El Entrenamiento del Terror

Abro los ojos y veo el agujero que hice, estaba impresionado por lo que hice, pero en lo único que puedo pensar es en esos recuerdos que me ponen triste. Permanezco quieto y sin emociones por un tiempo, mientras que Zayyn quita mi mano del muñeco para luego besarme, cuando ella hace eso, miro a Zayyn a los ojos por unos instantes -No lo logre... debería usar otra emoción...- Digo sin ánimos antes de voltear el muñeco, me pongo en guardia, pero entonces volteo para ver a Zayyn, rápidamente la abrazo y la beso, paralelamente activando el digisoul que rápidamente parece controlarse y acumularse en mi brazo derecho. Me separo de Zayyn y rápidamente golpeo el muñeco, creando un agujero limpio y mas profundo que los anteriores, pero aun sin poder atravesar el muñeco.

Sonreí levemente y volví a besarle, antes de separarme de nuevo. La verdad era que lo había hecho muy bien, pero para llegar a hacer el agujero que yo había provocado en el otro maniquí le faltaba todavía. Me alegré, sin embargo, sabiendo que el chico iba en buen camino.

- Soy una profesora increíble-dije, dandome aites de grandeza. Comencé a caminar de nuevo hacia la pared, para seguir observando los progresos de Kenshi con el digisoul. Noté que él se ponía en guardia, y supuse que pronto escucharía los ruidos de los golpes, pero entonces de repente, Kenshi me agarró del brazo, me obligó a darme la vuelta y me abrazó y besó. Todo así, de golpe y tan repentino, tanto, que ni siquiera yo había entendido lo que pasaba; había sucedido muy rápido todo.

Sin embargo, cuando volvió a separarse y golpeó al muñeco, comprendí qué era lo que había pasado.

- Me... ¿Me has usado como emoción?-pregunté, azorada, pero a la vez contenta. Había sido... un acto muy bonito-. Bueno... eso fue sorprendente... Nadie me ha sorprendido tanto desde hace mucho tiempo-miré de nuevo el agujero del maniquí. Sin duda estaba mejor hecho, tenía poca profundidad, pero era muy bueno de verdad-. Eres una caja de sorpresas, Chico Abeja.

Le besé los labios suavemente, arrimándome más a él. Me halagaba mucho que hubiera pensado en mí, e independientemente de que lo hubiese hecho bien, le tendría que pagar.

- Ahora tendré que recompensarte, pero no se me ocurré que más podría darte... ¿alguna idea?

Sonreí, divertida, mirándole fijamente a los ojos.

Sonrío levemente al escuchar y ver la reacción de la chica, me divierte haberla impresionado de esa manera -Si y al parecer fue una mejor emoción que la anterior- Digo mientras miro el agujero en el muñeco. Luego la pelirroja se acerca mas a mi y me pregunta algo que podría considerarse atrevido tomando en cuenta sus movimientos y mirada, lo que me pone un poco nervioso, pero independientemente de eso, abrazo a la chica y la beso en la mejilla -No se... pero... ¿el entrenamiento realmente termino? no vi el terror- Le digo en tono burlón mientras acaricio el cabello de la chica.

Me separé de él con lentitud, mirándole fijamente a los ojos de manera un tanto inquietante. Mis ojos adquirieron un brillo peligroso al escuchar esa provocación, a lo que decidí darme la vuelta y caminar unos pasos hacia la pared.

- Esto era apenas un calentamiento, pero si eso es lo que quieres... eso es lo que tendrás-me di la vuelta, con el rostro calmado y sin expresión alguna. Ahora era como si nunca hubiera habido una relación sentimental entre nosotros, era como si fuera un cualquiera al que tenía que entrenar-. Intenta golpearme, Chico Abeja. ¡Vamos!

¿No veía el terror? Ahora lo iba a padecer. No me gustaba que me provocaran, aunque fuera sin malas intenciones. En otro momento, hubiera actuado de tal forma que ahora Kenshi estaría en el suelo, pero eso no sería divertido. Ahora íbamos a ver cuánto tardaba el rubiales en cansarse antes de darme un solo golpe.

Alcé la barbilla, mientras me recogía los cabellos en una coleta con una goma del pelo que había llevado en la muñeca. Revisé las vendas de las manos para que estuvieran en perfectas condiciones, y me acomodé la ropa para tenerla bien puesta en su sitio. ¿Y si Kenshi me atacaba en esos momentos? Bueno, no le tenía miedo, y estaba convencida de que era más rápida que él, así que podría esquivarle sin moverme demasiado.

Suspiro cuando Zayyn menciona que la golpee y este se queda quieto hasta que Zayyn termina de arreglarse. Una pelea es algo muy genérico, sobre todo que un entrenamiento simple se transforma en una batalla real cuando se trata de Zayyn, su orgullo evita que ella reciba un golpe sin devolverlo y no se dentendrá hasta que gane, eso es algo bueno pero solo si se queda en el campo de batalla. Almenos tengo a mi favor que ella me subestima bastante y no sabe que en el pasado había entrenado con el digisoul por mi cuenta pero sin descubrir esta habilidad sobre las emociones y concentración de energía y hasta que Zayyn este lista, me dedicare estos momentos a despejar mi mente y concentrarme en una emoción.
Ya para cuando la pelirroja esta lista para el combate empiezo a caminar tranquilamente unos pasos hacia ella al mismo tiempo que mi digisoul me envuelve antes de que se acumule en mis brazos y piernas, entonces hago una carrera corta para impulsar un salto que gracias al digisoul me impulsa hasta el techo de la habitación, con mi brazos y piernas me impulso sobre el techo y vuelo hasta la pared que esta a espaldas de Zayyn para volver a impulsarme hacia ella y volar como una bala para golpearla.

Esperé a que se pusiera en guardia, pero él no actuó tal y como yo había previsto, no hizo ningún movimiento brusco, no corrió ni se lanzó contra mí, sino que se fue acercando lentamente, pasito a pasito. Entorné los ojos y retrocedí un paso, recelosa, porque si había aprendido algo de Kenshi, era que él no hacía movimientos en vano, a lo loco, sino que siempre tenía un "patrón" para atacar. Fui a dar un paso hacia un lado, cuando de repente Kenshi dio un impulso y, ahora sí, corrió a por mí. Mi primer impulso fue cubrirme con los brazos, pero sorprendentemente, ningún golpe frontal me vino. El chico di un potente salto, llegando hasta el techo y de nuevo impulsándose contra este. Seguí el movimiento, sorprendida, y apenas pude darme la vuelta, antes de recibir un fuerte golpe en la espalda que me hizo volar unos metros hacia delante.

Caí al suelo con un quejido de dolor. Suerte que tuviera las manos y las piernas cubiertas, porque de no ser así, probablemente me habría quemado con la madera por los roces contra esta. Gruñí, y comencé a levantarme de nuevo. Me limpié el polvo de la ropa, y me volví, sin ninguna sonrisa o expresión que denotara que estuviera enfadada o alegre. Siemplemente, me puse en guardia, esta vez sin intenciones de volver a subestimarlo. Estaría atenta a cualquier movimiento que hiciera. Todo el cuerpo de mi contrincante, era un arma contra mí, así que debía de vigilar sus trayectorias y movimientos.

- De nuevo. ¡Vamos!-rugí, a lo sargento.

Me lavando del suelo y suspiro nuevamente -Dijiste un golpe…- Digo sin mucho animo sabiendo que esto iba a ocurrir, Zayyn no se detendrá hasta ganar y humillarme. Me pongo en una guardia similar a la de los boxeadores y me acerco a paso acelerado, cuando estoy frente a frente a ella, le lanzo un golpe a la cara con una mano dejando la otra preparada para bloquear un ataque o romper una defensa quitándolas del camino. Independientemente de poder asestar el golpe o no, inmediatamente hago el siguiente movimiento que es agacharme y dar un potente golpe ascendente mientras doy un gran salto impulsado con el digisoul, como un Shoryuken. El primer golpe de boxeador solo era una distracción para el verdadero ataque, la oportunidad de aplicar un Shoryuken en la vida real no puede ser desperdiciada.

- Dije que me golpearas, no dije un mínimo de golpes-respondí, de manera seca y severa-. Esto es un entrenamiento, deja a un lado esa cara de aburrido.

Retrasé un pie, y le indiqué con una mano que se acercara. Inspiré hondo, yo era de esas personas que no soportaban perder, no aguantaba un insulto o un golpe contra mí, así que organizar ese entrenamiento me estaba resultando dificil, aún más cuando Kenshi amagó su primer golpe y con el otro puño me golpeó en el mentón, haciéndome caer, de nuevo, hacia atrás.

Dolió, joder si dolió, pero por suerte era resistente, un solo golpe no me iba a vencer, ni tampoco el darme en la rabadilla con el suelo. Chasqueé la lengua, molesta, con el rostro levemente ensombrecido.

- Dije que esto era un entrenamiento, no una pelea real...-inspiré hondo una vez, reuniendo calma, y me impulsé con los brazos para torcer el cuerpo hacia arriba y levantarme de un salto-. Pero dado que buscas seriedad, eso es lo que tendrás...

Extraje un paquete de cigarrillos en el bolsillo, y me coloqué uno entre los labios mientras lo encendía y volvía a guardar el mechero y la cajetilla. Di una fuerte calada y expulsé el humo hacia un lado, todavía sujetando el cigarro en la boca. Luego chasqueé los dedos de la mano derecha, y el digisoul hizo su aparición, instantáneamente calmado y controlado... Miré a Kenshi, con nuevos ojos y renovado respeto. Vale, fallo mío por subestimarle, pero todos los que me conocían, sabían que odiaba que me humillaran. Y ese chico no solo lo había hecho una vez, o dos con la espada... Sino que además, en mi propio terreno, pretendía dejarme mal. Y aunque no había nadie más aparte de Plutón que nos observara, seguía molestándome.

Retrasé el pie rápidamente, y corrí de nuevo, como una figura borrosa, hacia él. Al principio, si fuí directamente a por él, pero en el último momento me agaché, y pase a su lado, con el brazo dispuesto en forma curvada y enganchar con él las piernas de Kenshi y así, al tirar hacia delante con fuerza, desestabilizarlo.

Pelea seria, que mala suerte la mia, significa que estaremos un buen rato peleando hasta que yo pierda, aunque no me esperaba que ella sacara un cigarrillo para empezar a fumarlo en me propia casa, eso me molesto bastante y estaba seguro que eso es lo que ella quería. Mientras espero que ella se prepare, hago tronar mis nudillos. Entonces la chica ataca, me pongo en guardia y entonces noto como ella se agacha y pone su brazo en forma de gancho para hacerme caer y lo logra, empiezo a descender de cara, pero antes de caer detengo mi caída con mis manos y me impulso con ellas y el digisoul para saltar hacia atrás y aterrizar de pie frente a Zayyn a quien luego intento asestarle un golpe.

Conseguí tirarle al suelo, pero desgraciadamente no escuché el quejido que debía de haber emitido al golpearse la cara contra el suelo. Sin embargo, si noté un ligero movimiento a mi espalda, por lo que no me detuve en ningún momento después de haber pasado por su lado anteriormente, dado que al tener más fuerza, también poseía más velocidad. Por eso, por suerte, pasé más allá antes de que él aterrizara en el suelo, detrás de mí, sin duda con la intención fallida de cortarme el paso y darme un golpe.

Me levanté tranquilamente, de espaldas a él, sabiendo que él también estaba de espaldas a mí, a unos cuantos metros. Me cogí el cigarrillo con dos dedos de una mano, y expulsé parte del humo que había acumulado al aire, hacia arriba, antes de volver a meterme el cigarro en la boca y sujetarlo tenazmente entre los labios.

Me crují los nudillos al igual que él había hecho, y me volví hacia él con rapidez, sin musitar una sola palabra, extendiendo el brazo y la pierna en su dirección, en un doble golpe patada/puñetazo, uno directo a la entrepierna trazando una trayectoria circular hacia arriba, y otro directo a la cara.

Me volteo para quedar frente a frente a ella, espero a que ella siga fumando y cruja sus nudillos, realmente no estoy seguro si debería darle tiempo siempre, ahora ella me esta enseñando asi que debería atacar mas, sin embargo ella no es un maestro convencional y un error me rompería un hueso. Aunque pronto recibo mi respuesta cuando la chica ataca apuntando a mi entrepierna. Rápidamente retrocedo evadiendo el ataque por unos centímetros -¿Como se te ocurre?- Le pregunto a la chica algo impresionado y molesto, no me gustaba que pelearan sucio contra mi, yo nunca hago eso y me recuerda mucho a como pelea Yamato. Mi digisoul empieza a aumentar su intensidad, me molesto ese movimiento sucio y canalizo esa emoción ahora, acumulo el digisoul en mis brazos y piernas para lanzarme contra Zayyn. La ataco con golpes con la mano estirada y golpes de karate, apuntando a su torso y brazos mientras la golpeo a la mayor velocidad que el digisoul me permite.

Miré largamente al chico, sin afectarme que se hubiera enfadado por ese golpe bajo que era golpearle en sus partes íntimas. En una pelea real, no podías esperar a que el contrario fuera bueno contigo. Algunos tenían honor, sí, pero otros, como yo, no eran tan amables. Así que, iba a hacer que se acostumbrara a ello.

<< No puedes esperar que vaya suave... >>pensé, impávida, mientras él parecía prepararse. Su digisoul se intensificó, sin duda por su enfado, pero yo simplemente esperé a que viniera a por mí, puesto que eso era lo que yo había estado esperando.

Cuando estuvo a una distancia cercana a mí y trató de golpearme, yo ya ví que me atacaría con sus puños. Por eso, me moví a un lado, aparté fuertemente sus brazos con una mano para alejarlos de mí, y mientras agarraba su ropa por la espalda para tirar de él hacia mí, le expulsé todo el humo que había estado guardando del cigarro en la cara. Seguidamente, enganché un pie en una de sus piernas para hacerle perder el equilibrio y tirarlo al suelo.

- No puedes esperar a que alguien vaya a ser suave contigo en una pelea real... Porque harán lo que sea... para derribarte...

Intente atacarla, pero ella logra burlarme, me lanza humo a la cara y me derriba. No me levanto del suelo y escucho lo que la chica me dice, estaba sumido en mis pensamientos de ira, estaba muy enojado, pero se que eso no es bueno para mi, a mi se me había enseñado que mis emociones no podían controlarme, algo totalmente opuesto cuando del digisoul se trata. Mi digisoul empieza a incrementarse y a moverse como si fuese fuego color dorado, pero a medida que me enojo mas el digisoul empieza a cambiar de color a la vez que empieza a alborotarse mas. Cambia de color de dorado a amarillo oscuro que pasa a ser naranja y terminar siendo rojo, cuando el digisoul esta en ese estado, empiezo a levantarme del suelo pero muy lentamente, me arrodillo en el suelo por unos instantes y miro a la pelirroja con ira, pero luego cierro mis ojos y empiezo hacer ejercicios de respiración para empezar a relajarme hasta que mi digisoul regresa a su estado natural para luego levantarme y mirar a la chica con un rostro sin expresiones como de costumbre. -Ok...- Digo mientras me pongo en guardia y corro hacia la chica para atacarla, por un momento pareciese que la voy a golpear con el puño, pero lo que realmente hago es agacharme y hacer una patada baja para hacerla caer.

Retrocedí unos pasos cuando Kenshi dio con el suelo. No sentí ni pena, ni remordimientos. Eso era pelear, de ser eso una batalla real, ya estaría muerto. Le miré desde arriba, aguantando esa mirada de ira y rabia, aunque la verdad fue que me sorprendió esa reacción en él, al igual que el cambio de color en el digisoul, lo que sin duda significaba que estaba muy enfadado, y que esas emociones que sentía, no era algo normal en él.

No obstante, como yo había pensado, Kenshi consiguió controlar esa ira, y su digisoul recuperó su color dorado. Di una última calada al cigarro, cerrando los ojos, y después aplasté la colilla con el pie, sin quemarme, tirándolo al suelo. Para cuando volví a prestarle atención al rubiales, este ya venía de nuevo a mí, reanudando la pelea.

Alzó el brazo, seguramente para golpearme con el puño, pero sabiendo que ya se había tranquilizado, me resultaba muy extraño que viniera a por mí de manera tan directa. Entonces, solo podía significar que me iba a engañar.. ya lo había hecho otras veces, y eso me hacía pensar... ¿no era eso trampa también? ¿No era eso igual que golpear en la entrepiernao que "humear" la cara del contrario?

Alcé una ceja, y cuando se acercó, di un salto hacia atrás, dando un par de volteretas, impulsándome de nuevo con los brazos, y acabar de pie aún más lejos. Y esquivando de esa manera lo que acabó siendo una patada baja desde abajo.

- Vaya, vaya... Ahora el "Gakusei" aprendió del maestro y comenzó a engañar también, ¿eh?-dije, sonriendo de lado, fríamente.

OFF: Gakusei, en japonés: Alumno.

La chica escapa de mis golpes y empieza a hablarme, diciéndome que estoy peleando sucio, yo nunca peleo sucio, siempre soy respetuoso y honorable en la batalla a diferencia de ella -Hay una gran diferencia entre un golpe falso y pelear sucio... ni siquiera pueden ser comparados uno es una legitima técnica marcial y la otra es simplemente pelea callejera en la que todo vale para ganar...- Digo tranquilamente a pesar de que el comentario me hizo enojar sumado a lo del cigarro, por unos instantes miro a FunBeemon que mira la batalla con la boca abierta, no quería que el siguiera viendo la pelea, yo quería enseñarle a pelear legítimamente y ademas por que las cosas podían ponerse violentas y no quería que el atacara a Zayyn para protegerme -Plutón... sal de la habitación y cierra la puerta- Le digo a mi Digimon que me mira con tristeza antes de salir de la habitación. Cuando el pequeño se va, inmediatamente mi cuerpo se envuelve en digisoul dorado y corro para atacar a la chica, para intentar golpearla, sin trucos, solo golpes de karate y sin dejar de correr para evitar que ella se escape.

Un breve brillo peligroso cruzó por mis ojos verdes. ¿Una simple pelea callejera? Y un cuerno, de simple no tenía nada. Él seguramente lo había tenido todo fácil de pequeño, pero yo no fui tan suertuda. Aprendí a pelear en el orfanato, fruto de una etapa en la que los demás niños se arremolinaban siempre a mi alrededor para insultarme o golpearme. Ya sé, yo no tendría que recordar eso, y ni si quiera lo recuerdo. Pero Beelkomon si me lo había contado cuando le ordené que me dijera todo ol que sabía de mí, y gracias a ello, tenía constancia de la mierda de infancia que había tenido.

Por ello, al igual que el se había enfadado por lo que yo había dicho, sus palabras me molestaron. No lo dejé ver, sin embargo, y me mantuve tranquila, al igual que antes. Plutón salió de la sala de entrenamiento a petición de Kenshi, aquello ya no era un simple entrenamiento. Había conseguido hacer enojar a Kanshi, y él iba a pelear fuerte contra mí. Lo sabía, veía en la llama que refulgía en sus ojos, que él no se iba a dar por satisfecho hasta no alcanzar a golpearme. Pero lo que él no sabía, era que yo no me dejaba vencer tan fácilmente.

Cuando corrió hacia mí, mi sonrisa se ensanchó. Corrí hacia él al mismo tiempo, cargando energía digital en el puño derecho. Sin embargo, no llegué a golpearle, porque también centré el digisoul en la otra mano, y con ambas extremidades, me impulsé en el suelo para darle una patada con ambas piernas en el pecho.

- Lo que no se puede comparar, es una técnica antigua que ya nadie usa, con la fuerza de las calles. El grito de júbilo que se escucha en un callejón al conseguir la victoria, después de haber recibido siempre la derrota... No sabes lo que es eso...

Zayyn me patea entes de que pueda golpearla y el golpe me hace retroceder unos metros hacia atrás, al mismo tiempo mi digisoul cambia otra vez de color a naranja -Comparar un arte marcial con peleas callejeras es un insulto de por si...- Le digo antes de que mi digisoul se volviera rojo, las palabras de esa chica eran un insulto al orgullo y a mi vida que giraba en torno a las artes marciales. Intento tranquilizarme logrando que mi digisoul se ponga de color amarillo oscuro, entonces corro hacia la chica, antes de llagar hacia donde esta ella, doy un salto para pasar por encima de ella y aterrizar atrás, mi intención era agarrar uno de sus brazos y hacer una llave de judo para tirarla al suelo e inmovilizarla.

Apoyé los pies de nuevo en el suelo y me incorporé, sin despeinarme un centímetro. Moví los dedos de las manos para desentumecerlos un poco, mientras veía como Kenshi retrocedía unos pasos después de mi patada. Moví también el cuello para la misma función, y me puse en posición.

- También lo es considerar mi estilo de pelea como algo simple y sin gracia...-repliqué, mientras yo también corría hacia él.

Resoplé, algo hastiada, pero me detuve de golpe en cuanto vi que Kenshi saltaba hacia arriba, sin duda para pasarme por encima. Chasqueé la lengua de manera molesta, y concentré la fuerza en los pies para saltar también, solo que el digisuol, sumado a mi propia fuerza, me impulsó a la misma altura que él de manera más rápida, quedando frente a él y cortándole el paso. Lo miré con ojos llameantes, entretenida por esa pelea, mientras que los pelos del flequillo se movían levemente como si los moviera un viento suave, tapando un poco y de vez en cuando, partes de mi rostro.

- Uhmph...-sonreí levemente, antes de retrasar el brazo y darle un fuerte golpe en la cara con el puño cerrado.

Ella salta con migo y por unos instantes nos vemos la cara en el aire antes de que ella me golpeara en la cara haciendo me caer como un saco de papas al suelo, quedando inmóvil por varios minutos al mismo tiempo que mi digisoul desaparece. Realmente estaba consiente y despierto pero estaba intentando tranquilizarme, para eso cierro los ojos y respiro asta sentirme mejor, pero realmente no estaba mejor, ya que reactivo el digisoul mientras me levanto, mostrando un ligero hilo de sangre que sale de mi boca y un digisoul tan rojo como esa sangre. -No me hagas enojar- Digo en voz baja ya que la verdad era un mensaje para mi mismo mas que para la pelirroja. Me pongo en guardia, camino hacia ella mientras que acumulo el digisoul en mis puños, no sabia que hacer realmente, mi mente estaba confusa y me dolía la cabeza después del golpe y de la ira. Miro fijamente a Zayyn, sigo sus movimientos e intento golpearla.

Le observé caer al suelo una vez que aterricé con los pies de manera eficaz, y moví el puño un poco. Comencé a caminar hacia él, viendo que no se movía, porque además el digisoul se le había apagado. Por un instante, tuve el fugaz pensamiento de haberme pasado y haber provocado que se desmayara, pero el comenzó a inspirar hondo, y murmumró algo como que no le hiciera enfadar. Resoplé.

- Que no te haga enojar, ¿por qué? ¿Acaso te molesta que te esté venciendo una mujer?-me crucé de brazos, justo frente a él, mirandolo desde arriba con orgullo y ligero desdén-. Pero yo no soy humana, ya lo sabes. Conmigo no se juega...-le di la espalda un instante y comencé a caminar en dirección contraria-. Lo que no me cabe en la cabeza es que seas tan débil, que no puedes ni matar a tu hermano pequeño... Bah, debe de ser cosa de familia... El hermano menor manda simples sicarios para deshacerse del mayor, al igual que este no se atreve a matar al pequeño... ¡Oh, espera! ¿No mataste tú a tu propio padre?

Sonreí ampliamente y de manera cruel, dándome la vuelta, sabiendo que me estaba pasando, pero tenía curiosidad por saber cómo reaccionaba ante eso, ante que le llamaran débil o blando. Cuando vi que se abalanzaba sobre mí, solo me moví a un lado y levanté el pie a modo de zancadilla para que se tropezara.

Apenas Zayyn menciona esas palabras, me paralizo, no me doy cuenta de que vuelvo a caer al suelo por la zancadilla, no me doy cuenta de nada, me paralizo mentalmente y mientras estoy en el suelo unas lagrimas salen de mis ojos ya es inútil relajarme. Aprieto los puños y los dientes con tanta fuerza que cuando respiro parece que estoy gruñendo como un animal, golpeo el suelo con el puño, provocando que la madera se rompa -La cagaste…- Digo antes de levantarme del suelo, al mismo tiempo que mi Digisoul empieza a moverse lentamente como si fuese un líquido denso a mi alrededor, a la vez que cambia su color a un morado oscuro que casi parece negro. Miro a la chica a los ojos, la expresión de mi rostro era de enojo puro ya no me interesaba nada, solo quería derrotarla -Te gusta hablar… también te gusta pelear sucio, bien, lo lograste- Digo mientras corro a una velocidad impresionante hasta ella, en el ultimo metro me lanzo al suelo para hacer una voltereta y llegar a su espalda, con la intención de agarrarla del cabello y tirarla para que caiga en el suelo y rematarla con una patada.

- Patético...-murmuré, mirandolo en el suelo y escuchándole derramar lágrimas. Vale, he de reconocerlo, me dio pena, pero quería que viera que no importa si usas trucos sucios y desleales, si con eso vas a ganar una pelea. Me encogí de hombros, y comencé a alejarme de él, para salir de la sala de entrenamiento. Había sido suficiente por el momento, con esa derrota física y psicológica había tenido para todo el día. Ahora seguramente estaría enfadado conmigo durante mucho tiempo, pero no me importaba si con ello conseguía enseñarle-. Cuando dejes de llorar... Estaré en el salón, viendo la tele...

Sin embargo, cuando llevé una mano a la puerta para abrirla, algo me hizo detenerme y darme la vuelta. Y lo que ví... me dejó, no sorprendida, sino ojiplática, patidifusa, alarmada... Kenshi se había levantado, sus ojos refulgían de odio, rabia, ira... mientras que su digisoul se movía como una masa densa, de un color morado casi negro. Había conseguido cabrearlo de verdad.

- Rubiales-llamé; no quise llamarlo por su nombre, porque tampoco venía al caso que ahora de repente le tratara de forma amable-. ...Cálmate...

Retrocedí un paso, cauta, aunque también me preparé para un posible ataque, levantando los brazos a la altura de mi cara, y mirándo fijamente a Kenshi a los ojos... Tenía que acabar con esa pelea, y solo lo haría de manera satisfactoria si le dejaba K.O. Tenía pensado más o menos en como hacerlo, quizás derribándole, o hacer un juego de piernas y manos y golpearle con el canto de la mano en un lateral del cuello...

Pensé en ello unos segundos y, sin embargo, nada salió como yo esperaba.

En un plis plas, Kenshi se desplazó, increíblemente rápido, a mi espalda. Lo supe porque en un instante que no percibí, él ya no se encontraba frente a mí, y sentía su aura oscura muy cerca de mí...

Sentí entonces un tirón de cabello y grité, pero más que por dolor, lo hice por sorpresa. Gruñí e intenté darme la vuelta para golpearle, pero inmediatamente después, algo pesado cayó sobre mí, sobre mi pecho y mi estómago,estampándome contra el suelo con un grito.

- ¡GAGH!-fue lo único que alcancé a emitir, al sentir el suelo tras mi espalda. Mis ojos se abrieron como platos, y juro que vi unas gotitas rojas salir de mi boca al gritar de dolor.

Camino alrededor de mi rival caido, la miro con desprecio mientras pienso que hacer ahora -No, noo… no me calmare, ya no me detendré hasta derrotarte- Digo antes de agacharme para tomar a Zayyn por los tobillos y la lanzo contra la pared como si fuera un muñeco de trapo -¿Ya es suficiente, te parece suficiente pelea sucia? Para mi no- Digo mientras camino hacia ella para agarrarla nuevamente de las piernas y lanzarla contra otra pared -Divertido ¿no?... tenias que presionarme… tenias que golpearme donde mas duele- Digo mientras camino hacia la repisa con las armas de donde saco una espada de madera y me acerco a la chica mientras la empuño -¿Esto también es pelea sucia? A mi me parece que si, asi que voy a hacerlo- Digo mientras me acerco hasta ella y la miro fijamente por unos instantes antes de hacer cualquier cosa, en estos instantes me veía mas parecido a mi hermano que a mi mismo -Solo caerás inconsciente y espero que te duela mucho- Digo antes de empuñar la espada de madera con ambas manos, preparándome para atacarla.

Tan pronto como pude moverme un poco, me coloqué bocaabajo para poder toser con tranquilidar y escupir la sangre que tenía en la boca. Miré los pies de Kenshi, moverse alrededor mío, y justo en el momento en el que iba a levantarme para alejarle de mí, sentí como me agarraba de los pies y me lanzaba hacia un lado. De nuevo, pude sentir algo duro a mi espalda, la pared, cayendo de rodillas posteriormente con un gemido. Gruñí también, tenía bastante resistencia, pero debía reconocer que Kenshi estaba sacando fuerzas de quien sabía donde.

- Estúpido humano...-gruñí, sin que fuera realmente yo quien siseaba esas palabras. Mis ojos, por un breve instante, se volvieron blancos como la nieve, pero pronto recuperaron su tonalidad verde-grisácea.

Aunque tampoco tuve tiempo yo de decir nada, porque Kenshi repitió su movimiento, cogiéndome de las piernas y lanzándome hacia la pared contraria. Fue una suerte que hubiera adivinado que iba a hacer lo mismo, porque conseguí posicionar en el aire el cuerpo para no caer en ninguna mala postura y no recibir rotura alguna. Aunque, a pesar de todo, si dolió. Cuando volví a "incorporarme", me sostuve con una rodilla hincada en el suelo, y una pierna flexionada, pisándo la madera que tenía debajo. Jadeé, no podía mirar para arriba, ni para delante, me dolía tanto el cuerpo que solo era capaz de mirar el suelo.

Fue entonces, por el rabillo del ojo, cuando ví que Kenshi sacaba algo de una de las vitrinas, y sus palabras siguientes, solo me lo confirmaron: estaba empuñando una espada de madera.

¿Cómo se atrevía? ¿No se había ensañado conmigo lo suficiente, que ahora iba a golpearme hasta la inconsciencia con un arma? Yo en ningún momento había sacado una, solo había hecho uso de mis puños, mi digisoul y mis palabras... Después de lo que habíamos pasado... estaba dispuesto a golpearme con la espada...

No lo pude aguantar. El digisoul, que con el primero golpe de Kenshi se había disipado, volvió de golpe, envolviéndome entera. Me coloqué a cuatro patas, gruñendo, y poco a poco, como si eso se tratara de una película al estilo de hombres lobos, comencé a transformarme, sin necesidad del digivice. Mi espalda se encorvó, los pies y manos fueron tomando la forma de zarpas con afiladas garras, mientras que el pelo rojo me crecía por todo el cuerpo. La cabeza se alargó para delante, los dientes se alargaron y afilaron hasta convertirse en colmillos como cuchillas, y la columna vertebral se alergó hasta tomar una forma de cola. A los pocos segundos, no había "humana" allí.

Spoiler:

- Grrrr...-los ojos dorados de la bestia no se despegaban de Kenshi, lo miraban de manera que él pareciera ser la presa de un depredador colérico, con furia asesina. Además, los colmillos letales sobresalían de su boca al gruñir.

Sin darle tiempo a reaccionar, me lancé contra el rubio, soltando un fuerte rugido (¡ROAARGG!) y llevando las garras delanteras hacia el para desgarrar todo su cuerpo.

Dejo caer la espada al suelo cuando ver que la chica se transforma en león, la miro con odio y con malicia pero con algo de orgullo, ya que eso me indica que soy mucho para ella como para pelear de igual a igual. Cuando veo que el león se agacha, yo corro hacia ella y cuando la veo cerca me agacho, evitando su ataque. Cuando la veo volar sobre mi rápidamente vuelvo a levantarme y agarro firmemente al gato gigante por debajo, la levanto y luego le estampo la cara contra el suelo para luego patearla. Ya hecho eso, corro hacia mi espada la que deje en el suelo para empuñarla y atacar al Digimon.

Al dar el salto y ser esquivada por el humano, aterricé en el suelo como el felino que era en esos momentos, de manera grácil y elegante. Me di la vuelta, y gruñí al chico gravemente, sin arrepentirme de estar amenazándolo. No en vano, en esos momentos no le reconocía como aliado, ni como a migo, ni como compañero. Sino como una presa más... Miré la piel desnuda de sus brazos; de sus piernas; de su cuello; y me relamí, ansiosa de poder cerrar la mandíbula en torno a su piel y carne. ¿A qué sabría?, me pegunté en esos momentos, y acabé llegando a la conclusión de que, a menos que lo probara, nunca lo averiguaría.

Gruñí con fiereza, pensando en si debería cargar las fauces con una bola de fuego. Estaba el problema de que, si le atacaba con ella, él se chamuscaría, y las presas estaban mejor sin cocinar, tiernas y frescas. De modo que, en vez de eso, di un zarpazo hacia él en cuanto se acercó para atacarme. Esperaba verle retroceder o cualquier cosa que hiciera que se alejara un poco, pero en cuanto lo hiciera, me abalanzaría de nuevo a por él, con la intención de cerrar los colmillos en torno a su tierno y blando cuello.

Recojo la espada de madera y miro al animal cara a cara, me estaba esperando, quería cazarme como si fuera su presa, pero ella no sabe que la verdadera presa es ella. -Ven gatito… ¿tienes miedo?... si no que otra explicación tienes el haberte transformado- Le digo en tono burlón sin saber realmente si ella entiende lo que le digo. Corro hacia ella empuñando la espada, pero antes de llegar, clavo la espada en el suelo y la uso como una garrocha para impulsar un salto hacia arriba, tal como ella hizo una vez. Me impulso alto, doy una rápida voltereta en el Aire y luego levanto ambos brazos, junto las manos y cuanto estoy cayendo cerca del animal, le golpeo la cabeza con ambas manos haciendo un golpe de martillo cargado con digisoul.

Rugí de nuevo, mientras caminaba a su alrededor, rodeándole como la presa que era: un humano con un simple impulso de poder llamado digisoul. Pero, en realidad, sin eso no era nada, no suponía ninguna amenaza, tan solo un humano blandito y frágil que podía morir en cualquier momento, abrasado por las llamas, aplastado por un camión, atravesado por una espada...

Solté un nuevo gruñido, muy parecido a una risa gorgoteante, y amagué adelantando un pata para que viniera a atacarme. Con una sonrisa llena de colmillos observé que la táctica surtía efecto, y venía hacia mí. Fui a ponerme a dos patas para golpearle con las zarpas, cuando él hizo uso de su espada de madera para saltarme por encima. Con un gruñido, fui a darme la vuelta, pero el desgraciado humano me golpeó en la cabeza con la espada, haciendome retroceder, mareada, y soltando algun resoplido y/o gemido para mitigar el dolor.

- Ing... Grr...

Retrocedí unos pasos más, pero ahora mirando con furia al humano. Mis dientes parecieron afilarse al gruñir, mostrandose tal y como eran, como mini espadas afiladas dispuestas en fila. Mis ojos parecieron llamear del odio. Un aura naranja, muy parecida al anterior, de nuevo surgió de mi cuerpo, agitándose de manera violenta. Y aún más denso se volvió cuando rugí con fuerza, un rugido que bien podría haberse escuchado en los alrededores.

- Graaaaaarr....-El aura estalló con fuerza, volviéndose morada de repente, y mi cuerpo brilló como si fuera una estrella, mientras volvía a transformarse, y adquirir una figura bípeda, pero con evidentes aspectos demoníacos.

Abrí los ojos, aún sin ser realmente yo, sino un digimon demonio, sediento de sangre y venganza. Moví la cola, en apenas dos rápidos pasos me acerqué al humano, le golpeé en el pecho para lanzarlo contra la pared, y le rompí la espada con una sola mano en dos fragmentos, astillándola. Chasqueé los dedos de una de las garras, y enrollé en torno al cuello del humano un látigo corriente, tirando posteriormente de él para acercarlo a mí, y golpeandolo después con la cola para volver a lanzarlo.

El miembro 'Zayyn' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Dado1' : 7

El golpe surtió resultado pero no hice mas que hacerla enojar y hacerla evolucionar nuevamente, esta vez a un demonio, luego de eso, la criatura me ataca. No se con certeza todo lo que hizo ya que era muy rápida como para que lo notara, solo se que fui golpeado, azotado como un muñeco de trapo y que mi espada esta rota. Me levanto adolorido del suelo, a la vez que mi digisoul empieza a moverse mas erráticamente como si fuese fuego negro. -Otra vez te transformaste, parece que no puedes derrotarme incluso en tu forma anterior- Le digo con desprecio sin mirarla a los ojos, tenia la mirada puesta en el suelo, ya que no necesitaba verla para saber donde se encontraba ella. Dejo caer el trozo de espada que tengo en la mano y corro hacia la chica, doy un salto para llegar al techo y ahí salto otra vez para caer en picada hacia el demonio para golpearle la cara.

Gruñí con molestia y moviendo los dedos de la mano hice aparecer un látigo corriente más pequeño que el anterior en su boca, impidiéndole hablar.

- Cierra el pico~

Ni siquiera me moví o le miré cuando dio un salto para caer sobre mí. Al retrasar el el brazo con la intención de golpearme, di una vuelta sobre mí misma con elegancia, evadiendo el golpe, y con una garra cogí al chico de la nuca, para estamparlo seguidamente contra el suelo con fuerza.

- Si tengo poder, simplemente lo uso. ¿Acaso tú puedes hacerme algo ahora, pedazo de mierda? ¿Puedes, uh? ¡Evoluciona, si puedes!-estallé en carcajadas una vez lo dije, volviéndo a estamparle la cara contra el suelo.

Tiré de él después, y cerré la garra en torno a su cuello mientras lo levantaba y me regodeaba de él. Esbocé una sonrisa cruel, y alcé la otra garra, abriéndola y moviendo las uñas con el propósito de  de clavárselas en la cara.

- Despídete de tu cabeza~

Retrasé el brazo, relamiéndome para saborear la victoria fatal. Después, lo lancé hacia Kenshi a una velocidad pasmosa... Sin embargo, una breve imagen pasó por mis ojos, y que me hizo detener la garra a unos escasos dos centímetros de su rostro. La imagen, cuando el humano salvó mi vida en el bosque, me hizo darme cuenta de lo que estaba haciendo en esos momentos. Abrí los ojos de par en par, sorprendida, y solté a Kenshi al instante, retrocediendo y negando con la cabeza.

- No... Otra vez no...-murmuré, con un hilo de voz-. ¿Qué estoy haciendo?-me inquirí a mí misma, aterrada.

Miré a mi alrededor, alarmada, en busca de algún lugar por el que escapar, pues era incapaz de quedarme allí y mirarle a Kenshi a la cara. Había estado... ¡A punto de matarle! ¡Había estado a punto de hacerle daño a otra persona a la que amaba! ¿Por qué siempre me pasaba eso con todo el mundo? Al fin y al cabo, quizás no podía cambiar mi naturaleza, hiciera lo que hiciera, las personas de mi círculo sentimental siempre acababan sufriendo por mi culpa...

Al no encontrar salida alguna, obté por lo más rápido que se me ocurrió. Lancé la cola contra la pared que daba al exterior de la casa, haciendo un agujero, y salí corriendo de allí, internándome en el bosque de al lado, y buscando un lugar en el que quedarme, relajarme, y pensar en lo que había hecho, con sus consecuentes estados de ánimo deprimentes.

Mi golpe fallo de la peor manera, lo ultimo que supe es que mi cara termino aplastada contra el suelo un par de veces y luego ver la garra del demonio frente a mi cara. No puedo negar que me asuste, creía que esos eran los últimos momentos de mi vida ¿y todo por que? Por un entrenamiento que termino mal, yo actué mal, ella actuó mal, pero este era un escenario que podía evitarse totalmente, ya era tarde pero en ese momento me di cuenta de lo idiota que había sido al dejarme segar por la ira -Adiós…- Murmuro débilmente mientras cierro los ojos para esperar mi destino al mismo tiempo que me despido mentalmente de todos mis familiares y conocidos.
Pero entonces caigo al suelo, abro los ojos y puedo ver a la chica horrorizada por lo que estaba apunto de hacer, intente decirle algo pero no podía hilar palabras, mi cuerpo estaba muy débil y adolorido. Entonces la chica escapa de la casa haciendo un agujero en la pared, en ese momento me alarmo, no me interesaba la pared, si no ella, no quería que cometiera una locura. -Espera- Digo débilmente antes de volver a envolver mi cuerpo con el digisoul ya que de otro modo no seria capas de moverme, estaba en las ultimas.
Salgo por el agujero en la pared y sigo a la chica como puedo, no era capas de seguirle el paso pero si su rastro, me las arreglo para seguirla por el bosque ¡Espera!- Vuelvo a gritarle ya con fuerzas que no tengo y a medida que corría, mi mente y emociones volvían a la normalidad y eso se reflejaba en mi digisoul, del denso morado de antes paso a ser rojo oscuro, a rojo, luego a naranja, amarillo, regresa a ser dorado y se mantiene asi por un buen tiempo hasta cambiar a color blanco al mismo tiempo que el mismo empezó a debilitarse. Ya me movía con mas dificultad pero no pensaba parar hasta poder encontrarla.

Corrí tan rápido como pude, atravesando el bosque. En un momento dado, posé las manos y comencé a correr a cuatro patas, tratando así de ser aún más rapida y escapar antes de Kenshi. Sabía que no me haría daño, aunque él quisiera, pero eso no me aseguraba que no fuera a hacérselo yo, así que, para evitarle cualquier daño al humano, lo mejor era alejarme de él.

- ¡Aléjate!-rugí con fuerza. Ni tan siqueira iba a detenerme para atarle a ningún sitio, puesto que me arriesgaba a perder el control y matarlo de una.

Al cabo de un rato, unos minutos después, encontré al fin la ladera del Monte Fuji. Busqué alguna cueva o algo parecido para esconderme allí, y por suerte, pronto encontré una caverna algo profunda, y sobretodo, muy oscura. Me introducí en ella ya a dos patas, jadeando y mirando a mi espalda por si me seguían persiguiendo, pero al parecer había conseguido dejarle atrás...

Di un fuerte suspiro, y sin poderlo aguantar, cai al suelo del cansancio psicológico. Me senté tras unas rocas y enterré el rostro entre las manos, respirando entrecortadamente, y con violentos tembleques por todo el cuepo.

- It's no possible... Kenshi... I almost kill him... I'm a monster-murmuré para mi misma, acabando por hablar inconscientemente en inglés.

OFF: Como mi inglés es un poco caca, he tenido que mirar en el traductor, no sé si se escribe así, asi que... XD

Sigo a Zayyn hasta una cueva, ya para entonces apenas podía moverme, mi digisoul apenas era visible y caigo de rodillas cerca de la entrada. -Zayyn… es mi culpa, ya estoy bien… ven… lo lamento…- Digo apenas con aire a la vez que gateo unos pasos hasta un árbol que esta frente a la entrada de la cueva, me siento a los pies del árbol usando el tronco como respaldo y en ese instante mi digisoul desaparece dejándome prácticamente paralizado. Mi cuerpo estaba agotado, no podía moverme y cada segundo era una lucha para estar conciente -Zayyn… lo lamento… regresa- Digo casi sin fuerzas a la vez que me empiezo a percatar lentamente de mi estado, podía ver que mi ropa estaba rasgada y rota en varias partes y podía ver gotas de sangre caer de mi rostro. No podía verlo pero mi rostro era un desastre, mi nariz estaba rota y sangraba, brotaba sangre de mi boca y tenia unos cortes en el rostro que a la vez estaba morado por los golpes y quien sabe si no tengo otro hueso roto. -Me quedare aquí hasta que salgas…- Digo mientras intentaba mantenerme conciente, y a decir verdad no era una cuestión de que si quería irme, físicamente no podía irme, no podía moverme, me quedo sentado en el mismo lugar toda la tarde y toda la noche de ser necesario, cayendo dormido eventualmente por el extremo agotamiento.

Me volví, alarmada, al escuchar pasos cercanos. ¿Kenshi habia conseguido seguirme el rastro? ¿Aún con la paliza que le había dado? O seguía enfadado y quería vengarse a pesar de su estado, o... yo que sé. Pero dudaba seriamente que fuera para intentar tranquilizarme o algo por el estilo, pues me había pasado, había sido como un animal.

Eso me hizo pensar. ¿Cómo había sucedido? Recordaba haber recibido dolorosos golpes por parte del chico, recordaba haberme enfadado mucho. Luego, todo se había vuelto rojo, y un calor sofocante se había hecho dueño de mi cuerpo y de mis acciones. A partir de ahí, no había sido completamente yo, me había vencido mi lado animal, mi lado digital. Recordaba esa sensación de querer hincar los colmillos en torno al cuello de Kenshi...

En ese instante, al rememorarlo, se me revolvieron las tripas, y me dieron ganas de devolver. Por suerte, al rato se me pasó, cuando de nuevo escuché la voz de Kenshi en el exterior de la cueva.

- Lárgate... No tiene sentido que hables conmigo-gruñí-. Si te acercas solo un poco, te mataré, es así. Perderé los nervios y no podrás hacer nada... No quiero que eso pase...

Escuché lo siguiente que dijo, y no pude sino entornar los ojos, agachar la mirada y suspirar de cansancio y frustración.

- Haz lo que quieras, no saldré de aquí...

Perdí el conocimiento, las horas pasaban y yo me mantenía inmóvil incluso en un estado casi inerte.
Mientras tanto, FunBeemon se percata de la huida de los humanos, por lo que el evoluciona en Waspmon, toma el huevo rojo recordando a su humano ordenándole que lo cuidara a pesar de que a el no le agrada el digimon en su interior. Y vuela para buscar a la pelirroja y a su tamer. Luego de varias horas, el insecto metálico los localiza a los pies del monte, el Digimon desciende de los cielos e intenta hacer reaccionar al humano sin lograr resultados -Despierta… padre… ayudame- Dice eso ultimo el digimon mientras se adentra a la cueva en busca de la pelirroja, aun con el huevo en sus manos -Ayuda… no despierta- Sigue diciendo con un tono triste y robotico en la voz.

Me abracé las piernas, cada vez más insegura de que pudiera controlarme en presencia de Kenshi. Todo había sido por mi culpa, por no cerrar la boca y provocarle de esa forma. Si no hubiera sacado el tema de su hermano y su padre, él no se hubiera enfadado, ni yo tampoco.

- No te acerques...-murmuré, cuando escuché los pasos de Kenshi introducirse en la cueva. O al menos pensé que eran los de Kenshi, porque entonces una voz metálica me hizo dar un bote y darme la vuelta. Descubrí, que el intruso no era otro que Pluton, evolucionado en Waspmon. El digimon me miraba con urgencia, pero en esos momentos no entendí el motivo de esa mirada... No, hasta que ví el cuerpo de Kenshi tendido en el suelo.

- ¡Kenshi!-exclamé, alarmada. Me levanté y comencé a correr hacia él, pero me detuve a mitad de camino, dubitativa. ¿Y si volvía a hacerle daño? Sería mejor ir a socorrerle a distancia, así que, moví los brazos con energía y cree un tornado en torno al muchacho, un tornado curativo que pronto le sanaría todas las heridas que le había infrigido en nuestro violento entrenamiento-. Protection of Taranis...

Observé desde la distancia al chico, y me senté en el suelo, mientras volvía a mi apariencia humana, aparentemente más tranquila, pero en el fondo temía que el chico no me perdonara por lo que le había hecho. Tal y como había pasado con Natasha.

Aparté la mirada, y gracias a eso, descubrí el digihuevo rojo cerca de mí. Con el ceño fruncido, alargué un brazo y lo atrapé, poniéndolo entre mis piernas cruzadas.

Waspmon se acerca rápidamente a su tamer apenas ve que es sanado, no intenta despertarlo pero lo mueve para que quede sentado contra un árbol, luego de eso, Waspmon mira a la pelirroja con el digihuevo, el se preguntaba el por que no estaban todos juntos, pero ahora su prioridad es su tamer y padre.
Mis heridas fueron sanadas, aunque aun tengo las manchas de sangre sobre mi cuerpo. Lentamente recupero la conciencia, mi cuerpo aun estaba cansado pero al menos ya puedo despertar, abrir lo ojos para ver a la pelirroja y hablar -Perdóname…- Le digo a la chica apenas la veo, pero entonces desvió la mirada para ver a Waspmon que esta a mi lado e intento levantar una mano para tocarlo pero no puedo levantar el brazo muy alto. Regreso la mirada a la chica, pero esta vez me enfoco en el huevo, notando que tenia una grieta en un lado, no sabia si estaba roto o estaba naciendo, no sabia que habia pasado mientras estaba dormido, quizás Waspmon y Zayyn pelearon, no lo se.

Al poco tiempo Kenshi despertó, me alegré, pero también temí que me repudiara. Porque seguramente para él yo era un monstruo, el demonio que había estado a punto de matarlo. Era muy peligrosa para él, sabía que en algún momento, le iba a hacer daño, y ese momento no había tardado en llegar.

Le miré con tristeza y dolor, pero negué con la cabeza cuando él me pidió disculpas. ¿Por qué se disculpaba? Era mi culpa, yo había sido la que había iniciado todo eso. Para empezar, ni siquiera tenía que haberme ofrecido a enseñarle a usar el digisoul...

- Déjame... He estado a punto de matarte. Cuando te tenía agarrado del cuello... no sentí nada, no sentí amor por tí. Tan solo la satisfacción de acabar contigo... Y me asusta, no quiero hacerte daño. Así que... por favor... aléjate de mí...

Apreté los dientes, frustrada y sintiéndome impotente. Iba a levantarme para irme de allí (pues parecía que Kenshi ya estaba bien, con eso me conformaba), cuando percibí un crujido muy cerca de mí. Parpadeé varias veces, y al ver el huevo rojo romperse, olvidé casi por completo todo lo sucedido.

- ¡El huevo!-dejé el cascarón en el suelo y lo clavé la mirada en él, esperando, y esperando; viendo cada grietita hacerse más y más grande...

¡CRACK! Finalmente la cúpula del huevo se rompió al completo, una bolita rojiza asomó la cabeza por ella, mirandome con sus perlitas negras que eran sus amigables y grandes ojos.

Spoiler:

- ¡Chiii!-el resto de la cáscara terminó resquebrajándose por completo, hasta dejar libre a la pequeña bolita roja, aunque esta aún conservaba un trozo del huevito sobre la cabeza-. ¡Chiii!

Abrí la boca con asombro, mirando al bebé. Que yo recordara, nunca había asistido al nacimiento de un bebé digimon, así que esa escena me sorprendió, y aún más cuando el pequeño comenzó a botar hacia mí, hasta quedarse sobre mis piernas y mirarme felizmente con sus ojitos cerrados.

- Err...

Escucho a Zayyn y veo que ella esta apunto de irse por lo que me esfuerzo en hablarle -Yo comencé todo al volverme loco... la ira me domino, no te vallas Zayyn...- Decía con dificultad, estaba apunto de decir otra cosa pero entonces el digihuevo empezó a abrirse y toda la atención de la chica se fue al pequeño Digimon recién nacido que se acurruca junto a ella como. -Felicidades... ya nació el pequeño- Le digo a la chica mientras veo al feliz digimon bebe.
Waspmon mira al bebe con odio, no le agradaba por las cosas que intento hacer en su vida pasada, pero lo único que puede hacer es mirar mal al pequeño.

Miré al pequeño digimon, todavía sorprendida, y seguidamente después miré a Kenshi. No pude evitar esbozar una leve sonrisa. más por el nerviosismo que por que realmente pensara que se había arreglado todo. Porque para qué engañarnos, le había hecho daño, y eso no me lo iba a perdonar nunca.

- Así que tú eres Rukriel...-susurré por lo bajo, esperando que ni Plutón ni Kenshi lo escucharan. El pequeño dejó escapar un sonidito, y no pude evitar acariciarle con una mano-. Kenshi, yo... Por mucho que digas que fue culpa tuya, no va a borrar el hecho de que casi acabo contigo...

Le miré, con un brillo de tristeza en los ojos, ignorando el que Plutón estuviera mirando de mala manera al pequeño recién nacido que estaba sobre mi regazo.

Le sonrió a Zayyn cuando ella empieza a saludar al recién nacido y cuando ella sigue disculpándose -Los dos nos comportamos como idiotas, ambos tenemos problemas manejando la ira, esa es una de las razones de por que soy tan inexpresivo… de nada sirve lamentarse ya… ven a abrazarme y vamos a casa- Le digo a la chica mientras abro un poco los brazos.
Waspmon se agacha un poco para ver mas de cerca al recién nacido, el sabia que siendo un bebe no era una amenaza, además tenia curiosidad de cómo se comportaría, por lo que estira una mano para tocar al pequeño Digimon rojo.

Miré a Kenshi con expresión de dolor implantada en el rostro. Mientras sostenía la mirada, pude sentir que el digimon rojito me miraba y me lamía una mano con el objetivo de animarme, seguramente. Suspiré, aunque me sorprendió que sus problemas de ira fueran las causantes de que tuviera siempre el rostro tan serio. Quizás yo también debía de ocultar ciertas emociones tras una máscara de mármol.

Con cierto pesar, y a la vez con cierto alivio, me levanté, y caminé finalmente hacia Kenshi, con el bebé rojo en brazos. Sin poderme contener, me agaché junto a el rubio, deje al bebé un momento en el suelo, y abracé al chico con fuerza medida, mientras le besaba casi con necesidad, como si así quisiera borrar lo que le había hecho.

- Perdóname...

Siento el abrazo y los besos de la pelirroja, me siento revitalizado pero aun no soy capas de moverme por completo, lo máximo que puedo hacer es poner mis manos alrededor de la cintura de la chica. Cuando ella me dice que la perdone yo instantáneamente le respondo -Y tu perdóname… te quiero- Le digo antes de besarla en los labios sin querer separarme de ella. Mientras tanto, Waspmon toma al Digimon bebe con una mano, lo sostiene cerca de sus rostro y empieza a hablarle en voz baja mientras se aleja de su tamer y de la chica para que no le escuchen -Yo protegeré a mi padre y yo se que eres malo… no te quitare los ojos de encima… pero si eres bueno te protegeré como protejo a mi padre… tu eliges- Cuando Waspmon termina de hablarle al recién nacido, el regresa al sitio en donde están los humanos y deja al pequeño en el suelo, el sabia que el Digimon no podía entenderle pero ese era el mensaje que Waspmon quería darle.

Me separé un momento de Kenshi, sonriéndole con felicidad y alivio, intercalando las miradas y los besos. Seguía preocupada por lo de haberle atacado, e intentado matar, realmente parecía haberme poseído la misma Aeirmon por unos instantes, pero lo malo es que había sido yo en realidad. Y, aunque me aterraba esa idea, esperé que esa escena no volviera a repetirse. No le seguiría enseñando a Kenshi, por su bien, por el mío... Lo mejor era dejar las cosas tranquilas.

Mientras tanto, el bebé sintió que lo cogían desde arriba, y miró con carita adorable a su captor. Se topó nada más y nada menos que con la enorme abeja metálica a la que recordaba haber atacado, pero no hizo nada, solo seguir sonriendo, y darle un pequeño lametón cariñoso. Quizás lo hacía aposta, o quizás realmente era así de tierno... ¿Quién sabía?

Me levanté, y pasé un brazo alrededor de Kenshi para ayudarle a andar hacia la casa. Temía las heridas curadas, pero aún necesitaría reposo, y muchos cuidados. Y yo estaba dispuesta a dárselos. Antes de empezar a caminar hacia la cabaña, le acerqué mi brazo al bebé, y subido este a mi hombro, retomé el regreso.

OFF: ¿Fin del tema?