Buenas y Malas Noticias.

- Si, soy yo... - La voz de Carlos de pronto se apago, y su mirada se perdió en la foto. - La razón de porque les agradarías... pues es por ella... - Señalo a la niña que también aparecía en la foto, esta parecía ser un par de años menor que él en la foto. - Tu actitud es muy parecida a la que tenia mi hermana... - de pronto el chico aparto la mirada de la foto. - De seguro le recordarías a su querida hija muerta... - Antes de que alguno pudiera añadir una palabra más a la conversación el teléfono de la casa sonó. - Disculpa, tengo que contestar. - sin esperar respuesta abrió la puerta y salio del cuarto en dirección a una pequeña mesita donde el aparato sonaba.

Los ojos de la rubia se dirigieron hacia la otra persona que aparecía en la fotografía, un niña que era aún más pequeña que el pequeño Carlos. La chica la observó con atención, extrañada porque el chico hablase de ella en pasado. Lo cual solo le llevó a una respuesta en su mente, pero ¿era correcta?

- ¿Por qué... - no pudo continuar preguntando, puesto que él o había previsto la pregunta por parte de la rusa, o bien, tenía pensado decirlo de antemano.

Natasha se quedó helada en el sitio al escuchar eso, no sabía bien que decir o hacer en esos casos. Sobre todo, si todo era tan rápido y repentino. Así que, decidió usar algo que todo el mundo decía siempre en las series y películas de televisión.

- Lamento mucho oír eso... - ¿estaría bien decir más o no?

Pero de nuevo, no pudo decir nada, porque su amigo, o algo más que un amigo, tuvo que ir a contestar al teléfono. Le notaba algo deprimido y apesumbrado. Y eso la estaba molestando mucho, se sentía casi agobiada. No le gustaba que se viese tan apagado, ella prefería al chico más animado que había "rescatado" en Japón.

Off: Perdona la tardanza, pero entre exámenes y trabajos tengo poco tiempo libre, y prefiero pasarlo vagueando que escribiendo xD

- Gracias por tu preocupación. - Antes de tomar el aparato electrónico el muchacho se dio media vuelta y le sonrió a la muchacha. - A sido la perdida más grande que he enfrentado, y espero que sea la ultima en mucho tiempo. -

- ¿Diga? - El muchacho contesto el teléfono con el tono de voz más alegre que pudo encontrar. - Oh hola tío, ¿como están mis padres? - La persona que estaba al otro lado del teléfono era un pariente el cual estaba acompañando a sus padres. - De seguro han estado esquiando todo... - De pronto la cara del muchacho se petrifico nuevamente, dejando caer el aparato electrónico.

- ¿Que pasa Carlos? - El pequeño compañero del Tamer, que hasta hace poco estaba tan callado se sobresalto por la reacción del muchacho.

Unas lagrimas comenzaron a correr por las mejillas del Tamer, y éste se callo de rodillas. - Mis padres.... -

La chica le sonrió de vuelta, débilmente, aún sin saber muy bien qué se hacía en estos casos. Cuando había vivido en las calles de Moscú, muchos de sus amigos morían, pero como todos eran amigos no había alguien que tuviera preferencia a la hora de demostrar tus respetos. Así que, desconocía si lo había hecho bien.
Al menos sí que sabía lo que era afrontar una pérdida cercana a ti mismo. Sus padres habían muerto ante sus ojos cuando tenía cuatro años, por suerte, eso no le dejó más secuelas que una "doble personalidad", al volverse cruel y sádica cuando algo malo la iba a pasar. Aunque no había que preocuparse por ella, ya casi estaba desaparecida del todo, así que, no era un peligro público... O al menos no mucho.

Regresó al salón con el chico, no estaba bien que se quedara en una habitación ajena. Miró curiosa a Carlos, para saber quien le llamaba. No es que tuviese que enterarse de la conversación, pero sí que le interesaba saber con qué persona hablaba... Sin embargo, algo no iba bien con esa conversación con uno de sus familiares, puesto que después de que Koromon preguntara, el humano cayó al suelo llorando.
Natasha, no perdió tiempo y se acercó a su lado, abrazándolo. Estaba bastante preocupada, y eso se dejaba traslucir ligeramente por su baja temperatura corporal. Quizás no era una buena idea eso de abrazarle.

- ¿Carlos, qué pasa con tus padres?- se atrevió a preguntarle, con la preocupación asomando por cada recoveco de sus palabras.

El muchacho miro a Natasha, pero sus ojos parecían perdidos. Con toda sus fuerzas solo puro modular una palabra. - Alud. - El chico se apoyo en el hombro de la rusa, llorando abatido.

Al escuchar esa palabra Astaroth se transformo en un Agumon por la conmoción. - Tranquilo, tal vez solo estén atrapados. Eso no quiere decir que estén... - El Digimon sabía perfectamente que pensaba el Tamer, pero no quiso terminar la oración.

Carlos abrazo a Natasha buscando en ella un apoyo, mientras Astaroth la miraba pidiendo ayuda para animarlo.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de la joven al escuchar la palabra del proceso que había causado la desaparición, al menos, de los padres de Carlos. La nieve nunca era algo bueno, y eso ella lo sabía. Bonita y letal. En Moscú, siempre había odiado el invierno, porque sobrevivir en las calles era complicado, pero cuando todo se cubría de blanco, era cerca de imposible.

Estrechó con más fuerza al chico, aunque sin aplicar tanta como para que le doliese. Y le acarició el cabello con suavidad, dejando que se desahogara todo lo que necesitase. Aunque no tenía mucha idea de qué decir. Conocía perfectamente todo el daño que podía realizar el hielo, puesto que dos de sus evoluciones eran damas heladas. Pero eso no ayudaría precisamente al joven que lloraba entre sus brazos.

No sabía qué poder decir que alejase al chico de esos pensamientos. Tan solo le venían palabras para tratar de solucionarlo de momento, hasta que tuviese más información sobre sus progenitores. Pero quizás sería retrasar esa situación al menos unas cuantas horas.

- No te preocupes, seguro que no les ha pasado nada. Solo que tienen nieve encima... Ya verás como mandan a mucha gente a buscarlos. No hay que dar nada por perdido hasta que sea inevitable.- eso fue lo mejor que se le ocurrió decir para intentar calmarlo un poco.

Las palabras de Natasha eran amables, y si bien su abrazo era literalmente frío el muchacho se lo agradecía. - Por favor. - Entre sollozos intentaba hablar. - No me dejes solo. - Levanto la vista y miro directamente a la chica a los ojos. - Por lo menos no hasta que se confirme una de las dos opciones. -

OFF: disculpa el post tan corto, pero tengo mucho que estudiar y tengo un poco de bloqueo creativo xDD.

La chica le miró fijamente antes de asentir lentamente, no iba a poder decir que no. Y además, tampoco quería dejarlo solo. Habiendo estado en una relación anterior con alguien de tendencias algo emo, no confiaba en que su pareja pudiera mantener las cuchillas lejos de sus venas. Y prefería evitarse que Carlos sintiese esas ganas también.

- Claro, me quedaré hasta que me digas que me marche.- respondió con una leve sonrisa tranquilizadora.- ¿Te apetece ir a tumbarte? No creo que el suelo sea el lugar más cómodo del mundo.

Se puso de pie extendiendo una mano hacia el chico.

Al oír la respuesta afirmativa por parte de Natasha el chico esbozo una pequeña sonrisa de agradecimiento. - Vale. - Dijo tomando la mano de la chica y poniéndose de pie. - Realmente te lo agradezco. - El muchacho no soltó la mano de la rusa en ningún instante mientras la guiaba a su habitación. - Lamento traerte aquí después de lo que a sucedido entre nosotros, pero no puedo entrar a la pieza de mis... padres... - El cuarto era pequeño a comparación del anterior. Junto a la ventana se encontraba una cama de una plaza. y junto a esta un computador que mostraba una ventana con la palabra "CERRADO".

Natasha le ayudó a ponerse en pie, y le acompañó hasta su habitación. Aún en el caso de que no quisiese hacerlo, no habría tenido más remedio que hacerlo, puesto que él la tenía sujeta por la mano que antes le había tendido para levantarse. Aunque, no era el caso, y de hecho, ella le sujetó con más firmeza de la mano con una leve sonrisa en el rostro.

Caminó hasta quedar frente a la puerta de la habitación. Escuchó las palabras de Carlos, pero en cuanto este terminó de hablar, negó con la cabeza, para restarle importancia.

- No te preocupes, haz lo que creas que tengas que hacer para sentirte bien. Yo soy la que en este momento estoy bien, así que, por mi no te preocupes. Sé egoísta, si con eso te sientes mejor. Yo no te voy a culpar de nada.- replicó mientras que le acercaba a la cama.

Ella se quedó de pie, sin saber bien qué hacer. Era la primera vez que estaba en la habitación de un chico, y si bien, parecía similar a su propia habitación, se sentía algo tensa. Miraba de un lado a otro, buscando algo que fuese extraño. Pero era una simple sala como otra cualquiera.

- ¿Necesitas algo?

- Se egoísta... - Repitió el muchacho con una pequeña sonrisa triste en la cara. - Tal vez lo intente... - La chica lo había acercado al muchacho a su cama, aprovechando esto el chico se sentó en ella y miro a Natasha. - Todo esta en orden, hice la limpieza antes de que llegaras. - Parecía nerviosa, como si buscara algo que desencajara o estuviera fuera de lugar. - De momento no... solo siéntate junto a mi. - A la pregunta el muchacho se movió un poco a la cabecera de la cama.

La rubia asintió cuando repitió sus palabras. Eso era lo que tenía que hacer en ese momento, tenía derecho a serlo sin que se le pudiese reprochar nada. A fin de cuentas, no todos los días tus padres podían estar en peligro mortal. Así que, era lo mínimo que él hiciese lo que quisiera durante un tiempo y ella le ayudase con eso.

- No te preocupes, utiliza el tiempo que necesites. Aunque tampoco lo alargues mucho, o la gente podría molestarse.- comentó al final con una leve sonrisa.

Tras su análisis a la habitación que le era tan normal, en comparación con lo que tenía en mente. Negó con la cabeza, ante las palabras del chico. No trataba de buscar desperfectos en ella, simplemente, buscaba algo que le dijese los chicos y las chicas tenéis habitaciones completamente diferentes. Como por ejemplo que los muebles estuviesen en el techo o algo así.

- No buscaba algo fuera de lugar... Es que es la primera vez que estoy en la habitación de un chico. Y... Y pensé que sería completamente distinta a la idea que yo tenía de habitación. Pero se parece mucho... - decidió explicar mientras se sentaba a su lado.

- ¿Pensabas que tendría una zona de tortura? - El joven soltó una pequeña carcajada. - cadenas y cosas por el estilo ¿no?... Lamentablemente tuve que venderlas el año pasado... - Una de las formas que el muchacho tenia para escapar al dolor era bromeando. - Volviendo a lo de ser egoísta... solo hay una cosa que quiero hacer... - El joven aproximo su cara, aún mojada por las lagrimas, a la de Natasha y la volvió a besar.

La chica le sacó la lengua en un gesto puramente infantil al decir que si esperaba una sala de torturas... Además del añadido de que tuvo que venderla. Bufó y le golpeó con suavidad en el hombro. No estaba realmente enfadada, porque de haberlo estado, era probable que el chico fuese lanzado lejos por su fueza de híbrido.

- Noooo, no decía eso. Además no te pega tener una sala de torturas no eres como... - << Zayyn >> pensó la chica, conteniendose de pronunciar siquiera ese nombre.

Aunque como es normal se sumió en un oscuro silencio. No sabía bien como sentirse, más allá de la rabia de haber sido utilizada como un juguete. Uno que además, el niño -o "niña" en este caso- solo lo había pedido para romperlo en mil pedazos. Sin embargo, ¿qué debería hacer? ¿Dejarlo todo de lado y tratar de seguir su vida sin darle más importancia? ¿O debería ir a buscar venganza?

Sumida como estaba en esos pensamientos, no se percató que el chico se acercaba cada vez más, hasta que en un parpadeó le vio extremadamente cerca de su rostro.
En cuanto rozó sus labios se ruborizó, por la sorpresa. Correspondiendo, como era normal, primero de forma torpe hasta que su cerebro recuperó el control de lo que de verdad importaba, que no era Zayyn, sino el chico a su lado.
Acarició el rostro del joven, limpiando las lágrimas a su paso, antes de atraerlo más hacia ella y profundizar el beso.

Si bien se demoró, el beso fue correspondido por parte de Natasha. El muchacho se aproximo más a la chica que le limpiaba las lagrimas del rostro.

Por instinto el muchacho hizo que la rusa se fuera inclinando más ne la cama, hasta un punto en que estaba completamente recostada. Carlos estaba sobre ella y aparto sus labios un instante para mirarla directamente a los ojos y sonreír. - Eres lo que necesito. - Nuevamente beso a la chica.

La rusa había perdido toda sensación de lo que había a su alrededor, así que, no fue consciente del momento en el que su espalda quedó completamente apoyada en la cama, y su cuerpo se encontraba debajo del chico. Todo había desaparecido a su alrededor, ahora lo único que le importaba era Carlos.

Se quejó con un pequeño gruñido cuando él se separó de sus labios. Aunque en cuanto escuchó sus palabras sonrió contenta. Se sentía bien ser lo que otra persona necesitara, porque ella siempre había necesitado a los demás para ser feliz, y que se lo dijesen, al menos la hacia sentirse en igualdad con los demás.

- ¡Me alegra serlo! Espero estar a la altura de tus expectativas.- respondió sonriente tras separarse del segundo beso del chico, aunque dicha pausa duró poco, puesto que ella, de nuevo, le besó.

- Claro que estas a la altura. - Dijo el muchacho separándose una tercera vez. Los besos continuaban y parecía que ninguno de los dos se quería separar, hasta que una alarma proveniente del ordenador rompió la calma del silencio. - Se me había olvidado eso. - Esta vez el muchacho se recostó junto a Natasha y junto su frente con la de ella. En esta posición podía verla directo a los ojos. - Se supone que hoy iría al Digimundo con Astaroth... - La idea ya le parecía algo estúpida en ese momento. - No quiero dejarte acá. - Nuevamente le dio un beso.

Estaba completamente aislada del mundo, y feliz, muy feliz. Hacía bastante tiempo que no se sentía así, o eso creía. Tampoco la interesaba volver a mirar en su doloroso pasado. Carlos era su presente y esperaba que también su futuro. Así que, para qué volver la vista atrás cuando lo mejor está delante de ti.

Sin embargo el aislamiento del mundo no era tan bueno como ella pensaba, porque al escuchar la alarma se asustó, tensándose y mirando a todos lados. Dispuesta a proteger a Carlos de lo que fuese que lo hubiese hecho. Pero no era nada, de hecho, sería algo conocido por el chico, dado que no se alarmó más que por el sobresalto.
Aunque toda esa situación había provocado que sus posiciones cambiaran en la cama.

Le miró fijamente cuando le escuchó hablar. Una lástima que tuvieran que separarse tan pronto. Aunque le obligaría a llevarla y si se negaba... Su plan mental fue cortado en seco cuando él dijo que no quería dejarla. Correspondió al beso y se separó con una mueca algo traviesa.

- Pues no me dejes... O mejor dicho, a ver si puedes obligarme a quedarme aquí. No te voy a dejar irte tu solo y menos como está ese lugar... Además, siempre es mejor ir acompañado, ¿no?- hizo aparecer una sonrisa al acabar.

Después le dio un par de besos al chico por el rostro y se incorporó.

- Deberíamos prepararnos. Además de que no creo que Agumon quiera esperar mucho para volver a su mundo de origen.- por costumbre la chica sabía que las sesiones de besos podían robar mucho tiempo, y que si habías quedado con esa persona para hacer algo, podría molestarse porque llegases muy tarde.

Al oír la respuesta de Natasha el chico sonrió. - Si, siempre es mejor ir acompañado, sobre todo si la compañía eres tú. - La volvió a besar, mientras la sonrisa seguía en su rostro. Después de unos cuantos besos más la chica se incorporó y le hizo ver que debían prepararse. - Tienes razón. - Al igual que Nat, Carlos también se incorporó en la cama. - Debe estar impaciente de ver como esta su mundo respecto a lo que le a sucedido. - El chico se levantó de la cama y salió de la habitación.

Astaroth había viento a ser un Koromon. Estaba en la cocina seguramente intentando hacer algo para animar a su Tamer. - ¡Carlos! - Grito mientras rebotaba hacia él. - Intente hacerte algo dulce para levantarte el animo, pero lamentablemente mi Flama Bebé no ayudo mucho a la cocina. - Del horno salia una gran nube de humo.

- No te preocupes, la intención es lo que cuenta. - Carlos le sonrió a su amigo y lo tomo en brazos. - Acaba de sonar la alarma que habíamos programado. -

- ¿La del Digimundo? - El que ahora era un Koromon llevaba esperando ese momento durante días, pero no quería perjudicar a su compañero llevándolo a un lugar tan peligroso. - Eso puede esperar, primero debes "recuperarte". -

- No seas idiota, se cuanto llevas esperando por esto, además no estaremos solos, Natasha nos acompañará. ¿Que dices? -

- De acuerdo. - Koromon esbozo una sonrisa, con un dejo de preocupación.

El muchacho regreso con su compañero en brazos donde antes había dejado a la rusa. - Bueno, estamos listos. - Tomó un bolso un tanto desgarrado donde tenía provisiones y miró la pantalla del ordenador que ahora tenia el mensaje "Abierto". - Ya podemos irnos. - Se acercó a Natasha, sacó su digivice y se lo tendió. - ¿Nos haces los honores? -

La chica asintió con una sonrisa, aunque en su fuero interno estaba preocupada. No le hacía mucha gracia que Carlos fuese de manera voluntaria al mundo digital. Por lo que sabia de los refugiados en la Tierra, la situación no era demasiado agradable. Pero se negaba a dejarlo marchar sin que pudiera protegerle en lo que pudiera. Aunque por otro lado estaba el problema de que era medio digimon, y no sentía ningún interés en contagiarse... A pesar de que todas sus evoluciones eran de tipo virus, y por tanto, ganaría más poder.

Siguió al chico fuera de la casa, por suerte, no necesitaba demasiadas cosas, y entre ellas estaba la mochila con la que había ido a visitar al chico. Así que, mientras que les dejaba hablar a los dos, ella fue a comprobar que todas sus cosas estuviesen dentro.

- No te preocupes Koromon, haré lo que pueda para protegeros a los dos. Así que, al menos no estarás tu solo para ocuparte de mantenerle a salvo.- dijo al final de la conversación, tratando de animar a la bola rosa para que no se preocupara tanto.

Les siguió a los dos dentro de la habitación. Frente a la pantalla, en la cual había cambiado lo que estaba escrito, pero dado que ella lo había ignorado la primera vez, no notó el cambio.

- ¿Los honores?- Sus recuerdos de cuando era frontier eran borrosos, pero de todas formas, ese dispositivo no permitía crear portales, por lo que no sabía bien que había que hacer. Solo recordaba a Zayyn hacerlo de vez en cuando, y el dispositivo ni tan siquiera se parecía. - Nunca he usado uno de estos... ¿Aunque no sea el propietario funcionaría?

- Gracias Nat, es un gusto que nos acompañes. -

- Puede que tengas razón. - El muchacho le entregó en una de sus manos a Koromon. - Pero si hacemos esto... - Con su brazo que ahora estaba libre rodeó la cintura de la chica por detrás, mientras que con la otra mano depositó el aparato en la mano libre de Natasha y se la sujeto. Esto hizo que ambos quedaran sujetando el aparato a la vez. - Solo puedo usar mi computadora algunas horas para ir al Digimundo. - Guiando la mano de la muchacha hizo que apuntara al monitor. - y solo necesitamos el ultimo toque. - Besó nuevamente a Natasha, y si bien esto no era necesario, era una escusa perfecta para seguir demostrándole su cariño.

En un instante se encontró con un digimon en una de sus manos, la otra sujetando a la vez que Carlos el dispositivo, y con una mano en la cintura que la pegaba más al chico. Era sorprendente lo que podían cambiar las cosas en apenas unos segundos. Le miró con una sonrisa divertida.

- Piensas muy rápido en la solución. Creo que he encontrado a mi solucionador de problemas personal.- se rió al decirlo, después de darle un beso en el cuello al chico, a fin de cuentas, en esa posición tenía un buen alcance para ese tipo de cosas.

Miró algo extrañada al aparato frente a ella. ¿Cómo que solo unas horas? ¿Tendrían que regresar pronto a la casa para no quedarse encerrados allí? Bueno, con lo del virus, no se quejaba si tenía que volver antes de tiempo. Menos probabilidad de enfermar.

- ¿Último to... - sus palabras fueron cortadas por un beso, al que correspondio. No había que estropear los detalles.- Interesantes requisistos tiene este programa... ¿Solo que a quién se los dabas antes?- bromeó poniendo cara de novia obsesiva.

- ¿A Koromon? - Dijo el chico con una carcajada. - Bueno, me has pillado. Solo quería besarte nuevamente. - Volvió a juntar sus labios con los de ella mientras estiraba más la mano con la que sujetaba a el aparato junto a Natasha.

De la pantalla del aparato salió una luz que fue creciendo cada segundo, fue tal el resplandor que llego al punto de inundar toda la habitación. Cuando la Luz comenzó a menguar ninguno de los que ahí estaba presente se encontraba ahora.