¿La furia?[Italia(Roma)]

Había estado vagando sin rumbo alguno entre el mundo digital y el humano , era una situación que odiaba tanto , no podía encontrar a nadie , no encontraba pistas de mis amigos , no encontraba solución a tantos problemas que me aquejaban , solamente quería tirarme al suelo y llorar, quería rendirme de luchar , odiaba estar tan solo , tenía a Agumon , pero aun así los necesitaba a los demás , la próxima vez que los vea no dejare que nada los separe de mí , no dejaría que ellos se fueran de mi lado. Pensaba esto mientras caminaba con la mirada baja atravesó de las calles del mundo real m ni siquiera me había percatado donde estaba, subí un poco la mirada para intentar ubicarme.

Por la arquitectura, que podía observar estaba en Italia, ¿con que Italia eh? , no me imagine a ver llegado tan lejos sin darme cuenta, oí un fuerte gruñido de mi estómago, lo sobe un poco, tenía mucha hambre, no recuerdo la última vez que había comido algo. Mi ropa estaba maltratada, ya había pasado un tiempo desde la última vez que la había cambiado, mi cabello estaba suelto y formaba un pequeño fleco que cubría el lado izquierdo de mi ojo. Parecía que era alrededor de las 11 del día, el cielo no presentaba ninguna nube y el clima era agradable, algunos dirían que era un día perfecto para descansar y pasarla bien, pero no para mí, tenía que seguir con mi camino.

Koromon estaba en mi terminal, no quería llamar la atención en el mundo humano y sobretodo no quería que me viera en este estado, era lamentable mi apariencia actual, por mera curiosidad saque mi digivice y active su radar, esperando encontrar alguna señal de algún digivice y con algo esperanza que sean la gente que yo busco. Mis ojos se abrieron completamente cuando detecto una señal, ¿podrían ser ellos?, era muy poca la esperanza que lo fueran pero no me quedaba otra opción más que ir hacia donde se encontraba la señal. Comenzó a correr hacia donde se hallaba la señal, esperando que fueran ellos, de verdad quería que fuera uno de ellos, lo deseaba con todo mi corazón.

Llegue a un parque pero no había ni una señal de ellos , eso me decepciono un poco , quizás me había emocionado demasiado , pero no me rendiría tenía que seguir buscándolos , curioso eso significaba que había otro humano con un digivice , y lo que había aprendido en este tiempo , significaba que tenía un compañero dijimos , me comenzó a acerca a lo que parecía ser la señal , que raro era un joven, di un pequeño suspiro parecía que una entidad superior a mi planeaba que conociera muchas personas elegidas como yo, bueno iba a ser cuidadoso con mi presentación , no quería volver a pasar ni un momento incomodo, me acerque a uno 2 metros del joven –¿Qué bonito sitio no crees?-intente así comenzar la conversación –Me llamo Mike un placer-intentaba decirle con amabilidad, pero mi mirada se notaba vacía e in energía de vivir.

Italia, Roma, muchos mas grados a la sombra de los que considero innecesarios siquiera al sol de medio día, y aún son solamente las once de la mañana... Tengo que cerrar los ojos para recordar que es exactamente lo que me hace aguantar en aquel lugar tan irónicamente cercano al Hades, aunque si mal no recuerdo, el que habitaba en estas tierras era su copia azucarada con nombre de planeta... Además su nombre tenía algo que ver con ese perro amarillo de la multinacional que controlaba el mundo de la animación, pero tampoco es que eso me ayude a recordar cual era - Estoy comenzando a desvariar, no puede ser una buena señal... - Suspiro a la par que me abanico con el sombrero que le he "reclamado" a otros turistas hace ya casi una hora. Hablar solo tampoco es una buena señal.

Alzo la mirada, observando las dos figuras que aún se hallan ante mi en la lejanía, un humano y un Digimon. El segundo parece estar contrariado por algo en especial, no me extrañaría de no ser por que no parece ser la temperatura, y con ese pelaje... Igualmente han llamado mi atención por diversos motivos, el primero consiste sencillamente en las estrafalarias vestimentas del joven humano, algo extrañas para alguien con su aroma, pero que no dejan de recordarme a una de mis dos tierras de origen, el segundo es el hecho de que es el primer Digimon que veo fuera del mundo Digital, y quizás también el primero de ese grupo tan selecto y nombrado de "Elegidos", siempre acompañados de un humano. Por desgracia ninguno de los dos parece hacer nada particularmente interesante, sencillamente se encuentran quietos, uno de ellos dibujando y destrozando pequeñas obras de arte según su cambiante humor, el otro... El otro parece que sencillamente está enfadado.

La monotonía se destruye cuando un tercer sujeto se acerca a los dos primeros, pelo desaliñado, mirada perdida, ropaje de hace varios días... he visto mucha gente así durante mis viajes, pero este tiene algo distinto, si bien en su estado no pienso intentar captar los matices de su aroma para averiguar de que se trata, demasiados turistas sudorosos en un solo día, y aún no ha hecho mas que empezar.

Decido desplazarme hacia ambas figuras, caminando a lo largo de la plaza en un arco de media luna que me permita observarles desde distintos ángulos antes de situarme a unos cinco metros del grupo, bajo la sombra que me ofrece una vieja edificación cuya historia me es indiferente - Pensaba que sería el único lo suficientemente poco cuerdo como para salir con esta temperatura de mi escondite. no se si alegrarme de que no sea así - Sonrío mostrando cierta acidez "amistosa" en la curva de mis labios - Claro que algunos de los presentes ya parecen haberse quemado mas de la cuenta ¿Clima o circunstancias? En cualquier caso, permitid que me presente... Sigurd Fenris, un placer. - Pese a la presentación amistosa no me acerco mas a ellos, hechando mi cabello a un lado mientras apoyo el hombro contrario sobre la fría piedra. Voy vestido con un pantalón de corte casual, unas botas de tela no demasiado gruesas, maltrechas tras tantos kilómetros recorridos y una camisa casi sin mangas que, de ir abrochada, quizás podría resultar elegante.

Calor, demasiado calor, eso era lo que notaba Natasha a pesar de tener los ojos completamente cerrados. Pero eso no era la única sensación horrible en su cuerpo, también estaba ese letal dolor de cabeza producto de una noche de borrachera. Porque sí, no había tenido mejor idea que ya que estaba en la denominada "Ciudad Eterna", celebrarlo bebiendo tanto que no recordara nada de lo que había pasado.

Se incorporó lentamente, sacudiendo su cabello, mientras que trataba de hidratar su lengua chasqueándola levemente, ya que notaba la boca sumamente pastosa. Fijo que le habían dado alcohol del malo... Eso pasa por beber cualquier potingue que no fuese vodka.
Abrió los ojos con pereza, parpadeando con lentitud tanto por las legañas en sus pestañas como por el brillo de la luz. Menuda mierda, se había quedado dormida en una especie de parque, donde había algunos árboles y muchos arbustos. Suerte que la zona donde había decidido "reposar" se encontraba oculta a la vista de los demás y se encontraba completamente sola y con toda la ropa en su sitio. Aunque bueno, tampoco es que tuviese demasiada encima, tan solo un ligero y vaporoso vestido azul; acostumbrada al frío ruso, el asfixiante verano mediterráneo estaba consumiéndola la paciencia y la energía. Por ella se largaría de ese lugar, pero había un pequeño problema, tras decidir hacer un "viajecito" por la mitad de Europa evolucionada, ahora se encontraba demasiado agotada como para forzar la evolución, por no decir, que su propia mente se negaba a ello. Hacía demasiado calor como para que ninguno de sus tres posibles cuerpos quisiese someterse a semejante tortura.

Se levantó con pesadez del suelo, sujetándose el pelo en un moño "suelto", en busca de alguna fuente de agua o quizás algún puesto donde conseguirla. Pero en el camino a ello, la configuración de sus ojos vario, revelando así una especie de caracteres que rodeaban su pupila. No era más y nada menos que su "sexto sentido" en acción. Ella no era igual al resto de los híbridos digitales, sus sentidos apenas eran mejores que los de un humano promedio, tan solo su fuerza lo era. Pero había sido bendecida con una habilidad sobrenatural para captar las energías que la rodeaban, cosas buenas de ser una bruja.

- Vaya, vaya, parece que tenemos a otros digimons por aquí- murmuró con la voz un tanto resentida por culpa de la sequedad.

Dejándose guiar -tras conseguir encontrar una fuente de agua que parecía potable - por sus instintos, llegó hasta la base de lo que sería un edificio más o menos circular hecho pedazos. La rusa lo miró sin entender por qué había tanta gente haciendo cola al desolador Sol de la mañana. No era más que un armatoste hecho pedazos, recuerdo de una vida mejor. Gente con dinero y sus estúpidas ganas de dejárselo en ver cosas rotas... Al menos ella entendía lo que querían ver de Moscú, la plaza roja, el Kremlin, los museos, ... Todo eso al menos estaba entero y era precioso, pero eso, eso no era más que rocas viejas. Sacudió la cabeza y volvió a centrarse en la sensación de que había más digimons por la zona. Hacía mucho que no hablaba con uno y quizás le pudiese contar algo interesante.

Por suerte, no tardó demasiado en localizarlos; una energía que era la de un digimon puro y otra la de alguien como ella. El primero era un Strabimon, acompañado por lo que era un... ¿Una? No sabía bien qué genero ponerle al albino a su lado. El segundo, también era albino, pero era claramente un hombre, sus ropas no daban confusión y sus rasgos eran puramente masculinos, portaba algunos tatuajes, que sus ropas dejaban a la vista. Pero no solo estaban esos tres, sino que había otro humano -ya que no percibía nada raro de él- de cabellos azules y ropas desaliñadas. Parecía un intruso en una reunión de lobos y albinos.
Esto fue la que la animó finalmente a acercarse al pintoresco grupo, no parecía precisamente que se conocieran, sino que más bien, por un método u otro se hubiesen reunido todos en aquel lugar. No sabía cómo lo sabía, pero gracias a su naturaleza de bruja tenía cierta capacidad premonitoria, aunque no es que eso fuese infalible.

- Buenos días, si es que se pueden tener con este calor- hablólo suficientemente alto como para ser oida, caminando hacia el grupo, procurando mantenerse siempre por la sombra-. Es curioso ver como a pesar de eso, nos hemos reunido tantos en un mismo lugar, no sabría decir si esto estaba predestinado o es una curiosa casualidad - añadió con una amistosa sonrisa, aunque por dentro estaba aún dolorida por culpa del dolor de cabeza-. Por cierto, soy Natasha- se presentó.

Aquel joven , que todavía no definía muy bien si era chico o chica , parecía que él estaba igualmente cansado que yo , pero por lo menos el sí tenía cuidado en su apariencia personal , bueno realmente no me importa, solamente me acerque a él por la señal que capte y según mi digivice venia de este peculiar joven, sin darme cuenta él había llegado hasta mi para darme mi mano, pero nuestra presentación fue interrumpida rápidamente por otra presencia, era un joven de cabellera blanca, sus rasgos eran algo como las de un lobo salvaje, las iris de sus ojos eran de color amarrillos , cuando lo miraba directo a los ojos no sentía humanidad en su mirada, sino todo lo contrario una salvajada que ningún humano podría tener , parecía más la presencia de un lobo , no me traía muy buen presentimiento esto , podría haber caído en una trampa o algo por el estilo , ojala no estaba en desventaja numérica y energéticamente estaba totalmente muerto , no sabía cuándo podría mantener un combate en esta situación .Reaccione rápidamente para saludarlo –Me llamo Mike, un gusto Fenris –le dije un poco tosco por la situación en la que estaba viviendo.

Saque rápidamente mi digivice, para ver si mis sospechas no era más que simples paranoias mías, rezaba con todo mi corazón esperando que no saliera otra señal , pero no fue así, había todavía más señales , esto no pintaba nada bien, pero algo en mi interior me decía quédate, quizás podría averiguar algunas cosas , nunca venia de mas tener un poco más de experiencia, vamos a ver que no desperraba el destino , y saque mi terminal , como si estuviera jugando con ella , pero estaba comenzando a despertar a Koromon , para que estuviera listo en cualquier situación , y la volví a guardar en mi bolsillo. No fue mucho antes que llegara otra persona, esta vez sí era una chica, su cabello era rubio, su piel era blanca, como la nave, en cierto punto me recordaba un poco a la piel de Lucy chat al mismo tiempo su cabello dorado como el, acaso vendrán del mismo país, según él era ruso, quizás fuera mera coincidencia del destino, pff bueno eran cosas que no quería pensar en estos momentos. Puse mi mano sobre mi cabeza y volteé a ver a la chica –Me llamo Mike…-le dije con un tono bajo de voz.

Me estaba quedando sin energías, de verdad necesitaba dormir, necesitaba encontrar un lugar donde descansar, mi cuerpo estaba comenzando a fallar sin que me diera cuenta, pero agite mi cabeza iba a resistir lo mejor que pudiera volví a levantar mi cabeza y dirigir mi mirada hacia los jóvenes que había encontrado. No sabía si este movimiento que iba a hacer me guiaba la estupidez, el valor, no lo sabía y mostré mi digivice al cumulo de personas mientras lo sujetaba fuerte –Esto me dice que todos ustedes, tienen un digivice, por lo tanto todos ustedes son elegidos, quizás sea obra del destino, solamente quiero dejar claro mis intenciones, no quiero pelear contra ninguno de ustedes-dije algo cansado y esperando que ninguno de ellos me atacara.

Alzo una ceja algo sorprendido por el comportamiento del hombre afeminado, si bien tras ello no puedo evitar mostrar una sonrisa que mezcla respeto y diversión al mismo tiempo, parece un sujeto mas que interesante de conocer - Tu resistencia a este clima es envidiable... - Suspiro con cierta desgana. Nunca entenderé como hay gente que acepta el calor extremo y sus efectos sobre la piel como algo bueno, no solo produce varios tipos de enfermedad, si no que malogra la apariencia de la misma... Y lo peor de todo, produce un tipo de calor muy lejos de las pocas situaciones que podría considerar gratas para con el mismo.

Alzo una ceja sorprendido ante la llegada de una nueva integrante al grupo, rostro fino, cabellos dorados y piel clara, pero pese a su  esplendoroso atractivo digno de elogio, o lo climáticamente desubicados que ambos parecemos estar, lo que mas me llama la atención de ella son los ligeros matices que logro captar desde mi posición en su aroma ¿Cuanta casualidad es necesaria para reunir en un mismo lugar a viarias personas relacionadas con los Digimon, cuando dos de ellas portan genes de los mismos? - La casualidad siempre tiende a tener algún tipo de objetivo. Aunque es cierto que podría habernos reunido en un lugar mas alejado del fuego - El tono de mis ojos baila presa de la curiosidad ante la situación que se desarrolla. Pese a todo, permanezco bajo la sombra que me otorga la fría estructura de piedra, observando.

Mi atención se desvía ante el teatro que genera el joven del pañuelo en la cabeza ¿Ha dicho que su nombre era Mike? Al parecer, aquello que le ha dejado en su estado actual no le permite disimular demasiado, pues sus intenciones al juguetear con los múltiples dispositivos que posee resultan de lo mas sospechosas... Emito un suspiro desganado ante dichas acciones, sopesando las opciones que puedan desarrollarse a continuación ¿De verdad está preparándose por si algún tipo de combate debiera llevarse a cabo o solo me lo parece?

- No deberías jugar así con la que es tu arma mas poderosa si solo pretendes la defensa. De estimar que podría existir algún tipo de peligro inminente... ¿No crees que lo mas seguro es no desviar la mirada de aquellos que temes? - Sorprendentemente su actitud cambia de manera radical, mostrando su dispositivo y el radar en el mismo que le permite localizar los nuestros. En los pocos segundos que llevo conociéndole, su comportamiento es demasiado sencillo de encasillar bajo el término "caótico" - Es difícil aceptarla la casualidad en tu caso, cuando muestras tan abiertamente una función que te permite rastrear a otros... ¿Como nos has llamado? ¿Elegidos? - Mis labios dibujas una curva algo sospechosa, que rápidamente difumino para retomar la seriedad que en este instante requiere la situación - Pero por mi parte puedes tranquilizarte, no rehuyo el combate, pero hoy tampoco lo estoy buscando. Si bien no puedo hablar por los demás.

Las reacciones de los tres "humanos" fueron un tanto distintas a su aparición. Sintió el escaneo profundo y de alta velocidad del que no sabía si era hombre o mujer, un leve deje de tristeza en los ojos del chico de cabello oscuro y el reconocimiento del otro bio, que parecía haberse dado cuenta también de que ella no era del todo humana. Con ese abanico de expresiones, seguro que el encuentro sería entretenido.

Pero primero lo primero, tenía que rechazar la pastilla, aunque ayudase, Natasha no era una chica a la que le gustase tomar cualquier medicamento. Para empezar, en casi toda su vida no había tenido acceso a ese tipo de cosas; segundo, le sabían demasiado mal y tercero, le recordaba a la dolorosa época tras la operación para convertirse en bio. Además, eran desconocidos y no les iba a soltar que había estado bebiendo como si no hubiese mañana la noche anterior, así que, mejor fingir que ese dolor se debía a otra cosa. Los ojos del chico-chica debían ser muy agudos o, quizás por su desmejoría, no estaba actuando tan bien como de costumbre, pero vamos, seis meses en Nueva York en una escuela de interpretación deberían haber servido para conseguir engañar con efectividad a los demás.

- Oh, no te preocupes por eso. Me duele la cabeza porque- hizo una diminuta pausa, apenas un segundo para pensar algo que decir-, hace mucho calor, y eso, me afecta. Pero cuando me refresque un poco ya estaré bien - restó importancia al asunto moviendo la mano como si apartase el problema a otro lugar -. Un placer conoceros a todos.

Aunque con tantas personas, tantos nombres y el dolor de cabeza, iba a ser toda una tómbola el acertar quién era quién. Si no se inventaba los nombres, claro. Los que más claros tenía era al chico-chica y a su digimon, y porque eran los últimos nombres que había escuchado. Pero en un par de minutos, seguramente se encontrase confusa.
Con los "importantes" asuntos que pasaban por su cabeza, la chica se sobresaltó cuando el albino mitad digimon -con un nombre que creía que empezaba por F- dijo algo sobre armas. Oh, no... No tenía gana alguna de ponerse a pelear para demostrar quién era el más fuerte. Generalmente toda su vida había sido rehuir el combate -salvo cuando tenía a su espíritu, pero eso era otro asunto-, no tenía ganas de ponerse a empezar ahora con eso. Aunque, de haber querido, tampoco habría podido, sus reservas de energía estaban bajo mínimos y, aunque externamente no se viese, solo quería sentarse a descansar. Además, ese odioso calor no ayudaba...

- Hace mucho tiempo que no combato y la verdad, no tengo ganas ahora de evolucionar... Aunque no vendría mal hacerlo, quizás podría rebajar un poco la temperatura- comentó lo último sin ser consciente de ello, de hecho, para ella solo había quedado en sus pensamientos-. En cuanto a mi estancia en Roma, podría decirse que por placer. Pero a estas alturas no sabría si decir que más bien de tortura- respondió con una mueca a la pregunta del indefinido, ni siquiera su voz ayudaba a un reconocimiento, por tratar de evitar que de tanto hablar de lucha acabase pasando -. ¿Y a tí que te trae por la ciudad Eterna?

Preguntó para informarse, porque aunque ya hubiese dado una pista con lo de ser mangaka, la joven rusa en su vida había escuchado el término. Así que, no tenía ni la menor idea de que eso podría ser un trabajo, ni que el motivo de su estancia en Roma fuese por eso mismo.