Ángeles en un mundo de Magia

- Tengo hambre.... ¿Por qué los dejé solos?... Cierto, su cita... - El muchacho de ojos celestes estaba acostado mirando al cielo sin nubes, parecía calmado, observando algo que parecían tener en común. Un cielo en común, en todos las dimensiones en las cuales había estado el cielo se mantenía siempre igual, siempre hermoso, incluso en el Dark Area el firmamento parecía ser uno nocturno y sin estrellas, pero de todos modos algo similar y conocido. Quizás por eso mismo se hallaba en ese momento viendo las pocas nubes, imaginando las formas que tenían y pensando si sabrían a algodón de azúcar al comerlas. Su cabello estaba en contacto con el pasto debajo suyo al igual que el resto de su cuerpo, un pequeño viento jugaba con su piel dándole la sensación de que estaba volando. Incluso algunos digimons de tipo brujo sobre escobas volaban sobre él, reforzando la idea de que ya no estaba en el suelo sino que levitando en medio del lugar.

La respiración de su Keramon era como una especie de reloj, ocurría exactamente cada 4 segundos y soltaba un sonido que no llegaba a ser un ronquido pero que indicaba un sueño placentero - Ahh.... extrañaba esto... - a pesar de estar cansado había ya recuperado bastante de su energía al acostarse en el suelo y comer un poco. Aún no había conseguido el autógrafo de aquel Dukemon pero ya estaba planeando como poder llegar a derrotarlo en caso de una eventual pelea. A pesar de que ambos eran "buenos" no podía saber las intenciones ajenas y quizás aquel mundo fuese uno mucho más oscuro de lo que esperaba; nunca lo sabría o por lo menos no por el momento. Mantenía su típica sonrisa cálida, como si le sonriese a alguien a pesar de solo hacerla por naturaleza.

Los digimons de alrededor en aquella plaza lo observaban, la mayor parte solo había visto unos pocos digimons que no fuesen mágicos y nunca había visto un humano. Para estos la simple existencia de Alec les resultaba extraño, como si fuese él el digimon y ellos los humanos. Unos pocos digimons se acercaban hacia él, normalmente algunos de nivel bajo, bebé o in training, aquellos que desconocían casi todo sobre la vida y cuya curiosidad llegaba a niveles ridículos. Se le acercaban, lo analizaban con sus sentidos, olían la piel y el cabello del muchacho desde la distancia, imaginándose como era el mundo humano por los olores. Analizaban la ropa que tenía, preguntándose donde la había conseguido y si todos los humanos se vestían igual. Unos pocos llegaron a tocarlo, pockeándolo con un dedo o tocándolo con la cabeza en los brazos o en la cintura, solo para saber si no era un simple truco de magia de un digimon mago que se encontrase aburrido.

- Mami, ¿Qué es eso? - la existencia de un humano resultaba extremadamente rara en esos lares e incluso en ese momento posiblemente la madre no tenía idea de que era lo que ocurría ni nada similar - Es... un humano... - Claro, todos sabían de la existencia de los humanos, era conocimiento básico, de lo que no se sabía era como habían logrado llegar hacia aquella zona. Se rió un poco ante eso, se sentía popular y extraño al mismo tiempo, como si fuese una bestia de un circo solo que estaba en libertad y no encarcelada. Colocó ambos brazos en el suelo y haciendo un poco de fuerza con estos logró levantar su torzo quedando sentado en el suelo apoyado en sus brazos. Vio como los digimons bebés quedaban paralizados por el movimiento el gigante, algunos incluso habían huido, el D-Cyber acarició la cabeza de uno quien, dejándose llevar por su instinto, ronroneó levemente.

Luego de eso los otros digimons se acercaron a él queriendo ser acariciados, como si fuesen todos perritos pequeños. Alec les dedicó un poco de tiempo a cada uno, no hablando, solo sonriendo y viendo a todos los digimons de nivel bebé e in training. Eran casi todos los mismos pero algunos eran distintos y le resultaban bastante tiernos, era una lástima que su digimon en esos niveles tan bajos diese miedo y no aquella obligación moral de abrazarlo como ocurría con aquellos futuros magos, bestias y ángeles - No dejaré que nada les pase... - susurró para si mismo, casi en una voz inaudible - Quiero quedarme aquí pero se que no puedo... Tengo que ayudar a que el virus no se expanda y debo terminar esto... - acarició a un pequeño digimon que era distinto a los demás, se había acercado como el resto pero no había dicho ni hecho nada. Ni se preguntó que era lo que le había ocurrido ni quienes eran sus padres sino que simplemente se lo quedó acariciando unos segundos.

Era un digimon de color blanco con unas alas doradas angelicales, un ser realmente hermoso y tierno, posiblemente en un nivel de bebé todavía. Era un tipo ángel pero había llegado a Witchenly de todos modos, la pregunta no era el como había logrado llegar. Habían otros digimons refugiados pero la mayor parte eran de nivel novato o campeón, ningún bebé se había encontrado que no fuese mágico o que no estuviese junto a 2 digimons de nivel campeón de algún tipo como mínimo. Siguió acariciando a aquel digimon en especial durante unos segundos mientras buscaba por quien llegase a cuidarlo - Mmm... Perdonen chicos, pero déjenme estar un rato con este... ¿Cómo te llamas? - - Puttimon - dijo el digimon ángel mientras sonreía, el Puttimon voló hacia Alec y se recargó en él quien volvió a acostarse mirando el cielo - Dime, quien te trajo a este mundo? - El digimon ocultó su cara en el pecho de Alec y no respondió por unos segundos.

- Un Wizardmon nos salvó a mi y a otros digimons... nos llevó por un portal... apenas eramos digieggs, o eso es lo que me dijeron cuando nací - Alec lo abrazó durante unos segundos y luego volvió a acariciarlo, detrás de las alas como si fuese un gatito al cual se lo acariciaba detrás de las orejas. - Dime pequeño Puttimon, ¿Quieres conocer el digimundo? ¿Quieres conocer el mundo humano? - Los ojos del pequeño ser sagrado prácticamente se volvieron estrellas ante la emoción de aquella situación. Dio pequeños saltitos arriba de Alec - Si, claro -  el muchacho de ojos celestes no hizo nada, solo mantuvo su sonrisa típica - Genial, solo te aviso, el mundo digimon tiene un virus como ya saber. Dime, ¿Me acompañarás a tratar de eliminar el virus y ayudar a los digimons que todavía no fueron afectados por este? - le preguntó el muchacho hacia el que posiblemente iba a ser su digimon - Genial, seré un superheroe - El D-Cyber soltó una risa y luego tocó cargó al digimon entre sus brazos.

- Genial, ahora tengo que pedir permiso para ver si puedo adoptarte - afortunadamente el nivel bebé no entendió el significado de la palabra adoptar así que no hizo escándalo. Alec se levantó con el digimon en mano, levantó a su Keramon y luego fueron hacia un Wizardmon para poder hacer una pequeña broma que hacia el momento en el cual habían llegado allí quería hacer.