Susurros desde la escarcha...

Apretó los dientes cuando entraron en contacto con el suelo. Puesto que al no tener cuatro patas que apoyas sino dos, el cálculo del aterrizaje era algo malo y hacía que te dejaras caer en cuanto creías estar ya en tierra. Así que, eso hizo que temblaran un poco las cosas dentro de las garras del dragón, no demasiado fuerte, pero sí que incómodo para los que estaban dentro.

Esperó que la arrojaran al suelo, a fin de cuentas, nadie es muy cuidadoso con la comida, a menos que esta se pueda romper y perderse, como con los huevos. Así que, el que el dragón los depositara en el suelo con cuidado la hizo extrañarse bastante. Pero eso no quitaba que siguiera de mal humor.
Se incorporó lo más rápido que pudo, quitándose la chaqueta, puesto que en esa zona la temperatura había ascendido algo, y porque su compañera estaba en el dispositivo, y si podía evitar que se la comieran, pasaría frío solo por ella. Buscó con la mirada algo que arrojar al dragón, pero antes de mover un solo ojo, la cueva entera tembló por el gran golpe que había dado el dragón con la garra.

Ante sus ojos la salida estaba cristalizada y protegida por un gran dragón. No había forma de evitar ser comida, a excepción que entrando más en la oscuridad de la cueva ella pudiera librarse del dragón porque este no pasara. Pero no había indicio alguno en la zona en la que estaban que hubiera túneles hacia las entrañas de la tierra, además de que parecía más una oquedad profunda en la pared, pero nada más. Así que, no había lugar al que huir.
Y saberse sin salida la asustó un poco, si bien estaba más llena de adrenalina que pensativa. Pero siempre considerar que con un poco de suerte podría librarse de morir la había animado a cometer algunos actos suicidas. Pero ahora que estaba acorralada no encontraba ese ánimo para hacerlo. Porque aunque matara al dragón, tendría que esperar a que el hielo se deshiciese... Y antes de que ocurriera, seguro que se quedaba sin nada que comer. Pero como siempre que la pasaba, segundos después de asustarse y decidir rendirse, le entraba un ataque de ira contra aquél que le había obligado a tenerlo.

Sus ojos rojizos brillaron de manera psicótica antes de que la chica se acercara al dragón a golpearle con sus puños... Acción totalmente inútil, pero a ella le servía para sacar la frustración, o quizás para romperse simplemente las manos.

Golpe tras golpe, sin detenerse en ningún momento a pesar del dolor. Así actuaba la chica, puesto que seguía rabiosa con el maldito dragón, ojalá apareciera algo que la concediera un poder increíble para poder derrotarle con sus puños. Incluso se satisfacía con tan sólo que le dolieran.

Pero como estaba claro, sus golpes solo sirvieron para que se escuchará un crujido poco alagüeño de su mano derecha. Después del crujido, no pudo cerrar el puño de nuevo, al haberse reventado completamente los nudillos. Incluso, aunque luego ella lo negara, gritó de dolor.
Se dejó caer al suelo, cansada y dolorida. Sujetándoselos con fuerza de la muñeca de la mano herida, por la que además caían pequeños regueros de sangre. Pero sus ojos seguían demostrando que estaba profundamente rabiosa con el bicho ese.

Por eso cuando preguntó eso sobre Nao, la chica tardo bastante en contestar, porque no se esperaba una pregunta de ese estilo en ese momento. ¿Qué pintaba el idiota en ese momento?

- ¿Para qué quieres saberlo? A fin de cuentas esta muerto en la cueva de hielo... - no lo había pensado hasta ese momento, pero no le había visto salir del agua. Y a fin de cuentas, ella no sabía casi nada sobre los frontera, así que no se la había ocurrido pensar que el dragón podría ser el chico, puesto que había surgido repentinamente del lago.- Y... No lo se... Sigue sin gustarme estar cerca de él, y preferiría odiarlo, la verdad... Pero imagino que tendré que darle las gracias por eso...

Sus palabras eran ciertas, prefería no saber nada sobre él, puesto que sabía que era peligroso para ella. Si pasaba mucho tiempo podría ocurrir esa cosa que no quería volver a vivir, sobre todo porque a ella no la venía bien eso... Demasiado doloroso. Pero aunque el dragón la obligase a responder, no explicaría más sus motivos, antes la tumba que decir uno de sus mayores miedos.

-Ni se te ocurra preguntar más, no hablaré. Aunque, ¿para qué querías saberlo?

Nada mas aterrizar dulomon empezo a andar hacia Mashury aun con el dolor de cabeza. Pero ya resistiendo mejor. Me mordio la mano para despertarme. Mientras el dragon y la otra humana se pegaban logre despertarme por el jaleo y los mordiscos de Dulomon.

Me incorpore algo mareada y aun con sangre en la boca, el panorama no era muy bueno y mi estado tampoco. Busque una manera de salir de aquella prision con la vista, pero con mi fuerza y la imposibilidad de evolucionar era dificil. Eso si, me resulto gracioso ver a un dragon similar a Dragomon.
-Buenos dias-noches.
dije limpiando la sangre seca que tenia cerca de la boca.
-Veo que andais de peleas. Y veo que el dragon tiene ganas de fiesta.
No sabia de que iva la conversacion, pero deberiamos volver para saber como estaba Naois. Despues de verle en el agua y haber recibido la patada habia perdido la conciencia.
-Quitando muchos problemas...¿que ha pasado? ¿donde esta el lobo y Naois?
Pregunte sacando el ordenador a prueba de agua y comenzando a teclear para lograr que Dulomon evolucionara. No podia fiarme de que una espiral pudiese con un digimon como aquel. Ya que a Dragomon nunca le habian afectado. Dulomon sonrio algo feliz y se tumbo en el suelo con paciencia. Cuando yo perdia la paciencia era sumamente idiota, por suerte en aquellos momentos tenia bastante de ella al estar en unas condiciones algo pesimas. Una pena, pero una ventaja.

No entendía las palabras del dragón, y menos la risita insoportable que había soltado. Porque ese tono de risa poco tenía de agradable, era el típico que se usaba cuando la otra persona no sabía algo, y te hacia gracia esa ignorancia porque le hacía ver más estúpido a tus ojos. Y en su orgullo, esa risa la estaba molestando mucho.

Pero antes de que pudiera hacer nada, una gigantesca garra se abalanzó sobre ella, aprisionandola contra el suelo. Gruñó molesta y se retorció para liberarse del animal, pero no surtió mucho efecto. Porque mientras que lo intentaba, se quedó helada antes de sonrojare hasta tornar su rostro del mismo color que los ojos.

- ¿Q-qué? Yo... ¡Yo no me he acostado con él! Ni lo haré, porque no me gusta. ¿Y esa pregunta a que ha venido?- gritó al animal.

Pero entonces escuchó a la castaña de nuevo y giró la cabeza lo que pudo para mirarla de reojo. Pero tarea inútil, puesto que apenas podía verla por el rabillo del ojo.

En ese momento el dragón la contestó, haciendo que la albina abriera los ojos sorprendida, pensando en la cosa más obvia. Animal hambriento que sale de donde caído el chico: se lo había merendado.

- ¿Te has comido a Naois?

Mire al dragon sorprendida, la verdad parecía tener el egomuy subido, por el hecho de que se mofaba delante de la peliblanca. Aun asi en poco tiempo ambos parecían picarse por lo mismo. Por naois.
Cuando el dragon me lo explique asentí mas o menos entendiéndolo. Por lo que no pude evitar reirme cuando Julchen dijo que se lo había comido.
-Jajajaja¿comido? venga ya albina. Ese dragon ni siquiera tiene estomago jajaja
Respondi intentando también picar un poco al dragon. Mientras comencé a esparcir con el ordenador una neblina oscura que lograba transmitir el poder de la torre negra hasta allí. Si era un espíritu digital no sucedería nada, pero si era un biohibrido volveria a su form aprincipiante, devolviéndole al parecer aquello que había hecho en la cueva de hielo.

La cara de póker de la chica alcanzó dimensiones épicas ante las palabras del dragón. ¿A qué venía hablar de sus huesos? Sobre todo esos que se le habían roto en más de una ocasión... Cosas de tener una personalidad algo conflictiva. Se encogió de hombros mentalmente, puesto que no podía moverse mucho con una enorme garra haciendo presión en su cuerpo.

- No entiendo a lo que viene eso. Pero me parece algo incómodo que me digan esa frase con una garra de hueso encima, sobre todo, porque aunque tengas rayos X donde esté tu garra perderás visión... Pero bueno...- replicó aún con la cara de póker.

Se sentó en el suelo limpiándose el polvo que pudiera haber cogido al ser asalatada por una garra salvaje. Aunque claro, solo usando la mano izquierda para la tarea, la derecha estaba totalmente inutilizada por el dolor.

- Tsk... Yo que sé si tienes estómago o no, tampoco tengo interés alguno en saberlo. Pero aunque no se lo haya comido no veo la relación entre él y el idiota, asiática.

Se levantó finalmente, mirando desconfiada al dragón mientras que se refería a la castaña con maestra. Cosa que solo le había escuchado decir al pelirrojo... Lo cual solo podía indicar una cosa: el dragón y el chico eran la misma persona.
Una oscura sonrisa a juego con una oscura aura rodeó el cuerpo de la albina, como si de un manto malévolo se tratase. Le iba a hacer arrepentirse por haber jugado con ella al juego de ser un maldito dragón gigante y malévolo. O sí, le iba a hacer sufrir un rato por la humillación que la había hecho pasar solo para divertirse él.

Pero antes, se dirigió a recuperar su abrigo y a sacar a Nyaromon. El digimon, estaba algo molesto por no haber salido del dispositivo en todo ese tiempo, regañando a la chica por haber sido tan temeraria en sus acciones. Ella simplemente puso los ojos en blanco. Sólo la había dejado salir porque necesitaría a alguien que la detuviera en caso de que cayera en un ataque de rabia contra el chico y le golpeara en exceso.
En cuanto la bola verdosa dejó de quejarse, ella se acercó al chico, deteniéndose a su lado, con una sonrisa que pretendía ser amable, pero que fallaba miserablemente en el intento. La daba igual si Mashury trataba de detenerla, en caso de que lo hiciera, sabía donde golpear para dejarla un rato fuera de juego. Lo más seguro es que el lobo la hubiera roto alguna costilla con la patada.

Naois podia correr peligro. habia caido agotado al suelo. Y esa chica le miraba con cara de amable. Poco creible me parecia ya que hace un tiempo habia intentado matarle nada mas verle. Lanzandose desde el aire con el.
Yo estaba fuera de combare, solo me quedaba el ordenador. Y en un caso mejor Lordermon, pero no sabia si podria evolucionar ahora o no. aun le quedaba dolor de cabeza de todas formas.

Asi que mire a Naois y con el ordenador empece a crear clones suyos para despistar un poco a la chica. Quien sabe si aquello la haria algo o no, pero aveces la medida mas idiota era l aque mas efecto tenia. Tras eso cree una cuchilla y la lance justo delante de la cara de Naois para que por el ruido de la madera contra el suelo, despertara. Mientras comence a crear murcielagos, fango y cucarachas usando la oscuridad. Viendo que lo necesitaria saque el digiegg de la mochila. Necesitaba un potenciador.
-Venga Nao...demuestra de lo que eres capaz.

Una simple y fría mirada fue lo que se ganó el pelirrojo nada más percatarse de las intenciones de la albina. No le había importado, o al menos no demasiado, aunque se esperaba más estupidez por parte del chico. Sin embargo, una reacción tan rápida en instintiva le decía que le imponía temor, o quizás solo respeto al joven. Pero eso era algo que la albina amaba provocar en los demás, así sabrían que no era buena idea acercarse o meterse con ella. Así que, una amplia y feliz sonrisa lobuna apareció en su rostro.

Sin embargo, tuvo poco tiempo de regocijo, puesto que de repente observó como miles -quizás no tantos, pero para ella era así- de Naois aparecían repentinamente. Parpadeó algo confusa. De no haber estado algo cansada y herida por múltiples lugares, probablemente no se le hubiese ocurrido pensar, pero ahora que no esta con un físico al 100% su mente entrenada para conseguir desbaratar planes y estrategias de otras personas hizo aparición con fuerza. Permitiéndole razonar qué es lo que podía haber pasado.
No tardó más que unos segundos en averiguar quién era el culpable de eso. Se giró para mirar a la castaña dejar de teclear en su portátil y sacar un objeto esférico y extraño. Dicho objeto emitía un aura que no sabía decir si la gustaba o la disgustaba, pero a Nyaromon claramente no le gustaba. El digimon bufó erizándose, y volviéndose así una bola aún más grande de lo que ya era.

- Oscuridad... - se podía percibir claramente el desagrado que sentía por ese tipo de energía.- Julchen, ignora todas las cosas, no son reales. Han salido de las sombras. No son reales.

Quizás si Mashury solo lo hubiese dejado en las copias, la digimon les hubiera ayudado. Pero ahora jamás lo haría, solo podría oponerse a ellos. Para un digimon nacido en la luz, y que en alguna ocasión ya la había enfrentado, era natural conocer los trucos que podía llegar a usar la oscuridad.

- Gracias, pompón.- dijo la albina a punto de ponerse a patear el aire por los bichos repentinos. Así que, con la determinación de saber que no eran reales, los ignoró completamente. Centrándose solo en cuál de todos los Naois era real. Pero las palabras similares al modo de hablar de la propia germana hicieron que esta se riera.

Sus ojos rojos brillaron con resolución. Sabía que era un suicidio meterse en una pelea contra esos dos, aunque sus condiciones físicas no fuesen mucho mejores que las de la albina. Pero ellos tenían habilidades raras y peligrosas que podrían desgastar su energía. Puede que odiase huir porque no era nada realmente digno, pero ahora que su mente tenía el control de la situación, no iba a dejarse matar de manera tan absurda como siempre. Claro que no. Pero nadie ha dicho que todas las guerras sean físicas.

- Nya, nos vamos. No me gusta enfrentarme a cobardes que necesitan la ayuda de más personas para escapar de mí como ratas cobardes. Eso solo hace que se huela su debilidad, y aunque puede que no tenga demasiado honor, al menos odio enfrentarme a los debiluchos, porque eso no tiene nada de gracia... Así que, pelirrojo, cuando creas que ya eres un hombre real que puede enfrentarse a mí él solito, búscame. Eso si no te han matado en tu venganza por ser un inútil que necesita que le ayuden personas que están heridas. Lo cual solo dice que eres más débil e inútil que un herido. Quizás sea mejor que abandones la idea de vengarte. Solo conseguirás que te maten.- dijo en un tono de voz despectivo, mientras que recogía a su compañera del suelo y la alzaba cargándola.- Pasadlo bien lo dos.

Dicho eso, se alejó de los dos en dirección a la pared de hielo, a tratar de romperla y salir. Pero si el hielo aún seguía muy frío, entonces poco podría hacer. Esquivó todos los cuerpos de Naois, tanto reales como no, para llegar a la salida. No quería arriesgarse a ser atrapada y golpeada por el chico. No estaba demasiado bien ahora mismo para esas acciones tan enérgicas. La mano le dolía horrores y respirar a pesar de que la temperatura era normal, la costaba terribles esfuerzos por la irritación que sentía al haber hablado tanto.

Al parecer los clones como siempre confundian y mosqueaban, pero en lo segundo que cree me habia equivocado. La peliblanca apenas habia mostrado ni un apice de asco, cosa que me resulto curiosa y algo familiar. Incluso senti algo de interes por ella. Naois estaba decidido a luchar y el digimon de ella parecia mirarme con odio. O algo similar. De nuevo otro digimon de luz creyendose mas listo que yo. Hacia ilusiones, pero las ruedas negras no lo eran y tenia ganas de meterla una en la espalda. Bueno... sustituirsela por aquel anillo sagrado que llevaba en la cola. Esos objetos siempre eran utiles. Potenciadores de poder. Mucho mas efectivos que mi digimon. Demasiado dulce y pacifico. Quizas con algo asi se volveria por lo menos mas fuerte. Por que la verdad, hacia realmente poco.

Vi como la chica se alejaba tras hablar y decia a Naois palabras que quizas a el le doliesen. Pero palabras sin mucha base. Se notaba que le odiaba. Pero habia algo mas...Sin decir nada me acerque a Naois y le puse la mano en la cabeza.
-Ignorala, sabes de sobra que no soy debil, que soy mucho mas fuerte que vosotros. Y que por algo me elegiste de maestra. Ella simplemente se cree mejor por... razones desconocidas. Y aprobecha que pasa de luchar para recuperarte. no la sigas como un loco sin cabeza por eso que dijo. No por luchar mas o vencer a mas gente vas a ser mas fuerte.
Dije guardando el ordenador al ver que no habria mucha mas pelea. Sonrei y espere aver que decidia naois por si mismo, o si la chica de pelo blanco volvia al no encontrar salidas.

Satisfacción. Simple y llanamente eso sería lo que habría sentido de haber visto el rostro del chico, además, repetido infinidad de veces por los clones. A fin de cuentas, una herida física con poco tiempo y cuidados desaparece. Pero cuando esta es psicológica tarda infinitamente más en sanar, sobre todo, porque tu propio cerebro decidía no olvidarla y curarla, sino abrirla cada dos por tres, dejando una profunda herida que al cerrarse dejaría una cicatriz.

Al llegar al muro de hielo, ella se quedó mirando el muro de hielo. Apoyó el oído contra el otro lado, a pesar de la gran frialdad que expedía. No podía escuchar nada fuera, lo que decía que o bien estaba muy silencioso, o que el muro era lo suficientemente ancho como para que no trasmitiera bien todo el sonido... Si era esto último, estaba jodida. No podía regresar de nuevo, y menos tras esas palabras. Si pudiera haberse ido, entonces habría quedado fantásticamente, como un enemigo que crea la duda en el corazón del héroe.
Al menos no se engañaba en eso de que fuese la buena de la historia, sabía que solo estaba siendo el enemigo, pero para derrotar a alguien más poderoso que tú tienes que enfrentarte a otros bosses. O eso pasaba en los videojuegos, nunca te enfrentabas directamente nada más empezar con el malo malísimo.

Julchen golpeó el hielo con una patada, pero no ocurrió nada. Ni tan siquiera un cascote había caido.

- Scheisse... No podemos salir aún.
- Habrá que esperar... A menos que...
- ¡No!- la cortó con voz de mando.- No es el momento de hacer eso, además, no sabemos si puedes evolucionar aún y yo no tengo demasiada energía.
- Entiendo tu punto, pero por ahora no podemos salir. Y tampoco podemos quedarnos pegadas al hielo, o acabaras mueriendo por el frío. Tendremos que ir adentro, aunque estén los demás.

La albina apretó los dientes y se dio la vuelta para dirigirse al interior de nuevo. Avanzaba más rápido de lo que se había ido, lo que indicaba que estaba de muy mal humor. Al regresar se encontró con una peculiar escena en la que la castaña trataba de animar al pelirrojo. El cual estaba con sus múltiples copias con cara de depresión. Un segundo de felicidad extrema, seguido de una culpabilidad. No se esperaba que se rindiera ni pusiera esa cara, lo cierto es que le estaba dando mucha pena, lo que la hacia sentir como un monstruo, o quizás algo peor. Pero eso se le olvido cuando escuchó a la castaña.

- Si tan fuerte eres, te acaban de dejar para el arrastre con tan solo una patadita. Además si te has enterado decía que él era el débil. Además de egocéntrica- mira quién lo dice...- Estás sorda. Y claro que soy mejor que vosotros dos, aunque eso es algo que solo poca gente comprende. - y tan poca lo comprendía, puesto que para saber el por qué de que la joven fuese especial había que ignorar todos sus molestos defectos y centrarse en cómo era ella de verdad.

Nyaromon mientras que la albina se ponía a "charlar" con la asiática, se acercó botando hasta el chico. Mirándole fijamente con sus ojos azules.

- Naois, quiero que sepas que Julchen muchas veces tiene parte de razón. Pero lo mejor que puedes hacer, es mejorar poco a poco hasta volverte fuerte. Aunque ella lo niegue, hace unos años era una llorona empedernida con miedo de salir de su casa. Pero con el tiempo, se ha hecho así como es. Alguien que no se rendirá por conseguir lo que de verdad quiere, o por aquellos a los que quiere. Sólo tienes que encontrar tu forma de hacerlo.

Entonces vi algo que podia intuir. Pero que ni mi subsconsciente podia comprender. ¿Naois estaba llorando? No sabria decirlo pero se aparto y se fue a una esquina, con los puños cerrados y se encogio contra la pared. Me quede mirandole extrañado. En efecto habia algo mas que el sentia. No era solo que le llamasen debil. Era algo lo suficientemente deloroso como para acabar abandonando todo para irse a una pared. ¿que debia hacer una maestra en estos casos? Ni si quiera sabia que hacer como persona normal. Nunca habia visto a nadie asi y habi tenido que hacerme responsable. Simplemente solia ignorarlo y pasar llamandolo llorica. Pero sabia que el aun era pequeño para recibir una dosis de realidad tan brusca.

Pero peor fue cuando vi volver a la albna¿eso significaba que estabamos encerrados? Venga ya...Cada vez estaba mas debil. Necesitaba un medico si o si, necesitaba volver a casa. Empezaba a desesperarme. Estaba tan desesperada y mosqueada que ni recorde el portal que podia crear con el ordenador. aunque tempoco me habria ido sin Naois.
Cuando la chica me llamo sorda ya estalle. ¿quien se creia que erA? ¿ella mas fuerte'? se iva a entarar.
-¿tu mas fuerte que los dos?... Eso vamos a verlo blanquita.
Dije matelializando las cuchillas en mis manos y corriendo hacia ella.
-Veamos quien ppuede mas con quien. ¿o tienes miedo? cobarde

Julchen sonrió de manera algo animal -mostrando todos los dientes- al ver como se levantaba Mashury con un cabreo que no se aguantaba. Seguramente las costillas rotas le causarían un gran dolor, por lo que estaba realmente enfadada... Si es que, era tan magnífica que podía enfadar a cualquiera en apenas unos segundos.

- Por supuesto que soy más fuerte. Aunque no sería demasiado digno enfrentarme a ti, estando tú tan herida... Pero ya que insistes, que no se diga que huí de un combate.

Sus ojos rojos se centraron en el objetivo, cuando la castaña echó a correr hacia ella invocando algo en la manos. Si bien no podía saber aún que era, sí que se imaginaba que era un arma, así que, por ahora lo mejor sería esquivar y golpear cuando un ángulo quedase desprotegido. A fin de cuentas, defender -sobre todo con la mente fría- era fácil. Mientras que atacar cegado por la rabia era un error. Y eso se lo iba a demostrar a la asiática a pesar de estar armada.
La albina, se lanzó a la izquierda rápidamente, rodando por el suelo para alejarse de la carga, y poder comprobar mejor qué tipo de arma llevaba. A fin de cuentas, era mejor saber si solo iba a poder usarla como arma cuerpo a cuerpo o a distancia también. Lástima que ahora no llevara ningún arma encima que sino ese combate iba a ser fácil.

Por su parte Nyaromon se quedó mirando a la carcasa que había delante de ella, incluso llegó a mover la cara de un lado a otro para tratar de hacerle reaccionar. Pero nada. Así que, se giró para mirar la pelea que tenía lugar entre las dos mujeres. La chica desconocida parecía tener ganas de matar a Julchen, mientras que la albina se notaba a kilómetros que solo quería frustrar a otra persona hasta hacerla desesperar de rabia contra ella. Aunque de haber querido matarla, seguramente, lo hubiese intentado a pesar de estar desarmada y con una mano rota.

- Esas dos van a acabar teniendo que ir a un hospital... - murmuró sin enterarse de lo que había dicho Naois.

Sin hacer caso a Naois segui contra aquella chica de pelo blanco y piel palida. Mostre mis cuchillas semicirculares, mientras corria hacia ella sin un minimo de cabeza. Arta de todo y sin saber muy bien que hacer, con dolores por todo el cuerpo y notando como queria toser para expulsar posiblemente mas sangre.
La chica dio volteretas alejandose, hasta que finalmente acabo apartada. En aquel momento la lance una cuchilla como un bumerang para darla. Lance con buena punteria, pero al parecer la chica sabia esquivar.
-No te des tantos aires de superioridad. Por que te voy a dejar la cara arrastrando por el suelo
Dije como amenaza mientras corria aun hacia ella. aunque esta vez por el camino tosi hechando sangre de nuevo, y arrodillandome al suelo por el dolor. aun mirando a la chica de pelo blanco con odio.

Chakrams, esa era la respuesta al arma de la castaña. Un arma circular, que si se tenía maestría en usarlo, podía ser una de las armas blancas más peligrosas del mundo. Por suerte, de cerca era fácil de evitar, y con rodar a un lado tenía más que suficiente. Lo difícil sería evitarlo de lejos. Cosa que obviamente en algún momento sucedería, porque era lo más inteligente que podía hacer la castaña, puesto que ella estaba armada y la albina no.

En cuanto se produjera el ataque, ¿qué debería hacer? ¿Sacrificar parte de su cuerpo para conseguir un arma, o bien esquivarlo y que la pudiesen atacar de nuevo? El tiempo no corría a favor de ninguna de las dos, una por tener alguna costilla rota, la otra por haber gastado mucha energía en golpear digimons que eran más fuertes que un humano, inlcuso que uno que fuese un suicida. Pero como ocurría en casi cualquier situación, la chica tomó la opción más alocada. Sacrificar parte de su cuerpo en pos de conseguir un arma.
Así que, en cuanto Mashury lanzó el disco, Julchen calculó lo mejor que pudo la trayectoria de este para que la golpease en la mano derecha, que ya estaba rota. A fin de cuentas, más no la iba a doler. El disco afilado se clavó sobre su mano, cortándola piel, músculos y tendones con facilidad, incluso llego a introducirse en parte del hueso.

Cuando su sistema dejó de estar congelado por el dolor repentino y punzante, se arrancó el arma con decisión, dejando que una pequeña marea de sangre saliera de ellos, manchando el suelo y salpicando a la chica en parte. Porque a causa del agudo dolor había caído al suelo. Apretó los dientes, y se levantó acercándose a Mashury que estaba también en el suelo, escupiendo sangre. No había escuchado nada de lo que la había dicho, porque a fin de cuentas, estaba demasiado ocupada por el dolor que le había taladrado hasta el cerebro como para registrar los sonidos a su alrededor.
Sonrió de manera maquiavélica, y sujetó con fuerza el chakram que había conseguido a base de probablemente no poder volver a usar la mano derecha con normalidad. Estaba preparada para defenderse en caso de que la castaña la atacase. Lo levantó dispuesta a cercenarle la cabeza a Mashury de un golpe o unos cuantos más. Eso la daba igual ahora, solo quería matar. Sus ojos brillaban con locura, idos a causa de las ganas de sangre de la alemana.

<< Parad >>

Esa palabra fue la primera que había llegado a registrar la albina en ese momento. Parpadeó confusa en ese momento, y dejó caer el chakram al suelo. Miró fijamente a Mashury para hablarla.

- Espero que para la próxima ya estés mejor, y yo esté armada. Esto aún no se ha acabado.- dicho eso, se alejó de ella, vigilando que no la lanzase el otro chakram (si es que aún lo tenía).

Tras eso, Nyaromon se acercó a su humana preocupadísima, porque a fin de cuentas, había dejado que un objeto cortante metálico la golpeara. Se dedicó a botar a su alrededor hasta que Julchen se dejó caer al suelo, algo atontada por la pérdida de sangre. Con ayuda de la cabeza verde, se vendó la herida tras rasgarse parte de la camisa. Aunque a pesar de todo, la sangre siguió saliendo, tiñendo de color carmín los trozos de tela a una velocidad que llegaba a ser preocupante.

- Si no salimos pronto de aquí, la cosa se puede poner muy fea para ti, Jul
- Al menos no podrán decir que no morí peleando.- replicó con una sonrisa.

Estaba cansada y agotada, pero trato de evitar que se le cerraran los ojos. Porque si lo hacía, es posible que no volviese a despertar jamás.

Estaba en el suelo agotada y con un dolor terrible. Vi comobla chica cigia mi arma a consta d su mano. Lo k m sorprendio. Deje k el arma siguiera materializada hasta k se acerco tanto a mi k iva a tomarla el pelo. Pero la voz d nao nos paro a las dos. Ella tiro el arma y yo deje d prestarla atencion. Lueho mire a nao y m acerke a el.
-nao... Intenta abrir un portal como t explike dias antes. Directo a un hospital. Si no t acuerdas preguntame.

Gota, gota, gota. Todas ellas rojas, salían poco a poco yendo a estrellarse contra el suelo de la cueva. Gota a gota, la chica de cabellos blancos iba perdiendo la vida en forma de ese constante caer del líquido que recorría sus venas. No importaba lo apretada de la venda, en ningún momento había servido para mucho. Eso lo sabía ella, pero en ningún momento se había dignado a aceptarlo como posibilidad. Ella no era una persona común -en palabras textuales suyas sería demasiado increíble para morir- así que, por ello a pesar de que todo estuviese en su contra, no iba a morir. Y menos de una forma tan absurda. Tenía que tener una muerte digna de una leyenda, o algo así.

No era capaz de concentrarse en lo que había a su alrededor. Se sentía cansada y con ganas de dormir, pero no podía hacerlo. Quizás fuese poco el tiempo de pérdida de sangre, pero todos los obstáculos del día la habían dejado matada. Así que, ahora el efecto combinado de las dos cosas la estaba dejando ausente de todas las cosas que pasaban a su alrededor. Le daba igual notar la mirada de alguien clavada en ella, y tampoco le importaba mucho la conversación. Tenía que centrarse en no dormir.
No dormir... E iría todo bien.

Por tanto, cuando fue parcialmente cargada por Naois, apenas se percato del cambio de estar sentada o de pie, solo miraba a su alrededor, pero sin registrarlo. Como una persona que no está completamente en el lugar. Puesto que de haber estado, era probable que ni le hubiese dejado tocarla. Pero ahora, no tenía energía para eso. Caminaba automáticamente, cuando Nao lo hacía. Aunque si la soltaba lo más probable es que se hubiese caído de cara contra el suelo.

Nyaromon dejó de vigilar a Julchen un tiempo, al saber que el chico en sí no era mala persona. Así que, teóricamente no tenía que temer por la vida de su tamer.

- Gracias por ayudar a Julchen. A pesar de que te trate tan mal. Eso demuestra que eres una buena persona con un alma limpia (?)

Después la pequeña bola se quedó mirando hacía Mashury y Dulomon por si alguno de los dos necesitaba ayuda para algo. A fin de cuentas, a pesar de que la humana usase oscuridad -cosa que estaba fatal- no podía dejarla abandonada, sobre todo, porque ahora estaban aliados todos. Quizás en un futuro eso tuviera que cambiar, pero por ahora, tendría que ayudarla.

suspire intentando levantarme y avanzando hacia el portal poco a poco. No debia forzarme, ya sabia que pasaba si me forzaba. Asi que ande poco a poco hacia la salida. Por el camino Dulomon tiro de mis pantalones para ayudarme. con energia avance y puse una mano en el hombro de naois como recompensa por haber hecho aquello bien. Mas bien de lo que esperaba, de hecho. Seria un buen aprendiz, sin duda. Pensando en aquello pare por el portal directa al hospital

Nyaromon de haber podido tener patas se hubiese encogido de hombros al no escuchar respuesta por parte de Naois. Esperó a que Mashury y Dulomon traspasaran el portal, puesto que la castaña tampoco estaba muy bien de salud. Y si se daba el caso, tendría que ayudarla a entrar. Por suerte, para ello estaba Dulomon para ayudarla, porque siendo solo una cabeza verde con una larga cola, poco hubiese podido hacer ella sola.

Tras atravesar las nubes de colores, llegaron todos a una sala de color blanco con el típico olor a desinfectante potente. Un hospital. Sin embargo, no había nadie allí. Quizás el lugar estuviese abandonado, o quizás cerrado. Pero la pequeña gata sabía que de no haber ningún médico especializado su compañera perdería completamente la movilidad de la mano derecha. Si la operaban, quizás a lo sumo perdiera un 40% de las capacidades manuales. Pero era infinitamente menos que no poder usarla, capaz era la chica de arrancarse el brazo a mordiscos en un ataque de frustración.

- Naois, ya sé que ha sido con buenas intenciones el hacer esto. Pero Julchen necesita ayuda medica real, se tienen que llevar a cabo operaciones para reconstruirle toda la estructura dañada de la mano, puesto que a pesar de que tu se la puedas coser, eso no hace que todos los músculos y tendones se enlacen como deben hacerlo. Y si no está bien hecho, no podrá volver a usar jamás esa mano. - dejó un par de segundos de pausa por si tenía alguien algo que decir, o tenían que asimilar la información.- ¿Podrías, pues, abrirnos un portal hasta Alemania. Allí podrán operarla sin muchos contratiempos.

Julchen por su parte se hizo un ovillo sobre la camilla, murmurando cosas entre dientes. Aunque con los ojos cerrados. No había que preocuparse de que se quedara dormida, a fin de cuentas, el olor a hospitales siempre le traía malos recuerdos. Aquellos en los que tuvo que ser operada para salvarse de las heridas causadas por un biohybrido cuando no era más que una niña. Desde entonces, el olor que tenían los edificios sanitarios solía ponerla alerta. Su mente no olvidaba lo mal que lo pasó.

sin decir gran cosa avance por el hospital buscando a alguien. Yo sabia algo, pero poca cosa. Posiblemente habria trabajado en aquel hospital hace años, pero por ahora pasaria del tema. Cuando escuche al digimon de la chica hablar suspire intranquila. Si alli no habia nadie, nadie podria curarla. Era facil reparar los datos. Pero en aquel caso...al parecer seria mas seguro llevarla al hospital. No sabia quien era ni nada, no podia mandarla a alemania por que si, sin razon alguna. Esmas, no tenia datos para mandarla a alemania. Suspire y saque mi ordenador de la mochila.
-la mandare a Japon, a un hospital de los mejores y la pasta corre de mi cuenta.
Abri un portal a mi mansion y llame por telefono.
-Si, de urgencia. quiero que lleven un elicoptero a la mansion tokiro. Llevar a la chica al hospital de siempre. En cinco minutos o no cobra nadie.
Dije seriamente y cerre el mobil.
-ala, ir pasando.

La bola verdosa miró a Mashury entre sorprendida y agradecida. No se hubiera esperado una buena acción hacia su compañera por parte de la castaña, a fin de cuentas, de no haber sido por Nao, las dos se hubiesen acabado matando en algún momento. Casi podría decirse que estaban cortadas por un mismo patrón, pero era innegable que Mashury pensaba cien -o quizás mil- veces las cosas antes de hacerlas. Mientras que Julchen era un tanto suicida.

- Muchas gracias por todo. Aunque no haría falta mandarla tan lejos, y menos si tienes que pagar. Pero es tu portal y son tus normas imagino ~nya.

La pelota botó hacia el portal esperando a que trajesen a la humana. Porque ella poco podía hacer para transportarla, puesto que no tenía ni tan siquiera manos, solo una larga y fina cola, pero para sustentar a la albina tendría que sacar toda su fuerza y eso era algo que tampoco la convenía a ella. El día había sido raro y posiblemente sus datos no estarían para muchos trotes. Pero antes de pasar miró al pelirrojo con una sonrisa.

- Se llama Julchen. Aunque es raro que no lo hayas oido, porque en más de un momento la he llamado así.- respondida la pregunta, Nyaromon entró por el portal.

Julchen por su parte había conseguido prestar atención a los últimos minutos de contestación, gracias al tono empleado por Mashury, más propio de un general que de una persona normal. Puesto que poca gente usa el imperativo tanto. Así que, su naturaleza entrenada para seguir órdenes había tomado el control ahora que no podía razonar y había conseguido sentarse en la camilla. Aunque los ojos estaban completamente opacados, casi como si no viera.
Se levantó lentamente y camino casi como un zombie hasta el portal, tal y como había "pedido" la castaña. Aunque en caso de que la quisieran ayudar a llegar, tampoco se opondría mucho. No estaba para tener orgullo en ese instante y menos desangrándose.

El portal se habia abierto y el helicoptero no tardaria en llegar. sonrei con emocion mientras veia como Naois y la chica parecian no rechistar en absoluto.
-¿no te vienes Naois?
Pregunte curiosa, al haberle oido darnos suerte. Eso solia ser cuando uno pretendia quedarse en un mismo lugar. suspire y me di la vuelta esperando que respondiera. Luego mire al digimon de la peliblanca y me rasque la nuca.
-La verdad...yo tambien necesito ir al hospital, y tengo bastente dinero que dude me lo gaste en mi vida.
Suspire entrando por el portal un poco agotada. queria descansar ya y que aquel momento acabase.