El Poder de la Espada

Sigo nervioso por el comportamiento que demostró Zayyn, pero hago como si nada hubiese pasado y camino con ella de la mano. FunBeemon mira algo indiferente a Veemon, pero ya lo considera una amenaza menor y se dedica a volar sobre su cabeza.
Las horas pasan, Zayyn pierde la paciencia y se pone a discutir con su Digimon. Mientras que las mujeres hablan, yo me acerco a FunBeemon y con la mano le indico que vuele por encima de los árboles, señal que el entiende. FunBeemon vuela por las hojas de los árboles, hasta llegar a sus copas y observa el panorama en busca de algún claro, a pesar de que FunBeemon no sabe que es o como luce un bunker, a estas alturas cualquier cosa que vea, que no sea un árbol, servirá.
Cuando la discusión termina y la pelirroja me mira para saber si yo tengo las respuestas de hacia donde debemos ir, la abeja digital regresa a mi lado y empieza a señalar en una dirección son su mano -¡Por aquí! Vi la cosa- Dice antes de empezar a volar en dirección a un pueblo que el pequeño vio a lo lejos. -Bueno… Sigamos a Pluón- Digo antes de comenzar a caminar al lado de mi Digimon, sin saber que nuestro destino no era lo que esperábamos.

Besé en los labios a Kenshi, dándole tiempo a pensar una respuesta a mi pregunta, aunque pronto Plutón la resolvió por su tamer, al decirnos que había algo cerca... Esperaba que al menos fuera un Búnker, así podríamos refugiarnos y descansar. Sin embargo, al caminar un poco, fui dándome cuenta de que no era un refugio subterráneo, ni mucho menos, sino un pueblecillo pequeño, hecho como de piezas de construcciones... Era extraño, pero acabábamos de encontrar un lugar habitado... Esperaba que sus habitantes fueran amables y no unos zombies descerebrados que solo querían matar.

- Qué suerte, un pueblo... Quizás podamos conseguir provisiones y alojamiento... Eso si no está infectado.

Me solté de Kenshi, y más animada me adelanté para llegar lo antes posible al pueblo. Tenía bastante hambre después del paseo, y sospechaba que unas bolas de arroz no iban a conseguir llenarme el estómago.


Beelko frunció el entrecejo, extrañada, al escuchar la información que Plutón les daba, y al ver después ella misma con sus ojos la pequeña murallita del poblado, algo le dijo que las cosas no iban bien.

- No sé... No sé si será buena idea... Tengo la sensación de haber estado aquí antes... pero no llego a ubicarlo... Algo no me cuadra...-parecía que por una vez, la motera quería hacer uso de su cerebro para tratar de recordar, pero evidentemente, ese esfuerzo era inútil hasta unos segundos más tarde, puesto que sus recuerdos cuando era un Beelzemon, estaban difusos y desordenados...

Empiezo a ver algo asomándose por las copas de los árboles, pero no era ni una fortaleza, ni un bunker o una construcción subterránea. Era una ciudad protegida por una muralla hecha con bloques de lego, cosa que me confundió a primera vista, pero entonces recuerdo que estoy en el Digimundo, por lo que la sorpresa se me pasa rápido. -Plutón, creí que íbamos hacia los bunkers- Le digo a mi Digimon, quien me mira confundido y responde: -¿Que es un bunker?- Cuando FunBeemon dice eso, yo acaricio la cabeza del pequeño Digimon y luego veo a Zayyn irse corriendo hacia la ciudad -Mejor no perderla de vista- Le digo a Beelkomon antes de comenzar seguir a Zayyn.
El pueblo esta lleno de juguetes, parece como si todo el sitio fuese una guardería de niños pequeños o al menos eso puede verse por afuera, por que en la puerta de la ciudad hay un par de guardias que tienen la forma de un dinosaurio hecho con legos, que impiden es paso hasta asegurarse que no tengamos el virus.

Cuando llegué a la entrada del pueblecillo, los guardias, dos Agumons con forma de juguete, me hicieron detenerme, y me comenzaron a hacerme preguntas del tipo "¿Quién eres?" "¿Qué intenciones tienes?" "¿Estás finectada?". Solté un leve gruñido, pero les expliqué que todo estaba bien, que me acompañaban tres digimons totalmente sanos, y un humano. Ellos me lanzaron una última mirada de recelo, pero me dejaron pasar, apartando de mi camino las lanzas que portaban. Así que, con una sonrisa, me interné en el pueblo que parecía estar hecho de juguetes. Caminé lentamente, mirando a mi alrededor, por una calle, hasta encontrar un cruce, en donde me detuve para mirar fijamente una torre roja de lego... Que curiosamente me resultaba... familiar...

- ¡¡¡GUARDIAS!!!-un grito a mi espalda me hizo dar un respingo y volverme... Un enorme oso amarillo me señalaba con una de sus zarpas-. ¡¡LA ASESINA DE FUEGO!! ¡¡PRENDEDLA!!

- ¿Ein?-mi rostro fue de desconcierto total, no entendía qué decía... ¿Asesina? Me aseguré de mirar a mi espalda por si había alguien más, pero la calle estaba desierta... Entonces comprendí que se refería a mí, pero yo no recordaba... Sabía que había matado a otros anteriormente... ¿Pero por qué "de fuego"? ¿Y acaso yo ya había estado allí en alguna otra ocasión?


Beelkomon llegó segundos después que Zayyn a la puerta del pueblo, y repitió las explicaciones de esta para que la dejaran pasar. Los guardias les permitieron el paso sin problemas, aunque se les erizaron el pelo al escuchar el chillido de Monzaemon. Se dieron la vuelta, y acudieron al lugar rápidamente. Kali y Rukriel, en cambio, se quedaron estáticos, sin entender qué pasaba... Hasta que la motera sintió cómo algo se abría en su mente.

Y allí lo recordó.

- Oh, no...-palideció visiblemente, y se dispuso a correr hacia el centro para proteger a su compañera. Rukriel supo al instante que algo no marchaba bien, y él tampoco perdió tiempo en acudir al lugar de donde procedía el barullo.

Pasamos los guardias de la entrada sin problemas, eran amigables a pesar del riesgo del virus, pero a penas cruzamos las puertas, un amarillo oso de peluche gigante aparece y empieza a gritar, lo que hace que los guardias de lego corran hacia Zayyn y alguno incluso la agarran de brazos y piernas para intentar inmovilizarla, quitándole su digivice y espadas en el proceso. Beelkomon tiene la mala suerte de estar al lado de un edificio a la hora de que eso pasa, ya que unos guardias cortan un a cuerda la que rápidamente se retrae mientras pasa por un sistema de poleas, todo eso para que concluya con la apertura de una puerta oculta en el edificio que deja caer un enorme piano de cola sobre la cabeza de la chica Digimon.
Hay guardias que se acercan a mi, pero yo desenfundo mi espada y corto sus lanzan, haciéndolos retroceder. Luego tomo mi Digivice para hacer dos cosas, evolucionar a FunBeemon en CannonBeemon y activar el digisoul. -¡Déjenla ir!- Digo mientras corro hacia Zayyn atacando guardias en el camino y por su parte, CannonBeemon se acerca volando a Monzaemon mientras le apunta intimidantemente con su su cañón principal.

Estaba confundida, y eso me hizo agarrar el digivice de manera casi instintiva. Sin embargo, no por ello pude librarme de lo que pasaba allí, porque en apenas un par de segundos después, tenía a los guardias de la entrada sobre mí, arrebatándome el digivice y las espadas y aprisionándome las manos y los pies para... yo que sé para que, pero el caso es que obviamente caí al suelo, tratándo de zafarme de las zarpas de esos estúpidos.

- ¡Soltadme! ¡Dejadme en paz, estúpidos!-gruñí, claramente enfadada.

De repente, un ruido me alertó, y me hizo dar la vuelta, justo a tiempo para ver cómo un piano estaba aplastando a Beelko, y cómo esta dedigievolucionaba lentamente a su etapa rockie.

- ¡Kali!-continué zafándome del agarre de esos idiotas, pero me era imposible-. ¡Soltadme...! ¡Kenshi! ¡Rukriel!

El digimon rojo estaba mirando la escena asustado, sin llegárselo a creer, aunque por suerte, salió pronto de su trance y ayudó a Salamon a salir de debajo del piano.

- No vamos a soltarla-dijo el enorme oso amarillo-. Es una asesina. Hace aproximádamente un año destruyó este pueblo...-en ese momento, llegaron más digimons, comandramons y sealsdramons que los apuntaban desde los tejados-. Muchos murieron sin posibilidad de resurrección... Ella los mató y los absorbió... Por eso tuvimos que reconstruirlo con nuestro sudor y nuestras lágrimas...¿Para qué? ¿Para que ella lo destruya de nuevo?-Monzaemon, rabioso, movió una de sus piernas y me propinó una patada en el estómago, arrancándome un grito de dolor.

- Cabrón...-apenas pude decir, gruñendo, mientras trataba de procesar toda esa información que acababa de dar. ¿Hace un año? ¿Cuando aún no había perdido la memoria? ¿Sería cierto eso?

Detengo mis ataques para escuchar lo que el oso tiene que decir, aunque para entonces ya no quedan guardias con lanzas que puedan ser utilizables. Lo que relataba el oso gigante era terrible, si es que era cierto, aunque no me sorprende que Zayyn tenga un pasado tan oscuro, sin embargo eso es irrelevante para mi, como buen samurai se debe ser fiel a la o las personas que proteges o sirves, después yo me ocuparía de hablar con la chica -Es una pena ciertamente, lamento oír eso… sin embargo, yo no me ire de este sitio sin esa chica… si me quedo peor para ustedes será- Cuando digo eso, mi digisoul empieza a enrojecerse, señal de que me estaba enojando, mas por Zayyn que por los Digimon que la tienen cautiva. Al mismo tiempo, el cañón y cápsulas de CannonBeemon empiezan a iluminarse, señal que se prepara para atacar. -Yo debo protegerla a toda costa… después me ocupare de ella como represalia por lo que les hizo… les pido amablemente que la entreguen…- Digo mientras miro a Monzaemon con una mirada fría y sin emociones, me veía amenazante aunque en el interior estaba muy nervioso, era la primera vez que estaba en una situación como esta, realmente me sentía como un samurai que invade una fortaleza para rescatar una rehén, aun mas portando la espada mágica de Shinzo Haibu.
Los guardias retrocedes temerosos ante la amenaza de CannonBeemon, ciertamente era un Digimon enorme y portador de armas igualmente enormes con una increíble poder destructivo que podrían acabar con el pueblo de los juguetes en unos instantes. -Creanme cuando les digo que no quiero tener que atacarlos- Digo sin dejar de ver al oso.

Monzaemon miró con pura rabia al humano, el cual seguía empecinado en matarme... Ya sé que no recuerdo nada de lo que hice en ese lugar, pero me dio la impresión de que no iba a dejarme escapar, de que iba a hacer todo lo posible para matarme... Icluso pude escuchar los chasquidos de las armas de los Commandramons y de los Sealsdramons que nos apuntaban. Supe que, aunque Plutón estuviera en su etapa ultra, no podría hacer nada si tenía a tantos campeones y rockies (aunque estos probablemente no le harían nada) apuntándole... Y además Monzaemon parecía poderoso.

- Kenshi...-empecé a decir, pero entonces él dijo que me iba a proteger a toda costa, y que él mismo se encargaría de mi castigo... Tragué saliva al verle tan amenazante... Si en verdad iba a tomar represalias, creo que no me gustaría que lo hiciera en ese estado, no después de ese entrenamiento.

- Tú vas con ella, humano, no nos podemos fiar de que vayas a castigarla... Además, ella merece la muerte-Monzaemon gruñó, mientras me lanzaba una mirada asesina desde arriba-. Y dudo mucho de que tú se la des.

Suspiro pesadamente en cuando escucho la respuesta del gran oso amarillo de peluche, no puedo decir que no siento pena por el, si era cierto lo que el decía Zayyn merece un castigo, pero no dejare que la maten, pero al mismo tiempo no quiero traer mas destrucción a este pueblo, me sentía como las manos atadas. No me asustaba la cantidad de Digimon dispuestos a atacar y CannonBeemon tampoco se sentía amenazado menos aun ya que durante todo este tiempo el ha estado calentando sus motores y sus armas están cargadas y listas para disparar en cualquier instante. -No puedo permitir que le hagas daño… y tampoco quiero atacarlos ni destruir su hogar…- Digo mientras enfundo mi espada, pero mantengo mi mano en la empuñadura, preparado para desenfundarla en el caso de que las negociaciones fracasen. -Yo me quedo, yo pagare por sus crímenes… pero déjenla irse- Digo a la vez que mi digisoul empieza a disminuir, estaba dispuesto a sacrificarme por ella si de esa forma evitaba mas daños a este pueblo que según escucho, ya ha sufrido mucho. Ante la sorpresa de mis palabras, CannonBeemon deja de cargar sus armas y en cambio este se voltea para verme, algo impotente ya que sabe que no puede hacerme cambiar de postura. CannonBeemon, resignado, se pone en postura para volver a cargar energía en sus armas, pero yo tomo mi digivice y lo detengo haciéndolo involucionar a su etapa novato. Con esas demostraciones esperaba convencer al oso, si no, puedo hacer evolucionar a FunBeemon rápidamente y comenzar a pelear.

Monzaemon no parecía para nada dispuesto a dar su brazo a torcer, él quería matarme a toda costa, daba igual lo que tuviera que pagar... Debía de estar realmente furioso y vengativo... Y yo todavía sin saber bien qué era lo que había hecho en el pasado... Si salía de esta, le iba a preguntar a Beelko, a ver si ella se acordaba. Pero por el momento, había que buscar una forma de escapar de allí... Una forma que Kenshi no tardó en decidir por si mismo, sin consultarme: Me quería sustituir.

- ¡NO!-me revolví con más fuerza, con todo el poder que pude sacar de mí sin hacer uso del digivice, consiguiendo zafarme de las garras de uien me estuviera reteniendo-. ¡KENSHI!-Sin darle tiempo a reaccionar a mi supuesto captor, me di la vuelta y le propoiné un poderoso golpe intensificado por el digisoul negro que surgió de golpe-. ¡Ya no se trata de mí! ¡Si le tocáis un solo pelo os mato!-rugí con fiereza, mientras recuperaba el digivice y las espadas de una vez.

Les miré con rabia, mis ojos llameaban de furia ante la sola idea de que ellos le hicieran daño al rubiales. Ni loca iba a dejar que le tocasen un solo pelo, y lo iba a demostrar. No dejaría que me cogieran, y si tenía que destruir ese pueblo de nuevo para salvarle, entonces lo haría sin dudarlo.

- ¡MATÁDLES!-gritó Monzaemon, colérico, mientras yo golpeaba el digivice, haciendo que Rukriel evolucionara.

- Veemon, megadigievoluciona eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen... ¡UlforceVDramon!

Efectivamente, Rukriel tomó la misma forma que tomó horas antes ante el Cherrymon, la misma forma con la que le conocí. Ahora era un gigantesco digimon mega, henchido de poder, muy superior a ellos. Rápidamente, antes de que los Commandramons y los Sealsdramons dispararan una lluvia de balas y cuchillos sobre nosotros, Rukriel nos atrapó a todos, a Kenshi, a Plutón, a Kali, a mí... y no sacó de allí rápidamente, volando muy, muy arriba.

Zayyn empezó a retorcerse hasta que finalmente se libero de sus captores, se me forma un nudo en la garganta cuando eso pasa, por que sabia que la batalla comenzaría gracias a eso. Desenfundo mi espada rápidamente y activo el digivice haciendo que FunBeemon se transforme en su forma Armor, Wizardmon. Sin embargo poco y nada alcanzamos a hacer cuando Zayyn hace evolucionar a su Digimon quien nos agarra a todos para luego elevarse en el cielo para ponernos a salvo, ya relajado y viendo que pronto escaparíamos, enfundo mi espada y deshago la evolución. Pero los Digimon no se rinden, unos Sealsdramon empiezan a hacer maniobras dignas de un ninja, saltando por las paredes y catapultándose gracias a mecanismos ocultos que de seguro eran trampas no cargadas. De esa forma, varios Sealsdramon vuelan hasta nosotros, armados con sus cuchillos y dispuestos a atacar, aunque es uno de ellos quien no parece interesado en atacar, muy por el contrario, ese Digimon me agarra de los hombros y me lleva con el, haciendo empiece a caer al vacío y lo único que puedo hacer para defenderme y no morir, es activar el digisoul. Aunque sentía que moriría, extrañamente no tenía miedo y extrañamente tampoco siento dolor cuando mi cuerpo golpea el techo de una casa. Quizás sea por cosas de la suerte, pero el techo de esta casa era suave, quizás no sorprenda mucho después de ver la arquitectura del pueblo de los juguetes. Atravieso un techo suave, rompo unas vigas de lego y termino en una habitación con una gran puerta de metal y una caja fuerte en su interior, aunque son detalles en los que no me fijo, ya que termino tirado en el suelo retorciéndome de dolor, al principio no se siente nada, pero luego…
Mi espada sale de su funda mientras caía y termino clavada en la caja fuerte, atravesando el duro metal como si fuera nada y de esa forma activa mi digivice que detecta algo adentro de esa caja.

Reí sonoramente, más por el alivio que por satisfacción al haber conseguido burlar a esos digimons que me querían ver muerta. Desde los brazos de Rukriel miré hacia abajo, y con una amplia sonrisa, les saqué el dedo corazón de la mano derecha. Sin embargo, me sorprendí al comprobar que varios de los Sealsdramons que nos habían perseguido se retiraban rápidamente; algo no iba bien, y pronto me percaté de qué: Kenshi no estaba entre los brazos de Rukriel.

- ¡NOO!-rugí con rabia y odio, haciendo que mi rostro se crispara en una mueca de rabia.. A punto estuve de dejarme caer, y de evolucionar en el aire, pero sabía que era peligroso, por lo que solamente le mandé una órden a UlforceVdramon. Este, la captó al vuelo, y viró en el aire para aterrizar sobre la torre de lego roja que había visto con anterioridad. Allí, me asomé al vacío, con un especial cuidado de que no me viera nadie somarme, puesto que suelo ser bastante visible por mis cabellos rojos-.Tsk...

Agarré con una mano el colgante de mi madre,, haciéndolo brillar levemente. Con un ágil salto, me dejé caer al vacío, aferrándome a la piedra de lego con una mano. Gracias al poder de la runa, descendería sin problemas, pues ella me concedía la habilidad de escalar y trepar, así como camuflaje y una "visión" doblemente períferica, que me hacía saber qué ocurría a mi alrededor. Por ello, mientras escalaba hacia abajo, hice mi cuerpo invisible, así nadie podría percibirme de ninguna manera. Cuando llegué abajo, miré en dirección al cielo, buscando el recorrido que hacían los Sealsdramon que se habían llevado a Kenshi. Con un gruñido, les vi volar hacia un edificio de unos metros más allá.

Me levanto del suelo muy adolorido, me llevo las manos a las caderas en un intento que el dolor desaparezca, pero no mejora el asunto. Estaba feliz de estar vivo, realmente creí que esa caída seria mi final, pero estoy vivo y eso significa que debo mantenerme asi, por lo que tengo que recuperar mi arma. Agarro la empuñadura de mi espada que esta medio clavada adentro de una caja fuerte, podría haber halado de ella y sacarla limpiamente, pero me entro curiosidad el saber los limites de los poderes de mi arma, asi que empecé a empujarla hacia abajo, cortando limpiamente el grueso metal como si fuera mantequilla, estaba tan asombrado por el poder de la Suchīrusutingu que no me doy cuenta que corte toda una cara de la caja fuerte, dejando expuesto lo que hay en su interior. Eran dos cajas que parecían estar hechas de cristal sólido, pero en centro de estas hay una esfera luminosa, una es anaranjada y la otra es roja. No tarde mucho en recordar ese “sueño” que resulto ser real en donde recibía el Digimental del conocimiento que use hace un rato, estaba consiente de lo que estaba pensando hacer era un robo, pero por otro lado ellos me estaban atacando y debía proteger a Plutón, a Zayyn, a sus Digimon y a mi mismo. Con un movimiento con mi espada corto las cajas y ambas luces vuelan rápidamente hasta mi digivice, el que brilla y en su pantalla muestra las imágenes de dos símbolos, una parecía un corazón rojo y la otra un sol naranja.
Entonces me doy cuenta de que no estoy solo, unos Sealsdramon llegaron a mi ubicación y se lanzan sobre mi con la intención de apuñalarme, pero lo los combato con mi espada. Mientras tanto, FunBeemon sele de los brazos seguros de Ulforce Veedramon y vuela hacia el edificio en el que caí, se aproxima en el momento indicado, por que durante mi batalla contra los Digimon con cuchillos, yo aprieto el digivice que tengo en una mano y que no tengo tiempo de guardar en mi bolsillo, este se activa y dispara un rayo de luz rojo que sale del edificio, impacta a FunBeemon que esta a en el exterior y entonces este empieza a iluminarse -¡FunBeemon armor digivols haaaa!... Airdramon- Se logra escuchar mientras que el pequeño Digimon insecto se transforma en un enorme Digimon dragón que empieza a atacar a los Sealsdramon que intentan entrar al edificio.

Off: Perdón por la tardanza D: no sabía bien que postear, y es dificil encontrar wifi por aquí y postear desde el móvil D:

On:

Los Sealsdramons me llevaron hasta un edificio más grande que los demás, casi parecía una especie de banco o algo por el estilo. Esto lo supuse por la estructura exterior, tenía columnas de juguete en la entrada y unas estatuas. Los digimons militares entraron allí sin reparos, con sus armas en ristre, así que no perdí tiempo y me introduje to tras ellos, aún en mi estado de invisibilidad.

En el interior, había gran revuelo. Muchos Sealsdramons se distribuían por la sala, rodeando a lo que parecía ser un. dragón digital... Y espera... Kenshi estaba detrás de él. Rápidamente miré a mi alrededor, buscando una forma de poder ayudarles. No sabía quién era ese dragón, pero parecía estar del lado del rubiales, y no iba a quedarme mirando mientras ese era atacado. Conté el número de enemigos en la sala; encontré cinco, así que, sin revelar mi presencia aún, trepé por una pared, hasta detenerme justo cuando estuve a la altura de la lámpara colgate del techo, a la cual salté, agarrandome con fuerza y subiéndome encima. La lámpara se balanceó silenciosamente, pero aún no hice mi aparición. Les observé desde arriba, desenfundando mis espadas recién recuperadas, como si fuera un ninja. Primero observaría los primeros movimientos, y después ya actuaría en consecuencia a ellos.

Airdramon vuela alrededor del edificio mientras que elimina a unos cuantos oponentes disparandoles tornados de fuego por la boca, pero eventualmente el Digimon rompe una pared de un coletazo para que asi yo pueda salir por ese agujeto y saltar sobre la espalda de Airdramon. En ese instante me siento como un héroe mitológico, un guerrero montado sobre un dragón y blandiendo una espada mágica, a pesar de estar en medio de una peligrosa batalla, no puedo evitar reírme de felicidad mientras vuelo por los aires sobre mi digimon que dispara tornados de fuego por la boca.

Observé todo desde mi posición, hasta que un golpe a mi espalda me hizo mirar para ver qué ocurría. No cupe en mí de la sorpresa, cuando vi que el Airdramon había echado la pared abajo. Fruncí el entrecejo, pero rápidamente comprendí la situación cuando Kenshi se montó sobre el lomo del digimon: De alguna manera, aquel debía de ser Plutón; estaba bastante cambiado, pero solo quedaba que fuese él. De modo que, con una leve sonrisa, me dejé caer sobre ellos, aterrizando sentada detrás de Kenshi mientras volvía a ser visible nuevamente.

- Justo a tiempo-murmuré de manera cómplice al tiempo que besaba a Kenshi en una mejilla desde atrás y me abrazaba a él para no caer-. ¿Estás bien? ¿Te han hecho daño?-pregunté, preocupándome por él-. Porque si es así los mataré ♥

Siento como alguien cae atrás de mi y me abraza a la vez que me besa la mejilla, al voltearme compruebo que es una chica pelirroja -Estoy bien, es mejor que nos vallamos- Digo mientras dirijo a Airdramon tirando de las plumas en su cuello a modo de riendas para asi alejarnos volando de aquel pueblo hostil. Pero los Digimon empiezan a disparar redes a través de cañones, proyectiles que nos obligan a retroceder y que nos mantienen dentro del perímetro del pueblo -Ya me están cansando… ¿Qué sugieres?- Le pregunto a Zayyn, sabia que ella sugeriría un método de escape que involucre mucha destrucción, pero al ver que ellos no nos dejaran ir con vida, no me queda otra opción.

Observé con una sonrisa como, inútilmente, los digimons de ese poblado tiraban cañonazos contra nosotros. Tuvimos que retroceder, sí, pero tampoco nos íbamos a quedar allí por mucho más tiempo. Con un ligero movimiento, rocé mi mano infundada en digisoul el digivice. La masa de datos negros me envolvió en ese momento, y pronto comencé a brillar.

- No te preocupes... déjamelo a mí-susurré en el oído de Kenshi mientras sonreía de manera malévola.

A los pocos segundos, ya estaba transformada en nada menos que en Aeirmon. Le indiqué a Kenshi que espoleara al dragón para que avanzara. Yo moví con dinamismo los brazos, creando una potente tormenta de aire, y dirigiendo con ella unos látigos de aire a los cañones para retorcerlos hasta aplastar ese conducto y cerrar cualquier abertura...

- Esto va a hacer boom...-murmuré, riéndome de una manera un tanto inquietante-. ¡Vamos!

En cuanto el Airdramon de Kenshi y nosotros hubiésemos sobrepasado las murallas, saliendo así de aquella aldea, a nuestra espalda, se escucharía una unas fuertes explosiones en cadena, que alzarían una ráfaga de fuego y humo sobre la pequeña urbe, y provocando que las murallas que la rodearan, se derrumbaran sin remedio.

Extendí los brazos hacia los lados, soltando un grito de júbilo y arrogancia, mientras nos alejábamos inevitablemente de ese lugar de una vez por todas. Abracé después a Kenshi, dándole un beso en el cuello, y comencé a brillar de nuevo, pero no para volver a mi forma humana, sino para crear un portal que nos llevaría de vuelta a su casa, en la Tierra.

Zayyn evoluciona y luego todo empieza a explotar, la chica se las arreglo para destruir el pueblo una vez mas. Luego la chica abre un portal que nos transporta a casa. Airdramon aterriza y regresa a ser un FunBeemon, yo me mantengo recostado en el suelo mirando al cielo para descansar después del gran sobredosis de adrenalina que fue estar en esa batalla -Ese sitio es peligroso- Digo antes de ver mi espada que esta en mi mano, pero me doy cuenta de que esta volvió a ser un arma vieja y gastada. -¿Por qué no se detuvieron?... estaban totalmente cegados por la ira y venganza… y ahora su ciudad esta destruida nuevamente- Digo mientras enfundo mi espada para luego levantarme del suelo, caminar a casa y apenas entro a esta, me siendo en el suelo junto a la mesa, estaba cansado, estado en el que FunBeemon también estaba y que representa cuando este cae en picada sobre la mesa para ponerse a dormir.

En cuanto cruzamos el protal, Airdramon aterrizó sobre el verde cesped del jardín de Kenshi. El chico se tumbó en la hierba, mientras que yo me bajé del dragón dando un par de tumbos, mareada debido a la rapidez con la que se desarrollaron los acontecimientos. Con una tonta risotada, y seguida de mis dos digimons, entré en la casa, guiñándole un ojo a Kenshi, sin preocuparme o sentirme culpable de la destrucción de ese pueblo. Vamos, ellos me habían atacado a mí y a los que quería. Después de eso, la destrucción de las murallas era lo mejor que les podría haber pasado, e incluso, ahí yo había pecado de ser demasiado buena.

- Ah... por fín en casa-dije, a pesar de que ese no era mi hogar. Me quité las botas a la entrada, recordando que esa era una casa tradicional, y que a Kenshi no le gustaban los malos modales, y me dejé caer en el suelo junto a la mesa del salón, en la cual Plutón no tardó en posarse para dormirse. Kali y Rukriel se colocaron junto a mí, siendo el más joven el primero en empezar a molestar a la otra, tirándola de la cola... Ahí empezó la persecución por la habitación del pequeño dragón rojo detrás de la gata negra.

Al cabo de un rato, Kenshi entró también, aunque al reunirse con nosotros, a mí me encontraría tumbada en el suelo, relajada, mirando el techo con gesto distraído.

Me recuesto junto a Zayyn quien ya se encontraba descansando, me recuesto en silencio junto a ella durante varios minutos mientras me recuperaba y pensaba. Aunque esos Digimon nos atacaron despiadadamente, no es excusa para atacarlos igualmente despiadados y menos destruir sus murallas defensivas que los protegían del virus. -Tu sabes que me alegro que lográramos salir bien de ese sitio- Empiezo diciéndole a la chica mientras miro hacia el techo, no por que no quisiera mirarla a los ojos, si no por que estaba muy cansado como para mover el cuello. -Se que ellos nos atacaron… pero… creo que no era necesaria tanta destrucción… ellos ya sufrieron antes y además ahora deben defenderse del virus… quedaron desprotegidos… se que nosotros tenemos diferentes puntos de vista y diferente moralidad… no hay que damnificar a los civiles e inocentes, los Digimon que nos atacaron esta bien si salían lastimados, por algo son soldados, pero al derrumbar las murallas dejas expuesto a los civiles y Digimon que solo querían refugiarse- Hago una pequeña pausa en mi discurso para aclararme la garganta, ignoraba si Zayyn me estaba prestando atención o no -Le prometí a ese Digimon que debía castigarte por lo que hiciste… pero, sumado a que no se me ocurre nada, no creo que sea correcto ya que “las negociaciones fallaron”- Digo haciendo las comillas con los dedos -No se si me entiendas, no es correcto provocar tanta destrucción, hay que ser honorables o de lo contrario te harás de muchos enemigos en el camino que buscaran venganza, hasta que en un punto todo el mundo estará buscándote- Al terminar de decir esa frase, volteo la cabeza para ver a Zayyn a la cara y comprobar si ella entendía lo que decía o si por lo menos me estaba escuchando.

Sonreí al sentir a mi lado a Kenshi, y le cogí una mano, rozándola suavemente con los dedos con cariño. No tuve ganas de girar la cabeza, demasiado cansaba estaba, mis esfuerzos por mantenerme despierta estaban llegando a su fin.

- Hoy ha sido un día agitado...-suspiré, cerrando los ojos poco a poco-. Y esos idiotas recibieron lo que se merecían...-dije cuando el rubiales comenzó a hablar.

Y, paulativamente, mi mente se fue alejando de mi cuerpo, evadiéndose más y más hasta que, dado un momento, mis ronquidos superaron en volúmen al discurso que el chico a mi lado me estaba dando. Toda esa reprimenda, no llegué a escucharla. Y al final acabé con la boca abierta, roncando, y dejando escapar una fina babilla de la boca.

Ciertamente ella no me escucho, estaba dormida mientras yo hablaba a la nada como un loco, suspiro pesadamente a la vez que cierro los ojos. Me levanto del suelo y me estiro, escuchando de paso el crujir de un par de articulaciones, entonces activo el Digisoul y con cuidado agarro a Zayyn y la levanto para llevarla a la habitación para que pueda dormir con comodidad y sin congelarse. Dejo a la chica sobre el futón para proceder a sentarme a su lado, poco a poco decido dejar de lado los pensamientos acerca del pueblo destruido, era necesario para salir con vida, aunque pudo hacerse de otra forma. Decido distraerme mirando fijamente a Zayyn y súbitamente mis pensamientos cambian. -Zayyn- Le digo a la chica mientras me acerco a ella para acariciarle el rostro y finalmente empezar a besarla -Despierta- Le digo antes de seguir besándola, a la vez que mis manos empiezan a acariciar su cuerpo.

Estaba durmiendo tan plácidamente, que ni siquiera noté que alguien me tomaba en brazos, y me llevaba a otra habitación para dejarme con suavidad sobre el futón. Murmuré algo en sueños, no sé el qué, pero tampoco es importante, puesto que no lo iba a recordar. Sin embargo, al rato alguien me comenzó a mover con suavidad, al tiempo que sentía leves cosquilleos por la cara, y por otras partes del cuerpo que hicieron que me retorciera un poco.

- Mñaa...-entreabrí los ojos, adormilada, justo para ver el rostro de Kenshi muy cerca del mío-. ¿Qué pasa?

Me incorporé un poco, y correspondí de manera perezosa a sus besos, pero mis mejillas se llenaron de rubor al ver lo que Kenshi hacía. Estaba... muy pegado a mí; me daba apuro, y sin embargo, sentí que debía dejarme llevar... Era muy repentino, pero... llevaba mucho tiempo aguantándome. Me acerqué a él, con los ojos semicerrados por haberme despertado hace poco, y le rodeé con los brazos para atraerlo hacia mí, y comenzar a besuquearlo por el cuello, intercalando el contacto con pequeñas lamidas y mordiscos... Seguramente le dejaría una marca rojiza después.

- Estás lleno de sorpresas-susurré, sonriendo de manera pícara y tirando de él hacia el futón-. ¿seguro que quieres hacerlo?

Me separé de él, mirándole directamente a los ojos; verdes los míos, azules los suyos. No importaba si él se echaba atrás, lo entendería, comprendía que era algo que uno tiene que pensarse mucho, y más sabiéndo cómo era él. Pero si decidía seuir adelante, no habría problema. Le acaricié el rostro con una mano, en un gesto de ternura y cariño, mientras le sonreía.


Mientras tanto, Kali y Rukriel, que habían estado jugando en el salón (aunque el unico con ganas de jugar había sido el dragoncito rojo), decidieron de alguna manera irse a dormir también conmigo, ya que habían visto cómo Kenshi me llevaba en volandas al dormitorio para que estuviera cómoda. Sin embargo, no se toparían precisamente con lo que se habían esperado. La puerta se había quedado un poco abierta, así que, cuando se asomaron, vieron la acalorada escena que se daba en el interior. Kali abrió la boca, sorprendida, y Rukriel abrió mucho los ojos, como si no comprendiera que estaba pasando... La gata negra, para evitarle cualquier trauma a su infantil mente, le tapó los ojos al pequeño dragón con una zarpa.