¡Entrenamiento Helado! ¡El frió de los hielos y el calor del corazón! [Misión de CXesc]

Te han hablado de un Digimon que vive en lo más profundo y helado de las tierras congeladas, allí donde ya la ciudad apenas es un reflejo inestable. Al parecer, es un ermitaño que entrena a los valientes que consiguen llegar hasta él... pocos han pasado su duros entrenamiento, pero tú crees que podrás tener el corazón lo suficientemente ardiente como para que el frío de las montañas no te venza...

Hacía ya un tiempo desde que empecé a explorar el mundo digital con Gabumon. Apenas había aprendido nada sobre los digimon, esas extrañas “formas de vida” que tanto me fascinaban. Aún no había conseguido descifrar porqué actuaban de una u otra manera, que era lo que los hacía expresarse de una forma tan similar a como lo hacíamos lo humanos, siendo a la vez tan dispar.

Por ello, cuando me enteré de un Digimon que se había aislado del resto de su sociedad, tuve claro que tenía que ir a estudiarle. El hecho de vivir fuera de la sociedad a la que perteneces es muy complicado. Yo lo había hecho de algún modo u otro, pero nunca te separas del todo. Siempre hay un punto que te conecta a ella. En el caso de ese Digimon, se dedicaba a poner a prueba a aquellos que llegaban a su morada. Una forma como cualquier otra, tan plausible en el mundo humano, tan real… Tan real que me parecía irreal que un algo hecho de un montón de datos puestos juntos fuera capaz de relacionarse así.
Además… ¿A quién quiero engañar? ¡Me encantan los retos! Sentir que yo he superado algo que no muchos antes han hecho es alucinante.

Así pues, me dirigí hacia la montaña en la que este Digimon vivía. El camino era largo y empinado, así que nos lo tomamos con calma. En este tiempo que llevaba en el mundo digital, le había encontrado un nuevo significado a andar. No había andado tanto en… nunca. Y la compañía de Gabumon era perfecta para este tipo de viajes. No solo porque me llevara bastante bien con el Digimon , sino porque… ¡su pelo es tan suave y calentito…! Si, le cargué todo el camino solo para que me diera calor, pero también he de decir  que él estuvo muy a salvo de cualquier tipo de roca con la que pudiera tropezarse o árbol con el que chocarse.

-¡CXesc, déjame caminar a mi! Es muy aburrido estar aquí sin poder hacer nada.
-¡Tu chitón! ¿No ves que te estoy protegiendo? No sabemos que puede pasar en este sitio, así que es mejor que estés cerca mía. Y más cerca que a mi espalda dudo que puedas estar. ¡Así que no te quejes, que tampoco es muy agradable para mi estar así...!
-Vaaaaale...

En lo mas alto de la montaña yacía un Digimon que al parecer es un ermitaño que entrena a los que valientes consiguen llegar hasta el. Dicho Digimon vivía en una acogedora cabaña en lo alto de aquella montaña, esperando a que algún valiente se atreviera a escalar la fría montaña y aceptar el entrenamiento helado del Digimon.

El Digimon helado estaba parado en el borde de la montaña, recibiendo la fuerte ventisca helada, la cual jugaba con su pelaje gris, pero dicha ventisca no era gran cosa para el ya que había soportado fríos mas fuertes que ese, incluso tormentas. El Digimon tenia su mirada fija en aquella ciudad cuyo reflejo era inestable, esperando a que algún día alguien subiera a la montaña para recibir el congelado entrenamiento que el suele dar a los que lo lograban.

Poco a poco, la pequeña capa de nieve sobre la cual habíamos empezado a caminar fue dando paso a suelos de hielo y capas de nieve de más de un metro. Parecía que cada paso que daba, la distancia entre árboles era mayor.
Yo, que no iba preparado para esto, tardé un buen rato en pasar por esta zona. Directamente pasé del lado con montañas de nieve y fui por el de hielo, pero fue una ardua tarea. Cada pocos pasos, comenzaba a tambalearme sin importar el cuidado que tuviera, y además al ir cargando a Gabumon, solo podía usar un brazo para intentar equilibrarme. Me acabé llevando un par de porrazos, y por ende Gabumon también lo hizo. Cada vez estaba más irritado porque no le dejara andar por sí mismo, pero no le permití bajarse de mi espalda. Era demasiado orgulloso como para ello.  
Finalmente, el hielo me dió un respiro, pero me encontré entonces con otro obstáculo. Una pared de hielo se alzaba frente a nosotros, y tras ella una enorme grieta. Bajé a Gabumon para sentarme a pensar. Me arrebujé en mi sudadera blanca que tan bien se camuflaba en este nevado paisaje.

-¿Que hacemos CXesc?
-¿¡Como que que hacemos!? ¿Pero tu has visto eso? Podría suparar la grieta de un salto, o escalar el muro con mucha, mucha suerte, pero no ambas.
-Pero no hace falta superar el muro.
-¿Qué?
-Puedo derretirlo con mi Petit Fire.

(Gabumon escupe fuego. ¡FUEGO! ¿Como puede ser que haya sido tan idiota como para no aprovecharlo antes? Ah... Tengo que acostumbrarme a viajar con un bicho capaz de hacer este tipo de cosas.)

Rápidamente, Gabumon derritió una buena parte del muro con su Petit Fire, lo suficiente como para que cupiera una persona, y con algo de suerte, conseguimos saltar la grieta.
Poco más tuvimos que andar hasta llegar a la zona más alta de la montaña. Estábamos cerca del eremita, pero allí una tormenta nívea azotaba con fuerza. Todo este tiempo había dejado a Gabumon campar a sus anchas, pero ahí ya no podía soportar el frío.

-Gabumon, a mi espalda.
-¿Por qué? Con lo divertido que es poder corretear por aquí…
-¡No te lo pediría si no me estuviera muriendo de frío! No todos tenemos una piel de Garurumon que nos cubre y calienta.
-Ahh, haberlo dicho antes.-montó sobre mi--No me importa cubrirte. Pero la próxima vez pide ayuda.
-…Gracias.

Y tras esto, continuamos andando.

Como la tormenta no te deja ver la cima, no te das cuenta de que una pequeña avalancha viene en camino. No era una avalancha fuerte, pero si lo suficiente como para sepultarte en ella y quedar atrapado bajo la nieve.

Desde la cima de la montaña, el Digimon aun se encontraba admirando la escena esperando la reacción del humano o de su Digimon, quería probar la verdadera fuerza del humano, si era capaz de subir la montaña por su propia cuenta.

De repente, un alud vino de la nada a una velocidad vertiginosa. Casi a modo de reflejo lancé a Gabumon, el cual estaba de nuevo a mi espalda, por los aires, con una fuerza de la que no había hecho acopio en mi vida. Supongo que fue la adrenalina. Acto seguido, me hice una bola justo a tiempo para cuando me golpeó el alud.

Tras los momentos iniciales de confusión, la avalancha se detuvo. Me encontraba en una pequeña burbuja de aire en la que tenía un poco de movilidad, pero muy poco, y no estaba en posición de escavar a la superficie. Por suerte había conseguido lo que quería cuando me hice una bola a parte de protegerme del golpe. Había sacado mi D-arc y mis cartas, los había sujetado tan fuerte como pude para que ninguno se me escapara y las había retenido. Con mi poca movilidad, cogí el Steel Drill y lo pasé por mi digivice.
Tras eso, solo me quedaba esperar que Gabumon se diera cuenta de lo que quería que hiciera, y que él no hubiera quedado enterrado en la nieve. Él me dijo que en cuanto su cuerno se convirtió en el taladro de Drimogemon, supo que hacer, pero a mí la espera se me hizo eterna. O sea que o bien me mintió o tuvo que buscar mucho más de lo que esperaba. En cualquier caso, tras un rato derritiendo la nieve con la llama de su Blue Cyclone dispersada con el Steel Drill, Gabumon consiguió encontrarme.

Me sacó del hoyo de nieve en que me encontraba, usó de nueve su Blue Fire cerca de mí y me cubrió con su cuerpo para darme calor y evitar que sufriera una hipotermia.

-Empiezo a pensar que no merece la pena el entrenamiento.

-No te preocupes CXesc, no debe de quedarnos mucho

Y así, continuamos subiendo hasta la cima…

OFF:

El Digimon estaba cruzado de brazos, no podía creer que un simple humano pudiera escalar su montaña. Este se dio la vuelta dejando ver su grisáceo y peludo rostro, se trataba de nada mas y nada menos que de Panjyamon. Camino hasta el humano que era acompañado por un Gabumon, se paro al frente de estos para felicitarlos por su gran esfuerzo en subir la montaña.

—Felicidades humano, has completado la primera fase de mi entrenamiento. Ahora comienza la segunda y ultima fase del entrenamiento, sobrevivir a una pelea contra mi, ¿crees tender el corazón lo suficientemente ardiente para resistir a mi helado entrenamiento?—Sin mas, el Panjyamon se dio media vuelta, dio cinco pasos y se giro mirándote a ti, esperando a que estuvieras listo para empezar con el entrenamiento.

El Digimon león hizo una leve reverencia, ya que era una de sus costumbres, pero al terminar de hacer dicha reverencia, opto por desenfundar su espada y atacarte sin previo aviso, quería ver que tan ágil eran tanto tú como tu Digimon, si de verdad valía la penar confiar en los detestables humanos. Panjyamon ten lanzo una serie de cortes a ti, pues quería ver como seria la reacción de tu Digimon, quería saber si de verdad le importas.

Finalmente llegamos al Digimon que supuestamente nos iba a entrenar. Llevaba un rato observándonos, así que no tardó en darse cuenta de que habíamos llegado y vino a nosotros en cuanto pudo. Por lo que sabía, aquel Digimon era un Panjamon. Era un digimon similar a Leomon pero más adaptado al frío. Personalmente, no me generaba confianza. No había tenido muy buenas experiencias con los Leomon en el tiempo que había estado en el mundo digital. Lo primero que hizo fue felicitarnos por haber conseguido subir, y acto seguido nos dijo que la siguiente fase del entrenamiento consistía en derrotarle en combate.
Inicialmente me extrañe, pero luego supuse que no sería un combate como tal. Es decir, él estaba varios niveles por encima de nosotros en cuanto a poder, por lo que difícilmente podríamos siquiera dañarle. Sin embargo poco después de eso se lanzó hacia mi con su espada. Yo intenté echarme para atrás y esquivar el golpe, pero fue tan repentino que en lugar de eso me caí al suelo. Estaba totalmente vulnerable a los ataques de Panjamon.
Por un momento temí que realmente me fuera a matar. Sin embargo Gabumon, quien aún no había perdido el Steel Drill, apareció y detuvo la embestida del digimon con el taladro. Rápidamente me levanté y me alejé, permitiéndole así a Gabumon que acabara ese choque, pues pronto perderia el efecto de la carta.

Él retrocedió, alejándose del alcance de la espada del ermitaño. Hubo unos momentos de tensión entre Gabumon y Panjamon. Parecía dispuesto a acabar con aquel digimon si me hacía algo. Aquello verdaderamente me conmovió. Intenté alejarme lo suficiente como para que Gabumon no tuviera que dedicarse a protegerme pero lo justo como para poder ir a ayudar si lo necesitaba.

Entonces el efecto del Steel Drill se pasó. Gabumon no tenía ninguna o muy pocas posibilidades de ganar, pero estaba listo para luchar.

Dado a que tarde mucho en darte respuesta, ganas la misión, por lo tanto...