El cauce natural de las cosas

Había recibido el mensaje de mi Master, no era muy claro, como tampoco lo habían sido las enseñanzas anteriores. Pero eso tan solo la concedía un aire de misterio particular. Si había querido que pasase un tiempo desde la última vez que estuvimos juntas en el Camino de la Muerte, tendrá sus motivos. Quizás haya decidido que era buena idea que asimilase primero los conceptos básicos. Lo cierto es que estos días en los que he estado por mi cuenta, he visto cosas que jamás creí que podría haber visto. Incluso un muerto que ha vuelto a la vida...

Con las indicaciones del mensaje, tras empacar las cuatro cosas que necesito para ir a cualquier sitio, abro un portal con la guadaña y me dirijo hacia el lugar de destino. Es curioso cómo cambian las cosas, hace un año no habría creído que podría estar aquí. Me siento especialmente confusa, ¿qué ha ocurrido para que tenga este presentimiento tan negativo? Siento una agitación que no es comparable con nada a lo que haya podido vivir antes. Camino con lentitud examinando el lugar, es un vacío altamente inquietante. Miro hacia el cielo, revuelto en una amalgama de colores y en alguna partes incluso me atrevería a decir que presenta grietas. Suspiro, definitvamente todo intento por buscar un ápice de coherencia se ha extinguido. Me siento en el suelo, desenfundo el violín y comienzo a entonar una conciliadora melodía. Este ambiente incierto y vacío no es algo a lo que esté acostumbrada, juraría que poniendo la suficiente atención, en la lejanía se puede escuchar la letanía de un cántico desesperado. Un llanto y un rechinar frenético. Esperaré las indicaciones de mi Master, esto escapa de mi entendimiento.

La lluvia arreciaba en el exterior, de manera violenta, con un un temporal propio de una catástrofe, aquello parecía la típica tormenta de las películas de tornados y huracanes, con las gotas de agua placando contra el suelo, sin piedad, ablandando la tierra y erosionando, poco a poco, la estructura gélida del edificio.

Miré por el gran ventanal del castillo, observando con aparente calma el temporal que atacaba afuera, sabiendo que por muy fuerte que fuera, esa tormenta no me alcanzaría... El castillo era muy resistente, y además, el elemento viento siempre había estado de mi lado, más ahora. << Sorprendente el temporal... Casi parece creado por mi boomerang... >>pensé, suspirando.

Me encontraba de pie, con la muy tenue luz de las lámparas iluminando mis cabellos y dejando los rasgos de mi rostro en una leve penumbra. Con suavidad, me llevé la copa de vino que sostenía entre los dedos a los labios, y di un sorbo, mientras esperaba... ¿A qué? ¿A que la lluvia torrencial amainara? No... Eso más bien me era indiferente, incñuso podría ser una buena ambientación para lo que se venía, como una premonición del propio tiempo.

Las almas estaban liberadas, por el mundo digimon, por el mundo humano, por doquier. Con tan solo concentrarme, era capaz de esuchar sus lamentos, sus deseos de venganza, sus deseos de llegar al Otro Lado, sus deseos simplemente de descansar... Almas vengativas, almas en paz, qué más daba, todas habían sido liberadas por la mano del portador de la llave aura, y todas buscaban mi muerte... La Novena nunca había sido tan mortal, nunca se había sentido tan a merced de sus cosechas... Me había convertido en lo que soy ahora para traer de vuelta a Vladimir, y hasta hacía unos meses, no había comprendido la tarea que ello conllevaba... Si me convertí en la Novena fue para introducirme en la Dimensión Mortuoria, pero ya es tarde, tengo que hacer mi trabajo, mi cometido... Y la Décima me va a ayudar.

- Master-una voz profunda a mi espalda, acompañada de unos resonantes pasos, me hicieron volver al plano terrenal, a reencontrarme con mi cuerpo, con el mundo físico... Dejémos para más tarde el plano de las almas.

No necesité darme la vuelta para saber que se trataba de Rukriel, evolucionado a Cranniumon gracias a su evolución Death. Dejé escapar unos cuantos segundos que él aguantó con paciencia, antes de darme la vuelta lentamente, y mirarle de manera cómplice.

- Lo sé-murmuré en un susurro-. Ha llegado la hora. Ya sabes qué tenéis que hacer-El digimon asintió, y cruzó un portal que yo misma invoqué, quedándome, de nuevo, a solas en el salón, clavando la mirada al exterior a través del cristal pincelado por gotas de la lluvia. Sin embargo, no me entretuve por mucho más tiempo allí; pocos segundos después, al caer un relámpago en el exterior, la habitación quedaba tan vacía como hacía unos días.

Me encontré entonces en el mismo vestíbulo del gran castillo, pegada a la pared, y siendo de nuevo cobijada por las sombras que se proyectaban. Observé por unas milésimas a la figura sentada que ya se encontraba allí, para después dar un par de pasos hacia ella y recibirla.

- Ada-saludé-. Bienvenida de nuevo.

La miré a los ojos, sin mostrarme sorprendida de su presencia, a fin de cuentas, ya la había sentido venir, después de recibir mi mensaje. Descubrí en ellos, que había algo que la preocupaba... Podía suponer más o menos de qqué se trataba.

- ¿Lo percibes?

Uno no entiende cómo funciona este mundo hasta que es capaz de ver ciertas cosas. Lentamente poso mi mirada en un elemento y otro diferente del lugar en el que me encuentro. Alzo mi mano y dejo que la energía vital me envuelva el brazo por completo a la par que cierro mis ojos. Respiro una vez más en esta inquietante atmósfera. Puedo sentirlo, el anhelo de lo que aquí habita, o de los resquicios que han quedado de la poderosa afluencia de almas que aquí se concentraba, está celosa por cada una de las respiraciones que emito. La barrera química que nos separa marca la gran diferencia entre estar vivo y estar muerto.

Sonrío cuando escucho mi nombre, pues entiendo que mi Master me ha encontrado. Agacho levemente la cabeza y abro los ojos hacia la dirección de donde es proyectada la voz. Guardo en el estuche mi violín y me reincorporo para saludarla. -Dichosos los ojos, Master.-hago una leve reverencia con el tronco.- Percibo una gran incoherencia en este lugar. No entiendo qué es, no entiendo por qué. Pero algo me invita a frustrarme.  -Alzo una ceja expresando mi contradicción de forma abierta. -¿Qué hago aquí, Master? ¿Qué significa todo esto?

Dejé posar la base de la guadaña sobre el suelo, soltando el mango. El arma quedó suspendida sola, como si hubiera alguien invisible sujetándola. Ajena a ello, me crucé de brazos sobre el pecho, ladeé la cabeza y me mantuve en silencio unos cuantos segundos después de que la aprendiza expresara sus dudas y sus inquietudes. Pasados estos, despegué los labios.

- Las almas de los muertos siempre han de ir a un lugar, no pueden quedarse en el plano de los vivos. Ese lugar es conocido como "Dimensión Mortuoria-fruncí los labios con frustración y cierta rabia al recordar el momento en Canadá-. Y hace meses que esta fue destruída.

>> No te voy a mentir, me veo obligada a contarte esto. Me convertí en Novena sólo para liberar a un poderoso aliado, no se si te sonará el nombre de Vladimir. El mismo día de su liberación, destruyeron, aún no sé cómo, la Dimensión Motuoria, y desde entonces las almas vagan sueltas y libres... No fue hasta hace una semana aproximadamente que me percaté de lo que ello conllevaba... Cuando destruí una ciudad y maté a sus habitantes.

Enmudecí, más por dejarle asimilar aquello y por pensar un poco en cómo continuar, que porque realmente estuviera arrepentida de mis actos. Porque para qué engañarnos, no era así. Di un suspiro.

- Las almas de los inocentes que maté se me echaron encima, trataron de convertirme en uno de ellos-se me escapó un leve escalofrío-. Afortunadamente logré huir... Pero esto no puede continuar así. Por eso te di mi poder, por eso tú eres la Décima... Necesito que me ayudes.

La miré con un leve brillo suplicante. Mi plan, desde siempre había sido conseguir poder para proteger a Kenshi y a Freyja de cualquier peligro. Sin embargo, lejos de eso... Había conseguido empeorar las cosas. Por eso mismo, iba a arreglar el desastre que había provocado ese humano al destruir la Dimensión.

Extendí una mano hacia la chica:

- ¿Me ayudarás?

Durante unos segundos no sé muy bien qué responder. ¿Alguien había destruido la Dimensión Mortuoria? ¿Con qué propósito? Creía que si existía algo común entre quienes defendían un mundo mejor y quienes pretenden destruir éste era que la muerte nos alcanza a todos por igual. ¿Ya ni eso se respeta? Carraspeo con la esperanza de que así salgan palabras de mi boca, el rostro de Zayyn podría expresar lo que yo no soy capaz. No he sido tan ilusa como para creer que el convertirme en la Decima era por un propósito, pero no habría sido capaz de imaginar que se debería a algo como esto. Aberrante. Si somos dos seremos capaces de poder defender este lugar y permitirles el descanso eterno a quienes ya terminó su influencia terrenal.

Nunca deja de sorprenderme este mundo, ni sus estupideces. Tenemos que romperlo antes de que esto llegue a más. -le tomo de la mano mientras extiendo el otro brazo para invocar a mi guadaña.-Ahora comprendo el cabreo de esas almas que se han quedado sin hogar, mi condicion de artista me ha otorgado una sensibilidad especial para interpretar emociones. Ardo en deseos de venganza ahora mismo. Pero me contendre, es mas importante que recuperen el lugar al que pertenecen.

Esta nueva condición ha avivado una emoción volátil, si hace unos minutos los resquicios de almas volaban a mi alrededor, eso ha cambiado. Es como si me encontrarse inmersa en un paisaje en el que no se distingue figura de fondo. Ahora soy yo la que quiere danzar con ellos junto a mi violín. Ya investigare quien quedó detrás de esto y le ofreceré un baile muy muy especial. Mi máster estuvo en peligro por una imprudencia que podría haber cambiado el mundo y haberse saldado con peores consecuencias.

La afirmativa de Ada fue como un bálsamo de agua. A pesar de ser una Décima Muerte muy joven, su frustración era real. Como artista que era, amaba la libertad, podía comprenderlo... Las almas se encontraban atadas en el mundo material, sin concebir el descanso eterno... Era como estar anclado a una roca por el resto de la eternidad. Esbocé una leve sonrisa, asentí, y dejé que la energía mortuoria recorriera mi cuerpo, cambiándolo, dibujando los trazos negros y blancos en mi piel, como si tuviera una carcasa esquelética. Cerré los ojos al sentir el poder fluir, ese cosquilleo recorriendo cada una de mis venas, y después de unos segundos los abrí de nuevo, mientras perfilaba una amplia y traviesa sonrisa.

- No las hagamos esperar...-hice girar con los dedos el arma por encima de mi cabeza. Instantáneamente, dos portales se abrieron junto a nosotras, uno para Ada, otro para mí. Al cruzarlos, ambos nos llevarían a la cima de la torre.

La "azotea", redonda y  hecha del mismo hielo del que se conformaba el resto del castillo, tenía  un bonito y gran agujero en el centro que llevaba al vacío más abismal y profundo, incluso el más valiente de los guerreros tendría miedo de asomarse. Y cuatro largos cuernos negros se alzaban en cada punto cardinal de la base redonda hacia el cielo oscuro y encapotado... La lluvia caía copiosa sobre las figuras postradas delante de ellos, grandes figuras oscuras y poderosas, que rezumaban la misma energía que Ada y yo despedíamos. Eran Duskmon, Cranniumon y Plutomon.

- Saca tu violín... Ambientemos el momento-le dije a Ada, dejándola frente al cuarto cuerno.

Alcé la mirada al cielo, cuando un relámpago surco el cielo, iluminando mi rostro. Mis cabellos se pegaron al cuerpo por las gotas de lluvia, pero fui indiferente a ello. Le solté la mano a Ada, y me deslicé hacia el borde del agujero, trazando con la guadaña dibujos en el suelo, a medida que lo rodeaba y murmurando palabras en mi idioma natal, de manera que al final, habría un círculo mágico rodeando el gran abismo.



Kali, Rukriel, y Fenrir, al escuchar entonar la melodía, comenzaron a concentrar energía de sus respectivos ataques  hacia el circulo que yo estaba dibujando en esos momentos con tanto cuidado y mimo, a medida que las palabras escapaban de mis labios.

off 1:

Off 2 xD:

Siento cómo de golpe diversas emociones que no identifico me sacuden con violencia. Supongo que a la más fuerte podríamos llamarla "agitación". Cierro los ojos mientras mis labios luchan por no reir abiertamente, estoy notando todas esas pequeñas presencias abrazarme sin que pueda evitar inquietarme por ello. Está claro que en un buen rato no me voy a encontrar sola, ni voy a dejar de sentir todas estas pequeñas voces susurrar como si lo estuviesen haciendo desde dentro de mi cabeza.

Parece que el lugar ha sido acomodado para iniciar aquello de lo que Zayyn me hablaba tan solo hace unos instantes. Este momento es único, mis ojos se agrandan ante lo que está por venir. Es como juntar tu cumpleaños con la mañana de Navidad en ambientación de Halloween. Saco a Gabumon del dispositivo para que sienta la magia de este lugar.

Cuando Ada-hime dijo que sería la reina de un Nuevo Mundo, jamás imaginé que tendría que ver con este.-comenta mirando a su alrededor.

Todavía siguen siendo los preparativos, peludito...-No he olvidado mi promesa, estos entretenimientos no me alejan de mis verdaderos propósitos.

Saco el violín de mi espalda y toco unos acordes como si fuese una guitarra apretando los dientes y dejando que mi aspecto fúnebre se manifieste. Lo echo sobre mi hombro y acompaño musicalmente las palabras con alevosía de mi Master. Comienzo a bailar alrededor de mi guadaña, la cual levita por sí misma y ejerce una fuerte atracción hacia su ubicación, para aprovecharme también de la acústica del recinto. Por el rabillo del ojo, observo cómo Gabumon se ha unido a los digimon de Zayyn para aportar energía.

Como si se tratase de algo propiamente mío, entiendo que están viniendo. Pero no de una forma ordenada, siento una gran presencia que se acerca hacia nuestra posición. Bien podría ser una conglomeración grande almas, aunque también podría ser otra cosa... Estoy segura de que mi Master también lo habrá sentido. Quiero que se acerque, quiero que me eleven a los cielos, hace un rato que siento que mi cuerpo no se mueve solo.

Bienvenidos a casa, hermosos, saludad a mamá y a la tía... Ti-Ada.-mi risa rebota con fuerza en la estructura.

La energía de los digimons se reunió en el círculo mágico, iluminándolo com un siniestro brillo morado. La lluvia continuaba arreciando, pero ni siquiera me inmuté, aquello le daba incluso un toque siniestro y macabro a la ocasión. Al poco tiempo, el circulo quedó completo, dando un último gran resplandor antes de volver a su brillo normal. Retrocedí un par de pasos, hasta posicionarme a unos metros de Ada, esbozando una leve sonrisa en los labios.

- ¿Lo sientes? Las almas están reuniéndose-susurré sin mirarla, antes de dejar la guadaña en el aire flotando-. Es hora de que volváis a casa, pequeñinas mías.

Me coloqué en posición, un pie hacia delante y otro retrasado hacia atrás. Acerqué las manos, una a la otra, originando una esfera de energía oscura que fluía en torno a sí, en la que casi podían observarse rostros muertos, descompuestos por el dolor y el horror, apenas una ilusión, un vano reflejo de las verdaderas ánimas en pena... Mi energía mortuoria brilló, unos segundos antes de que alzara los brazos hacia el cielo y se esparciera. Hubo entonces otro relámpago, y posteriormente un leve terremoto... El círculo del centro se extendió hacia el agujero, flotando en el aire como una sábana al viento.

Fue entonces. Un rugido en mi oído, después un grito y un susurro. Con una amplia sonrisa, alcé la mirada. El cielo nublado comenzó a enroscarse como una espiral, creando un tornado de consistencia dudosa que bajó de un segundo para otro hasta el gran abismo en el centro de la torre.. Mis cabellos revolotearon ante el viento mientras me acercaba, ahora guadaña en mano.

- Will we remember all of the suffering? Cause if we fail it will be in vain ~

El tornado brilló con intensidad, y ese brillo, se reflejó en mis ojos verdes, mostrando en ellos la misma bella imagen que contemplaba. Llamé a mi guadaña, esta voló hasta mi mano sin tardar un segundo más. Una aviesa y victoriosa sonrisa se fue aposentando en mi rostro, a medida que el enorme tornado iba cogiendo volúmen. Extendí los brazos hacia los lados.

- Volved... Este no es vuestro sitio, El mundo de los vivos no es para vosotros, pequeñas almas... Os recuerda a cuando portasteis un cuerpo mortal, pero lo que viene, siempre se va... Retornad a vuestro hogar, este no es el Mundo de los Muertos...

Las almas respondieron con un poderoso siseo, trataron de escapar de mi, de volver a ser libres como antaño, pero no se lo permití. Con un férreo agarre, tomé el mango de la oz entre mis manos, la volteé frente a mí, y clavé el filo en el centro del círculo.

- It's time to return, poor unfortunate souls ~

Comencé a reir, levemente al principio, sonoramente después. Las almas ya estaban encadenadas, sólo quedaba devolverlas a su sitio. El tornado se detuvo durante unos momentos, pero después empezó a girar en sentido contrario, aún más rápidamente, dando la sensación de tornarse en un alto pilar de luz que se elevaba hasta el cielo, como queriendo atravesarlo. Una vez arriba, la columna "explotó" con un sonoro trueno, y la energía que lo conformaba se extendió por el firmamento, recorriendo cada lugar, cada tierra, cada rincón...

Off:

Un atrayente tornado se conforma bajo el poder de las dos guadañas. Lo miro sintiendo cómo una sensación poderosa se va apoderando de todo mi cuerpo. Escucho muchos susurros, aparte de los audibles aullidos que las almas van profiriendo a medida que se va juntando en el remolino. Están hablando todas a la vez, apresuradas, miedosas, airadas, tranquilas y vengativas... Mis ojos se mueven desmesuradamente sobre sus órbitas, ahora entiendo por qué los mediums siempre parece que estén drogados.

Lo que al principio podía considerarse algo único e irrepetible en la vida, ahora estaba siendo una maldita jaula de grillos esquizofrénicos. ¿Y si les doy un réquiem? ¿Entenderan que es la hora de irse a dormir? Mi Máster se esta mostrando solemne e implacable. Pero si mis ojos no me engañan hay un grupo de almas que están evadiendo el llamamiento. Me acerco como puedo hacia Zayyn y le señalo con mi guadaña la dirección en la que dichas almas parecen resistirse.

Algo les ocurre a aquellas, han encontrado una forma de mantenerse al margen del torrente de energía. -si solo pudiese acercsrme a escuchar qué están susurrando.Pero con tanto barullo es prácticamente imposible. Pero ¿que las hace especiales?- Voy a intentar acorralarlas, sigue manteniendo el torbellino. -Hago un chasquido con la lengua y con mi apariencia normal trato de acercarme con disimulo.

- Adelante-susurré a mi alumna cuando se me acercó a proponerme algo. Al igual que ella, yo también lo sentía, las almas que deseaban huir con desesperación. Que no querían ser encadenadas en un mundo para ellas, no querían reconocer su estado mortuorio... Deseaban volver a la vida-si se escapan, no podremos alcanzarlas de nuevo, y revivirán... Eso jamás debe pasar.

Una nueva sacudida de aire, ante esta, mis oelos revolotearon con violencia, golpeando parte de mi rostro con crueldad. Apreté los dientes, pero me mantuvo erguida, en mi posición, sin mover un pie del suelo. La guadaña vibró, parecía reacia a seguir estando clavada en el centro del círculo, a pesar de ser ese su cometido en esos instantes.


De repente, la misma voz que había escuchado en Canadá, se hizo presente ante mí. Alcé la mirada, a tiempo de toparme con un enorme rostro perfilado en el tornado, que hablaba con las voces de todas las ánimas perdidas que lo conformaban. El rostro, demacrado y vengativo, torció el gesto, y esbozó una sonrisa en sus etéreos labios. Posteriormente, los abrió, y dando un resoplido mandó una ráfaga de aire contra mí, con el objetivo de desestabilizarme y hacer que dejara de tratar de controlar la enorme corriente de almas.


Entrecerré los ojos. Pronto empecé a sentir que mis manos se resbalaban de la guadaña... El viento que me azotaba me estaba empujando, y si conseguía que soltara por un mísero segundo la oz de la muerte, entonces todo se habría terminado, y nuestros esfuerzos habrían sido en vano. El rostro demacrado lo percibió, y dejó escapar una risa de ultratumba, comprendiendo que si ejercía un poco más poder contra mí, sin duda conseguiría que perdiéramos. Chasqueé la lengua, sentí cómo mis digimons hacían ademán de dejar sus posiciones para ayudarme, y solté un grito.

- ¡NO! ¡Cada uno en su posición! ¡Debemos mantener el círculo!-un nuevo relámpago surcó los cielos, iluminando con su eléctrica luz las nubes.

Ante mi grito, Kali, Rukriel y Fenrir se mantuvieron en sus posiciones, algo dubitativos, pero obedientes. Miré por el rabillo a Ada, y la encontré más lejos, casi cerca de las almas que intentaban escapar... Sólo necesitaba darle un poco más de tiempo para entrar en acción... Con un nuevo y creciente rugido, me volví hacia el tormado, hacia el rostro burlón, y lo miré con rabia, mientras las marcas de mi cuerpo, de mi apariencia de Muerte, se intensificaban, hasta adquirir un oscuro mátiz siniestro. Y unido a ello, una repentina aura oscura, envolvió mi cuerpo, un halo hecho de datos, de pequeños cuadraditos rojos y negros... Mi propio digisoul se elevó para darme fuerzas, para ayudarme a soportar el peso de las almas que placaban contra mí... Era algo muy peligroso, pero si con ello conseguía el tiempo que la Décima necesitaba... Entonces lo haría.

- ¡ADA!

Aprieto los dientes y apresuro el paso hacia el lugar en el que se están escapando mas almas. Soy consciente que no es el único hueco que han conseguido abrir. No es que tuviese la impresión de que las almas, por eso de no pertenecer al plano terrenal iban a estar dispuestas a volver como si se tratasen de corderitos bien instruidos. Me consta, por los sentimientos y emociones que estoy teniendo, que su rencor no tiene comparación con nada conocido.

Además una imperiosa presión es ejercida hacia la hoja de la guadaña, como si estuviese manteniendo un pulso invisible contra algo. Inspiro con calma y observo la trayectoria del circulo trazado por Zayyn, necesito atraerles hacia el campo de energía que hemos creado... Desvío la mirada por unos segundos sin poder evitar pensar que seguramente así es cómo se sintieron los caza fantasmas cuando enchufaban sus aspiradoras para atrapar espíritus. Las cosas que hago por la conquista del mundo...

Libero de mi dispositivo a Gabumon y le indico con un gesto silencioso que evolucione. Tenemos poco tiempo...una presencia se esta encargando de hacer frente a mi Máster. En cuestión de segundos, las almas rebeldes dirigen su atención hacia mi digimon. ¿Pero qué mierdas ha pasado?¿Donde esta MetalGarurumon? No doy credito, pero ya no hay marcha atras. En mi terminal de batalla muestran un nombre desconocido para mi, Belphemon. Es como si quisiese demostrar algo que no termino de entender... De su cuerpo emana oscuridad y rabia, sobre todo rabia. Belphemon agota sus enormes y pesadas alas para interponerse en medio de la trayectoria de escape. Todavía están lejos del circulo trazado... Tienen que aproximarse más. Belphemon se revuelve sobre sí mismo con violencia como si estuviese tratando de hacerse respetar a la fuerza. Esto no va a dar resultado, el rencor y la ira si se alimenta solo puede dejar un bucle interminable y de crecimiento exponencial. ¿En qué diablos estaba pensando Gabumon? Chasco la lengua con desagrado... Esto solo demuestra que todavía no tenemos controladas las evoluciones y que las lineas evolutivas de Gabumon van tomando forma gracias a elementos del azar. Mi mente esta pensando a velocidades supersónicas, ¡Necesito una solución!

¿Por qué dudas, insignificante humana? Haz lo que mejor sabes hacer.-me espeta en un rugido atronador Belphemon.

Mis piernas tiemblan unos segundos ante el alarido de mi digimon pero casi de forma autómata, saco mi violín y comienzo a tocar el réquiem en el que minutos antes estaba pensando. Es posible que una melodía les atraiga, sea como sea, tienen que acercarse al circulo. Mi música parece sugerirles que un hogar fijo en el espacio no tiene por qué ser tan malo, o al menos esa impresión me dan sus danzas serpentinas. Su rumbo ha dejado de estar fijado. Es entonces cuando Belphemon vuelve a hacer vibrar la tierra y el cielo con su bramido. Las almas están retrocediendo...

Cuando vuelvo a estar dentro del circulo dejo de tocar, elevo mi brazo para extender mi guadaña y  asi aumentar el flujo de energía...Miro de reojo hacia mi Máster... ¿Estamos haciendo lo correcto?

¿Que esta pasando? ¿Que es...esta inquietud?-le comento de forma sombría con extrañeza

La presión es real, tenía ante mí a todas las almas muertas, sin cuerpo, concentradas en una misma figura, tal y como en en aquella película, La momia, el sacerdote egipcio se hacía aparecer en la tormenta de arena, o en las aguas del río... La realidad parece haber superado a la ficción, ciertamente. Hace unos meses ni se me ocurriría pensar que yo pudiera tener un papel tan importante en algo como la vida... Pero así era. Allí estaba yo, enfrentándome a la vida, a la muerte... O a lo que fuera con tal de cumplir mis propósitos. No soy alguien que se rinde, nunca lo he sido, y espero que nunca llegue el momento en que lo sea. Pacté con un demonio sólo para conseguir poder para poder darles una mejor vida a mi familia... Pero sí, todo poder conlleva una gran responsabilidad, lo sé... Hasta yo soy consciente. ¿Quieres ser la Novena, Zayyn? Muy bien, adelante... pero quizás lo que pierdas sea mayor que lo que ganes.


Alcé la mirada, clavando los ojos verdes en las cuencas vacías del rostro, que sonreía con arrogancia.


Inspiré hondo con fuerza, casi hiperventilando. Mis dedos estaban al límite de soltar la guadaña, lo único que me mantenía en mi sitio era mi deseo por protegerles... Pero la presión era tal, que en cualquier momento acabaría cediendo.


El tornado comenzó a brillar con intensidad, esperando el momento adecuado para atravesar mi cuerpo, y volar en pos de la libertad... El cual no tardaría más de unos segundos en darse.


Sin embargo, algo ocurre dentro de la masa de almas que están tratando de escapar... Una de ellas, se interpone en el camino de las más vengativas, un alma brillante, pura y poderosa, que sorprendentemente hace retroceder a las otras, ayudando así a Ada a frenarlas y a hacer que entren de nuevo al círculo mágico, gritando, susurrando, golpeándolas con su propio aura... Este increíble fenómeno hace que las que intentaron escapar reculen, no asustadas, pero sí intimidadas por el poder de ella. Entre siseos, gruñidos y quejidos, todas y cada una de ellas, consiguen quedarse en el interior de la circunferencia... Y esta, elevándose como si fuera un inmenso muro, las aprisiona a todas ellas, incluido las que forman el enorme rostro que ahora se retuerce entre dolores.



Parpadeé con asiduidad, sin entender que demonios había pasado... Mis dedos rozaron el mango de la guadaña, antes de que esta cayera al suelo con un metálico y reverberante sonido. No obstante, las almas no escapaban, estaban ligadas, atadas, encarceladas en aquella prisión, y pronto, el tornado se las llevó a todas hacia el abismal agujero del suelo... Hacia un nuevo hogar. Pronto, el silencio regresó a la noche, la llovizna continuó cayendo, pero en menor cantidad, los vientos se calmaron como si las ánimas, ya inexistentes en ese plano, hubieran sido las respondables de su temperamento...

Instantáneamente, me vine a abajo, mis rodillas placaron contra el frío suelo de hielo, y mis digimons, regresaron a sus etapas rockies, agotados, al igual que yo hice con mi aspecto de Novena...

- Todo... ha acabado...-murmuré, exhausta, sin poder creérmelo-. ¿Cómo es posible? He soltado la guadaña, debían de haber conseguido escapar... ¿Qué ha pas...?


Mis ojos se agrandaron entonces, se abrieron, estupefactos, al escuchar esa voz... Una voz que sólo había escuchado una vez, pero de la que era consciente... Sabía reconocerla, sabía de quién era... Pero... Al alzar la mirada, alli estaba ella, frente a mí, flotando a dos palmos del suelo. Una pequeña esfera lumínica, de un leve color rosado.

El fantasma me "miró" fijamente, y se movió un poco hacia atrás, al tiempo que, de alguna manera, hizo que los allí presentes sintiésemos una agradable calor en el pecho... Me quedé mirándola, con la boca a medio abrir, en una expresión de entre sorpresa y melancolía... Ella se acercó un poco, pero no dijo nada. Antes de elevarse y desaparecer se volvió hacia Ada, se movió a modo de despedida, y entre una tenue luz, desapareció, haciendo que lo último que viera  antes de irse, fueran mis ojos.

Parpadeo con cierto nerviosismo viendo que la situación puede descontrolarse en cuestión de fracciones de segundos. Mi Master está teniendo problemas…tsk. ¿Y ahora qué? Miro hacia el cielo haciendo acopio de todas mis fuerzas para concentrarlas sobre mi guadaña. Mis pies comienzan a retroceder unos pasos vencida por la contra fuerza, están intentando sacarme del círculo. Pero entonces… una aura tranquila se interpone entre el resto de las almas y yo. ¿Y ahora qué? Tsk. Se están quedando…No es momento de dejarse impresionar, todavía no ha terminado nuestro trabajo.

La energía del circulo se está intensificando gracias a esto, chasco la lengua y suelto una risotada hacia el cielo. Las almas se han confinado de nuevo, observo en dirección a donde permanecían las almas con la guadaña todavía en alto mientras me caen las primeras gotas de lluvia sobre el rostro. Así permanezco en silencio unos minutos hasta que escucho cómo algo se dirige a toda velocidad hacia mí. Desvanezco la guadaña y cuando está a escasos metros extiendo los brazos para recoger a un gritón Tsunomon que no quiere estamparse contra el suelo.

Mi Master está en el suelo, no me extraña. Las voces que gritaban dentro de mi cabeza parecen haberse esfumado. No, estoy segura de que no es eso. Todavía puedo escucharlas pero es un murmullo tan leve, tan bajito, que si mi voz habla dentro de mi propia cabeza ya no lo escucho. Genial ¿Hasta cuando van a quedarse allí? Lo que hoy ha pasado aquí… Sonrío con sarcasmo, nadie lo sabrá jamás. Hemos cambiado el plano existencial actual y ninguno de los seres más inteligentes (humanos) lo sabrá jamás. A excepción de aquellos cuya sensibilidad alcance este plano claro… ¿Es así como se configura el mundo? ¿Sin que nadie perciba el más mínimo cambio sobre él? Es maravilloso. Todo, todo me pertenecerá. Extiendo la mano hacia la lluvia como si pretendiese atraparla.

De nuevo ese aura. Lo sigo con la mirada y llevo mi mano hacia el corazón para expresarle mi agradecimiento. Me encuentro de nuevo ante mi Master, su expresión no me deja lugar a dudas de que se trata de un ser conocido y probablemente querido para ella. Desde esta posición puedo ver que no es una chica mucho mayor que yo. Ciertamente hasta ahora me he dejado deslumbrar por su porte y su poder sin parar a preguntarme cosas fundamentales de la vida de una chica. Es demasiado joven para cargar con la responsabilidad de una familia. Uff… tendrían que asparme muy salvajemente para que yo accediese a tener hijos.

A veces el mundo gira demasiado deprisa ¿verdad?-le pongo una mano sobre el hombro-Esas son las crónicas entre los vivos y los muertos, querida. Pero qué sabrá una criaja como yo, que estoy entre la flor y la nata de ninguna parte. –me agacho para tomar su rostro con ambas manos-Levántate, Master. Aún no hemos terminado, vamos a reforzar este lugar para que no pueda volverse a dar lo que ha pasado. ¿Estás segura de que me lo has contado todo?-me reincorporo y llevo una mano hacia mi cabeza murmurante. -¿Por qué continúo presintiendo tanta inquietud en este lugar?

Bajé la mirada una vez el alma bondadosa se fue. En el fondo de mi corazón sentí su esencia, su voz, su aspecto en el caso de haber estado viva... No pude evitar sonreír, pues una vez más, esa mujer me había salvado la vida. De alguna forma, había ayudado a Ada a enterrar a las almas vengativas bajo el círculo protector, y eso había evitado que robaran mi alma.

Dejé escapar un suspiro, mientras mis hombros temblaban y se convulsionaran por toda la emoción de ese día. Posteriormente, solté un gemido, y alcé la mirada al tiempo que las gotas de lluvia caían sobre mí... Noté a Ada a mi lado, la escuché hablar, pero no respondí... Tan solo cuando ella se agachó y me tomó el rostro entre las manos, fui capaz de salir de mi hechizo. Parpadeé repetidamente, y empecé a levantarme, como pude, tomando las manos de Ada para separarlas de mi con suavidad. La miré, todavía algo consternada, pero traté de sonreír.

- Tranquila... La dimensión Mortuoria ha sido creada...-Miré a mis digimons un momento. Parecían agotados, de hecho, todos habían acabado en su forma in-training después de tanto esfuerzo. Extendí mi mano, mostrando el digivice IC y les apunté con él, para que entraran dentro a descansar... Se lo habían ganado-. ¿Quieres... verla?-me volví hacia ella, con una leve, pero feliz sonrisa.

Me agaché para tomar mi guadaña, y después, con un último esfuerzo, la moví de tal forma que creara un portal en el aire, visualizando en mi mente cómo podría ser el nuevo hogar de las almas.

Observo con perspicacia durante unos segundos a Zayyn, ¿la dimensión ya ha sido creada? ¿pero es que ella no lo está sintiendo? Algo tiene que estar... diferente para ambas. Supongo que esos serán mis deberes para esta semana, averiguar qué es este run-run que presiento cuando estoy bajo mi condición de La Décima. Me quedo recostada a su lado y tras unos segundos, doy un suspiro descargando toda la tensión acumulada.

¿Por qué no?-me encojo de hombros- De alguna forma, me siento progenitora de este lugar. ¿Tu niña también se pone así de pesada cuando no se quiere tomar la leche? Mi paciencia está en dos pañales querida... Tras este límite, busco al alborotador que ha hecho esto y le tengo cuidando de esta guardería por el resto de sus días.-Hago un ademán para que prosiga Zayyn, mis palabras denotan cierto sarcasmo, pero no del todo. Es lo que pienso de la forma más sincera posible y ciertamente, así lo haré como se dé el caso.

No pude evitar soltar una carcajada ante la comparación de las almas con mi hija. La verdad es que si tenían cierta semejanza... Sobre todo cuando Freyja se encaprichaba con algo... Un día, por curiosidad, la había acercado a Rukriel en su etapa rockie... Y el pobre casi se muere asfixiado por el apretón que la niña le dio.

- Si tu supieras... Normalmente es tranquila, pero cuando se encabezona con algo...-ladeé la cabeza y sonreí-. Me recuerda a alguien...

Con un gesto del brazo, le indiqué a la chica que lo traspasara primero, para posteriormente, cruzarlo yo... Nada más cerrarse la puerta tras nosotras, un bello paisaje se apareció frente a nosotras, bello y enorme. Nos encontrábamos sobre la cima de una enorme montaña nevada, y por extraño que resulte, no hacía ni frío, ni escaseaba el oxígeno, alguna ventaja tendría que tener. Sin embargo, eso no fue lo más extraño, pues sobre nuestras cabezas, una aurora boreal se movía, serpenteante, a lo largo de todo el firmamento.

Spoiler:

- Es...-fui a decir algun alificativo, pero un leve susurro, como una brisa viva, me hizo parpadear del desconcierto... ¿Eso eran... almas?-. ...Increíble...

Una leve carcajada se escapó de entre mis labios. Para nada me había imaginado crear algo como eso... Cuando pensé en construir una nueva dimensión mortuoria, había pensado en algo más siniestro... Pero ya no importaba. Ese lugar, me parecía incluso mejor.

Las palabras de Zayyn parecen más las de una madre orgullosa que las que posiblemente les dedicaría yo a alguno de mis vástagos. Son chupopteros de tiempo ¿A dónde se fueron los maravillosos años de nuestra vida? Emito una sonrisa sarcástica dejándome de pensamientos que nada tienen que ver con el presente. Avanzo cuando Zayyn me indique que camine para dar paso a... la existencia.

Mis ojos se agrandan, es la primera vez que me siento pequeña ante algo. De repente hay algo que sin siquiera plantearme, hace que me sienta tan minúscula como un piojo. Es una sensación nueva e incómoda. Pero supongo que si pensamos en que yo he contribuido a esto... no, esos son consuelos que uno se da para autocompadecerse. En fin, hoy he aprendido que hasta la Muerte puede sentirse pequeña de vez en cuando. Contemplo en silencio todo cuanto rodea nuestros alrededores, que por otra parte bien podrían ser infinitos. Está claro que cuando muera quiero ir a parar a un lugar como este. Es posible que para cada alma surta un efecto diferente, en mi caso me invita a quedarme tal y como estoy. Sin status, sin poder, este lugar solo es transición.

El flujo de almas está en continuo cambio y eso puede sentirse porque no paran de llegar nuevas para unírseles a las viejas. -Es posible que visite este lugar a menudo, te mentiría si te dijese que la razón es para ver si todo sigue marchando bien. Aquí puedo pensar con claridad. Llevo mucho tiempo inactiva, primero por él y luego porque ellos nos necesitaban.-señalo hacia el flujo de almas sin mover la vista del horizonte-Tiene que arder todo, Zayyn, ese mundo enfermaría hasta algo tan bello como esto. Porque nadie desconfiaría de una chica de 15 años, y eso es un pecado...-Mis labios se terminan curvando en una expresión orgullosa.

Inspiré hondo, sintiendo en todo mi ser la esencia de ese lugar. Una sonrisa amplia y genuina apareció por mi rostro, no pude evitarlo, extendí los brazos hacia los lados y dejé escapar un grito de júbilo, que se perdió en la lejanía, sin alterar nada de ese mundo joven. Mis ojos brillaron con intensidad, emocionados, ardientes de fuerzas, a pesar del tremendo esfuerzo que había supuesto para mí crear esa dimensión. Giré la cabeza, en dirección a Ada, y la observé en silencio. Bueno... Esfuerzo para mí, y para ella... Sin su ayuda jamás habría podido siquiera comenzar con el ritual.

- 15 años...-repetí al escucharla. Apenas la llevaba siete años, pero aún así, todavía me recordaba a cuando yo tenía su edad. Dejé escapar uma leve risotada. Parecía una abuela rememorando viejos tiempos-. No conozco a nadie más de 15 años que haya creado una Dimensión Mortuoria-me acerqué a ella, y pasé un brazo por sus hombros, en un medio abrazo-. Te lo agradezco...-mi expresión mostraba auténtica gratitud, después de todo, mi hija y su padre estaban a salvo-. Hoy has resguardado mi espalda, ahora yo protegeré la tuya, aprendiz.

Miré a la lejanía, a la corriente de almas que deambulaba sobre nuestras cabezas, y por más vidas que acogiera, jamás se llenaría del todo. Era el ciclo de la vida, y de la muerte.


- El mundo arderá, descuida-le respondí, sin mirarla-. Nosotras avivaremos la llama que lo consumirá, y cuando no queden más que cenizas, llegará el momento de reconstruirlo.