Se buscan: Cerebros [Evento de Halloween]

Dansher

La oficina no parece gran cosa. Hay un ventilador, unos mandos para la ventilación, el sonido y el audio, un par de muñequitos sobre la mesa, una silla y algunos papeles, además de restos de unos disfraces muy extraños. Con respecto al zorro mecánico, se encuentra ya apagado, sin batería, en una extraña posición con el torso colgando hacia delante. Su espalda queda al descubierto, por tanto, mostrando algunas barras de metal, engranajes, placas y tornillos... Fácilmente asequibles si se quiere hacer uso de ellos de alguna forma...

- Grrrrr...-de repente, un gruñido procedente de los labios del guardia supuestamente muerto resuena por la cueva, es leve, pero audible. El cuerpo empieza a moverse, revelando que era una persona real... Lo que no está del todo claro es si está viva, o... ¿muerta? Porque el agujero sangrante de su pecho, atravesando su camisa morada, no parece muy saludable.

Spoiler:

Magnus

El llanto del bebé continúa, se escucha cercano, muy cercano... Sin embargo, cuando Magnus se aventurara a la habitación contigua, no encontraría más que un baño, bastante sucio y oscuro, pero un baño al fin y al cabo, con una luz tintineante en el suelo, procedente de... ¿una linterna? Sí, quizás eso sea una linterna. Cuando la tomara y se diera la vuelta para marcharse, la luz iluminaría de manera completamente esporádica, el lavabo sobre el que pendía un espejo sucio y rayado... Y dentro del lavabo...

Spoiler:

¡¿Qué diablos es eso?! Parece... ¿Un feto de un bebé muerto? Pues muy muerto no tiene pinta de estar, porque, por imposible que parezca, el bebé se mueve, su deforme cara gesticula muecas mientras abre la boca y llora con toda la fuerza que sus extraños pulmones pueden soportar. Y como si eso pareciera poco aterrador, de repente, de un pasillo cercano, puede escucharse el chirriante sonido de un metal pesado siendo arrastrado por el suelo de baldosas, lentamente, como si alguien arañara la pizarra de una clase con una garra.

Yuri

Los Girasoles Cantarines no hacen nada ante la presencia de los recien llegados, si bien solo los miran con miles de alegres sonrisitas mientras cantan, las que estan despiertas, claro está. No parecen tener ningún dispositivo o mecanismo electrico, sus tallos, sus hojas y sus pétalos, a juzgar por lo blandos que son, parecen reales. Se pueden arrancar, o simplemente acariciarlas para que estas sigan a quien las toque, pero no parecen tener motivaciones hostiles.

Al llegar a los vagones, la mayoría están abiertos, pero sin mucha cosa en el interior que sea de utilidad. Sin embargo, hay un vagón restaurante, lo malo es que la puerta está atrancada, y a menos que se ejerza cierta potencia con algo, no se abrirá. También, en el vagón del maquinista, hay algunas cosas medianamente interesantes, como los paneles de control, un horno con algo de carbón, una rueda metálica para abrir y cerrar y... ¿qué es esa caja?

Mientras tanto, en el bosque abandonado, los movimientos comienzan. Los cuerpos mutilados, cortados, ensangrentados y suicidados, empiezan a levantarse, lentamente, y a caminar a paso despacio hacia el linde... Sus gemidos y gruñidos son audibles hasta cierto punto, las plantitas alegres se alertan en cuento los oyen, y empiezan a gimotear levemente.

Fary

El humano mira con evidente desconfianza al muchacho. No le gusta ese comportamiento, y no le importa que sea un niño... Es un veterano al fin y al cabo, y si tiene que volarle la cabeza para alejarlo y protger a su familia... Entonces lo hará. Por eso, el sonido del disparo no es indiferente para nadie de las proximidades, pues se escucha por toda la calle... Los casquillos de bala caen sobre la acera con un tintineo metálico, a cámara lenta... Ambos, marido y mujer, observan, impasibles, el agujero rojo y sangrante en la frente del muchacho. ¿Por qué? ¿Por qué viendo a un niño en apariencia "desprotegido" ha decidido matarlo? Simplemente porque este empezó a atacar primero, y porque aún después de la advertencia, su digimon compañero no ha hecho amago de detenerse... La vida es dura, pero el que sobrevive, es el más fuerte, el que no se deja amedrentar por nada...

OFF:

Claramente impresionado por las plantas, las cuales parecen seguirme, algo que no me interesa lo mas mínimo... Vuelvo a acariciarlas, pokearlas, e incluso ahuyentarlas con un rápido "Shu, shu!" de ser necesario para que no me sigan, pero al parecer una vez hago que una me siga... No parará de hacerlo, a´si que sencillamente opto por la segunda opción mas viable, la cual consiste en que tras evitar de nuevo que Harleen las queme, empezar a acariciarlas a todas hasta que tengo mi propio ejército personal con unas tres de aquellas plantas siguiéndome.

Es así como llegamos al tren, en donde lo primero que hago es dejar a las plantas esperando en el vagón central mientras corro al de maquinista ¿Por que? Sencillo, una vez allí busco por todos los controles hasta cerrar las puertas del tren, aunque con mucho mas esfuerzo del que sería inicialmente normal, pero estas cosas antiguas funcionan incluso sin energía... Así que espero que funcione. Tras ello y con los vagones cerrados, tomo la caja que hay en la zona del maquinista y me muevo con igual rapidez hacia el vagón central, donde Harleen me espera dándole patadas a el vagón restaurante para intentar abrirlo... Suspiro y me pongo a su lado, sacando uno de mis cuchillos para buscar la zona en la cual deberían hallarse los pestillos, y como hacía en las calles de Rusia cuando queríamos robar algo, los des-ajusto - Ahora - Obediente Harleen propina otra de sus famosas patadas (Ataque Digimon) para hacer abrirse la puerta, justo al tiempo que pese al aislamiento del tren comienzan a oírse lejanos gemidos a lo lejos...

- Vamos no me jodas... - Comento como un leve murmullo mientras las tres plantas que nos acompañan comienzan a emitir ruiditos de terror. Callándolas con un gesto pasivo agresivo por nuestra propia seguridad - No me lo puedo creer ¡Zombies! - Y es que he visto demasiadas peliculas de terror como para no saber de que son esos gruñidos, quedando solo dos posibilidades... Infectados zombie o un ejercito de veganos cabreados por no encontrar plantas que comer, y sinceramente espero que sea lo primero, así podré dispararlos legalmente.

Con rapidez vuelvo a cerrar la puerta del vagón restaurante, y ordeno a Harleen ir pateándola hasta dejarla todo lo atrancada que sea humanamente posible, proceso en el cual incluso coloca su palo bastón para finalizar la trinchera, mientras yo corro todas las cortinas del mismo, corriendo tras ello dos banquetas hacia el centro del vagón por dos razones muy sencillas, poder estar espalda contra espalda con Harleen vigilando las posibles entradas y, por que en caso de ser arrinconados estos sitios suelen tener en el centro... justo sobre nosotros, una salida de emergencia algo mas ortodoxa, pero muy eficaz si hay que huir de un ataque frontal... Así que antes de sentarme, me pongo en pie sobre las mismas y me aseguro de si esta puede ser abierta... Tras ello mando a Harleen a registrar el vagón en busca de comida no caducada o de botellas de agua cerradas y en buen estado (Solo agua, no refrescos, esos caducan o se estropean fácil, excepto si hay de limón no azucarado, que como mata bichos no le sale moho tan rápido xD) a fin de cuentas mi intención es esperar hasta que amanezca antes de salir de mi zona segura, que termino de asegurar ayudándome de Viral (Quien baja de mi espalda unos minutos) para levantar las mesas y dejarlas como medida extra de seguridad contra las ventanas, con cuidado eso si de no romperlas, y comprobando de paso que todas estén cerradas. No soy un imbécil, no voy a moverme entre la oscuridad en medio de un apocalipsis. Una vez hecho todo, nos sentamos en el centro con completa seriedad... fácilmente rota por las tres flores cantarinas que bailan en una punta del vagón, por su bien espero que en silencio, o las corto el tallo.

Como última medida y mientras espero en silencio, saco la cinta policial y enredo las dos mitades de esta en cada uno de mis brazos, para improvisar unos protectores para los brazos que puedan resistir penetraciones filosas o bueno... Si son lo que creo, mordiscos, o si al final no lo fueran, si no fueran veganos y se tratara de los zombies... De nuevo mordiscos.

Dansher

El muchacho, al no haberse percatado de que el cadáver se había levantado, perece ante este cuando se lanza sobre él para devorarlo, y una vez, acaba con su vida, se dispone a eliminar a la posible amenaza que supone el dragoncito azul que lo acompañaba...Pronto, los cadáveres de ambos yacen en el suelo, siendo alimento del zombie con traje morado de segurata.

Magnus

Al sonido del llanto, una figura aparece a la espalda de Magnus, quien no tiene tiempo de hacer nada antes de que un enorme espadón ensangrentado lo parta en dos, con fuerza, destrozando su cuerpo... El atacante, una persona con una especie de pirámide de metal como casco, se agacha junto al cuerpo mutilado y tras retirarse lo mínimo su peculiar sombrero, comienza a comérselo.

Yuri

Los zombies se aproximan cada vez más, gruñendo, gimiendo, gritando... Su avance es lento pero constante, y en pocos minutos, ya casi alcanzan la mitad del trayecto hacia el largo tren viejo y abandonado. Los minutos pasan, los ruidos inconexos de los muertos vivientes cada vez se escuchan más cercanos, y pronto, se puede escuchar cómo algunos, los más adelantados comienzan a golpear el metal de los vagones.

Mientras tanto, Yuri puede observar que las plantitas no emiten sonido alguno, pero si tiemblan, aterradas, y arrinconadas todas en una esquinita para intentar trasmitirse valor y seguridad las unas a las otras... En la caja que el muchacho extrajo del vagón del maquinista, al abrirla, puede observar unas cuentas botellas de alcohol... ¿Vodka, quizás?

Muertos: Fary, Dansher, Magnus.

Mantengo la respiración estable mientras escucho los distintos sonidos aproximándose... Algunos golpean el tren como demuestra un lejano eco que se filtra a través del casi insonorizado monstruo mecánico, pero no parecen querer entrar, es como si únicamente se hubieran encontrado con el mismo y este les entorpeciera. Miro a Harleen desde mi silla, sin decir nada, y ella sencillamente asiente, mientras señala su nariz ¿Entonces es cierto? Huele a carne muerta, yo no puedo detectarlo con todo cerrado a cal y canto, pero su olfato no es humano, es mejor, razón por la que ahora sube su pañuelo hasta cubrirse el mismo, aunque no parece demasiado molesta... Eso implica que no entra demasiado aroma, mejor, así se disipará antes de molestarme, y por otra parte, implica que en el exterior todo rastro mio que pueda haber desaparecerá ante el producido por estas criaturas.

En cualquier caso no pienso hacer comprobaciones visuales; Ventanas puertas trampillas, todo está cerrado, y quieras que no estoy en un vagón seguro con comida de sobra y bebida para rato, si, es cierto que mucha estará estropeada, pero las latas de conserva son casi imposibles de caducar. Así que no voy a arriesgarme a apartar una cortina para que si verdaderamente hay algo ahí fuera pueda verme... Y si esto es como todas mis novelas zombie, mientras no haga ninguna estupidez estaré a salvo hasta el amanecer, donde con algo de suerte quizás el grueso de la horda ya haya pasado y yo pueda irme a buscar un lugar mas adecuado.

Harle se acerca hasta mi con ojos preocupados y salta sobre mis piernas, recostándose sobre mi pecho mientras mira hacia una esquina del vagón sin nada peculiar - Me siento inútil... - Susurra en un tono que casi me es imposible escuchar incluso a mi. Sonrío y pongo una mano sobre su cabeza... Prender fuego, gritar y saltar es lo que mejor sabe hacer en esta forma, ni si quiera puedo darla una pistola, por que con sus grandes dedos tendría un manejo torpe.

- Te prefiero aquí aunque no puedas hacer nada que enfrentarme solo a esto querida... A ti y a Vi, siempre hemos estado juntos, normalmente el inútil soy yo... Así que ahora déjate cuidar ¿De acuerdo? - Respondo en un tono casi tan inaudible como el suyo, pese a estar susurrando directamente sobre su oído... Y no responde, solo se oculta algo mas, aferrándose con fuerza a mi chaqueta, posiblemente frustrada, mientras acaricio su cabeza. Llevo mi otra mano hacia Viral, y la invito a acercarse a mis labios, para susurrarla que se quede alerta y en silencio... Por suerte los de su especie no necesitan dormir, por mas macabro que pueda resultar, así que ahora mismo con sus grandes ojos es nuestro mejor seguro para poder intentar descansar hasta que alguna tenue luz exterior o los instintos de mis Digimons me indiquen que ya es de día en el exterior... De modo que, abrazando a ambos, dejo a Viral mirando hacia el ala sur del vagón y sus laterales, mientras yo vigilo de igual manera el ala norte, turnándome con harle para descansar los ojos y a ser posible la mente, turnándonos en dormir...

Pero al menos tenemos Vodka, eso siempre ayuda... Solo necesito comprobar que la botella no esté adulterada de una manera tan sencilla como entregársela a Harl para que olfateé, y puedo dar un par de tragos, insuficientes para alterarme negativamente, pero eficaz a la hora de calmar los nervios, aunque sea como placebo. Igualmente no voy a gastar mucho, siempre viene bien si quieres prender fuego al vagón.

Los zombies continúan golpeando durante un rato largo, arrancando sonidos metálicos, abolladuras y ronchones al metal oxidado. El tren se mueve un poco, pero no tanto como para balancearse, pues la Naturaleza ya hace tiempo que ha echado raíces sobre la mano del hombre... Sin embargo, ninguno de ellos consigue introducirse dentro, ya sea por poco interés, o por las entradas cerradas a cal y canto. Los muertos vivientes, famélicos de carne viva, avanzan con su característica lentitud por el verde pasto, ensangrentándolo y profanando su pureza, mientras rodean como pueden los vagones para continuar su camino.

Pasan las horas, y mientras las agujas del reloj avanzan, los lentos pasos de la horda se escuchan cada vez en menor medida, en la lejanía, en el sangriento horizonte que marca el despertar de un nuevo amanecer. Los últimos rezagados consiguen pasar por los huecos entre vagón y vagón, para seguirles el paso a sus compañeros en busca de un apetecible bocado humano.

Mientras tanto, Yuri y los suyos continúan escondidos en uno de esos compartimentos, tumbados para pasar desapercibidos de cualquier cadáver andante que pueda asomarse por las ventanas. Los gruñidos e inconexos sonidos que estos emiten, parecen apenas suspiros una vez se han alejado, pero hay algo mucho más importante... Hay algo en el suelo, bajo el cuerpo de Yuri, que abulta contra su pecho, algo que, al verlo mejor puede tratarse de una argolla utilizada en el pasado para abrir una casi imperceptible trampilla.

Mantenemos la respiración bajo mínimos mientras la orda se encuentra en su punto mas álgido de ataque al vagón... Pero no parecen querer entrar con todas sus fuerzas ¿es solo la curiosidad de un mente muerta? De ser así debería de sencillamente poder esperar a que todo pase... Y así termina resultando ser.

Poco a poco los golpes ceden, a fin de cuentas no he dejado rastro alguno de mi existencia, y me he ocupado de dejarlo todo bien cerrado... hay un punt en el cual el depredador siempre debe abandonar su curiosidad en pos de un objetivo mas accesible o incluso existente, y eso es instinto puro, no requiere de un cerebro complétamente funcional, únicamente de su sistema nervioso.Ahora solo algunos rezagados continúán pasando por las cercanías de mi escondite, mientras yo y los mios hemos optado por hecharnos sobre el suelo para esttar aún menos a la vista, si bien con la oscuridad del interior, la luz que empieza a verse en las leves rendijas que filtran los cristales,junto a las mesas y cortinas que cubren casi todos los recobecos no deberían poder vernos...Recojo a Harleen entre mis brazos para apaciguar su intranquilidad ante la impotencia que la ataca, no es una cobarde, no teme al peligro, sus temblores son de ira, rabia por no tener con que ayudarme...Y se ven calmados ante mi abrazo, quizás algo estraño tras aquello que he ido descubriendo desde hace aún demasiado poco tiempo.

- Falta poco - Susurro en un tono que solo ella y Viral, a escasos centímetros de mi puedan escuchar. No puedo erlos, tal y como ellos tampoco pueden verme a mi...Pero por como ha disminuido la intensidad y frecuencia de los gruñidos es evidente que se están alejando.Es entonces cuando lo siento, pegado a mi cuerpo, una leve incomodidad que había pasado desapercibidaa causa de la tensión del momento, cuando mi cerebro e insintos tenían cosas mas importantes de las que prestar atención; Es una Visagra, una arandela en el suelo que parece dar acceso a una especie de camarote inferior ¿Una trampilla hacia el exterior? No debería, no al menos en este tipo de tren, de modo que puede dar a la tona interna de los bajos, un perfecto bunker de seresto mismo, un lugar idealpara ocultarse si alguno de esos seres lograra finnalmente entrar...O una trampa mortal si alguno se encontrara en su interior, si bien, como sea esel momento indicado para explorarlo, ahora que solo unos pocos podrían escuchar el intenso tronar de mi armaen el silencio que nos rodea.

- Voy a entrar - Finalizo por indicar, mientras desenfundo a luz, llevando mi mano libre a sujetar la bisagra. Espero a que Harleen y Viral estén preparadas, y apunto el cañón directamente hacia el hueco de la trampilla, respiero para alcanzar un estado de frialdad mental, para estar listo y disparar a lo que sea en caso de resultar una mala idea, y tiro de la arandela.

La trampilla deja ver un hueco oscuro con unas escaleras, como si fuera un alcantarillado, que lleva hasta un estrecho túnel hecho bajo tierra, con vigas suspendiendo firmemente el techo, y con algunas lámparas colgadas de un gancho cada ciertos metros. El lugar parece casi como una mina abandonada, pero se sostiene bien en pie, sobre todo, porque parece haber signos de reciente actividad por sus silenciosos y sucios pasillos. Yuri puede ser consciente de ello, quizás pueda suponer un peligro, pero desde ese lugar, no se escuchan sonidos de gruñidos o rugidos nerviosos... Tan solo el de unas pisadas precipitadas y una respiración agitada.

- Tú...-dice una voz femenina a su espalda, justo cuando los pasos se detienen.

Al volverse, el ruso puede ver, a lo lejos del pasillo, a un muchacha de aproximadamente veinte años, de piel tostada, ojos almendrados y oscuros cabellos ensortijados recogidos en dos cortas colas de caballo. Además, la mujer va vestida con un viejo abrigo marrón, una gorra blanca y morada con una D cosida, y porta diversas armas, como un cuchillo en su mano, y una escopeta a su espalda. Sin embargo, al verle, la joven enfunda su arma, suspirando de alivio, y dibuja en su joven rostro una débil sonrisa.

- ¡Clemen! ¿Qué es? ¿Qué ha entrado?

La interpelada amplía su sonrisa, gira un poco su rostro hacia su interlocutor, que parece estar en un pasillo perpendicular, y despega los labios.

- Otro superviviente, Lee.

Spoiler: