Un mundo más grande que una pantalla.

Después de aquel turbulento viaje desde su silla delante de aquel ordenador hasta el mundo digital que ella siempre había esperado visitar un día, Iwasawa despertada echada en el suelo de lo que parecía ser un frondoso bosque verde. Se sentó en el suelo y se llevó una mano a la frente pues le dolía la cabeza, probablemente de la caída desde el cielo. Suspiró y levantó la mirada para ver dónde estaba dejando caer lentamente la mano hasta su regazo. “Debo estar dormida” pensó pues aquel lugar era extremadamente parecido al juego que hasta unos momentos estaba jugando en el ordenador de aquel local que habían abierto hace poco.

Sacudió la cabeza, aunque la verdad, no quería despertar, pero tenía que saber si de verdad había llegado, al fin, al digimundo.  – ¿Está todo bien, Iwasawa-san? – Preguntó la misma voz infantil que le había propuesto ir con él al digimundo. “Es verdad… Esto no es un sueño…” Pensó abriendo sus ojos rosa iluminados y con una sonrisa en su tez blanca. – Sí, está todo bien… Lopmon. – Dijo pausadamente dirigiendo su mirada hasta aquella figura con forma de conejo que llevaba, sobre su cabeza y sujeto por sus largas orejas, un pequeño trozo de madera con frutas encima. – Genial. Aquí tienes algunas frutas que encontré en este bosque. – Ofreció el digimon, aunque su oferta fue rechazada por la chica con gentileza. No tardaron mucho en ponerse a andar mientras que la humana investigaba sobre su digivice y veía las cartas que tenía consigo.

Pasado un rato, salieron del bosque y llegaron a una pequeña llanura cubierta tan solo de césped, ya ninguno de los dos había sacado tema, por lo que Iwasawa tarareaba una canción dando un poco de ambiente al paseo. – Iwasawa-san, ¿qué te parece descansar un rato? – Propuso el pequeño digimon quién estaba sobre la cabeza de la mayor; la chica se limitó a asentir con la cabeza encaminándose después hasta más par el centro de la llanura. Luego de que Lopmon bajara de su cabeza, la chica se dejó caer en el césped. El cielo desde allí se veía bonito. Cerró los ojos por un momento para disfrutar algo más de la pequeña brisa que corría, se quedó así un bocado hasta que el sonido de unas alas le llamó la atención.

Sin perder ni un segundo más, se sentó en el suelo con el ceño fruncido y mirando hacia los lados. Cuando vio a Lopmon en una pose de denfesa y también con el ceño fruncido se asustó, abrió la boca, intentando preguntar que qué pasaba, pero su digimon le interrumpió diciendo que era un Flymon y que no parecía venir muy contento pues, el mismo latir de alas que antes había sorprendido a la humana, volvía hacía su dirección. Pocos segundos después, el digimon parecido a una abeja gigante, apareció sobre aquella pequeña llanura y bajó en dirección a los dos únicos seres vivientes que estaban pisando aquella tierra.

Lopmon, queriendo proteger a su entrenadora se puso delante, -¡Blazing Ice!- Gritó lanzando un bocado de aire frío hacia el digimon, lo cual no hizo mucho efecto. Irritado, rerocedió una pierna para mantener más equilibrio sin salir de la frente de la humana paralizada.

Era un día como cualquiera en el mundo Digital (hoy no era de esos días en los que tu Digimon se pierde o caes en un portal aparecido de la nada llegando con un par de personajes extraños y se termine involucrando con ellos(?)*), hoy iniciaria un día más de busqueda para ambos amigos, la pelinegra caminaba por el sendero cargando en hombros a su pequeño Digimon mientras platicaban, tal vez del clima, tal vez de la vida, tal vez del amor, da igual, lo importante es que ellos estuvieran tranquilos y felices.

-ya casi es la hora de la comida- hablo la chica pelinegra cambiando de tema rotundamente -ojala encontremos un río para pescar, eso de comer frutas y papas fritas no son buen alimento-

-si, tienes razón Harumi- le respindió su pequeño Terriermon sonriendole como es costumbre -aunque las oatatas fritas son muy deliciosas-

-si comes mucho de eso te enfermaras ¿Uh? ¿Terriermon?- en su oido Terriermon comenzó a gruñir mirando hacia el frente

-hay un Digimon peligroso peleando contra otro... Y huelo a un humano cerca del lugar- dijo entre gruñidos

-eso significa que es una batalla Digimon, vamos a ver, tal vez necesite ayuda- Harumi comenzó a correr en direccion a un prado delante de ellos y en medio de este había una chica pelirosa junto a un flymon, no había notado al lopmon pues Terriermon la tomo por sorpresa saltando de su hombro -¡Petit Twister!- comenzó a girar creando un pequeño tornado atacando al Digimon alejandolo un poco, Harumi corrio en dirección a la chica -¡Oye! ¿¡Estas bien!?- y al estar cerca vio al Lopmon quien peleaba junto a Terriermon contra el flymon, dejandola de pie inmovil mirando con los ojos bien abiertos al Lopmon.