Una aventura por la ciudad [Monterrey][NorteAmérica]

Desde hace ya horas que había salido de mi casa, la ciudad se encontraba un poco desolada, el ambiente era tenso y el clima no ayudaba mucho, tantas horas caminando ya empezaban a cansar, a lo lejos se notaba una pequeña plaza, estaba demasiado cuidada para estar abandonada, las señale de vida humana empezaban a incrementarse por cada paso que daba adentrandome en aquella plaza, pues, el basurero se encontraba lleno, pero, sin señales de insectos. Lo único que quería era no volver a mi casa, tenía muchos recuerdos malo en ese lugar, tras de mi se encontraba Puttimon, esa extraña criatura con alas que apareció aquel día en mi habitación, desde entonces no había dejado de seguirme, realmente tenía curiosidad, mi ciudad era una de las más tranquilas, casi nada pasaba por ella, solo los viajeros que tenían que atravesar para viajar al vecino país del norte. - Mitsuki - dijo aquella extraña criatura, me miro con una mirada de angustía y temor, nunca lo había visto así, al menos no mientras estabamos en casa.

Intente cargarlo, pero se movía tan bruscamente que se soltaba, él seguía apuntando su mirada hacía la misma dirección, la plaza era tan grande que no se podía ver realmente donde terminaba ni que lugar había en esa dirección, subi a un árbol para tratar de ver, y solo podía ver un pequeño letrero en el paso peatonal, el letrero decía ... - Res.... ¿Restaurante? - ¿Encerio Puttimon tenía hambre? Bueno, era algo de esperarse, no habíamos comido desde las siete u ocho de la mañana y estaban a punto de dar las cuatro de la tarde.

Nada como volver al hogar, bueno a aquel lugar en el que he pasado una parte de mi infancia. Mi padre tenía que volver a Monterrey a recoger unas cuantas cosas del despacho de unas de las Universidades en las que da clases cuando las excavaciones le dejan. Todavía no me he acostumbrado al regreso al Mundo Real, tampoco a tener que estar escondiendo a Gabumon casi todo el tiempo, hasta de mi padre. Si me quedo un minuto más en esta habitación voy a estallar. Miles de papeles desbordan mi papelera. Los productores musicales han estado bombardeando a mi padre con nuevas ofertas para que firme un contrato con ellos. Si supiesen lo poco que me importa ahora eso...

Tomo los cascos de música y una chaqueta negra con la que cubro mi cabeza con la capucha. Echo a caminar cuando me doy cuenta de que Gabumon me está siguiendo. Él tiene que estar tan aburrido como yo, tenemos que encontrar la manera de volver al Mundo Digital. Tenemos demasiados objetivos importantes que realizar y debemos buscar la manera de regresar cuanto antes. Nunca me había sabido a tan poco el Mundo Real. Le doy unas gafas de sol a Gabumon y le visto con un jersey que cubre por completo todo su cuerpo a excepción de su cuerno que rompe su capucha.En fin si alguien nos pregunta tendré que decir que a mi hermano le gusta ponerse partes de Halloween. Abro el armario para tomar otros cascos y colocárselos en las orejas.

Caminamos sin rumbo determinado, diferentes escaparates llaman la atención de Gabumon. Es normal nunca antes había estado por aquí y con mi padre es difícil acostumbrarse, viaja demasiado de un lugar a otro. Por suerte, no han empezado las clases. Llevármelo al internado sería complicado... o bueno, no tanto. Siempre han podido entrarme ganas repentinas por coleccionar peluches. De hecho, lo convertiré en un nuevo hobbie. Entro en varias tiendas y compro peluches, me cuelgo uno del hombro, otro del bolso y medio escondo un último en un bolsillo. Se dice que los artistas tienen extraños caprichos ¿no? A partir de hoy seré la loca de los peluches.

Las compras siempre hace que a uno le entre hambre aunque no son mis tripas las que rugen con más fuerza. Nos encaminamos hacia un restaurante, no creo que a mi padre le importe que comamos separados.Además, tontamente se nos había hecho tarde. Entramos y le hago un gesto a Gabumon para que se siente en una de las mesas del fondo. Coloco otros peluches en las sillas de al lado y llamo al camarero.

Para mí, una hamburguesa. Para Miguelón-Señalo al peluche con forma de elefante de mi izquierda.-un poco de ensalada, para Mannon-señalo a un peluche morado con forma de pingüino-un helado de chocolate y para Gabumon un trozo de tarta de limón.

El camarero me observa con la ceja levantada y expresión como si estuviese queriendo hacerle perder el tiempo. Resoplo sonoramente mientras entorno los ojos con enojo.

Te has quedado sin propina, ahora traéme lo que te he pedido si no quieres que llame al encargado. Rapidito ¿vale?

A veces una amenaza puede ahorrar demasiadas explicaciones que no debería conocer... Veo cómo se da la vuelta, parece que ha captado el mensaje. Eso era todo lo que pretendía.

Empezamos a caminar hacía el restaurante, pero Puttimon salto de mis brazos y se adelantó demasiado gracías a su gran velocidad, cerca del restaurante empezaba a llegar más gente, no era de extrañarse, pues era uno de los restaurantes más famosos de la ciudad, y esta parte de la ciudad no era tan desierta, al menos, seguía intacta. Al acercarse, la primera reacción de Puttimon fue asustarse y volver hacía mis brazos, realmente, era la primera vez que él había salido de mi habitación, y jamás había visto gente más que mi familia, que creían que era un muñeco robot de esos que venden los japoneses.

Entramos al restaurante con todos los animos del mundo, al fin podíamos comer algo en condiciones y no comprados en una tienda de 24/7, al entrar trate de buscar una mesa libre, pero, era difícil, el mesero nos trataba de ayudar, y al final terminó por rendirse y nos mencionó: "La última mesa se la llevó una chica con muñecos"; -¿Muñecos? ¿Quién trae muñecos a un restaurante?- Dije en voz alta sin querer, y el mesero me miró fijamente, al volver en mí, reaccione y no sabía que decír más que una pequeña mentira - Esto... Esto es un... ¡Una mascota electronica! - Trate de evadir alguna otra pregunta y mire hacía otro lado, justo hacía donde mire, se encontraba esa extraña chica, era mi única esperanza de comer en este lugar, así que, me acerque a ella y gentilmente le pregunte - ¿Me puedo sentar contigo? - .

Cuando termine de formular la pregunta, Puttimon se alertó y salto mis brazos a una barra continua - ¡Digimon! - dijó con una extraña voz de asombro, los clientes observaron a Puttimon asustados. No sabía que hacer, conocía muy bien a la gente, cualquier cosa extraña o anormal la atacaban, no tenía miedo por Puttimon, pues el podría cuidarse solo, pero, la gente no tenía "Poderes" para defenderse.

Había decidido tomar unas ligeras vacaciones después de haber terminado todo el papeleo que tenía ultimamente en la preparatoria y así visitar a su tio, que por la última carta que había recibido de él se había mudado temporalmente a Monterrey.
Las horas de avión, coche y demás medios de trasporte desde Japón hasta su lugar de destino la habían dejado exausta, tanto a ella como a Impmon, que viajaba como "Su Hermano Menor" ataviado con una cazadora vaquera negra, un gorro para ocultar sus orejas, así como camiseta pantalones y unas deportivas, junto con un pañelo para tapar su cara y gafas de sol...
Cuando llegamos a Monterrey, las señoras del lugar no paraban de preguntarnos por que iba tan tapado con el calor que hacía en el lugar...
- Es Albino - Era mi respuesta.
Ellas sólo ponían mala cara y se alejaban murmurando por mi apariencia y la "enfermedad" del "niño"
Caminamos durante un rato hasta que como no, Impmon, decidió que lo bueno en aquellos momentos era que su estomago comenzara a rugir...
La verdad es que el mio no se quedaba atrás...
- No creo que a tu tío le importe que tomemos un tentempié antes de llegar a su casa... ¿A que no?
- Etto... -Dudé- La verdad es que también tengo hambre...
Miré a mi alrededor en busca de algún restaurante... y ¡Bingo! uno justo unos 500m más adelante de donde nos encontrabamos...
Entramos y me coloqué en la barra.
- Me pone dos Sodas, así como dos hamburguesas de pollo y patatas por favor.
El camarero nos miró, primero a mi, y despues a mi compañero...
- Hoy es el día de los raritos...
- ¿A qué se refiere?
El simplemente se dedicó a señalarnos una mesa... donde había lo que parecian varios peluches... dos jovencitas y otro ser...
-¿Digimons?
- Eso parece... vamos a cotillear un poco Impmon.
Tomamos nuestras ordenes y nos dirigimos a la mesa donde se encontraba tan peculiar grupo

La velada estaba se siendo perfecta. Entre Gabumon y yo cambiábamos astutamente los platos vacíos por aquellos que les habían colocado a los peluches. Ahora ya sé porqué tiene tan buena reputación este sitio, además el servicio es bastante rápido. A Gabumon también parece gustarle los postres que sirven. De repente, al levantar la vista veo a una muchacha que tendrá mi edad que está de pie con un muñeco entre sus brazos. Genial estamos atrayendo a todos los trastornados de la zona. Pero seria muy hipócrita por mi parte mostrarme reacia cuando hasta ahora era la chiflada del lugar. La miro a ella y después a su peluche con una sonrisa de oreja a oreja. Pero entonces su peluche salta y grita una palabra que me deja sin reacción por unos segundos. ¿De verdad un encuentro así podía darse? Miro con rapidez a Gabumon para que actúe, éste alza sus brazos hacia el frente como si buscase un abrazo. Recojo a Miguelon y a Mannon y los coloco tal y como los llevaba antes.

¡Digimon! ¡Digimon!-grita hacia su Puttimon.

Vaya parece que se han sincronizado, tienen unos sensores muy sensibles.-comento en un tono medio con completa naturalidad.-Podéis tomar asiento con nosotros.

Me inquieta ver a otro digimon en el mundo real, pero es muy chiquitin y parece estar bien vigilado. El restaurante no parece prestar especial atención a nosotras por lo que podremos charlar sin ser molestadas o escuchadas. Cuando estoy acostumbrándome a la idea de que voy a estar acompañada por una chica y su digimon aparece otra muchacha con un niño. Miro de reojo a Gabumon el cual me hace una seña con la cabeza para indicarme que se trata de otro Digimon. Me he estado quedando en casa porque pensaba que pasear con Gabumon iba a ser raro pero al parecer esta ciudad está más habitada por digimons de lo que habría creído. Levanto la mano para que venga el camarero y le pido una botella de ron. Ya se me ocurrirá el motivo para celebrar.

Hacía tiempo que no comíamos tan acompañados ¿verdad Gabumon? Yo soy Ada y ¿como se llaman todos nuestros recién llegados?-me llevo las manos a la cabeza mientras sonrío con picardía.

La situación se empezaba a volver más extraña cada vez, mientras regañaba con la mirada a Puttimon por el grito que dio, por suerte, los demás comensales no se percataron de ello, justo después de Puttimon, uno de sus "Muñecos" se alertó de nuestra llegada. Al poco tiempo, otra persona más hizó acto de presencia, tome a Puttimon como si fuera un muñeco y me senté alado de la primera chica de forma rápida sonriendo para evitar preguntas.
Mire a la chica y la vi tratando de presentarse, así que, para no ser descortes, sonrei y le respondí - Mi nombre es Mitsuki, un gusto conocerte -

Con movimientos naturales y nada bruscos trate de ocultar mi dispositivo digital de ambas chicas, no sabía como usarlo, pero, cuando conoci a Puttimon, una extraña carta estaba brillando, mientras tomaba mi digivice y la carta me puse a recordar, esta vez, ya no brillaban, era extraño, tal vez, ya no servía.

Por alguna extraña razón, sentía que el mundo que conocía estaba a punto de desaparecer, cerre los ojos un segundo, pero, la voz de Puttimon hizó que volviera en mi "¡Devimon!" dijo mi pequeño digimon, no estaba segura de que estaba hablando, solamente estaba apuntando hacía la nueva chica, con un tipo vestido para condiciones de invierno raras en esta epoca del año donde el clima supera los 30 grados Centigrados. Puttimon se atemorizó tanto que se veía más palido de lo normal, me levante lentamente de la silla y me coloque a un costado de la chica del Gabumon.

Me senté en la mesa con las dos chicas y sus digimon. Sonreí divertida.
La verdad, no esperaba encontrarme tamers ni digimon en mi viaje de vacaciones a ver a mi tío, lo que realmente, me había agradado pues era algo inusual... y por lo tanto prometedoramente divertido.
- Soy Alexa - Dije cordialmente.
- Yo soy Impmon - Dijo mi compañero mientras se quitaba las gafas y el gorro de su cabeza. Justo cuando llegaba el hombre con una botella de Ron, mirando extrañado- ¿¡Qué es que nunca has visto un niño disfrazado para una fiesta de disfraces o simplemente es que eres idiota?!
Suspiré... mientras el camarero se iba avergonzado... a veces era imposible lidiar con mi digimon... era demasiado impulsivo, gritón y en ocasiones maleducado.
- Bueno, ¿Ya no? -Le dije haciendo que me mirara divertido para después dirigir su mirada a los otros dos digimon.
- ¿Y vosotros que hacéis aquí? Es extraño encontrarse con otros digimon aquí...- Miró al putttimon, que parecía tremendamente asustado... - Sabes, pequeño, no muerdo ni nada por el estilo, para que me tengas tanto miedo...
- Para que mentir... tienes pinta de claramente de un diablillo Impmon... eres todo lo que daría miedo a un angelito... -Reí.- No tengas miedo, y el resto tampoco... pese a sus pintas es... bastante majo... aun que se suele enfadar con facilidad...
- ¿De quién habré aprendido?
- Por cierto... ¿Tenéis edad para beber?
Tomé la botella y los vasos que había traido el camarero y comencé a abrirla.
No negaría que el ron no era mi bebida preferida, si me daban a elegir, tomaría Sake, cerveza o incluso Whisky, pero no ron como primera opción. Pero después de un largo viaje poco me importaba la verdad.
Miré a las chicas... eran unas crias la verdad, pero algo me decía que eran mucho más de lo que se veía a simple vista... Miré a Mitsuki.
- ¿Eres novata verdad? - En cierto modo me recordaba a aquellos dos niños que me encontré en la villa de los comienzos tiempo atrás.

Las dos muchachas se presentaron y Misuki decidió sentarse a mi lado. Parecía atemorizada, teniendo en cuenta la reacción de Impmon hacia el camarero y de su Puttimon supondré que pueda estar justificado. Poco después observo en silencio cómo Alexa toma la botella de ron y la sirve en las copas. Le echo una mirada a Gabumon el cual parece haberse dedicado a observar la reacción de ambos digimons al encontrarse. Seguro que después me cuenta alguna teoría curiosa que ha establecido sobre esto cuando estemos en casa. Retiro los platos vacíos y los amontono para que el camarero se pase a recogerlos cuando quiera. Apoyo ambos codos en la mesa y deposito mi cabeza sobre la palma de mis manos con una sonrisa maliciosa.

Mi casa es la tierra de la libertad, pocas cosas hay prohibidas… pero si nos ponemos quisquillosos entonces puede que esté violando alguna ley. No me parece serio tener que brindar con zumo.-Desvío la mirada dejando que mi rostro exprese una mueca divertida.

A Gabumon no le hace gracia, no me hace falta mirarle, lo sé. Pero es posible que nos hayamos metido en algún lío. He estado viajando por tantos lugares que me resulta imposible recordar las leyes que tienen cada uno de ellos. A fin de cuentas beber no deja de ser un hábito cultural; aquí está bien visto, aquí no. Y si no que les pregunten a los habitantes de Alaska o Rusia si el alcohol es malo para el cuerpo….

Nosotros estábamos muy aburridos en casa, deseando volver…-dejo las palabras en el aire no veo la necesidad de completar la frase para que entiendan a lo que me refiero.-No tenía ni idea de que en el mundo real había tantos digimons ocultos entre nosotros. A partir de ahora me fijaré más. ¿Venís por aquí a menudo?

La situación cada vez se tornaba más y más extraña y la reacción de Puttimon no ayudaba mucho, era preferible quedarme callada y que todo pase, aun que las acciones de las chicas eran divertidas - La verdad es que, desde que conocí a Puttimon no había salido de mi ciudad, como a unas cinco o seis horas de aqui a pie - Dije suspirando  mientras recordaba todo lo que había vivido. El digivice de mi bolsillo parecía estar vibrando, como si intentara avisarme de algo, al sacarlo un pequeño radar holografico se abrio, algo  alguien estaba cerca, pero no quise advertir a las chicas, y seguí como si nada hubiese pasado.
- Los digimon siempre han vivido en este mundo desde aquel día - Dijo Puttimon, con un tono de cientifico. Por mi parte yo no sabía nada de los digimon, solo que habían aparecido en este mundo hacía un par de años. pero, nada más que eso.
- ¿Conoces el mundo donde provienen ellos? - Dije en tono de duda y mire a ambas chicas - Sería interesante ir -

Mi mirada se vuelve hacia Mitsuki, lo cierto es que no entiendo mucho acerca del Mundo Digital. Las veces que he entrado siempre me ha absorbido mientras estaba durmiendo por lo que desconozco como poder regresar por voluntad propia. Me encantaría descubrir una forma de poder hacerlo, de hecho no estaría aquí si eso fuese posible. Cada vez que estoy aquí el violín se convierte en una práctica obligatoria, aunque he visto que en los últimos meses el número de visitas a mis videos en la red ha crecido bastante. Debería plantearme hacer un concierto dentro de poco. Pero prefiero mil veces las caritas que se les quedan a los Digimons cuando me escuchan tocar y bailar para ellos.

Me encantaría encontrar una forma de ir al Mundo Digital. He estado en dos ocasiones, las dos fueron de forma involuntaria. Pero al menos esta vez, Gabumon y yo estamos en el mismo mundo. –Dirijo una mirada sincera y cariñosa hacia mi digimon.-En aquel mundo hay demasiadas cosas que hacer… demasiadas… Pero sí, entiendo que queráis ir y que quizás especialmente Puttimon lo eche de menos.-Me quedo pensativa unos segundos sin saber muy bien qué más aportar a la conversación hasta que de repente…algo viene a mi mente. Sonrío a medias, la verdad es que hasta ahora esto era un misterio para mí. Tengo una forma perfecta de conectar con el Mundo Digital pero no es suficiente. Si solo ellas pudieran aportarme algún dato más para conectar y que se me esté escapando. Podría funcionar.-Es posible que se me haya ocurrido algo… pero me falta algo más.      

- Yo nunca eh estado en este lugar, pero supongo que esto tendrá algo que ver - Mostere mi digivice, parecía ser diferente a la de cualquier otro humano que contara con un digimon, tal vez, tendríamos razones o destinos diferentes. - Cuando conocí a Puttimon estaba probando un antiguo juego de cartas - Tome una de mis cartas y cuando estaba a punto de deslizarla el digivice parpadeo en la dirección de los baños, parecía querernos decir algo, me levante de donde estaba y segui aquella extraña luz, aun que, al final, quise esperar a Ada, pues ella fue la que había tenido la duda, y honestamente, tenía un poco de miedo de entrar.

Observo con curiosidad cómo Mitsuki saca su Digivice y lo deja en la mesa, pero no solo eso sino que también saca una carta. Parpadeo perpleja muy intrigada por lo que está haciendo. Es como si las cartas estuviesen conectadas con su Digivice...o igual me estaban engañando los ojos. Cuando veo que se está dirigiendo hacia el baño decido levantarme para seguirla y le hago un gesto a Gabumon para que me siga. En cambio dejo en la mesa a Miguelón y a Mannon, ya volveré a buscarles luego.

Tengo un extraño presentimiento y algo me dice que tu idea es mucho mejor que la mía.-Mi sonrisa se estira emocionada. -No te preocupes, mientras haya alguien en la mesa no creo que llame demasiado la atención si desaparecemos unos instantes.-Me despido de los comensales con la mano.

Al entrar al baño no veía a nadie y lo peor de todo es que no se podía ver más que el pasillo, pues el resto de este estaba cubierto por una extraña neblina, camine con cuidado para no tropesar con algun objeto y mire a Ada - Algo extraño ocurre aqui... - Era muy extraño que en esta ciudad exista la neblina y mucho menos dentro de un establecimiento, era algo ilogico.

En una esquina del baño se encontraba una extraña luz, parecían datos, esto era fácil de reconocer pues había visto muchas series de videojuegos donde las personas quedaban atrapadas en estos. Puttimon se acercó y parte de su brazo empezó a desaparecer, rápidamente lo tome en brazos y nos alejamos un poco.

He estado en muchos baños pero ninguno desprendía la neblina que tenía éste. Es como si fuese a salir un monstruo en cualquier momento. Estiro el brazo para tantear donde está la pared y poder guiarme un poco mejor. De repente puedo escuchar la voz de Mitsuki aunque difícilmente puedo verla.

Deberíamos tener cuidado, esto no me parece seguro...-Pero al poco de decir esto, es cuando veo que Mitsuki por delante de mí se ha adelanto hacia uno de los rincones.

Una extraña luz emergía de una de sus esquinas, aunque no se asemeja a nada que haya podido conocer. Está borroso es como si fuesen...¿bits? ¿datos? ¡¡¡¿¿Eso es un portal??!! Puttimon al acercarse parece ser absorbido lentamente a lo que rápidamente Mituski decide alejarle.

¿Eso lo has hecho tú?-Parpadeo con asombro a la par que lentamente nos acercamos donde están ellos. -¡¡Es increíble!! Y no tiene nada que ver con lo que había pensado... ¿O quizás...?

Salgo por donde he venido y cuanto veo el exterior corro hacia la mesa que estábamos comiendo para recoger el violín, vuelvo corriendo hasta la puerta del baño. Cuando me encuentro con la niebla me ayudo de nuevo con la pared. Comienzo a tocar la melodía que le compuse a Gabumon cuando nos vimos por primera vez... la fuerza del portal se hace más latente... nos está arrastrando... ¿El violín no sirve para crear pero sí consigue amplificar lo que ya está?

Comienzo a desaparecer junto a Gabumon... supongo que a Mitsuki le pasará lo mismo...

El portal se estaba haciendo cada vez más grande, hasta llegar el punto a que poco a poco nos absorvio digitalizando nuestro cuerpo, pero algo extraño estaba ocurriendo, ya no lograba ver a Ada, tras cruzar ese portal nos habíamos separado, algo malo estaba ocurriendo, para cuando logre reaccionar, me encontraba flotando sobre un espacio totalmente extraño y varios caminos para elegir, esto me recordaba algo pero no sabía exactamente el que. Abraze fuertemenete a Puttimon mientras eramos digigidas por las corrientes de datos del mundo digital, estabamos en una especie de limbo entre ambos mundos, finalmente caimos en uno de los caminos, por ese camino solo se podía ver un par de chicos ¿Humanos? No sabía que hacer, era mi primera vez en ese mundo y no tenía a nadie cerca mío, al menos tenía a mi compañera...