Reclamando lo propio...

El Valle de los Demonios estaba tan silencioso y lúgubre como siempre. Dos escalofríantes y fantasmagóricas montañas, y un oscurio rio entre ellos, discurriendo camino abajo. Multitud de digimons demoníacos sobrevolaban los sangrientos cielos, rugiendo, presintiendo que su momento había llegado, y que con ellos, la oscuridad regresaría.

Un portal mortuorio se abrió, y de él surgieron varias personas, entre ellas, un hombre de cabellos negros y ojos rojos, y una pelirroja de ojos verdes. Yo, esta última, alcé la mirada hacia el cielo, y con una neutra expresión observé la actividad de los oscuros digimons, los cuales parecían aufóricos y libres... Quién sabe si era porque habían sentido nuestras presencias. Bajé la mirada, y esbocé una media sonrisa, mientras miraba el nuevo juguete que se me había otorgado... Un arma con forma de V, cubierta por múltiples plumas... Las acaricié con dos dedos, tan suaves y livianas...

- Finally...-murmuré, entornando los ojos, antes de guardar ese hermoso boomerang en una funda pendida a mi espalda. Las espadas las había trasladado a mi cintura, así las tendría más a mano cuando las necesitara.

¿Cuánto tiempo había pasado desde esa pequeña “aventura” de Jake en Las Vegas? Pareciera como si fuese sido ayer… Esperen, ¿Qué no ocurrió ayer? Bah… Jake era un tío de muy mala memoria, tan mala que ni se acordaba de que había ocurrido en aquel lugar. Por cierto, ¿Qué coño había ocurrido en ese lugar? ¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces? Debía de preguntarle a ese chico, tal vez este le ayudase a recordar un poco de lo que habían ido a hacer a Las Vegas, y que había pasado en dicho lugar. Pero eso sería en otro momento, ya que ahora se encontraba haciendo cosas más importantes… Efectivamente, estaba teniendo sexo con un par de colegialas. ¡Que buen toque de intuición tenéis! Aunque bueno, eso es lo que hace Jake últimamente, así que no sois tan buenos, eh. Los gritos de las colegialas se podían escuchar hasta la siguiente habitación… Un momento, ¿para qué tantas habitaciones si solo estaban Jake y su amigo viviendo ahí? ¿Qué acaso eran para cuando quisieran cambiar de habitación, o algo parecido? En fin, no era momento de pensar en esas idioteces, debía de terminar lo que había empezado, es decir, acabar de una vez por todas con esas colegialas.

Esas chichas lo hacían mejor que las demás mujeres con las que se había acostado, así que las iba a dejar vivas para repetir lo de esta tarde, en la noche. Ya cuando se fueron las colegialas, Jake salió de su cuarto con unos auriculares en sus oídos, los cuales estaban conectados a su celular, escuchando música a todo volumen. Hubo algo que le hizo detener el paso, la habitación que estaban al lado de la suya, ¿estaría vacía? Para aclarar sus dudas, debía de entrar y averiguarlo por sí mismo, que más daba, ¿no? Jake poso su mano en la perilla de la puerta y la abrió, como si se tratara de la puerta de su casa o de su habitación ahí en el edificio, pudiendo ver que en dicha habitación se encontraba un sujeto de cabello blanco postrado en su cama… ¡¿De dónde salió este tío?! Un momento… ¿No me digan que se volvió a meter un vagabundo al edificio? Si se meten esos vagabundos de mierda, ¿cómo no se va a meter algún otro vagabundo, o peor aún, algún ladron? Ese Garry sí que es un tanto idiota, ¿no lo creen? Olvidarse de la seguridad del edificio, algo que debe de ser tan primordial.

Jake se acercó al vagabundo con la intención de sacarlo de allí a patadas, porque ni de coña tocaría con sus manos a ese sucio y hediondo sujeto, ¿quién sabe dónde habrá estado? De seguro en algún basurero, o en uno que otro caño.

—¡Oye tú, vagabundo de mierda! ¡Sera mejor que te vayas por donde viniste, si no quieres tener mi pie en tu culo! —Jake se acercó un poco más al albino, pero no lo suficiente, ya que no quería oler el horrendo hedor que podía desprender de su asqueroso cuerpo. —Yo sabía que los vagabundos eran feos, pero no me imaginaba cuanto… —Se froto el mentón, mientras observaba el rostro del chico canoso… ¿Qué ya no se habían encontrado antes? Que va… Jake no acostumbra visitar a vagabundos, ni mucho menos a invitarlos a dormir a su casa.

Esperen… ¡¿Qué ese sujeto no es el mismo Garry?! De seguro era ese mismo hijo de puta con el que se había encontrado en Las Vegas.

—Oye, Garry, tengo que irme, te dejo cuidando el apartamento?—El castaño tomo sus cosas y salio del apartamento, para poder tomar el asesor y dar un pequeño paseo por ahí. Sin embargo, eso no pudo ocurrir, puesto que cuando estaba en el ascensor, un portar apareció y absorbió al pelicastaño llevando a quien sabe donde.

Cuando el portar se abrió y expulso a Jake, pudo notar que ya no se encontraba en el mundo humano, sino que en el Digimundo, ¿pero en que parte del Digimundo? Al peinar el lugar bien con su mirada, noto que unas cuantas personas se encontraban allí; un albino acompañado de un GaoGamon, y una pelirroja acompañada de un pelinegro... ¿Que ellos no eran Zayyn y Zerker? Pero... ¿Quien era el otro sujeto...?