Comencemos... ¿Donde estoy?

por **Wendy Marvell** Sáb Oct 26, 2013 1:33 pm

La pequeña Wendy aterrizó en un lugar apartado del Pueblo de los Juguetes. Miró a su alrededor, extrañada. ¿Qué había pasado? Todo lo que recordaba era que la estúpida canguro (que estaba borracha perdida) se había cabreado porque sin querer, ella había tirado la botella de alcohol que se estaba bebiendo a suelo jugando con sus hermanas. La había llevado a la fuerza al coche y le había dejado tirada en un lugar apartado. Fue milagroso que no se chocaran con el coche dado el nivel de borrachera que llevaba encima la conductora, pero eso Wendy no lo sabía.

Y de pronto, allí estaba. Seguía estando alejada de cualquier civilización, pero por lo menos desde ahí podía ver un pueblo un tanto extraño. Los edificios estaban construidos por… ¿bloques de Lego? No estaba segura, pero le recordaban mucho a ellos. Se levantó y se frotó los ojos con las manos, limpiándose las lágrimas que había derramado por culpa de la canguro. Entonces al mirar al suelo vio algo en lo que antes no había reparado. Un extraño artefacto de color azul y blanco con una pequeña pantalla cuadrada en la parte superior de la cara delantera. Se agachó a cogerlo, y al contacto la pantallita brilló, y una dulce voz de mujer la habló. La habló de su misión, de salvar al Digimundo. Pero Wendy no entendía nada. Era demasiado pequeña, no entendía lo que le pedía la mujer, ni siquiera que era un digimon. Y eso la voz lo notó. Había visto un gran potencial en la niña, pero era muy pequeña. Demasiado. Tal vez no sería capaz de sobrevivir ella sola. Debía encontrarla un compañero… La pantalla se apagó y la voz calló. La niña de pelo azul pensó sobre lo que la había dicho el aparato (que era lo que ella creía que hablaba) mientras lo agarraba con ambas manos y empezaba a caminar hacia el pueblo.

por **Touya** Sáb Oct 26, 2013 4:10 pm

Un joven de pelo castaño con una gorra encima blanca y roja en la parte frontal, con la visera negra la expresión del joven es sombría y melancólico, esa batalla que tuvo con su Ex Mejor amigo ahora enemigo mortal para él, le arrebato su digimon; Agumon y eso que el joven le prometió varias veces a su compañero, no volver a perderlo… Lo rompió y cruzar ese recuerdo le desgarraba. Camino y camino intentando volver a la realidad, llego al Pueblo de los Juguetes y el ambiente alegre, divertido del lugar no lo animo ni un poquito más bien ignoraba todo su alrededor.

-Agumon… Perdóname… Soy un pésimo tamer…-Se decía una y otra vez.- ¿….?-Se detuvo por fin y vio adelante suyo una pobre niña perdida, con un… Digivice parecido a la de su amiga Natasha, vacilo un momento y fue hacia la niña, al ver la altura de la niña tuvo que arrodillarse para estar casi en la misma altura de la niña, lo mira en los ojos con una falsa sonrisa para calmarla y le pregunta un poco triste.-¿Estas perdida?-A pesar de su sonrisa, no estaba feliz pero era para que la niña no se asustara, más bien su intención es lograr calmar a la muy joven niña.

por **Wendy Marvell** Dom Oct 27, 2013 10:29 am

A pesar de que el pueblo no estuviese muy lejos, la pequeña tardó más de diez minutos en llegar, dado que sus pequeñas piernas no la permitían avanzar muy rápido. Una vez dentro de la población, Wendy puedo comprobar que, en efecto, las casas y el resto de los edificios estaban compuestos por el mismo material con el que ella jugaba a hacer construcciones en su casa junto a sus hermanas, las piezas de Lego. Se sentó en un banco formado también por ese material para descansar, mientras veía pasar a… ¿dragones de juguete? La pequeña peliazul los miró asustada, pero ellos no parecía extrañados por su presencia y pasaban de largo, algunos sin ni siquiera mirarla, otros si se fijaban en ella y se preguntaban qué haría una humana tan pequeña sola en el Mundo Digital. Por su parte, Wendy se tranquilizó al pensar que estaba en un sueño y que no había salido de su cama en su casa. Con esto en mente, se levantó del banco con el dispositivo en la mano derecha y echó a andar hacia donde la llevase el camino (?).

No tardó más de diez minutos en encontrarse con otro humano. Muy contenta salió corriendo hacia él pero se tropezó y cayó al suelo con la cara. Era algo que la pasaba muy a menudo, y ya estaba acostumbrada. En seguida se levantó y siguió corriendo hacia el chico. Llevaba una gorra y tenía el pelo castaño. Pero cuando se encontraban a cinco metros la pequeña pudo distinguir en sus ojos marrones una profunda tristeza. Así que cuando él se acercó a ella y la preguntó si se había perdido, Wendy asintió, pero inmediatamente preguntó con preocupación, a pesar de no conocer de nada al castaño, pero con su habitual voz dulce:

—¿Qué te pasa? ¿Te encuentras bien?

por **Touya** Miér Oct 30, 2013 12:37 pm

Samuel a punto de ayudar a la niña por tropezarse pero ella se paro nuevamente como si nada hubiera pasado, luego de acercarse al joven desanimado y preguntarle que le ocurría, se incomodo y no pudo evitar sentirse más triste. Además, no quiere contarle sus cosas a una desconocida ni mucho menos a una niña que tiene más o menos 5 o 7 años de edad, o más o menos así que improvisa y finge una sonrisa, intentando animar un poco su tono de voz para engañar a la niña, hasta conocerla un poco mejor puede que le cuente sus problemas, pero hasta ahora el joven lo ayudara a guiarle a un lugar seguro.

-No tranquila, no me pasa, estoy perfectamente bien chiquita ¿Ves?-Decía con un tono ‘‘Alegre’’ Y mostrando una falsa sonrisa, luego ve ese objeto que lleva en sus manos ¡Es una Frontier! Lo sorprendió, tan joven y ya pronto tendrá un Espíritu Digital.-Dime… Ese objeto llamado Digivice, ¿Te hablo diciendo algo de buscar un Espíritu Digital?-Si la niña diga que si, podía ayudarla a encontrarlo y ahí su Digispirts se encargara de cuidarlo o lo que sea que hacen los Digispirts con sus portadores.

por **Wendy Marvell** Dom Nov 03, 2013 10:22 am

El joven castaño respondió con una sonrisa y un tono amable a Wendy. Esto, al parecer, bastó para convencerla, ya que la peliazul sonrió alegre. Aunque la sonrisa cambió por una expresión de pensamiento cuando el muchacho le preguntó por la máquina que llevaba en la mano derecha.
—¿Digi… vice?—preguntó confusa la pequeña. Ya había oído esa palabra minutos antes cuando aquella dulce voz la había explicado algo de lo que Wendy no se había enterado. Pero si había oído algo de un DigiSpirit, por lo que supuso que era lo que decía él: debía encontrarlo—. Creo que sí. Me llamo Wendy, ¿y tú?—preguntó felizmente la pequeña frontier.

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