajas... Los humanos son tan falsos - Noto una mirada sarcástica por parte del Digimon, posiblemente tratando de "recordarme" que yo soy humana, pero esta desaparece con la misma rapidez que ha aparecido, es evidente que dos bofetadas en menos de cinco minutos son demasiadas incluso para el.

- ¿Bajamos? - Termino mi helado de un mordisco, sujetando el palo con los labios, y sin esperar respuesta saco a Hagurumon de mi Xros Loader, aferrándome al mismo mientras salto al abismo, al tiempo que noto como Dracumon salta a mi espalda. La caída es de aproximadamente veinte pisos, pero gracias al Digimon mecánico descendemos con la suficiente lentitud como para no recibir daño alguno. Tras terminar su tarea sencillamente se queda girando a mi alrededor como si de un satélite se tratara, sin mostrar sentimiento alguno o decir y hacer nada.

- Este cabeza hueca sigue como siempre - No puedo evitar reír con un claro ápice irónico ante sus palabras, que el diga eso merece toda la carga irónica que sea capaz de procesarle.

- Hagurumon, dentro, Cutemon sal - Con un solo movimiento intercambio a ambos Digimon, manteniendo en todo momento a Dracumon fuera, quien saluda de forma inquietante a BlackCutemon, que rápidamente se sube a mi espalda, ignorándolo y extendiendo sus "orejas" - ¿Y bien? - Como única respuesta su brazo se extiende señalando a mi derecha, mientras mordisquea con cariño mi cuello para llamarme la atención. Como siempre su sentido de la localización es infalible, le rasco entre las orejas ¿Habrá localizado a un superviviente, el creador de la masacre, o algún invitado inesperado? No puedo evitar emocionarme mientras camino en la dirección señalada, mordisqueando y saboreando la esencia a chocolate que aún mantiene el palo de mi antiguo helado.

Siniestro el efecto visual del lugar, puesto que teóricamente en todas las ciudades, cuanto más al centro, más edificios hay, ya sean antiguos o una urbe ultramoderna, como ocurre en Frankfurt o en Nueva York, ya que ambas ciudades albergan una "isla de rascacielos". Pero aquí, lo que parecía ser una rotonda de edificios, al final, pasó a convertirse en solo tres tristes edificios. El mundo es tan raro~

Sí, sí, más cadáveres como era obvio. Y ni rastro de quién había gritado, también algo lógico. Pero bueno, ¿había algo mejor que hacer? Nope, total, sabía que esa cosa había sido hecha para atraer a la gente con buen corazón al lugar. Lo que pasa es que indefensa no estaba y mucho menos, porque  estaba al tanto de que alguien la observaba. Y si un ser había provocado tal destrucción, implicaba que tenía un infantil deseo de demostrar su fuerza y su poder, vamos que tenía una autoestima de mierda, por ende, haría lo más estúpido: tratar de jugar con ella.

off:

El ser que había estado observando, mi persona, se dio la vuelta, desde detrás de una montaña de escombros. Con mi guadaña creé un portal por el que desaparecí, y que me llevó a otra calle cercana del centro, oculta de nuevo tras otro montón de piedra. Allí, me deshice de toda arma, guardándola en mi terminal de batalla. Me aseguré de que nadie me veía, y me agaché para manchar mis manos de sangre del suelo, con la cual cubrí parte de mi costado, mis antebrazos, incluso parte de mi cara, simulando heridas que chorreaban desde la cabeza, de la espalda, de los  brazos... Seguidamente me revolví el pelo, como si acabara de tener una pelea forzosa y hubiera conseguido escapar de ella airosa. Mi plan era sencillo, simular por urn rato que yo era otra víctima más de aquella catástrofe. Me obligué a mí misma a poner expresión de terror, de llenar mis ojos con el brillo del temor... A fin de cuentas, no era la primera vez que actuaba y trataba de meterme en el papel de una pobre muchacha perdida y sin rumbo. Saqué del digivice a un compañero, a Rukriel en su forma ultra, y le indiqué en susurros lo que debía de hacer.

Una vez dada la explicación, inspiré hondo varias vveces, haciéndome a la idea, y seguidamente, di un rodeo al edificio, corriendo, hacia el lugar donde debía de encontrarse la figura que había visto con anterioridad. Rukriel me daba ventaja, él iría tras de mí pasados un par de segundos, simulando que me atacaba, que quería hacerme desaparecer como había hecho yo con todos los habitantes de la urbe. Cuanto el AeroVDramon comenzó a perseguirme, yo ya me encontraba en la esquina de uno de los edificios de allí. El dragón rojo hizo uso de sus poderes disparando rayos en mi contra y fallando aposta por los pelos, de modo que era dificil saber si lo hacía así porque quería o porque yo conseguía esquivar torpemente.

- ¡Mierda!-exclamé, frustrada, y metiéndome por un otra avenida destrozada, llena de piedras. Rukriel rugió con fiereza, volando a mi espalda, y ya comenzaba a cargar un rayo entre sus fauces, cuando yo hice uso del poder del Digimental de la Oscuridad: con un movimiento de mi brazo, hice aparecer una densa nube de sombras que rodeó al dragón hecho de datos, confundiéndole y obligándole a detenerse... De esa forma, yo conseguí "escapar" de él-. Eso por estúpido.

Sorteé algunos cascotes, salté, me agaché, hasta esconderme en el interior de un edificio semi destruído, que tenía la mitad de su estructura tirada en el suelo. Escuché entonces un nuevo rugido de Rukriel, esta vez más cerca, y me tapé la boca con una mano para evitar que pudiera escuchar mi respiración. Sus pisadas cada vez parecían más cercanas, estaba haciendo bien su papel de "T-Rex", y aún más cuando asomó su enormé hocico por la pared a la cual yo estaba pegada. No me vio, o al menos, eso trató de simular, abrió sus fauces, dejando escapar un suave gruñido, y resopló. Mis ojos no se apartaban de su hocico lleno de escamas, pero por alguna razón, algo me hizo mirar para otro lado y descubrir, a unos cuantos metros, la figura de una humana de cabellos negros, acompañada de dos pequeños digimons oscuros... << ¿Otro visitante? >>, pensé, en mis adentrós. Se encontraban fuera de la vista de Rukriel, y así quizás fuera mejor... La miré fijamente, traté de llamar su atención con un gesto, y me llevé un dedo a los labios, indicándole silencio hasta que la criatura que acechaba a apenas un metro se largara.

Lo cual, no tardó demasiado en suceder. Rukriel, con un gruñido, se apartó, y comenzó a alejarse de alló, en dirección opuesta, haciéndome suspirar de alivio a los pocos segundos.


Una vez en el suelo, la mujer cerró su shuriken en una única cuchilla, convirtiéndolo ahora en algo más parecido a un boomerang. Se acercó la cuchilla al rostro, y lamió de ella un poco de la sangre que se derramaba de las víctimas que habían tenido la desgracia de ponerse en su camino. Una vez saboreado el sabor, la pelirroja esbozó una leve sonrisa de satisfacción. Dejó escapar un ronroneo y comenzó a caminar por la ciudad, dando patadas de manera despreocupada a cada cascote que se le ponía por delante, y sorteando los cadáveres. Sus tres compañeros digitales se reunieron a su lado, y sin decir nada, entraron en el digivice que ella portaba.

No pasa mucho tiempo antes de que Cutemon comience a tirar de mi pelo como un pequeño demonio, primero me quejo con un agudo pero no demasiado sonoro grito, pero no tardo en darle un capón y pegarme a la pared mas cercana... He entendido su mensaje ¡Peligro! Pero hay mas maneras de decírmelo o advertírmelo que tirándome del pelo para arriesgarnos a un grito mas fuerte del emitido y ser descubiertas en el proceso.

Antes de que sea capaz de reaccionar, otra mujer parece ocultarse de algo a lo lejos... Cuando estoy pensando en llamar su atención, veo como me aconseja silencio mientras lo que parece el hocico de una enorme cabeza surge desde detrás del muro. Con lo poco que puedo observar ya es suficiente para concluir que se trata de un Digimon, pero no de cual. Trato de mantenerme oculta de la enorme criatura, siquiera pensando que la humana pueda representar una amenaza. Una vez pasan los segundos, la bestia parece cansarse y marcharse, momento en el cual observo mas detenidamente a la joven que ahora logro discernir como pelirroja... Claro que, con la cantidad de sangre que tiene por todo el cuerpo, bien podría ser un color adquirido por esta y no el natural de su cabellera - Es una trampa - Mis pupilas se afilan ante las palabras que BlackCutemon susurra en mi oido ¿Por que lo dice? Analizo toda la escena con rapidez... Sangre... Está cubierta de sangre ¿Como no la ha localizado esa criatura teniendo sus vías respiratorias a casi un metro? Es imposible para un Digimon fallar de esa manera.

Sonrío con inocencia borrando todos esos pensamientos de la cabeza, si es una trampa la distancia me va a importar mas bien poco teniendo en cuenta el tamaño de esa cosa, así que lo mejor será hacerse la víctima y esperar a ver que ocurre... Corro en su dirección procurando no hacer ruido, por si mi suposición es incorrecta y el Digimon aún desconoce mi posición - ¿Estas bien...? - Introducida en forma de susurro, mi preocupación parece completamente creible. Mientras espero su respuesta analizo con rapidez los rastros de sangre de su cuerpo, ninguna herida cercana, y por el momento no ha reaccionado extrañada ante mis Digimon, cuando en una situación de peligro como la vivida, cualquier persona normal al ver a dos "monstruos" mas hubiera entrado en pánico. Eso no significa que los conozca, únicamente que no es una persona catalogable dentro de lo normal ¿La acuso directamente o sigo jugando? Parpadeo, en realidad, se me ocurre una mejor pregunta... ¿Cuanto tiempo será capaz de aguantar antes de mostrar una mínima reacción violenta de ser ciertas nuestras sospechas? - Tranquila - Sonrío con dulzura colocando una mano sobre su mejilla, mientras Cutemon la observa desde mi hombro, mas atento a otras amenazas del alrededor - Puedo ayudarte a salir de aquí, confía en mi.

La digimon de cabello negro se quedó husmeando por la zona, pero tampoco había nada interesante. Ni tan siquiera esa cosa que debía estar observándola hizo nada. Se encogió de hombros y por mero aburrimiento, se dedicó a seguir los rastros de sangre hasta una alcantarilla, después trató de contar algunos cadáveres. Si la habían llevado a esa zona sería por algo, ¿no?
Cinco, seis, siete... Ah no, espera, eso era la otra mitad del seis. ¡Buah! No llevaba nada recontado y ya se había cansado, eran demasiadas personas las que habían muerto. Aunque lo sorprendente era, la cantidad de ellas que había, ¿quizás era algún tipo de exposición o lo que fuera y por eso había incluso turistas? Sería el único motivo lógico por el que hubiese tanta gente.

Pero ahí tuvo que cortar el hilo de pensamientos, porque un rugido se escuchó en la zona. ¿Enemigos? Se habían tomado su tiempo para aparecer. Sin embargo, no dio tiempo a que le impactase lo que fuese, ya que su propio cuerpo se deshizo en una sombra y se traslado. Dejando en apariencia la plaza completamente desolada. Usar la zona bajo la ciudad para huir era su plan, a fin de cuentas, el sistema de alcantarillado era de las mejores cosas que podían haber inventado los humanos. Y menos cuando sabía que había algo debajo.
El lugar no era lo más limpio del mundo, y menos ahora, todo lleno de sangre. Pero así parecería que si alguien la había visto, solo sería un eco de su imaginación. Alzándose de puntillas, se quedó observando a ver qué es lo que pasaba. Unos pies humanos enfundados en unas deportivas y el sonido de unas pisadas de un ser pesado.

Que raro y qué curioso que a pesar del ruido que estaba metiendo el bicho, entre rugidos y pisadas, solo se le hubiese empezado a oir hacía muy poco. Definitivamente, el que hacía las trampas no era lo más ingenioso del mundo. Debería haber usado un ser volador, sería más "accidental" que de repente cayese en picado para atrapar lo que fuera.

Spoiler:

Continué respirando hondo, mientras me llevaba una mano al pelo. La chica se acercó a mí rápidamente, preguntando por mi estado. Le hice un gesto para restarle importancia, aunque me incliné para delante y apoyé las manos en las rodillas para descansar un poco.

- Sí... Estoy bien, o algo así...-dejé escapar un resoplido, y eché una mirada a mi espalda-. Estaba con mi compañera... Me cité aquí con mi novio, pero todo fue... tan deprisa... ese digimon atacó... Tuvimos que separarnos para escapar... Fuuu...

Me separé de la pared, fingiendo cierto temor, y comencé a caminar por la calle, mirando en todas direcciones, con gesto alerta y preocupado. Después de un par de pasos, me detuve, y me di la vuelta para mirar a la chica. Volví a acercarme a ella, y le agarré el hombro.

- Fue horrible... La ciudad se tornó en una matanza en poco tiempo... Llegó un huracán, después el viento comenzó a cortar como cuchillas... Suerte que mi compañera estaba conmigo, me protegió. De no ser por ella, me hubiera convertido en papilla... Como todo ellos-le eché una mirada a unos cuerpos mutilados de que había a un par de metros, antes de volver a clavar mis ojos verdes en los de la chica-. Me llamo Deirdre... ¿Tú eres?

¿Compañera? podría ser una explicación al por que conoce la existencia de los Digimons, que no duda en nombrar ella misma unos instantes mas tarde, todo resultaría mucho mas creible de no ser por el factor del olfato... O quizás sencillamente estoy deseando que ella tenga algo que ver, por el mero hecho de que eso implicaría haber encontrado una posible compañera de juegos, de juegos mas macabros que la única otra persona que he encontrado con similitudes a mi en otros aspectos...

Sonrío para tranquilizar a Deirdre, teniendo que hacer acopio de una gran voluntad para no reirme de la ironía que expresa su nombre. Borro mi sonrisa apaciguadora al contemplar los cuerpos que su mirada me muestra, no por desagrado, si no por mera actuación - Bonito... nombre... - Parpadeo simulando recuperarme del sock recientemente sufrido - Puedes llamarme Lady - Quizás pueda considerar que la estoy dando un nombre falso, pero ciertamente es el único que recuerdo, si bien se que solo es un "título" que acompaña al nombre con el cual fuí re-bautizada por EL.

- Tenemos que salir  de esta zona, a ser posible en dirección contraria a la que esa bestia ha ido - Se que no puedo descuidarme, así que con un ágil movimiento de mano, lanzo una silueta de energía que no tarda en adentrarse ene l interior de Cutemon - Xros Noir CuteTynkermon - El destello de luz era la dulce Tynkermon, que ahora se encuentra fusionada con Cutemon en un hada de curiosa apariencia que se posa sobre mi hombro, mirando de reojo a Deirdre, con una sonrisa entre pícara y maliciosa en el rostro, restos de la personalidad de Tinkermon - Vamos - Pero antes de que pueda dar siquiera tres pasos Noir vuela a toda velocidad ante mi, señalando en dirección a las ruinas del edificio mas cercano, no se si para ocultarme en el mismo o atravesarlo, pero son demasiados años con ella como para dudar de sus consejos - Por aqui - Mientras camino en la dirección que me acaba de ser señalada, Mi Digimon no deja de vigilar a la mujer que se encuentra con nosotros, si bien ahora sencillamente muestra una expresión de curiosidad, posiblemente sopesando las mismas opciones que yo.

OFF:

La dama luna esperó a ver si podía observar alguna otra cosa, pero no, el bicho parecía haberse esfumado en dirección a otra parte de la ciudad. Bueno, de momento no pasaba nada, tenía tiempo para planear en qué lugar ocultarse. Con tranquilidad avanzó a través de las alcantarillas, contando la cantidad de pasos que daba, en el caso de que tuviese que volver en dirección contraria. Perder la zona de entrada podía ser un serio problema.

<< Aquí vendría mejor mi vista, ¿no crees? >> preguntó de repente la dragona, pero es que el interior de la zona de desagüe era bastante oscuro, tanto que había que avanzar con cuidado, ya que de momento no volvía a haber ninguna otra salida.

- Quizás, pero con ese tamaño, aquí estaríamos atascadas.

<< ¡¿Me acabas de llamar gorda?! >>

- No fastidies - se detuvo, resopló y puso los ojos en blanco-. La que tiene el tacto de un cardo, ¿ahora no acepta comentarios sobre su corpulencia?

Las dos continuaron discutiendo sobre esa tontería, con alguna intervención de la rusa para traer algo de paz. A pesar de ser bastante intensa , solo se podían escuchar las sosegadas contestaciones de Selenemon, con lo que, tampoco hacían demasiado ruido. El cuerpo seguía caminando por el sitio, hasta que un haz de luz, rompió las sombras que cubrían el túnel. Sin más dilación, se dirigió hacia la escalerilla, donde subió lentamente hasta llegar a la tapa.

<< Ahora silencio, las dos >> ordenó justo antes de empezar a empujar la tapa fuera de su sitio. Lo hizo lentamente, con cuidado para no hacer ningún ruido fuerte y cuando el espacio fue lo suficientemente amplio, miró por el hueco. Había salido cerca de la puerta de un edificio. Salió despacio y con sigilo y caminó hasta la puerta, abriéndola. Esa parte del edificio parecía bastante bien conservada para lo que era toda la ciudad. Caminó lentamente, apoyando completamente la planta del pie, no sabía de donde se sacaban los humanos la teoría que de puntillas hacían menos ruido, en realidad, todo se basaba en la distribución del peso.

Le pareció escuchar el sonido de voces, así que, se acercó a una esquina para comprobar que había algún movimiento.

off:

Nuestros pasos nos llevaron a una nueva calle, yo detrás de la chica, y ella de espaldas... Hubiera sido divertido apuñalarla por la espalda, pero su digimon fusionado me observaba con curiosidad, así que de momento esa no era una opción. La chica había resultado llamarse Lady, un nombre curioso, si es que era el verdadero, porque más bien parecía ser un título... Pero si no quería decirme el auténtico, no la iba a atosigar, a pesar de que ello posiblemente significara que no se fiaba de mí.

Tragué saliva, continuando con mi papel de víctima asustada. Hice como que miraba en todas direcciones, simulando estar atenta a cualquier cosa, a cualquier ruido o movimiento... Así también podría averiguar si había alguien más en las proximidades...

De repente, como si una fuerza superior me hubiera leído el pensamiento, mis ojos captan un movimiento oscuro, cerca de una casa a unos metros más allá... El edifico había sido de los pocos que habían sufrido menos, y quizas por eso, esa presencia había decidido meterse en su interior. Traté por todos lo medios de no sonreír, el hada rosita todavía me observaba, pero lo que sí hice, es  avisar a mi acompañante humana.

- Mira... Alguien ha entrado en ese edificio... ¿Un superviviente? Quizás deberíamos ir a ver.

Noir permanece sentada en mi hombro vigilando mi espalda, tal y como ha sido entrenada para hacer, no solo por la única superviviente que me sigue, si no por que no termino de olvidar que hay una gran bestia por algún lugar de la ciudad... Claro que a esta debería detectarla con su sexto sentido antes de que se acercara demasiado.

Sin siquiera apartar su mirada me da un ligero toque en el cuello, señalando a una dirección concreta con tranquilidad, lo que me hace suponer que no se trata de ninguna amenaza inminente. Al hacerlo logro ver justo a tiempo como otra muchacha se desliza por el edificio al cual estábamos a punto de entrar ¿Otra "superviviente" o la causante de la masacre? Seamos sinceras por un momento, no estoy ahí como agente del DATS, seguro que me habrían prohibido venir... Mas bien me habrían mandado con tantos refuerzos que tener una agradable conversación con el creador de la masacre habría sido imposible... Antes de que nos matara, por que la ciudad deja claro que pocos o ninguno de los miembros de DATS que yo conozco podría frenar semejante poder.

Asiento ante las palabras de Deirdre - Tambien la he visto... ¿Por que no me describes mejor como eran los que han atacado mientras nos acercamos? - Si tiene algo que ver posiblemente no me de información del todo real, pero ya es mejor que no tener nada en absoluto. Mientras espero a que responda camino aumentando el ritmo hacia el edificio al cual ha entrado la misteriosa muchacha, procurando moverme en silencio para no llamar la atención de ningún ente peligroso. Una vez cerca del lugar en el cual la he visto desaparecer, me asomo, tratando de llamar su atención en caso de verla con un siseo y un movimiento de mano invitándola a acercarse.

Las voces comenzaron a hacerse más fuertes a cada segundo que pasaba. Sin perder tiempo, la guerrera se asomó con sumo cuidado por una de las esquinas, a ver qué es lo que sus ojos podrían ver. La primera figura, era una muchacha de cabellos negros y ropajes bastante insinuantes, por no decir, raros para un humano normal. Pero en la moda es mejor no meterse nunca, hay gente muy especial por el mundo... Se la podía ver tranquila a pesar del ambiente, aunque no había nada más que pudiese delatar que fuese la culpable. Ni siquiera el digimon que la acompañaba, parecía ser una Tinkermon, pero alterada por otros datos.
Pero, ¡ah!, cuando vio a la otra persona que la acompañaba, ya no había duda alguna.

Supo que la muchacha desconocida la había visto, ya que la chisto para que se acercase a ella, pero tan solo un segundo después ya no había nada ahí, sino que una sombra surgió del suelo desde detrás de la pelirroja, apoyando una de las espadas en su cuello y la otra, dirigida hacia la extraña, aunque solo a modo de advertencia.

- No sé por qué me da que has sido la culpable, así que, tienes treinta segundos para explicar tu presencia en este lugar- siseó la guerrera a Zayyn.

A pesar de las ganas que tenía de hacerla sufrir por lavarle el cerebro a Natasha, seguía siendo de los buenos, es decir, no podía matarla así como así. Necesitaba tener la confirmación, puesto que de hacer lo que de verdad quería, caería al mismo nivel que ese engendro.

<< ... >> Natasha no se dignó a decir nada, si bien le gustaría no pensar mal de Z, bien sabía que era muy difícil no culparla, ya que era una amante de la destrucción y las muertes de gente inocente que nada la habían hecho, solo porque le salía del pie. Además, tampoco es que su relación fuese la mejor en esos momentos, aún le dolía el que hubiera usado sus sentimientos para hacerla daño y, por supuesto, las posteriores torturas a manos de una de sus socias. Que sí, había ido a rescatarla, pero bien podía ser parte de un plan malvado para hacerla bajar la guardia y que finalmente, cumpliera con su objetivo inicial de devorarla.

<< ¿Para qué hablas? ¡Es seguro al 100% que ha sido ella! Deberías dejarme a mí, me la comeré de un bocado >>

Lady y yo comenzamos a acercarnos al edificio en donde se ha introducido la oscura figura. Mi acompañante me preguntó si recordaba el aspecto de quien había provocado toda esa masacre... Pues por supuesto que lo recordaba, había sido yo misma, pero esa no era la respuesta que debía darle. Me quedé pensativa un par de segundos, como haciendo que trataba de recorda, y cuando ya iba a responder una mentira, algo sucedió. No tuve tiempo a formular palabra, de repente, un filo frío y cortante se posó bajo mi barbilla, amenazando contra mí con degollarme. Me quedé sorprendida al principio, y estuve a punto de hacer una tontería, pero me obligué a tranquilizarme y a hacer que sólo estaba "alarmada" ante esa amenaza...

Sin embargo, mis ganas de hacer gritar al amenazador a base de cuchilladas aumentaron al escuchar su voz, mis pupilas se dilataron, y apreté los dientes con molestia.

- Tú... ¿Cómo demonios habéis escapado del volcán?-siseé entre dientes, pero inmediatamente, me percaté de que, si habían salido de allí, sólo había una persona que podría haberlas ayudado-. Nat, ¿eres tú?- inquirí girando un poco la cabeza hacia atrás-. Y por supuesto que yo no he sido, ¿me crees tan estúpida como para dejarme ver de esta forma? Había venido aquí sólo para pasar el día... Aunque no lo creas, me gusta visitar sitios nuevos-gruñí-. Ahora suéltame, coño. Por una vez, yo no he hecho nada.

Dejé escapar un suspiro, esperando con impaciencia a que el estúpido digispirit alejara su arma de mí. Hay que joderse, de entre todos los digielegidos que podrían haber acudido, ¡va y vienen esas dos guarras! Esperaba seriamente que el humano portador no fuera Nat... Las cosas se complicarían mucho entonces...

Todo ocurre con demasiada rapidez como para que mis ojos sean capaces de captar lo sucedido en los siguientes segundos... La joven a la que he llamado la atención desaparece de la nada, en ese mismo instante noto como Noir se pone en guardia mientras apunta con su lanza en una dirección a mi espalda ¿La misma en la que se encuentra la pelirroja? Cuando me giro, la chica pelirroja está siendo amenazada por una katana, mientras a mi se me apunta con la otra. Retrocedo dos pasos mientras sonrío al escuchar todo lo que ocurre.

- En ocasiones es difícil saber cuando alguien es humano o Digimon. Os conocéis por lo que veo. ¿Antiguos amantes? Yo solo amenazo así a mi ex-parejas - No comento nada por el momento sobre la acusación que es lanzada a la pelirroja, si bien esta reaviva mis sospechas iniciales de lo extraño que resultaba todo lo ocurrido con el dragón.

- Suerte que el resto del DATS no ha querido unirse a la fiesta por miedo. Que yo solo venía a mirar por curiosidad ¿Dices que esta mujer es capaz de hacer todo lo que ha ocurrido? Por que hace unos minutos parecía esconderse de un Digimon enorme... Contadme mas ¡Quiero aprender! - Mi entusiasmo es real. Sacudo algo de polbo de una roca de cemento enel lugar, producto de la destrucción causada, y me siento sobre la misma con una pierna cruzada sobre la otra, mientras mis manos se posan sobre las mismas, observándolas con curiosidad al tiempo que Noir sigue atenta por si alguna otra presencia se aproximara - ¿La mujer que conoces se escondería? Quizás ahí esté el tic de la cuestión - Comento con melodiosa curiosidad.

La digimon de cabellos negros frunció el ceño ante la respuesta que la habían dado, pero finalmente soltó a la pelirroja. Lo cierto, es que eso había sido difícil de hacer, incluso para la estoica Selene, pero de haberla matado, se habría convertido en una maldita escoria. Y eso era lo que quería evitarse, caer en la "oscuridad".

- ¿Sorprendida de verme? No te creas que por estar entre lava ibas a acabar con nosotras, somos bastante más resistentes de lo que parece - comentó de forma despectiva, aunque su rostro seguía con una expresión neutra-. ¿Y por qué crees que vamos a ser esa idiota? No tendría las luces suficientes para distinguir entre un volcán y una montaña. Además, es con ella con la que más problemas debemos "tratar", no sé si sabes a lo que me refiero- continuó, negando que fuese la rubia, a fin de cuentas, era la mejor para mentir, su expresión seguía siendo la misma y el tono no revelaba nada más que desprecio, una emoción que le era sencillo dejar a relucir.

<< ¡Sele! >> reclamó mentalmente la "amenazada".

<< Silencio, ¿quieres comprobar si es buena o no? Esto va a ser lo mejor que podemos hacer para asegurarnos de que no vuelvas a confiar en ella. Si no somos nadie a los que haya podido engañar, será sencillo que muestre su verdadero rostro. >> explicó mentalmente la guerrera.

<< Jejeje, eso, eso. ¿No sabes que para conocer la verdad a veces hay que usar la mentira? >>

- En cuanto si creo que eres lo suficientemente estúpida, por supuesto que sí. Pero hasta que no tenga más pruebas, no puedo hacer nada - se encogió de hombros, posiblemente dando un aspecto de estar resignada, pero su rostro no mostraba cambio alguno en la expresión. Finalmente, sus ojos se dirigieron hacia la extraña, a la que por cierto, había estado ignorando deliberadamente. Le parecía un poco cargante, tanto hablar y tan poco que ver con el tema entre ellas dos, pero bueno, humanos -. Respondiendo a tu pregunta, de esa rata me espero cualquier cosa para parecer que no ha roto un plato en su vida, ¿no es acaso la mejor opción para parecer inocente el correr de un lado a otro siendo "casualmente" perseguida por uno de los "malos"?

Resoplé con indignación y me aparte del espíritu digital, frotándome el cuello para alejar el rastro de amenaza que esa estúpida había dejado. Retrocedí un par de pasos hasta posicionarme al lado de Lady, no tenía niguna gana de estar al lado de la otra... Más que nada porque sabía que desconfiaba de mí, y mientras rondaran esas sospechas por su cabeza, no era nada seguro estar cerca de ella.

- Tsk... Gilipollas-murmuré-. Han pasado años desde nuestro último encuentro. He tenido tiempo de redimirme, ¿no crees? Después de abandonaros Nat y yo vivimos muy bien juntas...-no era del todo cierto, pero a ver si colaba.

Me hubiera echado a reir de no ser porque mi seguridad dependía de ello. ¿Redención? Sí tuve una epoca de eso, cuando conocí a Kenshi... Pero al resultar él herido más tarde, había sacado de nuevo las armas de sus fundas... Dejé escapar un suspiro, y miré al cielo nublado, fastidiada. ¿Nat no estaba con ellas? Qué extraño... Ella era la única aparte de mí que sabía dónde estaba el digivice... ¿Me estarían diciendo la verdad, o la estaban escondiendo? << Tsk... Esto no entraba en mis planes... Ahora no sé qué hacer... No quiero arriesgarme... >> También podía esperar a que se tragaran la anterior mentira acerca de Nat... Y si resultaba que estaba con ellas... Mala suerte, amiga.

¡SHHHHHHHHH ~!

Bajé la mirada de inmedianto, ante el reciente sonido escuchado. Una especie de susurro, un siseo bastante fuerte, eso no era algo que Rukriel hubiera podido hacer. Además, él aún no tenía órdenes de acercarse a nosotras, le había dado permiso para perderse por ahí

- ¿Qué ha sido eso?-pregunté, alerta, mirando a todos lados. Ahora el temor no era algo fingido, era algo completamente real... De repente la temperatura bajó considerablemente en la zona, el suelo empezó incluso a llenarse de una capa helada... Pero no parecía obra de ningún digimon que conociera... Tampoco era posible que hubiese sido Fenrirm él estaba dentro del digivice... ¿Qué  diablos más había ahí fuera?

Caminé un par de metros más por la calle, hasta detenerme en la esquina y asomarme para ver el centro... Al llegar allí, me quedé quieta en el sitio, muda, ojiplática... y blanca como la cal. Lo que veía no podía ser real...

Los cuerpos mutilados seguían allí, en efecto, tirados por el suelo... Pero una masa blancuzca y azulada avanzaba en mi dirección, impasible, dejando escapar sonidos inconexos, gemidos, susurros, lamentos de ultratumba... Era... Era... casi un... ejército de fantasmas... Y yo los había liberado.

- No es posible...

Spoiler:

No puedo hacer mas que cruzarme de brazos y patalear mientras monto un mohín con los mofletes inflados ¡Me están ignorando! Vale, entiendo que se conocen y odian lo suficiente como para pegarse sin prestar atención a nada mas... ¡Pero al menos podrían seguir mis provocaciones!

Suspiro al ver como lo que ya es para mi claramente una Digimon libera a la pelirroja ¿Entonces es que es buena? No, debe de ser algo mas. Siento como si estuvieran jugando o haciendo juegos de palabras, pero solo es eso, una intuición, que dado mi desconocimiento me hace no comprender nada en absoluto de lo que está ocurriendo. Sonrío con dulzura a Deirdre cuando se acerca a mi lado, parece asustada o molesta de verdad, pero si bien siempre he sido muy buena mostrando falsas emociones u ocultando las verdaderas, descifrar datos a través de las ajenas nunca fue mi especialidad. En cualquier caso se que todo tiene que ver con una chica llamada Natasha, ante lo que ruedo los ojos... Menudo nombré mas cliché, seguro que es una Rusa rubia, o mejor aún, pelirroja, todas son rubias o pelirrojas.

- ¿Como en las películas de serie B? - Respondo al comentario de la Digimon - Siempre me ha parecido que las mentes que recurren a ese cliché y tratan de hacerlo verídico son demasiado poco creativas... Además al final las pilla el monstruo - Hablo sin pensar demasiado en lo que digo, con un tono claramente aburrido que ha sido inducido por la anterior situación, y es entonces cuando la pelirroja parece decir algo ¿Ha oído algo? - Y ahí viene el monstruo a devorarnos... Por suerte hoy no soy la popular - Pero pese a mis palabras lo cierto es que estoy preocupada, como puede leerse en mi rostro, yo también he oído algo, es prácticamente imposible no haber escuchado ese siseo.

Me pongo en pie y camino cerca de Deirdre mientras parece avanzar. La pierdo de vista cuando el aire e incluso el suelo parecen congelarse, tras años encerradas en el mundo oscuro no soy una experta en el clima del mundo humano, pero creo que esto no es normal ni si quiera en un paraje normalmente nevado como Canadá. Al volver a levantar la mirada la pelirroja ya no está a mi lado, y para cuando logro encontrarla estoy segura de que esta vez su rostro, con completa ausencia de color, es real sin lugar a dudas... Por que yo misma noto como mi sangre baja al ver a los espectros que se muestran alzándose ante nosotras. Cutemon está asustada, así que no son Digimons, ni humanos... Es algo mas.

Son demasiados años de tortura, demasiados juegos mentales y físicos los que he sufrido... Me recupero con relativa rapidez y tiro con fuerza del brazo de Deirdre, atralléndola como puedo para volver a ocultarnos en algún escombro del edificio cercano, donde la obligo a mirarme a los ojos para hacerla recuperar la razón, susurrando algo desesperada - ¡Eh! No puedo permitirme un peso muerto ahora... Respira, solo mírame y respira ¿Sabes que es eso? - Noir sigue a mi lado, oculta con nosotras, y parece tanto o mas asustada que la humana, puedo leerlo en su mirada, no detecta vida, e incluso los Digimons fantasma están "vivos". Miro a mi alrededor tratando de volver a localizar a la Digimon que nos habíamos encontrado ¿Sabrá ella que está ocurriendo?

A Selene no le fue difícil visualizar la cara de incredulidad que estaría poniendo en ese momento Natasha, al escuchar la mentira tan poco trabajada de la pelirroja. No solo porque lo supiera realmente, sino porque la misma había preguntado si era Natasha y ahora añadía un "vivimos bien", como en referencia a que ahora mismo estaban viviendo juntas. Incluso si se escogía la versión en la que hiciera referencia al pasado, estaba más que claro que si no sabía donde estaba la otra es que las cosas no habían acabado muy bien.

- ¿En serio? Si tan bien estáis, ¿cómo es que no sabes dónde está ella? - de haber podido poner una expresión, la morena habría sonreído con superioridad. Pero tuvo que dejar eso para simplemente mirar a la morena como si fuese un trozo más de la pared. En serio, no había entendido eso de serie B y película. Cosas raras de humanos, supuso.

Y justo, como "coreando" su respuesta se escuchó un extraño siseo. La guerrera simplemente giró la cabeza hacía dónde le parecía haber escuchado el ruido y frunció el ceño. ¿Qué había sido eso? ¿Una serpiente gigante? Parecía que ninguna de ellas lo sabía, aunque la morena seguía empeñada en decir cosas sin sentido. Para empezar no era seguro que fuese el monstruo, solo era un siseo algo raro. Un siseo raro y una bajada de temperatura que no era precisamente agradable.
Vale, esto estaba empezando a dejar de ser normal...

Aunque de nuevo, la culpable que parecía saber qué es lo que pasaba era la pelirroja, ya que ese blanco no se conseguía solo por tener miedo a algo desconocido, sino pánico a algo que bien sabes. Sobre todo, porque no era alguien precisamente miedoso.

- Claro que lo sabe, supongo que será algo que se ha despertado por su culpa, ¿no? - comenzó a hacer suposiciones-. Porque la rata que tengo en mis recuerdos podría ser odiosa, pero nunca se asustaba por nada. ¿O es que acaso el tiempo te ha hecho empezar a temer hasta a tu sombra? - comentó burlona al final.

Sabía bien que eso no podía ser posible, ya que cuando la había puesto un arma al cuello no se había inmutado para nada.

Pude sentir en mi sien una vena apretada del cabreo ante cierto comentario de la humana llamada Lady. << ¿Poco imaginativa? Mis huevos, no te jode >> Estuve a puntito de decírselo, pero vamos a ver, creo que la masa de espíritus que se acercaba era más importante.

- Ahora no estoy con ella-murmuré en respuesta al espíritu digital-. Dije el "estuvimos" en pasado. Luego yo la volví a cagar y nos volvimos a separar. No sé dónde está ella ahoraaaaaa...-esa última palabra se vio alargada cuando Lady me cogió del brazo y tiró de mí. Me solté cuando me llevó a donde ella quería, pero era más que obvio que si esos fantasmas iban a por mí, iban a encontrarme quisiera o no... A menos que hiciera algo.


Y ahí estaba la respuesta.

- Ah, no... Y una mierda... ¡Atrás!-me separé de la humana, alejándome también del digispirit. Sabía muy bien que si podía escuchar las voces, entonces sabría que yo tenía algo que ver con eso... Sin mencionar también con la matanza. Con un movimiento de mi mano derecha, activé el poder del anillo en forma de garra, el cual comenzó a despedir una densa nube de oscuridad en las cercanías. No esperaba que con eso pudiera evitar que me vieran o detectaran, pero al menos sería suficiente para ganar tiempo para evolucionar.

El brillo de la transformación opacó la oscuridad que mi propia herramienta había provocado, pero era suficiente. Con un rugido, me alcé en el cielo, moviendo las alas con fuerza, e invoqué la guadaña de la muerte... Si no me querían hacer caso como Zayyn, lo harían como Novena. Por ende, unas marcas blancas comenzaron a aparecer por mi rostro, hasta a extenderse un poco por el cuello, el torso, y los bazos.

- ...-las almas parecieron disminuir su avance, pero no se detuvieron...-¡¡Atrás!!

cosicas ;3:

Antes de que sea capaz de reaccionar la pelirroja se aleja de golpe, y con un sencillo movimiento hace que todo a mi alrededor desaparezca cubierto por la oscuridad - No veo nada... - Percibo a Noir colocarse sobre mi hombro, antes de susurrar varias palabras que me hacen abrir los ojos de par en par "La humana se ha convertido en un Digimon" Eso le dice su sentido, y se que puedo fiarme del mismo pero... ¿Que? Tengo que informarme de esto cuando regrese, si los humanos podemos convertirnos en Digimons es algo que me interesa mucho conocer. En cualquier caso no voy a lograr nada en esta situación, así que con un rápido movimiento de mano introduzco a Noir CuteTinkermon en mi Xros, para sacar un nuevo Digimon ya "fusionado" del mismo, mi TrueDevimon - ¡Sácame de aquí! - No es momento para preocuparme de las otras dos chicas, han demostrado demasiado bien ser auto suficientes, está claro que yo soy la novata.

En cuanto True Devimon me aleja lo suficiente como para que el humo deje de agobiarme, no puedo evitar abrir los ojos de par en par tras ver como lo que unos segundos atrás parecía un pequeño grupo, ahora se muestra como un extenso ejército de espíritus, por otra parte y teniendo en cuenta las palabras de Noir... Esa chica se hallaba aparentemente asustada y ahora ha cambiado hasta tomar un rol de poderoso Digimon... !Intentaba engañarme! Realmente no estoy enfadada, solo algo molesta

- Apartémonos - No es un buen momento como para mostrar ninguna clase de sentimiento, puedo luchar contra Digimons y humanos, pero los espíritus mortuorios son algo que se escapa de mis maestrías oscuras... Hasta hace dos minutos incluso dudaba de su existencia. Así pues True Devimon me aleja hasta la parte superior de un edificio que aún se mantiene mas o menos en pie, ocultándonos entre las ruinas mientras observo el espectáculo, o eso haría si aquella maldita nube de oscuridad me lo permitiera.

La guerrera se debatió entre poner los ojos en blanco exasperada o simplemente gritar un: "¡Ya lo dije!". Y es que había tenido razón desde el principio, la pelirroja era la culpable de que hubiese todos esos muertos, por que si no, ¿para qué iban a seguirla? Bueno, al menos había demostrado que tenía razón y que no era una jodida energúmena que iba matando a todos sin tener una confirmación real de lo que sucedía.

Pero antes de que pudiese hacer nada, una nube sombría se aposentó entre las "ruinas" donde se hallaban, no dejando ver nada a su alrededor. Chasqueó la lengua moelsta. Porque eso era un problema para su habilidad de escapar en medio de las sombras -dudaba mucho que los espectros fuesen inocuos- así que, no le quedó más remedio que cambiar su forma.

Una dragona con escamas hechas de luz apareció en la nube de oscuridad. Con una fuerte patada se alzó al cielo nocturno, desde donde podría observar lo que sucedía a nivel de suelo. Ya que incluso entre las más densas sombras, sus ojos podía ver; no por nada, carecía de tres de los cinco sentidos. Dejándola solo con la vista y el tacto -reducido por el espesor de su coraza corporal.

Las almas culaban un poco su avance, pero continuaban acercándose, a paso lento. Sin embargo, eso no me hizo sentir mejor, aún estaba aterrada por no entender el por qué de la situación. ¿Cómo diablos las almas se habían levantado? ¿Por qqué cojones no se iban a la dimen....? Cerré los ojos, comprendiendo por fin. Los espíritus estaban en el mundo de los vivos simplemente porque... porque actualmente no existía ningúna dimensión que los pudiera mantener encerrados. << Estúpido humano... >>pensé, acordándome de Janaan y de toda su familia. Alcé la guadaña, y agitándola, lancé varias ráfagas de energía mortuoria, ralentizando a la gran masa de espíritus. Posteriormente, al percibir gran movimiento a un lado, me alcé aún más en el aire, guardando las distancias por si acaso fuera a ser atacada. Al observar mejor, descubrí que tal presencia se debía a que el digispirit humano había evolucionado hasta el bestia... No tenía buenos recuerdos de ella, ni de ella ni de su hermana, pero ese asqueroso reptil me la había jugado años atrás.

Siseé con fuerza, pero no me detuve a pelear, si eso era lo que buscaba el lagarto con alas. En cambio, agité las alas, y de un impulso, me lancé a la retirada en dirección contraria, como una flecha demoníaca, cruzando toda la ciudad.

- ¡¡Rukrieeeeeeeel!!-llamé al digimon que yo misma había liberado y que había hecho el papel de enemigo hambriento y malvado... Ya daba igual, con esa nueva amenaza, no me iba a arriesgar a quedarme allí por más tiempo... Y menos con ese dragón rondando cerca y estorbando.