EL Orgullo del Guerrero [Inglaterra (Liverpool)]

Noos encontrábamos en Liverpool luego de haber atacado Dublin. Las razones del por qué había cruzado el charco que separaban ambas islas era varias. La primera fue para que no me atrapasen ninguno miembro de DATS que se hicieron aparición ahí. Al parecer, vinieron de los países aledaños a Irlanda a enfrentarnos. La segunda razón del por qué Liverpool y no otra ciudad, fue porque algo me decía que llegase a esta urbe, como si me estuviesen llamando.

Era ya la tarde y la noche no tardaría en llegar. Por la ventana de este hotel de mala muerte se veía al día agonizar. Ysera, mi Dorumon, se encontraba durmiendo panza arriba en la cama de dos plazas, la cual parecía maltrecha en una de sus patas. Fistus, el Kotemon, se hallaba sentado en el hueco de la ventana sujetando su espada con un abrazo. En tanto yo, sin mi máscara, recién había entrado en la habitación luego de haber ido a buscar comida, si es que a esta cosa rara se le puede llar así, al harapiento comedor.

La chimenea de la habitación del hotel de mala muerte chispeó un poco, combustiendo la madera que había apilada de manera segura para no prender ninguna aparte. Sin embargo, esas no eran llamas normales, cualquiera podría darse cuenta de ello al comprobar que el color de la fogata no era rojo ni amarillo... Sino morado y negro.

Dos ojos rojos, tan relucientes como la sangre recién derramada, se abrieron de golpe entre las flamas, clavando sus malévolas pupilas en el muchacho que allí descansaba tras un arduo trabajo de destrucción en islas vecinas.

- Humano...-la voz de aquel ser sonaba como el crepitar de las llamas en una oscura noche, pero al mismo tiempo portaba un tono de ultratumba que bien podría haber hecho estremecer a cualquiera-. No tengo mucho tiempo... acércate...

Había colocado ya la bandeja con los platos y dos vasos de agua en la mesita de luz, cuando escuché una voz proveniente de atrás mío, por lo cual, y como acto de reflejo, tomé la Nanotool, que se encontraba junto a dicha mesita, y me volteé poniéndome en guardia en el proceso. Al hacerlo, noté que el fuego estaba extraño, ya que tenía un color negro y morado. Este cambio de color hubiera ahuyentado a cualquiera, pero conmigo no funcionó, ya que, al estar tanto tiempo errando en el mundo con mis camaradas, ya nada me sorprendía con facilidad.

-¿Quién eres?- le pregunté en un tono altanero y desafiante, mientras Fistus se ponía a mi lado y se colocaba en una posición defensiva. Por su lado, Ysera seguía durmiendo. -¿Y qué es lo que quieres?-

Los ojos en las brasas moradas se entornaron al ver al muchacho ponerse en posición defensiva. Por lo que él sabía, ya tendría que estar avisado de cualquier sorpresa o visita... Pero aún así al ente maléfico le hizo gracia. Una siniestra risa escapó de entre sus labios inexistentes.

- Creo que sabes muy bien quién soy... Johno Battonage...-susurró el extraño ser, mientras las llamas moradas ganaban más consistencia que antes-. Zayyn debió de hablarte de mí...

De repente, sus ojos rojos brillaron con mucha más intensidad que antes, casi tanto, como para poder empezar a crear un objeto en el aire, un extraño utensilio que todavía no era propiamente sólido en ese mundo... Estaba traspasándolo.

- Vengo a ofrecerte algo... un pacto de poder y lealtad... ¿Estarás dispuesto a escucharme?

-Ya veo...- empecé a decir de manera muy fría al enterarme de que se trataba de aquel maligno ser que dice que es la Encarnación de la Oscuridad. -Entonces eres Vladimir.- dije de manera tal que redundaba en lo obvio.

Lo miré con un rostro inexpresivo cuando este "sujeto" empezó a hacer algo en el aire, como si tratase de hacer aparecer algo, una imagen u objeto, por medio de la magia. -Aunque es mucho lo que me pides con respecto a la lealtad, te escucharé,- le contesté pero con una advertencia al respecto: -siempre y cuando esta alianza me convenga para mis planes.-

El ser de dentro de la llama morada pareció sonreír, de manera fría, pero igualmente satisfecho. El objeto en el aire terminó de formarse, mostrando un cristal de un color siniestro, brillante y exuberante de poder...

- Esto es el Digimental del orgullo, Johno... Te dará el poder que requieras para seguir tus fines... Lo único que pido es que los tres me liberen, y que me sean leales y que no me traicionen cuando revele mi verdadero objetivo...

Enmudeció unos segundos, dándole al chico un breve tiempo para asimilar lo recientemente dicho. Cuando  asumió que ya podría haberse hecho a la idea, Vladimir habló nuevamente.

- ¿Y bien, Johno? ¿Estarás conmigo, o contra mí? Date prisa en decidir, mi generosa oferta tiene fecha de caducidad...

-Apresurarme puede ser un error, Vladimir.- le aclaré firmemente y convencido de ese hecho, al igual que de momento me convendría aceptarlo, ya que con ese Digiegg en mi poder, podría tener mayor control sobre él. Por esta simple razón y otras más, decidí aceptar. -De acuerdo, acepto.- Luego le recalqué mi advertencia. -Pero recuerda lo que te dije y tú no me traiciones a mí o nunca volverás a ver este mundo.- Después de esta palabra miré el Digiegg.

-Solo tengo algo más que preguntarte.- volví a hablar, aún con un tono de seriedad y pòcos amigos. -Si eres tan fuerte, ¿Quién te aprisionó ahí?- le pregunté finalmente, mientras Ysera aún seguía dormida y Fistus se mantenía en vigilancia.

Vladimir sonrió entre las llamas al ver aceptada su oferta. Finalmente, el Digimental del Orgullo flotó hasta estar al alcance de Johno, listo para ser tomado. Vladimir fue a marcharse ya, pero entonces el muchacho le hizo la pregunta obligada... Sus ojos llamearon con la furia del infierno.

- Me aprisionaron un grupo de Tamers a los que no pude matar... me engañaron... Pero resurgiré de mis cenizas más fuerte que antes... Y saciaré mi venganza.

Hizo una pausa, antes de empezar a desaparecer entre las llamas, antes de que estas volvieran a sus colores rojo y amarillo habituales. Aún pudo escucharse su voz desde la lejanía...

- Búscales... Reúnete con Zayyn y Elian y liberadme...-se escuchó un suspiro ahogado, antes de que el ente de las sombras desapareciera por completo de la habitación.

-Entiendo.- le respondí a la imagen de la cara de Vladimir que se encontraba en el fuego. Fistus dejó de estar en guardia ya que pensaba que pronto terminaría esta reunión, por ello se apartó y volvió a colocarse en la ventana mirando a quien sabe donde. Luego le volví a hablar al Oscuro, cuando éste terminó de hablar la segunda vez. -A Zayyn se cómo encontrarla.- le comencé a aclarar, agregando: -pero esa tal Elian no la conozco lo suficiente para poder rastrearla.-

La esencia de Vladimir había desaparecido de la habitación, sin embargo, cuando Johno hiciera esa pregunta, un pensamiento, no suyo, sino del ser de la Oscuridad, cruzaría por su mente.


Tras eso, la habitación se quedaría en completo silencio, y Vladimir no volvería a decir nada... hasta que lo liberaran.

La oscuridad estaba por avecinarse.