SE BUSCA: Un chupasangre anda suelto [Madrid]

El camarero se acercó a la jóvenes para tomarles nota. La albina pidió un cafe solo y una ración de churros para ella sola, y eso sí, que no se le olvidara el azúcar. Que sino montaría un buen lío. Habló en español, con un acento demasiado marcado, puesto que tampoco dominaba el idioma, sabía algunas frases de conversación normal, pero poco más. Sin embargo, el idioma de la joven pelirroja lo dominaba a la perfección, anulando hasta el acento que podría tener por ser alemana.

- Mi número es. XXXXXXXXXX ¿Lo has apuntado bien?

Se repantingó dejando que el Sol acariciara su espalda, casi con mimo. Sin saber sobre qué más hablar, puesto que se le habían acabado los temas triviales. Salvo que se pusiera a hablar del tiempo. O que la dijera que conocía a su hijo, y que quería joderle la vida. Pero le daba que eso no iba a serle de ayuda.

- Antes has mencionado a una rubia y un cachorro... ¿Para qué los buscas? No es necesario que contestes, pero no se me ocurre nada más sobre lo que hablar.

El camarero volvió con las comandas de las dos jovenes, se hubiera quedado a darles conversación. Pero era el único que estaba en ese momento trabajando y había más mesas que atender. La albina le observó unos segundos con la típica mirada de un depredador que evalúa a su presa. Pero pensar en esas cosas la hizo recordar que su compañera estaba herida en su casa. Y ella le había pedido decencia...

Entonces las palabras de Zayyn, la hicieron sacudir la cabeza y abandonar la expresión de tristeza que habían adoptado sus ojos por escasos segundos. Recupero su habitual sonrisa altanera.

- ¡Oh! No hubiera pensado que te gustasen las tías... Aunque bueno, quizás no eres lo que se dice muy femenina. Y no te sientas ofendida, porque aunque hoy me veas con vestido, soy casi tan masculina como un hombre. - contestó a lo de tener novia, durante un tiempo ella también estuvo "investigando" si la gustaba más la carne o el pescado. Pero donde estuviese un buen hombre que se quitasen los demás. A fin de cuentas, para ella las relaciones solo servían para dar placer. Y ante eso, mejor un hombre.- Yo también tengo una Salamon. Quizás algún día podríamos quedar para juntarlas. Seguro que se llevan bien por eso de ser de la misma especie.

Al terminar de decir eso se llevó uno de los deliciosos churros a la boca, obviemente, bien cargado de azúcar. Que bajo despúes con ayuda de un trago del café. Que con ese sabor tan intenso consiguió despertarla lo suficiente como para no dormirse en esa silla.

Una risa se le escapó de los labios con eso de que los tacones no eran cómodos para pelear. Obviamente las sandalias de strass que estaban en el suelo no eran lo más cómodo, pero unas buenas botas eso ya era otro cantar. Además si nos referimos a trajes militares, durante bastantes años, las botas de combate tenían un ligero tacón. Además ella misma, en su traje del mundo digital, llevaba unas botas con un tacón entre 10 y 12 centímetros. Y por ahora no había tenido problema alguno con ellos.

- Algún día estaría encantada de demostrarte que lo de pelear con tacones sea tan incómodo. Pero te recomiendo que sea cerca de un hospital, te puedo romper, o mejor dicho, agujerear.- se encogió de hombros- Y no tengo quejas con tu orientación sexual, pero si estás con una mujer antes que con un hombre mucho te tienen que gustar las féminas, puesto que tienes que prescindir de algo en la ecuación.

Para alguien que cree que el amor no es más que una lacra, inútil y que solo sirve para causar dolor. Toda relación se basa para esas personas en el sexo o en el gusto de tener algo bello a tu lado. Por ello daba por sentado que a la pelirroja le iban más las mujeres que los hombres.

- Sí, posiblemente les sentaría muy bien. No he conocido a otras personas que tuviesen un digimon. Parece que mi vida solo está rodeada de híbridos.

La sonrisa altanera de la albina se amplio. No era la primera vez que escuchaba esas palabras, por mala suerte para ella, ya había demostrado que podía tumbarla en el suelo, y eso que estaba bajo un ataque de rabia y no se controlaba bien del todo. En caso de estar completamente centrada en la batalla hubiese logrado hacerle más daño que la pelirroja a ella. A fin de cuentas, sus entrenamientos no habían sido solo para derrotar a humanos normales.

- Como quieras, pero te aseguro que suelo sorprender mucho a la gente. Además, creo que ya he demostrado que puedo tirarte al suelo kesesesesese~

Julchen ladeó la cabeza mientras que pensaba en el número exacto. Si era solo por vista podía ponerse fácilmente en cientos, pero de haber tenido un contacto más directo o de conversación el número se reducía bastante, pero no por eso se quedaba en poco. Seguro que conocía a más de los que la gente conocía en toda su vida.

- Depende de si me preguntas por haber tenido un contacto más directo o por haberlos visto. Puesto que si es por lo segundo, no te podría decir un número exacto, pero unos trescientos o así aproximadamente.

Sorprendentemente no la habían hecho la pregunta del millón. Puesto que nadie te dice que puede quitarte esos genes o que conoce a tantos híbridos solo por haber leído sobre el tema. Esas cosas sólo podría decírtelas alguien que suele tener un contacto más cercano a los híbridos, como un científico. Sin embargo, la apariencia de la albina no la hacían parecerse a uno. Pero quién sabe, el mundo es un lugar extraño.

La albina no dejó de sonreír, puesto que ya sabía que la había pillado desprevenida. Y ese era uno de los motivos por los que no temía enfrentarse a un biohybrido. Puesto que ella no solía bajar la guardia, fuese la situación que fuese. Incluso al despertar estaba atenta para atacar a cualquier cosa cerca de ella.

- Será eso~ - acompañó esas palabras con una sonrisa condescendiente.

Su compañera tenía bastante hambre, pero Julchen se tomaba las cosas con calma, no tenía prisa. Y sobre todo, si no tenía cuidado se quemaba con el café. Se dedico a comer mientras que Zayyn bebía del chocolate. Ahora mismo ninguna de las dos hablaba, así que, era el momento perfecto para comer.
Cuando la mayor habló, Julchen se quedó pensativa. El híbrido que más interesante le había parecido era ese idiota que aseguraba no serlo, o no del todo al menos. Pero claro está, no iba a decir que era su hijo, puesto que seguramente de saberlo esa mujer trataría de ir a buscarlo. O quizás le ignorara por el hecho de haberlo abandonado antes, pero con la preocupación que mostraba hacia su novia y su compañera, era extraño que no quisiese ir a por su hijo.

- El más interesante fue uno que conocí en el mundo digital. No sé su nombre, pero era pelirrojo... Digamos que mi  interés viene a que prometí joderle la vida como no se lo había hecho nadie antes. - el resentimiento tiñó su voz.- En cuanto a los demás, casi todos eran hombres y en este mundo: Dante y Vice eran sus nombres. Y luego a tí también te tendré que meter entre los conocidos en la tierra.

A Yumi no estaba segura de meterla en ese grupo, y luego además estaban el experimento fugado de Alaska, que entró a una base secreta en Níger. Además del experimento especial que habían traido desde un laboratorio clandestino. Pero con esas dos no había tenido contacto directo, sólo las había observado.

La albina continuó bebiendo tranquilamente, y terminando de comer sus churros llenos de dulce, dulce azúcar. Dejándo a la pelirroja hablar, con orgullo sobre haberse tirado al tío siniestro. Podía ser muy majo, antes, porque ahora parecía tener un punto de demencia que distaba de hacerle adorable.

- El primero y único que te tiraste, ¿no? Estás igual que yo cuando perdí mi virginidad hace... Bueno eso da igual, es preferible no comentar mi edad. Si salía el nombre siempre lo mencionabas, aunque no le interesase a la gente, pero así te sentías importante. - la albina estuvo perdida en sus recuerdos, pero enseguida lo dejó por inútil, puesto que apenas recordaba quién había sido, los rostros se desdibujaban.- Cuando tienes más experiencia, dejas de intentar chulearte, eso solo lo hacen los que han mojado poco en su vida.- la aconsejó.

En ese momento sonó el himno nacional de la antigua nación prusa y la chica miró el número que salía. Contestó, hablando en francés.

-Oui, Fran, je vais bien...- suspiró poniendo los ojos en blanco mientras escuchaba el melodrama que tenía montado su amigo; ya sabía que era muy dramático, pero esto ya era pasarse.-Non... Non... Donnez-moi une demi-heure... Merci mon ami, adieu.

Colgó con un suspiro y miró a la chica pelirroja con una mueca de suplicio total y absoluta. A fin de cuentas, se llevaba muy bien con sus dos amigos, pero eran demasiado pesados, sobre todo el francés. Porque la española posiblemente aún no se hubiese percatado que tardaba mucho, era demasiado despistada para ser bueno para la salud.

- Lo siento, mis amigos querían saber si me había pasado algo. Voy a pedir la cuenta, no creo que podamos hacer mucho más por aquí.

Llamó al camarero con la intención de pagar los dos desayunos. Hecho esto, se levantó de la silla y se estiro, mientras que bostezaba de manera bastante clara. Como si nunca la hubiesen dicho que enseñar las amigdalas no era de buena educación.

- En fin, un placer haberte conocido. Que te vaya todo bien con tu novia y demás cosas. Y si en algún momento necesitas que te protejan llamame y estaré allí para protegeros.- comentó brulona al final.

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