[España]Un nuevo tamer[MISIÓN]

Para Carlos.

Spoiler:

El Parque del Retiro se encontraba abarrotado de gente que había ido allí a pasar la tarde. Algunos se encontraban en el estanque, dando de comer migas de pan a los patos, y otros simplemente se desplazaban en las barquitas, acompañados por un amigo o compañero. Otros paseaban por los paseos, mientras que otro grupo entrenaba en la zona deportiva. Además, cerca del estanque había un agradable paseo repleto de tenderetes en los que, o bien vendían productos, o bien prestaban servicios de entretenimiento, los cuales eran muy queridos por los niños que iban allí con sus padres.

Pero no hablaremos de este estanque, sino de otro ubicado en otra parte del enorme parque. Este en particular, era más pequeño, y menos visitado. Por eso, había sido un lugar ideal para el "cisne" que se encontraba empollando un peculiar huevo rosa con motitas azules.

Con Koromon recibimos un mensaje de ayuda de un Swanmon. Estaba transportando un Digiegg para un nuevo Tamer, él cual estaba muy próximo. - Este es el lugar. - estábamos en un parque repleto de gente. - Gracias a Dios que ya se nos volvió una costumbre el que te transformes en Koromon en el mundo Humano. -

Comenzamos a caminar a la laguna donde nos indicaba el mensaje. Era un pequeño estanque con unos cuantos cisnes y patos lo bastante alejado como para no ser visitado. - Buena decisión. Al estar tan apartada ninguna persona se adentraría en el parque para ver lo mismo que podría ver en el otro estanque. - ya estábamos llegando al estanque y parecía que la gente se había extinguido. - ¿Quieres regresar a ser un Agumon? al parecer nuestras sospechas estaban en lo correcto. -

-¡Claro! - Koromon salto de mis brazos y al tocar el suelo comienza a emitir un brillo.


-Que bien se siente poder estirar los brazos. - Donde antes estaba Koromon ahora se encontraba Agumon moviendo sus brazos para desentumecerse. - Sera mejor que comencemos a Buscar al Swanmon para ayudarle. - Agumon comenzó a olfatear el aire en busca de un aroma Digital. - ¡Por aquí! - dijo corriendo por un lado del estanque en dirección a unos Juncos.

En el pequeño estanque, Carlos y Agumon podrían investigar un poco. Había patos y cisnes, pero ninguno parecía tener una apariencia diferente de lo normal. Aunque quizás era porque el digimon en cuestión de alguna manera estaba escondido.

El silencio era absoluto, podía escucharse hasta el rumor del agua moverse por las zancadas que las aves daban al nadar... Aunque ese silencio pronto se vio resquebrajado por un conjunto de graznidos que comenzaron a escucharse a la vuelta del estanque, rodeándolo.

El estanque estaba repleto de aves, pero todas con un aspecto normal. - ¿estas seguro que era por aquí? - Agumon seguía olfateando y se metía más y más entre los Juncos.

- ¿La verdad? creo que no. - parecía estar captando el olor de un Nido, como si recientemente hubieran estado ahí. - Digo, siento el olor de un Digimon. pero viene de todos los puntos a la vez... -

- Bueno, tal vez se han estado moviendo de Nido en nido para no llamar la atención. - el silencio del estanque se ve perturbado de improvisto por unos graznidos. - ¡¿Que a sido eso?!

Inmediatamente cuando comenzaron los sonidos Agumon levanta la cabeza de entre los Juncos. - No lo se, pero de seguro no sera nada bueno... - Agumon sale de entre los Juncos y comienza a correr en dirección a la orilla opuesta. - El aroma se vuelve más intenso por aquí... -

- ¡Espérame Agumon! - al parecer mi compañero no me tomaba en cuenta por lo que decidí apresurar el paso para llegar pronto junto a él en la otra orilla.

la orilla opuesta era exactamente igual, la diferencia era la notoria intensidad de los graznidos y que curiosamente no habían tantas aves como en la primera orilla que visitamos.

OFF:

Al rodear el estanque de nuevo, Carlos y Agumon podrían ver a un grupo e cisnes rodeando a otro que parecía ser de su misma especie… De no ser porque las plumas de sus alas acababan en morado, y en algunas partes de una extraña armadura. Aquel debía de ser el Swamon que andaban buscando… Pero el pobre se encontraba luchando desesperadamente contra los demás cisnes comúnes, que lo trataban como a un intruso y le lanzaban picotazos.

- ¡Malditos pajarracos idiotas! ¡Dejadme en paz, estoy tratando de cuidar a un bebé!

Swamon agitó sus alas y lanzó a los cisnes normales una ráfaga helada de aire para espantarlos, pero estos parecían insistir en echar al digimon de su hogar.

- ¡Demonios!-exclamó el digimon, frustrado.

-De ahí proceden los graznidos. - Agumon señalaba un grupo de cisnes que parecían estar muy concentrados en picotear algo.

-¿Que sera lo que esta en el centro? - la pregunta fue respondida un par de segundos después, ya que del grupo se asoma un cisne un tanto diferente y con armadura. - Ese debe de ser Swanmon. - Swanmon al parecer estaba siendo atacado por las demás aves, y para intentar espantarlas utilizó un ataque de viento. - Sera mejor que lo ayudemos. - la ráfaga era intensa, pero solo duro unos instantes y acto seguido las aves volvieron a atacar.

-Ya se me ocurre como podemos espantarlas... - Agumon comenzó a brillar con la Luz de la Digievolución.


Donde antes estaba el pequeño dinosaurio naranja, ahora estaba Greymon de píe. - y para darme en el gusto... ¡MegaFlama! - el ataque no tenía un blanco fijo. Más bien era como un disparo de advertencia dirigido al aire.

Las aves detuvieron su ataque y se voltearon para ver al Gran Dinosaurio que se encontraba lanzando fuego. todas emprendieron inmediatamente el vuelo dejando a Swanmon sola con su Digiegg. - Funciono bastante bien... - comencé a acercarme al Swanmon con cautela por la posibilidad de que estuviera en algún estado de Shock. - ¿Te encuentras bien? -

OFF:

Los cisnes, al ver la llamarada del digimon dinosaurio, salieron despavoridos, aterrados por esa criatura tan grande que acababa de aparecer. Sin embargo, Swamon no perdió tiempo, y se metió en un nidito que había escondido entre unas rocas. Parecía estar escondiendo algo ahí.

- Ya está pequeño, ya no te pasará nada...-El digimon ave alzó la mirada, mirando al humano y a su compañero-. Muchas gracias por ayudarme... ¿Soy vosotros dos a los que pedí ayuda?

El cisne digital ladeó la cabeza, tomando entre sus alas al pequeño huevito que estaría a punto de nacer, en cuento encontrara a su verdadero compañero humano.

No pude ni llegar a donde estaba Swanmon cuando ya se estaba adentrando entre los juncos buscando algo. -Al parecer si se encuentra bien. - Swanmon parecía hablar con un bebé, pero... ¿eso quiere decir que el Digihuevo ya se rompió?  - Si, nosotros somos los que recibimos el mensaje. -

Greymon comenzó a brillar de nuevo, y como en el caso anterior donde antes estaba el gran dinosaurio naranja, ahora se encontraba Agumon de pie. - Eso si que a sido gracioso. - Agumon estaba aguantando las carcajadas.

Swanmon ladeo la cabeza, y entre sus alas estaba el pequeño huevo Digital. - Creí que habíamos llegado tarde. Como estabas hablando con él pensé que ya había hecho eclosión. - Agumon ya estaba a mi lado por lo que pensé que era buen momento para las presentaciones. - Bueno, ahora que ya estas aquí... mucho gusto Swanmon, mi nombre es Carlos y el es Agumon, y hemos venido a ayudarte.

¿Acaso nunca dirás mi nombre? - Siempre se molestaba por el hecho de que lo tratara como un ser sin identidad propia.

Lo lamento, lo lamento. su nombre es Astaroth... - Dije con tono cansado, como si fuera una rutina diaria. - ¿acaso no encontraron tus padres un mejor nombre que ese? -esto ultimo con tono burlón.

Swamon sonrió alegremente, con cierta chispa de maternidad. No en vano, ella siempre había sido la encargada de cuidar a los digihuevos y a los bebés que salían de estos. Para ello, eso era vocación, además de que le encantara hacer eso, se sentía viva, pues le aportaba un futuro a los pequeños.

Miró el digihuevo un segundo, antes de dar un par de zancadas y tendérselo al humano, muy a su pesar. Él era posiblemente el único que podría ponerlo a salvo. Él era el que debía entregárselo a su correspondiente niño elegido.

- Lo dejo en tus manos...


No muy lejos de allí, en una de las barcazas del estanque, dos muchachos pasaban la tarde juntos, divirtiéndose y riendo entre ellos. Mientras uno hacía mover los remos de manera sincronizada, el otro se dedicaba a hacer fotografías con una cámara digital.

Swanmon era la viva imagen de ¿mamá cisne? sus ojos tenían un cierto brillo al ver el huevo, como si fuera realmente suyo. En eso Swanmon comienza a aproximarse dificultosamente y me extiende el huevo. - ¿Acaso no nos acompañaras? - al parecer por la forma en que Swanmon caminaba no se encontraba en sus mejores días. - Bueno, si tu no puedes acompañarnos nos encargaremos nosotros. -

-Yo lo llevare. no confió en ti para que lleves algo tan valioso como una vida. - Agumon se adelanto y tomo el Huevo entre sus garras.

-Siempre te llevo a ti... -

-Si, pero ¿cuantas veces me has dejado caer?-

-Bueno, dejemos de discutir. puedes llevarlo, pero cuando tengas que transformarte en Koromon porque llamaras mucho la atención no tendrás más opción que pasarme el huevo. - la verdad es que muchas veces se me a caído Koromon por accidente y Agumon parecía más contento con esta decisión. - Bueno, pongámonos en marcha.

- ¡espera! ¿sabes siquiera a donde ir? - Agumon me bloqueaba el paso - Digo, el Tamer esta cerca pero el parque debe ser bastante grande...

-¿Recuerdas que esto tiene una especie de radar? - saque mi digivice y se lo mostré a Agumon. - con Myrddhin la utilizamos para registrar el Lago Ness...

Swamon se retiró de nuevo al nido improvisado que había creado para sí desde su llegada al mundo humano. Observó desde allí al joven y al digimon alejarse, y cuando ya los perdió de vista sonrió y se hizo un ovillo para dormir. Ahora debía descansar después del largo y tedioso viaje del mundo digital al mundo humano.


Mientras tanto, en el estanque grande, los dos chicos seguían desplazándose en la barca. La chica le preguntó a su acompañante si quería que le sustituyera, y él asintió, cansado. Después, sin muchas ganas de hacer fotos, se acomodó en la barcaza y comenzó a mirar los pececillos del fondo del agua, mientras su compañera remaba hacia las largas escaleras de piedra que había en la orilla, a unos diez metros de donde estaban.

Spoiler:

Swanmon regreso al ultimo nido que había construido, al parecer esta decidida a descansar después de todo lo sucedido.- Hasta pronto Swanmon. Tal vez uno de estos días nos volvamos a ver. - siempre estaba la posibilidad que nuestros caminos se reencontraran.

el Digivice comenzó a emitir un sonido, y en su pantalla un punto rojo parpadeaba como un radar. - Ese debe de ser el Tamer al que buscamos. - decididos a encontrarlo comenzamos a caminar en la dirección que nos mostraba el aparato electrónico.

ya adentrados nuevamente entre los árboles, parecía que el aparato nos guiaba a la laguna principal. - Sera mejor que te vuelvas a transformar en un Koromon. Cada vez estamos más cerca del resto de los humanos, por lo que si te llegaran a ver sería difícil de explicar. -

-¿Tengo que? Aun estamos solos por lo que puedo permanecer así un par de minutos más. - Agumon comenzó a rechinar los dientes como si se negara a aceptar una orden.

Vamos Agumon. Sabes que en cualquier minuto un niño podría ingresar entre los arboles buscando algún juguete como por ejemplo una pelota. ¿Sabes cuanto tiempo pasaría en un psiquiatra para que lo convencieran de que eras su imaginación? - Esta idea pareció causarle mucha gracia, como si yo le hubiera dado una excelente idea. - transformate ahora mismo en un Koromon. Es una orden. - Agumon me paso el huevo, y acto seguido se transformo en Koromon.

- James, quizá deberíamos ir ya hacia el puerto, ¿o crees? Ya empieza a atardecer-murmuró la chica, en la barca mientras remaba.

Su acompañante la miró un segundo, después se fijó en el cielo, y finalmente asintió.

- Sí, tienes razón-murmuró, sonriendo. Y la chica comenzó a remar hacia dicho lugar.

Cuando llegaron, colocaron la barca en su sitio correspondiente y se despidieron del encargado. Luego salieron, cogidos de la mano, a los paseos del parque, comprando de paso unas patatas fritas en uno de los quioscos.

OFF:

Me dignaba a tomar a Koromon en mis manos cuando un problema surgió. - Si te tengo a ti en una mano, y al huevo en la otra... ¿como veré el Digivice? -

-Bueno... podría volver a transformarme en un Agu... - Koromon fue interrumpido, porque le puse en aparato electrónico en la boca.

-¡Eso es! tu gran boca puede sostener el dispositivo y así podre verlo constantemente. - Dos pájaros de un tiro. Así podía evitar que Koromon hablara con tanta gente cerca y revisar la posición del Tamer.

Koromon intentaba hablar con el Digivice puesto, pero no se le entendía nada. Termino escupiendo el aparato para poder modular correctamente. - Ni de broma llevare eso en mi boca... ¿que crees que soy? ¿un posa celulares? -

-Vamos Koromon... solo son un par de minutos y esto nos ayudara a los dos. - intente meterle el dispositivo nuevamente en la boca contra su voluntad.

-¿Estas seguro que no hay otro modo? - Movía los labios como un niño que no quiere tomar un medicamento.

-Si hubiera otro modo créeme que te lo diría... - La verdad es que ni siquiera pensé en otra solución... la sola idea de que se callara en presencia de tantos humanos era algo tranquilizador.

-Bueno... - Koromon acepto llevar el Dispositivo en su boca, por lo que nos pusimos nuevamente en marcha dándome cuenta que el objetivo había cambiado de dirección.

OFF:

Carlos acababa de llegar ya al anterior paseo que había junto al estanque, lleno de tiendas, tenderetes y miniteatros con muñecos de trapo que "hablaban" y hacían reír a los transeúntes de esa zona. Podría, si quería, comprar también bolsas de patatas, doritos, pajitas, gusanitos, etc en un pequeño quiosco al final del paseo junto a un puesto de helados.

El punto brillante del digivice, comenzó a alejarse a bastante velocidad de ellos en esa dirección, más allá del puesto de helados. Si no se daba prisa, pronto estaría demasiado lejos como para alcanzarlo.


Los dos muchachos, nada más comprar las patatas fritas, comenzaron a caminar tranquilamente hacia otra nueva dirección. Se detuvieron junto a una farola, junto a la que había aparcadas dos bicicletas, roja y amarilla, ambas amarradas con una cadena a un largo poste. El chico, James, sacó una llave del bolsillo y abrió el candado de la cadena. Luego se lo guardó todo en la mochila y se subió en la bicicleta roja, al igual que su compañera, quién había comenzado ya a pedalear.

- ¡Espérame, Jessie!-dijo sonriendo, empujando con un pie el pedal

El paseo peatonal estaba repleto de puestos, ya sean comerciales o de entretenimiento. - Seria un lindo lugar para pasarlo con Nat... - Solo había estado un día con ella en Tokio, pero "algo" me llamo la atención en ella.

- Sigues con eso? - A Koromon le costaba hablar con el aparato electrónico en su boca, pero algo se le entendía. - no te llamara... entiéndelo... -

Tal vez tuviera razón, pero este no era el momento de discutir sobre eso. - ¡Mira! - Exclamé - El punto se mueve muy rápido. - sin vacilar comencé a correr en la dirección que mostraba el Digivice como si mi vida dependiera de eso.

- ¡cuidado! - Koromon iba saltando en mi brazo derecho. - ve mas despacio. -  en mi brazo izquierdo llevaba aferrado contra mi pecho el huevo.

- No tenemos tiempo... si nos demoramos demasiado en llegar... el Tamer se podría ir...- mi respiración comenzó a agitarse, por lo cual hablaba entre cortado. - y tendríamos... que cargar... con la responsabilidad... de eso... -

el punto se detuvo, y cada segundo nos acercábamos más. - Esta... cerca... - Logre decir entre jadeos. Dos jóvenes estaban sacando un par de bicicletas amarradas a un poste, y claramente el punto era uno de ellos. - ¡ESPEREEEEN! -  Grite con todas mis fuerzas mientras uno de ellos salio pedaleando.

Los dos muchachos habían comenzado a pedalear. La chica de cabellos rosados iba tranquilamente... hasta que su compañero la miró con una sonrisa maliciosa y dio una fuerte aceleración. PArecía que ahora iban a disputarse la merienda en esa carrera. Con un mohín, e hinchando los carrillos, Jessie trató de adelantar a su compañero, pero este no parecía querer perder así que siguió pedaleando con fuerza.

- ¡El primero que llegue al final del paseo se queda toda la merienda!-anunció, riendo a carcajadas.

- ¡Jo! ¡Eso no vale!


Mientras tanto, pasemos a ver qué sucede con el niño elegido y su Agumon.

Desgraciadamente, los dos chicos no alcanzaron a oírle, porque cerca de allí había una orquesta tocando de manera ambulante, y por lo tanto, estaban haciendo demasiado ruido. Todo parecía perdido para Carlos, porque los dos chicos se alejaban más y más... Pero quizá la bicicleta que había amarrada en otra farola podría salvarle de esta.

Al parecer no me escucharon gritar, por lo que daba esta misión por perdida. - Cerca... muy cerca... - De apoco estaba recuperando el aliento por correr tanto. -  Será mejor que regresemos con Swanmon... -  Retire el dispositivo electrónico de la boca de Koromon, ya no servia de mucho que lo tuviera ahí.

- ¿Eso es todo? -  Después de sacarle el Digivice dio una gran bocanada de aire. - ¿Nos rendimos como si nada? -

- Míralos, ni siquiera corriendo podremos alcanzarlos...  -  Estaba dándome media vuelta para regresar al estanque donde dejamos a Swanmon.

- ¿Y si tomamos prestado eso? - Koromon estaba apuntando con una de sus orejas a otra bicicleta amarrada a un farol.

- ¡Brillante! - No tenia por costumbre tomar cosas prestadas, pero esta bicicleta era idónea para transportar tanto a Koromon como al huevo en su canasto. - Si la tomamos unos minutos tal vez nadie se de cuenta... - me aproxime a ella como si yo fuera el dueño, y deposite el huevo en el cesto. - Koromon usa tu ataque de Burbuja de Ácido. -

Koromon cerro la boca y cuando la abrió de nuevo, de ella salio una burbuja que corto la cadena.

Deposite a Koromon junto al huevo en la canasta, y saque nuevamente el Digivice para llevarlo en mi mano derecha. -  ¡Aun tenemos tiempo! - comencé a pedalear con todas mis fuerzas para alcanzarlos pronto.

Carlos cogió la bicicleta. Por suerte para él, nadie pareció darse cuenta del hurto que había cometido, pues todos se habían quedando mirando curiosos a la orquesta que tocaba de manera tan ruidosa. Por ello, el muchacho pedaleó rápidamente, todo lo que pudo, hacia los dos muchachos que se habían alejado unos segundos antes.


Jessie acabó resollando por el cansancio, pero gracias a su tenacidad y perseverancia, consiguió llegar la primera a la meta que se habían autoimpuesto.

- Caray...-jadeó James, impresionado-. Oook, no retar a una mujer, comprendido.

Jessie se volvió para mirarle, jadeante, con una sonrisa burlona, pero algo detrás de su compañero pareció llamarle la atención, porque con una exclamación ahogada, grito:

- ¡Cuidado!

Al parecer, ambos ciclistas se habían detenido demasiado rápido, y eso posiblemente fue algo que el tamer que los perseguía no pudo prever. Por ello los cuatro, Carlos, Jessie, James y Koromon, acabaron unos encima de los otros en el suelo, y posiblemente viendo estrellitas sobre sus cabezas.

- Aaayyy....

Había logrado alcanzar a los chicos, solo estaban a un par de metros de mi cuando de pronto… el suelo…
 
Al abrir los ojos estaba sobre el chico del cabello azul con el que choque. – Lo lamento, no esperaba que frenaras tan de pronto. – Koromon también había salido disparado y cayó sobre la chica. –  ¿Koromon, te encuentras bien? –

Se encontraba donde normalmente estaba el corazón de las personas. – Si, por suerte he caído en algo blando. –

Me incorpore, si Koromon salió de la canasta lo más probable es que el huevo igual. – ¡El huevo! – por suerte seguía intacto en el cesto. – Antes de que griten déjenme explicarles. – La chica tenía una cara de espanto al ver a Koromon hablar. – Esto – Dije tomando a Koromon – Es un Digimon, y aunque parezca loco es un ser vivo. – No sabía cómo lo tomarían, pero preferí  revelar todo a la vez – Me han pedido que le entregue este huevo a su dueño, y resulta que es uno de ustedes dos. – Mostré el aparato eléctrico, que ahora mostraba un punto rojo en el centro como si hubiera llegado a mi objetivo.

– De seguro el Digimon que salga del huevo no será tan guapo o simpático como yo. –

Jessie y James miraron estupefactos al chico que acababa de aparecer. Todo había sucedido tan rápido, que no sabían que decir, excepto cuando Jessie vio al digimon rosado y redondo hablar, momento en el que pegó un pequeño chillido. Sin embargo, cuando Carlos les explicó todo, James estaba sonriendo, como si pensara que estaba metido en alguno de los videojuegos con los que se pasaba la tarde jugando.

- Woah... Es increíble...

Jessie, algo recelosa, tomó el huevo entre sus manos y lo inspeccionó, justo en el instante en el que la cáscara empezó a agrietarse.

- ¡Aaah! ¡Se rompe!-exclamó, mientras hilos de luz se filtraban entre los huecos de las grietas y la cegaban.

El huevo digital estaba haciendo eclosión al contacto con la chica, ¿sería ella la Tamer? – Felicidades… creo. – La cosa ya daba igual, fuera quien fuera de los dos el huevo ya se estaba rompiendo y alguno de los dos saldría seleccionado. – Espero que este pequeño no sea tan hablador como el mío. –

– ¿Yo hablador? Me ofendes. – Koromon fruncía el ceño en señal de enojo, peor los dos sabíamos que era una broma.

– Me encantaría ver de que Digimon se  trata, pero en este instante tengo que devolver la Bicicleta. Si me esperan acá volveré en unos minutos. – Tome la bicicleta y pedalee nuevamente a donde la encontré, mientras Koromon se quedaba con los chicos.

- Cualquier duda que tengan que mejor que un Digimon para respondérselas. – El huevo aún no se rompía del todo, pero  ya se estaban agrandando los huecos.

Logre llegar al poste donde tome la bicicleta, la orquesta seguía tocando por lo que aún no se percataban de la ausencia de esta.  – La dejare aquí y con esto. – En el cesto deje unos cuantos Euros por el daño de la cadena que hicimos con el ataque de Koromon.

Decidí volver para ver cómo les iba con el nuevo nacido y para mi sorpresa estaba recién saliendo completamente del cascaron.

Mientras Carlos se iba a devolver la bicicleta, el huevo eclosionó. Por suerte para el humano, el dueño de la bici robada no estaba aún por allí, porque sin duda le habría echado en cara el hurto. Cuando llegó de nuevo con los dos chicos, del huevo había salido una criaturita redonde anaranjada y con aspecto de cría de león:

Spoiler:

- ¡Friiii!-emitió el bebé.

Jessie y James miraron un segundo, anonadados, a la pequeña bolita, pero enseguida sonrieron, emocionados y embelesados.

- ¡Aaaaaaawww!-dijeron ambos.

Se levantaron del suelo, intentando agarrar a la cosita tan adorable que acababa de salir del cascarón. Por ese movimiento, dos teléfonos móviles cayeron de sus respectivos bolsillos. Raro que cayeran a la vez, ¿no? De repente, ambos aparatos brillaron con intensidad, cegando a los allí presentes durante unos segundos. Cuando volvieran a mirar, se encontrarían con un extraño aparato de color azulado:

Spoiler:

Todo estaba listo, El huevo fue entregado y además se rompió frente a mis ojos. - Ya esta, felicidades a... - Desgraciadamente los dos teléfonos se cayeron al mismo tiempo, por lo que no sabia cual de los dos fue el afortunado. - ¿De quien es el pequeño? - Al ver la emoción reflejada en sus rostros no podía decidir a cual felicitar.

- Creo... - Koromon estaba igual de confundido que yo. - había escuchado historias, pero nunca creí que fueran reales, y tampoco me tope nunca con esto. - Al parecer sabía la respuesta, pero no creía que fuera posible. - En algún lugar de Tokio dos hermanos recibieron un huevo digital, de el salio un digimon que se convertiría en un poderoso impmon. Junto con el huevo residieron un Digivice... para los dos... -

Mi cara de incredulidad era completamente visible. - ¿Me estas diciendo que puede existir dos Tamers para un solo Digivice y Digimon? - Con esa explicación cobraba sentido que los dos teléfonos se transformaran en un solo aparato electrónico.

- Si, es muy raro que se produzca, porque las dos personas deben ser muy unidas, como es el caso de los hermanos. -

El misterio estaba resuelto, Ambos eran Tamers del pequeño digimon. - Felicidades a ambos... creo - La idea me costaba creerla, pero de seguro así era.

Los dos chicos, algo confusos por enterarse de lo que eran (¿Tamers, había dicho el extraño?) miraron al pequeño digimon, quien les sonreía a ambos por igual, feliz de haber encontrado a sus compañeros.

Al final, después de que James recogiera el aparato extraño, ambos se dieron la vuelta, sujetando las bicis y mirando algo embelesados al pequeñín. Aquel sería un día que no olvidarían fácilmente.