[Escocia (Especificar que estas en el bosque)] El Bosque de la Muerte [Misión de Julchen]

Los habitantes de Escocia están aterrorizados, ya que en un Bosque de aquella ciudad, hay un ser que asesina a las personas que se atreven a entrar en su Bosque, personas dicen que es un espíritu errante que murió en aquel Bosque, otros dicen que solo son simples historias de terror para asustar a los niños para que no se acerquen al bosque, y otros dicen que son puros mitos urbanos o algo parecido, ¿A quien deberías de creer? Como tu escepticismo en el campo es muy grande, y quizás tu curiosidad es demasiado grande... Te embarcas en la búsqueda de la verdad...

Off:

Para conocer el por qué de esa pregnta tan "bienintencionada y poco malhablada", habría que remontarse a unas cuantas horas antes, mientras que la albina se encontraba haciendo un viaje en Escocia. Su preferencia personal era mantenerse lo más alejada posible de los guiris, pero ya que sus padres no le daban más opción que ocuparse de los asuntos en Reino Unido, había optado por uno de los países que menos grima le daban; en realidad, era el alcohol lo que la había llevado allí, puesto que el Whisky está bien, pero la cerveza de esas isluchas no tenía nada que hacer con la de su país.

Tan solo había tenido que trabajar dos días de los siete que estaba allí, así que, había optado por hacer un recorrido turístico. Todo había comenzado en Edimburgo, pero cuanto más subían hacia el Norte, las ciudades cada vez eran más pequeñas, hasta el punto de ser pueblos o, incluso, aldeas. Pero qué se podía esperar de un país cuya cantidad de habitantes no debía alcanzar los seis millones de personas.
Gente poca, pero los parajes eran sumamente bellos y únicos. Y a pesar del desagrado de la albina a ese lugar, había acabado guardándolo en su memoria como un lugar sumamente bonito.

Durante el viaje, en una de las aldeas se había topado con que los habitantes contaban extrañas historias, que podían atribuírselo perfectamente a un borracho -no por nada lo había oído en el pub - que decían que algo en el bosque mataba de forma indiscriminada. Vamos, una tonta historia de miedo.
Pero debido a que el bus se había estropeado misteriosamente y no tenía nada mejor que hacer, se había decidido a meterse en el bosque. Lo malo había sido que al comenzar, había ido sin gatomon sobre su hombro, puesto que era ella la que se quedaba con qué camino había escogido la humana. Así que, para cuando se quiso dar cuenta, no tenía ni la menor idea de salir. Por suerte, gracias a ese error, ya había sacado a su compañera digital, que trataba de dormitar mientras que la humana se quejaba de haber decidido entrar a dicho lugar. Aunque eso sí, como si la culpa fuese de otros.

Aquel bosque tenia un aspecto tétrico y sombrío, puesto que a pesar de que estuviera de día, en dicho bosque parecía de noche por los inmensos arboles que en este habitaban. Con cada paso que dabas para adentrarte al bosque, podías sentir como la atmósfera se ponía tensa y tu cuerpo comenzaba a pesar, ademas de que se te dificultaba respirar. ¿Por qué te estará pasando todo eso? ¿Acaso todo esto tenia que ver con la "historia de miedo que te contaron antes de terminar ahí? O ¿Todo esto era causado por el miedo?

Gatomon removía la cola con una tranquilidad asombrosa para el ambiente a su alrededor, es más, parecía a punto de dormirse del aburrimiento. No por nada, no era la primera vez que tenía que soportar los reclamos de la humana por perderse en cualquier lugar. De hecho, era sacar a la albina de Berlín y perder cualquier sentido de la orientación.

Claro está, que entre el cabreo y la propia personalidad -algo suicida- de Julchen, ni se había percatado del aspecto del bosque a su alrededor. De todas formas, la muchacha no era nadie que se dejase asustar con facilidad, porque para ella eso era una deshonra. Y cualquier otra cosa antes de que su reputación fuese puesta en juego.

- Nya~ Jul, no deberías estresarte tanto, seguro que si sigues una dirección acabamos llegando a algún lugar- trató de rebajar los ánimos.

- ¡Me voy a cargar todos los estúpidos árboles de este sitio! Además, lo de parecer que has salido de una película de terror absurda de los yankies, no ayuda en nada - sí, empezaba a estar tan sulfurada que le gritaba al bosque, como si este pudiese hablar.

Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba, más cansada se iba sintiendo. Había algo raro, porque no se había sentido tan agotada cuando se tiraba el día entero yendo de un lugar a otro en tacones.

- ¿Sientes algo raro, Nay?

- No de momento, pero no te preocupes. Tengo el anillo sagrado, si comienza a brillar, será que nos acercamos a algo peligroso.

Después de un largo tiempo de haber caminado sin dirección alguna, os encontráis con una casa a mitad del bosque, no sabéis si es una ilusión, o si realmente es una casa a mitad del bosque. ¿Qué vais a hacer? ¿Dejarse llevar por la curiosidad e ir a inspeccionar dicho lugar? O ¿Simplemente seguir de largo y olvidar que vieron esa casa? Están perdidas en el bosque, lo más conveniente es que en esa casa haya alguien que las pueda ayudar, ¿no? Tal vez tenga algún teléfono para poder pedir ayuda o algo parecido, pero si deciden seguir su camino, pueda que pierdan la única y última oportunidad de comunicarse con alguien…

Tras nosecuantas horas -o mejor dicho minutos, la desesperación puede hacer que el tiempo pase insufriblemente lento - consiguieron ver algo distinto en ese bosque. Algo que no eran tan solo árboles, árboles, arbustos, algún resto animal y ¡ah, sí! más árboles. Parecía haber una especie de cabaña. Tampoco había nada demasiado reseñable en ella, era lo que se consideraba una típica cabaña del bosque, de madera,  con esa forma que los niños pequeños hacen las casas. Nada raro ni tampoco especial, exceptuando quizás el que no hubiese nada a su alrededor.

- ¡Mira Jul! Una casa, quizás podamos descansar un rato en ella- señaló la gata mientras que erguía las orejas. Sabía que la humana comenzaba a estar agotada, aunque no lo dijese claramente-. Quizás nos puedan dar alguna indicación para salir de este lugar.

- ¡Puf! A saber, no tiene ni camino, supongo que será una casa utilizada por los cazadores, o quizás sea la casa de verano de alguien que odia a la humanidad y prefiere recluirse en este puto lugar- las últimas palabras fueron acompañadas con una patada a un tronco-. Pero sí, supongo que por mirar tampoco perderemos nada. Quizás haya mapas o similares- accedió finalmente con un suspiro de resignación.

Con pasos tranquilos y seguros, la humana se acercó a la puerta de la casa para llamar. Tanto si había respuesta como si no, trataría de abrirla para entrar al interior.

Tú y tu gata digital se acercan a susodicha vivienda en mitad del bosque, y en el momento que decides tocar la puerta, esta se abre sin más, como si tuviera un mecanismo para abrirse automáticamente. Desde la posición en la que te encuentras no puedes divisar nada de lo que hay en el interior de la casa, pues todo está demasiado oscuro, incluso parece como si estuviera abandonada. ¿Qué dices? ¿Entraras a echar una "miradita? O ¿Simplemente te llenaras de miedo y seguirás caminando hasta hallar uno que otro camino o gasolinera? La decisión es tuya, tú eres quien toma la última decisión...

La humana simplemente traspasó el umbral de la puerta completamente confiada, sin que el que se hubiese abierto sola le hubiese causado ninguna sospecha. Sin embargo, la felina abrió los ojos y se hubiese puesto pálida de no ser su pelaje ya de color blanco. Eso no había sido para nada normal ¿y si había mostruos?

- Woooo, los que vivan aquí deben odiar a la humanidad, pero tienen un buen sistema de apertura de puertas automatico. Eso me gusta.

- Jul, ¿tú te sigues acordando que hemos venido a ver esto porque la gente ha desaparecido en el bosque?- la cara de "¿y qué me cuentas?" de la humana le dio la respuesta a la digimon-. ¡¿Y si hay algo raro aquí?! Seguro que nos van a comer - nyaaaa~ - lloriqueó un poco.

- ¡Mariconadas! Y yo he venido porque no tenía nada mejor que hacer hasta que arreglaran el bus. Que estos le dan demasiado al whisky y luego no se acuerdan ni de donde viven, así que, no hay que fiarse de lo que digan. Que luego seguro que se encuentran con los desaparecidos al girar la esquina- la albina le restó importancia moviendo una mano.

Con pasos tranquilos, Julchen comenzó a investigar el interior de la casa, mientras que la gata aún lloriqueaba sobre lo horrible que sería ser masticada.

En el momento que la humana y su Digimon acompañante cruzaron la puerta, esta se cerró de golpe tras de ellas. Segundos después, las velas de los candelabros colgantes comenzaron a encenderse, una por una, iluminando la casa y poder ver con mayor claridad por donde pisas. ¿No te da curiosidad saber cómo una casa tan vieja tiene ese sistema automático de abrir la puerta por si sola, al igual que las velas? De seguro que sí te da curiosidad, es decir, todos los humanos son bastante curiosos, ¿o no? ¿Por qué tú, o tu gata no lo serían? Luego de que los candelabros comenzaran a iluminar en interior de la casa, la chimenea comienza a arder. Tal vez te quieras acercar un poco para... Entrar en calor, de seguro que te estas muriendo de frío...

Tanto tú como Gatomon pueden oír el rechinar de la casa, está tan vieja que se puede escuchar como la madera cruja al pisar, incluso pareciera que se fuera a caer en cualquier momento. Es cierto, ¿qué tal si das un mal paso, y terminas derrumbando la casa sobre ustedes? Es una posibilidad, así que caminad con cuidado...

La albina silbó más que impresionada por el sistema automático que tenía la casa y eso que parecía una maldita ruina por fuera. Aunque, bueno, por dentro tampoco es que mejorase demasiado, seguía pareciendo bastante costrosa. La albina miró en una esquina de la casa mirando una gigantesca telaraña, de esas que parecía sacadas de una película cutre de miedo.

- Puaaaaf, que guarros son los de aquí... Casi me dan ganas de ponerme a limpiar la casa- y eso era cierto, no por nada casi parecía tener una cierta obsesión por el orden y la limpieza, cosas de ser alemana, seguramente-. En fin, mejor no decir nada, seguro que luego si se lo dices, se cabrean contigo y te dicen que es lo más inn del momento. Porque sospecho que la casa esta es de algún fan de las cruces invertidas.

Y mientras que la humana ignoraba cualquier detalle que podría ser escabroso o extraño, la gata continuaba temblando como un flan. No por nada era bastante miedica con las cosas que podían considerarse sobrenaturales, y eso que ella era un ser salido de otro mundo. Con las zarpas se tapó los ojos no queriendo ver nada más que hiciera que todo su cuerpo temblara sin control. Pero finalmente cayó ante la tentación de mirar entre las rendijas que dejaban sus uñas.

La albina ignorando el hecho de que la chimenea también estuviese encendida -casualmente lo había hecho cuando miraba la telaraña- entró en la sala mirando en busca del habitante del lugar. Las cálidas llamas del hogar la hicieron suponer que tenía que haber alguna persona habitando ahí, así que, sonrió de manera confiada. ¿Habría que jugar al escondite con el propietario del lugar? Obviamente ya debía estar avisado de su llegado, porque había permitido que la puerta se abriese sola.

- ¡Hola! - la humana gritó a pleno pulmón-. Ya sé que tiene que haber alguien por ahí, sal que no tengo todo el día. No quiero ser descortés, pero no tengo tiempo para jueguitos tontos, así que, si podemos irnos cuanto antes mejor - la albina continuó gritando, esperando a que alguien saliera de donde fuera, suponía que debía haber cámaras por toda la casa.

La gata mientras apretó las garras hasta el punto de hacer desaparecer lo que tenía delante de los ojos. No quería saber nada más, seguro que tras los gritos de su compañera algo malo iba a pasar.

¿La chica había cometido un grave error al gritar? Tal vez si, tal vez no… Quien sabe, es decir, ¿Qué podría pasarle en una casa a mitad del bosque? Segundos después de que la albina terminada de hablar, los candelabros se apagaron de golpe y la única luz que había era la que emanaba de la chimenea. De segur estaban jugando contigo, ¿cierto? O tal vez eso es lo que quieren que creas…

Poco después, puedes oír el crujir de las viejas escaleras, como si alguien estuviera descendiendo por estas, tú ni Gatomon pueden ver que o quien es, lo único que pueden es oír que desciende a pasos lentos. De repente el crujido de las escaleras seso, ya no se oía nada, absolutamente nada, la chimenea se apaga, y acto seguido puedes sentir como tu hombro es rozado por algo, una presencia. Antes de que pudieras reaccionar puedes oír los gritos ahogados de tu Digimon, segundos después toda la casa vuelve a iluminarse, pero no solo eso, sino que ahora una inocente anciana se encuentra sentada frente a ti, y que al parecer está bebiendo una taza de té.

—Saludos, jovencita. Sé bienvenida a mi dulce morada. —Te mostró una sonrisa, antes de darle un ligero sorbo a su té. —Pero que maleducada soy, ¿quieres un poco de té? —Sin esperar respuesta por parte tuya, esta comienza a servirte una taza de té. Realmente parecía una anciana muy buena, pero, ¿será bueno confiar en ella? De seguro no confiaras en ella a la primera por la manera en la que apareció allí sentada, o por el simple hecho de que Gatomon había desparecido sin dejar rastro alguno.

Anciana:

La humana bufó molesta al verse rodeada de pronto por la oscuridad, no le tenía miedo alguno, así que, no se sobresaltó, pero sí que la resultaba sumamente molesto: No podía ver.

- Y es por esto que aunque tengas unos sistemas novedosos de la leche si vives como un puto ermitaño, las cosas se joden siempre - suspiró hastiada, aunque sabiéndose con la verdad de lo dicho.

El crujir de las escaleras hizo que la albina mirara hacia atrás, pero solo había sombras así que, tampoco es que pudiese ver nada. Y con la gata hecha una bola temblorosa en sus hombros, cosa que no hacía más que molestar a Julchen. A ver, siendo un puñetero digimon, ¿cómo se podía tener tanto miedo? Había que ser idiota...
Dos segundos después el sonido dejó de escucharse, pero la casa pasó a estar en una completa oscuridad. La alemana chasqueó la lengua molesta, cruzándose de brazos y bufando cuando sintió que algo la rozaba, pero tampoco le dio más importancia, como ya sabía, la cola de la gata se agitaba mucho cuando estaba alterada, y ahora que estaba que se cagaba encima, era lo más normal.

Las luces volvieron, mostrandole que frente a ella se encontraba una ancianita sentada en una mesita, una de esas redondas y pequeñas típicas de las casas inglesas para tomar el té. La albina cerró los ojos, contó hasta diez y sonrió con una extremada suavidad en sus afilados rasgos.

- Quizás antes que el té, debería ofrecer asiento. Viviendo donde vive, seguro que las visitas se encuentran bastante cansadas - replicó con una voz sumamente calmada. A pesar de lo dicho, no tomo asiento alguno, sino que se quedó de pie, observando con calma como la anciana le servía una taza, la cual tomo entre sus manos con delicadeza, pero no la acercó a su boca, simplemente parecía calentarse las manos con ella-. Muy amable por su parte - cerró los ojos y dejó salir el aire de sus pulmones-. Aunque antes de que mantengamos una conversación cordial, me gustaría preguntarla algo...

Con una agilidad superior a la de un humano medio, la albina le lanzó el contenido de la taza a la señora a la cara, para posteriormente sostenerla con fuerza contra la silla, inmovilizándola; no por nada desde que tenía cinco años había recibido una educación que se podría considerar militar. Los ojos rubí llameaban en furia y rabia, prometiendo cubrir la casa de su color si no obtenían la respuesta correcta.

- ¿Dónde está la gata que me acompañaba? Créame que golpear ancianas no es una de mis aficiones, pero no me dejará más remedio si no contesta- amenazó hablando entre dientes, porque sí, ella nunca advertía, directamente amenazaba.

Vaya carácter, ¿eh? ¿Arrojar el té en la cara a esa pobre e inocente anciana? Si que eres una niña bastante maleducada, se ve que en tu casa no te enseñaron modales... Pero no te preocupes, aquella anciana está ahí para educarte como es debido. En el momento que sujetas a la anciana, está toma tus muñecas con una enorme fuerza, a pesar de ser una vieja arrugada, tenia gran fuerza, ¿eh? Acto seguido, la anciana dibuja una sonrisa bastante sádica en su rostro, la cual era tan gran como la del gato Cheshire. Pero eso no era todo, pues puedes sentir algo en tus muñecas, como si estas estuvieran siendo quemadas, ¿adivina qué? Eso es lo que les esta pasando. La anciana había comenzado a desprender un aura negra, dicha aura tenia un parecido al Digisoul, pero, ¿acaso era ella uno de los Digielegidos? Tal vez sí, tal vez no, ¿quien sabe? Hay muchas sorpresas en este mundo.

La viejita retorció un poco tus muñecas, antes de incrementar su aura negra, ocasionando una "explosión" y mandarte a volar y hacerte chocar contra la ventana. Si todo lo mencionado anteriormente daba éxito, al momento de que salieras despedida por la ventana, podrás ver que los arboles han quedado completamente sin hojas, el camino por el cual has venido ha desaparecido, y la noche comienza a reinar en ese sombrío bosque. La anciana da un salto, perforando el techo, y acto seguido desprende unas enormes alas, tanto la ropa como la piel de la anciana comienzan a caerse, dejando ver lo que había realmente bajo todas esas arrugas: A Demon. Dicho Digimon se encuentra aleteando aun en el aire, esperando que te reincorpores y pelees contra él.



Por otro lado, Gatomon se encuentra colgado de cabeza, su argolla mágico no estaba. ¿Acaso la persona que lo había raptado sabia algo sobre la magia de esa argolla? Si se la habían quitado, no podría significar otra cosa, ¿o sí? La pobre Gatomon se encontraba colgando sobre un caldero, el cual contenía una especie de liquido verdoso, las llamas que se encontraban ardiendo bajo el caldero eran de un color azul. Esto no podría significar otra cosa: Brujas. Se trataba de una que otra bruja, ¿no? Porque si había un caldero, entonces había una bruja.

Una risa, de esas que te ponen los pelos de punta, surge desde la oscuridad y, acto seguido, una mujer, bella mujer, sale del mismo lugar de donde había provenido la risa. De seguro Gatomon la reconocerá al momento de verla, ¿no? No podía ser nada más y nada menos que... Lilithmon, ¿qué hacia Lilithmon en ese lugar? ¿Acaso ella era la causante de esas desapariciones? Si así era, ¿cual era la razón de hacer tal cosa? De seguro tendrás muchas preguntas que hacer, ¿no, Gatomon? No te preocupes, tal vez ella se disponga a responderte, o lo que le venga en gana responder.


Off: Puedes narrar tanto tu situación como la de Gatomon.

La sorpresa amplió durante unos segundos los ojos rubí de la albina, dejándola completamente a merced de lo que iba a pasar durante los siguientes segundos. Un suave quejido salió de sus labios cuando sus muñecas comenzaron a arder, pero solo fue algo inicial, después frunció el ceño y puso una de sus mejores caras de odio. ¿Cómo osaba a atreverse a hacer hervir su hermosa y perfecta piel? Eso iba a tener consecuencias para esa maldita vieja decrépita.

La albina sintió de repente calor por la parte delantera de su cuerpo, pero que se vio opacado cuando sintió que algo se quebraba a su espalda y finalmente aterrizaba sobre el suelo con un golpe sordo. Algunos cristales se habían incrustado en su espalda, causándole heridas sangrantes, pero no, eso no era un problema. Se levanto mostrando la sonrisa de cualquier animal depredador, llámese tiburón, lobo o león. No se iba a amilanar ante un reto de ese tipo, iba a darle una paliza a ese maldito digimon que acababa de volver frente a ella. Porque era una Beilschmith y antes morir que rendirse. Esa era su voluntad, podía considerarse instantánea, pero era tan temible como un incendio gigantesco. Y al igual que las llamas su cuerpo quedó cubierto por una masa densa de color azulado: Su digisoul.

- Vamos, ven~ - alzó una mano y le hizo un gesto al demonio que se acercara-. Pero luego no quiero que llores cuando te arranque las alas- terminó riendo como si fuese una loca, pero ¿acaso no demostraba que lo estaba?

Gatomon abrió los ojos y comenzó a mirar a su alrededor, parpadeando mucho sin entender dónde se encontraba. Todo lo que había visto antes le parecía un sueño, pero supuso que aunque fuese muy bizarro no lo era, ya que se encontraba encadenada al techo sobre un caldero con un potingue verde -que seguro que no le salia del pelaje- y comenzaba a sentirse extremadamente desinhibida. Cosa que solo podía ocurrir cuando perdía su anillo sagrado. Una ligera sonrisa apareció en su rostro ante esta situación ¿acaso pensaban que la iban a debilitar solo por eso? Craso error.

Sus orejas se movieron cuando sintieron el movimiento y sus ojos felinos se estrecharon al ver aparecer a lo que ella en su mente solía llamar la puta del mundo digital. No era una sorpresa que una Ophanimon odiaba a Lilithmon por ser una versión corrompido y muy asquerosa de sí misma.

La gata de la cola fustigó el aire con molestia, pero se forzó a sí misma por mantener un tono neutral. De nada le iba a servir ponerse a insultar a su "anfitriona" aunque todos los datos de su cuerpo le gritasen que lo hiciese.

- Vaya, parece que por fin apareces. No es de buena educación dejar a tus invitados solos- comentó con algo de sorna la gata-. Aunque peores modales muestras cuando robas, ¿te importaría devolverme mi anillo sagrado? Creo que sería lo más conveniente para las dos. Pero sabes, tampoco creo que haga mucha falta, me resultará mucho más divertido todo esto si no lo llevo puesto- la gata ronroneó cuando pensó qué es lo que pasaría al quitarse el único limitador de su extremo odio a todos los demonios digitales...

—Eres muy bocazas para ser una simple humana. —Dijo el Digimon alado mirando a la albina con indiferencia. Este no podía entender porque siempre los humanos se creían fuertes con solo escupir estúpidas palabras sin sentido, ¿Qué acaso no quería abrir ya los ojos? ¿Todo esto era por su absurdo orgullo? ¿Orgullo…? Demon ríe entre dientes de solo pensar cuán idiotas podían llegar a ser los seres humanos. Sin más dilación, el Digimon alado agito fuertemente sus alas y descendió girando en su propio eje, formando un taladro con su cuerpo, en dirección a donde se encontraba esa albina, con la intención de perforar su delicado cuerpo.


Lilithmon escucho las palabras que salieron de la boca de la Gatomon y no pudo evitar reír. Esa gata peluda sí que le gustaba decir idioteces. ¿Acaso no veía en la situación en la que se encontraba? Parece que a Lilithmon le toco la mejor parte, ¿cierto? Sí, porque siempre había querido enfrentarse a la zorra de Ophanimon, para arrancar sus alas y tenerlas como adorno en su escondite.

—¿Acaso no lo ves? Sin la ayuda de esa puta humana, no podrás Digievolucionar… Eso ganas por unirte a los humanos, tan solo eres una apestosa gata indefensa…—Al terminar de hablar, esta saco la argolla mágica de Gatomon, realmente no era un objeto que le llamara la atención, pero parecía que aquel objeto era muy importante para esa gata, ¿o no? La Digimon Demonio miro por unos segundos, antes de que una sonrisa sádica se dibujara en su rostro. —Si quieres tu argolla de regreso, tendrás que venir por ella. —Río cual bruja y volvió a sumergirse en la oscuridad hasta que su figura no se notó más. Segundos después de que Lilithmon se fuera, la soga que te tiene atada, se rompe haciendo que vayas directo al caldero. Sera mejor que pienses rápido, no sabes que pueda ser ese contenido verdoso, ni mucho menos que te puede ocasionar…