El Entrenamiento del Terror

Han pasado unos cuatro días, en ese tiempo e seguido enseñándole a Zayyn a pelear con la espada, no es que ella no sepa hacerlo, pero intento enseñarle técnicas y estrategias entre otras cosas, sin embargo ella aun no me enseña a controlar esa extraña energía llamada el digisoul. Además de enseñarle a Zayyn, también me he mantenido ocupado entrenando las Digievoluciones de Plutón, una que en una ocasión me llevo a Odaiba (otro tema mio que intento encajar cronológicamente, no hagas caso). También hice un plan y una lista de materiales para reparar el agujero en la pared.
En la mañana de este día, me despierto y hago mi rutina diaria, cambiarme de ropa, ir al baño y me preparaba para ponerme a entrenar un poco, pero entonces me detengo en la habitación principal para ver el agujero en la pared. Vuelvo a entrar a mi habitación en la que Zayyn sigue duermiendo y de mi bolsillo saco la lista de materiales para reparar la pared, la que pego en la cara de la chica, esperando poder despertarla asi -Necesito que compres unas cosas en Tokio- Le digo a la chica mientras la muevo un poco para que despierte.

La muchacha dormía plácidamente, en el futón, o convendría decir mejor que en mitad colchón, mitad suelo, porque la parte de la cadera para arriba estaba descansando tranquilamente en el futón, de manera perpendicular a este, mientras que las piernas acababan en el suelo, de cualquier forma espatarrada. Zayyn descansaba con la boca abierta, roncando fuertemente y murmurando palabras inconexas, como "ñaa", "munyaa", o "meeh", y con el pecho elevándose y descendiendo lentamente. Cualquiera diría que esa no era la chica que a tantas personas había matado, o hecho sufrir. Parecía una chica buena, algo especial, y quizás algo inofensiva... De no ser por...

- BIOHYBRID DIGIVOLVES TO...!!!-rugió de repente, aunque se cayó tan rápidamente como había hablado en alto-. Mñaa.... Munya...

Zayyn trying to digievolves while sleeping!:

La joven apenas se percató de cuando el rubio se acercó a ella para despertarla. Frunció el ceño cuando sintió el papel pegado a su frente, y al ser movida gruñó con molestia, llegando a agarrar con fuerza la almohada y estampándosela a Kenshi en toda la cara.

- Estúpido fracasado... grññññaañ...

Al ver que la chica se resiste a salir del mundo de los sueños y tras recibir un almohadazo, me levanto y salgo de la habitación para regresar al rato con FunBeemon en brazos -Cosquillas- Le digo a mi Digimon, quien vuela rápidamente hacia la chica y como si fuera la maniobra de un avión de combate, el insecto digital da un giro pronunciado en el aire para caer en picada hacia la pelirroja a quien empieza a atacar con cosquillas. Mientras que FunBeemon hace el trabajo sucio, miro una esquina de la habitación para descubrir el huevo rojo y negro de Zayyn, estaba cubierto de un pequeña capa de polvo, solo le faltaba tener una telaraña para dejar en claro de que esta abandonado -Tienes que cuidar esa cosa- Le digo a la chica dando por sentado que ya debería estar despierta.

La chica suspiró, más que satisfecha por que la hubieran dejado en paz en su futón, pero no tardó en sentir unos pinchazos por el cuerpo, no dolorosos, sino bastante agradables que la hicieron abrir los ojos.

- ¡Ajajajajajajajajaj! ¡Para, no! ¡Cosquillas nooo! ¡Juuaaaajajajajajaj!

Me revolqué por el suelo, tratando de quitarme a la cosa que me hacía cosquillas de encima, descubrí al mirar al "atacante" que era Funbeemon, traído por Kenshi seguramente con intenciones de despertarme. Jadeé con fuerza para tomar aire y seguir gritando de la risa, hasta que, al fin unos minutos después, conseguí desasirme del pequeño digimon.

- Ah... ah... Basta...-jadeé, cansada de reír-. Se me va a romper el pecho... Malditos bastardos...-añadí con una media sonrisa.

Me quedé sentada en el suelo, luchando por recuperar el aliento. Vi a Kenshi coger el digihuevo del digimon rojo que nos atacó. A decir verdad, no le había prestado atención en los últimos días, puesto que me había centrado en entrenar, y en aprender mejor la técnica de Kenshi.

- Bitchies... Mi venganza será terrible-me levanté y cogí el digihuevo, mientras limpiaba el polvo y las telarañas de alrededor-. Ya sé, ya sé... Eh, ¿qué es esto?-tomé un papel que había pegado en mi brazo, no lo había notado hasta entonces, así que comencé a leerlo.

Zayyn regreso a la realidad y empieza a leer la lista que le di -Materiales para reparar el muro: madera, aislante, pintura y un par de cosas mas… espero que no sea mucha molestia… voy a hacer desayuno- Digo antes de salir de la habitación para entrar a la cocina y empezar a preparar el desayuno, para hoy pensaba hacer algo mas americano, tocino, huevos y pan tostado.
Mientras tanto, FunBeemon mira fijamente el huevo que sostiene Zayyn, se puede notar que lo mira con cierta malicia, como si le molestara la presencia de ese objeto.

Leí la "lista de la compra" mientras Kenshi me explicaba qué era lo que tenía que hacer. Con el ceño fruncido y el rostro somnoliento me rasqué la nuca y suspiré, resignada. Dejé el digihuevo un momento en el suelo para poder ir tranquilamente al baño para vestirme. Al salir, ya al menos no tenía todo el pelo alborotado como la loca de los gatos de Los Simpsons, y ya estaba vestida para ir a la ciudad. Pasé por la cocina y besé a Kenshi al acercarme a él, antes de coger una de las tostadas que estaba preparando (?) y sujetarla con la boca para ir comiéndomela de camino a la compra.

- Ya be voy, volvebé eb ub bato-dije, aún con la rebanada de pan entre los dientes, intentando que no se me cayera-. Buando vuelva, te ebseñabé como usab eb digisoub.

Sin esperar ninguna protesta o petición, me enfundé las botas dando saltitos en la entrada y salí. Una vez afuera, corrí a través del bosque en forma de leona hacia mi destino.

Zayyn ordena su desayuno para llevar y se va de la casa dejando un confuso mensaje, pero puede entender la parte mas importante, cuando ella regrese empezara a entrenarme en el digisoul. Cuando Zayyn se va de la casa, no pasan ni dos minutos antes de que un pájaro entre a la cabaña por el agujero en la pared y empiece a revolotear frenético por la habitación principal -Fantástico…- Digo enojado mientras intento pensar en como sacar al ave.

Es temprano en la mañana, hay poca gente en las calles y en compensación hay una gran cantidad de autos que de vez en cuando empiezan a batallar unos contra otros con las bocinas. Las tiendas empiezan a abrir y en cuanto la pelirroja entra a una tienda, ella empieza a sentir que es observada, aunque por un momento no puede saber por quien, hasta que repentinamente alguien se escabulle por atrás de ella y le coloca un gorro de lana color rojo con un diseño que aparenta ser la cabeza de un gato, aunque las orejas están extrañamente redondeadas haciendo que parezca mas un Botamon -Mira nada mas con quien me encuentro- Dice una voz femenina algo familiar, era la madre de Kenshi que vestia una ropa mas normal y llevaba un par de bolsas de compras -¿Como estas?- Pregunta la señora.

Una vez llegué a la ciudad volví de nuevo a mi forma humana, sacando el papel con la lista para revisarlo y comenzar con la compra. Alternaba el leer los materiales y los carteles de las tiendas, cuando al fin dí con un local en el que vendían cosas de esas, madera, pintura, aislante... Vamos, una tienda de bricolaje, seguramente allí tendrían lo que necesitaba.

Empujé la puerta de la tienda, haciéndo sonar el tipico adorno colgado del marco de la puerta que tintineaba al abrirla. Como había previsto, allí había estanterías y muebles mostrando todos los productos, además de varias tablas de madera de todos los colores y texturas al fondo del establecimiento. Comencé a dirigirme hacia estas, cuando, de repente, algo se posó en mi cabeza. Me di la vuelta rápidamente, llevandome una mano al pelo, pero con sorpresa, descubrí que tenía algo blandito, un gorro que me había puesto la señora que tenía ahora frente a mí: la madre de Kenshi.

- Ah, es usted...-me quité el gorro rojo para observarlo, y ver que tenía la imagen de un Bitamon en él, y que además tiene dos salientes que hacían de orejas-. ¿Esto...?

Claramente, eso era la imagen de un digimon, lo cual hacía a la anciana Sakura conocedora de las criaturas digitales. Ese pensamiento me hizo mirarla con ojos distintos, en una mezcla de recelo y curiosidad. Por una parte, era muy extraño, casual, que ella tuviera relación con digimons, aunque siendo la madre de Kenshi, tampoco era tan sorprendente, pues mis propios padres también lo habían sido. Además, también me dió curiosidad por saber el motivo por el que conocía todos esos detalles.

- Esto... ¿un Botamon?

La señora sonríe en cuanto la chica menciona la palabra "Botamon" -O quizás solo no se hacerle orejas puntiagudas a los gatos... en el instante en el que te vi pude ver que eras una persona interesante- Dice la señora mientras escarba en sus bolsas de compras de donde saca la copia de una fotografía antigua que muestra a una niña sacándose una foto a ella misma en un espejo, la niña de la foto tiene una amplia sonrisa, con una mano sostiene la enorme cámara y en su otra mano sostiene un Botamon -Buenos tiempos- Dice la señora mientras toma la mano de Zayyn y empieza a caminar con ella por la tienda -Tenemos mucho de que hablar, pero antes ¿que haces aqui? no me digas que rompieron mi cabaña, bueno, de todos modos ya es casi tan vieja como yo- Dice la señora mientras pasa por fuera de una puesto de fotografías dentro de la tienda y cuando pasa, saluda con la mano al encargado de la tienda -Que coisidencia que nos encontremos aquí... yo venia para sacar copias de mis fotografías... es difícil encontrar gente que trabaje con fotografías antiguas hoy en día- Dice la señora mientras sigue paseando con Zayyn por los pasillos llenos de materiales de construcción.

Fruncí el ceño. El tan solo hecho de que hubiese dicho "o tan solo..." quería decir que sabía de lo que yo hablaba. La miré rebuscar entre las bolsas de la compra que llevaba, y esperé a que sacara lo que estaba buscando. Quién sabía con qué me vendría ahora esa mujer... Me vino a la mente el ridículo pensamiento de que quisiera sacar unas tazas de té para tomarlas en ese mismo sitio, tal y como haría Mary Poppins, o el Sombrerero Loco de Alicia en el País de las Maravillas. Sin embargo, lo único que extrajo fue una fotografía antigua de una chica portando en una mano una cámara fotográfica analógica y en la otra... un Botamon.

- Usted... ¿Tuvo un compañero digimon?-No me lo creía, tenía la boca desencajada de la sorpresa. ¿En serio? De todas las explicaciones posibles, esa era la única a la que no había recurrido. Aunque en realidad, esa había podido ser la única explicación verdadera-. Nunca me hubiese imaginado que la señora Haibu también tuviera un compañero...-dije frotándome la barbilla, aún sorprendida.

Tampoco pude decir nada más, la señora de nuevo como la otra vez me cogió de la mano y me llevó con ella. ¿Qué afición tenía esa señora por "secuestrar" personas? Suspiré resignada, esto ya se convertía en una costumbre con esa anciana.

- Vine porque...-me di cuenta de que no podía decirle que un digimon nos había atacado. Seguramente se preocuparía y trataría de ir a ver a Kenshi, poniéndolo a él mismo en peligro-. Porque mientras entrenamos, rompimos parte de la casa, nada grave, pero hay que arreglarlo lo antes posible porque por las noches hace mucho frío.

Me crucé de brazos, siguiéndola por el pasillo, mientras ella hablaba de que le gustaba ir a ese lugar a sacar copias ampliadas de sus negativos. Supongo que tendría razón, ahora con las cámaras digitales, casi nadie buscaba pasar a positivo los carretes antiguos esos... También debía de suponer un problema para la gente que se dedicara a trabajar en eso.

- Uhm... No quiero sonar brusca, pero... ¿Dónde está su digimon?-inquirí. Sí, la intriga me mataba.

OFF:

La señora se rie al ver la cara que pone la pelirroja -No uno, dos- Dice ella respondiendo a la pregunta -Fue hace mucho tiempo como podrás imaginar- Sigue diciendo antes de que la pelirroja empiece a hablar de la cabaña -Al menos me alegro que ese sitio este en uso, esa cabaña la construyo mi padre cuando era una niña, pasaba las vacaciones y fines de semana en ese sitio, cuando no estaba en el Digimundo… después estuvo mucho tiempo desocupada hasta que me case y pase mi luna de miel y algunas vacaciones ahí antes de que naciera Kenshi… cuando el me dijo que se tenia que ir, después del incidente, yo le di las llaves de esa cabaña para que se escondiera, Yamato no sabe de ese lugar- Dice la señora mientras escarba en sus bolsas buscando mas fotos que le entrega a Zayyn, una de ellas es de un hombre y una mujer jóvenes con trajes de matrimonio y atrás de la novia pueden verse un Botamon y un Fufumon que pasan desapercibidos como decoración, esta fotografía esta a color. La siguiente fotografía es de la misma mujer que ahora esta jugando con un bebe en una cuna y entre los peluches puede verse un Fufumon “camuflado”. -Esa foto es cinco días después del nacimiento de Kenshi, también fue el ultimo día que fui al Digimundo para despedirme de mis compañeros, yo tome mi camino y ellos debían tomar el suyo, los extraño cada día, yo tenia nuevas responsabilidades y ellos también, además de que ya era hora de recuperar mi vida normal… quizás no suene a una excusa valida, pero era lo correcto- Dice la señora con un tono de voz mas apagado y triste, pero ella intenta ocultarlo con una sonrisa.

La madre de Kenshi comenzó a contarme toda su vida, bastante resumida, desde que había conocido a, no su compañero, sino a sus compañeros. ¿Dos digimons? Interesante... Siempre había pensado que a mí solo me correspondía tener un compañero, al tener genes digimon en mi cuerpo, pero sin duda, no me vendría nada mál tener otro compañero digital.

Cuando me enseñó la foto de Kenshi cuando era un bebé, casi muero de adorabilidad. No soy de las que les encanta los bebés, pero siendo él, vamos si era mono, daban ganas de estirarle los mofletes. Con una sonrisa, saqué el teléfono móvil (Aifon, de Pear xD) y abrí la aplicación de cámara.

- ¿Le importa que le haga una foto a la misma foto? Me gustaría enseñársela a Kenshi-antes de que pudiera decirme nada, ya había sacado la fotografía, de todas formas-. Quizá debería verse de nuevo con sus compañeros, seguro que la echan de menos...

Suspiré, recordando que en realidad yo misma tenía un hijo, pero a diferencia de Sakura, yo no sentía ese amor maternal. Me daba curiosidad qué clase de persona era ese chico que había salido de mí, y que en teoría debía de parecerse... Pero nada más.

La señora sonríe al ver como la chica tomaba la foto de la foto -Puedes llevártela, le saque una copia- Dice la señora mientras toma un carrito de compras de una persona distraída y empieza a pasear por los pasillos con eso. -Esa cabaña necesita unas cortinas- Dice mientras va a la sección de decoración, pero en cuanto la pelirroja menciona lo de volver a ver a sus Digimon, la mujer se detiene y mira a la chica fijamente -Quizás… ósea… después de todo… mis hijos ya son adultos, soy viuda… y no tengo nada que hacer en casa mas que hacer arreglos florales, rellenar álbumes de fotos y enmarcar mas fotos… algún día- Dice la señora algo desanimada, luego mantiene unos momentos de silencio para comenzar a hablar nuevamente -Cuando era niña, era problemática, me gustaba jugar y gastar bromas. En el Digimundo fui un poco mas cruel, quizás fue el poder que se me subió a la cabeza… pero aun asi me las arregle para hacer cosas buenas y conocer a personas agradables… aun recuerdo un día en el que un Digimon estaba atacando Japón, Ouryumon se estaba encargando del asunto y yo estaba con Gaioumon quitando escombros para que la gente pudiera escapar, entonces de la nada un automóvil explota y yo salgo disparada por la explosión, pero caigo sobre algo blando, era un chico con uniforme de karate y con unos parches en la cara, mis Digimon se encargaron de solucionar el problema mientras que yo ponía a salvo a ese muchacho que luego se convertiría en mi marido… nadie de mi familia sabia de los Digimon, ni siquiera mi esposo- Dice la señora mientras sigue su camino al pasillo de las cortinas y pone en el carrito de compras unas de color púrpura.

Me guardé el teléfono y la foto que ella me dio, agradeciéndoselo con una sonrisa. Después de que ella cogiera un carrito de la compra que había abandonado por ahí, la acompañé para seguir escuchándola. Siguió contándome sus andaduras por el digimundo, y me sorprendió saber que ella había sido... cruel. ¿En serio? ¿Una abuelita entrañable como ella? Era dificil de creer, uno no simplemente pasa de ser cruel a alguien bueno, yo lo sabía por experiencia propia. Sabía que no sería fácil llevar una vida normal, pero confiaba en que Kenshi me ayudaría a conseguirlo.

- Me cuesta creer que usted fuera mala persona, ¿qué fue lo que hizo?-le pregunté, para satisfacer mi curiosidad.

Al cabo de un rato, Sakura se detuvo para alcanzar unas cortinas vioeltas y meterlas en el carro. La observé atentamente, curiosa, y al mismo tiempo escuchando su versión de cómo conoció a su marido. Desde luego, el destino depara muchas cosas en la vida. Ella salvo a su marido, y Kenshi me salvó a mí... dos veces. ¿Acabaría yo igual que ella, viviendo para siempre con Kenshi?

La señora se ve extrañada por la pregunta y ella responde -¿Qué hice?... bueno… extorsión, chantaje, amenazas… destrucción de pueblos, por un tiempo fui la dictadora de una ciudad y luego destruí esa ciudad… También mate a un olímpico y a un Royal Knight… yo nunca mataría a alguien… pero me aproveche del hecho de que los Digimon revivían… pero no siempre fui asi, con el tiempo me hice de amigos que me enderezaron un poco a la fuerza, de hecho…- Dice la señora haciendo una pausa al final para mirar a Zayyn y estirar una mano para tocarle el cabello -Tu me recuerdas a una de ellas, mi buena amiga tenia el cabello tan rojo como el tuyo… se llamaba… esta memoria la mia… ya lo recordare, lo tengo en la punta de la lengua- Dice ella con dificultades para recordar -Puedo perder su nombre pero jamás olvidare las peleas que teníamos antes de hacernos buenas amigas… sabia que si me refería a ella solamente como “roja” llegaría a olvidar su nombre… ¡Erin! Asi se llamaba- Dice la señora finalmente al recordar el nombre de su vieja amiga.

A medida que la señora hablaba, mis ojos se abrían de par en par, y mi boca se desencajaba de su sitio. Esa mujer había hecho muchas más cosas malas de las que yo había hecho. Extorsión, chantaje, amenazas... ¡Y tener a una ciudad bajo su yugo! No podía creerlo, era algo increíble. Pero si esa señora parecía la típica abuela entrañable... Cuando me había dicho que no había sido buena persona, me había imaginado cosas de menor importancia, pero ¿todo eso?

Me quedé mirándola fijamente, todavía sorprendida, pero obviamente sin temerle. No supe que decir, me había quedado en blanco totalmente, pero la misma Sakura me sacó de mis pensamientos cuando rozó mi pelo rojo con una mano. Parpadeé repetidamente, mientras ella trataba de recordar un nombre de una amiga suya que curiosamente también era pelirroja. Vamos, ¿quién se olvida del nombre de un gran amigo? Mi caso no cuenta, soy amnesica y es normal que no recuerde nada de otras personas que hubiera conocido antes, pero ¿ella?

Pero, cuando dijo lo de roja, supe que algo no marchaba bien. Ese apelativo se me hacía demasiado cercano, y al recordar Sakura al fin el nombre, no hizo más que afirmar mis sospechas... De golpe, quedé lívida como la cal, pálida a más no poder, con los ojos muy abiertos en un estado de shock. No podía ser que el universo fuera tan retorcidamente irónico. Era imposible... Mi madre... y la de Kenshi...

- Erin...-musité, abrumada-. Dime que tu Erin no se apellidaba Scarlet... Por favor...

Me llevé una mano a la boca y tuve que sujetarme un momento a una de las estanterías para no perder el equilibrio, aunque tan pronto como pude andar bien de nuevo, comencé a moverme por el pasillo de lado a lado, como una bestia enjaulada.

La señora mira extrañada las acciones de la pelirroja y al escuchar la pregunta que ella formula, la señora se queda en silencio un momento y mira Zayyn caminar de un lado hacia el otro, es entonces cuando ella entendió lo que pasaba, después de todo ambas se parecían un poco. La señora toma a Zayyn por los hombros y usando su fuerza la obliga a sentarse para que se tranquilice. -Muchos años atrás… cuando yo era una jovencita, estaba causando estragos en el Digimundo como de costumbre, esta vez me estaba dando un festín en una aldea que estaba saqueando… entonces…




-¡Mas comida, zánganos!- Grita una muchacha joven de unos quince años mas o menos, de ojos azules, cabello rubio con peinado de coletas y vestida con los típicos uniforme de escuela japoneses. La chica esta sentada en un trono y alrededor de ella hay mesas repletas de comida y atrás de ella están sus Digimon, Gaioumon y Ouryumon que comen la comida sobre la mesa. -Mas rápido o matare a la mitad de ustedes mientras la otra mitad los esta mirando- Vuelve a decir la chica mientras deshace una de sus coletas para empezar a peinarse, en una actitud desinteresada, ella solo quería la comida que los habitantes de un pueblo Digimon en ruinas podían otorgarle.

Spoiler:

La chica se quita ambas coletas y deja su cabello liso el que peina desinteresadamente, pero entonces ella mira hacia arriba al escuchar los gritos de una persona que iba cayendo hacia ella con la intención de patearla, la rubia salta rápidamente del trono, cayendo al suelo para evitar la patada, luego se levanta y mira a la pelirroja con el ceño fruncido, un tic en un ojo por la furia y con su cepillo atascado en su cabello -Roja… siempre puedo contar con tigo para arruinarme la diversión- Después de decir eso, la rubia chasquea los dedos, lo que hace que el Gaioumon que esta atrás del trono, estire un brazo para agarrar el respaldo del trono y arrancarlo como si fuese nada para después intentar golear a la pelirroja con el su otro brazo. Tras el chasqueo, el otro Digimon de la rubia, Ouryumon, se alza en vuelo y vigila que no lleguen ningún invitado indeseado, como el Digimon de la pelirroja.

Gaioumon y Ouryumon atacan a Digimon de la pelirroja, Gaioumon chasquea los dedos de una mano que genera una explosión espontánea del aire alrededor de UlforceVeedramon, al mismo tiempo que Ouryumon agita sus espadas creando una onda de energía cortante que viaja a gran velocidad hacia su oponente.
Mientras tanto, La rubia observa los movimientos de la pelirroja, ella sostiene su Digivice IC color negro y rojo atrás de su espalda con una mano, esperando el momento oportuno. -Pierdes el tiempo… sabes bien que puedo derrotarte sin usar el digisoul o el Bursa mode… ya ríndete y vete que afortunadamente para ti, no tengo humor para esto- Dice la chica mientras ve a la pelirroja abalanzarse contra ella, espera a que este cerca de ella para responder dando un paso hacia un costado dejando una pierna para hacer tropezar a su adversario, luego ella toma el cepillo que esta atascado es su cabello, gira la agarradera y la desprende de la cabeza del cepillo, revelando un cuchillo oculto que la rubia no duda en usar contra su enemiga.

Gaioumon y Ouryumon Salen del edificio persiguiendo a su adversario, Gaioumon dispara flechas de fuego mientras intenta seguir a su enemigo a pie mientras que Ouryumon vuela a gran velocidad hasta el para apuñalarlo con sus espadas, aunque su verdadera intención es enredar su cola en su adversario para luego lanzarlo al suelo donde será atacado por las espadas de su camarada.

Mientras tanto, la rubia mira como su oponente cae al suelo, ella no duda ni por un segundo el sentarse sobre su espalda para evitar que escape y poner la punta de su cuchillo sobre el cuello de la pelirroja -No puedo creer que cayeras con eso, no me lo creo, creo que te tenia mucha estima, resulta que eres una inútil- Dice la rubia antes de agarrar a la pelirroja del cuello con su mano libre, tira su cabeza hacia atrás y luego pone la punta del cuchillo muy cerca de uno de sus ojos -¿Me llamaste ciega? Que oportuno que le dijeras, no se me habría ocurrido mejor castigo para ti… no te preocupes Roja, no morirás, pero este cuchillo será lo ultimo que veras… hasta rimas me haces decir- Dice la chica mientras acerca la punta del cuchillo cada vez mas al ojo. Pero la rubi no ve lo que ocurre a su alrededor, los Digimon que tenia como sus sirvientes ahora dejan de trabajar y se acercan a las humanas con malas intenciones, estos Digimon desarrollaron un profundo odio por los humanos, sean buenos o malos, para ellos la presencia de un humano es sinónimo de caos.

Gaioumon y Ouryumon Persiguen a su oponente, esquivando sus ataques mientras que le atacan a distancia.
Mientras tanto, la rubia disfruta oír los ruegos de su adversaria, ella no iba a matarla, pero si a dejarle una marca de por vida o esa era si intención de no ser derribada por un Digimon furioso -¡Insecto asqueroso!- Dice la rubia mientras uno de sus puños se envuelve en digisoul azul para asestar un puñetazo a Wormmon que sale disparado por los aires. La chica se pone de pie y golpea igualmente a los otros Digimon que se aproximaban a ella -Si, si… puedes tener toda la asistencia que quieras, no te servirá de nada- Dice la rubia mientras se quita la cabeza del cepillo de su cabello para volver a poner la agarradera con la daga oculta en su sitio y guardar el cepillo en su bolsillo. Mientras tanto, un Gotsumon se acerca a la pelirroja y la ayuda a levantarse, por unos instantes parece que van a ayudarla, pero entonces el Digimon de piedra agarra firmemente a la chica de cabello rojo para que esta no pueda escapar de un Gaomon que se aproxima a ella para asestarle un puñetazo. La Rubia mira esa escena con un brillo malicioso en los ojos, a la vez que esta confundida al no saber si sus sirvientes le siguen siendo fieles o no, aunque su pregunta se responde rápido cando la rubia se ve obligada a esquivar unas golas de fuego lanzadas por unos Agumon.

La rubia alcanza a ver como la pelirroja golpea con una silla al Agumon para después desaparecer, ella golpea a un par mas de Digimon que se acercaban a ella, pero al percatarse del gran numero de Digimon furiosos que querían atacarla, no le quedo otra opción mas que huir, o al menos eso intento si no fuera por que empezó a ser atacada por toda clase de proyectiles de los que se protegía atrás de una mesa tumbada. La chica estaba planificando su siguiente movimiento, pero entonces una cortina de humo parece de la nada y entonces una fuerza invisible comenzó a moverla mientras que le hablaba con la voz de la pelirroja. -No quería matarte, solo te iba a dejar tuerta- Responde la rubia mientras frunce el ceño. La chica invisible guió a la rubia hasta una salida oculta, un túnel oscuro diseñado para escapes en el caso de que el castillo sea atacado o sitiado. La rubia entra y camina un poco adentrándose en el túnel unos centímetros -Genial… todo iba fantástico hasta que llegaste ¿es muy difícil dejarme esclavizar un pueblo entero? Lo hice con una ciudad y me fue bastante bien por un tiempo…- Dice la rubia mientras se cruza de brazos -… ¿Por qué me salvaste? Pudiste dejarme arriba a pelear por mi vida y muéstrate que siento que le hablo al aire- Dice la rubia mientras sigue cruzada de brazos y frunciendo el ceño.

La rubia se deja llevar por la pelirroja por un rato antes de que ella retire la mano para continuar caminando -Te interesas mucho por alguien que quería sacarte un ojo… ¿acaso escuche que querias ser mi amiga? Claro, puedes ser la amiga de la loca que controla dos Digimon dragones, la destructora de ciudades, la asesina de olímpicos, decapitadota de Royal Knight, la extorsionista… etcétera… si que eres masoquista- Dice la rubia mientras mira el piso del túnel y en un momento ella se inclina para tomar una roca del suelo -No entiendo tus intenciones para querer ser mi amiga, no sabría decir si eres demasiado buena o muy tonta- Cuando la rubia termina de hablar, ella pone un brazo alrededor del cuello de la pelirroja para detenerla, inmediatamente después ella lanza la roca al suelo, a un metro de distancia de la pelirroja, cuando la roca toca el suelo, la baldosa en el suelo se hunde, entonces las paredes se abren y salen dos troncos con espinas que chocan entre si, era una trampa mortal en la que la pelirroja hubiese caído y perecido sin remedio. -Apropósito… gracias por salvarme, Roja- Dice la rubia mientras suelta lentamente a la chica pelirroja.

-Desde entonces nosotras fuimos grandes amigas… ella me salvo la vida varias veces y yo le salve la vida unas cuentas… nos peleábamos cada cierto tiempo pero acabamos haciendo las pases, ella me rectifico, deje de hacer maldades… ella fue la única amiga verdadera que tuve, hasta le pedí que fuera mi madrina en mi boda… pero declino la oferta, desde entonces perdí contacto con ella- Dice la señora terminando su relato y hace una pausa para tomar las manos de la pelirroja -Tu madre es una gran persona- Dice adivinando el por que la chica se había alterado tanto antes, no era muy difícil comparar las similitudes y sacar las conclusiones. La señora vuelve a escarbar en su bolsa con fotografías y de ella saca una en la que se ven dos mujeres tomando sol en la playa, una de ellas era rubia y la otra pelirroja. -Esto es mas que una coincidencia ya es cosa del destino, hace mucho que no se de Eirin ¿Cómo esta?- Dice la señora mientras vuelve a tomar las manos de la chica con el rostro iluminado por la emoción.

No me moví en ningún momento del relato, el solo hecho de que estuviera escuchando parte de la vida de mi madre, de cuando era más pequeña de lo que era yo ahora, me había dejado en shock. Mi madre... había tenido un compañero digimon, un compañero al que había encontrado yo hace poco. Todo encajaba, ahora ya sabía por qué ese Ulforce rojo me había confundido con ella. El universo tiene un sentido del humor un tanto retorcido, haciéndome encontrar al compañero de mi propia madre...

- Madre...-murmuré, con la mirada perdida.

Además, mi madre había conseguido detener a la humana que tenía enfrente, una chica que había impuesto su voluntad en contra de los ciudadanos de esa ciudad. Dicho así, sonaba muy valiente, y aún más increíble era que hubiese conseguido llevarla de nuevo por el buen camino, y hacerse amiga suya.

- Madre...-repetí, suspirando, cerrando los ojos, con algo de tristeza.

Ahora que sabía cómo era, me arrepentía infinitamente de no haberla conocido, de no haber tenido una madre a mi lado. Vale que aunque la hubiese tenido, no lo hubiese recordado, pero a lo mejor no hubiese perdido la memoria, a lo mejor ella podría haber seguido viviendo, y a lo mejor, yo no había sufrido tanto...

Una pequeña lágrima se resbaló de mi ojo izquierdo, sintiendo que lo había perdido todo tras haber escuchado esa historia. No la había conocido, por culpa de ese fracasado, por culpa de Andrew... Ese bastardo lo iba a pagar muy caro. Le iba a hacer la vida imposible, al igual que él había hecho conmigo.

Me sorbí la nariz, justo cuando el otro ojo comenzó a llorar también, y traté de limpiarme las lágrimas con la manga de la chaqueta de cuero, algo inutil, porque el cuero lo único que iba a hacer es restregarmelas de nuevo por toda la cara.

- Mi madre...-inspiré hondo, tratando de controlar el nudo en la garganta que se había formado y que me atenazaba el cuello-. Mi madre murió... hace veintiún años... al darme a luz...

Retiré la mirada, y apreté los dientes, furiosa con el que se suponía que era mi padre. Ójala lo tuviera en esos momentos frente a mí. Le iba a dar lo que se merecía...

- Todo por culpa de ese bastardo...-de repente, una finísima capa de digisoul apareció a mi alrededor. No era mucha energía, pero era negra, muy negra, y se movía muy rápidamente, como si también quisiera acabar con el humano que había provocado la muerte de mi madre.

Cuando Zayyn se pone a llorar, la señora empieza a preocuparse y sus peores miedos se hacen realidad cuando la chica dice que su madre estaba muerta, la señora enmudece y unas lágrimas corren por sus ojos para luego abrazar dulcemente a la pelirroja, ella no dice nada, ignora el hecho de que la chica despedía un digisoul oscuro, ella solo quería abrazar a su amiga a través de su hija y al mismo tiempo intentar calmar los ánimos de la pelirroja. La señora mete una mano en su bolsillo y de ella saca un cepillo viejo con el que empieza a peinar suavemente a la pelirroja -La ira no lleva a nada… ella ya no esta y no hay forma de que regrese… lo importante fueron las cosas que ella hizo y el hecho de que estés aquí, lo mas importante que ella haya hecho- Dice la señora antes de separarse de la chica y secar sus lagrimar -No se que decir… nunca reaccione bien ante las muertes… dime una cosa ¿Es Andrew tu padre, no es cierto?... recuerdo que ella me hablo de el alguna vez- Dice la señora algo triste.

Asentí con amargura cuando me preguntó por mi padre. Aunque ese nunca sería mi padre, no de manera emocional. Tan solo era mi creador, el hombre que me había otorgado el poder... y usaría ese poder para quitármelo de en medio.

- Lo mataré...-gruñí, ignorando las advertencias de Sakura acerca de la venganza, mientras ella me abrazaba-. Un día pagará por lo que ha hecho.

Volví a sorberme los mocos, en parte frustrada, en parte entristecida. Hasta el momento no había echado en falta a mi madre, pero después de saber algo más de ella... Era como si la rabia de antes de perder la memoria hubiese regresado. Me separé de Sakura, ahora ya más tranquila gracias a su abrazo. El digisoul desapareció al mirarla, pero yo seguía con el mismo humor. Parecía que un día verde y bonito se había transformado en uno gris y triste.

- Tengo que... comprar la madera y la pintura...-dije, separándome y cogiendo las tablas de madera con una mano, mientras buscaba con la mirada los supuestos botes de pintura.

La señora se levanta junto a Zayyn y la sigue hasta las secciones donde esta la madera y pintura -Entiendo… esa rata de laboratorio es el responsable de su muerte… pude saber que no era buena persona cuando me contaron sobre el… no puedo ni imaginar que ha hecho, pero al menos escúchame cuando te diga esto… si quieres venganza, hazla sin ira, o provocaras una reacción en cadena con la que destruirás cosas que no querías ver rotas… sácale un ojo de mi parte, se de buena fuente que sabes luchar… desde tu pequeña lección, Yamato a estado mas tranquilo, incluso esta aprendiendo a meditar- Dice la señora mientras aprieta con fuerza el cepillo que sostiene en sus manos, pero entonces ella agarra la empuñadura del peine, lo gira y muestra la daga oculta -tampoco olvides el elemento sorpresa… ¡ho!... tanto enojo me hace revivir viejas costumbres- Dice la señora mientras vuelve a esconder el cuchillo -Si necesitas… si quieres, puedes visitarme cuando quieras… puedo contarte mas historias o mostrarte mas fotos, a mi edad es lo único que me queda… pero, no le cuentes a Kenshi, nadie de mi familia sabe de los Digimon y menos de mi pasado oscuro- Dice la señora mientras guarda el cepillo en su bolsillo.

- Teóricamente, yo la maté. Pero si él no hubiese jugado a ser dios, nada de eso habría sucedido. Yo viviría con mis padres felizmente, habría ido al colegio, habría tenido amigos, ahora mismo estaría en cuarto año de carrera... Me gusta la música, ¿sabes? Tal vez hubiera podido ir a un conservatorio...

Gruñí y suspiré a la vez, y me agaché para coger el bote de pintura que ya había encontrado. Comencé a caminar hacia la caja para pagarlo todo, pero a mitad de camino, las palabras de Sakura me detuvieron.

- Tenga por seguro que si le encuentro, haré de su vida un infierno-aseguré, con la cabeza levemente girada para mirarla de reojo.

Después, al llegar a caja, la dependienta japonesa me dio el importe de lo que costaba todo, y yo le pagué, en yenes obviamente. Después, con intenciones de irme ya, caminé hacia la salida, pero al llegar a la altura de las puertas de seguridad, me giré y sonreí levemente a Sakura.

- Gracias por todo. De seguro que Erin sigue acordándose de usted, esté donde esté...

Dicho eso, salí a la calle, y retomé el camino de vuelta a la cabaña, aunque esta vez lo tuve que hacer todo a pie, por llevar tablas de madera y pintuta bajo los brazos. Al cabo de tres cuartos de hora, conseguí llegar. Pasé por la puerta, y esta vez sí, me quité las botas al entrar.

- ¡Volví!-avisé, dejandolo todo en el suelo del salón.

El agujero en la pared de la casa ahora es mas grande y cuadrado, se pueden ver los trozos de pared y herramientas en el suelo, el agujero se preparo para que pueda ser reparado mas rápido.
FunBeemon esta recostado en el suelo mirando la televisión -Hola- Dice El Digimon abeja mientras voltea la cabeza para ver a Zayyn entrar a la casa con los materiales de construcción. Sobre la mesa de la habitación principal esta el digihuevo rojo sobre una almohada y frente a este hay un plato de comida caliente, carne con pure de papas. Por mi parte, estoy en el baño dándome una ducha, pero a los pocos segundos de la llegada de Zayyn, el sonido de la ducha se detiene y unos minutos después salgo del baño con el cabello mojado y ropa nueva. -¿Como te fue, tuviste algún problema?- Pregunto mientras me acerco a ella para abrazarla.

Encontré a Plutón tirado en el suelo viendo la tele, tranquilamente, le saludé con una sonrisa, y ya iba a preguntarle por su "padre", cuando este apareció por la puerta vestido, pero con el pelo mojado.

- Kensh...-correspondí a su beso, y traté de dedicarle una sonrisa alegre, pero era más que obvio que mi estado de ánimo no daba para tanto-. Me encontré con tu madre, y nos pusimos a hablar...

Titubeé en ese instante, dudando en si contarle lo que había descubierto o no. Sakura me había pedido no decirle nada, pero si no le mencionaba lo de los digimons y lo de su pasado oscuro, no pasaría nada... Y respecto al huevo... bueno,tendría que fingir sorprenderme cuando el bebé naciera.

- Me enteré de que ella conoció a mi madre... Qué cosas, ¿eh? El mundo es un puto pañuelo...-suspiré, mirando con tristeza y distracción finos y rubios pelos de su cabello-. En fin...

Me separé de él y me senté a la mesa, mirando el huevito mientras me ponía a comer sin mucho ánimo.

- ¿Ha habido algún cambio en el huevo?

Miro extrañado a Zayyn, se notaba que no estaba de buen humor pero cuando ella me cuenta de que se encontró con mi madre otra vez y que ademas ella haya conocido a la madre de Zayyn, no dejaba de estar impresionado. -¿Ha, como... que fue lo que hablaron?- Le pregunto con curiosidad a pesar de que la chica parece no estar muy interesada en hablar al respecto. -No, pero lo limpie y lo deje sobre la almohada- Respondo a su pregunta respecto al huevo. No me gustaba ver a Zayyn de mal humor, aun mas por que últimamente estaba bastante feliz y lo único que puedo hacer al respecto es abrazarla y darle un beso.

Comí la carne tranquilamente, al principio muy despacio, pero después cuando fui probándola, fui aumentanto la velocidad, pues tenía mucha hambre, y además estaba muy buena. Eso sin contar que, mientras estuviera comiendo, Kenshi no dejaría de hacerme preguntas, al no tener yo otra opción que responder. Alcé la mirada y sonreí para un lado, aunque aún con un atisbo de tristeza en los ojos, pues el recuerdo de la historia de mi madre, aún permanecía reciente.

- No hablamos mucho tiempo, ella me contó que conoció a mi madre cuando ambas eran pequeñas, en una excursión que organizaron los colegios de cada una. Se hicieron amigas y mantuvieron el contacto durante mucho tiempo.

Mientras le hablaba, le observé sentarse a mi lado y acercar su cuerpo al mío. Me abrazó y me besó, a lo que yo misma respondí con dos gestos idénticos. Sonreí, y en un momento en el que ambos estábamos besándonos, me separé y le mordí un poco el lóbulo de la oreja, antes de separarme.

- Hay que hacer algo con ese digisoul-susurré, divertida;  me separé para tomar el último bocado de carne, y después me levanté, tirando de su brazo-. C ' mon... empieza el entrenamiendo del Terror.

La pelirroja me cuenta la historia de nuestras madres, algo curioso a decir verdad, pero no me sorprende nadie puede ocultar un secreto por mucho tiempo al lado de mi madre pero ella tiene muchos secretos que sabe ocultar bien. Comparto unos momentos de cariños con Zayyn antes de que ella se separe de mi para empezar a arrastrarme para iniciar el entrenamiento del terror o entrenamiento del digisoul, aunque el nombre que menciono la pelirroja no me inspira confianza, no creo que salga con todos los huesos en buen estado -¿Entrenamiento del terror?- Pregunto algo nervioso mientras soy tirado por ella. FunBeemon empieza a volar sobre nosotros para seguirnos y ser expectador del entrenamiento.

Tiré de Kenshi hacia la sala de entrenamiento y le indiqué que se fuera preparando, mientras que yo dejaba caer la chaqueta de cuero al suelo, solo estirando los brazos hacia abajo, y quedándome solo con el top negro como ropa en la parte superior. Luego extraje vendas del botiquín de Kenshi y comencé a envolverme las manos, dando movilidad a los dedos por supuesto. Era muy posible que me fuera a dejar los nudillos en ese entrenamiento, pues el digisoul no era algo como la espada. Se requería mucha fuerza, ya fuera física y mental, y mucho control sobre las emociones. Si no eras dueño de ellas, nunca podrías controlar el aura de datos.

Sin decir nada de momento, le lancé el rodillo de vendas a Kenshi, por si quería prepararse. No iba a ser tan paciente como él lo había sido conmigo. Cerré los ojos un momento, inspiré hondo y volví a mirarle, después de coger aliento.

- Bien, chico abeja-empecé, llamándole por el apodo que le había puesto al conocernos-. Controlar el digisoul no es tan fácil como hacerlo aparecer. Si no sabes controlarlo, si no sabes enfocarlo en un sentimiento o emoción, puede desbordarse. Si se usa mal, no solo su completo poder se desperdicia... también te agota... ¿Entendido?-dije con voz firme, casi parecía un maestro militar entrenando a sus reclutas.

Miré hacia uno de los muñecos de entrenamiento, y lo señalé con una mano.

- Quiero que golpees su pecho, quiero que le hagas un agujero limpio, sin astillarlo, como si lo hubiesen atravesado con un taladro gigante.

Escucho atentamente a Zayyn mientras la veo ponerse los vendajes, dándome a entender que sera un entrenamiento duro, me coloco los vendajes en las manos cuando la chica me da el rollo. Encanto la Sensei Zayyn me da mi primera tarea, miro el maniquí por un momento mientras ladeo la cabeza -¿Un... agujero? ok... pero ademas del muro también tendré que reparar mi equipo- Digo mientras me quito la chaqueta, saco mi Digivice de mi bolsillo, haciendo que mi cuerpo se envuelva con digisoul color dorado, me tomo unos segundos para concentrarme y entonces golpeo el maniquí con toda mi fuerza. Logro hacer un agujero de unos siete centímetros, pero queda todo astillado alrededor y mi puño queda atascado dentro del muñeco -Estoy atrapado- Digo mientras que intento liberar mi mano a la vez que mi digisoul desaparece.

Me retiré unos pasos para dejarle espacio y apoyé la espalda en la pared, cruzándome de brazos de manera despreocupada. Mantuve el rostro imperturbable cuando invocó a su digisoul, y aunque noté que no llegaba a controlarlo a juzgar por los movimientos que el aura trazaba a su alrededor, le dejé hacer. Observé sus movimientos al prepararse para asestar el golpe, pero ni siquiera parpadeé cuando golpeó el maniquí de madera, sin sorprenderme tampoco que hiciera saltar algunas astillas.

Suspiré y me separé de la pared para acercarme a él, viendo con el gesto torcido que se había quedado atascado en el hueco que había hecho. Era algo profundo, pero no era lo que le había pedido. Como se suele decir, lo importante no es la cantidad (el radio del agujero), sino la calidad (las astillas).

- Mal. Muy mal. Horriblemente mal-comenté, mientras le cogía del brazo, lo giraba un poco y conseguía desatascarlo de la madera-. Céntrate en un punto, y no en una zona. Se preciso-le aconsejé.

Me separé un momento, pero no dejé que siguiera con el muñeco, sino que sonreí amplia y fríamente, como si me divirtiera con la idea que tenía en mente de "humillarle" un poco.

- Túmbate en el suelo.

-Ok, ok...- Digo mientras la chica me dice que lo hice mal, luego cuando ella gira mi brazo y tira para desatascarlo aguanto gritar y pongo una mueca de dolor, agradeciendo tener los vendajes o ahora estaría sangrando. -No entiendo eso de... centrarme ¿debo acumular el digisoul en un punto y por que debo acostarme?- Pregunto mientras que la chica me da esa ultima orden, pero incluso antes de esperar una respuesta ya estoy recostado en el suelo, esperando lo peor. Mientras tanto, FunBeemon que estaba viendo todo, vuela hasta el maniquí, toma una astilla de madera y se la lleva a la boca para masticarla, luego empieza a volar sobre Zayyn mientras sigue observando el entrenamiento.

Debo decir que me sorprendió que fuera tan obediente a la hora de tumbarse, me había imaginado al menos un "pero", o quizás un "por qué". Aunque, conociendo a Kenshi, bien podría habérmelo esperado de él.

- Debes concentrar la fuerza y las emociones en un solo punto y dejarlo fluir justo cuando golpees. Imagina que quieres golpear una piedra rodeada de lava. Te interesa darle a la roca sin quemarte, ¿verdad?

Justo cuando Kenshi estuvo tumbado, me agaché y me senté sobre él, cruzada de piernas. Palmeé mis piernas una vez, y con cierto entusiasmo, ordené:

- Diez flexiones. Ya. Cada vez que lo hagas mal, aumentaré el número... Ya te dije que iba a ser un entrenamiento duro-le acaricié el pelo con una mano, regodeándome un poco-. Vamos, quiero que sudes la camiseta.

Suspiré, tranquila y relajada, como si sentarse sobre uno fuera lo más normal del mundo. Me miré las uñas un momento, pensativa, mientras esperaba a que el chico empezara.

Cuando la chica se sienta sobre mi, inmediatamente se que es lo que ella quiere, esto me trae recuerdos de cuanto entrenaba artes marciales. -Pesas mucho...- Digo mientras pongo mis brazos y piernas en posición para empezar a hacer las flexiones, las primeras las hago lenta y dificultosamente pero mejoro con cada flexión. -Mi padre solía usar sacos de arena, baldes con agua...- Digo mientras sigo hago las ultimas flexiones. En la ultima flexión, FunBeemon se sienta sobre mi y el peso extra me hace caer de cara, pero acabando las diez flexiones sin sudar mucho. -Mi nariz- Digo mientras tengo la cara contra el suelo.

Kenshi no pareció muy sorprendido de mi órden. Lo noté en que comenzó a realizar las flexiones sin rechistar, y a un ritmo constante. Alcé una ceja, extrañada, y algo molesta por lo que consideré como un insulto, pero preferí no golpearle por el momento.

- No sabría si sentirme ofendida y golpearte por ello, o alegrarme de que te esté ayudando a quemar grasas-esbocé una rápida sonrisa, entretenida por algo que acababa de ocurrírseme-. Porque, aunque la miel sea buena para el corazón y todas esas cosas, sigue siendo un dulce, y si solo te alimentas de eso, te vas a poner gooooooooooooordo.

Cuando hubo terminado de realizarlas, me levanté de él, riendo levemente por el golpe que se había dado en la nariz. Esperé a que se levantara para acercarme al maniquí. Me planté frente al muñeco, y me puse en posición de pelea, mientras que al instante, el digisoul negro rodeaba mi cuerpo de manera suave.

- Atento a la demostración-le dije, seria. Luego retrasé una pierna, al tiempo que también lo hacía con el brazo. Cerré los ojos un segundo, y me puse a imaginar que el muñeco de madera era... no sé, ¿Samuel?

Al principio pensé en él, pero luego recordé a Kira y a su forma de tratarme en los últimos días en los que había estado en su laboratorio. La rabia me llenó, así como el orgullo y la ira, pero los canalicé por el cuerpo para que llegaran al puño y lo rodearan. El digisoul negro vibró unos segundos, pero después se quedó quieto, y tal liso y calmado, que parecía una especie de guante transparente y grisáceo. Abrí los ojos entonces, con determinación, e impulsé el brazo, lanzándolo hacia delante, justo encima de dónde Kenshi había dejado su huella. Mi puño atravesó la madera limpiamente, saliendo por el otro lado. No saltaron astillas, la madera quedó tan suave y pulida, que parecía la superficie de una simple puerta.

Sonreí, y extraje con cuidado el brazo del pecho del maniquí, girando levemente la muñeca.

- ¿Has visto? Tienes que concetrar el calor que producen tus emociones en un punto, para que el digisoul se alise. De esa forma, puede atravesar la madera de manera limpia, y así llegar más lejos y sin interrupciones... Ahora prueba tú.

Le sonreí y le guiñé un ojo, como animándole. Luego volví a la pared y me apoyé en ella de espaldas para observar el espectáculo.

Me levanto del suelo y observo con atención la demostración de Zayyn palideciendo al final cuando ella hace un agujero perfecto en el muñeco, sinónimo de que tengo que comprar otro y prueba del gran poder del digisoul -Entiendo...- Digo mientras dejo el maniquí agujereado a un lado para reemplazarlo por otro que esta intacto, luego me pongo en posición y activo el digisoul. La partículas color dorado me envuelven a la vez que me pongo en guardia frente al muñeco y cierro los ojos para poder concentrarme. Al principio el digisoul vibra con violencia y poco a poco empieza a volverse estable, tenia en cuenta de que debía canalizar una emoción, pero no se que emoción canalizar, asi que por el momento solo intento relajarme con un método de meditación, lo que hace que el digisoul se transforme en una pequeña capa luminosa alrededor de mi cuerpo. ¿Que emoción puedo canalizar? no tengo la menor idea y esto ya es un dilema interno que me esta tomando mucho, tanto que el digisoul parece estar desapareciendo, pero entonces empiezo a recordar, recuerdo a mi padre, a mi hermano, a todos los conflictos del pasado, empiezo a sentir tristeza, no sabia si esa es una buena emoción que canalizar, pero es lo primero que llega a mi, asi que la usare. Levemente el Digisoul aumenta su intensidad y empieza a concentrarse sobre mi brazo derecho y cuando me siento listo asesto el puñetazo. Hago un agujero incluso mas pequeño que la vez anterior, pero esta vez es un agujero limpio y sin astillas.

Miré a Kenshi tranquilamente, preguntándome si esta vez habría mejores resultados. Me crucé de brazos y le observé concentrarse frente a otro maniquí. Su digisul estaba inestable al principio, pero después se estabilizó un poco. Sin embargo, el chico no se movió aún, y a los pocos segundos, su aura de datos pareció debilitarse. Fruncí el ceño, ¿a qué esperaba? Estaba tardando demasiado, y pronto no le quedaría digisoul... Aunque fue ahí en donde comprendí, que debía de estar buscando alguna emoción para usarla. Me entró curiosidad, ¿qué emoción o sentimiento utilizaría? ¿Odio hacia su hermano? ¿Amor por mí? ¿Cariño por Plutón?

Ladeé la cabeza, curiosa, y mis ojos brillaron con victoria cuando el puño del chico atravesó limpiamente el muñeco de madera, sin astillarlo. El agujero había sido más pequeño que el anterior, pero sin dudo de mucha mejor calidad. Con entrenamiento, tiempo y paciencia, conseguiría agrandarlo.

Me separé de la pared, más animada, y comencé a aplaudir lentamente, mientras me acercaba a él. Amplié mi sonrisa y la llevé a un lado del rostro, en una media sonrisa. Le ayudé a sacar el brazo del agujero, aprovechando esa situación para pegarme bastante a él y plantarle un suave beso bajo la mandíbula.

- Muy bien, chico abeja. Este es tu premio...-dije, en un susurro.