Nueva York ya no es el mismo de antes

Nathaniel estaba aburrido de caminar por las calles de Japón, así que decidió viajar a Norte América, Nueva York ya que desde que era pequeño no iba a tal lugar. Este estaba tan ansioso de ir porque su lugar favorito de la ciudad era ver la Estatua de la Libertad, era un recuerdo maravilloso que tenia con aquel monumento tan hermoso, se dirigió al aeropuerto, compro el boleto de avión y espero a que el avión estuviera listo para abordar.

Mientras Nathaniel esperaba a que la recepcionista diera el llamado de atención para abordar el avión, este fue a comprar una soda en lata, regreso a su asiento ya terminando la soda y la arrojo al cesto de basura sin moverse del lugar, encestando la lata en el cesto de basura. No obstante la recepcionista por fin dio el llamado de aviso de que ya se podía abordar el avión, el joven de cabellos color miel se levanto con su boleto de avión en mano entregándoselo a la señorita, curso la puerta abordando el avión tomando su respectivo asiento de los de la primera clase.

-Espero que no haya problemas en el trayecto del vuelo-.Respiro hondo acomodándose en su asiento, se relajo un poco y espero a que el avión llegara a su destino y ver de nuevo su lugar favorito.

Nathaniel se había quedado dormido, y ya el avión había llegado al aeropuerto de Nueva York, este se levanto y salio del avión, respiro el aire de aquella ciudad y se puso en marcha hacia la Estatua de la Libertad y volver a tener aquellos recuerdos maravillosos que solía tener de cuando era niño.

Tiempo después, Nathaniel logro llegar al lugar deseado, pero había algo que no encajaba, la Estatua de la Libertad no se encontraba allí, solo había un gran cráter en lugar de ella, ¿Pero que estaba pasando aquí? ¿Acaso lo de las noticias era cierto?

-¡¿Y la Estatua de la Libertad?!-Miro a todas las direcciones tratando de hallar el monumento que representaba a Nueva York.

New York, la ciudad de que nunca duerme. Una de las mayores ciudades de Estados Unidos, por no decir la más grande. Siendo una ciudad muy internacional, en la que además había una gran cantidad de innovación en el ámbito cultural, y era un importante centro de negocios. Y estos últimos eran los que habían llevado a una alemana albina hasta esa ciudad. La joven se encontraba reunida con unos inversores en la isla de Manhattan.

A pesar de que su pasaporte mostraba más de un sello de dicho país, si le preguntasen, la joven era incapaz de encontrar cualquier tipo de recuerdo del lugar. No era algo que la molestase precisamente, dado que ahora podía volver a investigar la ciudad desde el principio, sin tener ideas preconcebidas.

Así que, Julchen se encontraba leyendo una guía de viajes, calculando un buen plan para visitar lugares y monumentos típicos de la ciudad. Por mucho que hubiese un vacío en la cabeza, el maniatismo de la chica para llevar los tiempos perfectamente calculados seguía formando parte de su personalidad. Así que, cuando tuvo el plan perfectamente pensado para realizarlo en los tiempos libres sin reuniones o comidas empresariales, la humana llamó para realizar las reservas pertinentes.
Sin embargo, hubo algo que la dejó un tanto helada: la mítica estatua del lugar había desaparecido, despareciendo por tanto los tours hacia la Isla Liberty, donde antes se hallaba.

- Disculpe, ¿qué pasó? - la alemana le preguntó a una anciana que se encontraba por el lugar.

La señora observó hacia donde la muchacha le indicaba, suspirando profundamente apenada. Perder un símbolo de una ciudad, implicaba un daño a todos los ciudadanos, a fin de cuentas, esas cosas eran un orgullo nacional. Y literalmente había sido borrado de todo el plano.

- Verás, pequeña, hace unos meses sufrimos un ataque terrorista. En él consiguieron derribar a nuestra amada dama... - la señora estaba profundamente apenada, y la albina al ver esto, decidió que no era lo mejor seguir preguntando.

- Muchas gracias por la información...

La conversación no había sido precisamente en silencio, y cualquiera que estuviese cerca de ambas féminas podría haber escuchado la pregunta y la respuesta.

Julchen, camino hasta llegar a un banco y suspiró, sacando un dispositivo que bien podría considerarse un teleéfono móvil, aunque uno que tenía ya unos cuantos años por el grosor y el tamaño de la pantalla. Sin embargo, dicho aparato distaba demasiado de ser un medio de comunicación, aunque permitía hablar con un ser que habitaba dentro de él.

- Vaya, una lástima... Ahora tengo dos horas libres y no sé que hacer- se quejó a la pequeña bola blanca que la miraba con sus brillantes ojos negros, aunque lo único que salio de esa boca fue un "Yuki".

Nathaniel se fue triste del lugar, ya que habían destruido su lugar preferido, su único recuerdo que tenia con sus padres, camino hasta Central Park para olvidarse de todo lo que había visto y escuchado de las personas que sabían lo que había pasado con el monumento. Ya estando en Central Park, se sentó en una banca y alzo su mirada, mirando como el viento resoplaba y movía las hojas de los arboles, dio un leve suspiro de tristeza mientras continuaba viendo los arboles y algunos rayos de sol chocaban con su rostro.

-Malditos terroristas.-Mascullo para si mismo con algo de enojo, ya que dichos terroristas habían destruido su único recuerdo que tenia con sus padres.

Con dos horas libres sin saber en qué ocuparlas, la albina decidió que lo mejor que podría hacer era gastarse el dinero que sus padres la daban para estos viajes. Total, por mucho que gastara en un día no creía que pudiese llegar a gastárselo todo... Bueno, a menos que comprase algún vehículo o aparato muy caro. La muchacha no era una gran fan de irse de compras, pero ahora que no tenía nada mejor que hacer, quizás encontrase algo que de verdad mereciese la pena. ¿No era NY una de los puntos del mundo de la moda? Pues entonces, seguro que habría algo interesante por allí.

Durante su visita a las tiendas, la chica encontró unas preciosos botines negros con tacón, eran bastante sobrios, pero las tachuelas en la lengüeta le daban un aspecto a la vez algo de chica mala. Así que, en cuanto los tuvo en su poder decidió ponérselos para hacerse a ellos.

Aunque ya se arrepintió de dicha acción cuando paseando por Central Park, los zapatos comenzaron a causarle unas bonitas rozaduras. ¡Necesitaba encontrar un sitio donde sentarse y cambiar el calzado! Y el primer sitio que encontró fue un banco ya ocupado por otra persona, un chico de cabellos claros que escapaban de un curioso gorro. Aunque como iba en ese momento desesperada por deshacerse de esos preciosos suplicios en sus pies, no se percató mucho en él.

- Siento molestar, pero necesito sentarme- fue lo único que dijo en cuanto tomó asiento. Removió las cajas hasta encontrar la de sus anteriores zapatos, comenzando a cambiarselos.- Gott, mucho mejor ahora... - respiró aliviada.

Nathaniel se fijo en una albina la cual se sentó a su lado, este miro los zapatos que traía y le parecieron lindos y no le importo que la albina se sentara a su lado.

-Que bonitos botines.-Dijo el chico de cabellos miel mientras notaba que al parecer los botines la estaban matando de dolor, por lo que se preocupo un poco por ella.-¿Te encuentras bien?

La chica removió los dedos dentro de su antiguo calzado, sintiendose ahora más cómoda. Adiós a los tacones, hola suela plana. Definitivamente esta iba a ser la última vez que se pusiera unos zapatos nuevos para patearse una ciudad con ese tamaño de manzanas.

Abrió los ojos sorprendida cuando el chico se fijó en los zapatos que había estado llevando puestos. No era muy habitual encontrar a hombres que les interesasen. Los ojos rojos le observaron de manera analítica: vestía bien y conjuntado, aunque con un estilo peculiar, indudablemente tanto por la ropa como por sus rasgos suponía que no era norteamericano, pero nunca se sabía. Además de que parecía tener una malsana obsesión por las perforaciones, porque a simple vista la alemana podía ver al menos diez de ellas.

- Muchas gracias supongo, aunque son de esos bonitos pero asesinos. Hacía años que no lo pasaba tan mal - sus palabras la hicieron callarse de repente, no estaba segura, había perdido la memoria. - Sí, perdona, estoy bien. Solo algo cansada, ¡esta ciudad es inmensa! Me da la sensación de que solo he caminado una calle, pero que he tardado dos horas en hacerlo. Es horrible.

De golpe y porrazo, el digimon de la albina decidió comenzar a hablar, sin parar, murmurando "Yuki, yuki" como si hubiese algo interesante cerca. Pero claro, aunque pudiese parecer el tono de un teléfono, era demasiado insistente.

- Vaaaaya... Sí que parece que estoy solicitada hoy... - Julchen sacó el dispositivo alarmada y fingió toquetear botones. - Calla de una vez, no ves que hay gente- intentó sisear con el mayor disimulo posible.

Luego de un muy largo pero reconfortante viaje en este continente tan extenso como es América, logré por fin llegar a otra ciudad luego de mi largo viaje desde el Sur de América, donde había tenido una aventura muy extraña que ahora me cuesta recordar, pues lo único que recuerdo claramente es que fue una batalla muy peligrosa.

Tan largo fue el viaje y tantas cosas había visto que no me percaté de las maravillas de esta nueva ciudad, viéndolas como "cosas de humanos" luego de tanto tiempo. Así que llegué a un parque, OTRO parque. Al parecer los humanos no tienen imaginación. En todos lo lugares hay las mismas cosas.

Pero algo en este lugar llamó mi atención de una manera potente que no había sentido desde hace un largo rato. Uno de mis "compatriotas" digimon estaba cerca. No podía perder esta oportunidad de saber como estaba el digimundo y como volver a el después de tantos meses de divagar por este mundo llenos de humanos.

Así que volé lo más rápido que pude en mi forma invisible para no volver a asustar a esos tontos humanos que le tienen miedo a todo lo que no es igual a ellos. Al estar cerca del digimon, que transmitía muy poca energía, mis sentidos se activa cada vez mas. Me acerco a un banco y en el están dos humanos, uno de ellos hablando con un dispositivo digital, de esos que tienen los "digielegidos", así que supe que era el momento indicado para entablar comunicación, pero supe que tenía que hacerlo sutilmente.

Mientras estoy en mi forma invisible me acerco a el oído de la humana y le susurro, sin intención de asustarla:

-Hola humana, no quiero asustarte, pero soy un digimon como el que está adentro de ese aparato, y quisiera hablar contigo. Mi nombre es Kor, y soy un Fantomon-Todo esto tan susurrado que ni el humano que está a su lado, ni el digimon que está en el digivice podrían oírme, pero si la humana.

Nathaniel se inclino un poco para ver el extraño aparato que la albina tenia en sus manos, dicho aparato le llamo la atención ya que dentro de este había una especie de animal, este tenia la forma de una bola de nieve con un par de orejas, un par de ojos y una boquita típica de un gato. El joven de cabellos miel noto como la albina hablaba con el aparato, ¿acaso era de esos aparatos que tienes que cuidar a la mascota y no dejarla morir?

-¿Que es eso? ¿Se llama Yuki?-Pregunto Nathaniel mientras observaba la pantalla del aparato, este quería saber con certeza que clase de videojuego era el que traía la albina en sus manos, y en donde se conseguían.-Dime donde lo consigo.

Al instante, el joven de cabellos miel se aferro a la albina y coloco unos ojos de gato triste para que esta le dijera en que clase de tienda se encontraban esos videojuegos tan entretenidos que se veían.

- ¡Yuki, yuki! - la pequeña bola digital no paraba de seguir hablando, de hecho, algo alarmado. Sentía la presencia de un ser oscuro por la zona.

Pero el problema de estar bajo esa forma es que le era imposible conseguir comunicarse con cualquier humano. E incluso los otros digimons tendrían problemas en entenderla, a menos que estuviesen acostumbrados a esos balbuceos sin sentido.

La albina se estresó cuando el desconocido se emocionó al ver el dispositivo. ¿Lo reconocería? Aunque el dónde lo consigo fue la clave para saber que pensaba que sería algún tipo de tamagochi o videojuego nuevo. En cierto sentido desencaminado no iba, pero no era exactamente eso. Aunque iba a aprovechar esa distracción para evitar tener que contestar demasiado, había perdido la memoria y no recordaba nada de los digimons, de hecho, todo lo que sabía era que podía meter a esa bolita blanca dentro del dispositivo y podía hacerlo aparecer en la realidad.

- Es un prototipo nuevo de mascotas virtuales. Aunque aún están en prueba, así que este es uno de los pocos modelos que hay en el mundo ahora mismo. Tendrás que esperar un tiempo para poder conseguirlo... Como puedes ver tiene bastantes problemas como que ¡no para de sonar!- le entraron ganas a la albina de tirarlo lejos, pero se contuvo en el último instante. Pero es que tanto "Yuki, yuki" la estaba volviendo loca. Y el desconocido no ayudaba, por poco no le suelta una patada por sujetarla. - ¿Te importaría soltarme?- pequeñas venas de cabreo se formaban en su frente.

Ya parecía que todo iba a estar normal, pero la albina escuchó una voz a su lado, lo que la hizo girarse alarmada para ver... Aire, simple y llanamente aire. La humana frunció el ceño juraría haber escuchado a alguien decir que era como Yuki, pero que se llamaba Kor y era un... Algomon. No se había enterado muy bien.

Sin embargo, el digimon bebé, aunque no pudiese escuchar al fantasma sí que podría sentir su presencia, no por nada toda su línea era sagrada, así que, podía aproximar su posición. Forzando su salida al mundo real desde el dispositivo, produciendo un adorable ¡puff!; el Yukimibotamon, ya en el mundo real, dejó salir aire de sus mejillas infladas. El ataque era incapaz de dañar al Phantomon, pero sí que conformó su figura en el aire, gracias a los pequeños trozos de hielo.

Off:
Diamond Dust: Exhala aire de su boca que congela la humedad del ambiente, que cae contra el enemigo.

-No podrías ser un poco más disumulado ¿Cierto, Botamon? De tanto que gritas te has vuelto blanco-Digo mientras mi silueta se deja ver en medio de el parque, pero sin marcar detalles.

Ya el espectaculo OTRA VEZ ha empezado. "¡Un monstruo!" gritarían los tontos humanos cuando se dieran cuenta de que yo estoy ahí, y el estruendo comenzaría una vez mas. Pero no dirían lo mismo de esa bola blanca con orejas, NO, porque es muy "lindo", pero si de mi, que solo soy un fantasma.
Ya de la impotencia por perder el efecto camuflaje, vuelvo a mi forma visible y me pongo cara a cara con la humana para conversar de una manera más fluida que con su compañero en una etapa tan infantil.

-Humano-digo sin quitar los "ojos" de la cara de la mujer, pero si señalando con la mano-Por favor tranquilícese y no se asuste.-Bajo la mano y ahora dirijo mi palabra hacia la humana- Mi nombre es Kor, soy un Fantomon y creo que sabras que soy lo mismo que tu compañerito que me acaba de destruir mi plan para que nadie se asustase. Por cierto, deberías aprender a controlarlo.

Miro al YukimiBotamon con un tanto de desprecio, pero sin llegar a ser amenazante, sino mas bien para reprimirlo.

-Yo no tengo intención de hacerles daño-Bajo mi hoz al piso para demostrarlo-Solo vengo a pedirles ayuda. Quisiera saber como está el digimundo. He vagado mucho tiempo y son de los pocos que podrían saber que he encontrado.

Nathaniel la soltó y mando su mirada al suelo, luego se acordó de que también tenia un dispositivo que había salido de su computadora, este era mucho mas diferente que el de la albina, Nathaniel mando la mano a su bolsillo y saco el dispositivo que salio de su computadora.

Dispositivo:

-Yo también tengo uno, pero creo que no sirve.-Le mostró el aparato de color negro con vino tinto a la albina para que lo viera de cerca, mientras lo hacia, la mascota virtual del tamagochi salio al mundo real, ¿era eso posible? el joven de cabellos miel se sorprendió un poco al ver que la mascota virtual escupió aire en dirección al hombro de la albina y al instante una figura se mostró, era como un fantasma.-¿Que pasa aquí?-El joven de cabellos miel no mostró temor alguno, ya que estaba acostumbrado de ver esa clase de cosas tan paranormales.

Nathaniel se levanto del banco y fijo su mirada en ambas criaturas desconocidas, ¿aquellas criaturas si pertenecían a este mundo? Nathaniel se agacho y miro fijamente a la bola blanca que solamente decía "Yuki, Yuki", luego miro a la criatura con aspecto al de un fantasma, llevo su mirada en ambos hasta terminar en la albina para preguntarle sobre aquellas criaturas.

-¿Conoces a ese también? ¿y que es ese tal "digimundo"?-Nathaniel quería explicaciones, quería saber que era lo que estaba ocurriendo y al parecer la única persona para aclarar sus dudas era aquella albina que conocía a esas extrañas criaturas.

La albina apenas tuvo tiempo de analizar el dispositivo que le mostró el rubio, pero aunque tenía cierta similitud con el suyo, no tenía nada que ver. Sin embargo, con todo lo acontecido posteriormente por culpa de YukimiBotamon, la hizo olvidarse de eso, y centrarse en el ser que había delante de ella. Una especie de parca, pequeña, y con la capa en gris y rojo en vez de negro. Podría decirse que hasta adorable por eso de ser chibi, de no ser porque la guadaña sí que imponía respeto.

La chica asustada no estaba, algo que la definía era ser tan valiente que sus acciones rozaban la estupidez. Y aunque hubiese perdido la memoria, su personalidad era demasiado fuerte como para desaparecer solo por eso, pero sí que miro cautelosa al ser. No le gustaba demasiado que hubiese algo que aparecía y desaparecía con facilidad y encima llevaba un arma con un filo tan brillante, que daba la sensación de que los huesos eran mantequilla caliente.

- ¡Yuki! Yuki, yuki... Yuki, yuki, yu, yuki ¡Yuki! - ni idea de lo que decía el bebé, pero parecía enfadado o molesta con el Phantomon, y no tenía miedo alguno en demostrarlo. De hecho, tenía un toque cómico que una pelota de algodón tratase de poner una cara de enfado.

Mientras que el pequeño digimon blanco "hablaba" con el ultra, la albina suspiró y negó con la cabeza hacia el desconocido.

- Ni idea de lo que hablan... Aunque la palabra digimundo me recuerda a algo. Pero perdí la memoria hace unos meses, y hasta hace unas semanas Yuki era un huevo. No tengo ni la menor idea de nada de esto. Tampoco sé como volver a ese mundo, Kor. Lo siento.

-Con que no saben nada...-digo bajando la guardia y agarrando mi hoz con cierto resentimiento. Mi hoz se va sola hacia mi mano cuando yo bajo mi brazo, sin buscarla, demostrando su mente propia.

Miro a todos lados sin ningún objetivo en específico. Vi muchas caras asustadas, unas cuantas sorprendidas, y las maravillas de caras de los escépticos, que se negaban a creer que yo existo. Realmente nada de eso era nuevo, y como todos los humanos son casi iguales, no le hice mucho caso al escandalo.

Miro hacia la humana

-Ustedes humanos, cuando llegan a su preciado mundo humano no saben nada del digimundo... No creo que los famosos "digielegidos" no puedan informarse. Parece que todos pierden la memoria-digo con algo de rabia.

Miro rápidamente al otro humano que estaba con la chica.

-Te lo diré rápidamente, humano. El digimundo es el mundo de los Monstruos Digitales, o "Digimon", y es mi lugar de nacimiento. Es un mundo gigantesco y está en todos los dispositivos digitales de su mundo. Es un lugar secreto para ustedes, pero debería saber estas cosas, pues tienes un digivice de "Digimentals"... ¿Por que los humanos siempre parecen tan perdidos?-esta última pregunta retorica se la hago al YukimiBotamon.

Por último me voy al suelo, al nivel del pequeño digimon, y hablando lenta pero rigurosamente le digo:

-Yo no te puedo entender. Sabrás que yo hace MUCHO tiempo que no hablo como tú, y ese lenguaje ya no lo entiendo. De todas formas me voy a quedar aquí por un rato por si sucede algo y sabemos algo más del digimundo. Supongo que tu también quieres ir. Así que no te molestes, tranquilízate, y disfruta del momento, que yo los puedo proteger por ahora. Se nota que has tenido mejores momentos-después de esto último suelto una pequeña risa silenciosa y en mi oscura cara se delinea una diminuta sonrisa.

Me levanto y miro hacia el cielo

-Siempre que estoy cerca de humanos cosas extrañas pasan

¿A que se quería referir la criatura llamada "Kor" con "cosas extrañas"? Nathaniel ladeo su cabeza un poco mientras observaba a la criatura flotante, ya que quería mas explicaciones al respecto, no le había bastado con ese breve resumen que dio el ser extraño acerca de eso que llamaban "Digimundo", ¿que era eso de "Digimons"? o ¿eso a lo que él llamo "Digivice"? Nathaniel quería mas explicación al respecto, ya que en estos momentos se encontraba perdido ante la situación.

-¿Puedes explicarte mejor? No entiendo nada de lo que estas diciendo.-Realmente Nathaniel se encontraba perdido, ¿acaso todo esto tenia que ver con aquel ser que lo salvo de esa pandilla de cuando era niño? Toda su miente daba vueltas, un mar de recuerdos caóticos habían llegado a la mente de Nathaniel, recuerdos que pensaba que ya había dejado en el olvido y que nunca regresarían o eso pensaba él. Nathaniel cayo al suelo arrodillado y sosteniéndose la cabeza, sus pupilas se habían dilatado y este había empezado a gritar al ver todas esas imágenes y recuerdos dentro de su cabeza, pobre chico, ¿quien iba a pensar que volvería a sufrir como lo hizo en toda su niñez.

La albina puso los ojos en blanco, exasperada, al parecer ahora era su culpa tener un boquete en la memoria que ocupaba, mmmmm... Sí, toda su vida, exceptuando cuatro meses atrás. Lo cual aunque no lo demostrase -odiaba verse débil -la hacía sentir vulnerable, ¿sería verdad todo lo que la habían contado sus padres? Bueno, eran su familia, debería serlo, pero siempre había algo que le daba mala espina.

- Sí, claro, ¿no sabes que el mejor pasatiempo del mundo es perder la memoria? - preguntó de forma retórica y sarcástica a la pequeña muerte.

Sin embargo, mantuvo su boca cerrada cuando comenzó a contestar a Nathaniel sobre lo que era el mundo digital. Aunque alzó una de sus perfiladas cejas en un gesto incrédulo, no consideraba posible que existiese otro mundo, de hecho, era más probable que ambos seres fuesen un experimento de cualquier compañía genética.

- Y tienes alguna prueba más de eso de lo que hablas. Porque me suena demasiado a cuentos de ciencia ficción- la albina se cruzó de brazos al hacer la pregutnta.

El YukimiBotamon hinchó las mejillas ante las palabras del Ultra, pero no hizo nada más. Iba a ser inútil, y su paciencia para hacerse entender era limitada.

-Ustedes, los humanos, son demasiado dramáticos-dice el Fantomon con una exasperación que lo hace ponerse cada vez mas estresado-Uno les dice cualquier cosa nueva o extraña y se ponen a llorar.

Al ser un digimon en casi su última etapa, y haber estado con muy pocos humanos en toda su vida, este tipo de exaltos emocionales le daban un poco de rábia, y a eso se le suma el tipo de digimon que es.

-Creo que perder la memoria es lo que mejor hacen los humanos-digo de manera muy seria, pues el comentario de la humana me pareció muy real, aunque no lo fuese.

Al escuchar el pedido de los humanos escépticos de más explicaciones y pruebas, voy a una computadora que siento (por mi descendencia digital) *muy cercana y sin importar que estuviese cerca la toco con mi mano.

Gracias a que el computador estaba conectado a internet me fue posible abrir un portal al internet (El mismo que aparece en Tamers, de como llega Culumon al mundo humano) y de alguna forma era posible meter el cuerpo ahí. Con mi mano que no está en la pantalla les hago una seña a los humanos para que se acerquen.

-Miren ustedes mismos. A ver si aprenden a creer en la realidad.-digo ahora señalando la pantalla que brilla un poco-Pero cuidado. Solo metan la cabeza, que pueden caer ahí dentro...

Todo esto pasa mientras gran cantidad de personas nos observan completamente extrañados.

----------------------------------
OFF: Disculpen por la tardanza, pero hubo unos cuantos inconvenientes con la computadora y no pude terminar el post. Había que hacer cosas “más importantes”
*Desde aquí no pude escribir mas desde ayer. Hoy pude completar el post

Cuando el ser parecido a una parca en miniatura tomo el computador portátil y abrió una extraña ventana en este, Nathaniel se acerco para verlo con sus propios ojos. Era la misma ventana extraña que apareció en su computador aquella noche y de dicha ventana saliera el dispositivo que estaba en su posesión en estos momentos, el joven de cabellos miel aferro su mirada en en la ventana que se mostraba en la pantalla y pudo notar que al otro lado había una especie de bosque. Segundos después, algo salio del computador, era una figura que portaba ocho alas y un bastón, era la misma figura que había salvado a Nathaniel de aquella pandilla, el ojiverde estaba sorprendido por lo que había visto. ¿Acaso era una señal? el ser que había aparecido tenían un aspecto parecido al de un ángel, tal cual como lo había dicho aquel anciano de ese día tan gris. El dispositivo digital que Nathaniel traía había comenzado a sonar y la pantalla de este estaba brillando, ¿que estaba sucediendo? Nathaniel saco su dispositivo y el ser alado, que había salido del computador, fijo su mirada en el ojiverde ya que se percato de que era uno de los nuevos "Digielegidos" y que ambos tenían algo que los unía.

-¡¿Que es eso?!-Nathaniel dio un par de pasos lentos y pausados hacia atrás, mientras que el ser alado no le quitaba la mirada de encima. La criatura alada había reconocido al humano al instante, Nathaniel se fijo en el ser que se encontraba volando y se sorprendió porque tenia la misma figura de aquel ser que lo ayudo de pequeño.-¿Nos conocemos?

Criatura [Digimon]:

La albina debía reconocer que el Phantomon tenía toda la razón sobre lo de ponerse a llorar, porque no venía realmente a cuento, o al menos para ella. Aunque, bien podría ser que fuese demasiado "dura" para lo que era un concepto normal en ese lugar. Aunque no dijo ni hizo nada, cada uno era libre de actuar como quisiese, no iba a preguntar, no fuese a molestar al chico. Aparte, de que tampoco era algo que la atrajese demasiado, ya bastantes problemas tenía ella con tener la memoria en blanco.
Aunque enseguida tuvo que pasar a evitar reírse, puesto que había pensado que su comentario era completamente real. Que inocente.

Y tan pronto como había venido, el fantasma comenzó a moverse hasta otro lugar, donde le dio un susto -de muerte- al propietario de un portátil. Seguro que luego necesitaría tratamiento psicológico...
Al parecer la parca había decidido tomar prestado el aparato para mostrarles algo. Pero antes de que pudieran asomarse a "mirar", un extraño ser alado salió de repente, mirando -si es que podía decirse eso- al rubio, mientras que algo que llevaba comenzaba a brillar intensamente.

- Genial... Ahora tengo que ir a pedir cita a un loquero. Veo seres alados salir de la nada.

Yukimibotamon al sentir a uno de sus hermanos, a fin de cuentas, los dos evolucionaban a ángeles, le sonrió de manera adorablemente macabra a Phantomon para darle a entender como que lo tenía complicado si iba a herir a los humanos. Y de hecho, se acercó botando hacia el Angemon, sonriendo adorablemente para darle la bienvenida, ya le había quedado claro que era inútil tratar de hablar.

-¿Vieron?-digo mientras me aparto un poco de la pantalla, sin despegar mi mano, para dejar salir al Angemon.-Cada vez que me encuentro con algún humano pasan cosas completamente extrañas. Toco una computadora y ¡PUFF!-esto último gritado y muy exagerado-Sale un Angemon de la pantalla. Lo mas normal del universo-estas palabras finales las digo con un tono muy sarcástico.

Me asomo por la pantalla, metiendo la cabeza y mirando si había algo por ahí mientras me agarro de los bordes del monitor. Saco la cabeza y veo al propietario del ordenador.

-Te recomiendo que compres un buen antivirus-y al decir esto quito la mano y todo vuelve a la normalidad.

Miro a la pequeña bola blanca cuando me sonrie de una manera extraña, y para hacerme el duro y un poco amenazante le digo antes de que vaya con el digimon angel:

-Ese Champion no me intimida... jajaja-esto último un poco gritado, para que se escuchara.

Miro ahora a el Angemon y le digo muy amablemente.

-Bienvenido a este mundo de locos. Espero que no te vaya tan mal como a mi...

Y luego miro al humano.

-Creo que ya tienes tu compañero digimon-esto último un tanto dubitativo pues no sabía si realmente era su compañero.

Nathaniel no sabia que decir, ¿su compañero Digimon? a que se refería con eso, pero ese dispositivo extraño tenia algo que ver con la aparición de el nuevo ser alado. ¿Acaso el destino los había vuelto a unir? Nathaniel quería mas respuestas, por lo que decidió acercarse al ser alado para hacerle un par de preguntas de por que estaba en el mundo humano y si era el mismo que lo había salvado de aquella banda de ladrones.

-¿Tu fuiste quien me salvo de esa banda, cuando era pequeño?-Nathaniel quedo al frente del ser alado esperando a que este le respondiera, sin duda era la misma figura, por lo que las probabilidades de que fuera la misma eran altas.

Angemon: Así es, yo te salve de ser atacado por esa banda de ladrones y ahora he venido para ser tu compañero Digimon.-Al terminar de explicarle al humano lo que estaba ocurriendo en el Digimundo por causa de un virus atroz, el cual esta destruyendo todo a su paso, tomo a la Yukimibotamon y le mostró una sonrisa, luego miro a la albina que al parecer era otra de las "Digielegidas".-Así que ella es tu compañera humana, ¿no?

Nathaniel había comprendido todo, sin duda no podría rechazar la compañía de aquel ser alado llamado Angemon, como hacia dicho el anciano ese mismo día "tienes un ángel, un ángel que te protegerá siempre". Nathaniel sonrió a Angemon y asintió con la cabeza.

-Esta bien, seremos compañeros.-Al terminar de decir las anteriores palabras, alguien mas había aparecido, ya que Angemon, Yukimibotamon y Phantomon habían sentido su presencia y se encontraba muy cerca de donde ellos estaban en ese preciso momento.

Angemon: Parece que no vine solo.-Se acerco a la albina y le entrego a la Yukimibotamon, estaría mas segura con su compañera humana, ya que tarde o temprano Angemon tendría que pelear con el nuevo invitado que se aproximaba al lugar. Angemon alisto su bastón esperando a que por fin el Digimon mostrara su cara.

Cuando el Digimon decidió dar a mostrar su cara, pudieron notar que se trataba de un SkullSatamon, un ser esquelético el cual cargaba un báculo. Angemon puso a su nuevo compañero detrás de él para protegerlo de ser herido por el nuevo Digimon que había aparecido.

La chica se cruzó de brazos, apoyando más peso sobre una de sus piernas, la que provocó que un lado de su cadera se alzase ligeramente más que el otro, adoptando así una pose algo chula; a su vez que en su cara se mostraba una mueca de escepticismo a la situación. Sí, todo era raro de narices, pero posiblemente fuese solo un sueño.

- Si no pasasen cosas raras, la vida sería soberanamente aburrida- contestó a la parca digital, con un tono de ligero aburrimiento.

YukimiBotamon le sacó la lengua antes de ser recogida en los brazos del Angemon, la pequeña sonrió contenta tanto de su presencia como de alguien que le hiciese caso, aunque lo más seguro es que no pudiese entenderla. Asintió con el cuerpo entero -a fin de cuentas era todo cabeza- y murmuró algún tipo de explicación, inteligible para todos.

Sin embargo, un escalofrío la reocorrio completamente, sentía una presencia maligna acercarse al lugar. Al parecer había errado al pensar que el Phantomon ese ser malévolo. Un SkullSatamon salió del portátil, aunque para ese momento volvía a estar en manos de la albina. Intentó hacer que la evolucionara, pero era inútil, Julchen no recordaba como invocar el digisoul, ni tampoco el funcionamiento del dispositivo, así que, en ese combate iba a ser imposible que ayudase.

- Esto está más concurrido que el metro en hora punta. ¿Cuántos más van a salir de ahí?

Off: diculpenme por no contestar. No hahabia podido conectarme a Internet. Ahora estoy desde un telefono.

ON:

Cuando ese ser salio de la pantalla no pude resistirme a gritar: A esto me refería cuando hablaba de cosas extrañas

Con cierto enfado, pues interrumpió la reunión, me acerco MUY rápidamente al SkullSatamon, llegando a dar miedo, y saco mi hoz para ponérsela en su cuello. Todo esto pasó tan rápido que el oojo humano no podría ver todos mis movimientos con claridad, pero si los digimon.

¿Que demonios quieres ahora? ¿Acaso crees que vas a dar pelea?-esto lo digo teniendo toda la hoja de mi hoz en su cuello, pudiendo hacer un moviento mortal, al menos para un champion, en cualquier momento.

El SkullSatamon simplemente empuño su báculo y golpeo fuertemente a Phantomon haciendo que saliera volando y chocara contra unos cuantos arboles. Luego aferro su mirada en la albina y su Digimon, el cual se encontraba en su etapa Bebe, SkullSatamon se relamió los labios al ver a la Yukimibotamon y a su humana.

SkullSatamon: Que delicioso aperitivo.-Agito sus alas y emprendió vuelo hacia donde se encontraban Yukimibotamon y la humana, de la boca de SkullSatamon estaba saliendo un poco de baba, y este simplemente se relamía los labios. Ya estando a unos centímetros de distancia SkullSatamon alzo su báculo pero antes de que pudiera golpear a la albina, Angemon le inserto una fuerte patada haciendo que chocara contra el piso.

El Digimon Ultra estaba furioso de que ese Champion le había quitado su aperitivo, se puso de pie con la ayuda de su báculo y sus alas, aferro su mirada en Angemon para empezar a pelear contra él y arrebatar sus datos

La confianza del Phantomon -o mejor dicho el error de niveles -le había costado salir volando por el aire, unos cuantos metros antes de golpearse contra el otro de un árbol.
Sin embargo, ni la albina ni el bebé pudieron preocuparse demasiado por el estado del Ultra, puesto que la atención del SkullSatamon se dirigió hacia ellas. La pequeña bola tembló en el suelo, mientras que sus ojos se volvían brillantes, si atacaban a su humana no podría hacer nada para defenderla, más allá de morir. Y la humana, sintió el temor atenazarle la garganta, pero como era demasiado orgullosa, se lo tragó, fingiendo ser totalmente inconsciente a ese peligro. Aunque su cuerpo se encontraba tenso.

Todo lo siguiente pasó muy rápido para los ojos de la humana, porque ya pensó que tendría al esqueleto encima intentando arrancarle la carne a mordiscos, pero una patada por parte del alado parecía haberle detenido, al menos momentáneamente. Pero eso no fue lo único que pasó, porque a la chica de cabellos plateados de repente se le vidriaron completamente los ojos, como si su mente no fuese consciente de lo que hacía su cuerpo. Un aura de color azulada la rodeó, "llameando" de un lado  a otro, como si de cuerpo surgieran una peculiares llamas de color oscuro; entonces, sacó el dispositivo digital donde había estado la pequeña YukimiBotamon.
En cuanto eso ocurrió, las llamas desaparecieron de golpe de la albina para rodear a la pequeña bola blanca del suelo. Haciendo que su contorno fuese cambiando, hasta que se detuvo en el cuerpo de una mujer alada, que portaba una armadura, un escudo y una lanza: Ophanimon, la dama ángel.

La digimon Mega lo primero que hizo fue recoger a su humana, que había caído inconsciente después de todo lo pasado anteriormente. Su cuerpo aún recordaba lo que hacer cuando estaba en peligro, pero no su mente, así que, para forzar esa reacción su propio subconsciente había tenido que sacarla de la realidad. La dejó recostada en el banco, y después se giró para clavar sus ojos azules (que estaban bajo el casco) en el Ultra salido de la pantalla del ordenador.

- Tienes una oportunidad para salir de aquí, demonio. Antes de que te dé caza.

La dama ángel se dirigió al SkullSatamon, desplegando ligeramente sus alas, cubiertas por una brillante aura sagrada.

Fantomon cae a 1 metro de distancia por estar desprevenido, de la ira clava su hoz en el piso haciendo un gran crater y se va.

-Suerte con este.

OFF: Si, me fui para no molestar. Hasta la proxima

La bolita blanca que cargaba la albina había cambiado su forma, ahora era una mujer alada, que portaba una armadura, un escudo y una lanza: Ophanimon, la dama ángel. Angemon parecía conocerla perfectamente, pues claro, ellos eran dos de los tres grandes ángeles celestiales del Digimundo. Nathaniel estaba con la boca abierta, esta totalmente impactado con todo lo que estaba pasando, hasta ahora se enteraba de que los animales cambiaban de forma de un momento a otro, ademas de que podían salir de los computadores como cualquier película en 3D.

Por otro lado, Angemon se posiciono al lado de Ophanimon, para empezar a atacar al SkullSatamon y regresarlo a su verdadero mundo.

Off: Perdón por el enorme retraso, pero estuve de exámenes, y luego no tenía apenas inspiración.

On: La albina continuaba tirada en el banco, inconsciente. Sin embargo, la mujer alada portaba toda la vitalidad de ese dúo, batió con cuidado las alas, pero no recibió ningún tipo de actividad por parte del SkullSatamon, ¿estaba ahí? ¿O había sufrido un bug en sus datos que lo había dejado plantado en su sitio?
Tras ver como el ángel de nivel campeón se ponía a atacarlo, ella también se dispuso a hacerlo. No estaba bien visto que un nivel menor hiciese todo el trabajo. Así que, simplemente usó su Eden`s Javeline para acabar con el tipo Virus.

Si todo iba bien, simplemente con ese ataque más los de Angemon, desaparecería en datos. Tras eso, la dama ángel se encaró hacia el humano y el digimon.

- ¿Os encontráis bien?

Todo había ocurrido demasiado rápido, en tan solo un pestañeo, los dos Ángeles Digitales ya habían acabado con aquel... ¿Digimon? Si, así era como lo llamaban. En fin, aquel "Digimon" esqueleto había sido... Bueno, no se sabia que había ocurrido con él, pero se podía decir que se había esfumado o algo parecido. Al escuchar la pregunta de la ser alada, Nathaniel asintió, pues no había recibido ningún rasguño gracias a la ayuda de esos seres con forma de ángeles.

- Yo me encuentro bien, gracias por preocuparos. -Mostró una de sus típicas sonrisas, aunque rara vez la solía mostrar.

La dama ángel asintió contenta por el hecho de que ninguno de los humanos hubiese resultado herido, le parecía ridícula esa obsesión que tenían algunos digimons por causarles daño, a fin de cuentas, los humanos eran demasiado débiles para ser realmente considerados como un desafío. Lo cual, solo mostraba su enorme debilidad, al escogerlos como objetivos. Ella no podía obligarles a cambiar de idea, pero sí a eliminarlos para que dejasen de molestar.

- Me alegro, pue...- Ophanimon se mareo, dando un par de pasos hacia atrás. La energía que la había sostenido durante ese tiempo se estaba fugando poco a poco-. Parece que no puedo aguantar mucho tiempo más en esta forma. Supongo que vosotros tenéis asuntos que atender, como conoceros, por ejemplo. Así que, no os preocupéis por mi compañera y por mí, simplemente haced lo que tengáis que hacer, dudo mucho que vuelva a haber otro ataque en la zona. Además, Julchen no tardará en despertar. Un placer haberos conocido a los dos, espero volver a veros en mejores condiciones.

La dama se despidió con una ligera inclinación antes de comenzar a brillar y reducirse de tamaño hasta volver a ser una pelota blanca con dos orejitas sobre su cabeza.

- Yuki, yuki- parecía que se estaba despidiendo.