El castillo de las pesadillas

Una enorme puerta, paredes alrededor de piedra, un tipo de piedra con estilo tétrico. Algo terrorifico, sin duda. Dos pisadas, tres, cuatro... Corría sin parar, sin saber porque, sin saber como detenerme, sin saber a donde iba a llegar, una luz morada me guiaba hacia un destino desconocido. La luz de aspecto morado jugaba con la oscuridad, aveces me hacía pretender tomar la escopeta y posarla en mi cabeza para así disparar. Una voz conocida gritaba: -Bakuraaaa... Bakuraaaa...-. No, no podía ser, era algo improbable e imposible.

Al momento de querer detenerme, mis pies me obligaban a seguir adelante. Un piano sonaba a lo lejos, una presencia extraña se sentía, probablemente la misma presencia que hacía que la luz jugara con la terrible oscuridad.

Cada vez que iba a llegar y pensar que me estrellaría con una puerta, esta se abría y así sin cesar, no dejándome ver el fin de aquel largo pasillo, de aquella larga roca extraña, de aquel terrible pesadilla...

Basher estaba caminando por un pasillo largo junto a Veemon, algo no le daba buena espina y ni siquiera sabían que es lo que pasaba ni en donde estaban ni como habían llegado ahí…
¿Dónde estamos? – Dijo el Digimon dragón, bastante confundido, mirando a su compañero, quien levantó los hombros en señal de desconocimiento.
Puede que estemos en una dimensión alterna… - Murmuro el chico mientras caminaba por los pasillos de aquel lugar.
yo supongo que si… Hay que tener cuidado… – Dijo Veemon, quien empezaba a ponerse nervioso.

Caminamos hacia el área oscura luego de haber vagado por el desierto del Digimundo, durante largo trecho, hasta que llegamos a nuestro objetivo. Junto a mis camaradas observamos el castillo de Demon, el cual, a pesar de la situación actual, está igual de lúgubre que siempre.

Cuando ya estuvimos cerca, observamos a un muchacho de pelo blanco entrar en el lugar. se me hizo conocido el sujeto, pero, para tomar precauciones, nos acercamos en sigilosamente a la puerta, bordeando el camino recto frente a ella.

Paso a paso el gran pasillo por fin parecía tener un final. La luz morada que jugaba con la oscuridad, parecía hacerse cada vez mas clara, o ¿eran solo cosas mías?. Era algo de lo cual no podía estar seguro, ni siquiera sabía porque diablo estaba en aquel lugar.

Pensamiento tras pensamiento jugaban con mi cabeza, como era habitual. Paredes de ese estilo... Antorchas a medio encender... La oscuridad que se hacía... Era casi seguro, estaba en un castillo. La pregunta era, ¿porque?, ¿como había llegado allí?, mas bien... ¿Que estaba haciendo allí?.

La voz una y otra vez gritaba incesantemente -Bakuraaaa... Bakuraaa...-. Aún no sabía si era otro juego de mi mente o si en verdad era algo del castillo, de lo que si estaba seguro era de que esa voz ya la había escuchado, pero era imposible que fuese de ella.. Ella estaba... Ella estaba...

Por fin acaba llegaba al final del largo pasillo, viendo la sombra de lo que seguramente era un humano y otra mas pequeña de lo que suponía ser un digimon. Por fin tendría respuestas.

Basher divisa a lo lejos una silueta que parecía humana, pero no estaba seguro, así que se preparo para golpear por si no lo era, lo mismo que Veemon, pero se relajaron al ver que era un muchacho de cabellos blancos, sorprendidos al verlo correr rápido con una expresión de susto muy grande.

¡Oye! ¿Qué ocurre? - Dijo el joven de la gorra roja y los googles mientras levantaba una mano saludando al chico.

Entramos poco tiempo después que el muchacho de pelo blanco, aunque entramos es un decir, puesto a que mis camaradas no estaban al lado mio, es más ni siquiera los veía cerca. Miré por las habitaciones para saber dónde estaban, pero no los hallé, por lo cual seguí con el plan original, el cual era vigilar al muchacho que vi entrar. Este hecho extraño me hizo pensar el por qué vendría a este lugar. Algo no encuadraba.

Al llegar al sitio donde se encontraban el chico y el digimon, el cual por cierto era un Veemon, este me habla, a lo cual me quedo observándoles fijamente. Algo que había aprendido en mi entrenamiento en IGDA, era que durante una batalla lo primero que tenía que hacer es observar las tácticas del contrincante, el terreno de ''juego'' y esperar como reacciona y funciona cada una de estas para así, poder tener la siguiente jugada clara, por su puesto, era lo mio; mi hermano solo se dedicaba a...

Ese pensamiento me dejo helado ~Un momento... ¿Y Crow?...~, pensé. No había notado la ausencia de mi hermano. Crow y yo eramos muy unidos y era demasiado extraño que no estuviese ahí, ya nada de ese extraño juego me estaba gustando...

-No es como si tuviese que contestarte algo... Después de todo, eres un simple humano, una triste e inmunda basura, solo un costal de huesos y carne inservible- dije, luego miré hacía el digimon. -Y tú... Un digimon de bajo nivel. Tu poder se ve que es demasiado bajo en este momento, a decir verdad, ¿para que me servirían ustedes?, ¡basuras!-, dije y luego solo bostece, aún así, seguía pensando el porque de estar allí, el porque de que Crow no estuviese.

Basher, al escuchar las palabras del muchacho de cabellos blancos, se le acerco un par de pasos, lo miro a los ojos, los de él estaba cubiertos de lágrimas y enojo, parece que eso lo afecto más de lo que debería haberlo hecho.

¡OYE! ¿¡QUE TE HICE PARA QUE ME INSULTASES ASI!? ¡SOLO ESTABA PREGUNTANDOTE ALGO! ¡TONTO! ¡TONTO! ¡TONTO! – y mientras lo seguía llamando tonto, se cubre los ojos, bajando el volumen de su voz, cubriéndose los ojos con un brazo y obviamente llorando, mientras que el Veemon, también bastante molesto, lo miro, pero no para hacer lo mismo que el humano. – Por favor, Discúlpate, ¡mira lo que has logrado, y hasta ahora este muchacho no había llorado ni una sola vez desde que llego! Tal vez tenga un poder bajo ahora mismo, pero aun puedo darte una paliza, humano.

Seguí en silencio al muchacho de pelo blanco, que cada vez se me hacía familiar, como si de un amigo se tratase, algo raro, puesto que no tenía muchos amigos y a todos los recordaba. Esto me hizo pensar que estaba en una especie de trance, un sueño lúcido o como se llame. Solo había forma de saberlo, tratando de "despertar" a todos.

Traté de pensar en algo para lograr ese cometido mientras seguía al peliblanco a través del extraño castillo. Me detuve en la oscuridad al comprobar que había alguien más allí. Dos más, una criatura que se parecía a un Veemon y un chico con un gorro rojo con lentes o antiparras, no llegaba a distinguir mucho más en detalle. Permanecí oculto pensando si eran ilusión o no, parte del sueño mío o no.

El muchacho y el digimon de poco poder seguían con un parloteo al cual no le prestaba mucha importancia, era mas importante saber que era aquella voz y aquella presencia la cual sentía.

El ambiente del castillo, se hacía cada vez mas tétrico, la oscuridad se hacia mas abundante, aquel jugueteo se hacia mas complejo de entender. La voz seguía llamándome hasta que aquel tono se hizo mas grueso y casi como una voz diabólica que decía -Bakuraaaaa... Ven hacía mi y déjame morar en ti, soy el deseo... Lo oscuro que hay en ti, tú sabes quien, soy el portador de luz que tanto anhelabas-. Esta vez, comprendía que la voz no era una simple alucinación, ahora era algo mas real...

-Destrucción... Poder sin igual... Caos... Devastación...Muerte... Solo, déjame morar en ti, sabes que así lo quieres, sabes que así siempre ha sido... Mostremos quien manda...-.

Basher y Veemon escucharon una voz viniendo de espaldas del muchacho de cabellos blancos, sin decir nada, ellos solo pasaron de largo como si nada hubiese pasado. - Me pregunto que habrá sido eso... - Murmuro el muchacho mientras caminaba en dirección a la voz. - No me preguntes a mi, yo no lo se... - Dijo el pequeño Digimon, siguiendo de cerca a su compañero.

Escuché la voz que provenía de más allá de donde estaban aquellos tres extraños. Al parecer, aquel a quien perseguí para intentar despertar de este extraño sueño, no era otro más que Bakura, o al menos eso dijo la voz. "Bakura" me dispuse a pensar, aunque se me hacía raro verlo a él solito, puesto que siempre estaba acompañado por esa sombra a la cual llamaba hermano, también conocido como Crow. Manteniendome en las sombras dije en tono siniestro y a la vez algo "luminoso", en contraste con esa voz espectral que resonaba en el aire, dije: -Deberías desp...- pero antes de terminar la oración, desaparecí del sueño. Había despertado.


OFF: me salgo del tema por la larga espera.