Deambulando en la Oscuridad

Me encontraba deambulando por las calles, sin nada mejor que hacer que simplemente caminar, con mis cascos puestos, escuchando a todo volumen "Sueños Perdidos" de Saurom...
Iba ataviado con una camiseta de tirantes negra, al estilo de rejilla, con una algo más ancha de color gris encima, que se ajustaba a mi cuerpo marcando mi torso, pues hacía una cálida temperatura. Sobre estas un chaleco de cuero negro abierto. Obviamente, llevaba mis pantalones negros de cuero, con las botas estilo motero, en el mismo color. Así como unos gantes que me llegaban hasta la mitad superior del brazo, siendo obviamente, negros semitransparentes, y en el izquierdo, mis pulseras de cuero negro y pinchos.
Había prescindido de poner el piercing del labio, así como todos los aretes de mis orejas. Lo que si llevaba era mi bufanda de seda gris, así como el colgante doble de cuentas oscuras y calaveras, así como mis características uñas negras.
Paré en uno de los puestos ambulantes para comprar una soda. Tenía la garganta seca...
La mirada que me dedicó el vendedor no era precisamente amable... supuse que debido a mis pintas. Si tan sólo supiera con quien estaba hablando en realidad...
Tras pagarle lo debido continué caminado durante un rato.
De repente, al caminar sin prestar atención choqué deliberadamente con alguien...
- Deberías mirar por donde vas... - Dije malhumorado. Aun que la culpa hubiera sido mía, no lo iba a reconocer.

Estaba paseando con Impmon por medio del centro de la ciudad. La verdad es que había habido uno de esos extraños festivales que se realizan en Tokio de vez en cuando, así que mi digimon pasaba por un niño disgrazado, lo que la verdad, era un alivio para mí, pues no es que tuviera muchos amigos con los que salir por ahí que se dijera, en cierto modo, mi compañero era mi unico amigo...
Realmente no sabía si reir o llorar por aquello... era sumamente extraño por mi parte.... después de todo, odiaba la soledad, pero no era capaz de relacionarme con nadie salvo con Impmon... esa era la triste realidad.
- ¿Qué es eso que huele tan delicioso? - Dijo mi acompañante olisqueando el aire cual perrito hambriento.
- ¡Pero si acabas de comer! - Le dije sorprendida... a veces pensaba que su estómago no tenía fondo - Eres de lo que no hay...
Acto seguido el se subió a mis hombros para buscar el lugar de donde provenía tan delicioso olor...
-Por ahí. Tu camina, yo te guio.
Suspiré... ¿Que iba a hacer con este glotón...? Sin nada mejor que hacer, decidí que le compraría una ración de fuera lo que fuese que estaba olfateando.
Tras haber saciado el apetito de mi queridísimo Digimon, seguimos paseando tranquilamente, con el en mis hombros, pues ya ambos nos habíamos acostumbrado a aquello...
De repente, mi cuerpo topo con algo, lo que me hizo perder la estabilida y caer al suelo... y obviamente, Impmon también, el cual se levantó terriblemente indigando y más al escuchar las palabras del hombre contra el que habíamos chocado.
- ¡Oye tú! La culpa es tuya así que no me vengas ahora con cuentos chinos, que los tengo muy vistos. -Le dijo furioso ganándose la mirada de varios de los presentes.
- Vamos Imp... no es nada - Dije levantandome intentando calmar los animos. - Siento mucho el golpe - Dije inclinandome para disculparme.
- ¡Pero no te disculpes Alexa! La culpa ha sido de ese estúpido sujeto. Debería ser el quien se inclinara ante tí.

Aquel estridente sonido de las quejas de aquel sujeto de colores violetas me molestaba en sobremanera... después de todo... era horrible tener que escuchar aquellas quejas...
- ¿Podrías callarte? Me levantas dolor de cabeza...
Y entonces, la mujer que le acompañaba me pidió disculpas. Chica lista. Miré de nuevo al sujeto de color violeta, dándome cuenta de que se trataba ni más ni menos que de un Digimon... así que supuse que aquella joven de cabellos color carbón sería su Tamer...
Y el digimon seguía hablando... gritando... y quejándose...
La gente comenzaba a arremolinarse a nuestro alrededor... Dios! era un suplicio... horrible hasta la médula...
Agarré a la chica por el brazo y comencé a caminar lejos de la muchedumbre... y obviamente, su digimon no siguió.
Llegamos a un solar que había cerca de allí.
- ¿Se puede saber que demonios te pasa? Llevando a tu digimon por ahí de esa manera y dejando que arme tal escándalo... - Dije en tono de reproche.
La miré serio. No estaba acostumbrado a tratar con mujeres, pero la verdad... no me importaba demasiado aquello. Y como ese maldito digimon volviera a gritar le daría un buen escarmiento... odiaba que me gritaran y menos personas o criaturas inferiores a mí.

Noté como el desconocido, al ver como la gente comenzaba a concentrarse a nuestro alrededor me tomó del brazo y echo a correr... y también vi a mi digimon molesto siguiendonos.
- Eh... sueltame!
Y me ignoró... no lo hizo hasta que estuvimos en un descampado lejos de miradas indicretas.
Le miré malhumorada. Yo había intentado ser cordial y amable con el. Y el sólo había sido un capullo integral...
Ultimamente sólo me encontraba con ese tipo de personas... necesitaba unas vacaciones urgentes... tal vez visitar a mi tio a EEUU un día de estos...
Cuando me soltó aquello en tono de reproche mi cara se puso más seria si cabía...
- Esto es el colmo. Encima de ser tu quien provoca todo nos echas la culpa a nosotros - Dije dandole una bofetada - ¿Se puede saber que clase de maldita educación tienes?
- ¡Eso! Que encima de tus pintas - miré a mi digimon - Vale... se parecen a las tuyas Alexa... no he dicho nada.
Suspiré... a veces creía que Impmon no pensaba antes de hablar... y posiblemente no me equivocara... después de todo... era tremendamente impulsivo... como yo en mi época adolescente... ahora procuraba controlarme algo más pues de ello en gran parte dependía mi trabajo.
- Mira, si sabes de la existencia de los Digimon, supongo que eres un Tamer... -Dije con pesadez en mi voz- No suelo meterme en problemas con otros Tamers... salvo raras excepciones... Soy Alexa Cross... ¿y tú eres?
- Yo soy Impmon, para tí, Su Majestad, del Glorioso y Magnifico Impmon.
Le miré aguantandome la risa...