¡Demuestra Tu Poder! [Mision de Rodriel]

Leomon, del gimnasio ubicado en la Sabana Engranaje, ha enviado a tu correo un mensaje muy importante, el cual dice: “¡Demuestra tu poder! Ven y trata de aguantar 3 Rounds contra mí. Inténtalo y si lo logras, te daré la fórmula secreta para obtener el poder absoluto!”.

Has decidido ir a toda marcha hacia la Sabana Engranaje para buscar a Leomon en su gimnasio, al ingresar, lo primero que vez es a aquel Digimon que ha citado a gran cantidad de tamers, pero por las apariencias y por el modo en el que salen corriendo con sus Digimon hechos polvo, nadie es capaz de resistir lo pedido, aunque al parecer estos olvidaban algo muy importante, ya que mientras estos corrían por su vida, ya que Leomon salía del gimnasio tratando de detenerlos, lastima por ellos... Y por ti, ya que acaba de verte y se acerca a ti con una expresión severa, pero no violenta.

Así que tu eres otro tamer que viene a intentar superar mi reto, tranquilo, no les hare daño, me llamo Leomon y soy uno de los Digimon mas fuerte en este lugar, un placer conocerles. - Dicho esto, extiende la mano para dar un saludo cordial.

Para un tamer novato, recibir un correo de parte de Leomon con un desafío en su gimnasio, era todo un honor, o al menos esa era la forma de pensar del joven albino, quien a pesar de llevar poco tiempo junto a su compañero Monodramon, sentía la necesidad de asistir ante tal llamado. El camino hasta el lugar, comprendía distintos parajes, los cuales ante la situación actual, no podía observar con detenimiento, más se propuso a si mismo volver tan pronto como tuviera la oportunidad.

Finalmente tras llegar al conocido gimnasio del digimon león, Rodriel presencio una escena un tanto inesperada, donde una gran cantidad de elegidos que habían sido notoriamente derrotados por el guardián del recinto, más lo realmente particular dentro de dicho suceso fue el ver como este trataba de evitar que los invitados se fueran, lo cual hacia parecer que había algo más, algo que quizá todos ignoraron. Justo después, Leomon se acercó al joven de ojos rojos.

- Mi nombre es Rodriel – respondió presentándose como era debido – y él es mi compañero, Monodramon – agregó.

Como muestra de su firmeza ante la situación y respeto a quien se encontraba frente a él, el joven también extendió su mano estrechándola con la de Leomon, su rostro mostraba la serenidad que caracterizaba al elegido, quien inmediatamente miro a los ojos del digimon apodado como el rey de las bestias.

- Venimos a superar el reto y de ese modo obtener todo el aprendizaje que nos puedas ofrecer – expresó.

Así que vienes a intentar derrotarme... Te veo algo verde para esto... pero, ¿Quién soy yo para negártelo? - Con una sonrisa dio media vuelta, mirando hacia el gimnasio. - Vengan conmigo, vamos a iniciar de una vez. - Dijo el León Digimon, dirigiéndose al gimnacio.

- Nunca dijimos que nuestra intención era derrotarte – sonrió el joven mientras seguía al digimon león – existen muchas formas de hacer las cosas, solo necesitamos conseguir y utilizar la más óptima para alcanzar el resultado deseado – explicó.

Parte de la naturaleza de los Monodramon como amantes de las batallas, hacía que el compañero del tamer sintiera emoción ante tal oportunidad, no obstante, el poco tiempo que llevaba compartiendo con el albino, le permitió aprender que la razón y el instinto debían ir de la mano, por lo cual su estado era lo suficientemente calmado como para cometer errores que en ocasiones cometían los de su especie.

- Supongo que hemos llegado – musitó el pequeño dragon - esperó tus indicaciones -

Muy bien, muchachos, ya que estamos aquí, hay que calentar siempre antes de un combate. - Se dirige a unas curiosas maquinas caminadoras. - Con estas empezaremos con el calentamiento básico. Monodramon, tamer, vengan y comiencen. - Dijo el Digimon con un gesto serio.

Le parecía algo honorable que el león, les ofreciera una sesión de calentamiento, pues él, quien se había dedicado al futbol por varios años, conocía la vital importancia de ese periodo de ejercitación. Monodramon observo a su compañero, a esperas de alguna orden, gesto al cual el albino asintió, tras eso, ambos invitados se dirigieron hacia las maquinas caminadoras.

- Calentar es bueno – le susurro al pequeño dragón – pero debes gestionar la energía, recuerda que este desafío se definirá por aprovechar factores como la inteligencia y la resistencia, en lugar de solo enfocarnos en la fuerza – culminó.

El tamer encendió ambas máquinas para que el calentamiento comenzara, pasaron unos minutos y tanto él como su compañero, regularon el ritmo que llevaban, gastando la menor cantidad de energía posible, pero realizando el trabajo necesario.

- Hemos terminado con esta etapa – expresó el joven – ahora, ¿Qué sigue? -

Leomon se quedo mirando a ambos, tenia un gesto neutro. - Muy bien, dime, elgido, ¿luchara solo tu Digimon o también lo intentaras? - Dijo Leomon poniendo una cara amigable. - Si ambos quieren pelear a la vez, o uno a uno, me asegurare de luchar al nivel de ambos, no se preocupen por salir lastimados, puedo controlar mi fuerza. - Al decir esto, a tu mente y a la de tu Digimon vienen las imágenes de aquellos DIgimon hechos puré que viste cuando llegaste... ¿Seria verdad que puede controlar su fuerza? Eso deberás de averiguarlo tu...

- Iré yo – dijo el pequeño dragón, pero antes de dar un paso adelante la mano del albino se posó sobre su hombro – no, iremos los dos –

El tamer sabía que en cuestiones de fuerza, velocidad e incluso resistencia no sería de mucha ayuda, sin embargo, sus experiencias de vida, del futbol e incluso de esa vocación hacia la política que había despertado en él hace apenas dos años, le decían que el trabajo en equipo, con confianza y coordinación era capaz de superar la mayor de las barreras, y ese pensamiento era algo que pondría en práctica.

- Confió en ti – musito el de ojos rojos – por esa razón, seré tu apoyo en esta difícil prueba –

Tras las palabras del canadiense, ambos dieron un paso al frente.

- ¡Estamos preparados! – Exclamaron al unísono.

Entendido, tratare de que ninguno de ustedes dos salga lastimado. - Al decir esto, se puso en posición de pelea, con una mano cerca a su machete y a la vez ambas listas para golpear. - Aquí los espero, vengan en el momento que deseen.

- Es tu momento Monodramon – expresó el elegido – yo actuare cuando lo crea necesario –

El pequeño dragón asintió con una sonrisa, pues esa era la forma más cómoda de pelear para él, sentía que su tamer era una carta de triunfo y no una carga en la batalla, y a pesar de que era su primera batalla juntos, se entendían lo suficientemente bien como para concretar sus estrategias.

- ¡Ve por él! – exclamó mientras le daba indicaciones con la mirada.

Las garras afiladas de Monodramon  se dieron a mostrar al león que esperaba por las acciones del invitado, el digimon morado tomo impulso para abalanzarse de un salto hacia su adversario, sus garras se encontraban en dirección al oponente, no obstante, justo antes de llegar a hacer contacto el pequeño dragón coloca las garras de su mano derecha en la superficie que utilizaban como suelo de batalla, para rotar su cuerpo a gran velocidad e impulsarse aún más de modo que tuviera la oportunidad de acertar su ataque característico la mordida roedora sobre el hombro izquierdo de Leomon y al mismo tiempo, gracias a la velocidad y el giro quedar en una posición y a una distancia que le dieran tiempo de reacción.

Leomon se mantenía con total serenidad, se daba cuenta de que su oponente había empezado el ataque y al adivinar sus movimientos, a gran velocidad pudo esquivarlo y contraatacar tomándolo de la cola, haciéndolo girar y lanzándolo contra una pared, dando a notar que en verdad no era un luchador común. - ¿Es eso todo lo que tienes? Vamos, no me decepciones, quiero que me des tus mejores movimientos, puedo ver el potencial dentro de ti. - Mientras decía esto, la sonrisa amable de antes se había desvanecido y la cara mas serie que alguna vez podrían haber visto se hizo presente, al parecer en verdad no se lo estaba tomando a broma.

- ¡Ahora! –

Precisa pero necesaria fue la indicación del tamer, quien le señalo a su compañero el momento justo en el cual reaccionar para no ser golpeado, así como cuando atacó, esta vez las garras de su mano izquierda le permitieron realizar un giro, evitando cualquier golpe y dejándolo en una posición todavía cercana al impetuoso león.

- Aun no logro entender la razón por la cual tantos tamers salieron huyendo – musito el joven mientras caminaba alrededor del león – por lo que pude notar, lo que tu buscas se acerca más a dar una lección que a tener una batalla – se acercó a su compañero – en circunstancias normales, un golpe certero habría sido mejor opción, sin embargo optaste por lanzarlo, dejándole un gran espacio para reaccionar, eso manteniendo tu posición – agregó – me parece interesante, y eso me hace querer conocer cuáles son tus ataques reales – el tamer miro a los ojos de su compañero, el pequeño dragón morado también sentía emoción ante la situación en la que se encontraban, los dos, sabían que era una oportunidad invaluable para continuar con su crecimiento – dices que debemos aguantar tres turnos, ¿no?, pues tu ataque es bienvenido – ambos, digimon y tamer se encontraban a la expectativa de que podía realizar su oponente.

Siendo así... Tendré que utilizar un poco mas de habilidad... - Dicho esto, Leomon sea acerco a gran velocidad al Monodramon, hace el ademan de utilizar su machete para atacar, conociendo la velocidad de reacción del Digimon y entrenador, lanza una patada bastante fuerte.

Finalmente, ante las palabras del león, los compañeros que fueron al gimnasio con intenciones de superar el desafío, comenzaban a cumplir parte de su objetivo, ver aunque sea una pequeña parte de las habilidades del guerrero principal de dicho recinto. El león realizó una finta, acto que no escapaba de la proyección que ambos, tamer y digimon tenían sobre la batalla, pues ellos mismos usaban dicho recurso. Al ver el momento inicial del ataque real, una patada, se desato parte de la agilidad mental del joven de ojos rojos, quien basado en su experiencia dentro del futbol, intuitivamente actuó de la forma que veía más conveniente.

Las patadas, a pesar de ser un ataque de gran poder, tienen una característica en común con los golpes de puños, y es el hecho de que ambos requieren de que el movimiento impacte tras ser completado para reflejar la potencia real de la acción, por esa razón, el joven se abalanzo directamente hacia la patada del rey bestia, logrando recibirla y abrazándose a su pierna justo antes de que esta llegara a su punto ideal, lo cual, a pesar de causar daño en él, logro disminuir mucho la magnitud del mismo y dejar a su compañero en una posición favorable.

- Ve, Ace – Era la primera vez que el tamer llamaba de forma diferente a su dragón, le estaba otorgando un nuevo nombre en ese instante, unido a la confianza que le tenía.

El digimon de color morado sonrió por un instante al escuchar las palabras de quien lo acepto como su compañero y amigo, ese gesto, aumento aún más el deseo y la voluntad de ganar que traía el digimon, quien aprovechando que su tamer se mantenía agarrado de la pierna del león para dificultarle el movimiento, realizo su ataque especial, el golpe de nudillo cargando hacia el león para golpearlo con sus garras.

Leomon, al ver sus piernas incapacitadas y a su rival venir a toda marcha hacia el, decidió por fin mostrar una de sus técnicas, concentrando gran parte de su energía en uno de sus puños. - ¡Golpe Del Rey Bestia! - Exclamo, lanzando desde su puño una gran cabeza de león hecha de fuego y, gracias al poder de su movimiento, una onda de aire lo suficientemente fuerte como para aturdirlo un poco.

- Después de todo si te obligamos a utilizar una de tus técnicas – menciono el tamer ya medianamente alejado del león tras aprovechar al soltarse en el momento exacto, la onda de aire que emitió el ataque del mismo, a pesar de que su cuerpo, al igual que el de su compañero, se encontraba algo aturdido aun podía moverse para acercarse al pequeño dragón – buen trabajo, Ace – expresó mientras le ayudaba a levantarse.

Ambos tenían el cuerpo ralentizado por el ataque, y eso sin contar los daños que habían recibido hasta ahora en la batalla, los cuales a pesar de no ser de gran magnitud, se verían reflejados en el resto de la batalla.

- Hey, tengo algo que pedirte – comentó el joven mientras caminaba lentamente hacia el león – ¿te parece si nos olvidamos por un momento del desafío, y solo disfrutamos de la batalla? – una sonrisa de dibujaba en su rostro – no sé si en tres turnos podamos aprender lo suficiente, además – señaló al pequeño dragón – él quiere seguir disfrutando de su primera batalla – tras esas palabras se alejó, aún pendiente de lo que pudiera hacer el león, pues aunque no lo considerara alguien capaz de atacar a traición, el tamer creía que siempre debía estar preparado para todo – Ace, a partir de ahora lucharas solo – musitó.

El pequeño dragón se mantuvo firme esperando cualquier respuesta o ataque por parte del digimon campeón, mientras su cuerpo poco a poco se comenzaba a estabilizar.

La respuesta de Leomon no se hizo esperar, a gran velocidad se coloco frente al dragón morado y exclamo el nombre de su siguiente y ultimo ataque. - ¡Cien Puños De La Bestia! - Al decir esto comenzó a lanzar una ráfaga de puñetazos, con la intención de ver que tanta resistencia tenia aquel Digimon.

Su condición le hacía imposible eludir el ataque, más desde un inicio la intención de ambos no era evadirlos, sino probar sus fuerzas ante el glorioso rey de las bestias. Por factores de velocidad y aprovechamiento, era ineficiente tan siquiera intentar hacer uso nuevamente del golpe de nudillo, por lo que recurrieron al ataque más utilizado por los Monodramon. En el instante en el que el león exclamó el nombre de su técnica, Ace hizo lo propio.

- ¡Mordida roedora! –

Esta vez, la intención no era morder algún área que hiciera súper efectivo su ataque, como los hombros o el cuello, la intención era más básica y más rudimentaria, recibir sus golpes con mordiscos. Tras iniciar el ataque, el león no pararía hasta concretarlo, es por esto que el pequeño dragón, a pesar de no tener la velocidad para alcanzar cada puño, aprovecho instantes específicos para morder mientras era golpeado, haciendo que la fuerza del ataque del rey bestia se fuera reduciendo poco a poco debido a las fallas de funcionamiento que causaban la fragmentación de datos creada en las áreas que el pequeño dragón mordía.

Al final, el daño recibido era notorio, más no lo suficientemente grave como para que tuvieran que arrepentirse y correr como los otros, por el contrario, aun se mantenía en pie, orgulloso de que finalmente logro que sus ataques causaran efecto en el digimon campeón.

- Creo que lo hemos logrado, ¿no es así? -

¡Patada Demo- ! - Justo cuando estuvo apunto de terminar de realizar su siguiente ataque, una explosión en la puerta del gimnasio llamo la atención de todos, en ese lugar se encontraba un Ogremon.

Veo que sigues haciendo el tonto, Leomon. - Dijo el Digimon demonio, mirándolo con odio. - Vine a destruirte de una vez y para siempre... - Dijo mientras se preparaba para luchar.

Ogremon, retírate por favor, no tengo nada que hacer contigo desde la ultima vez... - Dijo el león bastante sorprendido, colocándose frente a Monodramon con intención de protegerlo.

La batalla se vio interrumpida ante la nada silenciosa entrada de un digimon demonio que parecía tener asuntos pendientes con Leomon, o al menos eso era lo que insinuaban sus palabras, las cuales buscaban tener un efecto amenazante, desde la perspectiva del tamer. Sin embargo, un gesto de parte del león, le ayudo a ver claramente la situación, la lección de momento había terminado, y la situación actual no era un juego, sin embargo, tanto él como su pequeño dragón, le habían tomado aprecio a quien fue su primer oponente en batalla.

- No estamos en las mejores condiciones, pero cuenta con nosotros Leomon – expresó el tamer.

Leomon, mostrando algo de preocupación, miro al tamer y a su Digimon. Supongo que pueden ayudar... Pero no se metan mucho, no quiero que salgan lastimados. - Y al decir esto, retomo su posición de combate inicial.

Je... ¿Enserio planeas luchar contra mi? Pues bien... Pero esta vez te tengo una sorpresa... - Al terminar de decir esto, un brillo rojo en sus ojos se dio a notar y un resplandor rojo lo rodeo totalmente, comenzando a cambiar de forma. - Ogremon, Warp Digiviolves a... - La luz roja se alejo, dejando ver a un Digimon parecido a un lobo recubierto de un metal negro, tenia un aura intimidante. - BlackMetalGarurumon...

Leomon, en vez de reaccionar, solo empezó a brillar con un resplandor dorado muy fuerte.Leomon, Warp Digivolves a... - Cuando el resplandor dejo de brillar, se pudo notar a un gran león con dientes muy largos y afilador. SaberLeomon.

Ninguno de los dos espero un segundo, justo cuando Leomon termino su Digievolucion, pudo ver aproximarse al gran lobo metálico, como tratando de morderlo, pero SaberLeomon, demostrando una agilidad mucho mas superior a la anteriormente mostrada, intercepto el movimiento con un zarpazo, enviando a BlackMetalGarurumon hacia un lado. La batalla había comenzado...

La batalla llego a un nivel totalmente inesperado, y tanto Rodriel como su compañero, solo pudieron ser espectadores ante la primera acción de SaberLeomon. Ace, como todo Monodramon, sentía el despertar de sus ansias de batalla, al punto en el que sus instintos estuvieron por superar a la razón.

- Tranquilo – el tamer puso su mano sobre el hombro del pequeño dragón – aunque esta batalla este a otro nivel, solo debemos esperar la oportunidad, un solo golpe podría ser suficiente para que SaberLeomon tome la ventaja – musitó.

Ambos, tamer y digimon, se mantuvieron moviéndose por el escenario de batalla, a la expectativa de alguna apertura que le permitiera a Ace entrar en acción.

¡Flechas Infinitas! - Diciendo esto, SaberLeomon lanzo un monton de sus pelos desde su melena, con la intención de paralizar a su enemigo, pero... No seria tan sencillo... - ¡Tomahawk Garuru! - Con esto, BlackMetalGarurumon dejo salir de su pecho un gran misil que al explotar dejo congelado una gran cantidad de espacio, haciendo una barrera frente a el que evitaba que aquellos proyectiles lo alcanzacen, luego de esto salto hacia el tamer con intención de destruirlo. - ¡Si te destruyo, destruiré el corazón de Leomon! - amenazante de darle un zarpazo al muchacho, hasta que al instante, SaberLeomon puso en medio. - Justo lo que esperaba... - Y sonriendo nuevamente, abrió la boca y dejo salir un gran rayo, congelando totalmente a su oponente, quien dejo salir un gran grito de agonía, para al instante ser despedazado por las garras del Digimon virus.

- ¡Leomon! – el grito del joven resonó por todo el lugar.

Su desconocimiento del mundo digimon y por ende su falta de madurez como tamer, fueron la causa de la muerte del león. Monodramon movido por la furia decidió atacar al virus, sin embargo fue su compañero quien lo detuvo, no por miedo, si por conciencia ante lo que estaba pasando, sabía que una batalla seria sacrificar más vidas y que si quería hacerle honor al gesto del león, debía sobrevivir y seguir adelante.

- Podrás haberlo derrotado – expresó el pequeño dragón – pero jamás llegaras a ser mejor que Leomon,  y ese simple hecho, significara tu perdición –

- Gracias, nos has enseñado lo que significa el verdadero poder - musitó despidiendose del rey bestia

¿Qué no soy mejor que Leomon? ¿No acaban de ver como lo he destruido? Si no lo hicieron, entonces supongo que tendré que demostrarlo de nuevo destruyéndolos a ustedes... - Y con esto dicho volvió a preparar su ataque, pero... - No te muevas... - Aquella voz que se escucho desde fuera del gimnasio provenía de un ser de seis alas y con clavos en el cuerpo, el cual era bañado por una gran luz proveniente del cielo y era acompañado por otra figura angelical similar a el, pero mas femenina. - En nombre de los cielos, estoy aquí para purificarte a ti y a tu poder demoniaco... - Dijo este mientras el bastón que tenia en su puño derecho se fusionaba con este, creando una gran aura dorada alrededor de este, mientras la segunda figura levanta sus brazos hacia el cielo e invoca un anillo. - Aire Santo. - Pronuncio aquella figura, creando un aro de luz desde estas, lanzándolo sobre BlackMetalGarurumon, este empieza a irradiar una luz arcoíris desde el, dejando paralizado al Digimon Virus. - ¡Por el reino de los cielos, destruiré cada ápice de tu poder maligno! ¡Golpe de Fe! - Y diciendo esto, lanzo un puñetazo, lanzando directamente un golpe que atraviesa al maligno Digimon, haciendo que una gran cantidad de datos rojos sean expulsados y eliminados, haciéndolo regresar a su forma de Ogremon, inconsciente.