¿Eres lo suficientemente buena?

Me senté en el suelo, pasándome una mano por el pelo rojo para retirar el flequillo de la cara. Miré el cuerpo, todavía vivo, dar sus últimas y agonizantes respiraciones. Rukriel y Fenrir bajaron del árbol, y corrieron a mi lado, rodeando el cuerpo y tratando de hacerme reaccionar, porque me había quedado muda y quieta, tal que una estatua solitaria en un parque al que nadie acudía. Sin embargo, cuando el cuerpo desapareció, parpadeé repetidamente, viendo los objetos quedarse en la hierba.

Entonces una voz a mi espalda me sobresaltó. La voz de Sakura era imposible de confundir, y por eso, cuando mi di la vuelta y la vi caminar hacia mí tan campante casi me da algo. Tartamudeé, y miré el lugar en donde debía estar el cuerpo y posteriormente a la anciana, como si fuera un partido de tenis. Desencajé mi mandibula para abrir mi boca todo lo posible por el asombro, y señalé con un dedo a la mujer.

- Us... Us... Usted... ¡Fa-fantasma! ¡Imposible!-claramente estaba más pálida que antes, aunque pronto pude darme cuenta de que en realidad jamás había estado peleando con la verdadera madre de Kenshi-. ...-mi confusión y mi frustracíon me imposibilitaban el decir nada. Estaba tan confundida y tan enfadada que no me salían las palabras. Sin embargo, Rukriel decidió hablar en ese momento, y levantó la manita.

- Un clon nos curó, Master. Estamos bien-dijo, sin venir a cuento-. Luego ese clon se transformó en un pelo-el veemon rojo agitó el fino hilo rojo para que yo lo viera.

Fruncí el ceño, cogí el pelo con dos dedos y lo contemplé dos segundos, antes de clavar la mirada de nuevo en la anciana, quien se había sentado a mi lado para darme un beso en la frente.

- ...Usted está llena de sorpresas...-gruñí por lo bajo y a regañadientes, mientras observaba el guantelete que me estaba regalando. Sin embargo, estaba aliviada, pues no la había matado... Kenshi no se enfadaría conmigo, eso me hizo esbozar una tenue sonrisa.

La anciana se ríe entre dientes ante las reacciones de la pelirroja -Diste todo de ti en esa batalla... si hubiese sido en serio, habías estado muerta en el momento en el que me mandaste a tejer- Dice la señora antes de sacar su peine un una pequeña cajita similar a las de anillos de su bolsillo. -¿Quieres mas sorpresas? aunque realmente es una sorpresa también para mi... creo que llego el momento... ese Ryudamon, era mío, creo que desde que nos separamos el murió un par de veces, perdió la memoria y revivió con otra línea evolutiva, pero aun debe perdurar lo que le dije algún día... ahora el es de Kenshi- Dice la señora antes de abrir la pequeña caja y en su interior hay dos pequeñas bolsitas -Te diré otra cosa chica... quiero darte otro regalo además de ese guante... pero, me temo que no será del todo real, pero es algo... te explico- Hace una pausa para mostrarle el peine mágico a la pelirroja, aunque no se lo entrega -El peine puede crear un clon de una persona a partir de un cabello que conserve la raíz... este clon se vera y pensara igual que esa persona, serán clones totalmente exactos, a menos que susurres al cabello la forma en la que el clon debe comportarse, puedes convertir a alguien en tu sirviente o en un zombie sin voluntad propia... es casi... como si pudieras revivir a alguien por un tiempo... meses después de la muerte de mi marido, lo traía cada noche gracias al peine... hasta que me di cuenta finalmente de que no era el realmente... el fácil hacerse adicta a la magia del peine... en esta caja están mis grandes tesoros... cabello de mi marido y... cabello de mi mejor amiga, tu madre- Dice la señora mirando fijamente a los ojos a Zayyn, al mismo tiempo que ella abre la bolsa para sacar un cabello rojo de el, acto seguido lo pasa por las cedras del cepillo, impregnando de luz el cabello -No es ella... pero no se notara, aprovecha esta oportunidad...- Dice la señora antes de acercarse el cabello a la boca, susurra unas palabras inaudibles y luego sopla el cabello que se aleja aproximadamente un metro antes de que se forme luz a su alrededor hasta moldearse en una forma humana y termina tomando la forma de una mujer adulta de cabello rojo, con la misma apariencia, personalidad y pensamientos de la madre de Zayyn.

Observé los detalles elaborados que presentaba el guante, las líneas en relieve del metal, las puntas afiladas de los dedos, la tela de debajo del metal, el interior del guante... Di un leve resoplido cuando la escuché decir que podría haberme matado, y la miré a los ojos fijamente, mientras me explicaba que el Ryudamon que me había ayudado era su antiguo compañero... y que ahora pertenecía a Kenshi.

- Por eso me ayudó...-susurré, mirando al digimon. Fenrir y Rukriel se acercaron al otro rockie, y comenzaron a observarle y a olfatearle-. Tendré que llevárselo entonces, seguro se alegra de tener otro compañero...-Bajé la mirada, entristecida, recordando que Plutón se había marchado a su base, y que Kenshi había uedado sin compañero. Cuando despertara, seguro que se alegraría de tener un nuevo digimon para acompañarlo.

Levanté de neuvo la mirada, cuando Sakura dijo que tenía otra cosa para darme. ¡Acaso sería otro de sus objetos? ¿El anillo? ¿El collar? ¿El peine? No, no fue nada de eso. En ningún momento me hubiese esperado un regalo como aquel. Al parecer el peine tenía una propiedad muy interesante, la de crear clones a partir de pelos. Eso ya lo había visto (y experimentado) yo, pero nunca me hubiese esperado un ofrecimiento como el que me estaba dando.

- Qu...

Una suave brisa me revolvió el pelo desde detrás, obliándome a mirar en esa dirección, que era por donde se había ido el fino hilo rojo... Aquella esencia que había pertenecido a la persona que perdió la vida para darme la mía.

Y allí, de pie, fijamente mirándome, estaba ella.

Era alta, para ser una mujer, y delgada. Sus cabellos rojos, del mismo tono que los mios, eran incluso mas largos si cabe. Y sus ojos... De no ser por el color que los diferenciaba de los mios, serian iguales. La mujer, ataviada con un vestido blanco y ligero de tirantes, esbozo una sonrisa, agradable carinosa, y llena de amor. Exte
ndio sus brazos hacia los lados y despego los labios.

Spoiler:

- Zayyn... ¿Acaso no vas a darme un abrazo?

Mis ojos estaban perplejos por lo que veían. No podía creerlo, mi madre estaba de pie frente a mí, y aunque no la recordaba, daba lo mismo, porque igualmente sin la amnesia, no iba a poder recordarla... Murió cuando yo era muy pequeña.

Por eso, no importó que se hubiera casado con Andrew, no importó que se hubiera dejado traicionar por él. Con los ojos húmedos y brillantes, caminé hacia ella, al principio lentamente y con pies titubeantes, pero despues cogí más velocidad, acabé corriendo para reunirme con ella, hasta estrecharla con fuerza entre mis brazos y enterrar mi rostro en su hombro. No dije nada, solo un gimoteo, al tiempo que las lágrimas eran derramadas sobre su piel desnuda.

- Ya, ya...-Erin sonrió maternalmente, mientras me acariciaba el pelo lentamente tratando de consolarme-. Estoy aquí contigo...

Cerré los ojos con fuerza, mientras me sorbía la nariz. Estaba contenta por conocer al fin a mi madre, pero también estaba triste, porque sabía que ella estaba muerta, y que eso en realidad era un clon. Quizás debí de haberme enfadado con Sakura por crear una copia barata de mi madre, pero en esos momentos sólo quería dejarme arrullar por lo único que quedaba de ella: un recuerdo en un fino cabello rojo.

- Ma-Madre...-me sorbí la nariz de nuevo. Quise seguir abrazada a ella, pero sus brazos me soltaron y se separó de mí, mientras me miraba con una mezcla de ternura y tristeza.

- Dios mío, cuánto has crecido... La última vez que te ví eras un bebé recién nacido... Y ahora mírate... Una mujer hecha y derecha.-soltó una risita alegre, tan cantarina como el piar de los pájaros-. Pero no llores, hija mía, pareces una magdalena. Se te van a irritar los ojos tan bonitos que tienes...-de alguna parte sacó un pañuelo y comenzó a limpiarme las lagrimas, además de intentar sonarme la nariz, como si yo fuera aún su niña pequeña.

Porque la verdad, no sabía qué aspecto presentaría en esos momentos, pero seguramente tendría los ojos llenos de lágrimas, incluso pareieran ser más infantiles y menos duros y fríos que de costumbre, porque la humedad crearía la sensación de que mis ojos estaban hechos de agua.

OFF: Imagen gráfica del aspecto de los ojos de Zayyn

Sakura aleja la mirada para no ver la reunión familiar, la anciana sabia que se pondría a llorar si veía la escena y a su mejor amiga viva otra vez. La anciana se levanta dificultosamente del suelo, mientras de queja de dolor de espalda -Es bueno volver a verte amiga- Es lo único que dice la Señora antes de acercarse a los Digimon de Zayyn para observarlos y darle unos mimos.
Mientras tanto, Ryudamon mira la escena por un tiempo pero luego se acerca a su antigua tamer para abrazar su pierna. Aunque el Digimon no la recordaba, algo dentro de el le decía que la anciana tenia razón y que hay algo que la atrae a Zayyn, ya que asi podría encontrar a su nuevo tamer.

- Ya, ya... Mi pequeña...-Seguía arrullándome Erin.

La abracé con fuerza, aprovechando esos momentos que no tardarían demasiado en terminarse. Sentí cómo Madre correspondía a mi abrazo, besándome en el pelo con cariño y frotándome la espalda con una mano. Mientras estaba pegada a ella, la escuché soltar una leve risa y decir algo:

- Oh, Sakura... Mírate... que vieja estas...

Alcé la mirada. Erin sonreía ampliamente, mirando a su vieja amiga, pero en cuanto notó que la observaba, volvió a prestar su atención en mí.

- Te pareces tanto a tu padre... Tenéis la misma expresión gruñona cuando os enfadais... Aunque también te pareces a mí... Tienes mi misma nariz y mi mismo cabello...-Susurró al tomar entre dos dedos un mechon, el cual dejó despues caer. Entonces, muy cerca nuestro, se escuchó un quejido, y ambas miramos para abajo. Ahí estaba Rukriel, con los ojos tan húmedos como yo, dando saltitos para llamar la atención de su antigua tamer-. Rukriel...-Erin se agachó y cogió al pequeño digimon en brazos, fundiéndose en un abrazo con el-. Amigo mío, hacía tanto que no te veía... Cuida de mi Zayyn, ¿si?

- Master...-El veemon rojo se frotó los ojos, pero dejó que Erin le dejara de nuevo en al suelo, para que siguiera hablando conmigo. Erin suspiró, y clavó sus ojos en el colgante que pendía de mi cuello. Sonrió levemente, recordando viejos tiempos, y me puso una mano en el hombro.

- Úsalo bien, Zayyn... Y dejame decirte algo... No odies a tu padre. Sé que él sufrió cuando yo morí, y sé que en el fondo te sigue queriendo... Hazlo por mí, por favor...

Asentí enérgicamente, con el corazón encogido. Cualquier cosa que me pidiera en esos momentos, yo lo haría. Aunque me arrepintiera después.

- Sí, madre...

- Y...- El tono de Erin cambió, y temí que me pidiera que me detuviera en mi futuro cometido-. Sea lo que sea, lo que quieres hacer... No voy a intentar disuadirte en tu empeño, pues sé de sobra que no lo conseguiría. Sólo diré algo, pequeña mía... Nunca mires hacia atrás, ve siempre hacia delante. No te retractes de tu decisión, y jamás dejes que nadie te haga pensar lo contrario de tus ideales... Estoy segura de que sea lo que sea, conseguirás lo que te propones...

Parpadeé repetidamente, sorprendida. Estaba segura de que me iba a reprender por todas las cosas malas que había hecho, pero en cambio,  Erin me estaba animando a seguir, me estaba diciendo que nadie podrá detenerme una vez haya elegido mi camino... Eso sí que era una madre. Sonreí como pude, en agradecimiento, pero cuando vi que comenzaba a separarse de mí, supe que ese momento estaba por acabar. Comenzó a caminar hacia Sakura, lentamente. Yo la seguí con la mirada, y después con los pies, hasta llegar junto a la anciana madre de Kenshi.

- Amiga mía...-Erin le puso una mano en el hombro-. No llores. La vida sigue, y siempre nos tiene preparada mas de una sorpresa... Me alegra ver a la persona en la que te has convertido.

Cerró los ojos y sonrió ampliamente, antes de abrazarla una vez y separarse segundos más tarde. Cuando terminó el contacto, Erin se limpió las pequeñas lágrimas que habían empezado a escaparsele y se volvió para mirarme.

- Te quiero, Zayyn. Y hagas lo que hagas, siempre te querré y te apoyaré-su cuerpo comenzo a brillar, justo cuando Erin me guiñaba un ojo, y miraba luego hacia el cielo. En ese momento, la luz que emitía su cuerpo se intensificó, hasta dar un último resplandor y desaparecer de allí, para siempre.

Cuando Eirin menciona que Sakura esta vieja, la señora se ríe irónicamente y luego sonríe mientras da la espalda a las pelirrojas hasta que termine la reunión. Pero entonces, la señora siente un abrazo por detras y entonces escucha la voz de su amiga a quien toma de la mano por unos instantes -Amiga... realmente te necesitaba- Dice antes de voltearse para ver a su amiga a los ojos antes de que ella desaparezca para dejar atrás su cabello. -Es mejor que la conocieras por unos minutos a no hacerlo... ¿Por que no le contaste que estabas enamorada de Kenshi? ella se habría reído a carcajadas de la ironía- Dice la señora antes de inclinarse para recoger el cabello rojo del suelo y se lo entrega a Zayyn. -Sera mejor que me valla a casa... ¡ho! quiero que mas tarde vallas a mi casa a tomar el te... seria un desgracia si no vienes- La señora hace énfasis en la palabra "desgracia". -En el pueblo industrial tengo un escondite secreto en el sótano... ahi tengo unos brebajes curativos que espero que puedan curar a Kenshi... cuídate querida- Dice Sakura antes de desaparecer en un haz de luz.

Extendí una mano hacia el resplandor que anteriormente había sido Erin, mientras veía caer al suelo el largo cabello rojo. Acabé bajando la mirada al seguir el movimiento del pelo, hasta que Sakura lo recogió del suelo y me lo tendió. Sin embargo, no le presté atención enseguida.

- Madre...-susurré, perdida en mis pensamientos. Inspiré hondo, y expulsé el aire con los hombros hundidos, sin ganas de hacer nada en esos momentos. Miré a Sakura, con una expresión triste en el rostro, y tomé con dos dedos el pelo de mi madre. Era muy largo, excesivamente largo de hecho, así que lo até al colgante que precisamente había heredado de ella, para tenerlo conmigo siempre-. No se me ocurrió decirle nada de eso... Ha sido como... ver a alguien que sabes que siempre ha estado ahí contigo, pero que nunca has conocido... Es extraño. Me alegro de haberla conocido, pero también me entristece...

Sacudí la cabeza, confusa, y me di la vuelta, todavía con el guante que Sakura me había regalado en una mano, agarrado entre los dedos. Antes de retomar el camino hacia la Ciudad Industrial, me esperé a escuchar las palabras de Sakura. Sonreí levemente, y creo recordar que solté una risotada, antes de sentir un escalofrío al notar el énfasis que llevaba la palabra "desgracia" en labios de la anciana... Creo que comenzaba a, no solo tenerle respeto, sino miedo también. Había sido una pelea dura, extraña y repentina, y solo pensar que era una simple humana a la que me había enfrentado me daba ya mucho respeto.

- Ya veremos, vieja...-murmuré, sarcástica, a pesar de todo. Luego fui a mirarla de nuevo para saber la ubicación exacta de ese escondite secreto suyo, pero la anciana desapareció antes de que pudiera decirle nada más-. ...Joder, hermano. Y se va sin decirme nada...

Suspiré, miré el guante y me lo encajé despacio en la mano izquierda. Sorprendentemente, me entraba, me iba como anillo al dedo, nunca mejor dicho. Lo observé por ambos lados, y articulé los dedos, notando que efectivamente hacía gala de su flexibilidad en mi mano. Sonreí, y a tan solo un pensamiento mío, el principio de la cadena asomó por la abertura.

- Espero que me seas útil...-murmuré, como si le hablara al arma. Luego escondí la cuchilla y alcé la mirada hacia la ciudad. Sin decir nada más, recogí mis espadas del suelo, las enfundé y comencé a caminar hacia la urbe, con Rukriel y Fenrir detrás mío.

Ryudamon se dedica a seguir muy de cerca a Zayyn, no dice nada e ignora a todo el mundo salvo a la pelirroja a la que esta a solo un paso de distancia.
El interior del Pueblo Industrian es como una fabrica de proporciones épicas, a pesar de que el primer piso es mas como un laberinto de bodegas y escaleras, los pisos siguientes es donde están las maquinas, cintas transportadoras y demás. El piso es mas bien una rejilla que suena con cada paso, las paredes son de metal y el techo de los pasillos son solo tubos. De ves en cuando se puede ver a uno que otro Hagurumon volando por los pasillos pero ignorar a cualquiera de los presentes, como si no existieran.
-Eres una gran guerrera- Dice Ryudamon rompiendo el silencio, aunque a la vez parece ignorar todo lo que ocurre para hablar lo que quiera -¿Me enseñarías? yo quiero ser un gran guerrero- Dice Ryudamon sin quitar la mirada de enfrente.

Pronto llegamos a la ciudad, entrando en lo que sería un enorme edificio estilo fábrica de no ser porque esa era la misma metrópoli de metal. Rukriel y Fenrir miraban con curiosidad al digimon que se nos había unido, aunque yo sólo estaba pendiente del lugar al cual debía dirigirme. Mis pasos energéticos y seguros resonaron al pisar el suelo de chapa metálica, y lo mismo sucedió con las garras de los tres digimons. Éramos ajenos a ese lugar, pero aún así, los habitantes no parecían prestar atención en nosotros, iban más bien a su aire. En un momento dado, al girar por lo que parecía ser una calle en una especie de túnel, me detuve, y me volví para mirar al Ryudamon fijamente tras su insistente pregunta.

- Te llevaré con un guerrero, pero antes necesito ir a un sitio-me agaché junto a él y lo miré con expresión seria-. ¿Recuerdas donde se encuentra la base secreta de Sakura? Tenemos que ir allí.

Miré de reojo a un Hagurumon que pasaba por allí, y puse expresión torva por si se le ocurría pararse a escuchar, pero al parecer, eran digimons inteligentes que no se metían en donde no les llamaban.

Cuando Zayyn menciona lo del guerrero, Ryudamon se pone feliz y empieza a saltar y hablar sin parar -¿Guerrero? ¿me enseñara? ¿Donde esta? ¿como se llama? ¿donde? ¿cuando? ¡dime!- Dice el pequeño Digimon ignorando la otra pregunta de Zayyn. Mientras el Digimon salta, este eventualmente tropieza con su cola y cae sobre un tubo que se encontraba en la esquina del suelo y la pared, este tubo en diferente a los demás, no solo por su ubicación, si no que también por que cada cierta cantidad de metros hay una flor pintada en la tubería me metal, tubería que sigue su camino hasta unas espaleras que bajan por dos pisos, recorrer pasillos y terminan en una gruesa puerta de metal que tiene escrito "Si rompes pagas", además a los lados de la puerta hay un panel con la hendidura de una mano, otro panel con cinco hendiduras, un panel numérico y una rueda numérica como la de las cajas fuertes. Todas esas parecen ser las formas de abrir la puerta de metal la que además tiene una advertencia de que no hay que romperla, o algo malo pasara.

Me levanté y miré a mi alrededor mientras pisaba repetidamente el suelo con la punta, por si había alguien en las cercanías. Mientras vigilaba, esperé, impaciente, a que el digimon respondiera, y cuando comenzó a hacerme preguntas como loco, me cansé. Le lancé una mirada irritada cuando se tropezó con la tubería y le gruñí, enseñando los dientes un poco. Fui a reprenderle, pero entonces, algo captó mi atención, un dibujo en dicha tubería, un dibujo de una flor...

- ...-me acerqué para mirarla con más atención, y posé una mano sobre el dibujo, recordando al instante el momento de cuando ataqué a Sakura con una espada y ella creó un capullo a su alrededor. Suspiré, y con mirada perspicaz, fui notando el mismo dibujo cada equis metros en la tubería.

Sin decir nada, comencé a seguirlas, dando una señal a los digimons para que me siguieran, sin aceptar una protesta. Bajé por unas largas escaleras durante unos segundos, y después recorrí un largo pasillo que daba hasta una puerta de metal, la cual presentaba a sus lados varios mecanismos de protección y seguridad... Al parecer, quien hubiera construído eso, tenía algo que esconder tras esa puerta.

- "Si rompes, pagas..."-leí en un susurro-. Creo que es aquí...-me acerqué a los mecanismos, y algo subitativa, acerqué la mano izquierda enfundada en el guante en la primera hendidura, encajándola con el hueco.

Zayyn pone el guantelete sobre el panel con la huella de la palma de la mano, la pelirroja puede comprobar así que no solo el guantelete no cabe en la hendidura, si no que tan pronto el guante toca el panel, suena una bocina al mismo tiempo que dos murallas caen del cielo para bloquear las salidas, encerrando a la chica y a los Digimon en un pequeño cubículo. -Error- Dice una voz gravada que suena femenina e infantil, acto seguido una compuerta de abre en el techo y entonces una cascada de agua y trozos de hielo caen sobre la cabeza de Zayyn y luego un balde también cae sobre su cabeza. -Strike uno, para la próxima te lanzare ácido... asqueroso invasor- Vuelve a decir la voz gravada.

Justo en el mismo momento en el que los dedos del guante tocaron la hendidura con forma de mano, sabía que algo iba a pasar. ¿Por qué? ¿Quizás por el ensordecedor sonido que hizo acto de presencia a continuación? ¡¿O por los muros que impidieron el paso a cualquier salida?! Tanto mis digimons como yo nos sobresaltamos, pero sólo tuve tiempo de mirar a mi espalda con sorpresa y alarma, antes de que algo líquido, y extremadamente frío, me cayera por encima, acompañado por pelotitas sólidas a la misma temperatura. Agua con hielo.

- ¡¡Ihh!!-di una exclamación de sorpresa, encogiéndome ante el agua helada que parecía estar clavándose en mí como mil cuchillos, y que me dejó completamente empapada. Y si eso no fuera suficiente, después un balde me cayó sobre la cabeza. Todo mi cuerpo tenso, tiritaba como si estuviera loco. Abrí las manos, dejándo los dedos curvados como si fueran garras, y cerré los ojos, mientras apretaba los labios con fuerza para no gritar de la rabia-. Hija de puta...-mascullé entre dientes.

Di un suspiro, y con el humor irritado miré de nuevo las demás hendiduras. << Vale, la primera no ha funcionado, veamos la segunda... >> Mis ojos se clavaron en los cinco agujeritos que había jutno al primer sistema de seguridad. Cinco agujeritos. ¿Serían cinco llaves? Dios, en qué estaba pensando esa vieja al mandarme allí? ¿No se le había ocurrido al menos darme las llaves y ya está? ¿Cómo cojones iba a abrir esa puerta? Resoplé, mientras movía los dedos de la mano izquierda con impaciencia; dí varias vueltas a la sala, como un león enjaulado, hasta que finalmente, una lucecita se abrió en mi mente.

Sakura sí que me había dado algo, me había dado ese guante. Aunque no había funcionado la primera vez, ¿funcionaría con la segunda? Miré los dedos, cada una de las garras afiladas, cinco garras seguramente cortantes. Fruncí los labios, pero me animé a probar por segunda vez. alargué el brazo hacia el segundo sistema de seguridad, y probé a introducir cada uno de los dedos del guante en cada hendidura en la pared. Miré fijamente al techo, y por si acaso, en acto reflejo me cubrí el rostro con el otro brazo.

Se escucha un ligero silbato cuando los cinco dedos del guantelete encajan en los agujeros, acto seguido las paredes que bloquean las salidas desaparecen y la voz gravada vuelve a escucharse -Bienvenida otra vez... te ves bien muy hoy- Entonces se escuchan como los seguros de la puerta de abren y entonces esta se abre parcialmente, dejando salir un fuerte olor a polvo y humedad.
El panorama del otro lado de la puerta parece sacado de una película de terror, es una gran habitación llena de repisas que a su vez están llenas de cajas de cartón llenas de papeles y cosas varias, frascos llenos de formol con partes humanas flotando en ella y armas cubiertas de polvo y oxido. En el centro de la habitación hay dos cosas: una mesa sobre la que hay quince Digivice rotos y una pizarra de corcho llena de fotografías unidas con cordones de lana, como las pizarras en las películas cuando se hacen investigaciones, muchas de las fotografías tienen una X marcada encima. Pero lo mas espeluznante de todo, es que del lado interno de la puerta hay marcas de rasguños en el metal y a un lado de la puerta hay un pequeño esqueleto en posición fetal, de alguien quien se le encerró vivo en esta sala ya hace mucho tiempo.
En la puerta además hay una nota adhesiva pegada que dice: "código de puerta: 5712666... 111111" dejando claro que la clave del teclado numérico fue cambiado.
Algunas de las cajas en la repisas tienen algo escrito afuera, algunas dicen archivos, enemigos, recetas de pastel, recetas de pastel humano, circuitos, botiquín, entre otras. Es en las cajas de botiquín en donde encuentras unas pequeñas botellas llenas de un líquido azul y aceitoso que tienen una etiqueta que dice "Cura total".

Me aparté y miré hacia arriba en el mismo momento en el cual escuché el sonido de alarma. Contuve el aliento, esperando, en el peor de los casos, a que cayera un nuevo balde con ácido. Pero, afortunadamente, nada salió del techo; suspiré, aliviada, y le hice a la procedencia de dicha voz el típico gesto de sacarle el dedo central de la mano, mientras sujetaba ese mismo brazo con el otro. Todo en señal de victoria, por supuesto.

- Dime algo que no sepa-murmuré en respuesta a lo de "te ves muy bien hoy", burlona, mientras entraba al interior de la habitación protegida.

La verdad, me hubiera esperado cualquier cosa del lugar, excepto, evidentemente, lo que ví. Quizás una sala con ordenadores, alguna cama, cosas así... Pero resultó que aquello era como un viejo almacén, lleno de cosas muy -y cuando digo muy, quiero decir, MUY- desagradables. Tales como cosas de dudosa procedencia metidas en frascos en una estantería, digivices rotos sobre una mesa, cajas en las que al parecer habia recetas de TODO tipo... << Ugh... >>Pensé, abriendo mucho los ojos y llevándome una mano a la boca.

Pero lo mejor fue sin duda el pequeño esqueleto que había en un rincón.

- ¡La hostia puta...!-Exclamé, retrocediendo. Comprendí al instante lo que era aquel esqueleto, posiblemente los restos de una pobre alma que se había ganado el odio de Sakura- ¡Jo-der! Se lo cuento a Kenshi y no se lo cree...

- ¿Tal vez porque ahora es la típica abuelita entrañable?

- Y porque es su hijo.

Resoplé, y me aventuré en la base, mirando en todas las direcciones, y asegurándome de no pisar erróneamente. Capaz era Sakura de colocar una trampa ahí al estilo Indiana Jones... Al girar la cara, vi de nuevo los tarros, y arrugué el rostro al imaginarme qué eran, o de dónde provenían. Sentí un leve escalofrío.

- Tíiio... Creo que me empiezo a acojonar...-Mi mirada verde se detuvo en lo que parecía ser una clave... No, estaba tachada, quizás la habian cambiado y ahora era la segunda secuencia de números. Me encogí de hombros, tenía la puerta abierta, no creo que necesitara recordarlo, aunque no sería muy difícil... Eran todo unos-. Y ahora es cuando me pregunto qué aspecto tiene esa cura y en dónde se encuentra... Espero que no sea una de esas cosas.

Rukriel y Fenrir miiraron en dirección a lo que yo me refería. Al instante, el dragoncito rojo se asustó, y comenzó a temblar. El lobo, en cambio, abrió mucho los ojos, sorprendido a la vez que horrorizado.

- Esa humana esta enferma...

Solté una leve risa desdeñosa, divertida. Yo no había llegado a tales extremos, ni pensaba hacerlo, pero también había hecho cosas terribles, y sin embargo no me arrepentía de ellas.

Fue entonces cuando, de repente, avisté unas cajas, con la típica cruz roja en ellas. Con un presentimiento, me acerqué a ellas y las abrí. En ellas descubrí unas botellitas con un extrano líquido azul. No me habría alegrado tanto, de no ser porque la inscripción de la etiqueta decía ''cura total''. Sonreí ampliamente, aliviada y liberada, como si se me hubiese quitado un peso de encima. Agarré mi mochila y la abrí, metiendo en ellla unos cuantos de esos recipientes.

- Ójala que con esto sea suficiente... Por favor...

Al rato después de que Zayyn abre el botiquín, la puerta de entrada de la base se empieza a cerrar automáticamente hasta que esta se cierra con un estridente sonido de la cerradura, al mismo tiempo que un panel numérico aparece para volver a abrir la puerta. Pero entonces se escuchan mas sonidos, una cadena de golpes metálicos que terminan con el fuerte estruendo de algo romperse por encima del techo, haciendo que un trozo de pecho caiga al suelo y del agujero surge una enorme cosa metálica con la inconfundible forma de una bomba con el dibujo del inconfundible símbolo de radiación pintado a un lado. La bomba nuclear cae al suelo, pero a diferencia del final explosivo que todos se esperarían, la bomba se rompe en miles de trozos de metal oxidado, lo que una vez fue la arma mas poderosa hecha por el hombre, ahora es un montón de chatarra.

Observé unos segundos más la última botellita con la cura, antes de meterla en la mochila y cerrarla. Di un carraspeo, y me colgué la bolsa al hombro, mientras me volvía hacia los dos rockies.

- Bueno, podemos irnos-dije, un segundo antes de que de repente la puerta se cerrara, esperando que alguien marcara el código desde dentro-. ¿En serio?-alcé una ceja, suspiré y negué con la cabeza. Accioné el digivice y con él me transformé a mí misma en Scathmon-. Lo que hay que ver…

Extendí el digivice hacia Rukriel y Fenrir, para que se introdujeran dentro. Con un brillo leve, ambos desaparecieron, y procedí a desenfundar la espada de su vaina para crear un portal al mundo humano. Sin embargo, de repente, un fuerte sonido proveniente del techo me alertó, y me aparté rápidamente a tiempo para que lo que caía de ahí no me aplastara.

Solté un gruñido de molestia, y moví la mano en el aire para apartar el polvo que se había levantado. Cuando pude observar de qué se trataba, me quedé flipando, aunque flipar es un tecnicismo comparado con lo que realmente sentía en ese momento, a pesar de que, en esa etapa, no era muy de mostrar físicamente las emociones.

- Una puta bomba… Esa vieja está enferma…-murmuré mirando cómo el arma nuclear se desfragmenta hasta acabar siendo un amasijo de trozos de metal oxidado-. En fin…

Finalmente rasgué el aire con la espada, de manera vertical y descendente. Al cruzarlo, aparecí directamente en el cuarto de baño de la habitación de Kenshi, en el hospital. Deshice la evolución y salí para encontrarme de nuevo el cuerpo de Kenshi, tendido sobre la cama. Le dirigí una mirada de tristeza y preocupación, pero enseguida me descolgué la mochila y saqué el cura total, para después abrirlo y verter lentamente su contenido en sus labios.

Kenshi bebe lentamente el líquido azul y aceitoso, hasta que en cierto punto el hombre se mueve ligeramente e incluso murmura un par de cosas incomprensibles, pero sin embargo el rubio no despierta.
-Veo que encontraste esa antigüedad... espero que aun funcione- Dice Sakura quien esta abajo del marco de la puerta mirando la escena -¿Tuviste problemas? espero que no hayas roto la puerta... eso habría hecho explotar todo lo que estaba dentro de la sala y tengo cosas peligrosas en ese sitio- Dice la señora antes de entrar a la sala.

Vi como Kenshi reaccionaba ante la cura, la bebía, sorbía el líquido. Con una sonrisa cariñosa le acaricié el pelo, mientras que el chico movía los ojos teniéndolos cerrados y murmuraba cosas. Me agaché junto a él, lentamente, y rocé sus labios con los míos, besándolos con suavidad e infinita ternura.

Sin embargo, de repente una voz, me sobresaltó, haciendo que me separara al instante. Miré hacia la puerta, encontrando allí a la madre de Kenshi, a la cual no veía desde... ¿una media hora, quizás? Resoplé, y algo molesta y azorada por haberme interrumpido, me senté en la silla.

- Tsk...-suspiré, entre irritada y tensa, por tener a esa mujer cerca de mí de nuevo. Suficiente había tenido ya ese día, para que ahora viniera otra vez a aterrarme con sus cosas raras-. No se si lo sabe, pero tiene un esqueleto y una bomba ahí abajo...-dije en respuesta a su pregunta.

Cuando Zayyn menciona lo del esqueleto, la señora empieza a reírse a carcajadas por largo tiempo que empieza a volverse molesto -Dioses niña, me haces recordad cosas de hace taaaanto tiempo...- Dice la señora antes de sacar un pañuelo blanco con flores rosas bordadas para limpiarse las lagrimas de la risa. -El esqueleto era un muchachito que intento seducirme hace mucho tiempo... y lo peor es que caí, pero todo fue una mentira... asi que lo apuñale y lo encerré vivo en ese sitio... es sorprendente que muriera de hambre antes de desangrarse... en cuanto a las bombas, tengo dos pero de seguro ya no funcionan, se las robe a los soviéticos y pensaba lanzarlas sobre Washington D.C. y Nueva York... pero la época no era la indicada, pero tampoco lo hice cuando cayo la unión soviética...- Dice la señora explicando el por que tenia dos bombas nucleares en su base. -¿No te fijaste en el nombre que pinte en las bombas?... la llame Kenshi y Yamato... siempre me gustaron esos nombres... pero eso es del pasado, lo importante ahora es que esa poción funcione- Dice la anciana mientras se acerca lentamente a su hijo, pero entonces un policía toca la puerta, con una señal pide hablar con Sakura y entonces ambos salen de la habitación para hablar. Si se presta atención se puede escuchar su conversación en la que el Policía es el único que habla -Señora, hemos analizado el arma y las b