Monkey Wrath [Mision de Saya]

En la isla web, una manada de diversos digimon con aspecto de mono se ha adueñado de gran parte de los territorios de la misma. No se sabe a ciencia cierta el por qué se han asentado en este sitio pero lo que es seguro es que echan a los digimon nativos de sus hogares o intentan esclavizarles. Tu deber es ponerles un alto y de ser necesario acabar con ellos

Describe como llegas a la isla

El humano conocido como Rentaro en conjunto al engranaje de la desaparecida capitana Misaka, me asignaron una misión, la cual consistía en la investigación de la desaparición de otro agente. No me quedaba muy en claro lo que había ocurrido; simplemente sabía que el último registro del agente desaparecido había sido registrado en el mundo humano y por consiguiente era fácil deducir que ingreso al mundo digital además de que se sospechaba que otro agente le acompañaba; lo demás eran simples especulaciones, con lo cual me encuentro ahora mismo esperando a ser transportada por el aparato principal de la base que cumple dicha función – (Mira que mi primer viaje al Digital World se ve convertido en una misión de investigación… que prácticamente poco tiene que ver conmigo).

Soy transportada por la extraña y enorme maquinaria y enviada a una zona en particular, la cual era la isla web… si el agente del que se sospechaba fue el último contacto humano que sostuvo el desaparecido hubiese realizado un informe como se debe yo no me encontraría en esta situación…  o tal vez sí, tanto el digimon como el humano no difieren en cuanto al comportamiento y toma de decisiones de la niña – (Al menos ahora tiene más sentido que esa niña se convirtiera en líder de esa extraña organización) – formulo cuando mis datos se juntan en el digital world – (Que extraño… me siento… inusualmente cómoda en este sitio) – abrió y cierro el puño un par de veces para después peinar la zona con la mirada, tuve que retirarme las gafas que siempre llevaba posadas en mi rostro, carecían de aumento, pero algo en mí siempre me imploraba que las llevase puestas… romperlas no era una opción…

Intento contactar con la central de comunicaciones de la organización, obteniendo como respuesta simple ruido blanco, no puedo negar que ya me esperaba algo como eso, pero igualmente me hubiera gustado tener el apoyo de alguien guiándome aunque fuese un poco y no terminar siendo la carne de cañón como casi siempre me tocaba. Saque la terminal de batalla esperanzada a que este objeto funcionara activando el localizador de digimon, tenía pensando recabar información antes que nada debido a que se tenía una mínima posibilidad de que el agente continuase con vida, y en cualquier caso, siempre es útil saber la ubicación de posibles amenazas.

En tu terminal se registran varios puntos rojos, aparecen en el interior del bosque de la isla, son alrededor de 6 o 7 y parece que están muy cerca unos de otros

La playa que se extiende ante mí es tranquila y relajada, aun después de volverme totalmente un conjunto de datos solidificados puedo sentir la brisa bañada en sal marina acariciar mi cuerpo.  La aplicación de la terminal no demora mucho tiempo en localizar un grupo de digimon en las cercanías, más precisamente ubicados en el interior del bosque que colinda con la playa en la que me encuentro. Usando como guía el aparato posado en mi mano dominante me interno en el bosque en busca del grupo digimon; mientras avanzo cuento el número total de señales – (¿Debería ir volviéndome Tactimon de una vez?) – medito movilizándome a paso seguro y calmado – (Un samurái de 11 metros de talla no es idóneo para una misión de investigación…) – me quedo a pocos metros de la zona señalada por la terminal enfatizando mi cautela y precaución escondiéndome tras uno de los árboles observando detenidamente el grupo digimon para de esta forma poder deducir sin blanco de ataque o si ellos mismos son los perpetradores de posibles ofensas en esta área. Esperaba que se diera el primer caso, como siempre prefería más la observación que el combate directo. Recordé entonces la última vez que me vi enfrascada en un “Combate” aunque lo correcto sería, como huí por los pelos de una muerte segura con una humana – (No solo Misaka, sino también este agente desaparecen sin más… ¿Qué está ocurriendo?) – particularmente el grupo de digimon se encontraban ensimismados unos contra otros ¿Esto era señal de que eran la presa y no el persecutor? Seguramente, pero tenia que estar segura y no terminar yendo directamente a la boca del lobo, siendo atacado absurdamente por una especie de manada.

El grupo de digimon que vigilas son todos del tipo insecto y están en nivel rockie, están tan asustados que se dan cuenta de tu presencia no solo por el fuerte deseo de supervivencia sino también por tu particular aroma que no es ni de un humano ni de un digimon -¿q-quien anda allí?- dice asustado un Dokunemon que observa temblando justo el árbol donde estas escondida

-¿h-hay alguien allí…?- dice un Tentomon que también está sumamente asustado y también observa el árbol donde te escondes

http://wikimon.net/Dokunemon
http://wikimon.net/Tentomon

Chasqueo la lengua mentalmente cuando mi olor, como siempre, me delata fácilmente haciendo que ese simple y sencillo detalle se arraigue como un tic en mi ceja y parpado. Antes de salir, y para no asustar al grupo de digimon insecto. Una vez aclarados mis pensamientos y dejado en segundo lugar el trauma que se me comenzaba a generar por ser… lo que sea que fuese yo misma, emerjo de mi sencillo escondite sonriendo cándidamente y de forma familiar para conseguir la confianza de los pequeños digimon – No teman pequeños, no soy su enemiga, por el contrario… estoy aquí para ayudar – voy recitando conforme me les acerco procurando dejar al final una distancia de un metro para no intimidarles – ¿Me podrían decir que les tiene tan asustados? – les cuestiono con un tono claro de preocupación acompañado de un dejo de curiosidad, aun sostengo en mano la terminal de batalla con la aplicación de localizador digimon activado.

El grupo de digimon está a punto de salir despavoridos cuando sales, pero al escuchar tus palabras se calman un poco apreciando que no invadas su espacio personal tan fácilmente -una manada digimon mono han invadido la isla y nos atacan a todos por igual- explica el Tentomon sobre exagerando un poco

-a los que no matan los convierten en sus esclavos- agrega escandalizado el Dokunemon -con ayuda de un Banchou Leomon que les hizo frente logramos escapar… se suponía que nos alcanzaría luego, pero…-

-estamos preocupados por el, y mucho… fue de los pocos que se atrevió a hacerles frente-

La información que me facilitan me tomo un poco con la guardia baja – Entiendo – respondo desviando la mirada hacia una diagonal inferior completamente pensativa – El Banchou Leomon que les ayudo, no fue el único en pelear contra la manada ¿Cierto…? ¿Alguien más lo intento? – les cuestiono, esperanzada a creer que en alguna parte de la isla, el niño elegido y agente de la organización continua aun peleando en colaboración de Banchou Leomon. Manteniendome expectante a la respuesta de los únicos 2 digimon que parece superaron el miedo del cual eran presas y se comunican conmigo no paso por alto ni un segundo el aparato digital que reposa en mi mano; teniendo en cuenta la agresividad que posiblemente ostentan una agresividad innata – (¿Cuáles serán sus motivos para intentar conquistar este basto tramo de terreno? Supone ser que tienen un área a la cual pertenecen… y más primordialmente… ¿Aquel agente se mantendrá con vida?) – trago en seco contemplando todas las posibilidades, con suma particularidad las que plantean el deceso del niño y por consiguiente, su camarada pudo correr la misma suerte…

-pues hace poco me topé con 2 niños elegidos mientras escapaba de Makuramon- explica haciendo memoria -hmm… ambos tenían el cabello negro y algo alborotado, uno tenía un… Dorumon… y el otro un Guilmon…- dice con un dejo de duda -ambos siguieron de frente para enfrentarse a la manada… creo-

-tú fuiste el que les advirtió de Makuramon y el resto ¿y no puedes recordarles bien?- le regaña, y de tener ojos ten por seguro que lo miraría despectivamente

-es que tenía mucho miedo, y no me fije mucho en ellos- se defiende apenado

La información proporcionada por el digimon insecto fue menos que banal e inexacta, al embargo fue suficiente para relacionarla con la apariencia genérica de ambos agentes con el plus de sus acompañantes digitales – (Una manada de digimon contra 2 agentes… y uno termino huyendo…) – formulo aquel pensamiento y eventualmente chasqueo la lengua y me resigno ante la obviedad del asunto, la cual era el descenso del que no consiguió escapar. Enderezándome reviso la terminal fugazmente – Busquen un mejor escondite, iré a ayudar al Banchou Leomon – les solicite aun manteniendo un tono calmo – ¿Podrían decirme donde están combatiendo? – solicito encarecidamente esperando no perder el tiempo y así poder al menos socorrer al digimon leonido, aunque es posible que sea tarde ya por que no escucho el característico rugir de aquel digimon cuando se enfrasca en un combate en el cual lleva una tan marcada desventaja.

-fue al norte de aquí…- señala a sus espaldas -te recuerdo que estamos en una isla, por muy grande que sea… hay pocos lugares donde esconderse- dice rascándose la nuca -suerte contra esos digimon, no se tocan el corazón nunca…-

Ahora que ya sabía el sitio donde Bancho Leomon se encontraba peleando, agradecí a los novatos, dicha información y partí en búsqueda de dicho encuentro. Si bien, ya era fácil de suponer que el aciago combate había concluido, aún tenía que llegar al sitio, había auto impuesto la misión de detener a esa manada, había optado por acabarles de ser necesario… un grupo tan peligroso como suponían ser ellos tenían que ser abolidos lo más pronto posible. Lo que sentía no era el querer cumplir una “justicia” era más bien un cometido que me surgió por ver el pánico que tenían el grupo de novatos, ese sentido protector que me surgía algunas veces se hacía presente ahora, en mi camino por encontrarles.

Pese a que me precipite en mi avance, procure mantenerme corriendo con sigilo además de evitar que mi impaciencia ganara y terminara siendo una presa fácil. Como no sabía que tan lejos se encontraban, esperaba que la terminal me advirtiera de la presencia de cualquier digimon – (¿Por qué… desean conquistar esta isla…?) – con esas palabras en mente continúe mi avance.

Llegas a la salida del bosque, tumbado y desmayado en el suelo logras ver a un leomon, es el único. Se nota a simple vista que está agotado y casi muerto… a su alrededor y en su cuerpo hay marcas de que combatió

Recorriendo el bosque soy alertada por la terminal de la presencia de un digimon, con lo cual reduzco mi ritmo de avance mirando en la dirección señalada por el aparato en búsqueda de la presencia digital. Cuál es mi sorpresa al ver en la pradera colindante al bosque un Leomon inactivo en el suelo – (Leomon… Estoy segura que mencionaron a uno nivel mega… entonces…) – le observo analítica a la distancia, usando un árbol como resguardo, anticipo la inutilidad de esconderme desde hace ya un tiempo pero igualmente no me lanzare sin mediar explicación; en especial si se toma en cuenta todo el panorama – (Alguien miente…).

Idealizo como primer marco, que aquel Leomon solo está pretendiendo y es una carnada para aquellos de buen corazón] caigan presas de un ataque masivo, pero eso suena rebuscado puesto a que la manada que busco no tienen idea de mi presencia, a menos claro que el grupo de un principio fuera también parte del plan. Aun así todo suena demasiado forzado. Afinando tanto la mirada como mi memoria fuerzo a mi mente a idealizar un escenario diferente, uno en el cual ese Leomon es el digimon que busco y por X o Y razones termino siendo reducido su nivel y realmente se encuentra herido.

– … – por ahora la terminal no muestra señales de nada mas que no sea el Leomon a pocos metros de distancia – (No hay nada que me obligue a socorrerle… pero de estar en su posición…) – chasqueo la lengua mentalmente dando un último vistazo a la terminal para verificar que no hay más digimon en el perímetro. Una vez verificado me aproximo con cautela al felino caído pudiendo corroborar a simple vista el severo daño que ha sufrido. Incapaz de tomar sus signos vitales por el simple hecho que al ser totalmente datos en este instante, en teoría se carecen esos esquemas médicos, recurro a una pregunta obligada y medianamente estúpida – ¿Sigues vivo? – mi tono es bajo, para no alertar a algún posible enemigo mientras me quedo de pie a un metro aproximado lejos del león, expectante de saber si tan siquiera esta consiente o no…

-ahh…- susurra con dolor el Leomon y con mucho esfuerzo abre los ojos dirigiendo su atención a ti -¿una… niña elegida…?- le pregunta al aire -hace unos días… otro par de niños elegidos… intentaron… acabar con la manada- explica con gran esfuerzo -¿viniste a lo mismo…?- pregunta con un dejo de curiosidad sonriendo

En tu terminal solo se registra la presencia del Leomon frente a ti, además de que se siente una extraña tranquilidad pese a estar en una sitio destruido por una pelea, en el hay vestigios de ataques eléctricos y de golpes de gran poder, además de los característicos golpes y cortes que haría un Banchou Leomon

-son muy peligrosos… ese grupo de digimon… deberías ir con cuidado…- advierte aun sonriendo -pareces fuerte… yo también lo era… y solo mírame…- suelta una risa entre sarcástica y sin gracia aun viéndote atentamente

De alguna forma milagrosa, pese a su cuerpo severamente dañado, Leomon consigue abrir sus ojos ubicándome con facilidad y surgiere que soy una niña elegida – Siento diferir, pero ese no es el caso… no soy ni humana ni digimon – dejo en claro antes de generarle falsas esperanzas. Me explica que días atrás, una pareja de elegidos hicieron frente a la manada de digimon, no termina esa frase sustituyéndola con una pregunta altiva y obvio pero de forzosa necesidad de realizar – Sí, en parte… sin embargo, mi principal objetico era, mejor dicho “Investigativo” – voy articulando cada frase prestándole atención de nuevo al sitio en el que nos encontramos, nada más que rastros de diferentes tipos de ataques desde los dejados por el impacto de un relámpago como los clásicos innatos de Banchou Leomon – (Digimon mono, con ataques eléctricos, de gran impacto físico y reductores de nivel… suenan como una alineación bastante peligrosa).

Casi como si el León antropomorfo pudiese leer mi pensamiento, me advierte la peligrosidad del grupo además de sugerir que con solo ser fuerte no será suficiente para hacerles frente y alzarme con la victoria – Agradezco tu advertencia Leomon, y la tendré en cuenta… Se de antemano que nunca se debe subestimar a ningún enemigo. No es por ser presuntuosa… pero me caracterizo mas como estratega que como luchador de primera línea – explico mirando la terminal, aun no hay señal de la manada. Ver las deplorables condiciones del antropomorfo félido, me hace querer ayudarle – Leomon, si así lo quieres… podría guardarte en este aparato, supone ser perfecto para que los digimon descansen y puede que te recuperes – explico mostrándoselo, y quedo a la espera de su respuesta pero al tiempo alerta a la repentina aparición de la amenaza que aquí merodea.

-es verdad… disculpa por confundirte…- fuerza una sonrisa y te sigue escuchando hasta que le sugieres meterlo en tu terminal -no gracias… mi olor se te impregnara y ellos sabrán que  me conoces… dices ser una estratega, ¿no? deberías saber que es peligroso acercarte con el aroma de un viejo enemigo…- explica con su característico tono de sabiduría

En tu terminal se registra una lectura nueva, son 2 digimon, pero estos así como apenas llegan a ser registrados por la terminal salen del alcance de la misma. Permanecieron en el alcance el suficiente tiempo como para que supieras que se dirigen al sureste de donde te encuentras, y de seguirlos terminaras en una de las playas de la isla, en ella veras lo que parece ser el campamento de la manada el cual por ahora está sin ninguno de ellos cerca

Dado a que el Leomon reniega de mi ayuda, escudándose en una hábil deducción diga de un sabio asiento a manera de comprensión a sus firmes y acertadas palabras, vuelco de nuevo mi atención al aparato que sostengo en mano, repentinamente soy sorprendida por una señal que resulta ser el localizador de digimon el cual marca 2 puntos rojos los cuales apenas si alcanzan el rango de la aplicación. Su presencia registrada no se extiende demasiado tiempo, pero soy capaz de deducir la ruta que han seguido.

Tardo en definir que realizar a continuación, si bien, es una oportunidad de oro poder intentar emboscar a 2 digimon que podrían ser justamente pertenecientes a la manada de opresores, queda la tangente que sean solo un par de digimon en búsqueda de socorro o escondite. Descarto rápidamente esa teoría al tener en cuenta el comportamiento que demostraron ambos puntos, parecían más bien sostener una caminata de cierta forma simple y no una huida. Independientemente de que fuera esa pareja, quedaba aun el León con el severo daño corporal; se me había comenzado a formar una especie de cargo de conciencia hacia quienes me rodeaban y eso incluía especialmente al león antropomorfo frente a mí.

– Leomon, prometo regresar y socorrerte… dictamino antes de girarme y dirigirme hacia la ruta tomada por los 2 digimon previamente registrados. No pasan a ser registrados de nuevo por la terminal de batalla, lo que consigue dejarme un hastío de preocupación. Continuo avanzando con velocidad y premura, sin dejar de prestar atención a los posibles peligros que puedan surgir de alguna parte cualquiera y así es como llego a una especie de asentamiento provisiona eh improvisado – (¿Será este su campamento?) – medito acercándome con particular cautela, se encuentra en la playa así que entrar de lleno resultaría en la auto colocación de la soga en mi cuello. Refugiándome nuevamente entre unos árboles y maleza que se volvían una barrera en contra del paso de la arena salina, observo detenidamente en búsqueda de algo que me indique la cantidad de enemigos a enfrentar, o cuando menos sus características más haya de solo estar consciente de sus ataques – ([Debí preguntarle al Leomon contra que digimon se enfrentó…) – me auto reprimo en pensamiento,  chasqueando la lengua de la misma forma ahora a la espera de la llegada de alguno o que por mí misma descubra cuantos enemigos se tratan en un aproximado no muy herrado al total.

El campamento parece ser lo suficientemente grande como para albergar de 4 a 6 digimon… tu terminal detecta a un digimon que se acerca lentamente al campamento, es obviamente uno de los digimon mono -mjjjjm muy pronto esta isla será nuestra…- afirma entre risas contenidas el digimon mono, que resulta ser un Makuramon -¡hmpf! los digimon que aquí viven son muy débiles, ahora sé porque a Aniki (jefe) se le ocurrió comenzar la conquista e esta isla- continuo hablando consigo mismo tranquilamente mientras llegaba al campamento, recortándose sobre unas hojas que parecían ser algún tipo de cama -para cuando Aniki llegue ya habremos conquistado todo- afirma victorioso -por ahora… a dormir un poco para recuperar energías- dice antes de estirarse y quedar profundamente dormido. Por ahora no hay más registros de digimon en la zona, solo está la de Makuramon

Aun vigilante escondida lo mejor posible, calculo que las dimensiones del campamento podrían albergar de 4 a 6 digimon. Verdaderamente no es muy grande, pues al fin de cuentas los digimon del tipo mono tienden a no ser demasiado grande y más si son comparados con otros digimon de niveles altos, e inclusive yo misma cuando me volvía digimon tenía la ridícula altura de 11 metros de alto aproximadamente, con lo cual podía tener tanto una abrumadora ventaja como una ridícula desventaja y posibilidades de derrota en especial contra digimon que ostentan características enfocadas en la agilidad como lo eran estos. Nuevamente la terminal me alerta de la presencia de un digimon el cual se aproxima al campamento, no lo reconozco por lo que me valgo de la biblioteca integrada al aparato mismo para saber que podía hacer el recién llegado.

Resulto ser un Makuramon el cual estaba ensimismado en una conversación consigo mismo hasta quedar por completo dormido – (Es un… chiste, ¿Verdad?) – afino la vista tratando de discernir entre si verdaderamente dormía o si solo pretendía inconciencia para que me le acercase y así poder atacarme tendiéndome una especie de emboscada – (Esta oportunidad suena demasiado idónea como para ser verdad… además, según la biblioteca, si aquel Makuramon grita conseguirá encerrarme en una prisión esférica) – termino optando por no arriesgarme y seguir ocultándome, prefiero desaprovechar esta tan perfecta oportunidad de oro a terminar encerrada y en un riesgo prácticamente total de muerte.

-tch… a ver a qué hora viene el dueño de ese extraño olor a atacarme- piensa enojado, y es claro que se está impacientando, pero no deja su actuación de estar dormido -si me levanto ahora, será obvio que solo le intente tender una trampa…- piensa frustrado -debí de atacarle desde un principio… bueno, bueno, calma… en algún momento tiene que llegar los demás…- el deva mono se da la vuelta, dándote la espalda. Aprovechándose de que no le puedes ver bien, crea una bola de cristal explosiva, algo pequeña -pagara caro el tenerme esperando- con un ágil movimiento se pone de pie y arroja la bola de cristal explosiva hacia donde estas escondida, la explosión que causa no es muy grande, pues es una especie de advertencia  -¡sal de allí! sé que te estas escondiendo- ordena en un grito preparando otra de sus bolas de cristal explosivas, pero esta es del tamaño de su mano; se prepara para lanzarla mientras espera a que salgas


Bǎo Yù: Arroja una bola de cristal explosiva

Soy perfectamente capaz de darme cuenta la impaciencia por la que cruza Makuramon, como bien me informe de la enciclopedia integrada en la terminal de batalla, aquel digimon de rasgos antropoides pese a no reflejar emociones faciales las demostraba con su cuerpo, y justo ahora la pose incomoda que ostentaba mientras pretendía pernoctar en aquel campamento sumamente improvisado, demostraban lo dicho, impaciencia. Parece que sostiene una discusión interna consigo mismo, cuando repentinamente se voltea quedando a espaldas mía – (¿Qué ocurre…?) – mi sentido innato de supervivencia que todo ser vivo tiene me alerta, optando por prepárame para cualquier cosa que se le cruce a ese digimon por la mente y termine dándole forma real.

Es entonces cuando ágil y velozmente se levanta arrojando algo al sitio en el que me encuentro oculta, no lo pienso demasiado y me arrojo hacia atrás en una rodada para evitar el arremetimiento. Como me lo temía, resulto ser una de las esferas de cristal que es capaz de crear; la explosión resultante de esta es verdaderamente reducida a la que esperaba pudiera crear un digimon de su nivel, y la razón de ello se esclarece cuando ordena me presente ante él generando otra de sus características esferas en mano. Chasqueo la lengua en pensamiento y considero velozmente las posibilidades que tengo en su contra; como Tactimon le costaría más encerrarme en una de sus prisiones, sin embargo, atraería la atención de los demás integrantes de su manada – (Hmmnn… sea lo que sea que haga, los demás se verán atraídos por aquel ruido explosivo…) – alzo las manos reincorporándome y saliendo de la maleza suavizando tanto mi mirar como mi tonalidad acústica tanto como se me es posible– … – trago en seco quedando frente al primate, alejada varios metros de este – Estoy perdida… no sé qué lugar sea este… ¿Podría hacerme el favor de explicarme que está ocurriendo aquí? (Antes de despotricarme en un combate, intentare sacarle tanta información como pueda. Sí, debe de haber una razón oculta detrás de esta extraña sed de poder que tienen ) – me con un semblante suave, con vestigios de temor e intranquilidad.

-¡ja! saliste muy fácilmente humana- se burla de ti cuando sales pero de la nada corta de golpe su carcajada y te mira fijamente -¿qué… eres tu…?- pasa saliva y retrocede un paso -pareces un humano pero al mismo tiempo un digimon… pero no eres de esos humanos locos que se inyectan nuestro adn…- es completamente claro que está nervioso y comienza a sentir pánico pero ya no retrocede, sino que alza el brazo con el que sostiene su ataque de bola de cristal explosiva y con su mano libre te señala -¡¿cómo que no sabes dónde estás?!- suelta una carcajada corta, puede que sea por culpa del miedo y lo graciosas que encuentra tus palabras -¡Aniki y los demás estamos conquistando esta isla! Esta es nada más y nada menos que la Isla web- aprieta la mandíbula y deja de señalarte -ya te explique yo… ahora tu dime qué diablos eres y por qué estás en este sitio- exige bajando un poco el brazo con el que sostiene la bola, pero dejándolo aun listo por si te quieres pasar de lista atacarte inmediatamente

Saliendo a paso ligero y mostrándome como una amenaza nula consigue que el digimon homínido me deje en un concepto menor tal y como esperaba, sin embargo, nuevamente la extraña presencia que irradia mi cuerpo que parece que todos se pueden dar cuenta es lo que termina cavando mi tumba haciendo que el primate levante su guardia al máximo detonando al mismo tiempo temor por mi persona. Chasquee la lengua mentalmente, atendiendo a sus palabras, tenía la esperanza de poder sacar algo con lo que consiguiera de nuevo que me subestimase. Una vez termina con sus hipótesis, con las cuales busca esclarecer mi incongruente forma responde mi duda sobre lo que aquí acontece.

Explica que algún digimon con el epíteto de “Aniki” junto a él y otros digimon mas tienen como cometido el conquistar esta isla, que resulta ser la isla Web; eventualmente solicita que ahora sea yo la que explique y de esta forma me doy cuenta que es lo suficientemente “Honorable” como para mantener las cosas en un trueque parejo para ambos, aun así el pensamiento de que esto es únicamente para su propio beneficio resuena en mi cabeza, pero ¿Qué más da decirle esta información? No cambiara en nada la situación.

Recuerdo mantener el suave tono sumiso al hablar y le respondo – Vera… algunos dicen que soy una “Digi-human” pero siéndole completamente honesta, no tengo muy en claro a que se refieren con ese término… ¿Usted lo conoce? – y eso era verdad; pese a que la misma Misaka siempre me presentaba como “Digi-human” nunca recibí de ella una respuesta clara sobre que significaba serlo o exactamente que era – Señor Makuramon… ¿Podría explicarme por qué quieren hacerse con esta isla? – mi tono denotaba clara curiosidad, intentando aprovecharme de la situación de “Las preguntas y respuestas” busque esclarecer sus motivos. Su latente ataque me mantenía lo suficientemente alerta como para alistarme yo también a un combate repentino…

-¿digi… human…?- replica incrédulo -nunca había escuchado eso…- juguetea con su bola de cristal pasándola de una mano a otra, como si fuera algún truco de magia o malabarismo, pensando en que era exactamente eso de “digihuman” cuando lo tomas por sorpresa con decirle “señor” y tu pregunta -hmm… “señor Makuramon” suena mejor de lo que creí… aunque para que el resto de la manada me diga así… falta mucho tiempo- se rasca la nuca y deja de lado sus pensamientos y responde a tu pregunta -¿y toda vía preguntas…?- inclina la cabeza a un lado y deja colgando sus brazos, aun en esa postura floja sostiene perfectamente su ataque, aun llevando esa conversación “pacifica” no renuncia a la idea de que sorpresivamente quieras atacarle -¿eres idiota o qué? obvio que para tener nuestro propio reino; por si no lo sabes, todos los tipos de digimon tienen su propio pedazo de digimundo… menos nosotros los tipo mono… nos dispersan en cualquier área y nos dejan solos…- se calla por un momento ocultado la mirada -¡es obvio que queremos nuestro lugar en este mundo!- grita exasperado -¡¿te opones?! ¡¿heh?!- vuelve la mano con la que sujeta su ataque explosivo amenazadoramente

El antropoide tampoco tenía conocimiento de mí, con lo cual perdí interés en interactuar con ese tema. Atendiendo sus palabras y el a las mías me percato que se pierde en lo que parece una fantasía que por propia mano se encarga de acabar. Una vez responde mi dubitativa sobre el por qué hacer todo esto, no pierde oportunidad para insultarme y señalar lo claro y obvio que resulta su motivación principal. Aun siendo diferentes me identifico con su objetivo… solo el querer encontrar un sitio al cual pertenecer era suficiente para hacerse a la idea de arrebatar el de otro de ser necesario, y justo eso era lo que ellos hacían, arrebatar la casa de otros y usarla como propia – No… no me opongo, por el contrario… puedo entender sus motivos – explico bajando los brazos, no pensaba atacarle, pero tampoco me quedaría en esa pose eternamente; es suficiente con que Misaka me idealice como Súper-man con lo cual no hace falta que esos monos me vean como la copia de Son Goku realizando la Genki-Dama.

– De forma en que lo veo, lo que hacen no está del todo mal… su anhelo de tener un hogar es lo suficientemente grande como para tomar al toro por las astas y atacar al contrario, pero… ¿Realmente se sienten a gusto con ese método? ¿Creen que podrán disfrutar de esto una vez consigan conquistarlo todo? – guardo silencio por un intervalo corto de tiempo – Llegar a matar a quien se les oponga… ¿Podrán llevar esa carga por el resto de sus días? Entiendo perfectamente que es parte de su naturaleza, acabar entre ustedes para evolucionar pero… ¿También engloba el matar por un sitio al cual llamar hogar?.

Makuramon hace una pose muy graciosa cuando sin rodeos le dices que no te opones a sus planes tan tranquilamente, quedando como algún tipo de estatua cómica de circo -no solo no se opone sino que hasta nos entiende… ¡¿qué diablos pasa con esta?!- piensa escandalizado y sin poder entenderte. Aun así, por fin deshace su ataque y te mira fijamente, ya no te toma como una amenaza, ahora eres como algo muy interesante para él y como es un digimon del tipo mono, es normal que sea muy curioso con algunas cosas y por eso te escucha atento -Aniki dijo que estaba bien lo que hacíamos- responde rascándose la nuca -es como dices, tenemos que matarnos entre nosotros para subir de nivel y según dijo Aniki, se aplica lo mismo aquí- responde tranquilamente pero se toma el tiempo de pensar las cosas un poco más detenidamente -hmm…  yo no le veo el problema a lo que hacemos- dice encogiéndose de hombros -ahora vete, antes de que mis compañeros lleguen- hace un ademan con su mano, agitándola hacia adelante -anda, vete, shu shu… si no te vas, es seguro que ellos si te atacaran-

Por tu terminal de batalla cruza rápidamente una señal por toda la zona de alcance de la misma, lo que sea que pasara fue algo muy, pero muy rápido además de que no fue junto o entre ustedes, sino que por aire, a una muy buena altura. Esta señal cuando sale del rango de la terminal no parece volver

Entorno los ojos cuando deshace su ataque, ahora es claro que no me toma como una amenaza para su conquista; teniendo en cuenta ello, puede que les pueda convencer de renunciar a sus planes actuales, cuando menos conseguir que utilizasen un método más pacífico o diferente a actual. Sus siguientes palabras y forma despreocupada de movimientos me muestran una apertura abismal, pero la tecnología en mi mano me alerta de no hacer ninguna estupidez; fugazmente un digimon cruzo el cielo saliendo del rango de la terminal de batalla – (Antropológicamente hablando ningún mono puede volar como tal, pero al ser digimon…) – rápidamente pensé en todos los digimon tipo mono que conocía, y efectivamente no podían volar, pero, al pensar en los vestigios de impactos eléctricos recapacite la posibilidad – Y de verme tus compañeros… ¿No podría usted decirles que no represento una amenaza para ellos y sus planes? – sisee en búsqueda de algún tipo de colaboración de su parte, por pequeña que fuera podría sacarle ventaja.

De terminar en un enfrentamiento, tener la suerte de tener al menos a uno de los enemigos en total duda sobre como proceder me daría una ventaja estratégica; aunque claro, una vez se recuperase seria como haber cavado mi propia tumba, por ahora era todo lo que tenía a mi favor.

-¡joder! Eres más necia que los humanos- te grita cuando en lugar de irte como el té pidió te quedas allí a seguir platicando con él -¡aun que les diga que no eres una amenaza, ¿crees que te dejaran tranquila y sin hacerte nada?!- sigue armando un escándalo y haciendo poses que reflejan su estado de ánimo -tu aparatito detecta digimon ¿verdad?- pregunta señalando tu terminal -el birbiri que acaba de sonar de seguro fue Gokuwmon- advierte, pero esto ya es demasiado tarde pues la señal que capto tu terminal antes regresa y justo detrás de ti aterriza con genialidad otro mono, pero este ataviado con ropa de motociclista y sujetando un báculo de metal

-Makuramon, se supone que te encargues de todos los fuchi humanos que se metan en nuestro territorio- regaña al otro mono -¿me harás encargarme de todo de nuevo? maldito huevon- apenas insulta a su camarada hace un gesto de dolor y se lleva una mano a la frente

-es que… ella no es una humana…y tampoco ha querido atacarme, no como el otro par de humanos…- explica con un dejo de miedo en su voz -así que cálmate-

-¿¡como quieres que me calme!? sí Time-pump la ve… se pondrá a hacer su teatro de siempre, o peor, llamara a Aniki; ¿quieres que el venga? ¡¿heh?!- refuta aún mas enojado que antes -oye tú, chica-no-humana ¿qué diablos haces aquí?- te pregunta con un gesto duro y amenazador

Aquel antropoide tenía la razón, únicamente con su testimonio sus camaradas no me podrían encasillar como una no amenaza, al menos no de forma tan sencilla como él lo hizo. Me mantengo en sepulcral silencio siendo como única respuesta, un asentamiento craneano de mi parte ante su pregunta que conllevaba a una de las funciones de la terminal. Esa misma función más pronto que tarde vuele a activarse y es así que revela el regreso del digimon homínido volador. En un reflejo es como mi cabeza se mueve permitiéndome ver el cielo, y de esta forma diviso al susodicho digimon descendiendo acrobáticamente por el aire hasta, sin miramiento o preocupación alguna aterrizar detrás de mí. No me molesto en retirarme del sitio debido a que sencillamente aquel Gokuwmon no parecía tener intenciones agresivas, al menos durante su aterrizaje.

De la misma forma que fue su atrevida entrada, lo es en su forma de hablar, insultando prontamente a su compañero el cual se defiende con argumentos fehacientes pero demuestra la cadena de mando presente en su manada, intento no poner mucho interés en su discusión para evitarme dolor de cabeza innecesarios; levantando lentamente las manos y me retiro de su ruta de gritos, quedando de esta forma a una lateral de ambos, a aproximadamente un metro del bosque – (Entonces, efectivamente ellos fueron los culpables del deceso de uno de los agentes…) – durante su discusión soy llamada para, de alguna forma decirlo, “Integrarme” a la misma por parte del recién llegado – ¿Y-yo? – titubeo al hablar y trago saliva, como si fuera presa de algún tipo de pánico – Por tonto y ridículo que suene, estoy perdida… lo último que recuerdo fue el despertar en el bosque, y por ello me puse a buscar a alguien que me dijera donde estaba. El señor Makuramon fue muy amable y me dijo que nos encontramos en la Isla Web – fuerzo una sonrisa con una gran tonalidad miedosa – P-por cierto… s-soy una Digi-human… solo lo digo para aclarar… – solté una risilla igualmente forzada.

Cuando te quitas de su discusión alzando los brazos, Gokuwmon hace lo mismo, pero termina poniendo su báculo sobre sus hombros -¿señor Makuramon…?- dice alzando una ceja y tras unos segundos explota en risa terminando en el suelo rodando -y luego querrá ser nuestro líder, ¿no?- continuo riéndose a carcajada suelta

-¡ya cállate!- exige dando un desplante -¡y tú ya vete!-

-¡no…! espera, hay algo que me causa curiosidad de esa no-humana…- dice con tono serio reincorporándose de un salto -no me creo ese cuentito de que despertó aquí por casualidad… de ser así, la habríamos visto antes- explica girando su báculo con los dedos de su mano derecha -¿Por qué no nos dices la verdad, muchacha?-

-como que la verdad Gokuwmon? ¿Crees que esa digi human oculta algo?-

-preferiría que ella misma hablara…- arroja su báculo al aire y lo atrapa con su cola -vamos muchacha…-

La percepción del primate armado era por mucho más afilada, pero también podía ser que únicamente metía hilo para sacar cuerda – ¿Ocultar algo…? – respondí a su duda con un dejo de miedo, pero más de ser el que sentiría alguien que es descubierto, era el miedo a una posible muerte por alguien más fuerte – Es verdad… no tenía idea de que ustedes estuvieran aquí… – tuve cuidado al hablar para no hacer que atacasen a Makuramon, dado a que no era su culpa el confiar tan ciegamente en mi traicionado por su ego – ¿Por qué usted cree que escondo algo…? – a sabiendas de lo sospechosa que puedo sonar, me aventuro a cuestionar aquello manteniendo la mueca de miedo mortuorio presente – ¿Cómo podría… yo… ocultarle algo, a alguien que puede matarme sin problemas?.

Analizando un poco las cosas, era evidente que en algún momento llegarían sus demás miembros y como ya tenía la información sobre su razonamiento para conquistar esta isla sería lo mejor atacar ahora, pero…  – (No, es demasiado precipitado, 2 digimon tan experimentados como ellos, en especial Gokuwmon, no tendrían problema en atacar improvisadamente de una forma en la que mi derrota es muy posible, si no es que totalmente asegurada… mejor seguir con el jueguito tanto como pueda).

-¡tch! Ya deja de irte por las ramas- grita enfurecido Gokuwmon agarrando su báculo y señalándote con este -¡que pudieras engañar a ese imbécil significa que nos podrás engañar a todos!-

-c-cálmate Gokuwmon, creo que estas un poco más crispado de los nervios de lo normal- le pide a su compañero Makuramon actuando nervioso

-¡cállate inútil! ¡estoy seguro que esta cabrona es por mucho más fuerte de lo que dice ser!-

-admito que siento un poder bastante grande de ella, pero… ¿no estas exagerando un poco?-

-¡por supuesto que no! y te lo comprobare- aun apuntándote amplifico energía en su bastón -¡choutaiden raikouhou!- grito diparando en tu contra la energía que había acumulado

-¡huye!- te grita Makuramon desesperadamente

El mono de carretera se mostraba por demás iracundo, apuntándome con su arma con claras señas de no dudar en atacar, abrir ahora la boca sería ridículo; con lo cual me limite a prepararme para su siguiente acción. Discutió brevemente con su camarada, amplificando energía en su arma, ahora sí, no me quedaba opción alguna; tendría que hacer algo o de lo contrario moriría. El nombramiento de su ataque fue como un gatillo disparador de mis reacciones en conjunto al ataque mismo. Mandando al inframundo todo mi trabajo hasta ahora realizado para empeñarles la idea de que era inofensiva, me transfigure a digimon levantando el vuelo fugazmente para evitar el ataque.

– … – apuntando los cañones situados en mi espalda al Gokuwmon, oro en advertencia – Deténgase, no inicie un combate que no podrá ganar – aun estando enfocando mi atención en el antropoide motero, no pierdo de vista al exasperado y preocupado Makuramon – Respondiendo su duda, era verdad que no fui enviada a atacarles o detener sus planes, por el contrario… solo fui enviada a investigar la desaparición de un humano. Ha sido una sorpresa para mi terminar en su invasión… – me mantengo en una altura prudente, en un punto donde me es posible vigilarles para poder reaccionar a sus siguientes movimientos – (Mi tamaño… es mayor, pero las velocidades y agilidad que manejan… me deja en una mayoritaria desventaja.. ¡Tch…! Mantenerlos a raya… quizá…).

Con tu rápida acción logras escapar del ataque de Gokuwmon el cual ríe al ver que tenía razón mientras que Makuramon te mira con los ojos completamente abiertos con un tic en el parpado izquierdo, con la mandíbula “tocando el suelo” y con sus brazos colgándole lánguidamente; tras tu advertencia y Gokuwmon ríe a mandíbula suelta, este mismo te apunta con su dedo sonriendo -¡para tu desgracia amo las peleas…! ¡¡y mucho más cuando los oponentes son fuertes!!- arremete con un estoque de su báculo el cual se extiende a una increíble velocidad en tu contra

-hay no… ya empezó con su manía de combate…- se queja llevándose una mano a la frente negando con la cabeza -me meteré solo de verlo necesario- dice sin animo alguno dejándose caer de sentón completamente cansado donde antes se encontraba dormido

Si el ataque con su báculo llega a fallar, usara el mismo como una pértiga para arremeter con una patada; más que nada para dejarte en claro que el que tú puedas volar no es nada que él no pueda manejar aun cuando parece que volar no es una de sus habilidades innatas compensándolo con su agilidad y reflejos

Consigo sorprender al primer antropoide, el cual no cabe en el asombro por mis rápidas acciones incluido, evidentemente mi trasformación en digimon. Por su parte, su compañero haciendo caso omiso de mi advertencia, sin retraso ni demora, Gokuwmon orando con firmeza su amor por el combate arremete con su báculo que resulta ser extensible, apenas tengo tiempo para reaccionar y moviéndome a la lateral lo suficiente como para no recibir de lleno el impacto, esquivo la estocada inicial, no le doy espacio a la continuación de su ataque y tomo su arma con las manos para volar hacia atrás y arrastrarle conmigo. Mi objetivo era único, alejarlo de la tierra y llevar el combate al mar, ambos nos veríamos afectados por la falta de apoyo bajo nuestros pies, pero al menos así a Makuramon le costaría trabajo apoyarle. Cubro una buena distancia debido a la velocidad de mi vuelo en segundos, y en pleno aire me detengo en seco girando sobre mi propio eje aun sosteniendo el báculo para  impactar a su dueño contra el agua. No tengo tiempo para planear las cosas fríamente, un primate impulsivo seguramente se valdrá de su agilidad e ingenio innatos para salvarse de mi contra ataque – (No puedo alargar mucho este combate;  aún quedan Makuramon y sus camaradas…) – trato de mantenerme lista para lo que viene, pero el desconcierto que siento sobre la cantidad de enemigos que todavía no se han presentado me agobia lo suficiente como para lo dicho ya, evitar alargar este combate, con lo cual acabarlo con el menos desgaste de energía.