Busca la Luz de tu Interior (Prueba del Digiegg de la Luz de Julchen)

OFF:

Tu llegaste ‘‘Misteriosamente’’ En un Laberinto desgraciadamente no está iluminado por nada de nada, ni velas, ni pisca de fuego no hay luz a kilómetros todo está cubierto por una inmensa oscuridad que te impide ver con claridad, te tienes que guiar por tus 5 sentidos pero cuidado que algunos pasillos te influenciaran el mal o son trampas.

On: (Tu empiezas el tema)

La cabeza la dolía mucho, parpadeó tratando de recordar por qué la dolía. Pero no veía nada. Durante un segundo Julchen tuvo el típico ataque de pánico por no ver nada, preguntándose si estaba ciega. Pero su mente le ofreció otra respuesta más lógica: las luces estaban apagadas. Aunque aún quedaba por resolver el misterio de por qué la dolía la cabeza y no recordaba haber hecho nada raro el día anterior.

Se incorporó, tanteando a su alrededor hasta que se topó con una fría pared. Eso no eran las paredes de su habitación, ni estaba tumbada en su cama, sino que estaba sobre frías piedras rodeada de más piedras. O quizás planchas de algún material que quedara frío. Trató de ponerse de pie, pero de nuevo otra cosa rara. En su casa no había llevado tacones y ahora sí que llevaba puestos uno, fácilmente reconocibles, porque al ponerse de pie solo apoyaba las puntas de los pies. Sólo había un lugar donde apareciera "misteriosamente" con unas botas altas: el digimundo o zonas relacionadas con él.

- Sala, ¿estás ahí?- llamó a su compañera que se encontraba en el dispositivo.
- Sí, estoy. Pero no sé dónde estamos, no puedo ver nada desde la pantalla.

La humana asintió, dejando a la cachorra aún en el dispositivo. No quería que cayese por algún agujero que hubiese en el suelo, o simplemente que se torciera alguna de las patitas por no ver.

- Voy a intentar ir hacia delante, a ver si consigo encontrar algo para encender la luz.

Y sin esperar la contestación de su compañera se puso a caminar por ese lugar tan raro. Tocando con la punta de sus dedos una de las paredes para tener una referencia, y con el otro brazo algo adelantado, no fuera a que hubiese otra pared o algo que pudiese dañarla. Al menos, no había luz molesta para sus delicados ojos, y eso era algo bastante saludable para ella, porque sino tenía que estar con las gafas de Sol puestas. Aunque no se quejaría si hubiera alguna luz más.

Perdida sin ninguna forma de averiguar el camino, más adelante tuya encontrara 3 Caminos, una recta y otras que te guían a la derecha e izquierda… De repente todo el ambiente se hace más frio como si alguien soplara una fuerte brisa… De pronto te sientes triste, como si no pudieras superar esta ruta…

-No puedes avanzar… La Oscuridad… Es mucho para ti… La gente te juzgara… ¿Qué harás? Hacerte la valiente no resultara.-Una voz resonaba en sus oídos y mente.

Al caminar siguiendo una de las paredes con los dedos, no encontraría la manera de llegar al camino del frente. Sin embargo, la chica sabía que podía haber más desviaciones. No podía ver, pero eso no quitaba que quizás no todos los caminos tuvieran una única dirección. Así pues dio un par de pasos hacia delante, dejando la protección de la pared. No consiguió tocar nada más. O era una sala donde había entrado o es cierto que había un camino que continuaba recto.

- ¿Alguna recomendación para escoger camino?
- No sabría qué decirte, pero sigue lo que te dicte tu interior. Quizás así lleguemos a algo. Esto no parece nada normal.
- Entendido

¿Qué camino debía escoger? Por ahora solo conocía la derecha y enfrente, pero seguro que a la izquierda también había un sendero. Estaría dispuesta a apostarse su último pack de videojuegos en eso. Pero la izquierda no era un camino que la atrajese demasiado en ese instante. Quizás porque ni siquiera era real. Por ello, tras pensar varios minutos decidió tomar el camino del centro. El seguir recto sin volver atrás era algo que los más valientes optaban por tomar. Una vida en la que no valía arrepentirse e ir por caminos laterales, sino seguir adelante con todas las consecuencias que conllevase eso.

Sin embargo, antes de dar un paso para internarse en el lugar. La muchacha sintió una gran pesadez, oscura y profunda que la hacía sentir pesada. Era esa misma sensación cuando no podía hacer nada para evitar una situación que no la gustase, que la hiciese daño. Odiaba con toda su alma sentirse así, impotente e inútil.
La sensación hubiera conseguido desanimarla, pero las voces la hicieron reaccionar. ¿Desde cuándo ella hacia caso a lo que los demás dijeran? Desde que había empezado a ir a la escuela la llamaban vampiro. Se había dejado guiar por eso, no. Les había pegado una paliza a esos chavales para que si querían volver a abrir la boca supieran que perderían al menos una pieza dental.
Así que, esas palabras la dieron la determinación para avanzar. Ella era fabulosa y magnífica, tanto a la luz del Sol como en las más profundas tinieblas.

- ¡Que juzguen y miren lo que quieran! Yo soy genial y no necesito que una panda de vagos me lo confirme o no. Kesesesesesese~ - se rió de forma prepotente al finalizar sus palabras.- Pero al menos es mejor ser directa y clara con lo que tienes que hacer, en vez de refugiarte y ser una simple voz en los pasillos porque tiene miedo de que le miren.

Esto lo dijo por las molestias que había sentido en su pasado, como por la cálida compañía que la brindaba su compañera digital a pesar de estar en el dispositivo. Si hubiese estado sola, quizás sí que se hubiera derrumbado. Pero con gente observándola, no podía hacerlo. Eso no sería ser magnífica.

Caminando hora por hora encontrando un camino que obligatoriamente te lleva a la derecha aun toda oscura…. Esta vez, una ráfaga de viento negro las cubrió a ambas en una inmensa oscuridad de desesperación y frialdad, esta vez, esa ráfaga te llevo tu Digivice llevándolo en alguna parte del Laberinto dejándote en completa ¡Soledad!  La Sensación de soledad, aumenta cada vez más, al igual que la soledad, crueldad…

Si continúas caminando encontradas el camino desordenado, lleno de escombros y cosas inútiles.

Los pasillos continuaban sin estar alumbrados, aunque la chica ya se lo imaginaba, puesto que de haber habido alguno alumbrado, un destello rompería la oscuridad que la rodeaba. No había mucho con lo que entretenerse por lo que se puso a silbar una canción con tal de llenar el silencio. El hombre misterioso que tenía que estar escondido por algún lugar no había vuelto a susurrar cosas, motivo que el ego de la chica estuviera más hinchado que de costumbre, puesto que pensaba que su magnificencia era lo que le había callado.

Pero esa tranquilidad fue rota por una poderosa ráfaga de aire que de manera totalmente imposible e ilógica le arrancó el dispositivo de encima. ¿Es qué ahora el viento sabía agarrar cosas? Esperemos que no aprendiera a tocar zonas indebidas, o esto iba a empezar a ser una fiesta.
Frunció el ceño enfadada por tener que deshacer todo el camino que había hecho para recuperar a su compañera. Pero eso es lo que iba a hacer, a fin de cuentas en algún lugar tendría que pagar. Y ella no iba a dejar que se la quitaran sin pelear. Así que, echó a correr en la dirección por la que había venido. No iba a dejar que una ráfaga de aire con tendencias cleptómanas le quitara sus cosas más preciadas.

Off: Como Samuel está ausente, yo me ocuparé de tu prueba.

On:

Tras correr un poco, se puede escuchar el típico sonido de algo sólido y contundente deslizarse por el suelo, hasta emitir el sonido seco de chocar contra algo, justo en el momento en el que aquel extraño viento se disipaba de golpe.

Cuando encuentres el origen de ese sonido, otros tantos se uniran al primero: el silbante sonido de varias espadas siendo desenfundadas, las risas retumbantes, siseos, y algún que otro golpe de tambor, augurando el posible fin de una vida...

El viento finalmente se disipó, dejando caer -posiblemente- el dispositivo, de ahí que se hubiese oido un golpe fuerte. Aunque el chirrido que se produce al deslizar algo no lo entendía, a menos que claro, hubiese ido arrastrando. El golpe seguramente se debiese a que se había topado con una pared, y otra cosa que lo hubiera detenido. Bien, estaba cerca de recuperarlo; no temía por que desapareciera, a fin de cuentas, los dispositivos eran indestructibles. O al menos, difíciles de romper por métodos normales.

Fue a dar un paso, cuando sus oidos se percataron del precioso sonido del metal deslizandose desde una vaina. Su rostro reflejó una sonrisa de felicidad genuina. Ahora si la hablaba la misteriosa voz, seguramente se derrumbaría un poco más, sobre todo si desaparecía para siempre. Pero con una batalla no importaba quién estuviese con ella, haría frente a los golpes, porque le era más fácil encarar un riesgo físico por muy imposible que fuese a enfrentarse a sus sentimientos y su soledad.

Tensó el cuerpo atenta a cualquier sonido de pasos. No había luces y a menos que sus enemigos pudieran ver en las tinieblas, estaban en las mismas condiciones. No importaba lo bueno que fueses con la espada si no tenías un objetivo claro al que golpear. Y en caso de que pudiesen hacerlo, quería sentir si de verdad le dolía, porque ese sitio era tan raro que sospechaba que era un solo sueño.
No temía a los cortes, a fin de cuentas, ya había dicho miles de veces que cuando hubiese un conflicto, no huiría de él. Si tenía que morir que todas las heridas fuesen por delante y nunca por la espalda.

- Veamos que tal lo haceís.- murmuró divertida.

Realmente no hay nada en aquel pasillo, tan solo sucios trucos de la criatura que trata de detenerte. Ni espadas, ni silbidos. Nada. Todo queda en un sepulcral silencio, tan callado, que solo puedes oir tu respiración. Consigues el dispositivo, que había acabado junto a una pared, abandonado por el viento oscuro que había azotado anteriormente el corredor.

De repente, un aterrador chillido de mujer resuena en la inmensa oscuridad, detrás tuyo, casi parece estar prácticamente frente a tu nuca. Sin embargo, sigue sin haber nada, y tras aquel terrorífico grito, la paz del silencio vuelve a ser dueña y señora del lugar.

La cuestión era, ¿continuar por el camino que había tomado antes de perder el digivice... o buscar otro?

Un bufido salió de los labios de la joven al no escuchar nada más. Dio un paso hacia delante que resonó en el pasillo por el efecto de sus altos tacones blancos. Pero nada la tocó, nada la rozó, no había nadie allí. Caminó hasta tantear la pared y se agachó allí, cogiendo el dispositivo que había perdido antes.

- ¡Sala! ¿Estás bien?
- Sssíiiiiiiiii...

La cachorra tardó unos segundos en contestar, segundos eternos para la humana, pero cuando respondió suspiró del alivio. Hecho eso, decidió ir con el dispositivo en la mano para no perderla otra vez.

Sonrió satisfecha al escuchar el grito detrás de ella, por el camino por el que había venido. Al parecer se estaban muchas molestias para evitar que siguiera ese sendero. Así que, aquello que era importante estaba por allí. Con una sonrisa altanera en el rostro se dio la vuelta y regresó por el camino por el que había venido.

Decides ir por el camino del centro de nuevo. Todo sigue a oscuras, todo en silencio, a excepción de tus propios pasos y tu respiración. No aparece nada que te impida seguir, ni espadas, ni gritos, ni risotadas reberverantes. Sin embargo, caminas metros y metros y metros... pero no parece que ese pasillo de a su fin en ningún momento.

Aburrimiento total y absoluto. Eso es lo que sentía la albina mientras continuaba andando. No había nada divertido de nuevo, ni gritos, ni espadas, ni vientos misteriosos. Simplemente silencio y ella misma caminando siguiendo las paredes.

¿Era una nueva forma de hacerla retroceder? ¿O es que el jodido pasillo era así de largo? No lo sabía, pero hbaía tomado la decisión de ir por ese lugar y continuaría caminando hasta que se cansara y tuviera que descansar. A cabezota no la ganaba nadie y lo iba a demostrar.

Los minutos pasaban, pero el pasillo no cambiaba. El silencio continuaba haciéndose patente, al igual que la oscuridad. No había monstruos, ni espadas ni susurros. Era como estar caminando por la más absoluta nada. Los oídos empiezan a pitar insistentemente ante tanta paz. Una paz inquietante, quizás la paz que precede a la tempestad. Solo puddes seguir caminando, esperando encontrar finalmente una anomalía en aquel paraje monótono.

La albina continuó su camino mientras silbaba el antiguo himno nacional pruso.

Sigues caminando, y por unos cuantos minutos, parece que ese lugar no tiene fin, como un agujero negro que te absorve y no te deja escapar. No obstante, tras esos segundos inquietantes, se puede ver un punto blanco al fondo, muy al fondo. Un punto muy brillante... ¿Qué será ese misterioso descubrimiento? ¿Será una nueva amenaza, o por el contrario será el fin de ese laberinto tenebroso?

Hastiada, se dejó caer un rato. Ese túnel no parecía tener final ni fondo. ¿Y si nunca llegaba a salir? Tuvo un segundo para dejarse llevar por la desesperación, hasta que recordó que si no lo intentaba no podría saberlo, a fin de cuentas, las cosas no se hacen solas hay que pelear por ellas...
Sus ojos se ensombrecieron un segundo al pensar en una cosa que jamás podría conseguir, por mucho que peleara, gritara y se quejara. No se podía hacer nada contra el amor de dos personas que dicen quererse.

- Jul, sigamos, que quiero salir de aquí. No me gusta que esté tan a oscuras...
- Sí, ahora mismo, tranquila.- sonrió poniendose en pie. Suerte que estaba ella para sacarla de esos pozos en los que se metía por estúpida, sabía que no tenía que pensar en eso.

Sus pasos la llevaron de nuevo por el largo pasaje oscuro, mientras que silbaba y silbaba para entretenerse. Hasta que lo que vio pensó que no era más que una ilusión mental. Se frotó los ojos para asegurar que lo que veía no era más que una ilusión. Pero no, ahí estaba, un pequeño destello de luz.

- Sala, ahí hay algo.
- ¿A ver? Enseñamelo, enseñamelo. Quiero verlo.

La chica sacó a su compañera. La cachorra se quedó mirando la luz antes de echar correr hacia ella, rápidamente. Sentía que había algo que la llamaba desde allí, pero no tenía tiempo para avisar a su humana. Pero confiaba en que ella también fuese. Y sí, Julchen también se dirigió hacia ese punto de luz, con un solo pensamiento en la cabeza: "Si es una luz, me va a reventar la retina."

El punto blanco se hace cada vez mas grande y brillante a medida que avanzáis. Finalmente descubris, al entrar en una gran sala, qie aquella blancura no era más que luz. Una luz pura, pacífica y arrulladora, pero que no ciega los ojos, ni siquiera los tuyos.

La sala es grande, redonda, y completamente blanca. No obstante, eso no es lo más significativo de ella. En el centro de la misma, una figura rosada, enorme y enroscada os mira con ojos sabios y benévolos, sin ninguna pizca de sorpresa.

Spoiler:

La criatura, enroscada sobre sí misma como si fuera una serpiente, levantó la cabeza que hasta entonces había mantenido apoyada sobre una parte de su lomo.

<< Bienvenidas... Os estaba esperando. >>

La albina se sorprendió cuando la luz no la molestó. No era para nada habitual, puesto que sus ojos era demasiado delicados a cualquier tipo de resplandor, por no decir cuando acababa de salir de un lugar tan oscuro. La humana miró a la criatura rosada con cara de poker. Puesto que a fin de cuentas, era un dragón muy gay, más que un cruce entre dragón y unicornio... Al menos ese bicho tenía gracia, no como este, que solo provocaba ganas de vomitar nada más verlo. En serio, era como un algodón de azúcar con dientes.
Salamon por su parte miraba con los ojos llenos de brillos a la critura rosada en el centro.

- Papá...- aunque no fuesen familia, para ella lo era, puesto que era el final de una de sus líneas evolutivas. U Ophanimon o (como se llame que vengo de fiesta y no tengo ganas de pensar)- Papá, papá... ¿O eres mamá?- decía la cachorra correteando alrededor del dragón.
- Gott, pensé que eso solo te lo decían en las películas o en las tiendas de esotéticas. Definitivamente esto tiene que ser un sueño.

El dragón rosado se ríe ante el entusiasmo de la pequeña perrita, y desciende su gigantesca cabeza junto a ella. Sonríe, sin mostrar toda la línea de pinchos afilados que tenía por dientes, para no intimidarla. Es una sonrisa agradable, que te hacía mirarla con admiración, pues no parece poseer maldad alguna.

<< Pequeña... En todo caso sería mamá... >>responde.

Da un leve y suave resoplido por la nariz y después te mira a los ojos.

<< Efectivamente, Julchen, esto es un sueño. Pero no uno cualquiera >>le explica<< Te he traído a este laberinto por medio de tu mente para probarte... Y al parecer has superado todos los obstáculos que te he colocado. Enhorabuena. >>

Salamon acercó se cabecita hacia la del gran dragón apoyandola con cariño y cuidado. Feliz de haber encontrado a un familiar, real o imaginario, pero familiar de todas formas.

- Bueno, casi acierto... Pero es que sin nada para que pueda saberlo es dificil- contestó con carita de pena, algo triste por haber sido corregida por su papi/mami.

Julchen simplemente observa la escena sin decir nada, observando cada movimiento de su compañera. Pero en realidad lo que trata de hacer es cerrar esas heridas que siente cada vez que ve a un niño feliz con sus padres. A ella nunca la han cuidado más que sus abuelos, y para sus padres es casi una carga. Pero ya lo ha asumido, pero lo que realmente la daña es que a su hermanito menor también se le ha negado esa posibilidad...
Con un parpadeo observa al dragón, rogando porque no haya visto la tristeza en su mirada. Es demasiado orgullosa como para aceptarla.

- Por supuesto que los superaría, por algo soy así de magnífica.- comenzó a reír de su forma egocéntrica. Pero a los segundos perdió fuerza hasta que suspiró.- Bueno, como esto es un sueño, no importa que por una vez diga la verdad... Sin Salamon no lo hubiera conseguido.

La cachorra dejó de juguetear alrededor de su "madre" para acercarse a la humana y rozarla con la cabecita. Sabía que no era fácil que Julchen demostrara que necesitaba a alguien.

Magnadramon, que así se llama la criatura rosada, las sonríe a ambas con maternidad y aprobación. Da un parpadeo y las vuelve a mirar, en especial a la humana.

<< Julchen... La Luz es el amor que tenemos en nuestros corazones. Amor por nuestros seres queridos. No deberías renegar de ella... Y no me refiero a tu orgullo, sino a otra cosa >>

No, a lo que el dragón se refiere era al hecho de que la humana había dejado de confiar en en amor por el daño que había sufrido.

<< Esto ya no forma parte de la prueba. La prueba ya la has superado al no temerle a la oscuridad, al haberte mantenido firme, al haber protegido a tu compañera... Por eso... Me gustaría darte algo... >>

Magnadramon se desenrosca de sí mismo, mostrando entre las anillas de su serpenteante cuerpo un objeto ovalado.

Spoiler:

<< Lo que quiero darte... no es el huevo en sí... Salamon, acércate. >>

Esas palabras hicieron a la albina sentir que se quedaba sin aire. Dio un paso atrás, mientras que sentía extrañas grietas en su interior retorcerse causandola gran dolor, lágrimas aparecieron en sus ojos, pero nunca llegaron a caer. Habían pasado ya casi cuatro años desde aquello, pero la herida seguía pareciendo reciente. Se llevó las manos a la zona afectada, más pálida que de costumbre lo que resaltaba todos los vasos sangíneos de la joven. No podía hacer lo que la pedía el dragón, no podía... Era demasiado dolor, que jamás había pedido. Demasiado dolor para que volviese a soportar otra vez. Ya había creido una vez en el amor y en los cuentos de hadas, y había caido en la realidad: donde no existía.

Salamon miró alarmada a su compañera. Sabía que no era bueno que entrase en ese estado. No comer, no dormir, no sonreír... Estar muerta en vida. Incluso con el tiempo que había pasado seguía afectandola como si lo acabase de ver... Y eso que cuando ocurrió de verdad, Julchen solo contaba con su abuelo y su hermano para superarlo. Por suerte, el cariño que la profesaba el pequeño Ludwig fue lo que la obligó a tratar de aparentar normalidad, aunque su mente y sus sentimientos no volvieron a ser los mismos.

- ¡Julchen! Regresa, no puedes hacer nada ya. Pero no puedes abandonarte en ese estado. Tu eres demasiado increible para ser afectada por eso. Además, dejarás completamente sola a tu hermano ¿lo harías?- tal eran las ganas de Salamon de ayudar a su compañera que ignoró el mandato del dragón.

Los segundos parecieron hacersele eterno, hasta que la albina cerró los ojos y respiró hondo. Se agachó acariciando la cabeza de la pequeña.

- Gracias por ser la voz que me saca de todos los líos, pequeña.- le acarició la cabeza con delicadeza y cariño. Aunque inmediatamente miró lo que el dragón mostraba.- ¿Un huevo? ¿Todo esto para obtener un huevo?- estaba extrañada y algo confusa.

Salamon por su parte, ahora aliviada, fue a ver qué es lo que quería su familiar. Se acercó hasta el huevo, donde se iluminó llenando la sala. Y ahora sí, cegando a Julchen. Cuando fue capaz de ver una especie de esfinge ocupaba el lugar de su compañera.

Nefertimon:

- ¿Qué ha pasado?

Magnadramon las mira a ambas con una pizca de maternidad y comprensión. Observa, algo entristecida, la reacción de Jul, así como sus ojos llorosos y su mirada llena de dolor. Aunque después suspira, cuando descubre que ambas, tamer y digimon, se apoyan la una a la otra, como debía ser. Había niños elegidos a los que no les importara lo que les pasara a sus compañeros, y que por egoísmo tarde o temprano los perdían. Pero ese, no era el caso de la humana albina, por lo que Magnadramon sonríe.

<< No renuncies al amor, Julchen, recuérdalo >>le murmurá, mientras que su cuerpo comienza a brillar con intensidad<< Ahora debéis despertar... Usad ese nuevo poder con respondabilidad... >>

Off:

Enhorabuena, prueba superada

Prueba Aprobada


Cámbienla de lugar a una zona on rol, tiene algunas fallas pero se puede aceptar.